Jornada primera |
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Sale
SALEC, turco, y
ROBERTO, vestido a lo griego, y, detrás dellos,
un
ALÁRABE, vestido de un alquicel; trai en una
lanza muchas estopas, y en una varilla de membrillo, en la punta, un papel como
billete, y una velilla de cera encendida en la mano; este tal
ALÁRABE se pone al lado del teatro, sin hablar
palabra, y luego dice
ROBERTO:
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ROBERTO | La pompa y majestad deste tirano, | | sin duda alguna, sube y se engrandece | | |
-fol. 113r-
| sobre las fuerzas del poder humano. | | Mas, ¿qué fantasma es esta que se
ofrece, | | coronada de estopas media lanza? | 5 | Alárabe en el traje me parece. | |
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SALEC | Tienen aquí los pobres esta usanza | | cuando alguno a pedir justicia viene | | (que sólo el interés es quien la alcanza): | | de una caña y de estopas se previene, | 10 | y cuando el Turco pasa enciende fuego, | | a cuyo resplandor él se detiene; | | pide justicia a voces, dale luego | | lugar la guarda, y el pobre, como jara, | | arremete turbado y sin sosiego, | 15 | y en la punta y remate de una vara | | al Gran Señor su memorial presenta, | | que para aquel efecto el paso para. | | Luego, a un bello garzón, que tiene
cuenta | | con estos memoriales, se le entrega, | 20 | que, en relación, después, dellos da cuenta; | | pero jamás el término se llega | | del buen despacho destos miserables, | | que el interés le turba y se le niega. | |
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ROBERTO | Cosas he visto aquí que de admirables | 25 | pueden al más gallardo entendimiento | | suspender. |
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SALEC | Verás otras más notables. | | Ya está a pie el Gran Señor; puedes
atento | | verle a tu gusto, que el cristiano puede | | mirarle rostro a rostro a su contento. | 30 | A ningún moro o turco se concede | | que levante los ojos a miralle, | | y en esto a toda majestad excede. | |
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(Entra a este instante el
GRAN TURCO con mucho acompañamiento; delante de
sí lleva un
PAJE vestido a lo turquesco, con una flecha en la mano
levantada en alto, y detrás del
TURCO van otros dos garzones con dos bolsas de
terciopelo verde, donde ponen los papeles que el
TURCO les da.)
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ROBERTO | Por cierto, él es mancebo de buen talle, | | y que, de gravedad y bizarría, | 35 | |
-fol. 113v-
| la fama, con razón, puede loalle. | |
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SALEC | Hoy hace la zalá en Santa Sofía, | | ese templo que ves, que en la grandeza | | excede a cuantos tiene la Turquía. | |
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ROBERTO | A encender y a gritar el moro empieza; | 40 | el Turco se detiene mesurado, | | señal de pïedad como de alteza. | | El moro llega; un memorial le ha dado; | | el Gran Señor le toma y se le entrega | | a un bel garzón que casi trai al lado. | 45 |
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(En tanto que esto dice
ROBERTO y el
TURCO pasa, tiene
SALEC doblado el cuerpo y inclinada la cabeza, sin
miralle al rostro.)
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SALEC | Esta audiencia al que es pobre no se niega. | | ¿Podré alzar la cabeza? |
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ROBERTO | Alza y mira, | | que ya el Señor a la mezquita llega, | | cuya grandeza desde aquí me admira. | |
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(Éntrase el Gran Señor, y queda en
el teatro
SALEC y
ROBERTO.)
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SALEC | ¿Qué te parece Roberto, | 50 | de la pompa y majestad | | que aquí se te ha descubierto? | |
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ROBERTO | Que no creo a la verdad, | | y pongo duda en lo cierto. | |
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SALEC | De a pie y de a caballo, van | 55 | seis mil soldados. |
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SALEC | No hay dudar, que seis mil son. | |
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ROBERTO | Juntamente, admiración | | y gusto y asombro dan. | |
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SALEC | Cuando sale a la zalá | 60 | sale con este decoro; | | y es el día del xumá, | | que así al viernes llama el moro. | |
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ROBERTO | ¡Bien acompañado va! | | Pero, pues nos da lugar | 65 | el tiempo, quiero acabar | | de contarte lo que ayer | | comencé a darte a entender. | |
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SALEC | Vuelve, amigo, a comenzar. | |
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ROBERTO | «Aquel mancebo que dije | 70 | vengo a buscar: que le quiero | | más que al alma por quien vivo, | | más que a los ojos que tengo. | | Desde su pequeña edad, | | fui su ayo y su maestro, | 75 | y del templo de la fama | | le enseñé el camino estrecho; | | encaminéle los pasos | | por el angosto sendero | | de la virtud; tuve a raya | 80 | sus juveniles deseos; | | pero no fueron bastantes | | mis bien mirados consejos, | | |
-fol. 114r-
| mis persecuciones cristianas, | | del bien y mal mil ejemplos, | 85 | para que, en mitad del curso | | de su más florido tiempo, | | amor no le saltease, | | monfí de los años tiernos. | | Enamoróse de Clara, | 90 | la hija de aquel Lamberto | | que tú en Praga conociste, | | teutónico caballero. | | Sus padres y su hermosura | | nombre de Clara la dieron; | 95 | pero quizá sus desdichas | | en escuridad la han puesto. | | Demandóla por esposa, | | y no salió con su intento; | | no porque no fuese igual | 100 | y acertado el casamiento, | | sino porque las desgracias | | traen su corriente de lejos, | | y no hay diligencia humana | | que prevenga su remedio. | 105 | Finalmente, él la sacó: | | que voluntades que han puesto | | la mira en cumplir su gusto, | | pierden respetos y miedos. | | Solos y a pie, en una noche | 110 | de las frías del invierno, | | iban los pobres amantes, | | sin saber adónde, huyendo; | | y, al tiempo que ya yo había | | echado a Lamberto menos | 115 | (que éste [es] el nombre del triste | | que he dicho que a buscar vengo), | | con aliento desmayado, | | de un frío sudor cubierto | | el rostro, y todo turbado, | 120 | ante mis ojos le veo. | | Arrojóseme a los pies, | | la color como de un muerto, | | y, con voz interrumpida | | de sollozos, dijo: "Muero, | 125 | padre y señor, que estos nombres | | a tus obras se los debo. | | A Clara llevan cautiva | | los turcos de Rocaferro. | | Yo, cobarde; yo, mezquino | 130 | y un traidor, que no lo niego, | | hela dejado en sus manos, | | por tener los pies ligeros. | | Esta noche la llevaba | | no sé adónde, aunque sé cierto | 135 | que, si fortuna quisiera, | | fuéramos los dos al cielo". | | A la nueva triste y nueva, | | en un confuso silencio | | quedé, sin osar decirle: | 140 | "Hijo mío, ¿cómo es esto?" | | De aquesta perplejidad | | me sacó el marcial estruendo | | del rebato a que tocaron | | las campanas en el pueblo. | 145 | Púseme luego a caballo, | | salió conmigo Lamberto | | en otro, y salió una tropa | | de caballos herreruelos. | | Con la escuridad, perdimos | 150 | el rastro de los que hicieron | | el robo de Clara, y otros | | que con el día se vieron. | | Temerosos de celada, | | no nos apartamos lejos | 155 | del lugar, al cual volvimos | | cansados y sin Lamberto.» | |
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SALEC | Pues, ¿cómo? ¿Quedóse aposta? | |
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ROBERTO | «Aposta, a lo que sospecho, | | porque nunca ha parecido | 160 | desde entonces, vivo o muerto. | | Su padre ofreció por Clara | | gran cantidad de dinero, | | |
-fol. 114v-
| pero no le fue posible | | cobrarla por ningún precio. | 165 | Díjose por cosa cierta | | que el turco que fue su dueño | | la presentó al Gran Señor | | por ser hermosa en estremo.» | | Por saber si esto es verdad, | 170 | y por saber de Lamberto, | | he venido como has visto | | aquí en hábito de griego. | | Sé hablar la lengua de modo | | que pasar por griego entiendo. | 175 |
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SALEC | Puesto que nunca la sepas, | | no tienes de qué haber miedo: | | aquí todo es confusión, | | y todos nos entendemos | | con una lengua mezclada | 180 | que ignoramos y sabemos. | | De mí no te escaparás, | | pues cuando te vi, al momento | | te conocí. |
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SALEC | Siempre la tuve en estremo. | 185 |
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ROBERTO | Pues, ¿cómo te has olvidado | | de quién eres? |
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SALEC | No hablemos | | en eso agora: otro día | | de mis cosas trataremos; | | que, si va a decir verdad, | 190 | yo ninguna cosa creo. | |
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ROBERTO | Fino ateísta te muestras. | |
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SALEC | Yo no sé lo que me muestro; | | sólo sé que he de mostrarte, | | con obras al descubierto, | 195 | que soy tu amigo, a la traza | | como lo fui en algún tiempo; | | y, para saber de Clara, | | un eunuco del gobierno | | del serrallo del Gran Turco | 200 | podrá hacerme satisfecho, | | que es mi amigo. Y, entre tanto, | | puedes mirar por Lamberto: | | quizá, como tuvo el alma, | | también tendrá preso el cuerpo. | 205 |
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(Éntranse.)
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(Salen
MAMÍ y
RUSTÁN, eunucos.)
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MAMÍ | Ten, Rustán, la lengua muda, | | y conmigo no autorices | | tu fee, de verdad desnuda, | | pues mientes en cuanto dices, | | y eres cristiano, sin duda: | 210 | que el tener ansí encerrada | | tanto tiempo y tan guardada | | a la cautiva española, | | es señal bastante y sola | | que tu intención es dañada. | 215 | Has quitado al Gran Señor | | de gozar la hermosura | | que tiene el mundo mayor, | | siendo mal darle madura | | fruta, que verde es mejor. | 220 | Seis años ha que la celas | | y la encubres con cautelas | | que ya no pueden durar, | | y agora por desvelar | | esta verdad te desvelas. | 225 | Pero, ¡espera, perro, aguarda, | | y verás de qué manera | | la fe al Gran Señor se guarda! | |
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RUSTÁN | ¡Mamí amigo, espera, espera! | |
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MAMÍ | Llega el castigo, aunque tarda; | 230 | y el que sabe una traición, | | y se está sin descubrilla | | algún tiempo, da ocasión | | de pensar si en consentilla | | tuvo parte la intención. | 235 | La tuya he sabido hoy, | | y así, al Gran Señor me voy | | a contarle tu maldad. | |
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-fol. 115r-
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(Éntrase
MAMÍ.)
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RUSTÁN | No hay negalle esta verdad; | | por empalado me doy. | 240 |
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(Sale
DOÑA CATALINA DE OVIEDO, GRAN SULTANA, vestida a
la turquesca.)
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RUSTÁN | Mi señora, | | de nuestra temprana muerte | | es ya llegada la hora: | | que así el alma me lo advierte, | | pues en mi costancia llora; | 245 | que, aunque parezco mujer, | | nunca suelo yo verter | | lágrimas que den señal | | de grande bien o gran mal, | | como suele acontecer. | 250 | Mamí, señora, ha notado, | | con astucia y con maldad, | | el tiempo que te he guardado, | | y ha juzgado mi lealtad | | por traición y por pecado. | 255 | Al Gran Señor va derecho | | a contar por malo el hecho | | que yo he tenido por bueno, | | de malicia y rabia lleno | | el siempre maligno pecho. | 260 |
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RUSTÁN | Esperar | | la muerte con la entereza | | que se puede imaginar, | | aunque sé que a tu belleza | | sultán ha de respetar. | 265 | No te matará sultán; | | quien muera será Rustán, | | como deste caso autor. | |
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RUSTÁN | Nombre de blando le dan; | 270 | pero, en efecto, es tirano. | |
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SULTANA | Con todo, confío en Dios, | | que su poderosa mano | | ha de librar a los dos | | deste temor, que no es vano; | 275 | y si estuvieren cerrados | | los cielos por mis pecados, | | por no oír mi petición, | | dispondré mi corazón | | a casos más desastrados. | 280 | No triunfará el inhumano | | del alma; del cuerpo, sí, | | caduco, frágil y vano. | |
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RUSTÁN | Este suceso temí | | de mi proceder cristiano. | 285 | Mas no estoy arrepentido; | | antes, estoy prevenido | | de paciencia y sufrimiento | | para cualquiera tormento. | |
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SULTANA | Con mi intención has venido. | 290 | Dispuesta estoy a tener | | por regalo cualquier pena | | que me pueda suceder. | |
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RUSTÁN | Nunca a muerte se condena | | tan gallardo parecer. | 295 | Hallarás en tu hermosura, | | no pena, sino ventura; | | yo, por el contrario estremo, | | hallaré, como lo temo, | | en el fuego sepultura. | 300 |
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SULTANA | Bien podrá ofrecerme el mundo | | cuantos tesoros encierra | | la tierra y el mar profundo; | | podrá bien hacerme guerra | | el contrario sin segundo | 305 | con una y otra legión | | de su infernal escuadrón; | | pero no podrán, Dios mío, | | como yo de vos confío, | | mudar mi buena intención. | 310 | En mi tierna edad perdí, | | |
-fol. 115v-
| Dios mío, la libertad, | | que aun apenas conocí; | | trújome aquí la beldad, | | Señor, que pusiste en mí; | 315 | si ella ha de ser instrumento | | de perderme, yo consiento, | | petición cristiana y cuerda, | | que mi belleza se pierda | | por milagro en un momento; | 320 | esta rosada color | | que tengo, según se muestra | | en mi espejo adulador, | | marchítala con tu diestra; | | vuélveme fea, Señor; | 325 | que no es bien que lleve palma | | de la hermosura del alma | | la del cuerpo. |
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RUSTÁN | Dices bien. | | Mas no es bien que aquí se estén | | nuestros sentidos en calma, | 330 | sin que demos traza o medio | | de buscar a nuestra culpa | | o ya disculpa, o remedio. | |
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SULTANA | Del remedio a la disculpa | | hay grandes montes en medio. | 335 | Vámonos a apercebir, | | amigo, para morir | | cristianos. |
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RUSTÁN | Remedio es ése | | del más subido interese | | que al Cielo puedes pedir. | 340 |
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(Éntranse.)
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(Salen
MAMÍ, el eunuco, y el
GRAN TURCO.)
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MAMÍ | Morato Arráez, Gran Señor, | | te la presentó, y es ella | | la primera y la mejor | | que del título de bella | | puede llevarse el honor. | 345 | De tus ojos escondido | | este gran tesoro ha sido | | por industria de Rustán | | seis años, y a siete van, | | según la cuenta he tenido. | 350 |
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TURCO | ¿Y del modo que has contado | | es hermosa? |
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MAMÍ | Es tan hermosa | | como en el jardín cerrado | | la entreabierta y fresca rosa | | a quien el sol no ha tocado; | 355 | o como el alba serena, | | de aljófar y perlas llena, | | al salir del claro Oriente; | | o como sol al Poniente, | | con los reflejos que ordena. | 360 | Robó la naturaleza | | lo mejor de cada cosa | | para formar esta pieza, | | y así, la sacó hermosa | | sobre la humana belleza. | 365 | Quitó al cielo dos estrellas, | | que puso en las luces bellas | | de sus bellísimos ojos, | | con que de amor los despojos | | se aumentan, pues vive en ellas. | 370 | El todo y sus partes son | | correspondientes de modo, | | que me muestra la razón | | que en las partes y en el todo | | asiste la perfección. | 375 | Y con esto se conforma | | el color, que hace la forma | | hermosa en un grado inmenso. | |
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TURCO | Este loco, a lo que pienso, | | de alguna diosa me informa. | 380 |
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MAMÍ | A su belleza, que es tanta | | que pasa al imaginar, | | su discreción se adelanta. | |
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TURCO | Tú me la harás adorar | | por cosa divina y santa. | 385 |
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-fol. 116r-
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MAMÍ | Tal jamás la ha visto el sol, | | ni otra fundió en su crisol | | el cielo que la compuso; | | y, sobre todo, le puso | | el desenfado español. | 390 | Digo, señor, que es divina | | la beldad desta cautiva, | | en el mundo peregrina. | |
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TURCO | De verla el deseo se aviva. | | ¿Y llámase? |
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MAMÍ | Catalina, | 395 | y es de Oviedo el sobrenombre. | |
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TURCO | ¿Cómo no ha mudado el nombre, | | siendo ya turca? |
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MAMÍ | No sé; | | como no ha mudado fe, | | no apetece otro renombre. | 400 |
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MAMÍ | Yo hallo | | por mi cuenta que lo es. | |
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TURCO | ¿Cristiana, y en mi serrallo? | |
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MAMÍ | Más deben de estar de tres; | | mas ¿quién podrá averiguallo? | 405 | Si otra cosa yo supiera, | | como aquésta, la dijera, | | sin encubrir un momento | | dicho o hecho o pensamiento | | que contra ti se ofreciera. | 410 |
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TURCO | Descuido es vuestro y maldad. | |
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MAMÍ | Yo sé decir que te adoro | | y sirvo con la lealtad | | y con el justo decoro | | que debo a tu majestad. | 415 |
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TURCO | Al serrallo iré esta tarde | | a ver si yela o si arde | | la belleza única y sola | | de tu alabada española. | |
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MAMÍ | Mahoma, señor, te guarde. | 420 |
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(Éntranse estos dos.)
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(Salen
MADRIGAL, cautivo, y
ANDRÉS, en hábito de griego.)
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MADRIGAL | ¡Vive Roque, canalla barretina, | | que no habéis de gozar de la cazuela, | | llena de boronía y caldo prieto! | |
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ANDREA | ¿Con quién las has, cristiano? |
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MADRIGAL | No, con naide. | | ¿No escucháis la bolina y la algazara | 425 | que suena dentro desta casa? |
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(Dice dentro un
JUDÍO:)
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JUDÍO | ¡Ah perro! | | ¡El Dío te maldiga y te confunda! | | ¡[J]amás la libertad amada alcances! | |
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ANDREA | Di: ¿por qué te maldicen estos tristes? | |
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MADRIGAL | Entré sin que me viesen en su casa, | 430 | y en una gran cazuela que tenían | | de un guisado que llaman boronía, | | les eché de tocino un gran pedazo. | |
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ANDREA | Pues ¿quién te lo dio a ti? |
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MADRIGAL | Ciertos jenízaros | | mataron en el monte el otro día | 435 | un puerco jabalí, que le vendieron | | |
-fol. 116v-
| a los cristianos de Mamud Arráez, | | de los cuales compré de la papada | | lo que está en la cazuela sepultado | | para dar sepultura a estos malditos, | 440 | con quien tengo rencor y mal talante; | | a quien el diablo pape, engulla y sorba. | |
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(Pónese un
JUDÍO a la ventana.)
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JUDÍO | ¡Mueras de hambre, bárbaro insolente; | | el cuotidiano pan te niegue el Dío; | | andes de puerta en puerta mendigando; | 445 | échente de la tierra como a gafo, | | agraz de nuestros ojos, espantajo, | | de nuestra sinagoga asombro y miedo, | | de nuestras criaturas enemigo | | el mayor que tenemos en el mundo! | 450 |
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JUDÍO | ¡Ay, sin ventura, | | que entrambas sienes me ha quebrado! ¡Ay triste! | |
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ANDREA | Pues ¿de qué se lamenta el hideputa? | |
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(Dice dentro otro
JUDÍO:)
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JUDÍO | Quítate, Zabulón, de la ventana, | 455 | que ese perro español es un demonio, | | y te hará pedazos la cabeza | | con sólo que te escupa y que te acierte. | | ¡Guayas, y qué comida que tenemos! | | ¡Guayas, y qué cazuela que se pierde! | 460 |
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MADRIGAL | ¿Los plantos de Ramá volvéis al mundo, | | canalla miserable? ¿Otra vez vuelves, | | perro? |
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JUDÍO | ¡Qué!, ¿aún no te has ido?
¿Por ventura | | quieres atosigarnos el aliento? | |
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(Dicen dentro:)
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| No aprovecha | 465 | decirte, Zabulón, que no te asomes? | | Déjale ya en mal hora; éntrate, hijo. | |
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ANDREA | ¡Oh gente aniquilada! ¡Oh infame, oh sucia | | |
-fol. 117r-
| raza, y a qué miseria os ha traído | | vuestro vano esperar, vuestra locura | 470 | y vuestra incomparable pertinacia, | | a quien llamáis firmeza y fee inmudable | | contra toda verdad y buen discurso! | | Ya parece que callan; ya en silencio | | pasan su burla y hambre los mezquinos. | 475 | Español, ¿conocéisme? |
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MADRIGAL | Juraría | | [q]ue en mi vida os he visto. |
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MADRIGAL | ¿El que llevó a Castillo y Palomares, | | mis camaradas? |
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ANDREA | Y el que llevó a Meléndez, | 480 | a Arguijo y Santisteban, todos juntos, | | y en Nápoles los dejó a sus anchuras, | | de la agradable libertad gozando. | |
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ANDREA | La memoria | | tenéis dada a adobar, a lo que entiendo, | 485 | o reducida a voluntad no buena. | | ¿No os acordáis que os vi y hablé la
noche | | que recogí a los cinco, y vos quisistes | | quedaros por no más de vuestro gusto, | | poniendo por escusa que os tenía | 490 | amor rendida el alma, y que una alárabe, | | con nuevo cautiverio y nuevas leyes, | | os la tenía encadenada y presa? | |
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MADRIGAL | Verdad; y aun todavía tengo el yugo | | al cuello, todavía estoy cautivo, | 495 | todavía la fuerza poderosa | | de amor tiene sujeto a mi albedrío. | |
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ANDREA | Luego, ¿en balde será tratar yo agora | | de que os vengáis conmigo? |
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MADRIGAL | Son las leyes | | del gusto poderosas sobremodo. | |
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ANDREA | Una resolución gallarda puede | | romperlas. |
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MADRIGAL | Yo lo creo; mas no es tiempo | | de ponerme a los brazos con sus fuerzas. | 505 |
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MADRIGAL | ¿Por qué? ¿Por esto? | | Pues, por las once mil de malla juro, | | y por el alto, dulce, omnipotente | | |
-fol. 117v-
| deseo que se encierra bajo el hopo | | de cuatro acomodados porcionistas, | 510 | que he de romper por montes de diamantes | | y por dificultades indecibles, | | y he de llevar mi libertad en peso | | sobre los propios hombros de mi gusto, | | y entrar triunfando en Nápoles la bella | 515 | con dos o tres galeras levantadas | | por mi industria y valor, y Dios delante, | | y dando a la Anunciada los dos bucos, | | quedaré con el uno rico y próspero; | | y no ponerme ahora a andar por trena, | 520 | cargado de temor y de miseria. | |
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MADRIGAL | Y soylo, y soylo, | | lo he sido y lo seré mientras que viva, | | y aun después de ser muerto ochenta siglos. | |
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ANDREA | ¿Habrá quien quiera libertad huyendo? | 525 |
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MADRIGAL | Cuatro bravos soldados os esperan, | | y son gente de pluma y bien nacidos. | |
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ANDREA | ¿Son los que dijo Arguijo? |
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ANDREA | Yo los tengo escondidos y a recaudo. | |
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MADRIGAL | ¿Qué turba es ésta? ¿Qué
ruïdo es éste? | 530 |
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ANDREA | Es el embajador de los persianos, | | que viene a tratar paces con el Turco. | | Haceos a aquesta parte mientras pasa. | |
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(Entra un embajador, vestido como los que andan
aquí, y acompáñanle jenízaros; va como
TURCO.)
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MADRIGAL | ¡Bizarro va y gallardo por estremo! | |
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ANDREA | Los más de los persianos son gallardos, | 535 | y muy grandes de cuerpo, y grandes hombres | | de a caballo. |
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MADRIGAL | Y son, según se dice, | | los caballos el nervio de sus fuerzas. | | ¡Plega a Dios que las paces no se hagan! | | ¿Queréis venir, Andrea? |
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ANDREA | Guía adonde | 540 | fuere más de tu gusto. |
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ANDREA | Al de Morato guía, | | que he de juntarme allí con otra espía. | |
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-fol. 118r-
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(Éntranse.)
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(Entra el
GRAN TURCO,
RUSTÁN y
MAMÍ.)
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TURCO | Flaca disculpa me das | | de la traición que me has hecho, | 545 | mayor que se vio jamás. | |
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RUSTÁN | Si bien estás en el hecho, | | señor, no me culparás. | | Cuando vino a mi poder, | | no vino de parecer | 550 | que pudiese darte gusto, | | y fue el reservarla justo | | a más tomo y mejor ser; | | muchos años, Gran Señor, | | profundas melancolías | 555 | la tuvieron sin color. | |
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RUSTÁN | Sedequías, | | el judío, tu doctor. | |
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TURCO | Testigos muertos presentas | | en tu causa; a fe que intentas | 560 | escaparte por buen modo. | |
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TURCO | Razón será que no mientas. | |
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RUSTÁN | No ha tres días que el sereno | | cielo de su rostro hermoso | 565 | mostró de hermosura lleno; | | no ha tres días que un ansioso | | dolor salió de su seno. | | En efecto: no ha tres días | | que de sus melancolías | 570 | está libre esta española, | | que es en la belleza sola. | |
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RUSTÁN | Ni miento ni desvarío. | | Puedes hacer la experiencia | 575 | cuando gustes, señor mío. | | Haz que venga a tu presencia: | | verás su donaire y brío; | | verás andar en el suelo, | | con pies humanos, al cielo, | 580 | cifrado en su gentileza. | |
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TURCO | De un temor otro se empieza, | | de un recelo, otro recelo. | | Mucho temo, mucho espero, | | mucho puede la alabanza | 585 | en lengua de lisonjero; | | mas la lisonja no alcanza | | parte aquí. Rustán, yo quiero | | ver esa cautiva luego; | | ¡ve por ella, y por el dios ciego, | 590 | que me tïene asombrado, | | que a no ser cual la has pintado, | | que te he de entregar al fuego! | |
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(Éntrase
RUSTÁN.)
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MAMÍ | Si no está en más la ventura | | de Rustán, que en ser hermosa | 595 | la cautiva, y de hermosura | | rara, su suerte es dichosa; | | libre está de desventura. | | Desde ahora muy bien puedes | | hacerle, señor, mercedes, | 600 | porque verás, de aquí a poco, | | aquí todo el cielo. |
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TURCO | Loco, | | a todo hipérbole excedes. | | Deja, que es justo, a los ojos | | algo que puedan hallar | 605 | en tan divinos despojos. | |
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MAMÍ | ¿Qué vista podrá mirar | | de Apolo los rayos rojos | | que no quede deslumbrada? | |
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TURCO | Tanta alabanza me enfada. | 610 |
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MAMÍ | Remítome a la experiencia | | que has de hacer con la presencia | | désta, en mi lengua, agraviada. | |
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(Entran
RUSTÁN y la
SULTANA.)
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RUSTÁN | Háblale mansa y süave, | | |
-fol. 118v-
| que importa, señora mía, | 615 | porque con todos no acabe. | |
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SULTANA | Daré de la lengua mía | | al santo cielo la llave; | | arrojaréme a sus pies; | | diré que su esclava es | 620 | la que tiene a gran ventura | | besárselos. |
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RUSTÁN | Es cordura | | que en ese artificio des. | |
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SULTANA | Las rodillas en la tierra | | y mis ojos en tus ojos, | 625 | te doy, señor, los despojos | | que mi humilde ser encierra; | | y si es soberbia el mirarte, | | ya los abajo e inclino | | por ir por aquel camino | 630 | que suele más agradarte. | |
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TURCO | ¡Gente indiscreta, ignorante, | | locos, sin duda, de atar, | | a quien no se puede hallar, | | en ser simples, semejante; | 635 | robadores de la fama | | debida a tan gran sujeto; | | mentirosos, en efecto, | | que es la traición que os infama! | | ¡Por cierto que bien se emplea | 640 | cualquier castigo en vosotros! | |
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MAMÍ | ¡Desdichados de nosotros | | si le ha parecido fea! | |
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TURCO | ¡Cuán a lo humano hablasteis | | de una hermosura divina, | 645 | y esta beldad peregrina | | cuán vulgarmente pintastes! | | ¿No fuera mejor ponella | | al par de Alá en sus asientos, | | hollando los elementos | 650 | y una y otra clara estrella, | | dando leyes desde allá, | | que con reverencia y celo | | guardaremos los del suelo, | | como Mahoma las da? | 655 |
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MAMÍ | ¿No te dije que era rosa | | en el huerto a medio abrir? | | ¿Qué más pudiera decir | | la lengua más ingeniosa? | | ¿No te la pinté discreta | 660 | cual nunca se vio jamás? | | ¿Pudiera decirte más | | un mentiroso poeta? | |
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RUSTÁN | Cielo te la hice yo, | | con pies humanos, señor. | 665 |
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TURCO | A hacerla su Hacedor | | acertaras. |
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RUSTÁN | Eso no: | | que esos grandes atributos | | cuadran solamente a Dios. | |
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TURCO | En su alabanza los dos | 670 | anduvistes resolutos | | y cortos en demasía, | | por lo cual, sin replicar, | | os he de hacer empalar | | antes que pase este día. | 675 | Mayor pena merecías, | | traidor Rustán, por ser cierto | | que me has tenido encubierto | | tan gran tesoro tres días. | | Tres días has detenido | 680 | el curso de mi ventura; | | tres días en mal segura | | vida y penosa he vivido; | | tres días me has defraudado | | del mayor bien que se encierra | 685 | en el cerco de la tierra | | y en cuanto vee el sol dorado. | | Morirás, sin duda alguna, | | hoy, en este mismo día: | | que, a do comienza la mía, | 690 | ha de acabar tu fortuna. | |
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SULTANA | Si ha hallado esta cautiva | | alguna gracia ante ti, | | vivan Rustán y Mamí. | |
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-fol. 119r-
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TURCO | Rustán muera; Mamí viva. | 695 | Pero maldigo la lengua | | que tal cosa pronunció; | | vos pedís; no otorgo yo. | | Recompensaré esta mengua | | con haceros juramento, | 700 | por mi valor todo junto, | | de no discrepar un punto | | de hacer vuestro mandamiento. | | No sólo viva Rustán; | | pero, si vos lo queréis, | 705 | los cautivos soltaréis, | | que en las mazmorras están; | | porque a vuestra voluntad | | tan sujeta está la mía, | | como está a la luz del día | 710 | sujeta la escuridad. | |
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SULTANA | No tengo capacidad | | para tanto bien, señor. | |
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TURCO | Sabe igualar el amor | | el vos y la majestad. | 715 | De los reinos que poseo, | | que casi infinitos son, | | toda su juridición | | rendida a la tuya veo; | | ya mis grandes señoríos, | 720 | que grande señor me han hecho, | | por justicia y por derecho, | | son ya tuyos más que míos; | | y, en pensar no te demandes | | esto soy, aquello fui; | 725 | que, pues me mandas a mí, | | no es mucho que al mundo mandes. | | Que seas turca o seas cristiana, | | a mí no me importa cosa; | | esta belleza es mi esposa, | 730 | y es de hoy más la Gran Sultana. | |
|
|
SULTANA | Cristiana soy, y de suerte, | | que de la fe que profeso | | no me ha de mudar exceso | | de promesas ni aun de muerte. | 735 | Y mira que no es cordura | | que entre los tuyos se hable | | de un caso que, por notable, | | se ha de juzgar por locura. | | ¿Dónde, señor, se habrá
visto | 740 | que asistan dos en un lecho, | | que el uno tenga en el pecho | | a Mahoma, el otro a Cristo? | | Mal tus deseos se miden | | con tu supremo valor, | 745 | pues no junta bien Amor | | dos que las leyes dividen. | | Allá te avén con tu alteza, | | con tus ritos y tu secta, | | que no es bien que se entremeta | 750 | con mi ley y mi bajeza. | |
|
|
TURCO | En estos discursos entro, | | pues Amor me da licencia; | | yo soy tu circunferencia, | | y tú, señora, mi centro; | 755 | de mí a ti han de ser iguales | | las cosas que se trataren, | | sin que en otro punto paren | | que las haga desiguales. | | La majestad y el Amor | 760 | nunca bien se convinieron, | | y en la igualdad le pusieron, | | los que hablaron del mejor. | | Deste modo se adereza | | lo que tú ves despüés: | 765 | que, humillándome a tus pies, | | te levanto a mi cabeza. | | Iguales estamos ya. | |
|
|
SULTANA | Levanta, señor, levanta, | | que tanta humildad espanta. | 770 |
|
|
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SULTANA | Una merced te suplico, | | y me la has de conceder. | |
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|
TURCO | A cuanto quieras querer | | |
-fol. 119v-
| obedezco y no replico. | 775 | Suelta, condena, rescata, | | absuelve, quita, haz mercedes, | | que esto y más, señora, puedes: | | que Amor tu imperio dilata. | | Pídeme los imposibles | 780 | que te ofreciere el deseo, | | que, en fe de ser tuyo, creo | | que los he de hacer posibles. | | No vengas a contentarte | | con pocas cosas, mi amor; | 785 | que haré, siendo pecador, | | milagros por agradarte. | |
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|
SULTANA | Sólo te pido tres días, | | Gran Señor, para pensar... | |
|
|
TURCO | Tres días me han de acabar. | 790 |
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|
SULTANA | ...en no sé qué dudas mías, | | que escrupulosa me han hecho, | | y, éstos cumplidos, vendrás, | | y claramente verás | | lo que tienes en mi pecho. | 795 |
|
|
TURCO | Soy contento. Queda en paz, | | guerra de mi pensamiento, | | de mis placeres aumento, | | de mis angustias solaz. | | Vosotros, atribulados | 800 | y alegres en un instante, | | llevaréis de aquí adelante | | vuestros gajes seisdoblados. | | Entra, Rustán; da las nuevas | | a esas cautivas todas | 805 | de mis esperadas bodas. | |
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|
MAMÍ | ¡Gentil recado les llevas! | |
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|
TURCO | Y como a cosa divina, | | y esto también les dirás, | | sirvan y adoren de hoy más | 810 | a mi hermosa Catalina. | |
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|
(Éntranse el
TURCO,
MAMÍ y
RUSTÁN, y queda en el teatro sola la
SULTANA.)
|
SULTANA | ¡A ti me vuelvo, Gran Señor, que
alzaste, | | a costa de tu sangre y de tu vida, | | la mísera de Adán primer caída, | | y, adonde él nos perdió, Tú nos
cobraste. | 815 | A Ti, Pastor bendito, que buscaste | | de las cien ovejuelas la perdida, | | y, hallándola del lobo perseguida, | | sobre tus hombros santos te la echaste; | | a Ti me vuelvo en mi af[l]ición amarga, | 820 | y a Ti toca, Señor, el darme ayuda: | | que soy cordera de tu aprisco ausente, | | y temo que, a carrera corta o larga, | | cuando a mi daño tu favor no acuda, | | me ha de alcanzar esta infernal serpiente! | 825 |
|
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|
FIN DE LA PRIMERA JORNADA
|
Jornada segunda |
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Traen dos moros atado a
MADRIGAL, las manos atrás, y sale con ellos el
GRAN CADÍ, que es el juez obispo de los
turcos.
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MORO 1 | Como te habemos contado, | | por aviso que tuvimos, | | en fragante le cogimos | | cometiendo el gran pecado. | | La alárabe queda presa, | 5 | y, como se vee con culpa | | que carece de disculpa, | | toda su maldad confiesa. | |
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CADÍ | Dad con ellos en la mar, | | de pies y manos atados, | 10 | y de peso acomodados, | | que no los dejen nadar; | | pero si moro se vuelve, | | casaldos, y libres queden. | |
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|
MADRIGAL | Hermanos, atarme pueden. | 15 |
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|
CADÍ | ¿En qué el perro se resuelve: | | en casarse, o en morir? | |
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MADRIGAL | Todo es muerte, y todo es pena; | | ninguna cosa hallo buena | | en casarme ni en vivir. | 20 | Como la ley no dejara | | en la cual pienso salvarme, | | la vida, con el casarme, | | aunque es muerte, dilatara; | | pero casarme y ser moro | 25 | son dos muertes, de tal suerte, | | que atado corro a la muerte | | y suelto mi ley adoro. | | Mas yo sé que desta vez | | no he de morir, señor bueno. | 30 |
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|
CADÍ | ¿Cómo, si yo te condeno, | | y soy supremo jüez? | | De las sentencias que doy | | no hay apelación alguna. | |
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|
MADRIGAL | Con todo, de mi fortuna, | 35 | aunque mala, alegre estoy. | | La piedra tendré ya puesta | | al cuello, y has de pensar | | que no me pienso anegar; | | y desto haré buena puesta. | 40 | Y, porque no estés suspenso, | | haz salir estos dos fuera: | | diréte de la manera | | que ha de ser, según yo pienso. | |
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CADÍ | Idos, y dejalde atado, | 45 | que quiero ver de la suerte | | cómo escapa de la muerte, | | a quien está condenado. | |
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(Vanse los dos moros.)
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MADRIGAL | Si de bien tendrás memoria, | | porque no es posible menos, | 50 | de aquel sabio cuyo nombre | | fue Apolonio Tianeo, | | el cual, según que lo sabes, | | |
-fol. 120v-
| o fuese favor del cielo, | | o fuese ciencia adquirida | 55 | con el trabajo y el tiempo, | | supo entender de las aves | | el canto tan por estremo, | | que en oyéndolas decía: | | «Esto dicen». Y esto es cierto. | 60 | Ora cantase el canario, | | ora trinase el jilguero, | | ora gimiese la tórtola, | | ora graznasen los cuervos, | | desde el pardal malicioso | 65 | hasta el águila de imperio, | | de sus cantos entendía | | los escondidos secretos. | | Éste fue, según es fama, | | abuelo de mis abuelos, | 70 | a quien dejó de su gracia | | por únicos herederos. | | Uno la supo de todos | | los que en aquel tiempo fueron, | | y no la hereda más de uno | 75 | de sus más cercanos deudos. | | De deudo a deudo ha venido, | | con el valor de los tiempos, | | a encerrarse esta ventura | | en mi desdichado pecho. | 80 | A esta mañana, que iba | | al pecado, porque vengo | | a tener cercada el alma | | de esperanzas y de miedos, | | oí en casa de un judío | 85 | a un ruiseñor pequeñuelo, | | que, con divina armonía, | | aquesto estaba diciendo: | | «¿Adónde vas, miserable? | | Tuerce el paso, y hurta el cuerpo | 90 | a la ocasión que te llama | | y lleva a tu fin postrero. | | Cogeránte en el garlito, | | ya cumplido tu deseo; | | morirás, sin duda alguna, | 95 | si te falta este remedio. | | Dile al jüez de tu causa | | que han decretado los cielos | | que muera de aquí a seis días | | y baje al estigio reino; | 100 | pero que si hiciere emienda | | de tres grandes desafueros | | que a dos moros y una viuda | | no ha muchos años que ha hecho; | | y si hiciere la zalá, | 105 | lavando el cuerpo primero | | con tal agua (y dijo el agua, | | que yo decirte no quiero), | | tendrá salud en el alma, | | tendrá salud en el cuerpo, | 110 | y será del Gran Señor | | favorecido en estremo». | | Con esta gracia admirable, | | otra más subida tengo: | | que hago hablar a las bestias | 115 | dentro de muy poco tiempo. | | Y aquel valiente elefante | | del Gran Señor, yo me ofrezco | | de hacerle hablar en diez años | | distintamente turquesco; | 120 | y cuando desto faltare, | | que me empalen, que en el fuego | | me abrasen, que desmenucen | | brizna a brizna estos mis miembros. | |
|
|
CADÍ | El agua me has de decir, | 125 | que importa. |
|
|
MADRIGAL | Su tiempo espero, | | porque ha de ser distilada | | de ciertas yerbas y yezgos. | | Tú no la conocerás; | | yo sí, y al cielo sereno | 130 | se han de coger en tres noches. | |
|
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(Desátale.)
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-fol. 1021r [121r]-
|
CADÍ | En tu libertad te vuelvo. | | Pero una cosa me tiene | | confuso, amigo, y perplejo: | | que no sé cuál viuda sea, | 135 | ni cuáles moros sean éstos | | a quien he de hacer la enmienda: | | que veo que son sin cuento | | los moros de mí ofendidos, | | y viudas pasan de ciento. | 140 |
|
|
MADRIGAL | Iré a oír al ruiseñor | | otra vez, y yo sé cierto | | que él me dirá en su cántico | | quién son los que no sabemos. | |
|
|
CADÍ | A estos moros les diré | 145 | la causa por que te suelto, | | que será que al elefante | | has de hacer hablar turquesco. | | Pero dime: ¿acaso sabes | | hablar turco? |
|
|
|
CADÍ | Pues ¿cómo de lo que ignoras | | quieres mostrarte maestro? | |
|
|
MADRIGAL | Aprenderé cada día | | lo que mostrarle pretendo, | | pues habrá tiempo en diez años | 155 | de aprender el turco y griego. | |
|
|
CADÍ | Dices verdad. Mira, amigo, | | que mi vida te encomiendo: | | que será desto la paga | | tu libertad, por lo menos. | 160 |
|
|
MADRIGAL | ¡Penitencia, gran cadí; | | penitencia y buen deseo | | de no hacer de aquí adelante | | tantos tuertos a derechos! | |
|
|
CADÍ | No se te olviden las yerbas, | 165 | que es la importancia del hecho | | memorable que me has dicho, | | y sin duda alguna creo: | | que ya sé que fue en el mundo | | Apolonio Tianeo, | 170 | que entendía de las aves | | el canto, y también entiendo | | que hay arte que hace hablar | | a los mudos. |
|
|
MADRIGAL | ¡Bueno es eso! | | Al elefante os aguardo, | 175 | y las yerbas os espero. | |
|
|
|
(Éntranse.)
|
|
(Parece el
GRAN TURCO detrás de unas cortinas de
tafetán verde; salen cuatro bajaes ancianos; siéntanse sobre
alfombras y almohadas; entra el
EMBAJADOR DE PERSIA, y al entrar le echan encima una
ropa de brocado; llévanle dos turcos de brazo, habiéndole mirado
primero si trae armas encubiertas; llévanle a asentar en una almohada de
terciopelo; descúbrese la cortina; parece el
GRAN TURCO. (Mientras esto se hace puede[n] sonar
chirimías). Sentados todos, dice el
EMBAJADOR:)
|
EMBAJADOR | Prospere Alá tu poderoso Estado, | | señor universal casi del suelo; | | sea por luengos siglos dilatado, | | por suerte amiga y por querer del cielo. | 180 | |
-fol. 1021v [121v]-
| La embajada de aquél que me ha enviado, | | con preámbulos cortos, como suelo, | | diré, si es que me das de hablar licencia; | | que sin ella enmudezco en tu presencia. | |
|
|
BAJÁ 1 | Di con la brevedad que has prometido, | 185 | que si es con la que sueles, será parte | | a darte el Gran Señor atento oído, | | puesto que le forzamos a escucharte. | | Por muchas persuasiones ha venido | | a darte audiencia y a respuesta darte; | 190 | que pocas veces oye al enemigo. | | Di, pues; que ya eres largo. |
|
|
EMBAJADOR | Pues ya digo. | | Dice el Soldán, señor, que, si
tú gustas | | de paz, que él te la pide, y que se haga | | con leyes tan honestas y tan justas, | 195 | que el tiempo o el rencor no las deshaga; | | si a la suya, que es buena, tu alma ajustas, | | dar el cielo a los dos será la paga. | |
|
|
BAJÁ 2 | No aconsejes; propón, di tu emb[a]jada. | |
|
|
EMBAJADOR | Toda en pedir la paz está cifrada. | 200 |
|
|
BAJÁ 1 | Ese cabeza roja, ese maldito, | | que de las ceremonias de Mahoma, | | con depravado y bárbaro apetito, | | unas cosas despide y otras toma, | | bien debe de pensar que el infinito | 205 | poder, que al mundo espanta, estrecha y doma, | | del Gran Señor, el cielo tal le tenga, | | que hacer paces infames le convenga. | | Su mendiguez sabemos y sus mañas, | | por quien con él de nuevo me enemisto, | 210 | viendo que el grande rey de las Españas | | muchos persianos en su Corte ha visto. | | Éstas son de tu dueño las hazañas; | | pedir favor a quien adora en Cristo; | | y como ve que el ayudarle niega, | 215 | por paz cobarde en ruego humilde ruega. | |
|
|
EMBAJADOR | Aquella majestad que tiene al mundo | | admirado y suspenso; el verdadero | | retrato de Filipo, aquel Segundo, | | que sólo pudo darse a sí tercero; | 220 | |
-fol. 122r-
| aquel cuyo valor alto y profundo | | no es posible alabarle como quiero; | | aquel, en fin, que el sol, en su camino, | | mirando va sus reinos de contino; | | llevado en vuelo de la buena fama | 225 | su nombre y su virtud a los oídos | | del Soldán, mi señor, así le inflama | | el deseo de verle los sentidos, | | que a mí me insiste, solicita y llama | | y manda que por pasos no entendidos, | 230 | por mares y por reinos diferentes, | | vaya a ver al gran rey. |
|
|
BAJÁ 1 | ¿Esto consientes? | | Echadle fuera. Adulador, camina; | | embajador cristiano. Echadle fuera; | | que, de los que profesan su dotrina, | 235 | algún buen fruto por jamás se espera. | | El cuerpo dobla; la cabeza inclina. | | Echadle, digo. |
|
|
|
BAJÁ 1 | Goce de embajador la preeminencia, | | que es la que no ejecuta esa sentencia. | 240 |
(Échanle a empujones al
EMBAJADOR.)
| No es mucho, Gran Señor, que me desmande | | a alzar la voz, de cólera encendido: | | que no ha sido pequeña, sino grande, | | la desvergüenza deste fementido. | | Vea tu majestad ahora, y mande | 245 | la respuesta que más fuere servido | | que se le dé a este can. |
|
|
TURCO | Comunicadme | | y, cual el caso pide, aconsejadme. | | Mirad bien si la paz es conveniente | | y honrosa. |
|
|
BAJÁ 2 | A lo que yo descubro y veo, | 250 | que sosegar las armas del Oriente, | | no te puede pedir más el deseo, | | con tanto que el persiano no alce frente | | contra ti. Triste historia es la que leo; | | que a nosotros la Persia así nos daña, | 255 | que es lo mismo que Flandes para España. | | Conviene hacer la paz, por las razones | | |
-fol. 122v-
| que en este pergamino van escritas. | |
|
|
TURCO | Presto a la paz ociosa te dispones; | | presto el regalo blando solicitas. | 260 | Tú, Braín valeroso, ¿no te opones | | a Mustafá? ¿Por dicha, solicitas | | también la paz? |
|
|
BAJÁ 1 | La guerra facilito, | | y daré las razones por escrito. | |
|
|
TURCO | Veréla y veré lo que contiene, | 265 | y de mi parecer os daré parte. | |
|
|
BAJÁ 1 | Alá, que el mundo entre los dedos tiene, | | te entregue dél la rica y mayor parte. | |
|
|
BAJÁ 2 | Mahoma así la paz dichosa ordene, | | que se oiga el son del belicoso Marte, | 270 | no en Persia, sino en Roma, y tus galeras | | corran del mar de España las riberas. | |
|
|
|
(Éntranse.)
|
|
(Sale la
SULTANA y
RUSTÁN.)
|
RUSTÁN | Como de su alhaja, puede | | gozar de ti a su contento. | |
|
|
SULTANA | La viva fe de mi intento | 275 | a toda su fuerza excede: | | resuelta estoy de morir, | | primero que darle gusto. | |
|
|
RUSTÁN | Contra intento que es tan justo | | no tengo qué te decir; | 280 | pero mira que una fuerza | | tal puede mucho, señora; | | y mira bien que a ser mora | | no te induce ni te fuerza. | |
|
|
SULTANA | ¿No es grandísimo pecado | 285 | el juntarme a un infïel? | |
|
|
RUSTÁN | Si pudieras huir dél, | | te lo hubiera aconsejado; | | mas cuando la fuerza va | | contra razón y derecho, | 290 | no está el pecado en el hecho, | | si en la voluntad no está; | | condénanos la intención | | o nos salva en cuanto hacemos. | |
|
|
SULTANA | Eso es andar por estremos. | 295 |
|
|
RUSTÁN | Sí; mas puestos en razón: | | que el alma no es bien peligre | | cuando por fuerza de brazos | | echan a su cuerpo lazos | | que rendirán a una tigre. | 300 | Desta verdad se recibe | | la que no habrá quien la tuerza: | | que peca el que hace la fuerza, | | pero no quien la recibe. | |
|
|
SULTANA | Mártir seré si consiento | 305 | antes morir que pecar. | |
|
|
RUSTÁN | Ser mártir se ha de causar | | por más alto fundamento, | | que es por el perder la vida | | por confesión de la fe. | 310 |
|
|
|
RUSTÁN | ¿Quién a ella te convida? | | Sultán te quiere cristiana, | | y a fuerza, si no de grado, | | sin darle muerte al ganado | 315 | podrá gozar de la lana. | | |
-fol. 123r-
| Muchos santos desearon | | ser mártires, y pusieron | | los medios que convinieron | | para serlo, y no bastaron: | 320 | que al ser mártir se requiere | | virtud sobresingular, | | y es merced particular | | que Dios hace a quien Él quiere. | |
|
|
SULTANA | Al cielo le pediré, | 325 | ya que no merezco tanto, | | que a mi propósito santo | | de su firmeza le dé; | | haré lo que fuere en mí, | | y en silencio, en mis recelos, | 330 | daré voces a los cielos. | |
|
|
|
|
(Entra
MAMÍ.)
|
MAMÍ | El Gran Señor viene a verte. | |
|
|
|
MAMÍ | Hablas, señora, muy mal. | 335 |
|
|
SULTANA | Siempre hablaré desta suerte; | | y no quieras tú mostrarte | | prudente en aconsejarme. | |
|
|
MAMÍ | Sé que vendrás a mandarme, | | y no es bien descontentarte. | 340 |
|
|
|
(Entra el
GRAN TURCO.)
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|
TURCO | Catalina la Otomana | | te llamarán. |
|
|
SULTANA | Soy cristiana, | | y no admito el sobrenombre, | | porque es el mío de Oviedo, | 345 | hidalgo, ilustre y cristiano. | |
|
|
TURCO | No es humilde el otomano. | |
|
|
SULTANA | Esa verdad te concedo: | | que en altivo y arrogante | | ninguno igualarte puede. | 350 |
|
|
TURCO | Pues el tuyo al mío excede | | y en todo le va adelante, | | pues que desprecias por él | | al mayor que el suelo tiene. | |
|
|
SULTANA | Sé yo que en él se contiene | 355 | lo que es de estimar en él, | | que es el darme a conocer | | por cristiana si me nombran. | |
|
|
TURCO | Tus libertades me asombran, | | que son más que de mujer; | 360 | pero bien puedes tenellas | | con quien solamente puede | | aquello que le concede | | el valor que vive en ellas. | | Dél conozco que te estimas | 365 | en todo aquello que vales, | | y con arrogancias tales | | me alegras y me lastimas. | | Muéstrate más soberana, | | haz que te tenga respeto | 370 | el mundo, porque, en efeto, | | has de ser la Gran Sultana. | | Y doyte la preeminencia | | desde luego: ya lo eres. | |
|
|
SULTANA | ¿Dar a una tu esclava quieres | 375 | de tu esposa la excelencia? | | Míralo bien, porque temo | | que has de arrepentirte presto. | |
|
|
TURCO | Ya lo he mirado, y en esto | | no hago ningún estremo, | 380 | si ya no fuese el de hacer | | que con la sangre otomana | | mezcle la tuya cristiana | | para darle mayor ser. | | Si el fruto que de ti espero | 385 | llega a colmo, verá el mundo | | que no ha de tener segundo | | el que me dieres primero. | | No habrá descubierto el sol, | | en cuanto ciñe y rodea, | 390 | |
-fol. 123v-
| no, quien pase, que igual sea | | a un otomano español. | | Mira a lo que te dispones, | | que ya mi alma adivina | | que has de parir, Catalina, | 395 | hermosísimos leones. | |
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|
SULTANA | Antes tomara engendrar | | águilas. |
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TURCO | A tu fortuna | | no hay dificultad alguna | | que la pueda contrastar. | 400 | En la cumbre de la rueda | | estás, y, aunque varïable, | | contigo ha de ser estable, | | estando en tu gloria queda. | | Daréte la posesión | 405 | de mi alma aquesta tarde, | | y la de mi cuerpo, que arde | | en llamas de tu afición; | | afición, de amor interno, | | que, con poderoso brío, | 410 | de mi alma y mi albedrío | | tiene el mando y el gobierno. | |
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TURCO | Sélo; | | que a tu cuerpo, por agora, | | es el que mi alma adora | 415 | como si fuese su cielo. | | ¿Tengo yo a cargo tu alma, | | o soy Dios para inclinalla, | | o ya de hecho llevalla | | donde alcance eterna palma? | 420 | Vive tú a tu parecer, | | como no vivas sin mí. | |
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SULTANA | No me has de quitar, señor, | 425 | que con cristianos no trate. | |
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MAMÍ | Éste es grande disparate, | | y el concederle, mayor. | |
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TURCO | Tal te veo y tal me veo, | | que con grave imperio y firme | 430 | puedes, Sultana, pedirme | | cuanto te pida el deseo. | | De mi voluntad te he dado | | entera juridición; | | tus deseos míos son: | 435 | mira si estoy obligado | | a cumplillos. |
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MAMÍ | Caso grave, | | y entre turcos jamás visto, | | andar por aquí tu Cristo, | | Rustán. |
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RUSTÁN | Él mismo lo sabe. | 440 | Él suele, Mamí, sacar | | de mucho mal mucho bien. | |
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TURCO | Tus aranceles me den | | el modo que he de guardar | | para no salir un punto | 445 | de tu gusto; que el sabelle | | y el entendelle y hacelle | | estará en mi alma junto. | | Saca de aquesta humildad, | | bellísima Catalina, | 450 | que se guía y se encamina | | a rendir su voluntad. | | No quiero gustos por fuerza | | de gran poder conquistados: | | que nunca son bien logrados | 455 | los que se toman por fuerza. | | Como a mi esclava, en un punto | | pudiera gozarte agora; | | mas quiero hacerte señora, | | por subir el bien de punto; | 460 | y, aunque del cercado ajeno | | es la fruta más sabrosa | | que del propio, ¡estraña cosa!, | | por la que es tan mía peno. | | Entre las manos la tengo, | 465 | y entre la boca y las manos | | desparece. ¡Oh, miedos vanos, | | y a cuántas bajezas vengo! | | Puedo cumplir mi des[e]o | | y estoy en comedimientos. | 470 |
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-fol. 124r-
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RUSTÁN | Humilla tus pensamientos, | | porque muy airado veo | | al Gran Señor; no fabriques | | tu tristeza en su pesar, | | y a quien ya puedes mandar, | 475 | no será bien que supliques. | |
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SULTANA | Dio el temor con mi buen celo | | en tierra. ¡Oh pequeña edad! | | ¡Con cuánta facilidad | | te rinde cualquier recelo! | 480 | Gran Señor, veisme aquí; postro | | las rodillas ante ti; | | tu esclava soy. |
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TURCO | ¿Cómo así? | | Alza, señora, ese rostro, | | y en esos sus soles dos, | 485 | que tanto le hermosean, | | harás que mis ojos vean | | el grande poder de Dios, | | o de la naturaleza, | | a quien Alá dio poder | 490 | para que pudiese hacer | | milagros en su belleza. | |
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SULTANA | Advierte que soy cristiana, | | y que lo he de ser contino. | |
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MAMÍ | ¡Caso estraño y peregrino: | 495 | cristiana una Gran Sultana! | |
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TURCO | Puedes dar leyes al mundo, | | y guardar la que quisieres: | | no eres mía, tuya eres, | | y a tu valor sin segundo | 500 | se le debe adoración, | | no sólo humano respeto; | | y así, de guardar prometo | | las sombras de tu intención. | | Mamí, tráeme, ¡así
tú vivas!, | 505 | a que den en mi presencia | | a Sultana la obediencia | | del serrallo las cautivas. | |
(Éntrase
MAMÍ.)
| Reveréncienla, no sólo | | los que obediencia me dan, | 510 | sino las gentes que están | | desde éste al contrario polo. | |
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SULTANA | ¡Mira, señor, que ya pasan | | tus deseos de lo justo! | |
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TURCO | Las cosas que me dan gusto | 515 | no se miden ni se tasan; | | todas llegan al estremo | | mayor que pueden llegar, | | y para las alcanzar | | siempre espero, nunca temo. | 520 |
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|
(Vuelve
MAMÍ, y con él
CLARA, llamada
ZAIDA, y
ZELINDA, que es
LAMBERTO, el que busca
ROBERTO.)
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TURCO | Éstas dos | | den la obediencia por todas. | |
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|
ZAIDA | Hagan dichosas tus bodas | | las bendiciones de Dios; | | fecundo tu seno sea, | 525 | y, con parto sazonado, | | del Gran Señor el Estado | | con mayorazgo se vea; | | logres la intención que tienes, | | que ya de Rustán la sé, | 530 | y en varios modos te dé | | el mundo mil parabienes. | |
|
|
ZELINDA | Hermosísima española, | | corona de su nación, | | única en la discreción, | 535 | y en buenos intentos sola; | | traiga a colmo tu deseo | | el Cielo, que le conoce, | | y en estas bodas se goce | | el dulce y santo Himeneo; | 540 | por tu parecer se rija | | el imperio que posees; | | ninguna cosa desees | | que el no alcanzalla te aflija; | | |
-fol. 124v-
| de ensalzarte es cosa llana | 545 | que Mahoma el cargo toma. | |
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TURCO | No le nombréis a Mahoma, | | que la Sultana es cristiana. | | Doña Catalina es | | su nombre, y el sobrenombre | 550 | de Oviedo, para mí, nombre | | de riquísimo interés; | | porque, a tenerle de mora, | | nunca a mi poder llegara, | | ni del tesoro gozara | 555 | que en su hermosura mora. | | Ya como a cosa divina, | | sin que lo encubra el silencio, | | el gran nombre reverencio | | de mi hermosa Catalina. | 560 | Para celebrar las bodas, | | que han de dar asombro al suelo, | | déme de su gloria el cielo | | y acudan mis gentes todas; | | concédame el mar profundo, | 565 | de sus senos temerosos, | | los pescados más sabrosos; | | sus riquezas me dé el mundo; | | denme la tierra y el viento | | aves y caza, de modo | 570 | que esté en cada una el todo | | del más gustoso alimento. | |
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|
SULTANA | Mira, señor, que me agravia | | el bien que de mí pregonas. | |
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TURCO | Denme para tus coronas | 575 | perlas el Sur, oro Arabia, | | púrpura Tiro y olores | | la Sabea, y, finalmente, | | denme para ornar tu frente | | abril y mayo sus flores; | 580 | y si os parece que el modo | | de pedir ha dado indicio | | de tener poco juïcio, | | venid y veréislo todo. | |
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|
(Éntranse todos, si no es
ZAIDA y
ZELINDA.)
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ZELINDA | ¡Oh Clara! ¡Cuán turbias van | 585 | nuestras cosas! ¿Qué haremos? | | Que ya están en los estremos | | del más sin remedio afán. | | ¿Yo varón, y en el serrallo | | del Gran Turco? No imagino | 590 | traza, remedio o camino | | a este mal. |
|
|
ZAIDA | Ni yo le hallo. | | ¡Grande fue tu atrevimiento! | |
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ZELINDA | Llegó do llegó el Amor, | | que no repara en temor | 595 | cuando mira a su contento. | | Entre una y otra muerte, | | por entre puntas de espadas | | contra mí desenvainadas, | | entrara, mi bien, a verte. | 600 | Ya te he visto y te he gozado, | | y a este bien no llega el mal | | que suceda, aunque mortal. | |
|
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ZAIDA | Hablas como enamorado: | | todo eres brío, eres todo | 605 | valor y todo esperanza; | | pero nuestro mal no alcanza | | remedio por ningún modo: | | que desta triste morada, | | por nuestro mal conocida, | 610 | es la muerte la salida | | y desventura la entrada. | | De aquí no hay pensar huir | | a más seguro lugar: | | que sólo se ha de escapar | 615 | con las alas del morir. | | Ningún cohecho es bastante | | que a las guardas enternezca, | | ni remedio que se ofrezca | | que el morir no esté delante. | 620 | ¿Yo preñada, y tú
varón, | | |
-fol. 125r-
| y en este serrallo? Mira | | adónde pone la mira | | nuestra cierta perdición. | |
|
|
ZELINDA | ¡Alto! Pues se ha de acabar | 625 | en muerte nuestra fortuna, | | no esperar salida alguna | | es lo que se ha de esperar; | | pero estad, Clara, advertida | | que hemos de morir de suerte | 630 | que nos granjee la muerte | | nueva y perdurable vida. | | Quiero decir que muramos | | cristianos en todo caso. | |
|
|
ZAIDA | De la vida no hago caso, | 635 | como a tal muerte corramos. | |
|
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|
(Éntranse.)
|
|
(Sale
MADRIGAL, el maestro del elefante, con una trompetilla
de hoja de lata, y sale con él
ANDREA, la espía.)
|
ANDREA | ¡Bien te dije, Madrigal, | | que la alárabe algún día | | a la muerte te traería! | |
|
|
MADRIGAL | Más bien me hizo que mal. | 640 |
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|
ANDREA | Maestro de un elefante | | te hizo. |
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MADRIGAL | ¿Ya es barro, Andrea? | | Podrá ser que no se vea | | jamás caso semejante. | |
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|
ANDREA | Al cabo, ¿no has de morir | 645 | cuando caigan en el caso | | de la burla? |
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|
MADRIGAL | No hace al caso. | | Déjame agora vivir, | | que, en término de diez años, | | o morirá el elefante, | 650 | o yo, o el Turco, bastante | | causa a reparar mi[s] daño[s]. | | ¿No fuera peor dejarme | | arrojar en un costal, | | por lo menos en la mar, | 655 | donde pudiera ahogarme, | | sin que pudiera valerme | | de ser grande nadador? | | ¿No estoy agora mejor? | | ¿No podéis vos socorrerme | 660 | agora con más provecho | | vuestro y mío? |
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|
MADRIGAL | Andrea, considerad | | que este hecho es un gran hecho, | | y aun salir con él entiendo | 665 | cuando menos os pensáis. | |
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|
ANDREA | Gracias, Madrigal, tenéis, | | que al diablo las encomiendo. | | ¿El elefante ha de hablar? | |
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|
MADRIGAL | No quedará por maestro; | 670 | y él es animal tan diestro, | | que me hace imaginar | | que tiene algún no sé qué | | de discurso racional. | |
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|
ANDREA | Vos sí sois el animal | 675 | sin razón, como se ve, | | pues en disparates dais | | en que no da quien la tiene. | |
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|
MADRIGAL | Darlo a entender me conviene | | así al Cadí. |
|
|
ANDREA | Bien andáis; | 680 | pero no os cortéis conmigo | | las uñas, que no es razón. | |
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|
MADRIGAL | Es mi propria condición | | burlarme del más amigo. | |
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|
ANDREA | ¿Esa trompeta es de plata? | 685 |
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|
MADRIGAL | De plata la pedí yo; | | mas dijo quien me la dio | | que bastaba ser de lata. | | Al elefante con ella | | he de hablar en el oído. | 690 |
|
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ANDREA | ¡Trabajo y tiempo perdido! | |
|
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MADRIGAL | ¡Traza ilustre y burla bella! | | Cien ásperos cada día | | |
-fol. 125v-
| me dan por acostamiento. | |
|
|
ANDREA | ¿Dos escudos? ¡Gentil cuento! | 695 | ¡Buena va la burlería! | |
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MADRIGAL | El cadí es éste. A más ver, | | que me convïene hablalle. | |
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|
ANDREA | ¿Querrás de nuevo engañalle? | |
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MADRIGAL | Podrá ser que pueda ser. | 700 |
|
|
|
(Vase
ANDREA, y entra el
CADÍ.)
|
CADÍ | Español, ¿has comenzado | | a enseñar al elefante? | |
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|
MADRIGAL | Sí; y está muy adelante: | | cuatro liciones le he dado. | |
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MADRIGAL | En vizcaína, | 705 | que es lengua que se averigua | | que lleva el lauro de antigua | | a la etiopía y abisina. | |
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CADÍ | Paréceme lengua estraña. | | ¿Dónde se usa? |
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MADRIGAL | Allá en la raya | | de Navarra, junto a España. | |
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|
CADÍ | Esta lengua de valor | | por su antigüedad es sola; | | enséñale la española, | 715 | que la entendemos mejor. | |
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|
MADRIGAL | De aquéllas que son más graves, | | le diré las que supiere, | | y él tome la que quisiere. | |
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|
CADÍ | ¿Y cuáles son las que sabes? | 720 |
|
|
MADRIGAL | La jerigonza de ciegos, | | la bergamasca de Italia, | | la gascona de la Galia | | y la antigua de los griegos; | | con letras como de estampa | 725 | una materia le haré, | | adonde a entender le dé | | la famosa de la hampa; | | y si de aquéstas le pesa, | | porque son algo escabrosas, | 730 | mostraréle las melosas | | valenciana y portuguesa. | |
|
|
CADÍ | A gran peligro se arrisca | | tu vida si el elefante | | no sale grande estudiante | 735 | en la turquesca o morisca | | o en la española, a lo menos. | |
|
|
MADRIGAL | En todas saldrá perito, | | si le place al infinito | | sustentador de los buenos, | 740 | y aun de los malos, pues hace | | que a todos alumbre el sol. | |
|
|
CADÍ | Hazme un placer, español. | |
|
|
MADRIGAL | Por cierto que a mí me place. | | Declara tu voluntad, | 745 | que luego será cumplida. | |
|
|
CADÍ | Será el mayor que en mi vida | | pueda hacerme tu amistad. | | Dime: ¿qué iban hablando, | | con acento bronco y triste, | 750 | aquellos cuervos que hoy viste | | ir por el aire volando? | | Que por entonces no pude | | preguntártelo. |
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|
MADRIGAL | Sabrás | | (y de aquesto que me oirás | 755 | no es bien que tu ingenio dude), | | sabrás, digo, que trataban | | que al campo de Alcudia irían, | | lugar donde hartar podían | | la gran hambre que llevaban: | 760 | que nunca falta res muerta | | en aquellos campos anchos, | | donde podrían sus panchos | | de su hartura hallar la puerta. | |
|
|
CADÍ | Y esos campos, ¿dónde están? | 765 |
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|
|
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MADRIGAL | Son los cuervos de volaje | | tan ligeros, que se van | | dos mil leguas en un tris: | | que vuelan con tal instancia, | 770 | |
-fol. 126r-
| que hoy amanecen en Francia, | | y anochecen en París. | |
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CADÍ | Dime: ¿qué estaba diciendo | | aquel colorín ayer? | |
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MADRIGAL | Nunca le pude entender; | 775 | es húngaro: no le entiendo. | |
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|
CADÍ | Y aquella calandria bella, | | ¿supiste lo que decía? | |
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|
MADRIGAL | Una cierta niñería | | que no te importa sabella. | 780 |
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|
MADRIGAL | Ella dijo, en conclusión, | | que andabas tras un garzón, | | y aun otras cosillas más. | |
|
|
CADÍ | Pues, ¡válgala Lucifer!, | 785 | ¿a qué se mete conmigo? | |
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|
MADRIGAL | Si hay algo de lo que digo, | | verás que la sé entender. | |
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CADÍ | No va muy descaminada; | | pero no ha llegado el juego | 790 | a que me abrase en tal fuego. | | No digas a nadie nada, | | que el crédito quedaría | | granjeado a buenas noches. | |
|
|
MADRIGAL | Para hablar en tus reproches, | 795 | es muda la lengua mía. | | Bien puedes a sueño suelto | | dormir en mi confianza, | | pues de hablar en tu alabanza | | para siempre estoy resuelto. | 800 | Puesto que los tordos sean | | de tu ruindad pregoneros, | | y la digan los silgueros | | que en los pimpollos gorjean; | | ora los asnos roznando | 805 | digan tus males protervos, | | ora graznando los cuervos, | | o los canarios cantando: | | que, pues yo soy aquel solo | | que los entiende, seré | 810 | aquel que los callaré | | desde el uno al otro polo. | |
|
|
CADÍ | ¿No habrá pájaro que cante | | alguna virtud de mí? | |
|
|
MADRIGAL | Respetaránte, ¡oh cadí!, | 815 | si puedo, de aquí adelante: | | que, apenas veré en sus labios | | dar indicios de tus menguas, | | cuando les corte las lenguas, | | en pena de tus agravios. | 820 |
|
|
|
(Entra
RUSTÁN, el eunuco, y tras él un
CAUTIVO anciano, que se pone a escuchar lo que
hablan.)
|
CADÍ | Buen Rustán, ¿adónde vais? | |
|
|
RUSTÁN | A buscar un tarasí | | español. |
|
|
|
|
MADRIGAL | Sin duda que me buscáis, | | pues soy sastre y español, | 825 | y de tan grande tijera | | que no la tiene en su esfera | | el gran tarasí del sol. | | ¿Qué hemos de cortar? |
|
|
RUSTÁN | Vestidos | | ricos para la Sultana, | 830 | que se viste a la cristiana. | |
|
|
CADÍ | ¿Dónde tenéis los sentidos? | | Rustán, ¿qué es lo que
decís? | | ¿Ya hay Sultana, y que se viste | | a la cristiana? |
|
|
RUSTÁN | No es chiste; | 835 | verdades son las que oís. | | Doña Catalina ha nombre | | con sobrenombre de Oviedo. | |
|
|
CADÍ | Vos diréis algún enredo | | con que me enoje y asombre. | 840 |
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|
RUSTÁN | Con una hermosa cautiva | | se ha casado el Gran Señor, | | y consiéntele su amor | | |
-fol. 126v-
| que en su ley cristiana viva, | | y que se vista y se trate | 845 | como cristiana, a su gusto. | |
|
|
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CADÍ | ¿Hay tan grande disparate? | | Moriré si no voy luego | | a reñirle. |
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(Vase el
CADÍ.)
|
RUSTÁN | En vano irás, | 850 | pues del amor [le] hallarás | | del todo encendido en fuego. | | Venid conmigo, y mirad | | que seáis buen sastre. |
|
|
MADRIGAL | Señor, | | yo sé que no le hay mejor | 855 | en toda esta gran ciudad, | | cautivo ni renegado; | | y, para prueba de aquesto, | | séaos, señor, manifiesto | | que yo soy aquel nombrado | 860 | maestro del elefante; | | y quien ha de hacer hablar | | a una bestia, en el cortar | | de vestir será elegante. | |
|
|
RUSTÁN | Digo que tenéis razón; | 865 | pero si otra no me dais, | | desde aquí conmigo estáis | | en contraria posesión. | | Mas, con todo, os llevaré. | | Venid. |
|
|
CRISTIANO | Señor, a esta parte, | 870 | si quieres, quiero hablarte. | |
|
|
|
CRISTIANO | Para mí es averiguada | | cosa, por más de un indicio, | | que éste sabe del oficio | 875 | de sastre muy poco o nada. | | Yo soy sastre de la Corte, | | y de España, por lo menos, | | y en ella de los más buenos, | | de mejor medida y corte; | 880 | soy, en fin, de damas sastre, | | y he venido al cautiverio | | quizá no sin gran misterio, | | y sin quizá, por desastre. | | Llevadme: veréis quizá | 885 | maravillas. |
|
|
RUSTÁN | Está bien. | | Venid vos, y vos también; | | quizá alguno acertará. | |
|
|
|
|
MADRIGAL | Pues yo a Judas me encomiendo | 890 | si sé coser un remiendo. | |
|
|
CRISTIANO | ¡Ved qué gentil tarasí! | | Aunque pienso, con mi maña, | | antes que a fuerza de brazos, | | de sacar de aquí retazos | 895 | que puedan llevarme a España. | |
|
|
|
(Éntranse todos.)
|
|
(Entra la
SULTANA con un rosario en la mano, y el
GRAN TURCO tras ella, escuchándola.)
|
SULTANA | ¡Virgen, que el sol más bella; | | Madre de Dios, que es toda tu alaban[za]; | | del mar del mundo estrella, | | por quien el alma alcanza | 900 | a ver de sus borrascas la bonanza! | | |
-fol. 121r [127r]-
| En mi aflicción te invoco; | | advierte, ¡oh gran Señora!, que me anego, | | pues ya en las sirtes toco | | del desvalido y ciego | 905 | temor, a quien el alma ansiosa entrego. | | La voluntad, que es mía | | y la puedo guardar, ésa os ofrezco, | | Santísima María; | | mirad que desfallezco; | 910 | dadme, Señora, el bien que no merezco. | | ¡Oh Gran Señor! ¿Aquí
vienes? | |
|
|
TURCO | Reza, reza, Catalina, | | que sin la ayuda divina | | duran poco humanos bienes; | 915 | y llama, que no me espanta, | | antes me parece bien, | | a tu Lela Marïén, | | que entre nosotros es santa. | |
|
|
SULTANA | No hay generación alguna | 920 | que no te bendiga, ¡oh Esposa | | de tu Hijo!, ¡oh tan hermosa | | que es fea ante ti la luna! | |
|
|
TURCO | Bien la pu[e]des alabar, | | que nosotros la alabamos, | 925 | y de ser Virgen la damos | | la palma en primer lugar. | |
|
|
|
(Entra
RUSTÁN,
MADRIGAL y el viejo
CAUTIVO y
MAMÍ.)
|
|
MADRIGAL | Yo, señor, soy el que sabe | | cuanto en el oficio cabe; | 930 | los demás son baladíes. | |
|
|
SULTANA | Vestiréisme a la española. | |
|
|
MADRIGAL | Eso haré de muy buen grado, | | como se le dé recado | | bastante a la chirinola. | 935 |
|
|
|
MADRIGAL | Un vestido | | trazado por tal compás | | que tan lindo por jamás | | ninguna reina ha vestido; | | trecientas varas de tela | 940 | de oro y plata entran en él. | |
|
|
SULTANA | Pues, ¿quién podrá andar con él, | | que no se agobie y se muela? | |
|
|
MADRIGAL | Ha de ser, señora mía, | | la falda postiza. |
|
|
CRISTIANO | ¡Bueno! | 945 | Éste está de seso ajeno, | | o se burla, o desvaría. | | Amigo, muy mal te burlas, | | y sabe, si no lo sabes, | | que con personas tan graves | 950 | nunca salen bien las burlas. | | Yo os haré al modo de España | | un vestido tal que os cuadre. | |
|
|
SULTANA | Éste, sin duda, es mi padre, | | si no es que la voz me engaña. | 955 | Tomadme vos la medida, | | buen hombre. |
|
|
|
SULTANA | Sin duda, es él. ¿Qué
haré? | 960 | ¡Puesta estoy en confusión! | |
|
|
TURCO | Libertad por galardón, | | y gran riqueza os daré. | | Vestídmela a la española, | | con vestidos tan hermosos | 965 | que admiren por lo costosos, | | como ella admira por sola; | | gastad las perlas de Oriente | | y los diamantes indianos, | | que hoy os colmaré las manos | 970 | y el deseo fácilmente. | | Véase mi Catalina | | con el adorno que quiere, | | puesto que en el que trujere | | la tendré yo por divina. | 975 | Es ídolo de mis ojos, | | y, en el proprio o estranjero | | adorno, adorarla quiero, | | y entregarle mis despojos. | |
|
|
CRISTIANO | Venid acá, buena alhaja; | 980 | tomaros he la medida, | | que fuera más bien medida | | a ser de vuestra mortaja. | |
|
|
MADRIGAL | Por la cintura comienza, | | así es sastre como yo. | 985 |
|
|
TURCO | Cristiano amigo, eso no, | | que algo toca en desvergüenza; | | tanteadla desde fuera, | | y no lleguéis a tocalla. | |
|
|
CRISTIANO | ¿Adónde, señor, se halla | 990 | sastre que desa manera | | haga su oficio? ¿No ves | | que en el corte erraría | | si no llevase por guía | | la medida? |
|
|
TURCO | Ello así es; | 995 | mas, a poder escusarse, | | tendríalo por mejor. | |
|
|
CRISTIANO | De mis abrazos, señor, | | no hay para qué recelarte, | | que como de padre puede | 1000 | recebirlos la Sultana. | |
|
|
SULTANA | Ya mi sospecha está llana; | | ya el miedo que tengo excede | | a todos los de hasta aquí. | |
|
|
TURCO | Llegad, y haced vuestro oficio. | 1005 |
|
|
SULTANA | No des, ¡oh buen padre!, indicio | | de ser sino tarasí. | |
|
|
|
(Estándole tomando la medida, dice el
padre:)
|
CRISTIANO | ¡Pluguiera a Dios que estos lazos | | que tus aseos preparan | | fueran los que te llevaran | 1010 | a la fuesa entre mis brazos! | | ¡Pluguiera a Dios que en tu tierra | | en humildad y bajeza | | se cambiara la grandeza | | que esta majestad encierra, | 1015 | y que estos ricos adornos | | en burieles se trocaran, | | y en España se gozaran | | detrás de redes y tornos! | |
|
|
SULTANA | ¡No más, padre, que no puedo | 1020 | sufrir la reprehensión; | | que me falta el corazón | | y me desmayo de miedo! | | (Desmáyase la
SULTANA.) |
|
|
TURCO | ¿Qué es esto? ¿Qué
desconcierto | | es éste? ¿Qué desespero? | 1025 | Di, encantador, embustero: | | ¿hasla hechizado?, ¿hasla muerto? | | Basilisco, di: ¿qué has hecho? | | Espíritu malo, habla. | |
|
|
CRISTIANO | Ella volverá a su habla. | 1030 | |
-fol. 128r-
| Haz que la aflojen el pecho, | | báñenle con agua el rostro, | | y verás cómo en sí vuelve. | |
|
|
TURCO | ¡La vida se le resuelve! | | ¡Empalad luego a ese monstro! | 1035 | ¡Empalad aquél también! | | ¡Quitádmelos de delante! | |
|
|
MADRIGAL | ¡Primero que el elefante | | vengo a morir! |
|
|
|
CRISTIANO | Yo soy el padre, sin duda, | 1040 | de la Sultana, que vive. | |
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MAMÍ | De mentiras se apercibe | | el que la verdad no ayuda. | | Venid, venid, embusteros, | | españoles y arrogantes. | 1045 |
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MADRIGAL | ¡Oh flor de los elefantes!, | | hoy hago estanco en el veros. | |
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(Llevan
MAMÍ y
RUSTÁN por fuerza al
PADRE de la
SULTANA y a
MADRIGAL; queda en el teatro el
GRAN TURCO y la
SULTANA, desmayada.)
|
TURCO | ¡Sobre mis hombros vendrás, | | cielo deste pobre Atlante, | | en males sin semejante, | 1050 | si vos en vos no volvéis! | | (Llévala.) |
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Jornada tercera |
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Salen
RUSTÁN y
MAMÍ.
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MAMÍ | A no volver tan presto | | del grave parasismo, | | la Sultana quedara | | sin padre, y sin maestro el elefante. | | Volvió, y a voces dijo: | 5 | «¿Qué es de mi padre? ¡Ay triste! | | ¿Adónde está mi padre?», | | buscándole por todo con la vista. | | Sin esperar respuestas | | de preguntas tardías, | 10 | el gran señor mandóme | | que acudiese a quitar del palo o fuego | | a los dos tarasíes, | | certísimo adivino | | que el más anciano era | 15 | |
-fol. 128v-
| de su querida prenda el padre amado. | | Corrí, llegué, y hallélos | | a tiempo que ya estaba | | aguzando el verdugo | | las puntas de los palos del suplicio. | 20 | El español maestro, | | apenas se vio libre, | | cuando, dando dos brincos, | | dijo: «¡Gracias a Dios y a mi
dicípulo!»; | | creyendo, a lo que creo, | 25 | que le daban la vida | | porque él el habla diese | | que tiene prometida al elefante. | | Al padre anciano truje | | ante la Gran Sultana, | 30 | que con abrazos tiernos | | le recibió, besándole mil veces. | | Allí se dieron cuenta, | | aunque en razones cortas, | | de mil sucesos varios | 35 | al padre y a la hija acontecidos. | | Finalmente, mandóme | | el Gran Señor que hiciese | | cómo en la judería | | se alojase su suegro. | 40 | Ordena que le sirvan | | a la cristiana usanza, | | con pompa y aparato | | que dé fe de su amor y su grandeza. | |
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RUSTÁN | ¡Estraño caso es éste! | 45 | Ámala tiernamente; | | su voluntad se rige | | por la de la cristiana. | | Al gran cadí no quiso | | escuchar, sospechoso | 50 | que con reprehensiones | | pesadas sus intentos afearía. | | Quiere de aquí a dos días | | con ella y sus cautivas | | holgarse en el serrallo | 55 | |
-fol. 129r-
| con bailes y con danzas cristianiscas. | | Músicos he buscado, | | cautivos y españoles, | | que alegres solenicen | | la fiesta, en el serrallo jamás vista. | 60 | ¿Haré que vayan limpios | | y vestidos de nuevo? | |
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RUSTÁN | A dar lugar el tiempo, mejor fuera | | que fueran como libres, | 65 | con plumas y con galas, | | representando al vivo | | los saraos que en España se acostumbran. | |
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MAMÍ | No te metas en eso, | | pues ves que no es posible. | 70 |
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RUSTÁN | Ya la Sultana tiene | | un vestido español. |
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[RUSTÁN] | Un judío le trujo | | de Argel, a do llegaron | | dos galeras de corso, | 75 | colmas de barcas, fuertes de despojos, | | y allí compró el judío | | el vestido que he dicho. | |
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MAMÍ | Será indecencia grande | | vestirse una sultana ropa ajena. | 80 |
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RUSTÁN | Tiene tanto deseo | | de verse sin el traje | | turquesco, que imagino | | que de jerga y sayal se vestiría, | | como el vestido fuese | 85 | cortado a lo cristiano. | |
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MAMÍ | A mí, mas que se vista | | de hojas de palmitos o lampazos. | |
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RUSTÁN | Mamí, vete en buen hora, | | porque he de hacer mil cosas. | 90 |
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MAMÍ | Y yo dos mil y tantas | | en el servicio del señor Oviedo. | |
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(Éntranse.)
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-fol. 129v-
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(Salen la
SULTANA y su
PADRE, vestido de negro.)
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PADRE | Hija, por más que me arguyas, | | no puedo darme a entender | | sino que has venido a ser | 95 | lo que eres por culpas tuyas; | | quiero decir, por tu gusto; | | que, a tenerle más cristiano, | | no gozara este tirano | | de gusto que es tan injusto. | 100 | ¿Qué señales de cordeles | | descubren tus pies y brazos? | | ¿Qué ataduras o qué lazos | | fueron para ti crüeles? | | De tu propia voluntad | 105 | te has rendido, convencida | | desta licenciosa vida, | | desta pompa y majestad. | |
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SULTANA | Si yo de consentimiento | | pacífico he convenido | 110 | con el deste descreído, | | ministro de mi tormento, | | todo el Cielo me destruya, | | y, atenta a mi perdición, | | se me vuelva en maldición, | 115 | padre, la bendición tuya. | | Mil veces determiné | | antes morir que agradalle; | | mil veces, para enojalle, | | sus halagos desprecié; | 120 | pero todo mi desprecio, | | mis desdenes y arrogancia | | fueron medio y circustancia | | para tenerme en más precio. | | Con mi celo le encendía, | 125 | con mi desdén le llamaba, | | con mi altivez le acercaba | | a mí cuando más huía. | | Finalmente, por quedarme | | con el nombre de cristiana, | 130 | antes que por ser sultana, | | medrosa vine a entregarme. | |
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PADRE | Has de advertir en tu mal, | | y sé que lo advertirás, | | que por lo menos estás, | 135 | hija, en pecado mortal. | | Mira el estado que tienes, | | y mira cómo te vales, | | porque está lleno de males, | | aunque parece de bienes. | 140 |
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SULTANA | Pues sabrás aconsejarme, | | dime, mas es disparate: | | ¿será justo que me mate, | | ya que no quieren matarme? | | ¿Tengo de morir a fuerza | 145 | de mí misma? Si no quiere | | Él que viva, ¿me requiere | | matarme por gusto o fuerza? | |
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PADRE | Es la desesperación | | pecado tan malo y feo, | 150 | que ninguno, según creo, | | le hace comparación. | | El matarse es cobardía | | y es poner tasa a la mano | | liberal del Soberano | 155 | Bien que nos sustenta y cría. | | Esta gran verdad se ha visto | | donde no puede dudarse: | | que más pecó en ahorcarse | | Judas que en vender a Cristo. | 160 |
|
|
SULTANA | Mártir soy en el deseo, | | y, aunque por agora duerma | | la carne frágil y enferma | | en este maldito empleo, | | espero en la luz que guía | 165 | al cielo al más pecador, | | que ha de dar su resplandor | | en mi tiniebla algún día; | | y desta cautividad, | | adonde reino ofendida, | 170 | |
-fol. 130r-
| me llevará arrepentida | | a la eterna libertad. | |
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|
PADRE | Esperar y no temer | | es lo que he de aconsejar, | | pues no se puede abreviar | 175 | de Dios el sumo poder. | | En su confianza atino, | | y no en mal discurso pinto | | deste ciego laberinto | | a la salida el camino; | 180 | pero si fuera por muerte, | | no la huyas, está firme. | |
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SULTANA | Mis propósitos confirme | | el cielo en mi triste suerte, | | para que, poniendo el pecho | 185 | al rigor jamás pensado, | | Él quede de mí pagado | | y vos, padre, satisfecho. | | Y voyme, porque esta tarde | | tengo mucho en que entender; | 190 | que el Gran Señor quiere hacer | | de mis donaires alarde. | | Si os queréis hallar allí, | | padre, en vuestra mano está. | |
|
|
PADRE | ¿Cómo hallarse allí podrá | 195 | quien está perdido aquí? | | Guardarás de honestidad | | el decoro en tus placeres, | | y haz aquello que supieres | | alegre y con brevedad; | 200 | da indicios de bien criada | | y bien nacida. |
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|
SULTANA | Sí haré, | | puesto que sé que no s[é] | | de gracias algo, ni aun nada. | |
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|
PADRE | ¡Téngate Dios de su mano! | 205 | ¡Ve con él, prenda querida, | | malcontenta y bien servida; | | yo, triste y alegre en vano! | |
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(Éntranse, y la
SULTANA se ha de vestir a lo cristiano, lo más
bizarramente que pudiere.)
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(Salen los dos músicos, y
MADRIGAL con ellos, como cautivos, con sus almillas
coloradas, calzones de lienzo blanco, borceguíes negros, todo nuevo, con
vueltas sin lechuguillas.
MADRIGAL traiga unas sonajas, y los demás sus
guitarras. Señálanse los músicos primero y
segundo.)
|
[MÚSICO] 1.º | Otro es esto que estar al pie del palo, | | esperando la burla que os tenía | 210 | algo de mal talante. |
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|
MADRIGAL | ¡Por San Cristo, | | que estaba algo mohíno! Media entena | | habían preparado y puesto a punto | | para ser asador de mis redaños. | |
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[MÚSICO] 2.º | ¿Quién os metió a ser sastre? |
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MADRIGAL | El que nos mete | 215 | agora a todos tres a ser poetas, | | músicos y danzantes y bailistas: | | el diablo, a lo que creo, y no otro alguno. | |
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-fol. 130v-
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[MÚSICO] 1.º | A no volver en sí la Gran Sultana | | tan presto, ¡cuál quedábades, bodega! | 220 |
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MADRIGAL | Como conejo asado, y no en parrillas. | | ¡Mirad este tirano! |
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[MÚSICO] 2.º | Hablad pasito. | | ¡Mala Pascua os dé Dios! ¿No se os
acuerda | | de aquel refrán que dicen comúnmente | | que las paredes oyen? |
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[MÚSICO] 1.º | ¿Qué decís? No digáis
nada. | |
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MADRIGAL | Digo que el Gran Señor tiene sus ímpetus, | | como otro cualquier rey de su tamaño, | | y temo que a cualquiera zancadilla | | que demos en la danza ha de pringarnos. | 230 |
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MADRIGAL | Como una mula; | | pero tengo un romance correntío, | | que le pienso cantar a la loquesca, | | que trata
ad longum todo el gran suceso | | de la grande sultana Catalina. | 235 |
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MADRIGAL | Su mismo padre | | me lo ha contado todo
ad pedem litere. | |
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MADRIGAL | Mil zarabandas, | | mil zambapalos lindos, mil chaconas, | | y mil
pésame dello, y mil folías.
| 240 |
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[MÚSICO] 2.º | Imposible es que sepa baile alguno, | | porque de edad pequeña, según dicen, | | perdió la libertad. |
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MADRIGAL | Mirad, Capacho, | | no hay mujer española que no salga | 245 | del vientre de su madre bailadora. | |
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[MÚSICO] 1.º | Ésa es razón que no la contradigo; | | pero dudo en que baile la Sultana | | por guardar el decoro a su persona. | |
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[MÚSICO] 2.º | También danzan las reinas en saraos. | 250 |
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MADRIGAL | Verdad; y a solas mil desenvolturas, | | guardando honestidad, hacen las damas. | |
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[MÚSICO] 1.º | Si nos hubieran dado algún espacio | | para poder juntarnos y acordarnos, | | trazáramos quizá una danza alegre, | 255 | cantada a la manera que se usa | | en las comedias que yo vi en España; | | y aun Alonso Martínez, que Dios haya, | | |
-fol. 131r-
| fue el primer inventor de aquestos bailes, | | que entretienen y alegran juntamente, | 260 | más que entretiene un entremés [de] hambriento,
| | ladrón o apaleado. |
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MADRIGAL | Desta vez nos empalan; désta vamos | | a ser manjar de atunes y de tencas. | |
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[MÚSICO] 1.º | Madrigal, ésa es mucha cobardía; | 265 | mentiroso adivino siempre seas. | |
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(Entra
RUSTÁN.)
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MADRIGAL | Todos juntos, | | como nos ves, con nuestros instrumentos; | | pero todos con miedo tal, que temo | | que habemos de oler mal desde aquí a poco. | 270 |
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RUSTÁN | Limpios y bien vestidos vais, de nuevo; | | no temáis, y venid, que ya os espera | | el Gran Señor. |
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|
MADRIGAL | [Yo] juro a mi pecado | | que voy. | ¡Dios sea en mi ánima! |
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[MÚSICO] 2.º | No temas, | | que nos haces temer sin cosa alguna, | 275 | y ayuda a los osados la Fortuna. | |
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(Éntranse.)
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(Sale
MAMÍ a poner un estrado, con otros dos o tres
garzones; tienden una alfombra turca, con cinco o seis almohadas de terciopelo
de color.)
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MAMÍ | Tira más desa parte, Muza, tira; | | entra por los cojines tú, Arnaute; | | y tú, Bairán, ten cuenta que las flores | | se esparzan por do el Gran Señor pisare, | 280 | y enciende los pebetes. ¡Ea, acabemos! | |
|
|
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(Hácese todo esto sin responder los
garzones, y, en estando puesto el estrado, entra el
GRAN TURCO,
RUSTÁN y los músicos y
MADRIGAL.)
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TURCO | ¿Sois español[es], por ventura? |
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-fol. 131v-
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TURCO | Y éste, ¿qué oficio tiene? |
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MADRIGAL | Guitarrista: | | quiero decir que tañe una guitarra | | peor ochenta veces que su madre. | |
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TURCO | ¿Qué habilidad esotro tiene? |
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MADRIGAL | Grande: | | costales cose, y sabe cortar guantes. | 290 |
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TURCO | ¡Por cierto, los oficios son de estima! | |
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MADRIGAL | ¿Quisieras tú, señor, que el uno fuera | | herrero, y maestro de hacha fuera el otro, | | y el otro polvorista, o, por lo menos, | | maestro de fundar artillería? | 295 |
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|
TURCO | A serlo, os estimara y regalara | | sobre cuantos cautivos tengo. |
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|
MADRIGAL | Bueno; | | en humo se nos fuera la esperanza | | de tener libertad. |
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TURCO | Cuando Alá gusta, | | hace cautivo aquél, y aquéste libre: | 300 | no hay al querer de Alá quien se le oponga. | | Mirad si viene Catalina. |
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|
RUSTÁN | Viene, | | y adonde pone la hermosa planta | | un clavel o azucena se levanta. | |
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|
(Entra la
SULTANA, vestida a lo cristiano, como ya he dicho, lo
más ricamente que pudiere; trae al cuello una cruz pequeña de
ébano; salen con ella
ZAIDA y
ZELINDA, que son
CLARA y
LAMBERTO, y los tres garzones que pusieron el
estrado.)
|
TURCO | Bien vengas, humana diosa, | 305 | con verdad, y no opinión; | | más que los cielos hermosa, | | centro do mi corazón | | se alegra, vive y reposa; | | a mis ojos más lozana | 310 | que de abril fresca mañana, | | cuando, en brazos de la aurora, | | pule, esmalta, borda y dora | | el campo y al mundo ufana. | | No es menester mudar traje | 315 | para que os rinda, contento, | | todo el orbe vasallaje. | |
|
|
SULTANA | Tantas alabanzas siento | | que me han de servir de ultraje, | | pues siempre la adulación | 320 | nunca dice la razón | | como en el alma se siente, | | y así, cuando alaba, miente. | |
|
|
|
[MÚSICO] 2.º | Madrigal amigo, advierte | 325 | dónde estamos; no granjees | | con tu lengua nuestra muerte. | |
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|
TURCO | Puede el valor que posees | | |
-fol. 132r-
| sobre el cielo engrandecerte. | | Ven, señora, y toma asiento, | 330 | que hoy mi alma tiene intento, | | dulce fin de mis enojos, | | de hacerse toda ojos | | por mirarte a su contento. | |
|
|
|
(Siéntese el
TURCO y la
SULTANA en las almohadas; quedan en pie
RUSTÁN y
MAMÍ y los músicos.)
|
MAMÍ | A la puerta está el cadí. | 335 |
|
|
TURCO | Ábrele, y entre, Mamí, | | pues no hay negarle la entrada. | | Esta visita me enfada, | | y más por hacerse aquí. | | Vendráme a reprehender, | 340 | a reñir y a exagerar | | que tengo en mi proceder, | | como altivez en mandar, | | llaneza en obedecer. | | Inútil reprehensor | 345 | ha de ser, porque el Amor, | | cuyas hazañas alabo, | | teniéndome por su esclavo | | no me deja ser señor. | |
|
|
|
(Entra el
CADÍ.)
|
CADÍ | ¿Qué es lo que veo? ¡Ay de
mí! | 350 | ¡Cielo, que esto consintáis! | |
|
|
TURCO | ¡Por vida del gran cadí, | | que no me reprehendáis, | | y que os sentéis junto a mí! | | Porque las reprehensiones | 355 | piden lugar y ocasiones | | diferentes que éstas son. | |
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|
CADÍ | Enmudezca mi razón | | el silencio que me pones. | | Callo y siéntome. |
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TURCO | Ansí haced. | 360 | Vosotros, como he pedido, | | a darme gusto atended; | | que yo sabré, agradecido, | | hacer a todos merced. | |
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MADRIGAL | Antes de llegar al trance | 365 | del baile nunca aprendido, | | oye, señor, un romance. | |
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MÚSICO 1.º | ¡Plega a Dios que este perdido | | no nos pierda en este lance! | |
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MADRIGAL | Y has de saber que es la historia | 370 | de la vida de tu gloria; | | y cantaréle muy presto, | | porque soy único en esto, | | y lo sé bien de memoria. | | «En un bajel de diez bancos, | 375 | de Málaga, y en ivierno, | | se embarcó para ir a Orán | | un tal Fulano de Oviedo, | | hidalgo, pero no rico: | | maldición del siglo nuestro, | 380 | que parece que el ser pobre | | al ser hidalgo es anejo. | | Su mujer y una hija suya, | | niña y hermosa en estremo, | | por convenirles ansí, | 385 | también con él se partieron. | | El mar les aseguraba | | el tiempo, por ser de enero, | | sazón en que los cosarios | | se recogen en sus puertos; | 390 | pero como las desgracias | | navegan con todos vientos, | | una les vino tan mala, | | que la libertad perdieron. | | Morato Arráez, que no duerme | 395 | por desvelar nuestro sueño, | | en aquella travesía | | alcanzó al bajel ligero; | | |
-fol. 132v-
| hizo escala en Tetuán | | y a la niña vendió luego | 400 | a un famoso y rico moro, | | cuyo nombre es Alí Izquierdo. | | La madre murió de pena; | | al padre a Argel le trujeron, | | adonde sus muchos años | 405 | le escusaron de ir al remo. | | Cuatro años eran pasados, | | cuando Morato, volviendo | | a Tetuán, vio a la niña | | más hermosa que el sol mismo. | 410 | Compróla de su patrón, | | cuatrodoblándole el precio | | que había dado por ella | | a Alí, comprador primero, | | el cual le dijo a Morato: | 415 | "De buena gana la vendo, | | pues no la puedo hacer mora | | por dádivas ni por ruegos. | | Diez años tiene apenas; | | mas tal discreción en ellos, | 420 | que no les hacen ventaja | | los maduros de los viejos. | | Es gloria de su nación | | y de fortaleza ejemplo; | | tanto más cuanto es más sola, | 425 | y de humilde y frágil sexo". | | Con la compra el gran cosario | | sobremanera contento, | | se vino a Constantinopla, | | creo el año de seiscientos; | 430 | presentóla al Gran Señor, | | mozo entonces, el cual luego | | del serrallo a los eunucos | | hizo el estremado entrego. | | En Zoraida el Catalina, | 435 | su dulce nombre, quisieron | | trocarle; mas nunca quiso, | | ni el sobrenombre de Oviedo. | | Viola al fin el Gran Señor, | | después de varios sucesos, | 440 | y, cual si mirara al sol, | | quedó sin vida y suspenso; | | ofrecióle el mayorazgo | | de sus estendidos reinos, | | y diole el alma en señal...» | 445 |
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|
TURCO | ¡Qué gran verdad dice en esto! | |
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MADRIGAL | «Consiéntale ser cristiana...» | |
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TURCO | Calla, amigo; no me turbes, | | que estoy mis dichas oyendo. | 450 |
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MADRIGAL | «Cómo no la halló su padre, | | contar aquí no pretendo: | | que serán cuentos muy largos, | | si he de abreviar este cuento; | | basta que vino a buscalla | 455 | por discursos y rodeos | | dignos de más larga historia | | y de otra sazón y tiempo. | | Hoy Catalina es Sultana, | | hoy reina, hoy vive y hoy vemos | 460 | que del león otomano | | pisa el indomable cuello; | | hoy le rinde y avasalla, | | y, con no vistos estremos, | | hace bien a los cristianos. | 465 | Y esto sé deste suceso.» | |
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|
MÚSICO 2.º | ¡Oh repentino poeta! | | El rubio señor de Delo, | | de su agua de Aganipe | | te dé a beber un caldero. | 470 |
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MÚSICO 1.º | Paladéente las musas | | con jamón y vino añejo | | de Rute y Ciudarrëal. | |
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|
MADRIGAL | Con San Martín me contento. | |
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CADÍ | ¡El diablo es este cristiano! | 475 | Yo le conozco, y sé cierto | | que sabe más que Mahoma. | |
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TURCO | Hacerles mercedes pienso. | |
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-fol. 133r-
|
MADRIGAL | Tú, señora, a nuestra usanza | | ven, que has de ser de una danza | 480 | la primera y la postrera. | |
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SULTANA | El gusto desa manera | | del Gran Señor no se alcanza; | | que, como la libertad | | perdí tan niña, no sé | 485 | bailes de curiosidad. | |
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(Levántase la
SULTANA a bailar, y ensáyase este baile
bien.)
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(Cantan los músicos:)
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[MÚSICO] | A vos, hermosa española, | | tan rendida el alma tengo, | 490 | que no miro por mi gusto | | por mirar al gusto vuestro; | | por vos ufano y gozoso | | a tales estremos vengo, | | que precio ser vuestro esclavo | 495 | más que mandar mil imperios; | | por vos, con discurso claro, | | puesto que puedo, no quiero | | admitir reprehensiones | | ni escuchar graves consejos; | 500 | por vos, contra mi Profeta, | | que me manda en sus preceptos | | que aborrezca a los cristianos, | | por vos, no los aborrezco; | | con vos, niña de mis ojos, | 505 | todas mis venturas veo, | | y sé que, sin duda alguna, | | por vos vivo y por vos muero. | |
(Muda el baile.)
| Escuchaba la niña los dulces requiebros, | |
y está de su alma su gusto lejos. | 510 | Como tiene intento | | de guardar su ley, | | requiebros del rey | | no le dan contento. | | Vuelve el pensamiento | 515 | a parte mejor, | | sin que torpe amor | | le turbe el sosiego. | |
Y está de su alma su gusto lejos. | | Su donaire y brío | 520 | estremos contienen | | que del Turco tienen | | preso el albedrío. | | Arde con su frío, | | su valor le asombra, | 525 | y adora su sombra, | | puesto que vee cierto | |
que está de su alma su gusto
lejos. | |
|
|
TURCO | Paso, bien mío, no más, | | porque me llevas el alma | 530 | tras cada paso que das. | | Déte el donaire la palma, | | la ligereza y compás. | | Alma mía, sosegad, | | y si os cansáis, descansad; | 535 | y en este dichoso día | | la liberal mano mía | | a todos da libertad. | |
|
|
|
(Híncanse delante del
TURCO, en diciendo esto, todos de rodillas: los
cautivos, y
ZAIDA y
ZELINDA, los garzones y la
SULTANA.)
|
SULTANA | ¡Mil veces los pies te beso! | |
|
|
ZELINDA | ¡Éste ha sido para mí | 540 | |
-fol. 133v-
| felicísimo suceso! | |
|
|
|
SULTANA | No, señor, yo lo confieso: | | que con la grande alegría | | de la suma cortesía | 545 | que has con nosotros usado, | | tengo el sentido turbado. | |
|
|
TURCO | Levanta, señora mía, | | que a ti no te comprehende | | la merced que quise hacer; | 550 | y, si la queréis saber, | | a los esclavos se estiende, | | y no a ti, que eres señora | | de mi alma, a quien adora | | como si fueses su Alá. | 555 |
|
|
ZELINDA | ¡Cerróseme el cielo ya! | | ¡Llegó de mi fin la hora! | | No sé, Clara, qué temores | | de nuevo me pronostican | | el fin de nuestros amores, | 560 | y que ha de ser significan | | nuevo ejemplo de amadores. | | Creí que la libertad | | que la liberalidad | | del Gran Señor prometía, | 565 | a nosotros se estendía, | | mas no ha salido verdad. | |
|
|
ZAIDA | Calla, y mira que no des | | indicio de la sospecha, | | que me contarás después. | 570 |
|
|
CADÍ | ¿De la merced tan bien hecha | | no han de gozar estos tres? | |
|
|
TURCO | Los dos, sí; pero éste no, | | que es aquel que se ofreció | | de mostrar al elefante | 575 | a hablar turquesco elegante. | |
|
|
MADRIGAL | ¡Cuerpo de quien me parió! | | ¿Ahí llegamos ahora? | |
|
|
TURCO | Enséñele, y llegará | | de su libertad la hora. | 580 |
|
|
MADRIGAL | Hora menguada será, | | si Andrea no la mejora. | | Pondré pies en polvorosa; | | tomaré de Villadiego | | las calzas. |
|
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CADÍ | Es tan hermosa | 585 | Catalina, que no niego | | ser su suerte venturosa. | | Pero, entre estos regocijos, | | atiende, hijo, a hacer hijos, | | y en más de una tierra siembra. | 590 |
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|
TURCO | Catalina es bella hembra. | |
|
|
|
TURCO | ¿Cómo prolijos, si están | | a sólo un objeto atentos? | |
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TURCO | Con todo, tus documentos | | por mí en obra se pondrán. | | Escucha aparte, Mamí. | |
|
|
MADRIGAL | Y escuche, señor cadí, | | cosas que le importan mucho. | 600 |
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CADÍ | Ya, Madrigal, os escucho. | |
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MADRIGAL | Pues ya hablo, y digo ansí: | | que me vengan luego a ver | | treinta escudos, que han de ser | | para comprar al instante | 605 | un papagayo elegante | | que un indio trae a vender. | | De las Indias del Poniente, | | el pájaro sin segundo | | viene a enseñar suficiente | 610 | a la ignorante del mundo | | sabia y rica y pobre gente. | | Lo que dice te diré, | | pues ya sabes que lo sé | | por ciencia divina y alta. | 615 |
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CADÍ | Ve por ellos, que sin falta | | en mi casa los daré. | |
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TURCO | Mamí, mira que sea luego, | | porque he de volver al punto. | | Venid, yesca de mi fuego, | 620 | |
-fol. 134r-
| divino y propio trasunto | | de la madre del dios ciego. | | Venid vosotros, gozad | | de la alegre libertad | | que he concedido a los dos. | 625 |
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MÚSICO 2.º | ¡Concédate el alto Dios | | siglos de felicidad! | |
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MADRIGAL | Dicípulo, ¿dónde hallaste | | una paga tan perdida | | del gran bien que en mí cobraste? | 630 | Que si me diste la vida, | | la libertad me quitaste. | | Desto infiero, juzgo y siento | | que no hay bien sin su descuento, | | ni mal que algún bien no espere, | 635 | si no es el mal del que muere | | y va al eterno tormento. | |
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(Vanse todos, si no es
MAMÍ y
RUSTÁN, que quedan.)
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MAMÍ | ¿Qué piensas que me quería | | el Gran Sultán? |
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RUSTÁN | No sé cierto; | | pero saberlo querría. | 640 |
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MAMÍ | Él tiene, y en ello acierto, | | voluble la fantasía. | | Quiere renovar su fuego | | y volver al dulce fuego | | de sus pasados placeres; | 645 | quiere ver a sus mujeres, | | y no tarde, sino luego. | | Cuadróle mucho el consejo | | del gran cadí, que le dijo, | | como astuto, sabio y viejo: | 650 | «Hijo, hasta hacer un hijo | | que sembréis os aconsejo | | en una y en otra tierra: | | que si ésta no, aquélla encierra | | alegre fertilidad». | 655 |
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RUSTÁN | Fundado en esa verdad, | | Amurates poco yerra. | | Poco agravia a la Sultana, | | pues por tener heredero | | cualquier agravio se allana. | 660 |
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MADRIGAL | Y aun es mejor, considero, | | no haberle en una cristiana | | de cuantas cautivas tiene. | | ¿Quién es ésta que aquí viene? | |
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MAMÍ | Estas dos serán | 665 | las que principio darán | | al alarde. |
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RUSTÁN | Así conviene, | | que son en estremo bellas. | |
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(Entran
CLARA y
LAMBERTO; y, como se ha dicho, son
ZAIDA y
ZELINDA.)
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ZELINDA | No puedo de mis querellas | | darte cuenta, que aún aquí | 670 | se están Rustán y Mamí. | |
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ZAIDA | Pon silencio, amigo, en ellas. | |
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MAMÍ | Cada cual de vosotras pida al cielo | | que la suerte le sea favorable | | en que Sultán la mire y le contente. | 675 |
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ZELINDA | ¿Pues cómo? ¿El Gran Señor vuelve a su
usanza? | |
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RUSTÁN | Y en este punto se ha de hacer alarde | | de todas sus cautivas. |
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ZAIDA | ¿Cómo es esto? | | ¿Tan presto se le fue de la memoria | | la singular belleza que adoraba? | 680 | El suyo no es amor, sino apetito. | |
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RUSTÁN | Busca dónde hacer un heredero, | | |
-fol. 134v-
| y sea en quien se fuere; ésta es la causa | | de mostrarse inconstante en sus amores. | |
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MAMÍ | ¿Dónde pondré a Zelinda que la mire? | 685 | Que tiene parecer de ser fecunda. | | ¿Será bien al principio? |
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ZELINDA | ¡Ni por pienso! | | Remate sean de la hermosa lista | | Zaida y Zelinda. |
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MAMÍ | Sean en buen hora, | | pues que dello gustáis. |
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RUSTÁN | Mira, Zelinda: | 690 | da rostro al Gran Señor; muéstrale el vivo | | varonil resplandor de tus dos soles: | | quizá te escogerá, y serás dichosa | | dándole el mayorazgo que desea. | | Aquí será el remate de la cuenta. | 695 | Quedaos en tanto que a las otras pongo | | en numerosa lista. |
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ZELINDA | Y yo que aquí nos pongas te agradezco. | |
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(Vanse
MAMÍ y
RUSTÁN.)
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ZELINDA | ¡Ahora sí que es llegada | | la infelicísima hora, | 700 | antes de venir, menguada! | | ¿Qué habemos de hacer, señora, | | yo varón y tú preñada? | | Que si Amurates repara | | en esa tu hermosa cara, | 705 | escogeráte, sin duda; | | y no hay prevención que acuda | | a desventura tan clara. | | Y si, por desdicha, fuese | | tan desdichada mi suerte | 710 | que el Gran Señor me escogiese... | |
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ZAIDA | Veréme en el de mi muerte, | | si en ese paso te viese. | |
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ZELINDA | ¿No será bien afearnos | | los rostros? |
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ZAIDA | Será obligarnos | 715 | a dar razón del mal hecho, | | y será tan sin provecho | | que ella sea en condenarnos. | |
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ZELINDA | Mira qué prisa se dan | | el renegado Mamí | 720 | y el mal cristiano Rustán. | | Ya las cautivas aquí | | llegan: ya todas están; | | yo seguro, si las cuentas, | | que hallarás más de docientas. | 725 |
|
|
ZAIDA | Y todas, a lo que creo, | | con diferente deseo | | del nuestro, pero contentas. | | ¡Oh, qué de paso que pasa | | por todas el Gran Señor! | 730 | A más de la mitad pasa. | |
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|
ZELINDA | Clara, un helado temor | | el corazón me traspasa. | | ¡Plegue a Dios que, antes que llegue, | | el cielo a la tierra pegue | 735 | sus pies! |
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|
ZAIDA | Quizá escogerá | | primero que llegue acá. | |
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ZELINDA | Y si llegare, ¡que ciegue! | |
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(Entra el
GRAN TURCO,
MAMÍ y
RUSTÁN.)
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TURCO | De cuantas quedan atrás | | |
-fol. 135r-
| no me contenta ninguna. | 740 | Mamí, no me muestres más. | |
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MAMÍ | Pues entre estas dos hay una | | en quien te satisfarás. | |
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RUSTÁN | Alzad, que aquí la vergüenza | | no conviene que os convenza; | 745 | alzad el rostro las dos. | |
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|
TURCO | ¡Catalina, como vos, | | no hay ninguna que me venza! | | Mas, pues lo quiere el cadí, | | y ello me conviene tanto, | 750 | ésta me trairéis, Mamí. | |
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(Échale un pañizuelo el
TURCO a
ZELINDA y vase.)
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RUSTÁN | ¿Tú solenizas con llanto | | la dicha de estotra? |
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ZAIDA | Sí; | | porque quisiera yo ser | | la que alcanzara tener | 755 | tal dicha. |
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|
RUSTÁN | Sola y triste te dejamos. | |
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|
ZAIDA | ¡Tengo envidia, y soy mujer! | |
(Vanse
RUSTÁN y
MAMÍ, y llevan a
ZELINDA, que es
LAMBERTO.)
| ¡Oh mi dulce amor primero! | | ¿Adónde vas? ¿Quién te lleva | 760 | a la más estraña prueba | | que hizo amante verdadero? | | Esta triste despedida | | bien claro me da a entender | | que, por tu sobra, ha de ser | 765 | mi falta más conocida. | | ¿Qué remedio habrá que
cuadre | | en tan grande confusión, | | si eres, Lamberto, varón, | | y te quieren para madre? | 770 | ¡Ay de mí, que de la culpa | | de nuestro justo deseo, | | por ninguna suerte veo | | ni remedio ni disculpa! | |
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(Sale la
SULTANA.)
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ZAIDA | Mi señora, | 775 | no alcanzo cómo te diga | | el dolor que [en] mi alma mora: | | Zelinda, aquella mi amiga | | que estaba conmigo ahora, | | al Gran Señor le han llevado. | 780 |
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|
SULTANA | ¿Pues eso te da cuidado? | | ¿No va a mejorar ventura? | |
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ZAIDA | Llévanla a la sepultura; | | que es varón y desdichado. | | Ambos a dos nos quisimos | 785 | desde nuestros años tiernos, | | y ambos somos transilvanos, | | de una patria y barrio mismo. | | Cautivé yo por desgracia, | | que ahora no te la cuento | 790 | porque el tiempo no se gaste | | sin pensar en mi remedio; | | él supo con nueva cierta | | el fin de mi cautiverio, | | que fue traerme al serrallo, | 795 | sepulcro de mis deseos, | | y los suyos de tal suerte | | le apretaron y rindieron, | | que se dejó cautivar | | con un discurso discreto. | 800 | Vistióse como mujer, | | cuya hermosura al momento | | hizo venderla al Gran Turco | | sin conocerla su dueño. | | Con este designio estraño | 805 | salió con su intento Alberto, | | que éste es el nombre del triste | | |
-fol. 135v-
| por quien muero y por quien peno. | | Conocióme y conocíle, | | y destos conocimientos | 810 | he quedado yo preñada; | | que lo estoy, y estoy muriendo. | | Mira, hermosa Catalina, | | que con este nombre entiendo | | que te alegras: ¿qué he de hacer | 815 | en mal de tales estremos? | | Ya estará en poder del Turco | | el desdichado mancebo, | | enamorado atrevido, | | más constante que no cuerdo; | 820 | ya me parece que escucho | | que vuelve Mamí diciendo: | | «Zaida, ya de tus amores | | se sabe todo el suceso. | | ¡Dispónte a morir, traidora, | 825 | que para ti queda el fuego | | encendido, y puesto el gancho | | para enganchar a Lamberto!» | |
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|
SULTANA | Ven conmigo, Zaida hermosa, | | y ten ánima, que espero, | 830 | en la gran bondad de Dios, | | salir bien de aqueste estrecho. | |
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(Éntranse las dos.)
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|
(Sale el
GRAN TURCO, y trae asido del cuello a
LAMBERTO, con una daga desenvainada; sale con el
CADÍ y
MAMÍ.)
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TURCO | ¡A mí el ser verdugo toca | | de tan infame maldad! | |
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|
ALBERTO | Tiempla la celeridad | 835 | que aun tu grandeza apoca; | | déjame hablar, y dame | | después la muerte que gustes. | |
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TURCO | No podrás con tus embustes | | que tu sangre no derrame. | 840 |
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CADÍ | Justo es escuchar al reo: | | Amurates, óyele. | |
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ALBERTO | Siendo niña, a un varón sabio | 845 | oí decir las excelencias | | y mejoras que tenía | | el hombre más que la hembra; | | desde allí me aficioné | | a ser varón, de manera | 850 | que le pedí esta merced | | al Cielo con asistencia. | | Cristiana me la negó, | | y mora no me la niega | | Mahoma, a quien hoy gimiendo, | 855 | con lágrimas y ternezas, | | con fervorosos deseos, | | con votos y con promesas, | | con ruegos y con suspiros | | que a una roca enternecieran, | 860 | desde el serrallo hasta aquí, | | en silencio y con inmensa | | eficacia, le he pedido | | me hiciese merced tan nueva. | | Acudió a mis ruegos tiernos, | 865 | enternecido, el Profeta, | | y en un instante volvióme | | en fuerte varón de hembra; | | y si por tales milagros | | se merece alguna pena, | 870 | vuelva el Profeta por mí, | | y por mi inocencia vuelva. | |
|
|
|
CADÍ | Y sin milagro, que es más. | |
|
|
|
CADÍ | El cómo es esto sabrás, | | cuando quisieres, de mí, | | y la razón te dijera | | |
-fol. 138r [136r]-
| ahora si no viniera | | la Sultana, que allí veo. | 880 |
|
|
TURCO | Y enojada, a lo que creo. | |
|
|
|
|
(Entra la
SULTANA y
ZAIDA.)
|
SULTANA | ¡Cuán fácilmente y cuán
presto | | has hecho con esta prueba | | tu tibio amor manifiesto! | 885 | ¡Cuán presto el gusto te lleva | | tras el que es más descompuesto! | | Si es que estás arrepentido | | de haberme, señor, subido | | desde mi humilde bajeza | 890 | a la cumbre de tu alteza, | | déjame, ponme en olvido. | | Bien, cuitada, yo temía | | que estas dos habían de ser | | azares de mi alegría; | 895 | bien temí que había de ver | | este punto y este día. | | Pero, en medio de mi daño, | | doy gracias al desengaño, | | y, porque yo no perezca, | 900 | no ha dejado que más crezca | | tu sabroso y dulce engaño. | | Échalas de ti, señor, | | y del serrallo al momento: | | que bien merece mi amor | 905 | que me des este contento | | y asegures mi temor. | | Todos mis placeres fundo | | en pensar no harás segundo | | yerro en semejante cosa. | 910 |
|
|
TURCO | Más precio verte celosa, | | que mandar a todo el mundo, | | si es que son los celos hijos | | del Amor, según es fama, | | y, cuando no son prolijos, | 915 | aumentan de amor la llama, | | la gloria y los regocijos. | |
|
|
SULTANA | Si por dejar herederos | | este y otros desafueros | | haces, bien podré afirmar | 920 | que yo te los he de dar, | | y que han de ser los primeros, | | pues tres faltas tengo ya | | de la ordinaria dolencia | | que a las mujeres les da. | 925 |
|
|
TURCO | ¡Oh archivo do la prudencia | | y la hermosura está! | | Con la nueva que me has dado, | | te prometo, a fe de moro | | bien nacido y bien criado, | 930 | de guardarte aquel decoro | | que tú, mi bien, me has guardado; | | que los cielos, en razón | | de no dar más ocasión | | a los celos que has tenido, | 935 | a Zelinda han convertido, | | como hemos visto, en varón. | | Él lo dice, y es verdad, | | y es milagro, y es ventura, | | y es señal de su bondad. | 940 |
|
|
SULTANA | Y es un caso que asegura | | sin temor nuestra amistad. | | Y, pues tal milagro pasa, | | con Zaida a Zelinda casa, | | y con lágrimas te ruego | 945 | los eches de casa luego; | | no estén un punto en tu casa, | | que no quiero ver visiones. | |
|
|
ZAIDA | En duro estrecho me pones, | | que no quisiera casarme. | 950 |
|
|
SULTANA | Podrá ser vengáis a darme | | por esto mil bendiciones. | | Hazles alguna merced, | | que no los he de ver más. | |
|
|
TURCO | Vos, señora, se la haced. | 955 |
|
|
-fol. 138v [136v]-
|
RUSTÁN | ¿Ha visto el mundo jamás | | tal suceso? |
|
|
TURCO | Disponed, | | señora, a vuestro albedrío | | de los dos. |
|
|
SULTANA | Bajá de Xío, | | Zelinda o Zelindo es ya. | 960 |
|
|
TURCO | ¿Cómo tan poco le da | | tu gran poder, si es el mío? | | Bajá de Rodas le hago, | | y con esto satisfago | | a su valor sin segundo. | 965 |
|
|
ALBERTO | Déte sujeción el mundo, | | y a ti el Cielo te dé el pago | | de tus entrañas piadosas, | | ¡oh rosa puesta entre espinas | | para gloria de las rosas! | 970 |
|
|
TURCO | Tú me fuerzas, no que inclinas, | | a hacer magníficas cosas; | | y así quiero, en alegrías | | de las ciertas profecías | | que de tus partos me has dado, | 975 | que tenga el cadí cuidado | | de hacer de las noches días; | | infinitas luminarias | | por las ventanas se pongan, | | y, con invenciones varias, | 980 | mis vasallos se dispongan | | a fiestas extraordinarias; | | renueven de los romanos | | los santos y los profanos | | grandes y admirables juegos, | 985 | y también los de los griegos, | | y otros, si hay más, soberanos. | |
|
|
CADÍ | Haráse como deseas, | | y desta grande esperanza | | en la posesión te veas; | 990 | y tú con honesta usanza, | | cual Raquel, fecunda seas. | |
|
|
SULTANA | Vosotros luego en camino | | os poned, que determino | | no veros más, por no ver | 995 | ocasión que haya de ser | | causa de otro desatino. | |
|
|
ALBERTO | En dándome la patente, | | me veré, señora mía, | | de tu alegre vista ausente, | 1000 | y tu ingenio y cortesía | | tendré continuo presente. | |
|
|
ZAIDA | Y yo, hermosa Catalina, | | por sin par y por divina | | tendré vuestra discreción. | 1005 |
|
|
TURCO | Justas alabanzas son | | de su bondad peregrina. | | Ven, cristiana de mis ojos, | | que te quiero dar de nuevo | | de mi alma los despojos. | 1010 |
|
|
SULTANA | Dese modo, yo me llevo | | la palma destos enojos; | | porque las paces que hacen | | amantes desavenidos | | alegran y satisfacen | 1015 | sobremodo a los sentidos, | | que enojados se deshacen. | |
|
|
|
(Éntranse todos.)
|
|
(Salen
MADRIGAL y
ANDREA.)
|
MADRIGAL | Veislos aquí, Andrea, y
dichosísimo | | seré si me ponéis en salvamento; | | porque no hay que esperar a los diez años | 1020 | de aquella elefantil cátedra mía; | | |
-fol. 137r-
| más vale que los ruegos de los buenos | | el salto de la mata. |
|
|
|
MADRIGAL | Los treinta de oro en oro son el precio | | de un papagayo indiano, único al mundo, | 1025 | que no le falta sino hablar. |
|
|
ANDREA | Si es mudo, | | alabáisle muy bien. |
|
|
|
|
MADRIGAL | Por el camino | | te diré maravillas. Ven, que muero | | por verme ya en Madrid hacer corrillos | 1030 | de gente que pregunte: «¿Cómo es esto? | | Diga, señor cautivo, por su vida: | | ¿es verdad que se llama la Sultana | | que hoy reina en la Turquía, Catalina, | | y que es cristiana, y tiene don y todo, | 1035 | y que es de Oviedo el sobrenombre suyo?» | | ¡Oh, qué de cosas les diré! Y aun pienso,
| | pues tengo ya el camino medio andado, | | siendo poeta, hacerme comediante | | y componer la historia desta niña | 1040 | sin discrepar de la verdad un punto, | | representado el mismo personaje | | allá que hago aquí. ¿Ya es barro, Andrea,
| | ver al mosqueterón tan boquiabierto, | | que trague moscas, y aun avispas trague, | 1045 | sin echarlo de ver, sólo por verme? | | Mas él se vengará quizá poniéndome
| | nombres que me amohínen y fastidien. | | ¡Adiós, Constantinopla famosísima! | | ¡Pera y Permas, adiós! ¡Adiós, escala,
| 1050 | Chifutí y aun Guedí! ¡Adiós, hermoso
| | jardín de Visitax! ¡Adiós, gran templo | | que de Santa Sofía sois llamado, | | puesto que ya servís de gran mezquita! | | ¡Tarazanas, adiós, que os lleve el diablo, | 1055 | porque podéis al agua cada día | | echar una galera fabricada | | desde la quilla al tope de la gavia, | | sin que le falte cosa necesaria | | a la navegación! |
|
|
ANDREA | Mira que es hora, | 1060 | Madrigal. |
|
|
MADRIGAL | Ya lo veo, y no me quedan | | |
-fol. 137v-
| sino trecientas cosas a quien darles | | el dulce adiós acostumbrado mío. | |
|
|
ANDREA | Vamos, que tanto adiós es desvarío. | |
|
|
|
(Vanse.)
|
|
(Salen
SALEC, el renegado, y
ROBERTO (los dos primeros que comenzaron la
comedia).)
|
SALEC | Ella, sin duda, [es], según las señas | 1065 | que me ha dado Rustán, aquel eunuco | | que dije ser mi amigo. |
|
|
ROBERTO | No lo dudo; | | que aquel volverse en hombre por milagro | | fue industria de Lamberto, que es discreto. | |
|
|
SALEC | Vamos a la gran corte, que podría | 1070 | ser que saliese ya con la patente | | de gran bajá de Rodas, como dicen | | que el Gran Señor le ha hecho. |
|
|
ROBERTO | ¡Dios lo haga! | | ¡Oh si los viese yo primero, y antes | | que cerrase la muerte estos mis ojos! | 1075 |
|
|
SALEC | Vamos, y el cielo alegre tus enojos. | |
|
|
|
(Éntranse.)
|
|
(Suenan las chirimías; comienzan a poner
luminarias; salen los garzones del
TURCO por el tablado, corriendo con hachas y hachos
encendidos, diciendo a voces:
«¡Viva la gran sultana doña Catalina de
Oviedo! ¡Felice parto tenga, tenga parto felice!» Salen luego
RUSTÁN y
MAMÍ, y dicen a los garzones:)
|
RUSTÁN | Alzad la voz, muchachos; viva a voces | | la gran sultana doña Catalina, | | gran sultana y cristiana, gloria y honra | | de sus pequeños y cristianos años, | 1080 | honor de su nación y de su patria, | | a quien Dios de tal modo sus deseos | | encamine, por justos y por santos, | | que de su libertad y su memoria | | se haga nueva y verdadera historia. | 1085 |
|
|
|
(Tornan las chirimías y las voces de los
garzones y dase fin.)
|