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Al subrayar en este punto la necesidad de considerar el carácter continental que tiene el vanguardismo no debe pensarse que lo consideremos una particularidad nueva. Es perfectamente claro que con anterioridad, especialmente en el Modernismo, también se dio la «continentalización» de un movimiento estético. Lo que queremos es insistir en la existencia de este carácter para la vanguardia, por tratarse de un hecho no siempre valorado ni tomado suficientemente en cuenta.

 

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Piénsese, a título de ejemplo, en los casos de Hugo Mayo en Ecuador, José Antonio Ramos Sucre en Venezuela, Parra del Riego en Perú-Uruguay, Luis Vidales en Colombia, Juan Emar en Chile, etc.

 

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Escapan en cierta medida a esta limitación algunas de las historias que se basan en el criterio generacional, como el Esquema generacional de las letras hispanoamericanas de JOSÉ JUAN ARROM (Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1963) y la Historia de la novela hispanoamericana de CEDOMIL GOIC (Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1972). Sin embargo la pretendida solución se busca a través de otro esquematismo ideológico, ya que lo que se organiza no es la producción literaria sino a los autores, con lo cual se mediatiza y se distorsiona el objeto, incurriéndose en una deformación historiográfica que bajo apariencia de novedad reintroduce los viejos vicios del positivismo que se pretende superar.

 

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Índice de la nueva poesía americana. (Prólogos de J. L. Borges, Vicente Huidobro y Alberto Hidalgo). Buenos Aires: Sociedad de Publicaciones El Inca, 1926. 280 pp.

 

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Hangar (ex-trampolín -arte supra-cosmopolita), Nº 2, Suramérica (2ª quincena de octubre, 1926). Se trata de una publicación que dirigieron Serafín Delmar y Magda Portal, y que tiene la particularidad de cambiar de nombre en cada número. Los cuatro que al parecer son los únicos que salieron son los siguientes: trampolín (revista supra-cosmopolita), hangar (ex-trampolín -arte supra-cosmapalita), rascacielos (ex-hangar -revista de arte internacional), timonel (ex-rascacielos). Las fechas correspondientes son octubre de 1926, 2ª quincena de octubre de 1926, noviembre de 1926 y marzo de 1927.

 

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«MARTÍN FIERRO cree en la importancia del aporte intelectual de América», señala el Manifiesto que redactara Oliverio Girondo para este grupo vanguardista argentino (Martín Fierro, I, 4, 15 de mayo de 1924).

 

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Es importante insistir en la reticencia de la mayor parte de los escritores y renovadores de este período para denominar su quehacer como «vanguardista», por lo menos antes de 1930. Hay algunas excepciones -como la revista Motocicleta de Hugo Mayo en Ecuador, que «aparece cada 360 horas», y se subtitula «Índice de poesía vanguardista»-, pero la mayoría prefiere referirse al «arte nuevo» (Revista de Avance) o a la «nueva sensibilidad» (los «martinfierristas») o declararse llamados a «reivindicar el verdadero concepto del arte nuevo» (Revista válvula, en Venezuela). También, por cierto, en esos años se fundan e inauguran ismos, lo que es, en cierto modo, otra manera de acentuar una búsqueda de fisonomía propia dentro de las tendencias conocidas del vanguardismo. De estos ismos el único que alcanza dimensiones históricamente considerables es el Creacionismo de Vicente Huidobro; pero hay muchos más, difíciles de pesquisar actualmente, ya que si bien algunos tienen importancia en el ámbito nacional, como el «Estridentismo» en México, otros son efímeros brotes, como el pintoresco «Runrunismo» en Chile, o el bipersonal «Diepalismo» (de Isaac de DIEgo Padró y Luis PALés Matos) en Puerto Rico, o el «Simplismo» de Alberto Hidalgo, etc.

 

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En su artículo «Pasadismo y futurismo», publicado en Mundial de Lima (31 de octubre de 1924).

 

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En el artículo «Algunas críticas», publicado en Elite, I, 12, Caracas (5 de diciembre de 1925).

 

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Véase «Contro Venezia passatista», en la recopilación de LUCIANO DE MARIA Marinetti e il futurismo (Arnoldo Mondadori Editore, 1973), pp. 26 y ss. Otra expresión que también pusieron en circulación los Futuristas y que fue acogida por los vanguardistas hispanoamericanos fue la de «nueva sensibilidad». En su manifiesto del 11 de mayo de 1913, Marinetti habla de la sensibilidad futurista que «si fonda sul completo rinnovamento della sensibilità umana avvenuto per effetto delle grandi scoperte scientifiche», y luego en 17 puntos desarrolla «alcuni degli elementi della nuova sensibilità futurista». Entre los abundantes errores de la obra de Guillermo de Torre sobre las vanguardias, uno de ellos es atribuir a Ortega y Gasset la paternidad de dicha expresión: «la expresión (...) nueva sensibilidad pertenece a Ortega y Gasset; fue tema o punto de partida de una de sus conferencias en Buenos Aires (1916) y sirvió luego para designar el nuevo estado de espíritu con más frecuencia que los apelativos vanguardismo o ultraísmo» (Historia de las literaturas de vanguardia, ed. cit., p. 584). Sobre el concepto de «nueva sensibilidad» en el Futurismo puede verse el trabajo de CHRISTA BAUMGARTH: Geschichte des Futurismus (Reinbeck/Hamburg: Rowohlt, 1966), esp., pp. 130 y ss.