1. El texto que se presenta aquí, aunque con modificaciones importantes, ha sido tomado de la sección primera de la disertación doctoral de Rafael Iglesias. Dicha tesis lleva el nombre de La visita del Príncipe de Gales a Madrid en 1623: Perspectivas nacionales y literarias y fue aceptada en 1999 como parte de los requisitos de graduación del programa doctoral en Lengua y Literatura Españolas de la universidad americana de Florida State University (Tallahasse, Florida). (N. del E.)
2. "Counter-Reformation", Encyclopedia Americana. (N. del E.)
3. Senning 23. (N. del E.)
4. Este fue claramente el caso de Inglaterra durante el reinado de Jacobo I. Para una explicación detallada se puede consultar el libro de Cust (84-5). (N. del E.)
5. Cust 79. (N. del E.)
6. Coward 81-7. (N. del E.)
7. Bandurraga 73-4. (N. del E.)
8. Bandurraga 75-8. (N. del E.)
9. Bandurraga 79-80. (N. del E.)
10. "European History", Encyclopaedia. (N. del E.)
11. La bibliografía relativa a estos sucesos suele aparecer con fechas distintas y eso ha causado cierta dificultad a algunos investigadores. El motivo es que los documentos españoles usan el calendario gregoriano desde que Felipe II lo aceptó en 1582. El Papa Gregorio XIII fue su impulsor y de ahí viene su nombre. Este es el calendario que se usa en la actualidad en la mayor parte del mundo, pero en las fechas de las que hablamos en este trabajo todavía no había sido introducido en Inglaterra.
Entre los dos tipos de calendario hay una diferencia de diez días. Por este motivo, los documentos originales ingleses, junto con algunos modernos que los toman como base, van a usar por lo general una fecha diez días anterior a la que normalmente se usaría en un documento español coetáneo referente al mismo suceso. De esta forma, por ejemplo, el 18 de agosto en Inglaterra corresponde al 28 de agosto en España (Alcalá-Zamora 26). En ambos casos, sin embargo, el día de la semana permanece sin cambios.
A lo largo del presente trabajo muchas veces aparecerán reflejadas ambas fechas para intentar clarificar algunas de las confusiones cometidas por historiadores que no han tenido en cuenta la diferencia de calendarios. Esto es particularmente necesario, en mi opinión, para relatar los hechos que tienen algo que ver con Inglaterra, porque una parte importante de los historiadores ingleses, al hablar de estos temas, todavía se mantienen fieles en sus obras a las fechas originales (que en Inglaterra se conocen como "estilo antiguo"). Por lo general, en caso de que la diferenciación entre los calendarios sea necesaria, pondré la fecha del calendario español entre paréntesis. (N. del E.)
12. Bandurraga 82-3. (N. del E.)
13. Bandurraga 80-1. (N. del E.)
14. Senning 23. (N. del E.)
15. Wright 158-9, Cust 111-2. (N. del E.)
16. Senning 23. (N. del E.)
17. Bandurraga 120-1. (N. del E.)
18. "Spain", Encyclopaedia. (N. del E.)
19. Bandurraga 44-6. (N. del E.)
20. Guy 94-8, Bandurraga 6 y 29-30. (N. del E.)
21. Ashley 117, Bandurraga 49-50. (N. del E.)
22. Bandurraga viii. (N. del E.)
23. Véase Wright y Lake. (N. del E.)
24. Coward 81-7, Cust 7-97 y 111-3. (N. del E.)
25. Ashley 107-11. (N. del E.)
26. Coward 81-7. (N. del E.)
27. Coward 79-81. (N. del E.)
28. Ashley 111-4. (N. del E.)
29. Cust 72, Lake 813. (N. del E.)
30. Ashley 105. (N. del E.)
31. Bandurraga 116. (N. del E.)
32. Sennig 39-43. (N. del E.)
33. Bandurraga 51. (N. del E.)
34. Bandurraga 52. (N. del E.)
35. Senning 31-2. (N. del E.)
36. Senning 28. (N. del E.)
37. Rosedale 13-4. (N. del E.)
38. Senning 33-78. (N. del E.)
39. Senning 1-78. (N. del E.)
40. Véase Wright, y Carter, "Gondomar". (N. del E.)
41. Gondomar, en cierto sentido, se ganó a pulso el calificativo de maquiavélico que le daba Thomas Scott en su Vox Populi. Mientras de cara al Rey y a su Corte se mostraba siempre agradable, amistoso e ingenioso; en sus despachos a España escribía con mucha frecuencia comentarios negativos de Jacobo I y de Inglaterra.
En una carta de mayo de 1614 (Tobío 27) pueden encontrarse comentarios en este sentido. Dice así:
"Algunos se consuelan y piensan que el Rey es bien inclinado o que lo que hace contra nuestra sagrada religión es por materia de Estado, de no innovar en el reino la religión que halló y tener con esto contentos a los protestantes y puritanos; y yo lo entendía así también al principio y de pláticas que he tenido con el mismo Rey. Pero después he averiguado [ ] y visto algunas cosas por donde entiendo esto diferentemente, y que lo natural en el Rey es ser protestante por crianza, por inclinación y porque lo entiende así y le parece que conviene así; y está cebadísimo en ser cabeza y tener tanta autoridad con todos los herejes del mundo y que la materia de Estado usa de ella hacia nuestra parte en no mostrarse rigurosísimo con los católicos". |
Otra carta de 1620 (Tobío 27) también dice algo similar: "Su interior y su ánimo y el fin de su gobierno es deshacer la religión católica, y lo que deja de hacer en sus reinos en apariencia contra esto, sin llegar a la persecución, es sólo para hacerlo con más efecto y seguridad".
En cartas como éstas también se revelaba el verdadero deseo de Gondomar: convertir a Inglaterra al Catolicismo o, al menos, usar su influencia con el Rey para mejorar la situación de los católicos ingleses. Lo primero, sin embargo, ya no era posible en la Inglaterra de principios del XVII y no ver eso fue seguramente el mayor error de apreciación del embajador (Gregg 32). (N. del E.)
42. Carter, "Gondomar" 198. (N. del E.)
43. Bandurraga 46-7. (N. del E.)
44. Castroviejo 165-6. (N. del E.)
45. Castroviejo 204-5. (N. del E.)
46. Castroviejo 184-5. (N. del E.)
47. A pesar de la opinión que tenía de él el pueblo inglés, Gondomar siempre dejó claro de qué lado estaban sus lealtades. En realidad, este es uno de los motivos por los que parece que Jacobo siempre le apreció. Carter ("Gondomar") dice, en el mismo sentido, que era amigo de Jacobo dentro de lo que su lealtad a Felipe se lo permitía. En pocas palabras, en mi opinión, aunque Gondomar era completamente leal a su rey y tenía graves reservas sobre la política de Jacobo, me parece que sentía cierta sintonía con Jacobo desde el punto de vista personal. De otra forma no veo posible que hubiera podido disimular una amistad tantos años sin que hubieran descubierto su juego. (N. del E.)
48. Véase Bandurraga; y Gardiner, Prince. (N. del E.)
49. Gregg 27, Cust 111. (N. del E.)
50. Bandurraga 62. (N. del E.)
51. Rosedale 13-21. (N. del E.)
52. no de los mayores éxitos de esta política ocurrió cuando, unos años más adelante (1618), Jacobo, presionado por el embajador español, hizo ejecutar a Sir Walter Raleigh a causa de sus ataques no autorizados a las colonias españolas en América. (N. del E.)
53. Van Eerde 60. (N. del E.)
54. Gardiner, Prince 2:277. (N. del E.)
55. osedale 14. (N. del E.)
56. Gregg 72. (N. del E.)
57. Gardiner, Prince 2:402. (N. del E.)
58. Hibbert 49. (N. del E.)
59. Gregg 67; Bandurraga 146; Gardiner, Prince 2:122-. (N. del E.)
60. "United Kingdom", Encyclopaedia (N. del E.)
61. Gibbs 127-8. (N. del E.)
62. Digby, después de sus entrevistas en el continente, también llegó a la conclusión de que sería sólo a través de España que se podría restituir el Palatinado, y así se lo hizo saber a Jacobo (Bandurraga, Cust 112-6). (N. del E.)
63. Gardiner, Prince 2:285; Bowle 56; Bandurraga 69. (N. del E.)
64. Véase Cust 85; y Willson, "Summoning" 289. (N. del E.)
65. Bandurraga 59. (N. del E.)
66. Puyuelo 49. (N. del E.)
67. Bandurraga 157. (N. del E.)
68. España se oponía porque veía claro que, de hacerse eso, sería imposible mantener la paz en Europa. En España se prefería un plan que, reconociendo los esfuerzos de Maximiliano por la causa católica, no despojara a los señores del Palatinado de su patrimonio legítimo (Gardiner, Prince 2:74-5 y 97). (N. del E.)
69. Bandurraga 135. (N. del E.)
70. Gardiner, Prince 2:109. (N. del E.)
71. Gardiner, Prince 2:277. (N. del E.)
72. Rosedale 37-78. (N. del E.)
73. Gardiner, Prince 2:279. (N. del E.)
74. ndymion Porter, que había sido enviado como mensajero a Madrid, había oído de boca de Gondomar que el Príncipe sería bien recibido en esa ciudad. Durante esta misma estancia, Porter, que conocía a Olivares desde niño, prescindió del protocolo y fue a preguntarle en persona sobre la cuestión del Palatinado. Olivares, seguramente molesto porque una persona de rango social tan inferior al suyo le hiciese preguntas de alta política, perdió los nervios y le dijo a Porter que nunca sería posible que Felipe se enfrentase directamente contra el Emperador (Gardiner, Prince 2:268-9). (N. del E.)
75. Gibbs 129-32, Lyon 102, Hibbert 51. (N. del E.)
76. Hay una serie de autores que consideran que la idea del viaje fue de Carlos. Gregg (78) dice que Carlos mismo lo reconoció así unos años después. Carlton (43) y Bandurraga (186) también son de la misma opinión. Castroviejo (204), por su parte, dice que es poco probable que Gondomar fuera el maquinador de este viaje. Se basa para ello en una carta de Gondomar a Felipe III en junio de 1618 que, una vez modernizada en lo referente a la lengua, yo transcribo aquí: "[...] es cierto que el Príncipe desea mucho este casamiento y que está ya en ello, de manera que se puede esperar que, [si] su Padre no quisiera hacerlo, él mismo se iría a España a suplicarlo a Vuestra Majestad, porque no ha faltado alguno que, con la seguridad y tiento que pide esta materia, le ha advertido que con hacer esto lo asegura todo".
También da Castroviejo en el mismo libro una cita de una carta de Gondomar justo antes de su vuelta a Madrid que dice así: "Este Príncipe me ha ofrecido le aconsejase que se vaya a poner en las manos de V.M. y a su disposición, lo hará y llegará a Madrid incógnito con dos criados".
Yo, por mi parte, creo que, como mínimo, Gondomar creó las condiciones necesarias para que Carlos tomara la decisión de ir a España. Seguramente nunca sabremos si fue Gondomar el primero en pensar en este plan, pero lo que está claro es que no puso ningún impedimento para que se realizase. En definitiva, ya sea por convencimiento personal o por error de cálculo, Gondomar es, al menos en parte, responsable del viaje de Carlos a Madrid. Por otro lado, es poco probable que Olivares hubiera dado permiso para que Gondomar invitase a Carlos porque, como ya he mencionado anteriormente, esto no podía traer ninguna buena consecuencia para su política de dilatación de las negociaciones hasta que fuera posible salir de ellas con honor. Como hemos visto por una de las cartas de Gondomar desde Londres, sin embargo, Olivares seguramente había oído hablar antes de la posibilidad de que el Príncipe cabalgase de incógnito hacia España, pero es poco probable que el valido considerase esto como algo más que una idea alocada del joven Carlos. (N. del E.)
77. Puyuelo 47. (N. del E.)
78. Hibbert 130. (N. del E.)
79. Carlton 37-8. (N. del E.)
80. Véase Gregg 71-3 y Tobío 206-7. (N. del E.)
81. Gregg 75-6. (N. del E.)
82. Carlton 36, Rosedale 25, Puyuelo 56. (N. del E.)
83. Bandurraga 169-70, Gibbs 129-32. (N. del E.)
84. En una conversación antes de salir de Inglaterra, Carlos había propuesto exactamente este plan a Gondomar (Castroviejo 204). (N. del E.)
85. Gardiner, Prince 2:300. (N. del E.)
86. Gregg 80, Carlton 39, Gibbs 145, Puyuelo 77. (N. del E.)
87. Gibbs 141-5, Carlton 39. (N. del E.)
88. Gardiner, Prince 2:304. (N. del E.)
89. Puyuelo 80, Cust 120. (N. del E.)
90. Carlton 41. (N. del E.)
91. Gardiner, Prince 2:303-4. (N. del E.)
92. Parece que hay pocos precedentes de un viaje de estas características y, curiosamente, muchos de ellos tienen que ver con la propia familia de Carlos. Según dice Puyuelo (59-60), en 1536 el bisabuelo de Carlos, Jacobo V de Escocia, fue en dos ocasiones a Francia a ver a su futura esposa. La primera de estas veces fue en secreto. También el abuelo de Carlos, según Gardiner (Prince 2:304), había ido a por su mujer al extranjero. La historia se repetiría con el propio padre de Carlos, que fue a Dinamarca a recoger a la Princesa Ana. Curiosamente, fuera de la familia de Carlos los casos son menos frecuentes. El más espectacular es quizás el de Gustavo Adolfo de Suecia, que en 1620 fue a Berlín en secreto para ver a la princesa que le proponían como esposa. En este caso en concreto, sin embargo, el viaje fue realmente provechoso porque Gustavo Adolfo no encontró a esa princesa de su gusto y acabó casándose con otra. (N. del E.)
93. Tradicionalmente se ha pensado que la casa del embajador extraordinario inglés estaba situada en la conocida Casa de las Siete Chimeneas de Madrid, pero hay motivos para pensar que estaba en otro sitio. En concreto, se cree que la residencia del embajador podría haber estado por las inmediaciones de la calle de Alcalá (Sainz de Robles 134-43). (N. del E.)
94. Shaw 67-82. (N. del E.)
95. Carlton 39. (N. del E.)
96. Puyuelo (118) cita a Hume cuando dice que Gondomar fue llamado a casa de Digby la misma noche de la llegada del Príncipe (el viernes). También dice Hume que Gondomar había sido hecho miembro del Consejo de Estado esa misma mañana. Lo más probable, sin embargo, es que estas afirmaciones de Hume y de Puyuelo estén equivocadas. En la Carta de Buckingham a Jacobo con fecha del 10 de marzo (20 de marzo del calendario español) se dice claramente que Digby no mandó a buscar por Gondomar hasta la mañana del sábado 8 de marzo (sábado 18 de marzo del calendario español). Por otro lado, Castroviejo también nos recuerda que a Gondomar no le habían hecho consejero hasta la mañana del sábado. Está claro, por lo tanto, que, al saber de la llegada de Carlos a Madrid, los españoles se apresuraron a colocar en una posición de importancia a Gondomar, la persona que más sabía del tema de las negociaciones y que mejor conocía a los dos jóvenes ingleses. (N. del E.)
97. 119. (N. del E.)
98. "Fragmentos Históricos de la vida de Don Gaspar de Guzmán", Manuscrito del Conde de la Roca. Aparte de esta versión, sabemos de la existencia de otros textos contemporáneos que reflejan la anécdota (Díaz-Plaja, Historia de España 103). (N. del E.)
99. Gardiner, Prince 2:306; Puyuelo 155. (N. del E.)
100. Le han hecho consejero esa misma mañana. (N. del E.)
101. Hay autores que piensan que los ingleses intentaron ocultarle a los españoles la llegada del Príncipe por un tiempo. Sin embargo, como ya he comentado, los españoles se enteraron por sus propios medios de la llegada de Carlos casi tan pronto como Carlos puso un pie en la casa de Digby (Gardiner, Prince 2:308; Gibbs 150-2). Gibbs (152), por otro lado, basándose en una carta de un tal Mr. Mead, asegura que Felipe en persona fue a la casa de Digby para conocer a Carlos. Yo, por mi lado, creo que el primer encuentro entre Carlos y Felipe no se produjo hasta la tarde del siguiente domingo. De todas formas, Olivares sí tuvo la oportunidad de conocer a Carlos al día siguiente de su llegada (el sábado). En la carta de Carlos y de Buckingham a Jacobo fechada el 10 de marzo (20 de marzo) se dice claramente que el sábado 8 de marzo (18 de marzo) Olivares acompañó a Buckingham a casa del embajador inglés después de la entrevista de éste último con Felipe, y que allí Olivares pudo hablar por unos instantes con Carlos (Petrie 10-1, Puyuelo 124-5). (N. del E.)
102. Puyuelo 93. (N. del E.)
103. Puyuelo 131. (N. del E.)
104. La primera entrevista no se hace en Palacio por cuestiones de protocolo. Carlos ha entrado de incógnito y con un número insuficiente de servidores. Se hace, por lo tanto, necesario esperar a que se pueda organizar un séquito en condiciones para poder hacer la entrada. De momento, dada la falta de ingleses, las personas asignadas al servicio de Carlos van a ser españoles (Gardiner, Prince 2:309). (N. del E.)
105. Lockyer 143. (N. del E.)
106. Gardiner, Prince 2:309-10; Gibbs 155-6. (N. del E.)
107. Hibbert 56. (N. del E.)
108. Puyuelo (127), después de citar una carta de Buckingham en la que menciona el episodio, dice que eran muy típicas de Olivares las salidas de tono de este tipo. De otra parte, no sólo era incorrecto y falto de tacto lo que había dicho el valido de Felipe IV, sino que inducía a los ingleses a pensar que estaba incondicionalmente a favor de la boda. (N. del E.)
109. Gibbs 164. (N. del E.)
110. Gregg 82. (N. del E.)
111. Alenda 221. (N. del E.)
112. Puyuelo 136. (N. del E.)
113. Véase Kennedy. (N. del E.)
114. Fothergill-Payne 199. (N. del E.)
115. Díaz-Plaja, Historia de España 104. (N. del E.)
116. Herrero 475. (N. del E.)
117. Almansa, Cartas 187-8. (N. del E.)
118. Luján 154-9, Shaw 233-41. (N. del E.)
119. Puyuelo 91, 133-54 y 209. (N. del E.)
120. Puyuelo 130. (N. del E.)
121. Puyuelo 143. (N. del E.)
122. Carlton 41. (N. del E.)
123. Howell, citado en Shaw 162-3. (N. del E.)
124. Una vez terminadas las negociaciones, algunos ingleses se quejaron de que los aposentos de Carlos eran demasiado pequeños e incómodos para una persona de su categoría. Un tal Sir Edmund Verney (Shaw 80) diría de los aposentos de Carlos que eran " [ ] tan desagradables y estaban tan mal cuidados, que un granjero en Inglaterra se avergonzaría de tenerlos en tal estado". Esta afirmación, sin embargo, me parece que es claramente exagerada e, incluso, malintencionada. (N. del E.)
125. Puyuelo 94-7. (N. del E.)
126. Shaw 141-3. (N. del E.)
127. Gardiner, Prince 2:333. (N. del E.)
128. Gibbs 167. (N. del E.)
129. Gardiner, Prince 2:334-6. (N. del E.)
130. Puyuelo 162-8. (N. del E.)
131. 103-4. (N. del E.)
132. Gardiner, Prince 2:349-50. (N. del E.)
133. 200. (N. del E.)
134. Puyuelo 208. (N. del E.)
135. Carlton 44. (N. del E.)
136. Gardiner, Prince 2:394. (N. del E.)
137. Cuando, al poco de la llegada de Carlos a Madrid, se supo que en España habían recibido bien al Príncipe, un gran número de cortesanos ingleses se puso en camino para reunirse con él. Sin embargo, no todos llegaron al final del camino. Por ejemplo, Carlos hizo que se volviese la mayor parte de los que venían en un barco llegado a Santander y luego ordenó a algunos de los que ya habían llegado a Madrid que se volviesen para casa. Por lo que parece, los españoles no podían o no querían que hubiese demasiados ingleses en la capital y, si hemos de creer lo que decían algunos ingleses, hicieron lo posible por que su estancia fuera lo más incómoda posible. No sabemos, en realidad, si lo que hicieron los españoles era consecuencia de las crónicas dificultades de alojamiento y suministro de la capital, o de una estratagema para hacer que los ingleses se volviesen a casa. Lo que sí queda claro es que no se ofrecieron a los miembros del séquito inglés las mejores condiciones. Se alojó a la mayor parte de los cortesanos ingleses en las afueras de la ciudad y no se les dio nada que hacer. La mayor parte de los ingleses, comprensiblemente, se sintió muy a disgusto en Madrid porque, con la excepción de la Corte, la encontraban muy poco refinada, mal abastecida, sucia y extremadamente cara. De la gente española, por otro lado, tampoco tenían mucha mejor opinión. Entre otras cosas, decían que era ignorante y supersticiosa. Además, los ingleses no encontraron nada interesante que hacer en Madrid y, por lo que se ve, se pasaron el tiempo jugando a las cartas (Gardiner, Prince 2:337-8 y 434; Gibbs 173; Puyuelo 170-5; Carlton 44; Shaw 71-80). (N. del E.)
138. 173. (N. del E.)
139. Puyuelo 168-75. (N. del E.)
140. 172. (N. del E.)
141. Citado por Puyuelo, 172. (N. del E.)
142. Yo he incluido esto. (N. del E.)
143. Puyuelo 168-75; Gardiner, Prince 2:342. (N. del E.)
144. Hibbert 59. (N. del E.)
145. 67. (N. del E.)
146. El mes lo he introducido yo. (N. del E.)
147. Puyuelo 171; Gardiner, Prince 2:395-6. (N. del E.)
148. Carlton 44. (N. del E.)
149. Gibbs 166. (N. del E.)
150. Gardiner, Prince 2:398-401. (N. del E.)
151. Gardiner, Prince 2:404-6. (N. del E.)
152. Gardiner, Prince 2:406. (N. del E.)
153. Carlton 45. (N. del E.)
154. Gardiner, Prince 2:409. (N. del E.)
155. Gardiner, Prince 2:408-12. (N. del E.)
156. Puyuelo 111. (N. del E.)
157. Carlton 45. (N. del E.)
158. Carlton 44. (N. del E.)
159. Wright 163-72, Lake 822-5.
160. Gardiner, Prince 2:422. (N. del E.)
161. Adkins 143. (N. del E.)
162. Bradbrook 71. (N. del E.)
163. Véase Moore. (N. del E.)
164. Smuts 133-4. (N. del E.)
165. 7-9.