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1

D. Ynduráin, San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, en Ínsula 537 (septiembre 1991) p. 20.

 

2

Lo propio del símbolo, lo más valioso, es su posibilidad de acceder a dimensiones de lo real que no pueden expresarse mediante conceptos. El símbolo se refiere a realidades inaccesibles en sí mismas, pero capaces de hacerse parcialmente presentes a través de un significante. En palabras de Paul Ricoeur, «llamo símbolo a toda estructura de significación en que un sentido directo, primario, literal, designa por exceso otro sentido indirecto, secundario, figurado, que no puede ser aprehendido más que a través del primero» (P. Ricoeur, Hermenéutica y estructuralismo, Buenos Aires, 1975, p. 17).

 

3

Dicho de forma más precisa: «la réalité symbolisée dans le symbole n'est donné ni avant ni après le symbole, mais en même temps, dans une saisie unique et totale de l'esprit» (Lucien Marie de Saint Joseph, Expérience mystique et expression symbolique chez Saint Jean de la Croix, en Polarité du symbole, Etudes Carmelitaines, 1966, p. 31).

 

4

El «yo» del poeta aparece expresamente 23 veces; 5 en el Romance Super flumina Babylonis (vv. 19, 37, 43, 51, 62); 4 en el poema de la Noche (vv. 13, 19, 29, 32); 4 en Por toda la hermosura (vv. 2, 10, 66, 74); 3 en Que bien sé yo la fonte (vv. 1, 4, 34); 3 en Vivo sin vivir en mí (vv. 4, 11, 55); 2 en el Cántico (vv. 9 y 133 de CB; 1 en Entréme donde no supe (v. 4); 1 en Tras de un amoroso lance (v. 5).

 

5

Para los principales estudios del poema, Cfr. M. Diego Sánchez, Bibliografía sistemática de san Juan de la Cruz, Madrid, 2000, pp. 295-297 y M. Jesús Mancho, San Juan de la Cruz. Cántico espiritual y Poesía completa, Barcelona, 2000, pp. 764-774, que comenta el valor de esos estudios.

 

6

Que: no es un qué adverbial exclamativo, sino el que de ilación o continuativo, característico de la poesía popular: «Que de noche le mataron / al caballero...».

 

7

fonte: fuente. Forma arcaica, sin diptongación, repetida en vv. 3 y 27. En los vv. 21 y 33 utiliza la forma culta y diptongada de fuente.

 

8

escondida: recuérdese la «fuente sellada» de Cant 4, 12.

 

9

do: donde, adonde.

 

10

manida: expresión única en los escritos sanjuanistas y con dos acepciones igualmente válidas: «morada, aposento, escondrijo», como dice en CB 1, 7 (del latín manere), pero también, por etimología popular: «manantial», lugar donde mana la fuente (del latín manare, según Helmut Hatzfeld, Cristóbal Cuevas).

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