La
materia de la Henriada es el sitio de París, comenzado por
Enrique de Valois y Enrique el Grande, y acabado por este
último solo.
El
lugar de la escena no se extiende sino de París a Ivri,
donde se dio aquella famosa batalla que decidió de la suerte
de la Francia y de la Familia Real.
El
Poema está fundado sobre una historia conocida, cuya verdad
se ha conservado en los sucesos principales, dejando otros menos
respetables, o suprimidos, o acomodados a la verisimilitud que
exige un poema. Se ha procurado evitar el defecto de
Lucano, que no hizo más que una gaceta inflada, y
se han tenido por garantes de ello los siguientes versos de M.
Despréaux.
Nada más se ha hecho en este punto que lo que se practica en
todas las tragedias, en que los sucesos se conforman a las reglas
del teatro.
Por
lo restante, este POEMA no es más histórico que otro
cualquiera. Camoens, que es el Virgilio de los
Portugueses, celebró un suceso de que él mismo
había sido testigo. El Tasso ha cantado una Cruzada
conocida de todo el mundo, y en que no se han omitido, ni los
ermitaños ni las procesiones. Virgilio ha
construido su fábula de la Eneida, de las recibidas en su
tiempo, que corrían por la historia verdadera de la venida
de Eneas a Italia.
Homero, contemporáneo de Hesiodo, y que por consiguiente
vivía cerca de cien años después de la guerra
de Troya, podía fácilmente haber visto en su juventud
ancianos que hubiesen conocido los héroes de aquella guerra.
Lo que más debe agradar en Homero, es que el fondo de su
obra no sea un simple romance; que los caracteres no sean obra de
su sola imaginación; que haya pintado los hombres tales
cuales eran, con sus malas y buenas calidades, y que su libro, en
fin, sea un monumento de las costumbres de aquella remota edad.
Compónese la HENRIADA de dos partes, es a saber, de sucesos
reales como los que acabamos de indicar, y de ficciones.
Éstas son todas tomadas del sistema de lo maravilloso, tales
como la profecía de la conversión de Enrique IV, la
protección que le dispensa San Luis, su aparición, y
el fuego del cielo destruyendo aquellas observaciones
mágicas, que eran entonces tan comunes, etc. Las otras, son
puramente alegóricas. De este número son, el viaje de
la Discordia a Roma, la Política y el Fanatismo
personificados, el Templo del Amor, y las Pasiones, en fin, y los
Vicios,-
Si
en algunos lugares, se han dado a estas pasiones personificadas los
mismos atributos que les dieron los Paganos, fue por ser dichos
atributos alegóricos demasiadamente conocidos para haber de
alterarlos. En nuestras obras las más cristianas, en
nuestros cuadros, y en nuestras tapicerías, tiene el amor
sus flechas, y la justicia su balanza, sin que estas
representaciones ofrezcan la menor tintura de paganismo. La palabra
Amfitrite en nuestra poesía, nada más
significa que la mar, y no la esposa de Neptuno. El campo de
Marte, sólo quiere decir la guerra, etc. Si alguno
hubiere de contrario dictamen, es necesario volver a enviarle a
aquel gran maestro del arte, M. Despréaux, que dice:
Habiendo dado cuenta de lo que contiene esta obra, creemos deber
decir algo del espíritu con que ha sido compuesta. No se ha
intentado lisonjear ni maldecir en ella. Los que encuentren
aquí los malos hechos de sus mayores, nada más les
resta que hacer, que repararlos por sus virtudes; y aquellos cuyos
abuelos son citados con elogios, ningun reconocimiento deben al
autor, que no tuvo en ellos otra mira que la de la verdad, y el
único uso que deben hacer de tales elogios, es el de
merecerlos iguales.
Si
en esta nueva edición se han suprimido algunos versos que
contenían verdades duras contra aquellos Papas que en otro
tiempo deshonraron con sus crímenes la Santa Silla, no ha
sido por pensar con injuria de la Corte de Roma, que aun quiere
hacer respetable la memoria de estos malos Pontífices. Los
Franceses, que condenan las maldades de Luis XI y de Catalina de
Médicis, pueden sin duda hablar con horror de Alejandro VI.
Si el autor ha descartado aquel trozo de su Poema, fue solo por ser
sobradamente largo, y por incluir versos de que no estaba
satisfecho.
Con
este solo designio ha reemplazado muchos nombres a otros que se
hallaban en las primeras ediciones, según los ha juzgado o
más oportunos al asunto, o más armoniosos y sonoros.
La sola política en un poema es hacer buenos versos. Se ha
callado la muerte de un joven llamado Boufflers, que se
suponía muerto por Enrique IV, porque dicha muerte en las
circunstancias parecía hacer a Enrique un poco odioso, sin
presentarlo por otro lado más grande. Se ha hecho pasar a
Duplessis Mornay a Inglaterra cerca de la Reina Isabel, porque
efectivamente fue enviado allí, y porque aún se
conserva la memoria de su negociación. Se ha hecho
así mismo uso de dicho Duplessis en todo el resto del Poema,
porque habiendo representado el papel de confidente del Rey en el
primer canto, hubiera sido ridículo introducir otro en los
siguientes; así como sería impertinente en una
tragedia, Berenice por ejemplo, que Tito se confiase de
Paulino en el primer acto, y de otro en el quinto. Si algunos
quisieren dar interpretaciones malignas a estas variantes, el Autor
no debe inquietarse por ello, pues sabe que cualquiera que escribe
se expone a los dardos de la malicia.
El
punto más importante es la Religión, que hace en gran
parte el asunto del Poema, y que es su único desenlace. El
Autor se lisonjea de haberse explicado en muchos lugares con una
precisión tan rigurosa, que no puede dejar pábulo
alguno a la censura. Tal es, por ejemplo, este pasaje sobre la
Trinidad.
Si el Autor no ha
podido explicarse por todo el Poema con esta misma exactitud
teológica, el lector razonable debe suplirla. Sería
sin duda una extrema injusticia, examinar la obra como una tesis de
Teología. Este Poema no respira más que amor a la
Religión y a las Leyes. Se detestan igualmente en él
la rebelión y la persecución. Es menester no juzgar,
por una sola palabra, un libro escrito con tal espíritu.
Canto I
|
Enrique III unido con Enrique de Borbón, rey de Navarra,
contra la Liga, habiendo comenzado ya el bloqueo de París,
envía secretamente Enrique a pedir socorro a Isabel, reina
de Inglaterra. Sufre el Héroe una tempestad. Aporta a una
isla, donde un anciano católico le predice su
conversión y su advenimiento al trono. Descripción de
la Inglaterra y de su Gobierno.
|
|
El héroe canto, que reinó en la
Francia |
|
|
|
Por derechos de sangre, y de conquista; |
|
|
|
Que a gobernar los hombres aprendiera |
|
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|
Por una larga serie de desdichas; |
|
|
|
Que facciones calmando, vencer fuerte |
5 |
|
|
Y a un tiempo perdonar dulce sabía; |
|
|
|
Y que de confusión en fin cubriendo |
|
|
|
Al Íbero, a Mayena y a la Liga, |
|
|
|
De padre y vencedor de sus vasallos |
|
|
|
Su nombre señaló con la divisa. |
10 |
|
|
Baja, augusta verdad, del alto
cielo. |
|
|
|
Ven; y tu claridad y tu energía |
|
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|
Sobre los versos míos vierte grata. |
|
|
|
De los Reyes el oído facilita |
|
|
|
De tu escabrosa voz al agrio acento, |
15 |
|
|
Y cuanto aprender deban les intima. |
|
|
|
De tu osado pincel al rasgo toca |
|
|
|
Pintar de las naciones a la vista |
|
|
|
El lienzo criminal de hórridos
monstruos, |
|
|
|
Que sus guerras abortan intestinas. |
20 |
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|
Dí, como sediciosa la Discordia |
|
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|
De turbación sembró nuestras
provincias; |
|
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|
Y del Pueblo narrando las desgracias, |
|
|
|
Los yerros de los Príncipes publica. |
|
|
|
Llega, tu labio suene; y si es constante, |
25 |
|
|
Que contigo de acuerdo un tiempo unida, |
|
|
|
A tus más fieros tonos su voz dulce |
|
|
|
La Fábula tal vez mezclar
sabía; |
|
|
|
Si tu altanera frente de ornamentos |
|
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|
Sus delicadas manos revestían, |
30 |
|
|
Y el arte prodigioso de sus sombras |
|
|
|
Los rayos de tu luz embellecía; |
|
|
|
Deja que también hoy a compás
marche, |
|
|
|
Que conmigo tus huellas siempre siga, |
|
|
|
Y tus gracias no empañe, antes
ilustre. |
35 |
|
|
Aún reinaba Valois;
aún él hacía1 |
|
|
|
De un zozobrante Estado el gubernalle |
|
|
|
Con mano fluctar trémula e indecisa: |
|
|
|
De su debido honor, sanción y fuerza |
|
|
|
Las santas leyes todas destituidas, |
40 |
|
|
Confusos los derechos y turbados, |
|
|
|
Más bien en caos tanto se
diría, |
|
|
|
Que en efecto Valois ya no reinaba: |
|
|
|
Que ya el Príncipe no era, a quien
propicia |
|
|
|
Circundara la gloria de esplendores; |
45 |
|
|
A quien desde la infancia a las fatigas |
|
|
|
Adiestrara y las lides la Victoria; |
|
|
|
Cuyos faustos progresos sorprendida |
|
|
|
Y temblando la Europa contemplaba; |
|
|
|
En pos de quien, al fin, la Patria
había |
50 |
|
|
De amor y soledad mil tiernos ayes. |
|
|
|
Despedido, plañendo su partida |
|
|
|
Un tiempo, en que del Norte, allá
admirando |
|
|
|
Su suprema virtud, las plagas frías |
|
|
|
En poner a sus plantas sus diademas, |
55 |
|
|
Por sufragio común se
complacían. |
|
|
|
En un segundo puesto brilla alguno, |
|
|
|
Que al primero elevándose se eclipsa. |
|
|
|
De esta suerte a Valois, al solio alzado, |
|
|
|
Con sorpresa pasar la Francia mira, |
60 |
|
|
De intrépido guerrero a Rey cobarde. |
|
|
|
Sobre el trono encumbrado se dormía |
|
|
|
De femenil molicie en hondo seno2: |
|
|
|
De la regia corona el peso abisma |
|
|
|
De su liviana frente las flaquezas |
65 |
|
|
Que lúbricos privados
mantenían, |
|
|
|
D' Epernon, San Megrén, Quelús,
Joyussa3, |
|
|
|
Jóvenes voluptuosos, que a
porfía |
|
|
|
Bajo su augusto nombre, a su albedrío, |
|
|
|
Del imperio las riendas dirigían: |
70 |
|
|
Corruptores políticos de un
dueño, |
|
|
|
Que la afeminación gastado
había, |
|
|
|
En torpes devaneos y placeres |
|
|
|
Su lánguida existencia
sumergían. |
|
|
|
De los Guisas, en tanto, la fortuna |
75 |
|
|
Se elevaba veloz, se engrandecía |
|
|
|
Sobre su humillación y abatimiento, |
|
|
|
Levantando en París la santa Liga, |
|
|
|
De su flaco poder rival soberbia. |
|
|
|
Roto el freno los pueblos se
extravían, |
80 |
|
|
Y hechos de la grandeza humildes siervos, |
|
|
|
Doblan a sus tiranos la rodilla, |
|
|
|
Y a su dueño legítimo
persiguen. |
|
|
|
De mil falsos amigos turba indigna, |
|
|
|
Que feliz le adorara, ya infelice |
85 |
|
|
Le abandona vilmente, y aturdidas |
|
|
|
Del Luvre le miraron las columnas |
|
|
|
Por sus pueblos expulso y en huida, |
|
|
|
Al paso que acogido el extranjero, |
|
|
|
Al rebelde París ledo corría. |
90 |
|
|
Todo marcha en desorden. Por instantes |
|
|
|
Todo a su fin fatal se precipita, |
|
|
|
Cuando aparece Enrique. Este virtuoso4, |
|
|
|
Este insigne Borbón, que fiero
ardía |
|
|
|
De un guerrero valor en noble llama, |
95 |
|
|
A su Príncipe ciego se aproxima, |
|
|
|
Y a su aspecto Valois la luz recobra: |
|
|
|
Él su espíritu y fuerzas
resucita; |
|
|
|
Sus pasos endereza, y de la afrenta |
|
|
|
A la gloria, del juego a la lid guía. |
100 |
|
|
De París a las pérfidas
murallas |
|
|
|
Con coligadas huestes y aguerridas |
|
|
|
Al ver los dos Monarcas avanzados, |
|
|
|
Allí se alarma Roma, y aquí
admira |
|
|
|
El Español temblando su alianza: |
105 |
|
|
La Europa toda ya comprometida |
|
|
|
En tan grandes reveses y ruidosos, |
|
|
|
Sobre el muro infeliz clava la vista. |
|
|
|
Viose en París entonces
la Discordia, |
|
|
|
Que al sublevado Pueblo enfurecía, |
110 |
|
|
Y a la guerra excitando al de Mayena, |
|
|
|
Y a la Liga y la Iglesia, en hostil grita |
|
|
|
Del alto de sus torres el socorro |
|
|
|
Del español soldado requería. |
|
|
|
Esta fiera impetuosa y sanguinaria, |
115 |
|
|
Este inflexible monstruo, infiel respira |
|
|
|
Un eterno rencor contra los mismos |
|
|
|
Que su yugo infernal más esclaviza. |
|
|
|
Su maléfico plan de los mortales |
|
|
|
A infelices desastres sólo aspira |
120 |
|
|
De su mismo partido con frecuencia |
|
|
|
Su mano deja toda en sangre tinta; |
|
|
|
Dentro del corazón que despedaza, |
|
|
|
Cual tirano cruel se domicilia, |
|
|
|
Y el crimen que él inspira, pena él
mismo. |
125 |
|
|
Al lado en que del sol la luz
declina, |
|
|
|
No lejos de las márgenes amenas |
|
|
|
Por do serpeando el Sena corre, y gira |
|
|
|
Huyendo de París, hoy sitio amable, |
|
|
|
Retiro encantador, mansión tranquila, |
130 |
|
|
Donde el arte sus triunfos nos ostenta, |
|
|
|
Y la naturaleza sus delicias; |
|
|
|
Campo entonces horrísono y sangriento |
|
|
|
De la más ominosa y mortal
riña, |
|
|
|
Juntando sus soldados acampaba |
135 |
|
|
El mísero Valois. Allí se
alistan |
|
|
|
Los valerosos Héroes, que la gloria, |
|
|
|
Y de Francia el estado sostenían, |
|
|
|
Y a quienes sectas varias dividiendo, |
|
|
|
De una común venganza el celo
unía. |
140 |
|
|
De Borbón en las manos victoriosas, |
|
|
|
Acordes y contentos todos libran |
|
|
|
Su causa general y sus destinos; |
|
|
|
Y él, que de conciliarse el don abriga |
|
|
|
De todos el amor feliz, ganando |
145 |
|
|
Los corazones todos, los reunía: |
|
|
|
Que estaban los dos campos tan sumisos |
|
|
|
Dijérase a su voz, que ya no
habían |
|
|
|
Más Jefe que él, ni más
Iglesia que una. |
|
|
|
Del seno celestial do
residía |
150 |
|
|
Luis, padre inmortal de los Borbones5, |
|
|
|
Sobre el virtuoso Enrique atento fija |
|
|
|
Sus paternales ojos. De su raza |
|
|
|
El más claro esplendor en él
divisa; |
|
|
|
Su ardor, su virtud ama; su error llora: |
155 |
|
|
Con su corona honrarle, al fin quería, |
|
|
|
Y quiere más aún, quiere
ilustrarle. |
|
|
|
Avanza en tanto Enrique, y se encamina |
|
|
|
A la suprema cumbre; más por sendas |
|
|
|
Que para él mismo ocultas no
advertía. |
160 |
|
|
Del alto de los cielos sus auxilios |
|
|
|
Prestábale Luis, pero escondida |
|
|
|
La mano que en su apoyo le tendiera; |
|
|
|
Cuidando que del Héroe siendo vista, |
|
|
|
Ya por demás seguro de sus triunfos, |
165 |
|
|
De un peligro menor fuese a medida |
|
|
|
De sus hechos también menor la gloria. |
|
|
|
Del muro que obstinado
resistía, |
|
|
|
Ya finalmente al pie, y en frente puestos, |
|
|
|
Más de una vez de Marte en tentativas |
170 |
|
|
Igual riesgo ensayaran los partidos: |
|
|
|
De la humana feroz carnicería |
|
|
|
Ya el mal genio, del campo desolado |
|
|
|
Al uno y otro mar llevara a prisa |
|
|
|
Un furor implacable, cuando a Enrique |
175 |
|
|
Su atristada palabra, interrumpida |
|
|
|
De frecuentes suspiros y sollozos, |
|
|
|
Le endereza Valois en esta guisa. |
|
|
|
«Ya ves hasta que punto de
mi suerte |
|
|
|
El rigor me abatió. No es mi desdicha, |
180 |
|
|
Ni solo mi interés el que va hablarte; |
|
|
|
Tuya es ¡o Borbón! la injuria
mía. |
|
|
|
Contra su Rey osando sediciosa |
|
|
|
Su frente al cielo alzar esa infiel Liga, |
|
|
|
A los dos en su rabia nos confunde, |
185 |
|
|
Y a los dos nos persigue y abomina. |
|
|
|
Del pueblo de París enajenado |
|
|
|
El rebelde rencor de que le animan, |
|
|
|
Nos desconoce a entrambos, pretendiendo |
|
|
|
Precipitarme a mí del trono en vida, |
190 |
|
|
Y de su herencia a ti, que en pos te toca. |
|
|
|
No ignoran los Ligados, no, no olvidan |
|
|
|
Que la voz imperiosa de la sangre |
|
|
|
De nuestra anciana augusta dinastía, |
|
|
|
El mérito, las leyes, y en fin todo |
195 |
|
|
Te aclaman a mi muerte de justicia |
|
|
|
Al trono de la Francia, en que vacilo, |
|
|
|
Y del cual darte piensan la exclusiva, |
|
|
|
Ya de hoy mismo temblando a la grandeza |
|
|
|
De tu fortuna y gloria sucesivas. |
200 |
|
|
La Religión terrible en sus enojos, |
|
|
|
Ambiciosa y colérica, fulmina |
|
|
|
Contra la independencia de tus sienes |
|
|
|
Su fatal anatema. Roma erguida, |
|
|
|
Que a do quiera transporta sin soldados |
205 |
|
|
De la guerra el azote, deposita |
|
|
|
De su cruda venganza el sacro trueno |
|
|
|
Del Español en manos. Ya vendida |
|
|
|
De vasallos, de deudos y de amigos |
|
|
|
Veo, amigo, la fe. Ya se retira, |
210 |
|
|
Ya de mí huye todo y me abandona, |
|
|
|
O se arma contra mí. Con
tropelía |
|
|
|
El avariento Hispano enriquecido |
|
|
|
Por mis pérdidas, fiero se avecina |
|
|
|
A inundar de sus huestes destructoras |
215 |
|
|
Mis desiertas ya míseras
campiñas. |
|
|
|
Contra enemigos tantos, que en
su furia |
|
|
|
Tal ansia de ultrajarnos acreditan, |
|
|
|
A nuestra vez traigamos a la Francia |
|
|
|
Una extranjera fuerza más benigna: |
220 |
|
|
En secreto ganad de los Britanos |
|
|
|
Esa ínclita Reina, esa heroína. |
|
|
|
Bien sé el odio inmortal, que una
alianza |
|
|
|
Permite rara vez franca y sencilla |
|
|
|
Entre el Francés y el Anglo. En todos
tiempos |
225 |
|
|
Émula de París, Londres la
envidia. |
|
|
|
Más ¿que importa, Borbón? si
desde el punto |
|
|
|
En que mi antigua gloria vi marchita, |
|
|
|
Y por ellos mi nombre amancillado, |
|
|
|
Ya ni patria, otros tiempos tan querida, |
230 |
|
|
Ni vasallos conozco. Yo les odio; |
|
|
|
A castigar anhelo sus perfidias |
|
|
|
Y a mis ojos Francés es quien me
vengue. |
|
|
|
En tal negociación, poco confía |
|
|
|
Mi supremo interés en las funciones |
235 |
|
|
De ordinarios agentes inactivas; |
|
|
|
Tu eres solo Borbón, el que yo
imploro; |
|
|
|
De promediar tu voz es solo digna |
|
|
|
En que a los Reyes mueva mi infortunio: |
|
|
|
Parte a Albión, y allí la causa
mía |
240 |
|
|
Patrono tan feliz logre en tu fama, |
|
|
|
Que un ejército aliado me consiga. |
|
|
|
Mis enemigas huestes por tu brazo |
|
|
|
Quiero, Enrique, abatir, y otras amigas |
|
|
|
Por tu sola virtud ganar espero». |
245 |
|
|
Dijo, y el Héroe, que de
gloria hervía |
|
|
|
En codicioso celo, y en más manos |
|
|
|
Teme ver que las suyas repartida |
|
|
|
Del triunfo la palma, un dolor vivo |
|
|
|
Al oírle sintió. Pasados dios |
250 |
|
|
A su gran alma caros echa menos, |
|
|
|
En que él solo y Condé sin
más intrigas, |
|
|
|
Ni otro extranjero auxilio que la fuerza |
|
|
|
De su virtud, temblar la Liga hacían; |
|
|
|
Más era necesario ardientes votos |
255 |
|
|
Satisfacer de un dueño. Se resigna: |
|
|
|
Los golpes de su brazo ya suspende, |
|
|
|
Y los laureles, que cogido había |
|
|
|
Del Sena en la ribera, abandonando, |
|
|
|
Su valor a partir violento instiga. |
260 |
|
|
Atónito el soldado, que ignoraba |
|
|
|
Sus arcanas empresas, se contrista; |
|
|
|
Y de uno y otro campo los guerreros |
|
|
|
Sus destinos pendientes suponían |
|
|
|
Del regreso feliz del Héroe ausente. |
265 |
|
|
Ya marchaba: aún empero le imagina |
|
|
|
El pueblo criminal siempre delante, |
|
|
|
Y pronto a fulminar sobre él sus iras. |
|
|
|
Su nombre, que del trono la columna |
|
|
|
Más sólida y más firme se
apellida, |
270 |
|
|
De todo el bando alzado su enemigo |
|
|
|
El terror en las almas infundía, |
|
|
|
Y por él en su ausencia peleaba. |
|
|
|
Ya del Neustrio saltaba las
campiñas, |
|
|
|
Sin que de sus privados otro alguno |
275 |
|
|
Formase que Morné su comitiva6: |
|
|
|
Éste su siempre digno confidente, |
|
|
|
Más nunca adulador, fiel le
asistía; |
|
|
|
Éste sobrado fuerte y grave apoyo |
|
|
|
Del bando del error y su doctrina, |
280 |
|
|
Éste, a quien en prudencia como en
celo |
|
|
|
Señalándose siempre, a par
movían |
|
|
|
La causa de su Iglesia y de su Patria; |
|
|
|
Censor del cortesano, y todavía |
|
|
|
En la corte querido, a quien de Roma |
285 |
|
|
Fiero enemigo, Roma propia estima. |
|
|
|
Al través de dos rocas,
donde viene |
|
|
|
La cólera del mar rugiendo altiva |
|
|
|
Sus olas a estrellar entre alba espuma, |
|
|
|
A los ojos del Héroe se ofrecía |
290 |
|
|
De Diepe el feliz puerto. Y fogoso |
|
|
|
A bordo el diestro nauta jarcias iza; |
|
|
|
El bajel, que a favor de su maniobra |
|
|
|
Con fiera majestad la mar domina, |
|
|
|
Ya de volar a punto sobre el llano |
295 |
|
|
Del undoso cristal, sus alas infla: |
|
|
|
Amarrado del viento en las regiones |
|
|
|
El furibundo Bóreas se mitiga, |
|
|
|
Y del céfiro al soplo la mar cede. |
|
|
|
Levada el ancla ya, dél impelida, |
300 |
|
|
Surcaba el vasto piélago la nave |
|
|
|
Lejos ya de la tierra fugitiva, |
|
|
|
Y de la Gran Bretaña las riberas |
|
|
|
Descubríanse ya, cuando del día |
|
|
|
Eclípsase el gran astro en un
instante, |
305 |
|
|
Regaña airado el cielo, el aire silba, |
|
|
|
Brama el onda a lo lejos, y los vientos |
|
|
|
Desenfrenados más y más irritan |
|
|
|
Las encrespadas olas; centellando |
|
|
|
Entre la negra nube el rayo brilla; |
310 |
|
|
Del relámpago el fuego, y de las olas |
|
|
|
El abismo profundo do quier pintan |
|
|
|
Al navegante pálido la muerte: |
|
|
|
Y aún el Héroe, a quien furias
envolvían |
|
|
|
Del undoso elemento, los peligros |
315 |
|
|
De su propia persona no sentía; |
|
|
|
Sus ojos sólo vuelve hacia la Patria, |
|
|
|
Y en su empresa su mente siempre fija, |
|
|
|
Por la sola tardanza en sus destinos, |
|
|
|
A increpar a los vientos se limita. |
320 |
|
|
No tan patriota, no, ni generoso |
|
|
|
Allá César del Epiro a la
orilla, |
|
|
|
Cuando del mundo el cetro disputaba, |
|
|
|
Al furioso Aquilón sobre el mar
fía |
|
|
|
Del Romano la suerte y de la tierra, |
325 |
|
|
Y a Pompeyo y Neptuno, que se ligan, |
|
|
|
A un tiempo desafiando, su fortuna |
|
|
|
A la borrasca impávido oponía. |
|
|
|
En este instante el Dios del
universo, |
|
|
|
Que sobre el viento vuela, que las iras |
330 |
|
|
Subleva de los mares, o las calma, |
|
|
|
Y de cuya eternal sabiduría |
|
|
|
La profunda inefable providencia, |
|
|
|
Forma imperios, los alza, o los derriba, |
|
|
|
Desde el trono inflamado, do preside |
335 |
|
|
A la vida y la muerte, y que allá
brilla |
|
|
|
Del celestial empíreo en las alturas, |
|
|
|
Sus ojos abatir al fin se digna |
|
|
|
Sobre el Héroe Francés, y en riesgo
tanto |
|
|
|
El mismo es quien le alienta, quien le
guía, |
340 |
|
|
Y cuya voz excelsa a la borrasca |
|
|
|
Mandando que a la playa más vecina |
|
|
|
Al punto el bajel lleve, donde Jersei |
|
|
|
Del seno de las ondas parecía |
|
|
|
Ir alzándose: el Héroe ya del
cielo |
345 |
|
|
Conducido por fin, aporta a la isla. |
|
|
|
No lejos de su orilla, espeso
bosque |
|
|
|
Bajo sus frescas sombras y tranquilas |
|
|
|
Dulce asilo ofrecía. Una gran roca, |
|
|
|
De las airadas olas fronteriza, |
350 |
|
|
A su rigor encúbrela, vedando |
|
|
|
Del regañón a furias que la
embistan, |
|
|
|
Y jamás su reposo turbar puedan, |
|
|
|
De esta roca una gruta cerca había. |
|
|
|
Cuya simple estructura de su ornato |
355 |
|
|
Sólo a la mano rústica y
sencilla |
|
|
|
De la naturaleza fue deudora: |
|
|
|
En mansión tan obscura y escondida, |
|
|
|
Un anciano habitaba venerable, |
|
|
|
Que lejos de la corte, do otros días |
360 |
|
|
Engolfado anduviera, allí buscaba |
|
|
|
La dulce y santa paz; allí
vivía |
|
|
|
Del resto de los hombres ignorado; |
|
|
|
Y de inquietudes libre, se ejercita |
|
|
|
En el sublime estudio de sí mismo; |
365 |
|
|
Con lagrimas allí se arrepentía |
|
|
|
De horas en los placeres abismadas, |
|
|
|
Y de amor en delirios consumidas. |
|
|
|
De aquellas toscas fuentes a los bordes, |
|
|
|
Sobre el florido esmalte, que matiza |
370 |
|
|
De aquella soledad los verdes prados, |
|
|
|
A sus pies arrojaba y sometía |
|
|
|
Las humanas pasiones, y sereno, |
|
|
|
De sus votos aguardaba que a medida, |
|
|
|
Viniese, en fin, la muerte para siempre |
375 |
|
|
A unirle con el Dios a quien servía; |
|
|
|
Aquel Dios, que con gracia y bondad tanta |
|
|
|
Su vejez honrar quiso, y su fe viva; |
|
|
|
Que descender mandando a su desierto |
|
|
|
La misma celestial sabiduría, |
380 |
|
|
Y con él prodigando los tesoros, |
|
|
|
De divinos arcanos, a su vista |
|
|
|
Le agradara exponer de los destinos |
|
|
|
El misterioso libro en que se cifran. |
|
|
|
Este favorecido, grave
anciano, |
385 |
|
|
A quien Dios revelado el Héroe
había, |
|
|
|
Cerca de un onda pura, agreste mesa |
|
|
|
Al gran Príncipe ofrece, a quien no
admira |
|
|
|
Lo nuevo del convite. Veces varias |
|
|
|
Bajo un humilde techo, y en faz misma |
390 |
|
|
Del simple labrador todo encantado, |
|
|
|
Del cortesano estrépito en huida, |
|
|
|
Y en busca solamente de sí propio, |
|
|
|
Del diadema depuesto alegre había |
|
|
|
El majestuoso fausto y fiero orgullo. |
395 |
|
|
La turbación ruidosa
difundida |
|
|
|
Por el orbe cristiano, vasto asunto |
|
|
|
Del coloquio más útil
ofrecía |
|
|
|
Al huésped venerable y peregrinos. |
|
|
|
El virtuoso Morné, que en la doctrina |
400 |
|
|
Vivía de su secta imperturbable, |
|
|
|
¡Cuán terribles apoyos
suministra |
|
|
|
De Calvino al error! Dudoso Enrique, |
|
|
|
De su luz solo al cielo le suplica, |
|
|
|
Que sus ojos ilustre un feliz rayo. |
405 |
|
|
«En todos tiempos, dijo, combatida |
|
|
|
Entre febles y míseros mortales, |
|
|
|
Siempre de error cercada y de mentira, |
|
|
|
La divina verdad se vio en la tierra. |
|
|
|
¿Fuerza será por tanto al alma
mía, |
410 |
|
|
En Dios solo fundando su esperanza, |
|
|
|
De sendas, que hasta él mismo la
dirijan, |
|
|
|
Vivir en la ignorancia tenebrosa, |
|
|
|
Que la humana razón jamás
disipa? |
|
|
|
Un Dios ¡ha! tan benéfico, y del
hombre |
415 |
|
|
El árbitro y Señor, ya dél
habría |
|
|
|
Servídose a este fin, si le pluguiera. |
|
|
|
Adoremos, el viejo les
replica, |
|
|
|
Los designio de Dios. No le acusemos |
|
|
|
Por faltas de los hombres. Yo vi un
día |
420 |
|
|
De Calvino el error nacer en Francia. |
|
|
|
Humilde en sus principios, débil iba |
|
|
|
Arrastrando entre sombras. Desterrado, |
|
|
|
En nuestros muros sin sostén camina |
|
|
|
Por mil lóbregas vueltas y rodeos, |
425 |
|
|
Avanzándose astuto hacia sus miras |
|
|
|
Con un rastrero giro y lento paso; |
|
|
|
Y del seno del polvo y la inmundicia |
|
|
|
Atónitos mis ojos advirtieron |
|
|
|
Como su altiva frente se atrevía |
430 |
|
|
El hórrido fantasma a alzar osado; |
|
|
|
Como al trono abalanza, y sin medida |
|
|
|
Insultando a los hombres, nuestras aras |
|
|
|
Con planta a trastornar se arroja
impía. |
|
|
|
Huyendo al punto entonces de la
corte, |
435 |
|
|
En esta obscura cueva la ignominia |
|
|
|
De mi sagrado culto a llorar vine. |
|
|
|
Plácidas esperanzas todavía |
|
|
|
Mis postrimeros años lisonjean; |
|
|
|
Un culto tan moderno mal podría |
440 |
|
|
Ser de duranza eterna. De los hombres |
|
|
|
Al capricho su ser deudor se mira. |
|
|
|
Morir se le verá como ha nacido; |
|
|
|
Las obras de los hombres de la misma |
|
|
|
Fragilidad serán, que sus autores. |
445 |
|
|
A su supremo arbitrio Dios abisma |
|
|
|
Sus facciosas empresas. Él es
sólo |
|
|
|
El inmudable Ser. Mientras registra |
|
|
|
De unas sectas sin número, la tierra, |
|
|
|
Las implacables guerras, que la agitan, |
450 |
|
|
Del Eterno a los pies en paz reposa |
|
|
|
La celestial verdad, que no ilumina |
|
|
|
Sino muy rara vez al orgulloso, |
|
|
|
Y que solo por fin, podrá ser vista |
|
|
|
Del que de corazón la busque y ame. |
455 |
|
|
Escuchad, Gran Enrique. Dios me inspira: |
|
|
|
Ser queréis ilustrado. Habréis de
serlo. |
|
|
|
Elegiros por fin mi Dios se digna |
|
|
|
Al trono de Valois. Su excelsa mano |
|
|
|
Por sangrientos combates premedita, |
460 |
|
|
Encaminar triunfante vuestra planta; |
|
|
|
Terrible a la victoria su voz dicta, |
|
|
|
Que las sendas os abra de la gloria |
|
|
|
De laureles ornándolas y olivas. |
|
|
|
Más no ignoréis también,
sabed, que en tanto |
465 |
|
|
Que a vuestro espíritu, propicia |
|
|
|
La verdad, de su luz que le ilumine |
|
|
|
Algún rayo benéfico no
envía, |
|
|
|
De París por las puertas será en
balde |
|
|
|
Que presumáis entrar. Tened bien fija |
470 |
|
|
La atención, sobre todo, en
preservaros |
|
|
|
De la común flaqueza, en que se
abisman |
|
|
|
Aun las más grandes almas. Atractivos |
|
|
|
Hechiceros huid; huid insidias |
|
|
|
Del más dulce veneno. Precaveos, |
475 |
|
|
Y de vuestras pasiones enemigas |
|
|
|
Habed tan solo miedo, Gran Enrique. |
|
|
|
Sabed al ocio blando y las delicias |
|
|
|
Resistir con vigor, y al amor mismo |
|
|
|
Combatir y vencer. Allá algún
día, |
480 |
|
|
Cuando de tal valor, de virtud tanta |
|
|
|
Por una fuerza heroica y divina, |
|
|
|
Gloriosa y felizmente ya llegaréis, |
|
|
|
A triunfar de vos mismo y de la Liga; |
|
|
|
Cuando en un sitio horrible, cuya fama |
485 |
|
|
La más remota edad oiga afligida, |
|
|
|
Todo un inmenso pueblo confundido, |
|
|
|
Por vuestros beneficios sólo exista; |
|
|
|
De vuestro Estado entonces las desgracias, |
|
|
|
Las funestas miserias que lo atristan, |
490 |
|
|
Acabadas veréis. De vuestros padres |
|
|
|
Al Dios entonces vuestra fe rendida |
|
|
|
Los ojos alzará, y verá
entonces, |
|
|
|
Cuan bien, cuan dignamente en él
confía |
|
|
|
Un sano corazón. Partid Enrique; |
495 |
|
|
Adiós y no dudéis que él os
asista; |
|
|
|
El virtuoso varón, que le asemeja, |
|
|
|
De su apoyo seguro es justo viva». |
|
|
|
Dardos fueran de fuego estas
palabras, |
|
|
|
Que del sensible Enrique el alma
herían, |
500 |
|
|
Hasta su noble fondo penetrando. |
|
|
|
Transportado, creíase al
oírlas, |
|
|
|
A aquella edad del mundo tan dichosa |
|
|
|
En que al hombre mortal la Deidad misma |
|
|
|
Con su palabra honrara, y prodigando |
505 |
|
|
Prodigios, la virtud simple y sencilla |
|
|
|
A los Reyes magníficos mandaba, |
|
|
|
Sus oráculos santos profería. |
|
|
|
Llegando al cabo el hora, en que era fuerza |
|
|
|
Que ya del justo anciano se despida, |
510 |
|
|
Con dolor estrechándole en los brazos |
|
|
|
De sus ojos las lágrimas
corrían. |
|
|
|
Desde aquellos instantes, ya entreviera |
|
|
|
De un día, cuyo sol aún no
divisa, |
|
|
|
El precursor lucero. Sorprendido, |
515 |
|
|
Más no tocado aún Morné
partía: |
|
|
|
Al árbitro supremo de estas gracias |
|
|
|
Dél pluguiera ocultarse. Vana estima |
|
|
|
En la tierra de sabio el nombre diera |
|
|
|
Al que, de mil virtudes con mancilla, |
520 |
|
|
Hiciera del error su amado fuerte; |
|
|
|
En tanto que el buen viejo así platica |
|
|
|
De Dios iluminado, disponiendo |
|
|
|
El corazón del Príncipe, sumisa |
|
|
|
Del viento la violencia a su voz calma. |
525 |
|
|
De nuevo se aparece el sol, y brilla, |
|
|
|
Sosiéganse las ondas, y bien presto |
|
|
|
Conducido Borbón a las orillas, |
|
|
|
Parte el Héroe volando por las aguas |
|
|
|
De la soberbia Albión a sus marinas. |
530 |
|
|
Cuando en medio del mar de la
Inglaterra, |
|
|
|
Aquel flotante imperio Enrique avista, |
|
|
|
La rápida mudanza venturosa |
|
|
|
Reflexivo contempla, atento admira |
|
|
|
De tan ilustre Estado y tan potente, |
535 |
|
|
En que la acción violenta y desmedida |
|
|
|
De tantas sabias leyes, y el abuso |
|
|
|
Que la licencia eterno hacer solía, |
|
|
|
Harto tiempo del Príncipe y vasallo |
|
|
|
Labraran la recíproca desdicha. |
540 |
|
|
Sobre el sangriento teatro, en que cien
héroes |
|
|
|
Catástrofe tan triste hallado
habían; |
|
|
|
Sobre el solio fatal resbaladizo, |
|
|
|
Del que, de cien Monarcas abatida |
|
|
|
La majestad augusta ya se viera, |
545 |
|
|
Una mujer, al fin, el cetro afirma; |
|
|
|
Y a sus pies los destinos sujetando, |
|
|
|
Nuestro sexo confunde; y ya la rica |
|
|
|
Brillantez de su reino al mundo entero |
|
|
|
Sirve de admiración, terror y envidia. |
550 |
|
|
Era aquella Isabel singular hembra, |
|
|
|
De su esfera y su sexo maravilla, |
|
|
|
Cuyos sabios manejos, de la Europa |
|
|
|
Inclinar a su arbitrio conseguían |
|
|
|
De la balanza el fiel. La que al Britano |
555 |
|
|
De indómita cerviz, que no
podía |
|
|
|
Servir ni vivir libre, al fin su yugo |
|
|
|
Llevar, y aún amar hizo. Grato olvida |
|
|
|
Bajo su sagaz mando el Inglés pueblo |
|
|
|
Pérdidas, que jamás sufrir
creería. |
560 |
|
|
Sus fecundos rebaños, sus llanuras |
|
|
|
Sus montañas y bosques ya
cubrían; |
|
|
|
De la esfera los mares, sus bajeles; |
|
|
|
Y sus copiosas mieses, las campiñas. |
|
|
|
Monarca es en la mar, temido en tierra; |
565 |
|
|
Sus flotas imperiosas, que esclavizan |
|
|
|
Por do quier a Neptuno, la fortuna |
|
|
|
Del uno al otro polo se atraían. |
|
|
|
Londres, bárbara un tiempo, centro es
culto |
|
|
|
De las útiles artes en el día. |
570 |
|
|
De las gentes del mundo más remotas |
|
|
|
Con frecuencia sus plazas concurridas, |
|
|
|
Emporio es a Mercurio, a Marte templo. |
|
|
|
Los muros de Westminster domicilian |
|
|
|
Tres distintos poderes, que del lazo |
575 |
|
|
Que los une entre sí, los tres se
admiran. |
|
|
|
Diputados del Pueblo, Rey y Grandes, |
|
|
|
A quienes intereses dividían |
|
|
|
Y reunía la ley. Los tres sagrados, |
|
|
|
Y miembros inviolables, que organizan |
580 |
|
|
Su invicta institución, tan peligrosa |
|
|
|
A sí misma tal vez, y a sus vecinas |
|
|
|
De tanta alarma siempre, y tan terrible. |
|
|
|
Feliz, mientras el Pueblo en la medida |
|
|
|
De su deber instruido y limitado, |
585 |
|
|
Al supremo poder respetos rinda |
|
|
|
Cuantos le debe fiel; y aún más
dichosa, |
|
|
|
Cuando al Pueblo también a su vez
rijan |
|
|
|
Reyes justos, políticos y dulces, |
|
|
|
Que acaten cuando deben, y no opriman |
590 |
|
|
Su libertad civil. ¡Ha! cuando, cuando, |
|
|
|
Así exclamó Borbón, cuando
podrían |
|
|
|
Unir como vosotros los Franceses |
|
|
|
La gloria con la paz! ¡Testas altivas, |
|
|
|
Príncipes de la Europa cuanto ejemplo |
595 |
|
|
Tenéis aquí patente a vuestra
vista! |
|
|
|
Las puertas de la guerra en sus estados |
|
|
|
Una mujer cerrando, la paz fija; |
|
|
|
En tanto, que a los vuestros, con desdoro |
|
|
|
Del pecho varonil que los domina, |
600 |
|
|
El horror y discordia relegando, |
|
|
|
De un pueblo que la adora, hace la dicha. |
|
|
|
Va entretanto arribando, y
tierra toma |
|
|
|
En la inmensa Metrópoli, do brilla, |
|
|
|
Y por do quiera reina la abundancia, |
605 |
|
|
Que de la libertad tan solo es hija. |
|
|
|
Del vencedor aquí de los Ingleses |
|
|
|
La célebre y antigua torre mira, |
|
|
|
Y allí más a lo lejos de la
Reina |
|
|
|
El alcázar augusto ya registra. |
610 |
|
|
De su amigo Morné sólo seguido, |
|
|
|
A encontrar a Isabela se encamina, |
|
|
|
Sin nada de aquel fausto y pompa vana, |
|
|
|
Que encanta en su interior la fantasía |
|
|
|
De los Grandes, por grandes que ser puedan, |
615 |
|
|
Más que héroes verdaderos no
codician, |
|
|
|
Antes desdeñan siempre. Borbón
habla, |
|
|
|
Y en sola su franqueza el fondo cifra |
|
|
|
De su elocuencia toda. De la Francia |
|
|
|
Las cuitas en secreto a Isabel fía: |
620 |
|
|
Y si es, que de su patria en fiel obsequio, |
|
|
|
Su corazón y lengua al ruego humilla, |
|
|
|
Su elevación a un tiempo y su grandeza |
|
|
|
En la sumisión misma descubría. |
|
|
|
«¡Pues qué! ¿a Valois
servís?» la Reina dice |
625 |
|
|
¿Es Valois, le repite sorprendida |
|
|
|
Quien a Borbón envía, quien le
manda |
|
|
|
Del Támesis venir a las orillas? |
|
|
|
Qué! ¿De sus implacables
enemigos |
|
|
|
Tornado en protector, por ellos lidia, |
630 |
|
|
Y con tanta eficacia Enrique viene |
|
|
|
A emplear hoy sus ruegos y fatigas |
|
|
|
Por el Príncipe aquel, que aún ayer
mismo |
|
|
|
Perseguirle de muerte parecía? |
|
|
|
Aun desde las riberas del poniente |
635 |
|
|
Hasta las puertas de la aurora, grita |
|
|
|
De vuestros largos choques y discordias |
|
|
|
La voladora fama peregrina; |
|
|
|
¡Y en favor de Valois armada veo |
|
|
|
Esa mano, esa mano dél temida |
640 |
|
|
Tan repetidas veces!»... «Sus
desgracias |
|
|
|
Sofocaron ¡o Reina! le replica, |
|
|
|
Nuestros antiguos odios. No era libre |
|
|
|
Valois; se hallaba esclavo. Ya en el
día |
|
|
|
Sus cadenas rompió. Otro su estado, |
645 |
|
|
Otra fuera su gloria, otra su dicha |
|
|
|
Si siempre de mi fe más bien seguro, |
|
|
|
Otro arriesgado apoyo y otras ligas |
|
|
|
Que su valor y el mio no buscase; |
|
|
|
Pero usó de artificio e
hipocresía: |
650 |
|
|
Por flaqueza y temor fue mi enemigo: |
|
|
|
Más, en fin de sus riesgos a la vista |
|
|
|
Sus faltas se me olvidan y mi injuria. |
|
|
|
Le he vencido, Señora, e ya de prisa |
|
|
|
A vengarle tan solo corro ahora. |
655 |
|
|
Vuestra bondad, gran Reina, bien
podría |
|
|
|
En tan alta querella, en lid tan justa, |
|
|
|
Labrar un nombre eterno a la gran Isla, |
|
|
|
Y a un tiempo coronar vuestras virtudes, |
|
|
|
Si de nuestros derechos grata auxilia |
660 |
|
|
Vuestra potente mano la defensa, |
|
|
|
Y conmigo vengar tal vez se digna |
|
|
|
Esta de los Monarcas común
causa». |
|
|
|
Con impaciencia entonces la
heroína, |
|
|
|
Que la historia le cuente, pide a Enrique |
665 |
|
|
De tanta turbación como
afligía, |
|
|
|
Y la Francia asolaba. Los resortes, |
|
|
|
El encadenamiento y las intrigas, |
|
|
|
Que en el triste París causar pudieran |
|
|
|
Tanta revolución, saber quería; |
670 |
|
|
Y a este fin, su palabra dirigiendo |
|
|
|
Al augusto enviado, así le invita: |
|
|
|
«Ya con frecuencia
¡Príncipe! la fama |
|
|
|
Voladora y parlante me tenía, |
|
|
|
De esos sangrientos lances e infortunios |
675 |
|
|
Dada muy de antemano la noticia; |
|
|
|
Pero en su ligereza, siendo siempre |
|
|
|
Tan necia e infiel su lengua, que prodiga |
|
|
|
Con la verdad mil veces el engaño, |
|
|
|
Sus vagas relaciones de fe indignas |
680 |
|
|
Desechado hube siempre. Vos Enrique, |
|
|
|
Que de tan prolongadas, fieras lidias |
|
|
|
Célebre parte fuisteis y testigo; |
|
|
|
Y vos, que de Valois la alternativa |
|
|
|
De apoyo, o vencedor seguisteis siempre, |
685 |
|
|
Explicadme ese nudo que ya os liga: |
|
|
|
Tan extrema mudanza descifradme. |
|
|
|
Vos tan solo, Borbón, sois quien
podría |
|
|
|
De voz mismo tratar de un digno modo. |
|
|
|
Vuestras faustas proezas y desdichas |
690 |
|
|
Que me pintéis, os ruego, y creed
Enrique, |
|
|
|
Que es lección de los Reyes vuestra
vida». |
|
|
|
«¡Ha! replica Borbón ¿y
será fuerza |
|
|
|
Que vuelva a renovar la lengua mía |
|
|
|
De días tan funestos y menguados |
695 |
|
|
La infanda narración, la atroz herida? |
|
|
|
Pluguiese al cielo airado, ilustre Reina, |
|
|
|
Al cielo, que testigo de allá arriba |
|
|
|
De mi acerbo dolor fue veces tantas, |
|
|
|
Que de un eterno olvido la cortina |
700 |
|
|
Para siempre escondiese a nuestros ojos |
|
|
|
Cuadros de tanto horror ¿Porqué me
obliga |
|
|
|
Vuestra bondad, Princesa, a que mi labio, |
|
|
|
De Reyes de la sangre que me anima, |
|
|
|
Cuente el furor y afrenta? Se estremece |
705 |
|
|
Mi corazón aún, cuando se
excita |
|
|
|
Su recuerdo cruel: más lo mandasteis; |
|
|
|
A obedeceros voy. Quizá sabría |
|
|
|
De algún otro la astucia, al daros
cuenta, |
|
|
|
Sus enormes delitos, sus perfidias |
710 |
|
|
Disfrazaros aún. Con labio diestro |
|
|
|
Aún tal vez sus flaquezas
cubriría; |
|
|
|
Pero en mi franco pecho al artificio, |
|
|
|
A la doble cautela no hay cabida. |
|
|
|
Oíd, Señora, pues. Es el
soldado, |
715 |
|
|
Más que el embajador, el que se
explica». |
|
|
FIN DEL CANTO I
|
|
Canto II
|
Enrique el Grande cuenta a la reina Isabel la historia de las
desgracias de la Francia. Se remonta hasta el origen de ellas, y
entra en el detalle de la carnicería ejecutada la noche de
San Bartolomé.
|
|
«De males el exceso a que la Francia |
|
|
|
Entregada se mira, horrible es, Reina; |
|
|
|
Y horrible tanto más, cuanto es
sagrada |
|
|
|
Su fuente comunal. Celo inhumano, |
720 |
|
|
Furor de Religión fue, quien la daga |
|
|
|
En la mano libró del Francés
Pueblo. |
|
|
|
Entre Ginebra y Roma jamás nada |
|
|
|
Decidir osaré; más por divinos |
|
|
|
Que los renombres sean, a que a entrambas, |
725 |
|
|
De uno y otro partido los secuaces |
|
|
|
Con extremos hipérboles exaltan, |
|
|
|
Yo, no obstante, el furor, yo el sutil dolo |
|
|
|
Vi que a los dos denigran y difaman. |
|
|
|
Si del error es hija la perfidia, |
730 |
|
|
Si entre las controversias, que desgarran |
|
|
|
Y la Europa sumergen, las traiciones, |
|
|
|
Los aleves puñales, las cábalas |
|
|
|
Infame sello son, que la mentira |
|
|
|
Tan cruel como pérfida contrastan, |
735 |
|
|
Ambos partidos pérfidos y crueles, |
|
|
|
Iguales en los crímenes y manchas, |
|
|
|
Del ominoso error entre tinieblas |
|
|
|
Ambos, al parecer, iguales andan7. |
|
|
|
Francés, soldado y Rey, solo adoptando |
740 |
|
|
Del trono la defensa y de la patria, |
|
|
|
Su venganza dejando al cielo solo, |
|
|
|
Nunca se habrá notado que violada |
|
|
|
De mi poder legítimo la linea, |
|
|
|
Con una mano osase temeraria |
745 |
|
|
Profanar del levita el incensario. |
|
|
|
Perezca para siempre, si, mal haya |
|
|
|
La perversa política, que intenta |
|
|
|
Un despótico imperio sobre el alma: |
|
|
|
Que racionales pechos solicita |
750 |
|
|
Convencer por la fuerza de las armas: |
|
|
|
Que de herética sangre los altares |
|
|
|
De un culto dulce y puro, feroz mancha; |
|
|
|
Y de intereses sórdidos del mundo, |
|
|
|
O frenesí fanático guiada, |
755 |
|
|
De paz a un Dios benigno solo sangre, |
|
|
|
Solo homicidios bárbaros consagra. |
|
|
|
«Pluguiera a este Dios
mismo omnipotente, |
|
|
|
Cuya ley busco yo, que así pensara |
|
|
|
La corte de Valois; pero a ambos
Guisas8, |
760 |
|
|
Los escrúpulos míos no
embarazan. |
|
|
|
De esos jefes de un crédulo
gentío |
|
|
|
La profunda ambición, sagaz disfraza |
|
|
|
Su profano interés con el del cielo. |
|
|
|
Cae un furioso pueblo en su vil malla, |
765 |
|
|
Y contra mí, los pérfidos, el
odio |
|
|
|
De su cruel piedad concitan y arman. |
|
|
|
Yo vi correr por celo a degollarse, |
|
|
|
Volar vi mis patriotas con la llama |
|
|
|
Al combate empuñada y al incendio, |
770 |
|
|
Por vanos argumentos que no alcanzan. |
|
|
|
Vos conocéis el pueblo, ilustre Reina; |
|
|
|
Cuál es su arrojo, cuál su
audacia, |
|
|
|
Desde el terrible punto en que le imbuyen |
|
|
|
Y a persuadirse llega que es la causa |
775 |
|
|
Del ultrajado cielo la que venga. |
|
|
|
De la fe con la venda densa y sacra |
|
|
|
Ceñidos ya sus ojos, desde entonces, |
|
|
|
De la obediencia rompe el freno y valla. |
|
|
|
De vos, gran Isabel, estas verdades |
780 |
|
|
Conocidas muy bien, bien meditadas, |
|
|
|
Vuestra sabia cautela de antemano |
|
|
|
Oportuno remedio al mal prepara, |
|
|
|
Prontamente ahogándole en su cuna. |
|
|
|
La tempestad, apenas fue formada |
785 |
|
|
En los Estados vuestros: la previera |
|
|
|
Vuestro espíritu próvido, y la
calman |
|
|
|
Vuestras prendas, por fin, vuestros talentos: |
|
|
|
El fruto ya gozáis de virtud tanta. |
|
|
|
Vos, Señora, reináis: Londres es
libre, |
790 |
|
|
Y vuestras leyes florecientes campan. |
|
|
|
Rumbos siguió la Médicis
diversos9. |
|
|
|
De narración tan mísera tocada |
|
|
|
Mandaréisme, tal vez, que un fiel
retrato |
|
|
|
Del carácter de Médicis os
haga. |
795 |
|
|
Oídlo ya de un labio ingenuo al menos: |
|
|
|
Muchos, Reina, de Médicis parlaban; |
|
|
|
Pocos empero bien la conocieran: |
|
|
|
Sondaron pocos bien las ensenadas, |
|
|
|
Los obscuros secretos y repliegues |
800 |
|
|
De sus ondas maléficas
entrañas. |
|
|
|
Yo, que de cuatro lustros por espacio, |
|
|
|
De sus hijos criado en cortes varias, |
|
|
|
Bajo sus mismos pies, por tanto tiempo |
|
|
|
Ir formándose he visto las borrascas, |
805 |
|
|
Con demasiado riesgo a conocerla |
|
|
|
Aprendido he, por fin, y a descifrarla. |
|
|
|
«La aventurera muerte de
su esposo, |
|
|
|
Que de su edad la flor segó temprana, |
|
|
|
Dejó precipitado y libre curso |
810 |
|
|
A toda su ambición, y sujetada |
|
|
|
De sus hijos, el uno en pos del otro, |
|
|
|
La regia educación a su tirana |
|
|
|
Tutelar dictadura: al que sin ella |
|
|
|
El cetro ya empuñar, reinar osaba, |
815 |
|
|
Desde aquel mesmo instante le persigue, |
|
|
|
Por odioso enemigo le declara. |
|
|
|
Alrededor del solio derramando |
|
|
|
De discordia y de envidias la cizaña, |
|
|
|
Oponiendo incesante y harto astuta |
820 |
|
|
A los Condés los Guisas, Francia a
Francia, |
|
|
|
Con sus mismos contrarios más
discordes |
|
|
|
Pronta siempre a ligarse, y en mudanza |
|
|
|
De enemigos perpetua, de rivales, |
|
|
|
De intereses, de bandos y de causas, |
825 |
|
|
Del deleite y placer, si bien no
tanto10 |
|
|
|
Como de la ambición, sensual esclava, |
|
|
|
Y para colmo, además,
supersticiosa11, |
|
|
|
Y a su culto también mil veces falsa; |
|
|
|
La Médicis, Señora, por decirlo |
830 |
|
|
Sin explicarme más, en dos palabras, |
|
|
|
Poseía, por fin, del sexo propio |
|
|
|
Con muy poca virtud todas las faltas... |
|
|
|
Se deslizó mi lengua. La franqueza |
|
|
|
Perdonadme, gran Reina. Computada |
835 |
|
|
No sois ya sobre todo en ese sexo. |
|
|
|
Dél no tiene Isabel más que las
gracias. |
|
|
|
El cielo, que os formó porque
supieseis |
|
|
|
Imperios dirigir, nos echa en cara |
|
|
|
A todos vuestro ejemplo, y en la lista |
840 |
|
|
Ya la Europa os admira numerada |
|
|
|
De los hombres más célebres y
grandes. |
|
|
|
«De una imprevista suerte
fiera saña, |
|
|
|
De Francisco segundo, con Enrique |
|
|
|
La reunión en la tumba ejecutara. |
845 |
|
|
Francisco, niño feble, que de Guisa |
|
|
|
Los caprichos seguía y adoraba; |
|
|
|
Joven, cuyas virtudes, cuyos vicios |
|
|
|
Igualmente secretos, se ignoraban. |
|
|
|
Carlos, más mozo aun, tan solo el
nombre |
850 |
|
|
Poseía de Rey. Solo reinaba |
|
|
|
Médicis a placer, y a su ley sola |
|
|
|
Todo se humilla ya, todo se espanta. |
|
|
|
En dejar su poder asegurado |
|
|
|
Bien presto su política afanada, |
855 |
|
|
De un hijo, en demasía blando y
dócil, |
|
|
|
La infancia al parecer eternizaba. |
|
|
|
De la voraz discordia por su mano |
|
|
|
En la Francia encendiendo la atroz hacha, |
|
|
|
Con sangre, de su nuevo y duro imperio |
860 |
|
|
Los principios la Médicis
señala. |
|
|
|
De dos furiosas sectas enemigas, |
|
|
|
La cólera y los celos mueve y arma. |
|
|
|
Las campiñas de Dreux, que al viento
vieron |
|
|
|
Sus funestas banderas desplegadas, |
865 |
|
|
Primer teatro infausto, campo horrible |
|
|
|
De los trofeos fueron de sus tramas. |
|
|
|
En tan triste jornada, Montmorenci12, |
|
|
|
Caudillo que peinaba antiguas canas, |
|
|
|
Del luctuoso paraje poco lejos |
870 |
|
|
Do el panteón de los Reyes se levanta, |
|
|
|
Alcanzado, por fin, y mal herido |
|
|
|
Del mortífero plomo que arrojara |
|
|
|
Una guerrera mano, de cien años |
|
|
|
De marciales trabajos terminada |
875 |
|
|
Su carrera vio allí; y de Orleans
cerca |
|
|
|
Fue asesinado Guisa. Por desgracia13, |
|
|
|
La vida de mi caro infeliz padre14, |
|
|
|
Siempre a la aleve corte encadenada, |
|
|
|
Siempre, y a su pesar, sirviendo humilde |
880 |
|
|
A la cruel Catalina su tirana, |
|
|
|
Siempre sobrado feble, entre ignominias |
|
|
|
Su indecisa fortuna tras sí arrastra; |
|
|
|
Y siempre por su mano preparando |
|
|
|
Sus desdichas él propio y sus
infamias, |
885 |
|
|
Ha combatido y muerto de sus mismos |
|
|
|
Fieros perseguidores por la causa. |
|
|
|
Condé, que tierno vástago me
mira |
|
|
|
Que de su hermano huérfano restara, |
|
|
|
Oficioso adoptandome, sirviome |
890 |
|
|
De padre y de señor. De sus
campañas |
|
|
|
El suelo fue mi cuna. Entre guerreros |
|
|
|
Allí criado y en fatigas varias, |
|
|
|
De la corte, a su ejemplo, desdeñando |
|
|
|
Una indolencia obscura, a tantos grata, |
895 |
|
|
Y del verde laurel de amargo fruto |
|
|
|
Prefiriendo gozar la sombra clara, |
|
|
|
De juegos a mi infancia y de recreos |
|
|
|
Sirvieron desde entonces sus batallas. |
|
|
|
«¡O llanos de
Jarnac! ¡o en demasía |
900 |
|
|
Inhumana, alevosa y vil espada! |
|
|
|
Bárbaro Montesquieu, que de
asesino15, |
|
|
|
Más bien que de soldado nombre
alcanzas! |
|
|
|
Condé, que moribundo, que cubierto |
|
|
|
De gloriosas heridas ya encontraras, |
905 |
|
|
De tu golpe cayó bajo la furia. |
|
|
|
Yo descargar lo vide. Yo segada |
|
|
|
Su vida he visto allí... ¡ah!, que
harto joven |
|
|
|
De flaco brío aún y estéril
saña, |
|
|
|
No pudo ¡ay Dios! no pudo allí mi
brazo, |
910 |
|
|
Ni prevenir su muerte, ni vengarla. |
|
|
|
«El cielo, protector de
mi flaqueza, |
|
|
|
De héroes al celo ardiente y
vigilancia, |
|
|
|
Mi débil juventud, siempre piadoso, |
|
|
|
Confiar felizmente decretara; |
915 |
|
|
Y de Condé, por fin, sucesor digno, |
|
|
|
La defensa, Coliñi, al punto
abraza16 |
|
|
|
De mi persona a un tiempo y de mi bando. |
|
|
|
Yo se lo debo todo, si. Tan grata |
|
|
|
Confesión de mi deuda, es bien
forzosa; |
920 |
|
|
Pues si la Europa ve, si acaso alaba |
|
|
|
De virtud en mis hechos algún rasgo; |
|
|
|
Si esa Roma procaz, que me amenaza, |
|
|
|
Si aun esa Roma misma, muchas veces |
|
|
|
El mérito apreció de mis
hazañas, |
925 |
|
|
¡Vos sois, vos sombra ilustre, a quien lo
debo! |
|
|
|
«Crecí bajo sus
ojos. Allí hallara |
|
|
|
Mi juvenil ardor por tiempo largo, |
|
|
|
De la guerra la escuela dura y brava. |
|
|
|
Él mismo, a cada paso, de los
héroes, |
930 |
|
|
Con su ejemplo el gran arte me
enseñara. |
|
|
|
Yo he visto a este guerrero encanecido |
|
|
|
En trabajosas lides y hechos de armas, |
|
|
|
Sobre sus fatigados nobles hombros, |
|
|
|
A una vez sostener con fuerza y calma, |
935 |
|
|
De la causa común, contra la Reina |
|
|
|
Y la fortuna infiel toda la carga. |
|
|
|
En su bando querido, y del adverso |
|
|
|
No menos respetado, injurias agrias |
|
|
|
De la fortuna a veces soportando; |
940 |
|
|
Más siempre, a su pesar, por su
constancia |
|
|
|
Igualmente temido y peligroso; |
|
|
|
De destreza, por fin, no menos sabia |
|
|
|
Al mandar retiradas que combates; |
|
|
|
Y en sus mismas derrotas, harto infaustas |
945 |
|
|
Más grande, más glorioso, y
más temible, |
|
|
|
Que Dunois o Gastón serlo lograran, |
|
|
|
En el triunfante curso de la dicha, |
|
|
|
Que coronó el suceso de sus armas. |
|
|
|
«Al cabo de dos lustros
ya cumplidos |
950 |
|
|
De prósperas empresas y desgracias, |
|
|
|
Médicis, que a ver torna renaciente |
|
|
|
Un partido que crédula contaba |
|
|
|
Para siempre deshecho, y cuyas tropas |
|
|
|
Ya de Francia los campos inundaban, |
955 |
|
|
De infructíferos triunfos y combates |
|
|
|
Dados en guerra abierta al fin cansada, |
|
|
|
Por último maquina, intenta aleve, |
|
|
|
Sin más vanos esfuerzos en
campaña, |
|
|
|
En el seno apacible de los pueblos, |
960 |
|
|
Y en su mísera sangre, sufocada |
|
|
|
De un golpe dejar ya la civil guerra. |
|
|
|
La corte, desde entonces, de sus gracias |
|
|
|
Seductores halagos nos ofrece. |
|
|
|
De vencernos, por fin, desesperada, |
965 |
|
|
Engañarnos procura, y con propuestas |
|
|
|
De una paz lisonjera nos aplaca; |
|
|
|
Más! que paz, justo Dios a quien
atesto! |
|
|
|
¡Cuanta sangre, gran Dios de las
venganzas, |
|
|
|
Presto inundó, manchó su infausta
oliva! |
970 |
|
|
¿Y será fuerza ¡cielos! que la
raza |
|
|
|
De los supremos jefes de los hombres, |
|
|
|
Del delito las sendas allanadas |
|
|
|
A sus súbditos deje con su ejemplo? |
|
|
|
«Allá en su
corazón fe le guardaba |
975 |
|
|
Coliñi a su señor. Lágrimas
tiernas |
|
|
|
De profundo dolor le cuesta Francia, |
|
|
|
Aun cuando, a su pesar, por su bien solo |
|
|
|
En combatir Franceses se empleara. |
|
|
|
De este bien arrastrado, abraza, acepta, |
980 |
|
|
Y aún la ocasión previene, que
ostentaba |
|
|
|
Asegurar propicia del Estado |
|
|
|
La concordia común tan suspirada. |
|
|
|
En el pecho del héroe, raras veces |
|
|
|
Halla abrigo la vil desconfianza. |
985 |
|
|
Coliñi, entre alevosos enemigos, |
|
|
|
De una seguridad sobrado incauta |
|
|
|
Conducido por fin, a París viene, |
|
|
|
Y allí fija su fúnebre morada. |
|
|
|
Del Louvre a un tiempo mismo allá hasta el
fondo |
990 |
|
|
Mis pasos dirigió. Médicis
falsa, |
|
|
|
Recíbeme llorando entre sus brazos; |
|
|
|
Ternezas me prodiga, me agasaja |
|
|
|
Cual madre largo tiempo, y a Coliñi |
|
|
|
La más fina amistad le protestaba. |
995 |
|
|
Que a lo adelante quiere por su sabio |
|
|
|
Consejo gobernarse, le declara; |
|
|
|
Cólmale de favores, y a sublimes |
|
|
|
Dignidades sus méritos exalta. |
|
|
|
Muestra a los míos todos, deslumbrados |
1000 |
|
|
De dulces lisonjeras esperanzas, |
|
|
|
Fascinantes y astutas apariencias |
|
|
|
De las gracias del Rey más
señaladas. |
|
|
|
Esperábamos ¡ha! creído
hubimos, |
|
|
|
Gozar de ellas en paz edad más larga. |
1005 |
|
|
«Sospecharon no pocos la
perfidia |
|
|
|
De estos presentes, si. Se recordaran |
|
|
|
Cuan temible era el don del enemigo; |
|
|
|
Más siempre a sus recelos igualaban |
|
|
|
Del Rey los artificios. Poco hacía, |
1010 |
|
|
Que de un secreto obscuro allá a la
capa, |
|
|
|
Al perjurio, la Médicis, y al fraude |
|
|
|
Iba el hijo formando. Preparaba |
|
|
|
A crímenes atroces de aquel joven |
|
|
|
El fácil corazón, y por
desgracia, |
1015 |
|
|
El Príncipe infeliz, a sus lecciones |
|
|
|
Dócil en demasía, y a
observarlas |
|
|
|
Por su genio feroz harto excitado, |
|
|
|
En su culpable escuela aprovechaba, |
|
|
|
Y excesivos progresos consiguiera. |
1020 |
|
|
«Porque, a un misterio
vil de horrible cara, |
|
|
|
Hermoso y noble velo astuto echase, |
|
|
|
Su hermana me concede, y ya me llama |
|
|
|
Su hermano ¡O falso nombre, y cuán
funesta |
|
|
|
Ha sido tu ilusión, tu fe cuán
vana! |
1025 |
|
|
O himeneo fatal, primer presagio |
|
|
|
De nuestros males todos! Turbias llamas |
|
|
|
De tu antorcha, soplada y encendida |
|
|
|
Del cielo por las iras, de mi amada, |
|
|
|
De mi infelice madre ¡o amarga
pena!17 |
1030 |
|
|
A estos mis propios ojos alumbraban |
|
|
|
La tumba funeral. Ligero, injusto |
|
|
|
No intento ser, Señora, en esta causa. |
|
|
|
Yo de imputar no acabo a Catalina, |
|
|
|
De mi madre la muerte acelerada. |
1035 |
|
|
Su misteriosa muerte, no pretendo |
|
|
|
Sin más pruebas cargarle. Tal vez,
varias |
|
|
|
De legales indicios de mí aparto. |
|
|
|
Es bien inútil ¡Reina! es
excusada |
|
|
|
La pena de buscar a Catalina, |
1040 |
|
|
Más número de crímenes y
faltas. |
|
|
|
Murió, Señora, al fin murió
mi madre... |
|
|
|
Perdonadme unas lágrimas, que arranca |
|
|
|
A mi dolor, tan tierno y fiel recuerdo, |
|
|
|
Todo se apresta en tanto. Ya es llegada |
1045 |
|
|
Del desenlace cruel la fatal hora, |
|
|
|
Que Médicis muy antes reservara. |
|
|
|
«A favor de las sombras
de la noche, |
|
|
|
Sin estrépito fue la seña dada. |
|
|
|
De aquel mes, de memoria a Francia horrenda |
1050 |
|
|
La nuncio desigual que retirara |
|
|
|
A la tierra de espanto, parecía, |
|
|
|
De su manchada faz la luz plateada. |
|
|
|
Del reposo en los brazos dulcemente |
|
|
|
El incauto Coliñi se entregaba, |
1055 |
|
|
Y un sueño engañador, de
adormidera |
|
|
|
Sus órganos con flores recargara. |
|
|
|
Más de alaridos, pronto, un rudo
estruendo |
|
|
|
Interrumpió, turbó tan dulce
calma, |
|
|
|
Y a arrancar vino de ella sus sentidos. |
1060 |
|
|
Arrójanle del lecho las alarmas. |
|
|
|
Escucha: observa atento, y por do quiera, |
|
|
|
Sólo mira asesinos, que con rabia, |
|
|
|
Que con paso veloz todo lo corren. |
|
|
|
Brillando ve mil teas y mil armas. |
1065 |
|
|
Arder ve su palacio: un pueblo inmenso |
|
|
|
Vagando ve entre undosas asonadas: |
|
|
|
Sangrientos sus sirvientes ahogarse |
|
|
|
Mira entre fuego y humo: en cruel matanza |
|
|
|
Verdugos de tropel ve encarnizados, |
1070 |
|
|
Y en voz alta gritando «perdonada |
|
|
|
Una vida no sea, que es Dios mismo, |
|
|
|
La Médicis y el Rey, quienes lo
mandan». |
|
|
|
Resonar de Coliñi el nombre siente; |
|
|
|
Y allá al joven Teliñi, a una
distancia, |
1075 |
|
|
Divisa al mismo tiempo; aquel
Teliñi18, |
|
|
|
A quien la mano fiel de su hija cara |
|
|
|
Amor librara en premio; aquel Teliñi, |
|
|
|
Horror el más precioso de su casa, |
|
|
|
Y de su bando todo, a un tiempo mismo, |
1080 |
|
|
El lisonjero apoyo y la esperanza; |
|
|
|
A quien, todo sangriento y desgarrado, |
|
|
|
Los asesinos bárbaros arrastran, |
|
|
|
Y al amoroso padre en tanta angustia, |
|
|
|
Su socorro pidiéndole y venganza, |
1085 |
|
|
Ensangrentados brazos le tendía. |
|
|
|
Más el héroe
infeliz, inerme se halla; |
|
|
|
Y en tan duro conflicto templando, |
|
|
|
Que es fuerza perecer, sin que alcanzara |
|
|
|
Dignamente vengarse, quiere al menos |
1090 |
|
|
Morir como viviera, siempre intactas |
|
|
|
Su gloria y su virtud. Ya numerosa |
|
|
|
Cohorte de asesinos amenaza |
|
|
|
Romper con insolente tropelía, |
|
|
|
Las puertas del salón que le
encerraba. |
1095 |
|
|
Él mismo se las abre. Se presenta; |
|
|
|
Y sobre todos tiende unas miradas |
|
|
|
De tanta calma llenas, y con frente |
|
|
|
No menos majestuosa y sosegada, |
|
|
|
Que cuando, allá algún día en
los combates |
1100 |
|
|
Dueño de su valor, con dócil
saña, |
|
|
|
O el degüello, benigno detenía, |
|
|
|
O con rigor guerrero apresuraba. |
|
|
|
«A su aire venerable y
faz augusta, |
|
|
|
Sorprendida de súbito, y cambiada |
1105 |
|
|
En confusión no menos que en respeto, |
|
|
|
De aquellos carniceros la arrogancia, |
|
|
|
Por una fuerza oculta suspendieron |
|
|
|
Inmóviles sus pasos y su rabia, |
|
|
|
«¡Camaradas! les dice, ¿que os
detiene? |
1110 |
|
|
Vuestra obra dejad presto acabada; |
|
|
|
Y con la yerta sangre de mis venas, |
|
|
|
Manchad, inexorables, estas canas, |
|
|
|
Que en la larga carrera de ocho lustros, |
|
|
|
La suerte respetó de las batallas. |
1115 |
|
|
Vuestra misión cumplid. Vuestros
aceros |
|
|
|
Descargad; herid ya. No temáis nada. |
|
|
|
Coliñi os lo perdona. Poco importa, |
|
|
|
Leve cosa es mi vida. A vuestra saña |
|
|
|
La abandono. Perderla más quisiera |
1120 |
|
|
Por vosotros lidiando en las campañas. |
|
|
|
A estas razones, los sangrientos tigres |
|
|
|
Caen atolondrados a sus plantas. |
|
|
|
Del uno, aquí, el espanto saltar hace |
|
|
|
El puñal, que a su pecho ya tocaba, |
1125 |
|
|
Allí postrado en tierra, los pies otro |
|
|
|
De Coliñi abrazando, en llanto
baña, |
|
|
|
Y rodeado en tal lance aquel gran hombre, |
|
|
|
De una banda confusa y humillada |
|
|
|
De sus mismos brutales enemigos, |
1130 |
|
|
A un poderoso Rey se asemejaba, |
|
|
|
De su pueblo querido y adorado. |
|
|
|
Pero el malvado Besma, que aguardara19 |
|
|
|
En el patio su víctima, impaciente |
|
|
|
De que tal lentitud le dilataba |
1135 |
|
|
Su meditado crimen, indignado, |
|
|
|
Sube, corre afanoso, y la tardanza |
|
|
|
Del alevoso golpe resolviendo |
|
|
|
Remediar por su mano, a los pies halla |
|
|
|
De aquel héroe, sus propios asesinos |
1140 |
|
|
Temblando y consternados. En tan blanda |
|
|
|
Tan patética escena, a Besma solo, |
|
|
|
Al inhumano solo no embargaban |
|
|
|
Sentimientos de lástima, a que siempre |
|
|
|
Su pecho inaccesible se mostrara; |
1145 |
|
|
Desagradar creyendo con un crimen |
|
|
|
De alta traición a Médicis, si su
alma, |
|
|
|
De algún remordimiento el más
liviano, |
|
|
|
Sorprendida en tal caso se notara. |
|
|
|
Por entre los soldados pasa, corre |
1150 |
|
|
Hacia el bravo Coliñi, que le aguarda |
|
|
|
Con sereno semblante; y de repente, |
|
|
|
El furibundo monstruo con su daga |
|
|
|
Le atraviesa, desviando dél la vista, |
|
|
|
Llevado del temor, de que una ojeada |
1155 |
|
|
De aquel augusto rostro, su vil brazo |
|
|
|
Estremecer hiciese, y su villana, |
|
|
|
Su selvaje fiereza congelase. |
|
|
|
«Tal del hombre
más grande de la Francia, |
|
|
|
La funesta catástrofe a ser vino. |
1160 |
|
|
Con sevicia feroz, con ciega rabia, |
|
|
|
Después que ya por tierra yace yerto, |
|
|
|
Aún le insultan impíos y le
arrastran. |
|
|
|
De heridas traspasado su cadáver, |
|
|
|
Sin común sepultura le colgaran, |
1165 |
|
|
De los voraces buitres por vil pasto. |
|
|
|
Su cabeza a la Médicis regalan |
|
|
|
Y a sus plantas ofrecen, cual trofeo |
|
|
|
Digno de la impiedad de sus entrañas, |
|
|
|
Y del índole fiera de un Rey hijo, |
1170 |
|
|
Que por desgracia en ellas se formara. |
|
|
|
Con tan fría indolencia la recibe, |
|
|
|
Que no gozar la pérfida indicaba |
|
|
|
De su aleve venganza el fruto inicuo. |
|
|
|
Como de largo tiempo acostumbrada |
1175 |
|
|
A presentes iguales, ya sin gustos, |
|
|
|
Ya sin remordimientos, dominara |
|
|
|
Las impresiones todas del sentido, |
|
|
|
Que afligirla pudieran, o turbarla. |
|
|
|
«¿Quién
podría fielmente los estragos, |
1180 |
|
|
Cuya imagen tristísima ostentaba |
|
|
|
Aquella noche atroz, decir bastante? |
|
|
|
La muerte de Coliñi aunque harto
infausta |
|
|
|
Primicia de horror tanto, ensayo débil |
|
|
|
De sus crueldades era y sus venganzas. |
1185 |
|
|
De un pueblo de asesinos, ya sin freno, |
|
|
|
La vil haz en matar encarnizada |
|
|
|
Por deber y por celo, allí
corría |
|
|
|
Mortal hierro blandiendo, y vivas brasas |
|
|
|
De furor fulminando de sus ojos, |
1190 |
|
|
Por rimas de cadáveres, formadas |
|
|
|
De sangrientos hermanos, con pie impío |
|
|
|
Los verdugos, trepando, caminaban. |
|
|
|
Guisa estaba a su frente. Guisa, hirviendo |
|
|
|
De cólera, con sangre que derrama |
1195 |
|
|
De cuantos encontraba de los míos, |
|
|
|
De su padre los manes aplacaba. |
|
|
|
Nevers, Gondí, Tavanne, por su
parte20, |
|
|
|
Sus dagas empuñando, ardor más
daban |
|
|
|
De su inhumano celo en los transportes; |
1200 |
|
|
Y llevando delante pregonada |
|
|
|
La lista de sus crímenes, conducen |
|
|
|
A la muerte, y sus víctimas marcaban. |
|
|
|
«Pintaros no pretendo,
ilustre Reina, |
|
|
|
Los raudales de sangre, que arroyaba, |
1205 |
|
|
El tumulto, los gritos, los gemidos, |
|
|
|
Los horrores, las muertes y las llamas, |
|
|
|
Que del triste París, por todos lados, |
|
|
|
Se vieron en tal noche. Asesinada |
|
|
|
La hija de su madre sobre el cuerpo; |
1210 |
|
|
Bajo el del hijo el padre que expiraba; |
|
|
|
Al lado del hermano, boqueando |
|
|
|
Aún caliente el cadáver de la
hermana; |
|
|
|
Esposos abrazados, bajo el techo |
|
|
|
Del desplomado hogar agonizaban; |
1215 |
|
|
Desde las altas torres y azoteas, |
|
|
|
Sobre la dura piedra ensangrentada |
|
|
|
Estrellados ¡que horror! niños de
cuna... |
|
|
|
Del odio humano, sí, de su cruel
saña |
|
|
|
Tanto es lo que esperarse puede y debe. |
1220 |
|
|
Más lo que no podrán sin
repugnancia |
|
|
|
Creer los venideros, lo que apenas |
|
|
|
Aún ahora vos misma, en mi palabra, |
|
|
|
Podréis creer, Señora, es, que los
monstruos, |
|
|
|
Ferozmente sedientos en su rabia, |
1225 |
|
|
Cebándose insaciables a porfía |
|
|
|
En la mísera y triste sangre humana, |
|
|
|
Que a derramar concita en todas partes |
|
|
|
La voz del sacerdote sanguinaria; |
|
|
|
Al Señor invocaban fervorosos, |
1230 |
|
|
Mientras que sus hermanos degollaban, |
|
|
|
Y con mano alevosa y parricida, |
|
|
|
En sangre de inocentes tan manchada, |
|
|
|
Esta ofrenda, este incienso abominable, |
|
|
|
Consagrar en su altar a Dios osaban. |
1235 |
|
|
¡Cuantos héroes envueltos allí
fueron |
|
|
|
En las lúgubres sombras de la parca! |
|
|
|
Renél, y Pardellán, allí
bajaron21 |
|
|
|
A habitar de los muertos las estancias. |
|
|
|
Allí, tú pereciste ¡bravo
Guerchi!22 |
1240 |
|
|
Y tú ¡Lavardín sabio, de
más larga23 |
|
|
|
Y más próspera vida y suerte
digno! |
|
|
|
Entre tanto infeliz, víctima tanta, |
|
|
|
Que noche tan sangrienta en los horrores |
|
|
|
De una eterna dejado ha sepultada, |
1245 |
|
|
Subissa, y Marsillac, ambos
proscritos24 |
|
|
|
De su vida los días con audacia |
|
|
|
Aun defender supieran tiempo largo; |
|
|
|
Más sangrientas, al fin, acribilladas, |
|
|
|
Ya respirando apenas, y a empellones, |
1250 |
|
|
Sus personas acosan, las arrastran |
|
|
|
Del Luvre abominable hasta las puertas, |
|
|
|
Y del palacio odioso las entradas |
|
|
|
Con su sangre regando, en vano imploran |
|
|
|
Un Rey cuya traición les inmolara. |
1255 |
|
|
«Tempestad tan horrenda
de la altura |
|
|
|
Del palacio excitando, contemplaba |
|
|
|
A su sabor la Médicis su fiesta. |
|
|
|
De diversión curiosa con miradas, |
|
|
|
Sus dignos e inhumanos favoritos, |
1260 |
|
|
De sangre ven las olas, que resaltan, |
|
|
|
Que a sus ojos bullendo aun humo elevan; |
|
|
|
Y de todo París, envuelto en llamas, |
|
|
|
Los míseros despojos y ruinas, |
|
|
|
A estos héroes triunfal pompa
labraban. |
1265 |
|
|
«¿Pero qué
digo? ¡o crimen! ¡o vergüenza! |
|
|
|
¡O de los males nuestros extremada, |
|
|
|
Fiera y nefanda suerte! El Rey,
Señora25, |
|
|
|
Él mismo, entre verdugos se mezclaba, |
|
|
|
Y el tropel persiguiendo fugitivo |
1270 |
|
|
De míseros proscritos, torpe mancha, |
|
|
|
De sus propios vasallos en la sangre, |
|
|
|
Una mano a guardarla consagrada. |
|
|
|
Y ese mismo Valois, a quien hoy sirvo, |
|
|
|
Ese Rey, que hoy, Señora, vuestra
gracia |
1275 |
|
|
Implora por mi labio, parte habiendo |
|
|
|
De su bárbaro hermano en unas tramas |
|
|
|
Tan negramente aleves y afrentosas, |
|
|
|
Su cólera excitaba a la venganza; |
|
|
|
No porque de Valois impías fuesen, |
1280 |
|
|
A pesar de hechos tales, las entrañas: |
|
|
|
En sangre rara vez tiñó su
mano; |
|
|
|
Más ejemplos del crimen le sitiaran |
|
|
|
En su primera edad. Su crueldad misma, |
|
|
|
De flaqueza de espíritu no pasa. |
1285 |
|
|
«Entre la multitud de
asesinados, |
|
|
|
Algunos el furor burlar lograran |
|
|
|
Del asesino acero. Prodigiosa, |
|
|
|
Célebre será siempre, y
trasladada |
|
|
|
A la futura edad de labio en labio, |
1290 |
|
|
De Comont, tierno niño, la más
rara26 |
|
|
|
Favorable aventura. Su buen padre, |
|
|
|
Que el peso de los años abismaba, |
|
|
|
Entregárase al sueño, y a su
lado |
|
|
|
Dos tiernos caros hijos acostara. |
1295 |
|
|
Un solo común lecho, aquella noche, |
|
|
|
Al padre y ambos hijos cobijaba. |
|
|
|
Fogosos matadores forajidos, |
|
|
|
A quienes cruel cólera cegara, |
|
|
|
Sobre ellos velozmente descargaron |
1300 |
|
|
Un granizo feroz de puñaladas. |
|
|
|
Por el lecho al azar la muerte vuela. |
|
|
|
En sus potentes manos sólo guarda |
|
|
|
La suerte de los hombres el Eterno: |
|
|
|
Él sobre nuestros días, si le
agrada, |
1305 |
|
|
Velar sabe, al momento en que las furias |
|
|
|
Del sangriento homicida ciegas andan. |
|
|
|
Ningun golpe a Comont hiere ni toca. |
|
|
|
Un invisible brazo le amparaba |
|
|
|
En su defensa armado, y de las iras |
1310 |
|
|
De tanto matador libra su infancia. |
|
|
|
A su lado su padre moribundo |
|
|
|
Y de heridas cubierto, le tapaba |
|
|
|
Con su cuerpo, expirando, todo entero; |
|
|
|
Y del Rey y del Pueblo así
engañada |
1315 |
|
|
La bárbara crueldad, a su hijo ha dado |
|
|
|
Segunda vez la vida con su maña. |
|
|
|
«¿Y qué
hacía, qué hacía yo en momentos |
|
|
|
De tanto horror colmados y desgracia? |
|
|
|
De juramentos ¡ha! los más
solemnes |
1320 |
|
|
Por demás entregado a la fe santa, |
|
|
|
Del Louvre allá en el fondo
descansando, |
|
|
|
Muy distante del ruido de las armas, |
|
|
|
Aún del dulce reposo mis sentidos |
|
|
|
Los encantos pacíficos gozaban. |
1325 |
|
|
¡O sueño el más funesto!
¡O noche horrenda! |
|
|
|
Lúgubres aparatos de la parca, |
|
|
|
Al despertar mis ojos perturbaron. |
|
|
|
Mis más caros domésticos se
hallaban |
|
|
|
Asesinados ya. Por todos lados, |
1330 |
|
|
Mis pórticos la sangre ya inundaba; |
|
|
|
Y mis ojos abrí para ver solo |
|
|
|
Mis míseros sirvientes, que acababan |
|
|
|
De ser bárbaramente degollados, |
|
|
|
Tendidos sobre el mármol de su
estancia. |
1335 |
|
|
Los sangrientos verdugos ya se acercan |
|
|
|
A mi lecho furiosos; ya se avanzan. |
|
|
|
Sus parricidas manos, atrevidos, |
|
|
|
Contra mi pecho y cuello ya levantan. |
|
|
|
Ya el momento llegara en que debía |
1340 |
|
|
Mí suerte terminar; ya presentara |
|
|
|
Mi cabeza al cuchillo; ya la muerte |
|
|
|
Resignado por puntos esperaba; |
|
|
|
Cuando, o fuese tal vez porque el respeto, |
|
|
|
Que de antiguo a la sangre tributaran |
1345 |
|
|
De mis regios abuelos, sus Señores, |
|
|
|
A mi favor entonces aún hablara |
|
|
|
De aquellos alevosos asesinos |
|
|
|
Al brutal corazón, o que la rabia |
|
|
|
Ingeniosa de Médicis, por dulce |
1350 |
|
|
Para mí por demás consideraba |
|
|
|
Una rápida muerte; o porque un puerto |
|
|
|
En tanta tempestad se reservara, |
|
|
|
Guardándome por rehenes la prudencia |
|
|
|
De su sagaz furor, yo preservadas |
1355 |
|
|
Para nuevos reveses vi mis horas; |
|
|
|
Pues mi muerte cambiar Médicis manda, |
|
|
|
Más que la muerte dura, en cadenas. |
|
|
|
«Con suerte, a la verdad,
menos amarga |
|
|
|
Y de envidia más digna, aquella noche, |
1360 |
|
|
Expirando Coliñi, al menos, nada |
|
|
|
En ella más perdiera, que la vida. |
|
|
|
Su libertad y gloria inmaculadas, |
|
|
|
Le han seguido al sepulcro... Vos,
Señora, |
|
|
|
Vos, os estremecéis a tan ingrata |
1365 |
|
|
Bárbara narración. Horrores
tantos |
|
|
|
Os sorprenden, sin duda, y os espantan. |
|
|
|
Hasta aquí, sin embargo, solo
oísteis |
|
|
|
De ellos la menor parte. Se pensara, |
|
|
|
Que del Luvre fatal desde las torres, |
1370 |
|
|
La seña Catalina diera
infausta27 |
|
|
|
Aquella propia noche al Reino entero. |
|
|
|
Todo imita a París. La muerte asalta, |
|
|
|
Sin resistencia cubre a un tiempo mismo, |
|
|
|
La vasta superficie de la Francia. |
1375 |
|
|
Cuando un Rey quiere el crimen, ya lo impera |
|
|
|
Y obedecido es harto. Su cruel saña, |
|
|
|
Por cien mil asesinos fue servida; |
|
|
|
Y las sangrientas enturbiadas aguas |
|
|
|
De los ríos de Francia, al mar
pasmado, |
1380 |
|
|
Solamente cadáveres rastraban». |
|
|
FIN DEL CANTO II
|
|
Canto III
|
Continua el Héroe la historia de las guerras civiles de
Francia. Funesta muerte de Carlos IX. Reinado de Enrique III. Su
carácter. El del famoso Duque de Guisa, conocido por el
apodo de Balafré. Batalla de Cutrás. Asesinato del
duque de Guisa. Extremos a que se vio reducido Enrique III. Mayena
Jefe de la Liga. De Omala su Héroe. Reconciliación de
Enrique III con Enrique Rey de Navarra. Socorros prometidos por la
Reina Isabel. Su respuesta a Enrique de Borbón.
|
|
«Cuando fúnebres días se
cumplieran, |
|
|
|
En que a tanta crueldad, del hado
impío |
|
|
|
Libre curso el decreto permitiera; |
|
|
|
Y de asesinas turbas, fatigadas |
1385 |
|
|
De incendios y homicidios, a la fiera, |
|
|
|
Ya embotada cuchilla del degüello, |
|
|
|
Más inocentes víctimas no
restan; |
|
|
|
El obcecado pueblo, cuyo brazo |
|
|
|
Con bárbara impiedad armó la
Reina, |
1390 |
|
|
Abre por fin los ojos, y el fiel lienzo |
|
|
|
Hace de sus delitos, que suceda |
|
|
|
Fácilmente su lástima a sus
iras. |
|
|
|
De la Patria el clamor hiere su oído; |
|
|
|
Y bien presto de horror el mismo Carlos |
1395 |
|
|
Sobrecogido todo, se sublevan |
|
|
|
Allá en su corazón
remordimientos, |
|
|
|
Que áspides lo devoran y envenenan. |
|
|
|
Del Rey la educación, aunque infelice, |
|
|
|
Aunque a él mismo y sus pueblos tan
funesta, |
1400 |
|
|
En sus primeros años de su genio |
|
|
|
El nativo carácter corrompiera: |
|
|
|
Nunca en él, sin embargo, sufocara |
|
|
|
Aquella voz del cielo y la conciencia, |
|
|
|
Que sobre el solio mismo logra oírse, |
1405 |
|
|
Y a los Reyes espanta y atormenta. |
|
|
|
Y si bien, torpes máximas y ejemplos |
|
|
|
De su madre nutriéranle en la escuela, |
|
|
|
Todavía en los crímenes y
vicios |
|
|
|
Su corazón no estaba, cual el de ella, |
1410 |
|
|
Irreparablemente empedernido. |
|
|
|
De sus mejores días la flor llegan |
|
|
|
A marchitar tristezas y pesares, |
|
|
|
Y mortal languidez su aliento abrevia. |
|
|
|
El formidable Dios de las venganzas, |
1415 |
|
|
Desplegando, por fin, la más severa, |
|
|
|
A este Rey moribundo, de su enojo |
|
|
|
Con patentes y horribles marcas sella; |
|
|
|
Aterrar meditando, en su escarmiento, |
|
|
|
Cualquiera que en pos dél, osado fuera |
1420 |
|
|
Por sus huellas marchar. Vile expirando; |
|
|
|
Y su asombrosa imagen aún creyera |
|
|
|
Delante aquí tener de estos mis ojos, |
|
|
|
Que el recuerdo enternece de su pena. |
|
|
|
A gruesos borbotones, por los poros |
1425 |
|
|
De su cuerpo, la sangre de las venas |
|
|
|
Lanzándose copiosa, la francesa, |
|
|
|
Que con tanta impiedad el rigor fiero |
|
|
|
De sus atroces órdenes vertiera, |
|
|
|
Parecía querer dejar vengada. |
1430 |
|
|
Herido se sentía y se confiesa |
|
|
|
De una invisible mano; y aturdido |
|
|
|
De catástrofe el Pueblo tan horrenda, |
|
|
|
Llora una juventud, gime una vida |
|
|
|
En su abril agostada; un Rey que viera |
1435 |
|
|
Por perversos al crimen arrastrado, |
|
|
|
Y que indicios, al fin, de penitencia, |
|
|
|
De un imperio más dulce, a lo adelante |
|
|
|
Tal cual feble esperanza prometieran. |
|
|
|
«Allá del Norte
helado desde el fondo, |
1440 |
|
|
De su muerte al fragor, que allí
resuena, |
|
|
|
Impaciente Valois, rápido parte, |
|
|
|
Precipitadamente al punto llega |
|
|
|
A apoderarse al suelo, en que aun
bullía |
|
|
|
Del carnicero estrago sangre fresca, |
1445 |
|
|
De la sangrienta herencia de su hermano. |
|
|
|
«Por común
elección, con la diadema |
|
|
|
De su Reino, aquel tiempo, la Polonia, |
|
|
|
Del dichoso Valois la sien ciñera; |
|
|
|
De Jagellon al trono le llamara, |
1450 |
|
|
De su primera edad marciales prendas, |
|
|
|
Que, sin duda, más célebre y
temible |
|
|
|
De Enrique de Valois el nombre hicieran, |
|
|
|
Que los más fuertes Príncipes, los
votos |
|
|
|
De cien vastas provincias le granjean, |
1455 |
|
|
Y al solio le proclaman con aplauso. |
|
|
|
¡O lisonjera fama, y cuánto
pesas |
|
|
|
Cuando sobradamente eres temprana! |
|
|
|
Tan peligrosa carga, no supiera |
|
|
|
Sobrellevar Valois. Jamás de Enrique |
1460 |
|
|
Su disculpa se espere. Norabuena |
|
|
|
Sacrifíquele yo vida y reposo. |
|
|
|
Todo le inmolaré, mientras no sea |
|
|
|
La verdad, que amo más, y le prefiero. |
|
|
|
Mi corazón le llora y le reprueba |
1465 |
|
|
Al paso que le auxilio y soy su apoyo. |
|
|
|
«Como sombra fugaz,
pasada fuera |
|
|
|
De Enrique de Valois la primer gloria. |
|
|
|
Mudanza grande, sí; pero no nueva. |
|
|
|
Visto se ha más de un Rey, de nuestra
vida |
1470 |
|
|
En la siempre voluble y leve rueda, |
|
|
|
De un vencedor pasar en la campaña, |
|
|
|
A un esclavo en la Corte. Sólo ¡o
Reina! |
|
|
|
En el humano espíritu fundado |
|
|
|
Está el digno valor. No recibiera |
1475 |
|
|
Del Cielo, sino en parte, las virtudes |
|
|
|
El infeliz Valois. No se le niega |
|
|
|
La insigne de animoso; pero feble, |
|
|
|
Y más que Rey, soldado, en él
firmeza |
|
|
|
Solo en días se ha visto de combates. |
1480 |
|
|
Adulando vilmente su indolencia, |
|
|
|
Vergonzosos y pérfidos privados, |
|
|
|
A su antojo gobiernan, doquier llevan |
|
|
|
De un corazón tan débil la
inconstancia. |
|
|
|
De palacio en el fondo le reservan; |
1485 |
|
|
Y allí con él cerrados, y
allí sordos |
|
|
|
Al clamor de los pueblos, que la pena |
|
|
|
De su opresión arranca, por su labio |
|
|
|
Su voluntad maléfica y funesta |
|
|
|
A su arbitrio dictaban. Del tesoro |
1490 |
|
|
De la Francia, y su pública opulencia, |
|
|
|
Los restos y despojos miserables, |
|
|
|
Pródigos dilapidan en torpezas; |
|
|
|
Y consumiendo al pueblo, que suspiros |
|
|
|
Al viento exhala en vano, se lamenta |
1495 |
|
|
De su lujo, y pagaba sus placeres. |
|
|
|
«Mientras que bajo el
yugo, que impusieran |
|
|
|
Sus codiciosos dueños, así
oprime |
|
|
|
Al Estado Valois, así exaspera |
|
|
|
Con enormes tributos, llega Guisa. |
1500 |
|
|
El inconstante pueblo, a su presencia, |
|
|
|
Los ojos vuelve al punto sobre un astro, |
|
|
|
Que espléndido y propicio se le
muestra. |
|
|
|
De su padre la gloria, sus hazañas, |
|
|
|
Su bravura, sus gracias, su belleza, |
1505 |
|
|
Y de agradar, al fin, el don dichoso, |
|
|
|
Que más que la virtud, se
enseñorea |
|
|
|
Del corazón del hombre, por encanto |
|
|
|
Los populares votos tras sí llevan. |
|
|
|
»Nadie mejor que Guisa el
feliz arte |
1510 |
|
|
Supo de seducir. Nadie obtuviera |
|
|
|
Sobre toda pasión igual imperio. |
|
|
|
Ninguno con más maña ni
destreza, |
|
|
|
Bajo exteriores supo más falaces, |
|
|
|
Abrigar de las miras más inmensas |
1515 |
|
|
La obscuridad más lóbrega y
profunda. |
|
|
|
De un índole imperiosa, altiva y
fiera, |
|
|
|
Más popular, afable y dulce a un
tiempo, |
|
|
|
Las graves vejaciones, las miserias |
|
|
|
De los pueblos en público declama. |
1520 |
|
|
El rigor de las cargas que le aquejan, |
|
|
|
Con horror maldecía. Todo pobre |
|
|
|
Venturoso a su hogar de verle llega. |
|
|
|
Sabía prevenir del vergonzante |
|
|
|
Ciudadano la tímida pobreza. |
1525 |
|
|
Su mano liberal, sus beneficios, |
|
|
|
En París anunciaban su asistencia. |
|
|
|
De los Grandes, que le eran más
odiosos, |
|
|
|
Ganábase el amor como por fuerza; |
|
|
|
Terrible y sin regreso, desde el punto |
1530 |
|
|
En que alguno era herido de su ofensa: |
|
|
|
Harto astuto y prudente en sus ficciones; |
|
|
|
Audaz y temerario en sus empresas; |
|
|
|
Brillante en sus virtudes y en sus vicios; |
|
|
|
Conocedor del riesgo que desdeña; |
1535 |
|
|
Príncipe grande, en fin, feliz
soldado, |
|
|
|
Mal ciudadano, empero, Guisa fuera. |
|
|
|
«Cuando ya su poder por
algún tiempo |
|
|
|
Ensayado tenía, y cuando piensa |
|
|
|
Fija del ciego pueblo la inconstancia, |
1540 |
|
|
Ya no se oculta más; ya osado ostenta |
|
|
|
De su ambición rebelde el atentado; |
|
|
|
Y con resolución firme y abierta, |
|
|
|
El fundamento mismo, los cimientos |
|
|
|
Del trono de su Rey minar intenta. |
1545 |
|
|
En París, a este fin, forma la Liga, |
|
|
|
Que fatal y veloz, recorre e infesta |
|
|
|
De Francia el resto todo: monstruo horrendo, |
|
|
|
Que los Grandes y Pueblos alimentan, |
|
|
|
En tiranos fecundo, y que en carnaje |
1550 |
|
|
De humanales cadáveres se ceba. |
|
|
|
«Desde entonces, la
Francia desgarrada, |
|
|
|
Con dolor en su seno a mirar llega |
|
|
|
Dos Monarcas; el uno, que de serlo |
|
|
|
Insignias solo frívolas conserva; |
1555 |
|
|
Y el otro, que el terror y la esperanza |
|
|
|
Por doquier inspirando, tiene apenas |
|
|
|
Necesidad del título, que solo |
|
|
|
Llevaba aquél de Rey en apariencia. |
|
|
|
Aunque sobrado tarde, finalmente, |
1560 |
|
|
Conmuévese Valois. Valois despierta |
|
|
|
Del seno de embriaguez en que yacía. |
|
|
|
El inminente riesgo, que le cerca |
|
|
|
El soberbio aparato y estampido, |
|
|
|
Sus recargados ojos entreabrieran; |
1565 |
|
|
Más de una nueva luz, que le
importuna, |
|
|
|
Deslumbrada su vista, aún en la fuerza |
|
|
|
De la extrema borrasca, no divisa |
|
|
|
El rayo, que amagaba a su cabeza, |
|
|
|
Que sobre ella tronaba; y de un momento, |
1570 |
|
|
Cansada de vigilia su indolencia, |
|
|
|
Nuevamente arrojándose en los brazos |
|
|
|
Del perezoso sueño, de
halagüeñas |
|
|
|
Delicias y privados entre arrullos, |
|
|
|
Con mayor languidez todo se enerva, |
1575 |
|
|
Y al borde espantador del precipicio, |
|
|
|
Adormida de nuevo su alma queda. |
|
|
|
«En tan mísero
estado, en tal conflicto, |
|
|
|
Aún de Enrique el amor y fe le restan. |
|
|
|
Pronto ya a perecer, yo soy tan solo |
1580 |
|
|
El único socorro con que cuenta. |
|
|
|
Sucesor de Valois, era de Francia |
|
|
|
El trono, a falta de él, mi augusta
herencia: |
|
|
|
Mi afecto y mi interés súbito
armaron |
|
|
|
Mi brazo, sin dudar, en su defensa. |
1585 |
|
|
Un necesario apoyo, que le libre, |
|
|
|
Apresúrome a dar, a su flaqueza, |
|
|
|
Y con paso veloz a vencer corro, |
|
|
|
O con él a morir en la palestra. |
|
|
|
«Pero, para dañar
por demás hábil, |
1590 |
|
|
Allá en secreto, Guisa, astuto inventa |
|
|
|
Al uno por el otro derribarnos. |
|
|
|
El seduce ¡que digo! a Valois fuerza |
|
|
|
Del único socorro a enajenarse, |
|
|
|
De salvarle capaz. Al fin, maneja |
1595 |
|
|
De Religión pretextos ordinarios, |
|
|
|
Políticos pretextos, con que piensa |
|
|
|
Tender del vil misterio sobre horrores |
|
|
|
El más honroso velo. Al pueblo
inquieta, |
|
|
|
La hoguera de sus iras encendiendo |
1600 |
|
|
Aún no bien apagada. Le recuerda |
|
|
|
De sus padres el culto, los ultrajes, |
|
|
|
Que de las nuevas sectas extranjeras, |
|
|
|
De sufrir acababan templos y aras, |
|
|
|
Que de antiguo adoró la grey francesa: |
1605 |
|
|
Y a mí me pinta, en fin, como a un
profano |
|
|
|
Enemigo de Dios y de su Iglesia. |
|
|
|
Sus errores, les dice, a cualquier parte |
|
|
|
Que su planta dirige, tras sí lleva. |
|
|
|
Ejemplos de Isabel sigue arriesgados. |
1610 |
|
|
Templos mil a su culto alzar proyecta, |
|
|
|
De ruinas y escombros sobre montes, |
|
|
|
Que maquina abatir de iglesias vuestras; |
|
|
|
Y esas predicaciones criminales, |
|
|
|
Presto en París veréis como
resuenan. |
1615 |
|
|
De su hipócrita celo a estas palabras, |
|
|
|
El Pueblo se enfurece, el Pueblo tiembla |
|
|
|
Por su altar en peligro, y al palacio |
|
|
|
Del Rey corre alarmado. Miedo afecta |
|
|
|
La fanática Liga, que insolente, |
1620 |
|
|
En voz alta de Roma a nombre llega |
|
|
|
Intimando a su Rey, que ya por Roma |
|
|
|
Toda reunión conmigo se le veda. |
|
|
|
Feble el Rey por demás ¡ah! de la
Liga |
|
|
|
A tan audaz insulto se doblega; |
1625 |
|
|
Sin réplica obedece, y cuando vuelo |
|
|
|
A vengar sus injurias, tristes nuevas |
|
|
|
A conocer me dan que ya mi hermano |
|
|
|
A la Liga sumiso, se aviniera |
|
|
|
Para perderme a mí con su enemigo. |
1630 |
|
|
A su pesar sus tropas de la tierra |
|
|
|
Ya los campos cubrían, y de miedo |
|
|
|
Declárame una guerra injusta y necia. |
|
|
|
«Con lágrimas
sinceras lamentando |
|
|
|
De su mísero acuerdo consecuencias, |
1635 |
|
|
Sin nada contemplar, corro a batirle |
|
|
|
En lugar de vengarle. Ya en diversas |
|
|
|
Ciudades de la Francia, y por cien lados, |
|
|
|
De la Liga el alarma produjera |
|
|
|
Contra mí gruesas haces; y ministro |
1640 |
|
|
Precipite Joyeuse de flaquezas |
|
|
|
Indignas de su Rey, rápidamente |
|
|
|
Sobre mí con ardor caer intenta. |
|
|
|
Guisa, por otra parte, nada menos |
|
|
|
Prudente que esforzado, me dispersa, |
1645 |
|
|
Cortándoles el paso, mis amigos. |
|
|
|
Numerosos en Francia, por doquiera, |
|
|
|
Enemigos y ejércitos me oprimen; |
|
|
|
Más, sin embargo, yo, todas sus
fuerzas |
|
|
|
A un tiempo desafiando, me apresuro |
1650 |
|
|
A tentar decidido de la guerra, |
|
|
|
Propicia a los audaces la fortuna. |
|
|
|
«Yo allá en
Coutrás busqué, y hallar quisiera |
|
|
|
Al soberbio Joyeuse. Ya
sabríais28 |
|
|
|
La rota, que en Coutrás sufrió
completa. |
1655 |
|
|
De aquel Caudillo intrépido la muerte, |
|
|
|
Sin duda no ignoráis. No debo, Reina, |
|
|
|
Con vanas relaciones molestaros». |
|
|
|
«Yo no os admito,
Enrique, esas modestas |
|
|
|
Delicadas escusas, le replica; |
1660 |
|
|
¿Queréis, dice Isabel, negar con
ellas |
|
|
|
A mi curioso anhelo, narraciones, |
|
|
|
Que igualmente me ilustran, que interesan? |
|
|
|
No; de Coutrás el día, aquel gran
día |
|
|
|
En olvido no echéis, y de las penas, |
1665 |
|
|
De los trabajos vuestros, y virtudes, |
|
|
|
De Joyeuse y su muerte dadme cuenta. |
|
|
|
Vos, ¡insigne Guerrero! el autor solo |
|
|
|
De hazañas de tal brillo, y tal
grandeza |
|
|
|
Contarlas podrá bien, y quizá
digna |
1670 |
|
|
De escucharlas soy dél». Dijo: a tan
bella |
|
|
|
Lisonjera demanda, sintió el
Héroe, |
|
|
|
Que de un noble sonrojo era cubierta |
|
|
|
De su frente la tez, y a pesar suyo |
|
|
|
A hablar ya de sus glorias y proezas |
1675 |
|
|
De la Reina obligado, el hilo sigue |
|
|
|
De la historia fatal de esta manera. |
|
|
|
«De cuantos caballeros en
la corte |
|
|
|
Del infatuado Rey ídolos eran, |
|
|
|
Entre cuantos adulan su molicie, |
1680 |
|
|
Y le imponen la ley con insolencia, |
|
|
|
Por su estirpe, Joyeuse, en Francia ilustre, |
|
|
|
De favor y privanza tan suprema |
|
|
|
Era el menos indigno. Le adornaban |
|
|
|
Virtudes diferentes, y si adversa, |
1685 |
|
|
No cortase la parca en aquel día |
|
|
|
De sus más florecientes la carrera, |
|
|
|
Con un alma, sin duda, ya formada |
|
|
|
A grandiosas e intrépidas empresas, |
|
|
|
A su tiempo, Señora, del de Guisa |
1690 |
|
|
Igualado la gloria y nombre hubiera; |
|
|
|
Más en medio criado de una corte, |
|
|
|
Entre la femenil delicadeza, |
|
|
|
En el seno ablandado de placeres, |
|
|
|
Y en brazos del amor, solo conserva |
1695 |
|
|
Excesos que oponerme de bravura, |
|
|
|
Peligrosa ventaja, que acelera |
|
|
|
Tal vez de un joven héroe la
desgracia. |
|
|
|
A su suerte adherida, gran caterva |
|
|
|
De nobles cortesanos, que de abismos |
1700 |
|
|
Salían de deleites y flaquezas, |
|
|
|
Galante se avanzaba hacia la muerte. |
|
|
|
Por prendas en sus trajes de terneza, |
|
|
|
Con amorosas cifras, de sus Damas |
|
|
|
Señalados los dulces nombres llevan. |
1705 |
|
|
Relumbraban sus armas entre rayos |
|
|
|
De diamantes, que adorno inútil eran |
|
|
|
De brazos, que enervara un muelle lujo. |
|
|
|
Fogosos y desnudos de experiencia, |
|
|
|
En tumulto conducen al combate |
1710 |
|
|
Su fiereza imprudente y altanera. |
|
|
|
Con su pompa orgullosos, y pagados |
|
|
|
De un numeroso campo, sin más regla, |
|
|
|
Sin más orden, avanzan y se arrojan |
|
|
|
Con impetuoso paso a la pelea. |
1715 |
|
|
«De distinto esplendor
hiere sus ojos |
|
|
|
De mi ejército el campo. Sus hileras, |
|
|
|
En silencio extendidas a su vista, |
|
|
|
Solo por todos lados les presentan |
|
|
|
Ásperos combatientes, al trabajo |
1720 |
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Endurecidos ya, que envejecieran |
|
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En las marciales lides, a la sangre |
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Avezados de lejos, y de feas |
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Cicatrices y heridas matizados; |
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|
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De hacer gala se corren, se desdeñan |
1725 |
|
|
De otro adorno, que espadas y mosquetes. |
|
|
|
Yo, como ellos vestido, sin riqueza, |
|
|
|
Yo sin pompa, y de un hierro igual armado, |
|
|
|
Polvoroso conduzco a la refriega |
|
|
|
Mi sufridor soldado, y de mil muertes |
1730 |
|
|
La tempestad horrísona y sangrienta |
|
|
|
Arrostrando como él, dél me
distingo |
|
|
|
Sólo en marchar al frente. Yo
desechas, |
|
|
|
Yo tan brillantes huestes vi rendidas; |
|
|
|
Expirando las vi; vilas por tierra |
1735 |
|
|
Bajo el golpe mortal de nuestro acero. |
|
|
|
En horrible desorden vi dispersas |
|
|
|
Sus reliquias en fin, y a pesar mío, |
|
|
|
En sus senos clavé daga, que fuera |
|
|
|
Mejor haber manchado en sangre hispana. |
1740 |
|
|
«Confesaros aquí
forzoso es, Reina, |
|
|
|
Que entre los cortesanos que ha abatido |
|
|
|
De su edad en la flor la segur nuestra, |
|
|
|
Ninguno herido fue sino de golpes |
|
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|
De militar honor, gloria y braveza. |
1745 |
|
|
Todos allí impertérritos y
firmes, |
|
|
|
De heroica constancia dieron pruebas. |
|
|
|
Todos allí en su puesto
imperturbables, |
|
|
|
Con magnánimo pecho y faz serena |
|
|
|
Hacia ellos la muerte correr vieron |
1750 |
|
|
Sin que ni un solo paso hacia tras dieran, |
|
|
|
Ni sus ojos alguno hacia otro lado |
|
|
|
En el mayor peligro revolviera. |
|
|
|
Este el carácter es ¡Princesa
ilustre! |
|
|
|
Esta la nacional fiera nobleza |
1755 |
|
|
Del Francés cortesano. No afemina |
|
|
|
Su ordinario valor la paz. Él vuela |
|
|
|
Del sombrío reposo a los combates; |
|
|
|
Y el vil adulador en París, llega |
|
|
|
En los campos de Marte a ser un héroe. |
1760 |
|
|
«Entre el confuso horror,
con que era envuelta, |
|
|
|
La encarnizada lid, en balde mando |
|
|
|
Cuartel dar a Joyeuse. Me lo llevan |
|
|
|
Bien pronto los soldados, ya cubierto |
|
|
|
De la lúgubre sombra y macilenta |
1765 |
|
|
Palidez de la muerte; cual se mira |
|
|
|
Tierna flor, que nacer alegre viera |
|
|
|
La mañana, de llantos de la aurora |
|
|
|
Y de besos del céfiro; que bella |
|
|
|
Brilla y luce un momento a nuestra vista, |
1770 |
|
|
Y cae antes de tiempo a la violencia |
|
|
|
De los vientos, o al corte de un acero. |
|
|
|
«¿Más, a
qué recordar tristes escenas |
|
|
|
De triunfo tal? ¡Que yo de la memoria |
|
|
|
De este horrible suceso, antes no pueda |
1775 |
|
|
Borrar los sanguinarios monumentos! |
|
|
|
Hasta ahora mi brazo de francesa, |
|
|
|
De patria sangre sólo se ha
teñido. |
|
|
|
Nada tiene de grata y lisonjera |
|
|
|
Mi grandeza a tal precio. De mi duelo, |
1780 |
|
|
Mi sangriento laurel lágrimas riegan. |
|
|
|
Este infeliz combate, el triste abismo |
|
|
|
De que en vano Valois salir intenta, |
|
|
|
No hizo más que excavar. Más
despreciado |
|
|
|
En sus reveses fue. Menos le presta |
1785 |
|
|
Su sumisión París. La fiera
Liga |
|
|
|
Su orgullo más exalta y su protervia, |
|
|
|
Y su amargo dolor más agravando |
|
|
|
Del de Guisa la gloria, sus afrentas |
|
|
|
No menos redobló, que sus desgracias. |
1790 |
|
|
Con más dichosa mano, Guisa venga |
|
|
|
De Vimori en los campos, sobre huestes |
|
|
|
Que el Germano en mi pro marchar hiciera, |
|
|
|
De Joyeuse la muerte, que las mías, |
|
|
|
Si bien a mi pesar, en Coutrás dieran. |
1795 |
|
|
Abismando en Onó mis auxiliares, |
|
|
|
De laureles cubierto, se presenta |
|
|
|
En París vencedor, y allí
aparece |
|
|
|
Cual un Dios tutelar. Valois observa |
|
|
|
De su enemigo audaz los altos triunfos, |
1800 |
|
|
Y éste insultando siempre con fiereza |
|
|
|
Al Príncipe abatido, más
vencerle |
|
|
|
Que servirle en tal lance osado muestra. |
|
|
|
«Siempre, al fin, la
vergüenza irrita y punza |
|
|
|
Al pundonor más feble. De la mengua |
1805 |
|
|
El apático Rey por fin se siente, |
|
|
|
Y refrenando al cabo la insolencia |
|
|
|
De un vasallo felón, en París
quiere |
|
|
|
Su autoridad probar; más ya, ya no era |
|
|
|
El oportuno tiempo. En sus vasallos |
1810 |
|
|
Ya su temor y afecto se extinguieran. |
|
|
|
Su audaz Pueblo, al motín siempre
propenso, |
|
|
|
Desde el punto en que el Rey reinar decreta, |
|
|
|
Tiénele por tirano. Se hacen juntas, |
|
|
|
Se conspira, y veloz la alarma vuela. |
1815 |
|
|
Todo habitante entonces fue soldado; |
|
|
|
París todo fue ya campo de guerra. |
|
|
|
Mil vallas, de un momento raro aborto, |
|
|
|
Amenazan del Rey, las guardias cercan29. |
|
|
|
«Tranquilo entonces
Guisa, fiero, ufano, |
1820 |
|
|
En medio la borrasca, o bien refrena, |
|
|
|
O del Pueblo las furias precipita. |
|
|
|
Él, de la sedición es quien
gobierna |
|
|
|
Los secretos resortes, y a su antojo |
|
|
|
Mueve la enorme masa. Se endereza |
1825 |
|
|
Con furor a palacio el Pueblo todo. |
|
|
|
A un acento de Guisa no existiera |
|
|
|
La vida de Valois; y de sus ojos |
|
|
|
Cuando una imperceptible leve seña |
|
|
|
A abismarlo en la nada bastaría, |
1830 |
|
|
Se satisface solo, se contenta |
|
|
|
Con hacerlo temblar, y deteniendo |
|
|
|
De los amotinados la carrera, |
|
|
|
Él mismo, para huir, a Valois libre, |
|
|
|
De lástima, el poder y paso deja. |
1835 |
|
|
Cualquiera que el plan fuese del de Guisa, |
|
|
|
Para vasallo, al fin, sobrado atenta, |
|
|
|
Más poco por demás para tirano. |
|
|
|
Cualquiera audaz mortal, que por fin llega |
|
|
|
A forzar al temor a su Monarca, |
1840 |
|
|
Todo temerlo debe, si se queda, |
|
|
|
Y hasta violarlo todo no se arroja. |
|
|
|
Sostenido ya Guisa con firmeza |
|
|
|
En sus grandes designios, desde entonces, |
|
|
|
De ofender y mostrarse solo a medias |
1845 |
|
|
Que ya el tiempo pasara, reflexiona, |
|
|
|
Y con sagaz audacia de ver echa, |
|
|
|
Que remontado, en fin, a altura tanta, |
|
|
|
Más sobre un precipicio, ya era
fuerza, |
|
|
|
O subir presto al solio, o al cadalso. |
1850 |
|
|
Despótico ya dueño de la ciega |
|
|
|
Revolución de un Pueblo; de esperanza |
|
|
|
Y de temeridad el alma llena; |
|
|
|
De Roma en sus empresas apoyado; |
|
|
|
En ellas socorrido de la Iberia; |
1855 |
|
|
Ídolo el más querido de la
Francia, |
|
|
|
Y ayudado, además, de la influencia |
|
|
|
Que sus hermanos logran sobre el Pueblo, |
|
|
|
Aquel vasallo altivo presumiera |
|
|
|
Haber antiguos tiempos renovado, |
1860 |
|
|
En que de la primer estirpe regia |
|
|
|
Indignos y cobardes descendientes, |
|
|
|
Cuasi al nacer caídos de la esfera |
|
|
|
Del supremo poder, bajo lo odioso |
|
|
|
De una capilla hundían sus diademas, |
1865 |
|
|
Y por violentos votos entre sombras |
|
|
|
Lamentando de un claustro su flaqueza, |
|
|
|
En las tiranas manos de opresores, |
|
|
|
Del Gobierno las riendas depusieran. |
|
|
|
Sin embargo, Valois, que la venganza |
1870 |
|
|
De Guisa allá en su pecho difiriera, |
|
|
|
Estados de la Francia generales |
|
|
|
Convoca para Blois, y allí celebra. |
|
|
|
De esta asamblea, Reina, la noticia |
|
|
|
Bien puede ser que ya nueva no os sea. |
1875 |
|
|
De mejora y reformas harto urgentes, |
|
|
|
Varias leyes allí se propusieran, |
|
|
|
Que sin ejecución al fin quedaron, |
|
|
|
Y la pomposa estéril elocuencia |
|
|
|
De diputados mil, detalle inútil |
1880 |
|
|
De los abusos nuestros hizo en ella; |
|
|
|
Pues de asambleas tantas y consejos |
|
|
|
El frecuente suceso que se observa, |
|
|
|
Es el de revistar los males todos, |
|
|
|
Pero sin reformar ni uno siquiera. |
1885 |
|
|
«En augusta sesión
de estos estados, |
|
|
|
Del altanero Guisa la soberbia, |
|
|
|
Con desdén de su Príncipe
abatido, |
|
|
|
La regia majestad a insultar llega. |
|
|
|
Asiento va a tomar cerca del trono, |
1890 |
|
|
Y bien asegurado de su empresa, |
|
|
|
En cada diputado ve un vasallo. |
|
|
|
Ya sus indignas tropas, con vileza |
|
|
|
Del tirano vendidas a intereses, |
|
|
|
De un imperio absoluto se aceleran |
1895 |
|
|
A poner en su mano el duro cetro; |
|
|
|
Cuando de su temor y su indulgencia |
|
|
|
Hacia el soberbio Guisa fatigado, |
|
|
|
Medita ya, por último, y se arresta |
|
|
|
Valois a reinar libre, y dél vengarse. |
1900 |
|
|
Su rival cada día más se esmera |
|
|
|
En mover y exaltar su justo enojo, |
|
|
|
E insolente enemigo, le desdeña, |
|
|
|
Sin que ni aún sospeche su arrogancia |
|
|
|
En el Príncipe airado, la firmeza, |
1905 |
|
|
Que a un vil asesinato era bastante. |
|
|
|
Ciégale su destino. Se le acerca |
|
|
|
Su hora al deslumbrado, y con indigna, |
|
|
|
Con villana perfidia, de sorpresa, |
|
|
|
A sus ojos el Rey manda inmolarle. |
1910 |
|
|
Su cuerpo allí traspasan y laceran |
|
|
|
De acerados puñales mil heridas; |
|
|
|
Más su orgullo al morir no se
abatiera. |
|
|
|
La frente, que aún Valois temía
acaso, |
|
|
|
Toda pálida ya, toda sangrienta, |
1915 |
|
|
Su dueño al parecer aún
amenaza. |
|
|
|
Esta fue la final trágica escena |
|
|
|
De aquel vasallo infiel, omnipotente, |
|
|
|
Que un cúmulo brillante en sí
reuniera |
|
|
|
De virtudes y vicios. El Rey débil, |
1920 |
|
|
A quien la autoridad robó suprema, |
|
|
|
Cobarde en demasía le ha sufrido, |
|
|
|
Y no menos cobarde dél se venga. |
|
|
|
«Corre presto en
París el caso horrible, |
|
|
|
Y el asombrado Pueblo el aire atruena |
1925 |
|
|
De horrísonos clamores. Los ancianos |
|
|
|
De pesar abatidos, y las hembras |
|
|
|
Lágrimas arroyando, cual perdidas, |
|
|
|
A abrazar, por do quiera, corren, vuelan |
|
|
|
Del desgraciado Guisa las estatuas. |
1930 |
|
|
Y de ilusiones lleno París piensa, |
|
|
|
Que en situación tan crítica,
tenía |
|
|
|
Que vengar a su padre, y de su Iglesia |
|
|
|
La causa sostener. Mayenne, entonces, |
|
|
|
Digno hermano de Guisa, se acelera, |
1935 |
|
|
Del Pueblo airado en medio, a transportarle |
|
|
|
A la feroz venganza de su ofensa, |
|
|
|
Y más por su interés que por su
duelo, |
|
|
|
De aquel enorme incendio con violencia |
|
|
|
Rápido discurriendo por cien lados, |
1940 |
|
|
Soplaba la voraz horrible hoguera. |
|
|
|
Mayenne, largo tiempo ya de Marte30 |
|
|
|
En alarmas nutrido, por sus sendas |
|
|
|
Bajo el soberbio Guisa audaz trepara. |
|
|
|
Que en su gloria, por tanto, y sus empresas |
1945 |
|
|
Le suceda resuelven. De la Liga |
|
|
|
Pasa el cetro a sus manos. Tal grandeza, |
|
|
|
Dulce a su corazón e ilimitada, |
|
|
|
Fácilmente la pérdida consuela |
|
|
|
De un hermano inmolado. A pesar suyo, |
1950 |
|
|
A Guisa por su jefe obedeciera, |
|
|
|
Y aunque en triste ocasión de tanto
luto, |
|
|
|
Ya vengarle le agrada y lisonjea |
|
|
|
Mucho más que servir bajo su mando. |
|
|
|
Heroico valor el jefe alienta. |
1955 |
|
|
Se lo confieso, sí. Feliz y sabia |
|
|
|
Su conducta política, a ver llega |
|
|
|
Bajo su sola ley servir unida |
|
|
|
Esa turba de espíritus inmensa, |
|
|
|
De su dueño enemiga, y de tiranos |
1960 |
|
|
A un tiempo torpemente esclava ciega. |
|
|
|
Él, con sagacidad distinguir sabe |
|
|
|
Los variados talentos que en sí
encierra, |
|
|
|
Y con crítico tino de ellos todos |
|
|
|
En oportunos casos se aprovecha. |
1965 |
|
|
De los mismos reveses, sus ventajas |
|
|
|
Sacar a veces logra su destreza. |
|
|
|
Con aura más brillante y seductora, |
|
|
|
De admiración la Francia dejó
llena; |
|
|
|
Los ojos fascinara el otro Guisa, |
1970 |
|
|
Que más grande y más héroe en
verdad fuera; |
|
|
|
Pero no que su hermano, más temible. |
|
|
|
Tal, señora, es Mayenne, y tal su
fuerza. |
|
|
|
Cuanto de lisonjeras esperanzas |
|
|
|
Funda esa altiva Liga en su prudencia, |
1975 |
|
|
Otro tanto de orgullo y de bravura |
|
|
|
De todos en los ánimos subleva, |
|
|
|
De ese joven Aumale el presuntuoso31 |
|
|
|
Soberbio corazón. Es su fiereza |
|
|
|
El broquel del partido, que hasta el
día |
1980 |
|
|
De invencible el renombre le conserva. |
|
|
|
Mayenne, que a las lides le conduce, |
|
|
|
De la Liga es el alma que proyecta; |
|
|
|
Aumale, empero, el brazo, que ejecuta. |
|
|
|
«Ese opresor
político del Belga, |
1985 |
|
|
Ese vecino, en tanto, peligroso, |
|
|
|
Católico tirano y Rey, que encierra |
|
|
|
Su principal apoyo en su artificio; |
|
|
|
Ese enemigo vuestro, gran Princesa, |
|
|
|
Y aún más mío, Felipe,
voluntario32 |
1990 |
|
|
De Mayenne abrazando las querellas, |
|
|
|
De los rivales nuestros torpemente |
|
|
|
La causa criminal insta y fomenta, |
|
|
|
Y Roma, que apagar de males tantos |
|
|
|
Debía el voraz fuego, Roma misma |
1995 |
|
|
La tea atiza más de la discordia. |
|
|
|
El que de los cristianos nombre lleva |
|
|
|
Todavía de padre, entre las manos |
|
|
|
De sus hijos libró daga sangrienta. |
|
|
|
Del un término al otro de la Europa, |
2000 |
|
|
Registraron mis ojos con sorpresa, |
|
|
|
Que a un tiempo las desgracias todas juntas |
|
|
|
De tropel a París sobrevinieran. |
|
|
|
Rey, por fin, sin vasallos, perseguido, |
|
|
|
Sin tener quien le asista ni defienda, |
2005 |
|
|
Vese Valois por último forzado |
|
|
|
A implorar el socorro de mis fuerzas. |
|
|
|
Creyome generoso, y no se engaña. |
|
|
|
Del estado desastres solo aquejan |
|
|
|
Mi corazón, Señora, y de su
trono |
2010 |
|
|
Los peligros mi cólera sosiegan. |
|
|
|
Ya no he visto en Valois más que un
hermano: |
|
|
|
Mi deber lo ordenaba. Se sujetan |
|
|
|
A su ley mis enojos, y Rey, vuelo |
|
|
|
A vengar de otro Rey cetro y diadema. |
2015 |
|
|
Sin guardias, pues, sin rehenes, sin
tratados, |
|
|
|
A hablar llego a Valois. La suerte vuestra, |
|
|
|
Está, señor, le digo, en vuestro
aliento. |
|
|
|
Que a vencer o morir vengáis es
fuerza, |
|
|
|
Del rebelde París en las murallas. |
2020 |
|
|
Súbito de Valois el alma eleva, |
|
|
|
Sus espíritus hinche un noble orgullo. |
|
|
|
Yo no me lisonjeo de que hubiera |
|
|
|
Capaz sido mi ejemplo, de inspirarle |
|
|
|
De un guerrero valor llama tan bella. |
2025 |
|
|
Las desgracias, sin duda, a fuertes golpes |
|
|
|
Su dormida virtud, al fin, despiertan. |
|
|
|
El reposo lamenta que a tal punto |
|
|
|
Abatídole había. A Valois era |
|
|
|
Tan penoso infortunio necesario. |
2030 |
|
|
La suerte muchas veces más adversa, |
|
|
|
Es a los soberanos muy precisa». |
|
|
|
Tal ha sido de Enrique a
aquella Reina. |
|
|
|
La simple narración, mientras promueve |
|
|
|
Del Britano el socorro. Ya altaneras |
2035 |
|
|
Voces de la victoria, de las torres |
|
|
|
Del rebelado muro al Héroe apremian |
|
|
|
Porque a su campo torne. Tras sus pasos |
|
|
|
Mil jóvenes isleños, con
presteza, |
|
|
|
De los mares el seno a hendir se alistan, |
2040 |
|
|
Y los combates de la Francia anhelan. |
|
|
|
A su frente al de Essex llevan
ufanos; |
|
|
|
Al de Essex, cuyo espíritu y
braveza33, |
|
|
|
De los fieros y altivos castellanos |
|
|
|
Confundir supo un día la prudencia: |
2045 |
|
|
Al de Essex, que orgulloso mal podría |
|
|
|
Creer que un hado indigno se atreviera |
|
|
|
A marchitar laureles que su mano |
|
|
|
Ya consagrado había a su cabeza. |
|
|
|
Enrique activo jefe, cuyo
impulso |
2050 |
|
|
Nada parar podía, a Essex no espera. |
|
|
|
De lidiar y vencer todo impaciente, |
|
|
|
Por regresar a Francia se desvela. |
|
|
|
«Id, Héroe digno, andad, la Reina
dice. |
|
|
|
Bien presto, a la voz mía, vuestras
huellas |
2055 |
|
|
Siguiendo mis guerreros, esos mares |
|
|
|
Atravesando irán; más no los
lleva |
|
|
|
El servir a Valois; a vos os siguen. |
|
|
|
Mi amistad solamente los dispensa |
|
|
|
A vuestras generosas inquietudes. |
2060 |
|
|
Vos les veréis correr a las peleas, |
|
|
|
Por socorreros menos que imitaros. |
|
|
|
Hechos, a vuestro ejemplo, de la guerra |
|
|
|
Al gran arte, y sus riesgos y fatigas, |
|
|
|
Ya bajo vuestra sombra, en vuestra escuela |
2065 |
|
|
A servir se instruirán gloriosamente |
|
|
|
Y con mayor ventaja a la Inglaterra. |
|
|
|
Quiera el cielo que a golpes de este brazo |
|
|
|
Prontamente la Liga a expirar venga. |
|
|
|
Al caudillo Mayenne, de la España |
2070 |
|
|
Ese ambicioso Rey, astuto obsequia, |
|
|
|
Vuestra enemiga es Roma. Nuevos triunfos, |
|
|
|
Id a ganar, Enrique, de la Iberia; |
|
|
|
Más pensad que, a un gran hombre, vanos
rayos |
|
|
|
Temer de Roma ya gran mengua fuera. |
2075 |
|
|
Vengada por vos quede de los Pueblos |
|
|
|
La libertad violada. La fiereza |
|
|
|
De Felipe abatid, y de ese Sixto. |
|
|
|
«Felipe, de su padre en
la violencia |
|
|
|
Tirano sucesor, menos que él grande, |
2080 |
|
|
Menos bravo también; pero en empresas |
|
|
|
Y en política igual; de sus vecinos |
|
|
|
La división tramando, falso intenta |
|
|
|
Sus cadenas echarles, y del fondo |
|
|
|
De su alcázar el orbe domar piensa. |
2085 |
|
|
Desde el polvo hasta el solio alzado
Sixto34, |
|
|
|
Con un poder menor, un alma encierra |
|
|
|
Todavía más fiera. De Montalto |
|
|
|
Pastor humilde un tiempo, regias testas, |
|
|
|
Príncipes formidables rivaliza. |
2090 |
|
|
Dar la ley en París osado piensa, |
|
|
|
No de distinto tono que allá en Roma, |
|
|
|
Y de un triple magnífico diadema |
|
|
|
Bajo el pomposo fausto y sacro brillo, |
|
|
|
Avasallarlo todo osado intenta, |
2095 |
|
|
Y hasta al mismo Felipe. Ese violento, |
|
|
|
Pero en engaños hábil y en
cautelas, |
|
|
|
Enemigo celoso de los fuertes, |
|
|
|
Y opresor de los débiles se ostenta. |
|
|
|
Cábalas y manejos, aquí en
Londres, |
2100 |
|
|
Y aun en mi misma corte mil urdiera; |
|
|
|
Y el mundo, a quien engaña, se halla
lleno |
|
|
|
De la intriga y la trama en que lo enreda. |
|
|
|
«De vuestros enemigos,
Gran Enrique, |
|
|
|
Tal es la condición y alta ralea, |
2105 |
|
|
Que mirar es en vos un deber digno |
|
|
|
Con el desdén que yo. Ambos quisieran |
|
|
|
Alzarse contra mí; más uno, en
balde |
|
|
|
Con borrascas luchando y la Inglaterra, |
|
|
|
Hizo ver al Océano en su fuga |
2110 |
|
|
Sus míseros naufragios. Las
riberas35 |
|
|
|
De esos mares aún cubren los despojos, |
|
|
|
Teñidas aún se ven con sangre
fresca |
|
|
|
De sus famosas huestes. Allá en Roma |
|
|
|
Mudo, el otro, me teme y me respeta. |
2115 |
|
|
«Vuestros nobles
destinos, a sus ojos |
|
|
|
Seguid Enrique, pues, con entereza. |
|
|
|
Sabed, que si una vez el marcial brío |
|
|
|
De ese Mayenne audaz domado queda, |
|
|
|
Presto a Roma en pos dél veréis
sumisa. |
2120 |
|
|
El favor o rencor de esta soberbia |
|
|
|
En los campos podéis reglar vos solo. |
|
|
|
Inflexible al vencido, y placentera |
|
|
|
Con todo vencedor; siempre a absolveros |
|
|
|
Como a anatemizaros tan dispuesta; |
2125 |
|
|
Encender o apagar, en vuestra mano |
|
|
|
Tenéis, de sus diplomas las
centellas». |
|
|
FIN DEL CANTO III
|
|
Canto IV
|
De Aumale se hallaba a punto de apoderarse del campo de Enrique
III, cuando volviendo el Héroe de Inglaterra, bate a los
Ligados, y hace cambiar la fortuna. La Discordia consuela a
Mayenne, y vuela a Roma en busca de socorros. Descripción de
Roma, donde reinaba al tiempo Sixto V. La Discordia encuentra
allí la Política. Vuelve con ella a París.
Subleva la Sorbona. Anima a losDez-y-seis, y arma a los frailes.
Entréganse al brazo del verdugo magistrados del partido del
Rey. Turbaciones y confusión horribles en
París.
|
|
Mientras Felipe y Sixto, con descanso, |
|
|
|
Sus secretos discursos prolongaban; |
|
|
|
Mientras que allá, entre sí, de los
estados |
2130 |
|
|
Intereses midiendo tan grandiosos, |
|
|
|
De hacer la guerra al mundo, de turbarlo, |
|
|
|
De vencerlo, y al fin, su ley dictarle |
|
|
|
Toda la hondable ciencia apuran ambos; |
|
|
|
De la funesta Liga los pendones, |
2135 |
|
|
A discreción del viento desplegados, |
|
|
|
Sobre sus tristes márgenes
sangrientas, |
|
|
|
Mirando estaba el Sena con espanto. |
|
|
|
Lejos Valois de Enrique, de
inquietudes |
|
|
|
Sobrecogido todo y agitado, |
2140 |
|
|
Con flaca indecisión, de los combates |
|
|
|
Sobradamente teme inciertos hados. |
|
|
|
A sus fluctantes votos y designios, |
|
|
|
Era siempre un apoyo necesario. |
|
|
|
Esperaba a Borbón, de la victoria |
2145 |
|
|
Sobre él únicamente asegurado. |
|
|
|
La inacción, entre tanto, y la
tardanza, |
|
|
|
Atrevimiento dan a los Ligados. |
|
|
|
De París salir osan sus legiones; |
|
|
|
Y del soberbio Aumale bajo el mando, |
2150 |
|
|
El feroz de San-Pól, Namur y
Chatre36, |
|
|
|
Brisác y Canillác, del bando
alzado |
|
|
|
Delincuentes e intrépidos apoyos, |
|
|
|
Al sitiador ejército cargando, |
|
|
|
Con frecuentes y rápidos progresos, |
2155 |
|
|
De Valois el espíritu asombraron; |
|
|
|
Y al arrepentimiento en demasía |
|
|
|
Propenso el débil Rey, de haber
enviado |
|
|
|
De sí lejos al Héroe, le
pesaba. |
|
|
|
Entre estos combatientes,
declarados |
2160 |
|
|
Émulos de su Rey, ya largo tiempo, |
|
|
|
De Joyeuse un ligero y feble hermano37 |
|
|
|
Osara parecer. Carácter débil, |
|
|
|
A quien viera París pasar voltario |
|
|
|
Desde el siglo, de un claustro al fondo
obscuro, |
2165 |
|
|
Y del claustro a la corte. Relajado, |
|
|
|
Y luego penitente. Anacoreta, |
|
|
|
Y no menos de pronto cortesano, |
|
|
|
Toma, deja, y recobra en un instante |
|
|
|
El cilicio y coraza. Del santuario, |
2170 |
|
|
Que sus devotas lágrimas inundan, |
|
|
|
A animar va las furias de su bando, |
|
|
|
Y en el seno a clavar de nuestra Francia |
|
|
|
Colmada de aflicción, la misma mano, |
|
|
|
Que consagrado había al Ser Eterno. |
2175 |
|
|
Más de tanto adalid, el
más bizarro, |
|
|
|
Aquel, cuyo valor en las legiones |
|
|
|
Infundía del Rey más miedo y
pasmo; |
|
|
|
Aquel, que un corazón más fiero
tiene, |
|
|
|
Y más fuerte también y fatal
brazo, |
2180 |
|
|
Vos sois ¡Príncipe joven
impetuoso! |
|
|
|
¡Vos, De Aumale, nacido y animado |
|
|
|
De la Lorena sangre, en héroes
fértil! |
|
|
|
¡Vos, el émulo siempre y el
contrario |
|
|
|
De los Reyes, las leyes y el reposo! |
2185 |
|
|
De jóvenes guerreros alentados |
|
|
|
La flor, en todo tiempo le acompaña; |
|
|
|
Y sin cesar, con ella, sobre el campo |
|
|
|
Lanzábase enemigo; ya en silencio, |
|
|
|
Ya con enorme ruido, ya a lo claro |
2190 |
|
|
De los cielos abiertos, ya a la sombra |
|
|
|
De la cerrada noche; y atacando |
|
|
|
Al sitiador, do quiera sorprendido, |
|
|
|
De su sangre infeliz deja inundado |
|
|
|
Su mano atroz el suelo. Así en la
frente |
2195 |
|
|
Del Caúcaso, o la cima allá del
Athos, |
|
|
|
Do los ojos divisan a lo lejos |
|
|
|
Del cielo, mar y tierra los espacios, |
|
|
|
Las águilas y buitres, suelta el ala, |
|
|
|
Con un rápido vuelo, atravesando, |
2200 |
|
|
En un momento hendiendo densas nubes, |
|
|
|
De la atmósfera inmensa por los
campos, |
|
|
|
Las peregrinas aves arrebatan; |
|
|
|
En los amenos bosques y los prados |
|
|
|
Las reses despedazan y aprisionan; |
2205 |
|
|
Y de sangrientas rocas, do bajaron, |
|
|
|
A las entrañas fétidas
volviendo, |
|
|
|
En sus garras opresos y gritando, |
|
|
|
Aún vivientes transportan sus
despojos. |
|
|
|
Lleno ya de esperanzas, y
embriagado |
2210 |
|
|
De gloriosos sucesos, a las tiendas |
|
|
|
Penetraba del Rey; y redoblando |
|
|
|
Las sorpresas y alarmas con la noche, |
|
|
|
Toda cedía ya, todo de espanto |
|
|
|
Replegaba temblando ante sus armas; |
2215 |
|
|
Cual de una tempestad torrente inflado, |
|
|
|
De desbordarse a punto, con un choque |
|
|
|
Feroz y tenebroso, ya a inundarlo |
|
|
|
Iba todo de un golpe el fiero Aumale; |
|
|
|
Y del alba el lucero, ya rayando |
2220 |
|
|
De la noche rasgaba el negro velo; |
|
|
|
Cuando el grave Morné, que breve
espacio |
|
|
|
De Borbón el regreso precediera, |
|
|
|
Y que de cerca estaba ya mirando |
|
|
|
Del soberbio París las altas torres, |
2225 |
|
|
De un confuso rumor, de horror mezclado, |
|
|
|
Sorprendida su oreja, mira, y nota |
|
|
|
En extremo desorden los soldados |
|
|
|
De Valois, y aun con ellos los de Enrique. |
|
|
|
«¡Que veo justos Cielos!
¿Así, bravos, |
2230 |
|
|
Así nos aguardáis? Ya Enrique
viene, |
|
|
|
Ya llega a defenderos, y entregados |
|
|
|
A la fuga os encuentro ¡Camaradas! |
|
|
|
A la fuga!...». A este acento de su
labio, |
|
|
|
No de distinto modo, que allá un
tiempo, |
2235 |
|
|
Del Capitolio al pié, cuando apretado |
|
|
|
De Roma el fundador por los Sabinos, |
|
|
|
La fuga refrenó de sus Romanos |
|
|
|
De Júpiter en nombre; así al de
Enrique, |
|
|
|
De vergüenza rehácense inflamados |
2240 |
|
|
Sus dispersos franceses, y al combate |
|
|
|
Revolviendo de nuevo, exclaman alto: |
|
|
|
Que venga el Héroe: llegue; que a su
vista, |
|
|
|
Nada nos desalienta, que a su mando |
|
|
|
Nuestra será sin duda la victoria. |
2245 |
|
|
Súbito se aparece a todo el campo |
|
|
|
Tan refulgente Enrique, como en medio |
|
|
|
Del temporal más negro suele el rayo. |
|
|
|
A las primeras filas corre, avanza; |
|
|
|
A su frente combate denodado; |
2250 |
|
|
Siguen todos su ejemplo, y los destinos |
|
|
|
De repente por él vense trocados. |
|
|
|
Contra el campo su mano muertes lanza, |
|
|
|
Rayos sobre él sus ojos fulminando. |
|
|
|
Siguiéndole sus jefes en contorno, |
2255 |
|
|
Con ánimo se empeñan esforzado; |
|
|
|
Retorna la victoria, y a su aspecto, |
|
|
|
Desaparecen ya los coligados; |
|
|
|
Al modo, que del día, que amanece, |
|
|
|
Los rayos, que se avanzan, de los astros |
2260 |
|
|
De la noche disipan los fulgores. |
|
|
|
Sobre aquellas riberas, ha logrado, |
|
|
|
Sus huestes, que asombradas van huyendo, |
|
|
|
Detener el de Aumale; pero en vano. |
|
|
|
Su grito animador algún momento |
2265 |
|
|
A la lid las ordena, más sus pasos |
|
|
|
La voz del gran Enrique precipita. |
|
|
|
Su amenazante frente, con espanto |
|
|
|
Las trastorna y deslumbra; y si su jefe |
|
|
|
Aplegarlas consigue, un pronto pasmo |
2270 |
|
|
Las aturde y dispersa, y en su fuga |
|
|
|
Revuelto el mismo Aumale va arrastrando; |
|
|
|
Al modo, que de un monte allá en la
cumbre, |
|
|
|
De cristalina escarcha coronado, |
|
|
|
En medio de mil nieves derretidas, |
2275 |
|
|
Y de témpanos mil, un gran
peñasco, |
|
|
|
Que a las nubes altivo amenazaba, |
|
|
|
Cayendo va rodando y tropezando. |
|
|
|
Pero ¿qué digo?
Aumale aún se detiene: |
|
|
|
Aumale aún hace cara, y muestra osado, |
2280 |
|
|
Y aún a su sitiador la frente muestra, |
|
|
|
Que dél temida fuera tiempo largo. |
|
|
|
Despréndese fogoso de los suyos, |
|
|
|
Que tras sí le arrastraban, y
afrentado |
|
|
|
De vivir todavía, entre el
degüello |
2285 |
|
|
Aún la muerte otra vez vuelve
buscando, |
|
|
|
Y al vencedor un rato admira y para: |
|
|
|
Más de un tropel confuso de mil bravos |
|
|
|
Comprimido al momento, la audaz furia |
|
|
|
De su imprudente arrojo y despechado |
2290 |
|
|
A refrenar la Parca a vengar iba; |
|
|
|
Cuando en riesgo de vida tan cercano |
|
|
|
La Discordia le ve, y al verle, tiembla. |
|
|
|
Por bárbara que fuese, sabe cuanto |
|
|
|
Sus días necesita. Presurosa |
2295 |
|
|
Se remonta en el aire; y a su amparo |
|
|
|
Arrójase veloz. Llega, y opone |
|
|
|
Al tropel, de que a Aumale ve cercado, |
|
|
|
De hierro el broquel vasto e impenetrable, |
|
|
|
Que acompaña al horror, que impera
infracto |
2300 |
|
|
Sobre la misma muerte, y cuya vista |
|
|
|
El terror y la rabia va inspirando. |
|
|
|
¡O hija inexorable del infierno! |
|
|
|
Éste ¡o Discordia! ha sido el primer
caso, |
|
|
|
En que de dar socorro capaz fuiste. |
2305 |
|
|
Un héroe salvas, pérfida, y sus
hados |
|
|
|
Con la mano prolongas formidable |
|
|
|
De la muerte ministra, con tu mano |
|
|
|
Tan bárbara y en crímenes
experta, |
|
|
|
Que hasta esta vez, jamás perdón ha
dado |
2310 |
|
|
A sus víctimas propias. Ella arrastra |
|
|
|
De París a las puertas, en un
baño |
|
|
|
De su sangre al de Aumale, y de unos golpes |
|
|
|
Que no sintió cubierto. Ella reparos |
|
|
|
A sus males aplica saludables: |
2315 |
|
|
Ella su sangre estanca, prodigado |
|
|
|
Por complacerla solo; pero mientras, |
|
|
|
Que a su cuerpo vigor va recobrando, |
|
|
|
Su espíritu, con pócimas
mortales |
|
|
|
Deja míseramente envenenado; |
2320 |
|
|
No de distinto modo que pudiera |
|
|
|
La alevosa indulgencia de un tirano, |
|
|
|
Que cruel en su lástima, de un triste |
|
|
|
Tal vez suspender quiere el mortal fallo, |
|
|
|
Porque en útiles crímenes
secretos |
2325 |
|
|
Aprovecharse pueda de su brazo, |
|
|
|
Y aquellos consumados, al suplicio |
|
|
|
Tórnale a abandonar pérfido e
ingrato. |
|
|
|
Supo Enrique, entretanto,
aprovecharse |
|
|
|
De la insigne ventaja, con que al hado |
2330 |
|
|
De los combates plugo, en aquel día, |
|
|
|
Su valor coronar y sus cuidados. |
|
|
|
Conocía Borbón, y precio daba |
|
|
|
Del tiempo a los instantes en los campos. |
|
|
|
Al absorto enemigo, de sorpresa, |
2335 |
|
|
Busca, ataca y acosa sin descanso. |
|
|
|
A campales batallas, que ganara, |
|
|
|
Que sucedan ordena los asaltos, |
|
|
|
Y hace trazar su pérdida en contorno |
|
|
|
De sus muros, trincheras avanzando. |
2340 |
|
|
De Valois el espíritu, a este tiempo, |
|
|
|
Del de su hermano Enrique confortado |
|
|
|
Lleno ya de esperanzas en su auxilio, |
|
|
|
El ejemplo presenta a sus soldados, |
|
|
|
Que de aquél recibía. Los
ataques, |
2345 |
|
|
Las alarmas sereno despreciando, |
|
|
|
No descuida del campo las acciones, |
|
|
|
Y del sitio sostiene los trabajos. |
|
|
|
El afán sus placeres, y el peligro |
|
|
|
Tiene también a veces sus encantos. |
2350 |
|
|
Todos los jefes se unen, y sucede |
|
|
|
Según sus votos todo. En breve
espacio, |
|
|
|
El terror, que marchaba a su vanguardia, |
|
|
|
Las consternadas huestes disipando, |
|
|
|
Del trémulo sitiado ya a los ojos, |
2355 |
|
|
De un lánguido despecho perturbados, |
|
|
|
Las puertas a romper, a abatir iba. |
|
|
|
Y en tan grave peligro, aprieto tanto, |
|
|
|
¿Que puede hacer Mayenne? Sus
legiones, |
|
|
|
Un pueblo son hundido en duelo amargo. |
2360 |
|
|
Con lágrimas, aquí, le pide un
hijo |
|
|
|
El padre, que la muerte le ha robado. |
|
|
|
De un hermano infeliz sobre la tumba, |
|
|
|
Allí se ve plañir al triste
hermano. |
|
|
|
Gime por lo presente sin consuelo, |
2365 |
|
|
Desfallece abatido el ciudadano. |
|
|
|
Teme, en fin, cada cual por lo futuro. |
|
|
|
Alarmado aquel cuerpo grande y vasto, |
|
|
|
Reunirse no puede. Se hacen juntas; |
|
|
|
Se consulta y se agita el duro caso |
2370 |
|
|
De entregarse a la fuga o al enemigo. |
|
|
|
Perplejos se hallan todos y embargados; |
|
|
|
Y nadie resistir osa más tiempo: |
|
|
|
Así el ligero vulgo suele vario, |
|
|
|
De la temeridad más altanera |
2375 |
|
|
Al temor más rastrero dar un salto. |
|
|
|
Mayenne, que sus haces
desmayadas |
|
|
|
Está viendo, de cólera
bramando, |
|
|
|
Entre opuestos designios vacilante, |
|
|
|
Revolvía en su mente planes varios; |
2380 |
|
|
Cuando allí la Discordia al héroe
absorto |
|
|
|
De repente se acerca; entre sus manos |
|
|
|
Silbar hace irritadas sus serpientes, |
|
|
|
Y de agrado en un tono aleve y falso, |
|
|
|
Su acento le dirige en esta forma. |
2385 |
|
|
«¡O tú,
digno heredero procreado |
|
|
|
De un nombre a los Franceses formidable! |
|
|
|
¡Tú, a quien de tu venganza el cruel
conato |
|
|
|
Unió conmigo siempre; tú, que
fuiste |
|
|
|
A mis ojos nutrido, y que formado |
2390 |
|
|
Has sido por mis leyes! oye, escucha |
|
|
|
Tu protectora fiel, y de mi labio |
|
|
|
Conoce el bronco acento. Nada temas |
|
|
|
De aquese pueblo imbécil y voltario, |
|
|
|
Cuyo reciente ardor, en un momento, |
2395 |
|
|
Una leve desgracia ha congelado. |
|
|
|
Poseo sus espíritus ¡Mayenne! |
|
|
|
Sus corazones tengo entre mis manos. |
|
|
|
Bien presto observarás con cuanto celo |
|
|
|
Nuestros designios todos ayudando, |
2400 |
|
|
De mi hiel embriagados, y hechos presa |
|
|
|
De mi horrible furor, van denodados |
|
|
|
A combatir audaces, y a la muerte |
|
|
|
Alegres a arrojarse por tus lauros». |
|
|
|
Esto habló la Discordia: y al momento, |
2405 |
|
|
Más pronta que el relámpago,
cortando |
|
|
|
Con vuelo firme y rápidos los aires, |
|
|
|
Gira de toda Francia los espacios; |
|
|
|
Y el rencor, el estruendo, y las alarmas, |
|
|
|
Que sus ciudades turban y sus campos, |
2410 |
|
|
De la Discordia ofrecen a los ojos, |
|
|
|
Objetos de delicia y de regalo. |
|
|
|
Su pestífero aliento, en mil lugares |
|
|
|
Inspira la aridez. Inficionado |
|
|
|
En su germen el fruto, al nacer muere. |
2415 |
|
|
Abatida la mies, mustio su grano, |
|
|
|
Yace lánguida en tierra. El sol se
eclipsa; |
|
|
|
Vélense al verla pálidos los
astros; |
|
|
|
Y el rayo, entre relámpagos, que
truena |
|
|
|
Bajo sus pies, de muerte mil presagios |
2420 |
|
|
A los pueblos ofrece confundidos. |
|
|
|
Llévala un torbellino,
voltejeando, |
|
|
|
A las orillas fértiles, que
baña |
|
|
|
Con sus ondas el rápido
Erídano. |
|
|
|
Ya su vista cruel a Roma
alcanza: |
2425 |
|
|
Roma, un día su templo; Roma, pasmo, |
|
|
|
Terror de los mortales, cuya suerte, |
|
|
|
Hala en todas edades exaltado |
|
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A ser en paz, no menos que en la guerra, |
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Del mundo la señora, y cuyo brazo, |
2430 |
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Si triunfante en los campos, entre hierros, |
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Sobre tronos sangrientos vio temblando |
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Todos los fieros Reyes, y abatidas, |
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Bajo el sacro estandarte, en que volaron |
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Sus águilas terribles por el orbe, |
2435 |
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Las fuerzas todas dél, otro más
blando |
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Más apacible imperio ejerce hoy
día, |
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En que a su yugo rinde y poder sacro |
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Sus mismos más airados vencedores: |
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En que con un poder de Dios vicario, |
2440 |
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|
Gobierna los espíritus y tiene |
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Los corazones todos a su mando. |
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Sus dictámenes solos, son sus leyes |
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Y sus solos diplomas sus soldados. |
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Cerca del Capitolio, donde
alarmas, |
2445 |
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|
Otros tiempos tan grandes dominaron, |
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Sobre pomposas ruinas de Belona, |
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|
Y de Marte, un Pontífice, sentado |
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De Césares se ve en augusto solio. |
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Sacerdotes no menos fortunados, |
2450 |
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|
Con planta huellan firme y faz serena, |
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|
Las cenizas, aquí, de Emilios Paulos, |
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|
Y allí, de los Catones los sepulcros. |
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|
Sobre el altar el trono levantado, |
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|
De un Señor, ya celeste, ya terreno, |
2455 |
|
|
En la misma profana y sacra mano, |
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|
El poder absoluto, a un tiempo mismo, |
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|
El cetro colocó y el incensario. |
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Allí fundó Dios
mismo su sagrada |
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|
Su primitiva Iglesia, en tiempos varios |
2460 |
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|
Perseguida y triunfante. Allí condujo |
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|
Aquel primer su Apóstol, con lo santo |
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|
|
De la verdad, lo cándido y sencillo. |
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|
Felices sucesores le imitaron |
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|
Cierta dichosa edad, en que respetos |
2465 |
|
|
Y elogios de los hombres han captado, |
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|
Cuanto más se humillaban. Revestida |
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|
|
Aun no estaba su frente de algún vano |
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Frívolo resplandor. Su humildad sola, |
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|
|
Su rígida pobreza, preservaron |
2470 |
|
|
La santa austeridad de sus costumbres, |
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|
Y celosos tan solo del estado, |
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|
De las glorias, honores y riquezas, |
|
|
|
A que votos aspiran de un cristiano, |
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|
Del fondo de las chozas que habitaban, |
2475 |
|
|
Simplemente al martirio van volando. |
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|
El tiempo, que lo altera y gasta todo, |
|
|
|
Bien presto estas costumbres ha cambiado. |
|
|
|
Para castigo nuestro, ya grandezas |
|
|
|
Diole el cielo, y potente a lo profano, |
2480 |
|
|
Desde este tiempo, Roma, abandonada |
|
|
|
A consejos se vio de los malvados. |
|
|
|
De su nuevo poder, bases horribles |
|
|
|
Traición, eran, veneno, asesinato. |
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|
Los que de Cristo fueron sucesores, |
2485 |
|
|
En el fondo interior del santuario, |
|
|
|
Sin pudor ni vergüenza, el adulterio |
|
|
|
Y el incesto, insolentes, colocaron, |
|
|
|
Y Roma, que cansaran finalmente, |
|
|
|
Roma, que han oprimido y abismado |
2490 |
|
|
De su execrable imperio con el peso, |
|
|
|
De sus sacros tiranos bajo el mando, |
|
|
|
A echar menos llegó sus falsos Dioses. |
|
|
|
Máximas más prudentes se
escucharon |
|
|
|
En la edad posterior, en que se supo |
2495 |
|
|
El crimen excusar, o bien velarlo |
|
|
|
Con artificio y maña menos torpes. |
|
|
|
Del pueblo y de la Iglesia más
reglados |
|
|
|
Los derechos se han visto, y de los Reyes |
|
|
|
Árbitra, al fin, fue Roma, no el
espanto. |
2500 |
|
|
La modesta virtud, vuelve ella misma |
|
|
|
A aparecer de nuevo, con el fausto, |
|
|
|
El brillo imponedor y augusta pompa |
|
|
|
De su triple diadema regio y sacro: |
|
|
|
De manejar, empero, de los hombres |
2505 |
|
|
La pasión e interés, el arte
raro, |
|
|
|
Vino, por fin, a ser, en estos tiempos, |
|
|
|
La virtud capital de los Romanos. |
|
|
|
De la Iglesia era, entonces, y
de Roma |
|
|
|
Cabeza, Sixto quinto y soberano. |
2510 |
|
|
Y si el ser, en verdad, de un hombre grande |
|
|
|
Con el título ilustre decorado, |
|
|
|
Consiste en ser falaz, temido, austero, |
|
|
|
Inscribirse en el número más
claro |
|
|
|
De los más grandes Reyes, debe Sixto. |
2515 |
|
|
Él, a los artificios de quince
años |
|
|
|
Debió de su destino la grandeza. |
|
|
|
Ocultar ha sabido tiempo tanto, |
|
|
|
Sus virtudes, no menos que sus vicios; |
|
|
|
Y huir el mismo puesto aparentando, |
2520 |
|
|
Que con ardor ansiaba, porque pueda |
|
|
|
Por más fáciles medios
alcanzarlo, |
|
|
|
Hace que dél le tengan por indigno. |
|
|
|
De su brazo despótico al
amparo, |
|
|
|
La pérfida Política, reinaba |
2525 |
|
|
Del pontificio alcázar en lo arcano. |
|
|
|
Hija de la ambición y el interese, |
|
|
|
Que seducción y fraudes abortaron, |
|
|
|
Este ingenioso monstruo, en mil revueltas |
|
|
|
Tan fértil, de zozobras abismado, |
2530 |
|
|
Simple y sereno a un tiempo parecía. |
|
|
|
Sus ojos, en sus órbitas ahondados, |
|
|
|
Vigilantes, agudos, y enemigos |
|
|
|
De la tranquilidad y del descanso, |
|
|
|
Jamás, en dulce sueño, los
vapores |
2535 |
|
|
De la blanda amapola disfrutaron. |
|
|
|
Con doblez y cautelas refinadas, |
|
|
|
Con disfraces astutos y estudiados, |
|
|
|
De la confusa Europa, sagaz, burla |
|
|
|
La expectación atónita; y el
falso, |
2540 |
|
|
El sutil artificio del embuste, |
|
|
|
Que sus discursos guía, decorando |
|
|
|
De la misma verdad con los adornos, |
|
|
|
Del Dios vivo marcó con sello sacro |
|
|
|
Sus torpes imposturas, e hizo al cielo |
2545 |
|
|
Servir a las venganzas de su agravio. |
|
|
|
La Discordia ve apenas, cuando
corre |
|
|
|
Con aire misterioso hacia sus brazos; |
|
|
|
La acaricia y halaga dulcemente, |
|
|
|
Con maligna sonrisa y agasajo; |
2550 |
|
|
Pero súbitamente transportada, |
|
|
|
Un lúgubre semblante, un tono infausto |
|
|
|
De tristeza fingiendo «Yo, la dice, |
|
|
|
No estoy ya en aquel tiempo afortunado, |
|
|
|
En que pueblos inmensos, seducidos, |
2555 |
|
|
Sus votos me ofrecían, y a mi mando |
|
|
|
Toda la Europa crédula sumisa, |
|
|
|
Las leyes de su Iglesia y culto santo38 |
|
|
|
Confundió con las mías. Yo, en tal
tiempo, |
|
|
|
Hablaba, y al instante prosternados |
2560 |
|
|
Trémulos los monarcas, de sus tronos |
|
|
|
A mis pies descendían. A mi agrado, |
|
|
|
Declaraba mi voz al mundo guerras, |
|
|
|
Y de la cumbre aquí del Vaticano, |
|
|
|
Mis formidables truenos fulminaba. |
2565 |
|
|
Vida y muerte pendían de mi agrado. |
|
|
|
Regalaba, quitaba, y devolvía |
|
|
|
Las coronas y cetros soberanos. |
|
|
|
Ya no existen, amiga, ya se huyeron |
|
|
|
De una vez para mí, de esplendor tanto |
2570 |
|
|
Esos caducos tiempos tan dichosos. |
|
|
|
De la altanera Francia, ese Senado, |
|
|
|
Ya sin temer mi enojo, se ha atrevido |
|
|
|
Mis rayos a apagar, cuasi en mis manos. |
|
|
|
Por la Iglesia de amor no menos lleno, |
2575 |
|
|
Que contra mí de horror, su grito
alzando, |
|
|
|
Con fiera libertad, de las naciones |
|
|
|
La venda del error hizo pedazos. |
|
|
|
Él ha sido el primero, que a mi rostro |
|
|
|
La máscara arrancó,
desagraviando |
2580 |
|
|
La verdad, cuya imagen me encubría. |
|
|
|
¿Yo no podré, ¡Discordia! que
me abraso |
|
|
|
En ansias de agradarte, seducirlo, |
|
|
|
O con rigor, al menos, castigarlo? |
|
|
|
Vamos pues. Tus antorchas, nuevamente |
2585 |
|
|
Enciendan de mi trueno ardientes rayos. |
|
|
|
Empecemos, amiga, por la Francia, |
|
|
|
A desolar la tierra. Sus estados, |
|
|
|
Otra vez, y su Rey, a caer tornen |
|
|
|
En nuestros hierros». Dijo; y como un
rayo, |
2590 |
|
|
Lánzase rechinando por los aires. |
|
|
|
A pesar de estos males, entre
tanto |
|
|
|
Con espíritu opuesto, allá
distante |
|
|
|
De las mundanas pompas, y del fausto |
|
|
|
De Roma, y de sus templos, a indecentes |
2595 |
|
|
Humanas vanidades consagrados, |
|
|
|
Cuyo profano brillo, cuyo lujo, |
|
|
|
Y opulenta soberbia y aparato |
|
|
|
Al necio mundo imponen, se escondía, |
|
|
|
En desiertos del hombre poco hollados, |
2600 |
|
|
La humilde Religión, do santamente |
|
|
|
Reposaba, con Dios en paz morando; |
|
|
|
En tanto que su nombre y su decoro, |
|
|
|
Con sacrílego crimen profanados, |
|
|
|
Pretextos daba santos en el siglo |
2605 |
|
|
Al sangriento furor de los tiranos, |
|
|
|
Y siendo al mundo venda que lo ciega, |
|
|
|
Del desprecio de Grandes era el blanco. |
|
|
|
Sufrir y resignarse, es, en la angustia |
|
|
|
Su destino más plácido y más
caro: |
2610 |
|
|
Bendecir, es su sacra y rica herencia. |
|
|
|
Ella, en secreto ruega por ingratos, |
|
|
|
Que vilmente la ofenden y maltratan. |
|
|
|
Sin la pompa del siglo y fausto vano, |
|
|
|
Sin adornos, sin arte, sin afeite, |
2615 |
|
|
Y bella por su gracia y propio encanto, |
|
|
|
Su modesta hermosura oculta siempre |
|
|
|
A los ojos hipócritas de tantos, |
|
|
|
Como importunos corren en sus aras |
|
|
|
A adorar la fortuna, cual paganos. |
2620 |
|
|
Se inflamaba su
espíritu, y ardía |
|
|
|
Por Enrique de un celo y amor santo. |
|
|
|
Esta hija del cielo no dudaba, |
|
|
|
Que un día, al fin, feliz fuese
llegado, |
|
|
|
En que de sus altares abatidos |
2625 |
|
|
El legítimo culto vindicando, |
|
|
|
Con júbilo por hijo adoptaría |
|
|
|
Al magnánimo Héroe ya
ilustrado. |
|
|
|
Digno, por sus virtudes generosas, |
|
|
|
De acogerle le juzga entre sus brazos, |
2630 |
|
|
Y sus fervientes votos, hasta el cielo |
|
|
|
Desde sus puras aras exhalados, |
|
|
|
Un momento apresuran tan glorioso, |
|
|
|
Que por demás sus ansias hallan tardo. |
|
|
|
La Política impía
y la Discordia, |
2635 |
|
|
Asaltan y sorprenden de rebato |
|
|
|
A su augusta enemiga, que sus ojos |
|
|
|
Inocentes, en lágrimas bañados, |
|
|
|
Alzaba hacia su Dios, quien su constancia |
|
|
|
Por poner más a prueba, la ha
entregado |
2640 |
|
|
De las dos implacables enemigas |
|
|
|
Al bárbaro furor y juicio insano. |
|
|
|
Estos horribles monstruos, cuya injuria, |
|
|
|
La santa Religión ha profanado |
|
|
|
En todas las edades, su vil frente |
2645 |
|
|
Cubriendo con su velo sacrosanto, |
|
|
|
Su traje, respetado de los hombres, |
|
|
|
Insolentes usurpan, y volando |
|
|
|
Parten hacia París, do acabar piensan |
|
|
|
Sus perversos designios comenzados. |
2650 |
|
|
Mañosa la Política y astuta, |
|
|
|
Con insinuante rostro y sutil paso, |
|
|
|
De la antigua Sorbona se entromete, |
|
|
|
Sin sentir, en el seno ilustre y vasto. |
|
|
|
Congregábanse en ella al mismo punto, |
2655 |
|
|
Aquellos venerados graves sabios, |
|
|
|
Que de oscuros oráculos del cielo |
|
|
|
Misteriosos intérpretes sagrados, |
|
|
|
Y de remota edad, árbitros justos, |
|
|
|
Modelos de la grey de los cristianos, |
2660 |
|
|
Adictos a su culto, y a sus Reyes |
|
|
|
Sumisos con lealtad y honor intacto, |
|
|
|
Hasta tan triste día y tenebroso, |
|
|
|
Un varonil valor han conservado, |
|
|
|
A flechas del error impenetrables; |
2665 |
|
|
Más ¡cuán pocas virtudes los
asaltos |
|
|
|
Burlan constantemente a cualquier hora! |
|
|
|
De aquel astuto monstruo disfrazado |
|
|
|
Acentos los más dulces y
halagüeños, |
|
|
|
A alterar sus espíritus llegaron. |
2670 |
|
|
Él, a los más tocados y devotos |
|
|
|
De la ciega ambición, lisonjeando, |
|
|
|
Honores y grandezas les promete, |
|
|
|
Y con el interés y esplendor claro |
|
|
|
De una mitra, deslúmbrales los ojos. |
2675 |
|
|
Allá, por otro medio, negociando |
|
|
|
Con secreta y venal inteligencia, |
|
|
|
Los sufragios compró del vil avaro. |
|
|
|
Arrobado también y sorprendido |
|
|
|
Por un elogio diestro, se vio el sabio, |
2680 |
|
|
Que la augusta verdad, pérfido, vende, |
|
|
|
Por el precio de un poco incienso vano; |
|
|
|
Y al grito aterrador de la amenaza, |
|
|
|
El feble queda, al fin, amilanado. |
|
|
|
Congréganse en tumulto;
de tumulto |
2685 |
|
|
Se examina y decide el alto caso, |
|
|
|
Y de en medio de estrépitos, de
gritos, |
|
|
|
Y empeñadas contiendas, con espanto |
|
|
|
Del confuso congreso escapa al punto |
|
|
|
La apacible Verdad, mustia y llorando. |
2690 |
|
|
A voz común, entonces, y en el nombre |
|
|
|
De todos los Doctores, un anciano |
|
|
|
Esto dijo. «La Iglesia hace los Reyes; |
|
|
|
Los absuelve o castiga degradando. |
|
|
|
La Iglesia y su doctrina existen puras |
2695 |
|
|
En los que aquí reunidos nos hallamos. |
|
|
|
Su ley en ellos solos se conserva. |
|
|
|
A Enrique de Valois, aquí, por tanto, |
|
|
|
Reprobamos formal, solemnemente, |
|
|
|
Decaído del trono declaramos, |
2700 |
|
|
Y Enrique de Valois, ya no es Rey nuestro. |
|
|
|
¡Juramentos, un tiempo tan sagrados! |
|
|
|
Vuestras duras cadenas ya rompemos». |
|
|
|
Apenas esto el viejo ha pronunciado, |
|
|
|
Con caracteres hórridos de sangre, |
2705 |
|
|
La inhumana Discordia, el temerario, |
|
|
|
El bárbaro decreto, que dictara, |
|
|
|
A dejar apresúrase estampado. |
|
|
|
Por ella cada cual jura en seguida, |
|
|
|
Y lo firma al momento de su mano. |
2710 |
|
|
Remóntase veloz, y en
alto vuelo, |
|
|
|
A todos los facciosos partidarios, |
|
|
|
Empresa tan grandiosa y atrevida |
|
|
|
Va de iglesia en iglesia pregonando. |
|
|
|
Bajo el hábito, a veces, de Agustino, |
2715 |
|
|
Y otras, del de Francisco, tosco y basto, |
|
|
|
Resonar su voz hace, y altamente |
|
|
|
Llama a aquellos austeros cuanto varios |
|
|
|
Espectros, de su yugo riguroso |
|
|
|
Voluntarios e imbéciles esclavos. |
2720 |
|
|
«De vuestra Religión amancillada |
|
|
|
Reconoced, les dice, aquestos rasgos. |
|
|
|
Yo soy la que a vos vengo; la que en nombre |
|
|
|
Del Señor, que servís, por
despertaros, |
|
|
|
A vuestro religioso atento oído |
2725 |
|
|
Acaba de pulsar. Él me ha mandado. |
|
|
|
Esta espada mortífera y tremenda, |
|
|
|
Que en mi vibrante pulso está
brillando, |
|
|
|
Este acero, que veis, acero horrible |
|
|
|
A nuestros enemigos, empuñado, |
2730 |
|
|
Para vengar su causa, entre las mías |
|
|
|
Ha sido de Dios mismo por la mano. |
|
|
|
Acércanse ¡hijos míos! se
cumplieron, |
|
|
|
Los oportunos tiempos ya llegaron, |
|
|
|
En que sombras dejéis de esos retiros, |
2735 |
|
|
Y la paz suspendáis de esos
santuarios. |
|
|
|
Partid de ellos a dar ilustre ejemplo |
|
|
|
Del celo más intrépido y
sagrado; |
|
|
|
Y a los crédulos pueblos de la
Francia, |
|
|
|
En su fe vacilantes y turbados, |
2740 |
|
|
Intimado dejad, id a enseñarles, |
|
|
|
Que abatir a su Rey, que asesinarlo, |
|
|
|
Hacer es a su Dios un gran servicio. |
|
|
|
Pensad bien, caros míos, recordaos, |
|
|
|
Que de Leví la antigua electa tribu, |
2745 |
|
|
De vuestro ministerio augusto y santo |
|
|
|
Mereció por Dios propio ser honrada, |
|
|
|
Con manos, a sus aras regresando, |
|
|
|
En la sangre bañadas de los hijos |
|
|
|
Del pueblo de Israel: pero ¿qué he
hablado? |
2750 |
|
|
¿Donde aquel tiempo está, do
aquellos días |
|
|
|
A la muerte propicios, y a mí gratos, |
|
|
|
En que vi degollar tantos franceses, |
|
|
|
Por el pío furor de sus hermanos? |
|
|
|
En tan felices días ¡ha!
vosotros, |
2755 |
|
|
¡O santos sacerdotes! su cruel brazo |
|
|
|
Al incendio y degüello condujerais. |
|
|
|
Por vosotros tan solo asesinaron, |
|
|
|
Arrastraron, colgaron a Coliñi. |
|
|
|
Yo ya en sangre nadé. La que ha
restado |
2760 |
|
|
Vuelva a correr aún. Que os vea el
mundo |
|
|
|
A pueblos, que me adoran, inspirando». |
|
|
|
Dijo el horrible monstruo: y al
instante, |
|
|
|
Haciendo la señal, emponzoñados |
|
|
|
Quedan todos los míseros oyentes |
2765 |
|
|
Del veneno infernal que le ha inspirado. |
|
|
|
La hueste monacal iba en su marcha; |
|
|
|
Hasta París él mismo
encaminando. |
|
|
|
De la Cruz sacrosanta el estandarte |
|
|
|
En medio de ella flota. Cantan salmos, |
2770 |
|
|
Frenéticos entonan sacros himnos; |
|
|
|
Y con devotos gritos destemplados, |
|
|
|
Los cielos parecían asociarse |
|
|
|
A su rebelde arrojo. Entre sus cantos, |
|
|
|
Con fanáticos votos se les oía |
2775 |
|
|
La imprecación mezclar y augurio
infausto |
|
|
|
A las públicas preces. Sacerdotes |
|
|
|
Atrevidos, imbéciles soldados |
|
|
|
Del mosquete y el sable vanamente |
|
|
|
Sus inexpertos brazos recargaron. |
2780 |
|
|
Las pesadas corazas relumbrantes |
|
|
|
Penitentes cilicios van tapando; |
|
|
|
Y de París al muro, en su socorro, |
|
|
|
Batallón tan infame al fin llegado, |
|
|
|
De un pueblo impetuoso entre mil ondas, |
2785 |
|
|
A Cristo va siguiendo, a aquel Dios blando, |
|
|
|
De paz al manso Dios, que de tal modo |
|
|
|
Los devotos guerreros profanaron, |
|
|
|
Llevándole, sacrílegos, al
frente. |
|
|
|
Mayenne, que a placer
está mirando |
2790 |
|
|
Tan insensata empresa, allá a lo
lejos, |
|
|
|
Despréciala en secreto, al mismo paso, |
|
|
|
Que en público teatro la autoriza. |
|
|
|
Político Mayenne, advierte, y sabio, |
|
|
|
Cuanto el imbécil vulgo, ciegamente |
2795 |
|
|
Sin límites sumiso a un celo falso, |
|
|
|
Con la fiel Religión el fanatismo |
|
|
|
Suele, rudo, mezclar, unir incauto. |
|
|
|
Entendía Mayenne, contemplaba |
|
|
|
El gran arte a los Reyes necesario, |
2800 |
|
|
De nutrir los errores y flaquezas, |
|
|
|
Que el pueblo sacrifican al tirano, |
|
|
|
Y a este irrisorio escándalo piadoso, |
|
|
|
Da por tanto acogida y aun aplauso. |
|
|
|
Con grave indignación, vélo el
prudente, |
2805 |
|
|
Y con burla mayor, lo ve el soldado. |
|
|
|
Más la estólida plebe, hasta los
cielos |
|
|
|
Mil gritos levantaba de entusiasmo, |
|
|
|
De gozo y de esperanza; y así como |
|
|
|
Sucediera a su audacia un miedo fatuo, |
2810 |
|
|
Este, en un solo instante, el lugar cede |
|
|
|
Al furor y transporte más insano. |
|
|
|
Así en el seno undoso de Anfitrite; |
|
|
|
De los mares el ángel, a su agrado, |
|
|
|
Las olas tal vez calma, tal, irrita. |
2815 |
|
|
Dez y seis sediciosos,
señalados39 |
|
|
|
Por sus feos delitos, entre todos |
|
|
|
Los más viles facciosos, ha nombrado |
|
|
|
Y en gobierno erigido la Discordia. |
|
|
|
Estos hombres oscuros y malvados, |
2820 |
|
|
De su nueva y condigna soberana |
|
|
|
Insolentes ministros, en su carro |
|
|
|
Barnizado de sangre, al punto montan, |
|
|
|
Y la marcha batiéndoles al paso |
|
|
|
La villana traición, y el fiero
orgullo, |
2825 |
|
|
El frenesí, la muerte, y el estrago, |
|
|
|
Por sangrientos torrentes, que arroyaban, |
|
|
|
Van de su fiera ronda el rumbo guiando. |
|
|
|
En baja oscuridad todos nacidos, |
|
|
|
De sórdida bajeza alimentados, |
2830 |
|
|
Su rencor a los Reyes les servía |
|
|
|
De blasón de nobleza el más
realzado. |
|
|
|
Bajo el dosel traídos por el pueblo, |
|
|
|
Ya Mayenne con él les ve temblando |
|
|
|
Sentados a la par. Tal es la insania, |
2835 |
|
|
Tales son los trastornos ordinarios |
|
|
|
De la inquieta Discordia y sus caprichos. |
|
|
|
Ella, frecuentemente nivelados |
|
|
|
Deja en suerte a los cómplices que
induce; |
|
|
|
No de distinto modo, que allá cuando |
2840 |
|
|
Fuertes vientos, tiranos de las aguas, |
|
|
|
Que su corriente turban y descanso, |
|
|
|
Las olas revolviendo con su soplo |
|
|
|
Del Ródano o del Sena, hacen, que el
bajo |
|
|
|
Sucio y grosero lodo, que abatido |
2845 |
|
|
En sus profundas grutas yace, alzado |
|
|
|
Se mire a borbollones de las ondas |
|
|
|
Sobre la superficie; así en los raros |
|
|
|
Furores de un incendio, que devora |
|
|
|
Y una ciudad convierte en yermo campo, |
2850 |
|
|
El hierro, el plomo, el bronce, que liquida |
|
|
|
El fuego entre las llamas, van mezclados |
|
|
|
Con el oro más puro, que oscurecen. |
|
|
|
De sedición en medio y
motín tanto, |
|
|
|
Temis tan solo, Temis resistiera, |
2855 |
|
|
Librárase del público contagio. |
|
|
|
Ni sed de engrandecerse, ni temores, |
|
|
|
Ni esperanzas, ni nada, de sus manos |
|
|
|
Consiguiera torcer la fiel balanza. |
|
|
|
Consérvase su templo inmaculado; |
2860 |
|
|
Y la simple equidad, cual fugitiva, |
|
|
|
Cerca de ella un asilo va buscando, |
|
|
|
Habitaba el recinto de este
templo, |
|
|
|
El venerable cuerpo de un senado, |
|
|
|
Azote formidable del delito, |
2865 |
|
|
De la inocencia amparo y tutor nato, |
|
|
|
Que de apoyo del Rey, y de instrumento |
|
|
|
De la ley, el carácter conservando, |
|
|
|
Entre el Pueblo y el Príncipe marchaba |
|
|
|
Con intrépido, igual y firme paso. |
2870 |
|
|
De unos Reyes benignos y accesibles, |
|
|
|
En la equidad más dulce confiado, |
|
|
|
A sus pies ¡cuantas veces trasladara |
|
|
|
De la Francia las quejas, los agravios! |
|
|
|
Era el público bien,
únicamente, |
2875 |
|
|
De toda su ambición objeto caro. |
|
|
|
Lo tirano, en los Príncipes no odiaba |
|
|
|
Menos, que lo rebelde en el vasallo. |
|
|
|
De un supremo respeto dirigido, |
|
|
|
Y de un noble valor siempre inflamado, |
2880 |
|
|
En las causas del Rey y de su Pueblo, |
|
|
|
Lo súbdito distingue de lo esclavo. |
|
|
|
Por nuestras libertades y franquezas |
|
|
|
Siempre a armarse dispuesto, en cualquier
caso, |
|
|
|
Conoce a Roma bien; como piadoso |
2885 |
|
|
Hónrala, y la reprime como sabio. |
|
|
|
De los torpes tiranos de la
Liga |
|
|
|
Una horrible cohorte, puesta al mando, |
|
|
|
De aquel templo de Temis majestuoso, |
|
|
|
A cercar llega el pórtico sagrado. |
2890 |
|
|
Bussi, vil gladiador, es quien la
guía40, |
|
|
|
A honor tan criminal, a poder tanto, |
|
|
|
Por su audaz arrogancia promovido. |
|
|
|
Entra del templo augusto al santuario; |
|
|
|
Y este negro torrente de palabras, |
2895 |
|
|
A la ilustre asamblea, cuyo labio |
|
|
|
Del ciudadano regla la fortuna, |
|
|
|
Osado le dirige: «¡Mercenarios |
|
|
|
Apoyos de ese dédalo de leyes! |
|
|
|
¡Plebeyos, que a la usanza del Romano |
2900 |
|
|
Os tenéis de los Reyes por tutores! |
|
|
|
¡Almas en fin serviles, hombres bajos, |
|
|
|
Que en la perturbación, y entre
cábalas, |
|
|
|
Que afligen y desolan al estado, |
|
|
|
Pretendéis, que consista, y se alce
fiero |
2905 |
|
|
El afrentoso honor de vuestros cargos |
|
|
|
Y venales grandezas! En la guerra |
|
|
|
Tímidos, y en la paz fieros tiranos, |
|
|
|
Al Pueblo obedeced, en cuyo nombre, |
|
|
|
Vengo ¡orgullosos jueces! a intimaros. |
2910 |
|
|
Escuchad sus edictos liberales. |
|
|
|
Antes hubo sin duda ciudadanos, |
|
|
|
Húbolos antes, sí, que hubo
señores. |
|
|
|
Fueros, que nuestros padres prodigaron, |
|
|
|
O más bien les usurpó tirana
fuerza, |
2915 |
|
|
Sus despojados hijos recobramos. |
|
|
|
Sobrado tiempo el Pueblo por vosotros |
|
|
|
Al terror fue sujeto y al engaño. |
|
|
|
Cansose ya del cetro, y lo ha rompido. |
|
|
|
Borrad ya para siempre ¡Magistrados! |
2920 |
|
|
De plena potestad los grandes nombres |
|
|
|
Tan temidos, odiosos, y aun ingratos |
|
|
|
A vuestro mismo oído; e ya del Pueblo |
|
|
|
Libre y supremo a nombre, dad los fallos, |
|
|
|
No la plaza del Rey, bajo ese solio |
2925 |
|
|
Manteniendo, sino la del Estado. |
|
|
|
La Sorbona imitad. Sino lo hiciereis, |
|
|
|
Sobre vos los rigores fulminados |
|
|
|
Ver, temed, de mi enojo y mi venganza». |
|
|
|
Fieles y acordes todos,
contestaron |
2930 |
|
|
Con un noble silencio; a la manera, |
|
|
|
Que en los muros ardiendo ya asolados |
|
|
|
De la sitiada Roma, allá otro tiempo, |
|
|
|
Sus graves senadores, de los años |
|
|
|
Ya por el peso corvos, sin turbarse, |
2935 |
|
|
En sus curules fijos, aguardaron |
|
|
|
Fieramente los galos y la muerte. |
|
|
|
A espectáculo tal, tan no esperado, |
|
|
|
Lleno de mayor rabia, embravecido |
|
|
|
De más brutal furor, más no sin
pasmo, |
2940 |
|
|
«Obedeced al punto, dice Bussi, |
|
|
|
O mis pasos seguid, fieros tiranos». |
|
|
|
Súbito alzado Harlay, el digno
jefe41 |
|
|
|
De tan justo impertérrito senado, |
|
|
|
Al de los Dez y seis va a presentarse, |
2945 |
|
|
Y con la misma frente y grave labio, |
|
|
|
Con que a aquellos malvados damnaría, |
|
|
|
Las cadenas les pide. Dél al lado, |
|
|
|
De justicia otros jefes se admiraban, |
|
|
|
Que de participar en el cadalso |
2950 |
|
|
Del honor del primero, ardiendo en votos, |
|
|
|
Víctimas de la fe que al Rey juraron, |
|
|
|
De los tiranos tienden a los hierros, |
|
|
|
Sus generosas e inocentes manos. |
|
|
|
Vuelve ¡o Musa! a
contarme tantos nombres, |
2955 |
|
|
A la Francia tan caros, y héroes
tantos, |
|
|
|
A quienes oprimió licencia infame, |
|
|
|
Dígnate consagrar. El probo, el bravo |
|
|
|
De Thou, con Scarrón, y sus
colegas42 |
|
|
|
Molé y Bayoul también, con el
honrado |
2960 |
|
|
Potier, hombre el más justo y más
constante, |
|
|
|
Y tú ¡ilustre Longuéll!
tú, joven claro, |
|
|
|
En quien por abreviarte más la gloria |
|
|
|
De tan bello destino, se avanzaron |
|
|
|
La virtud, el espíritu, y la ciencia, |
2965 |
|
|
Al curso de los años ordinario. |
|
|
|
De tan dignos ministros de justicia, |
|
|
|
Todo aquel grave cuerpo, condenado, |
|
|
|
Al través de un vil pueblo, que le
insulta, |
|
|
|
Como en público triunfo van llevando |
2970 |
|
|
Al famoso castillo y espantable43, |
|
|
|
De la venganza alcázar, do mezclados |
|
|
|
Veces tantas hundir, gemir se han visto |
|
|
|
La inocencia y el crimen. El anciano |
|
|
|
Orden de nuestro reino, así
trastornan; |
2975 |
|
|
Del Estado la paz así turbaron |
|
|
|
De un golpe los rebeldes y facciosos. |
|
|
|
La Sorbona cayó. Ya no hay Senado... |
|
|
|
¿Más a que tal concurso y
alaridos? |
|
|
|
¿A qué esos instrumentos y
aparatos |
2980 |
|
|
Del infame suplicio de culpables? |
|
|
|
¿Quiénes son esos dignos
magistrados, |
|
|
|
Que manos de verdugos, a la tumba |
|
|
|
Por orden precipitan de tiranos? |
|
|
|
En París, las virtudes, el destino |
2985 |
|
|
De los crímenes sufren...
¡Desgraciados |
|
|
|
Brissón, Lachér, Tardif,
víctimas nobles!44 |
|
|
|
Tan afrentosa muerte, no ha manchado |
|
|
|
Vuestro honor generoso ¡Puros manes! |
|
|
|
No tenéis porque de ella avergonzaros. |
2990 |
|
|
Célebres para siempre vuestros
nombres, |
|
|
|
Viven en la memoria. En el cadalso |
|
|
|
Quien muere por su Rey, muere con
gloria45. |
|
|
|
En medio de los pérfidos
alzados, |
|
|
|
La Discordia, entretanto, se aplaudía |
2995 |
|
|
Del suceso feliz, que al fin lograron |
|
|
|
Sus sangrientos y bárbaros designios. |
|
|
|
Con aire satisfecho y sosegado, |
|
|
|
Su tranquila crueldad, fiera contempla |
|
|
|
De la guerra civil los crueles daños; |
3000 |
|
|
Y muy a su sabor, pasa revista |
|
|
|
Sobre un muro de sangre ya inundado, |
|
|
|
A los míseros pueblos, que en la
Francia |
|
|
|
Contra su Rey legítimo ligados; |
|
|
|
Y entre sí divididos y discordes, |
3005 |
|
|
Juego vienen a ser desventurado |
|
|
|
Del furor de contiendas intestinas, |
|
|
|
Y en tumulto interior y riesgo
extraño, |
|
|
|
De su turbado suelo y mustia patria |
|
|
|
La perdición fatal apresurando, |
3010 |
|
|
Por do quier no presentan más que
muertos, |
|
|
|
Carnicería, escombros, y fracasos. |
|
|
FIN DEL CANTO IV
|
|
Canto V
|
Apriétase vivamente a los sitiados. La Discordia excita
a Jacobo Clemente a salir de París, para asesinar al Rey.
Llama del profundo de los infiernos al Demonio del Fanatismo, que
dirige el parricidio. Sacrificio de los ligados a los
espíritus infernales. Enrique III es asesinado. Sentimientos
de Enrique IV. Este es reconocido Rey por el
Ejército.
|
|
Avanzáranse, en tanto, se aprestaran |
|
|
|
Las máquinas mortales, que en su seno, |
|
|
|
De los tercos rebeldes abrigaban |
3015 |
|
|
La fatal perdición; y por do quiera, |
|
|
|
Volando el hierro y fuego, que arrojaran |
|
|
|
Por bocas cien de bronce, con estruendo |
|
|
|
Sus murallas batían y aterraban. |
|
|
|
Ni de los Dez y seis
sañosas iras, |
3020 |
|
|
Ni la sagaz prudencia, que inspiraba |
|
|
|
Al astuto Mayenne, ni de un Pueblo |
|
|
|
Con insolencia alzado la arrogancia, |
|
|
|
Ni de escándalo llenos los discursos, |
|
|
|
Que de la ley Doctores divulgaran, |
3025 |
|
|
Otros contra Borbón débiles
menos |
|
|
|
Menos vanos auxilios ministraban. |
|
|
|
A agigantados pasos la victoria |
|
|
|
Del Héroe por las huellas se avanzaba. |
|
|
|
Sixto, Felipe, y Roma, por su parte, |
3030 |
|
|
Hórridos anatemas fulminaran: |
|
|
|
Roma, empero, por fin, dichosamente, |
|
|
|
De ser terrible al mundo ya dejara. |
|
|
|
Ya impotentes sus rayos, en el aire |
|
|
|
Con la razón chocando, se exhalaban. |
3035 |
|
|
Por otro lado, a un tiempo, la indolencia, |
|
|
|
La pesadez maligna y ordinaria |
|
|
|
Del vicio castellano, a los sitiados, |
|
|
|
Un urgente socorro retardaba. |
|
|
|
Errantes sus soldados por el Reino, |
3040 |
|
|
Sus ciudades, en tanto, desolaban, |
|
|
|
Sin que a París jamás socorro
dieran. |
|
|
|
El pérfido político esperaba, |
|
|
|
Que ya exhausto el Ligado, una conquista |
|
|
|
A su brazo ofreciese poco cara. |
3045 |
|
|
El peligroso apoyo, el lazo astuto |
|
|
|
De su falsa amistad, le preparaba |
|
|
|
En vez de un aliado un señor fiero, |
|
|
|
Cuando de un furibundo empresa infanda, |
|
|
|
Cambiar con mano aleve parecía |
3050 |
|
|
La suerte por un tiempo de la Francia. |
|
|
|
¡Tranquilos habitantes, que los muros |
|
|
|
De la ilustre París hoy circunvalan! |
|
|
|
Vosotros, que del Cielo merecisteis |
|
|
|
A la predilección, la insigne gracia |
3055 |
|
|
De nacer en más prósperas
edades, |
|
|
|
De perdonarme habréis, si aquí
empeñada, |
|
|
|
Renovase mi pluma a la memoria, |
|
|
|
La historia criminal, do negras llanas |
|
|
|
Ocupan vuestros padres seducidos. |
3060 |
|
|
De sus atrocidades feas manchas |
|
|
|
Sobre vos no recaen, no os denigran. |
|
|
|
Todas las cubre al fin, todas las lava |
|
|
|
Vuestro leal amor a vuestros Reyes. |
|
|
|
Procreado ha la Iglesia, en
eras varias, |
3065 |
|
|
Solitarios varones, que reunidos |
|
|
|
Bajo severas reglas, se miraban |
|
|
|
Cual en todo distintos y arredrados |
|
|
|
Del resto de los hombres, y en las aras |
|
|
|
Votos solemnizando rigurosos, |
3070 |
|
|
Al servicio de Dios se consagraran. |
|
|
|
Unos en soledades se sumían, |
|
|
|
Gozando de la paz profunda calma. |
|
|
|
En su ascética vida inaccesibles |
|
|
|
A atractivos del mundo y pompas vanas, |
3075 |
|
|
Celosos de un reposo dulce y blando |
|
|
|
Que robarles no pueden, de la humana |
|
|
|
Mundanal sociedad, que bien pudieran |
|
|
|
Útilmente servir, huyen las cargas. |
|
|
|
De ellos, otros no pocos, sus funciones |
3080 |
|
|
Haciendo de más pública
importancia, |
|
|
|
De la Iglesia a las cátedras subiendo, |
|
|
|
No poco la sirvieran e ilustraran: |
|
|
|
Pero bien prontamente, por desdicha, |
|
|
|
Embriagados e ilusos con el aura |
3085 |
|
|
Que sus talentos captan lisonjeros, |
|
|
|
En el siglo esparcidos, sus profanas |
|
|
|
Costumbres adquiriendo, no ignoraron |
|
|
|
De una sorda ambición arteras ansias, |
|
|
|
Y ya de sus intrigas y manejos |
3090 |
|
|
Más de un país a veces se
quejara. |
|
|
|
Así entre los mortales, el abuso |
|
|
|
Del más perfecto bien, en desgraciada |
|
|
|
Fatal fuente del mal llega a tornarle. |
|
|
|
Los que la vida y regla
profesaran |
3095 |
|
|
De Domingo en España, largo tiempo |
|
|
|
Viéranla florecer, y de la plaza |
|
|
|
Más obscura de empleos harto humildes, |
|
|
|
A los regios palacios de monarcas |
|
|
|
Remontada bien presto la miraron. |
3100 |
|
|
No con menos fervor, si limitada |
|
|
|
A influencia menor y poderío, |
|
|
|
Prosperó con respeto en nuestra
Patria, |
|
|
|
Asaz bien de los Reyes protegida |
|
|
|
Apacible, y al fin afortunada, |
3105 |
|
|
Si en su materno seno, por ventura, |
|
|
|
Nunca al traidor Clemente cobijara46. |
|
|
|
Desde edad juvenil, llevado
había |
|
|
|
Al retiro, Clemente, en que habitaba, |
|
|
|
Los tétricos accesos y fiereza |
3110 |
|
|
De una virtud selvaje y arriesgada. |
|
|
|
Feble, y crédulo simple, lleno siempre |
|
|
|
De devoción frenética e
insensata, |
|
|
|
Su espíritu sombrío, rudo y
triste, |
|
|
|
De la facción rebelde y desbordada |
3115 |
|
|
El torrente seguía. Sobre joven |
|
|
|
Vertiendo tan insano, en abundancia, |
|
|
|
La funesta Discordia el cruel veneno |
|
|
|
De su boca infernal, tanto le exalta, |
|
|
|
Que al pié de los altares prosternado, |
3120 |
|
|
Con criminales votos y plegarias, |
|
|
|
Cada día más túrbido y
ferviente, |
|
|
|
Los Cielos importuno fatigaba; |
|
|
|
Y aunque cubierto, dicen, y manchado |
|
|
|
De polvo y de ceniza, a Dios orara |
3125 |
|
|
Un día en esta horrible impía
forma. |
|
|
|
«¡Dios, que a tu
Iglesia vengas, y las tramas |
|
|
|
De opresores castigas y tiranos! |
|
|
|
¿Habrá de verse siempre, que
abismada |
|
|
|
De tus hijos la raza así consientas, |
3130 |
|
|
Y de un Rey que te insulta, que te ultraja, |
|
|
|
La sacrílega mano armando impura, |
|
|
|
El perjurio bendigas por su causa, |
|
|
|
Y el bárbaro homicidio favorezcas? |
|
|
|
Con dureza ¡Gran Dios! desmesurada, |
3135 |
|
|
Los rigores nos prueban de tu azote. |
|
|
|
Harto ya nos afligen y maltratan. |
|
|
|
Contra tus enemigos levantarte |
|
|
|
Dígnate ya Señor. Suspende,
aparta |
|
|
|
De nosotros la muerte y la miseria. |
3140 |
|
|
Líbranos de ese Rey, sobre la Francia |
|
|
|
En tu montada cólera arrojado, |
|
|
|
Y del airado Cielo el furor calma. |
|
|
|
Ven, Señor: y ante ti marchando venga |
|
|
|
Del Exterminador la horrenda espada. |
3145 |
|
|
Ten clemencia ¡mi Dios! Llega:
desciende: |
|
|
|
Ármate, y tus centellas inflamadas, |
|
|
|
A nuestra vista hieran, quemen, hundan |
|
|
|
Su sacrílega hueste. Ambos monarcas, |
|
|
|
Sus jefes y soldados, expirando, |
3150 |
|
|
Caigan cual hojas leves dispersadas |
|
|
|
A discreción del viento; y los
valientes |
|
|
|
Católicos, que lidian por tu causa, |
|
|
|
Salvos de tu justicia y tu clemencia |
|
|
|
Por el poder inmenso y virtud santa, |
3155 |
|
|
De ese ejército infiel sobre los
mismos |
|
|
|
Cadáveres sangrientos, de alabanza |
|
|
|
Eucarísticos himnos te
enderecen». |
|
|
|
Cruzando por los aires,
escuchaba |
|
|
|
Estos impíos ecos, la Discordia. |
3160 |
|
|
Recógelos al punto: entre ellos baja |
|
|
|
Del Tártaro a los lóbregos
imperios, |
|
|
|
De donde la maléfica no tarda |
|
|
|
En tornar, conduciendo de ellos todos |
|
|
|
Al más cruel azote y atroz plaga. |
3165 |
|
|
Llega ya: Fanatismo, horrible nombre, |
|
|
|
El tirano diabólico se llama. |
|
|
|
Hijo desnaturado de la misma |
|
|
|
Religión apacible dulce y mansa, |
|
|
|
Armado de ella en pro, su ruina intenta, |
3170 |
|
|
Y en su piadoso seno ya lograda |
|
|
|
Una incauta acogida, al mismo tiempo |
|
|
|
Que en sus brazos la estrecha, la desgarra. |
|
|
|
El fue, quien en Rabá,
sobre los bordes |
|
|
|
Condujo del Arnón, feroz guiaba |
3175 |
|
|
Del desgraciado Ammón los
descendientes |
|
|
|
Cuando a su Dios Moloc, toda bañada |
|
|
|
En lágrimas la madre, del hijuelo |
|
|
|
Palpitando ofrecía las
entrañas. |
|
|
|
El de Jephté dictando el duro voto, |
3180 |
|
|
Inhumano llevó la fiera daga |
|
|
|
De su hija al corazón. Él mismo ha
sido |
|
|
|
Quien en Aulida abriendo del cruel Calcas |
|
|
|
La despiedada boca, por su acento |
|
|
|
De Ifigenia la muerte audaz reclama. |
3185 |
|
|
Él, allá en lo sombrío de tus
selvas, |
|
|
|
Habitó largo tiempo ¡o antigua
Galia! |
|
|
|
De tus patrios aromas ha incensado |
|
|
|
De Teutatés la horrible Deidad vana. |
|
|
|
Tú quizá, todavía, no
olvidaste |
3190 |
|
|
Los sacros homicidios que en las aras |
|
|
|
De tus indignos Dioses, frecuentaron |
|
|
|
Los sanguinarios Druidas. En voz alta, |
|
|
|
Del Capitolio augusto allá en la
cumbre, |
|
|
|
Herid, a los Gentiles les gritaba, |
3195 |
|
|
Desgarrad y acabad a esos Cristianos. |
|
|
|
Más luego que abjurando las paganas, |
|
|
|
Y del Hijo de Dios la ley siguiendo, |
|
|
|
De Roma la cerviz le fue postrada, |
|
|
|
Del Capitolio hundido ya en cenizas, |
3200 |
|
|
A la triunfante Iglesia veloz pasa, |
|
|
|
Y su furor frenético inspirando |
|
|
|
En las devotas almas que infectara, |
|
|
|
Sus índoles, de mártires
piadosas |
|
|
|
Cambia en perseguidoras y tiranas. |
3205 |
|
|
La secta turbulenta formó en
Londres47, |
|
|
|
Que sobre un Rey imbécil mano armada |
|
|
|
Ensangrentar osó; y allá en
Lisboa, |
|
|
|
No menos que en Madrid, fiero atizaba48 |
|
|
|
Los solemnes braseros, do anualmente |
3210 |
|
|
Sacerdotes serenos arrojaran |
|
|
|
En magnífica pompa a los hebreos, |
|
|
|
En quienes la firmeza castigaban |
|
|
|
De no querer jamás de sus mayores |
|
|
|
El culto renegar y fe heredada. |
3215 |
|
|
En sus disfraces, de ornamentos
sacros |
|
|
|
De ministros del cielo se adornaba, |
|
|
|
Revestíase siempre: pero adopta |
|
|
|
Del Infierno, esta vez, en la morada |
|
|
|
De una noche eternal, la forma nueva |
3220 |
|
|
Que a su nuevo delito acomodaba. |
|
|
|
La Audacia y Artificio, los disfraces |
|
|
|
Con oportuno amaño le preparan. |
|
|
|
De Guisa, con el talle, toman luego |
|
|
|
Los rasgos, que a aquel héroe más
marcaban; |
3225 |
|
|
De aquel soberbio Guisa, en quien se viera |
|
|
|
Del Estado al tirano, y al monarca |
|
|
|
De su propio Señor, que en todos
tiempos, |
|
|
|
Y aun después de su muerte desastrada, |
|
|
|
Poderoso y terrible, de la guerra |
3230 |
|
|
A los horrores todos y desgracias |
|
|
|
Nuestra Francia inducía, y de los
suyos |
|
|
|
A ambiciosas empresas arrastraba. |
|
|
|
De un casco espantador arman su frente, |
|
|
|
Y empuñan en su mano lucia espada |
3235 |
|
|
Siempre a la muerte pronta. En su costado |
|
|
|
Las mortales heridas también graban, |
|
|
|
Con que a aquel jefe un día de
facciosos |
|
|
|
En la ciudad blesense asesinaran; |
|
|
|
Y por tales heridas de la sangre, |
3240 |
|
|
Que corría abundosa, la voz agria, |
|
|
|
Acusar a Valois aún parecía, |
|
|
|
Y reclamar sobre él cruda venganza. |
|
|
|
Tal el lúgubre fue ficto
aparato, |
|
|
|
Con que entre la amapola, que derrama |
3245 |
|
|
El dulce y blando sueño, y en el fondo |
|
|
|
Del lóbrego retiro de su estancia, |
|
|
|
Vino aquel disfrazado horrible espectro |
|
|
|
A traer a Clemente su embajada. |
|
|
|
De la fe religiosa el celo falso, |
3250 |
|
|
Que una encendida cólera inflamaba, |
|
|
|
Con la Superstición, su fiel amiga, |
|
|
|
Y la inquieta y maléfica
Cábala, |
|
|
|
Unidos en su guarda de continuo |
|
|
|
A Clemente asistían de su estancia |
3255 |
|
|
Velándole al cancel, por el que al
punto |
|
|
|
Al feroz Fanatismo dan entrada. |
|
|
|
Llega; y con voz altiva y majestuosa, |
|
|
|
«Dios tus votos acepta y tu demanda: |
|
|
|
¿Pero acaso, le dice, ni otro culto, |
3260 |
|
|
Ni otro incienso al Señor tu fe
consagra, |
|
|
|
Que un voto estéril y un perpetuo
llanto? |
|
|
|
Otras ofrendas más, son necesarias |
|
|
|
Al Dios que nuestra Liga ampara y sirve. |
|
|
|
Él exige de ti, de ti demanda |
3265 |
|
|
Lo mismo que le pides. Si allá un
tiempo, |
|
|
|
Para salvar Judith su nación cara, |
|
|
|
Lágrimas solo a Dios, solo clamores |
|
|
|
Consagrado le hubiera, si alarmada |
|
|
|
Por el mal de su pueblo, por sus días |
3270 |
|
|
Temblado a un tiempo hubiese, las murallas |
|
|
|
Abatir de Betulia Judith viera. |
|
|
|
He aquí, he aquí, Clemente, las
hazañas, |
|
|
|
Las sagradas empresas cuyo ejemplo, |
|
|
|
Cuyo digno valor y ofrenda grata |
3275 |
|
|
Debrías imitar... más ya, ya
miro |
|
|
|
Que te avergüenzas, si, de la tardanza. |
|
|
|
Vuela, pues; y tu mano, con la sangre |
|
|
|
Salvando del Ungido nuestra Patria, |
|
|
|
Vengue Roma, París, a mí, y al
mundo. |
3280 |
|
|
Por un asesinato vio segada |
|
|
|
Mi vida ese Valois. Vengada quede |
|
|
|
Por otro golpe igual su aleve saña. |
|
|
|
De asesino el vil nombre no te espante. |
|
|
|
En ti será, Clemente, virtud clara, |
3285 |
|
|
Lo que en Valois fue crimen. A quien venga |
|
|
|
La Iglesia, todo es justo. Entonces nada |
|
|
|
De malo tiene y cruel el homicidio. |
|
|
|
El Cielo lo autoriza ¡qué! lo
manda. |
|
|
|
Él por mi voz te intima, que tu brazo |
3290 |
|
|
Para dar ha elegido en su venganza |
|
|
|
Pronta muerte a Valois ¡Cuánta,
Jacobo, |
|
|
|
Cuánta tu dicha fuera, tu honra
cuanta, |
|
|
|
Si en seguida o de un golpe al mismo tiempo, |
|
|
|
Al tirano pudieses de la Francia |
3295 |
|
|
El Navarro juntar; si de ambos Reyes |
|
|
|
Tu Religión y Patria viendo salvas, |
|
|
|
Te pudiesen!... más no, no son
llegados |
|
|
|
Esos tiempos aún. Vida más
larga |
|
|
|
Disfrutar debe Enrique. El Dios, que
impío, |
3300 |
|
|
Que insolente persigue, reservada |
|
|
|
Al brazo de otro tiene tanta gloria. |
|
|
|
Tú, de este Dios celoso, que en mí
te habla, |
|
|
|
El gran designio cumple, y dél recibe |
|
|
|
El don que por mi mano te regala». |
3305 |
|
|
Al decir esto, ostenta y vibrar
hace |
|
|
|
Una daga brillante aquel fantasma, |
|
|
|
Que del Averno en aguas por el odio |
|
|
|
Fuera al intento bárbaro templada. |
|
|
|
Y el don fatal poniendo de Clemente |
3310 |
|
|
En la mano feroz, súbito escapa; |
|
|
|
Y en la infernal morada se rehunde. |
|
|
|
Del solitario joven
deslumbrada |
|
|
|
La gran facilidad, depositario |
|
|
|
De intereses del Cielo se juzgaba. |
3315 |
|
|
Besa el fatal presente con respeto. |
|
|
|
De rodillas hincado, sus plegarias |
|
|
|
Del Todo-poderoso el brazo imploran, |
|
|
|
Y del terrible monstruo que le hablara, |
|
|
|
Guiado del furor, con aire y tono |
3320 |
|
|
De santificación, se preparaba |
|
|
|
Al pérfido y horrendo regicidio. |
|
|
|
¡A cuanto error sujeto e
ilusión vana |
|
|
|
Está del hombre el ánimo!
Clemente, |
|
|
|
En horas y ocasión tan desdichadas, |
3325 |
|
|
De la paz disfrutaba más dichosa. |
|
|
|
A su espíritu iluso confortaba |
|
|
|
Aquella confianza leda y dulce, |
|
|
|
Que de los hombres justos en el alma, |
|
|
|
Afirman el candor y la inocencia. |
3330 |
|
|
Místicamente grave el furor marcha |
|
|
|
Del devoto traidor, bajos los ojos. |
|
|
|
Su sacrílego voto al Cielo alzaba. |
|
|
|
Su sosegada frente, marcas ciñen |
|
|
|
De una austera virtud, y la vil daga |
3335 |
|
|
Del parricida atroz cubre el cilicio. |
|
|
|
Seguros sus amigos de tan alta |
|
|
|
Tan celestial empresa, con mil flores, |
|
|
|
Que su celo fanático derrama |
|
|
|
Bajo sus pies, de aromas perfumando |
3340 |
|
|
El camino cubriendo por do pasa, |
|
|
|
A las puertas le guían, llenos todos |
|
|
|
De la veneración más pía y
santa. |
|
|
|
Sus designios bendicen: le reaniman: |
|
|
|
Instrúyenle, y por fin, su nombre
exaltan |
3345 |
|
|
Al número de tantos, como Roma |
|
|
|
En sus perpetuos fastos consagrara. |
|
|
|
De Francia el vengador, en altas voces, |
|
|
|
Con furioso entusiasmo le proclaman; |
|
|
|
Y ya con incensarios en las manos, |
3350 |
|
|
A invocarle propicio se adelantan. |
|
|
|
No transportados tanto ni fervientes, |
|
|
|
De la muerte solícitos con ansia, |
|
|
|
Los primeros cristianos, que de apoyo |
|
|
|
De la fe de sus padres se gloriaban, |
3355 |
|
|
Allá en más simples tiempos sus
hermanos |
|
|
|
Con placer al martirio acompañaran, |
|
|
|
Y de fin codiciando tan felice |
|
|
|
Las celestes dulzuras, de sus plantas |
|
|
|
Las venerables huellas tiernamente |
3360 |
|
|
Con mil devotas lágrimas besaban. |
|
|
|
El iluso, el fanático más
ciego, |
|
|
|
Ostentar, brillar hizo, veces varias, |
|
|
|
Un carácter igual al del cristiano |
|
|
|
Más cándido y sincero. De igual
gracia, |
3365 |
|
|
De igual valor entrambos pruebas dieron. |
|
|
|
Tiene el error sus mártires, sus
palmas. |
|
|
|
Sus héroes tiene el crimen, y sus
glorias. |
|
|
|
¡Cuán vanos de los hombres, en las
causas |
|
|
|
Del falso y veraz celo, son los fallos! |
3370 |
|
|
A los más grandes hombres se equiparan |
|
|
|
Muchas veces los más facinerosos. |
|
|
|
Cual zahorí Mayenne, que
las tramas |
|
|
|
Descubría más hondas, de la
Liga |
|
|
|
El maquinado golpe no ignoraba; |
3375 |
|
|
Ignorarlo, no obstante, astuto finge. |
|
|
|
Su sagaz artificio, que con maña, |
|
|
|
Del crimen horroroso asir el fruto, |
|
|
|
Más sin comprometerse meditara, |
|
|
|
Cauteloso procede, y con misterio, |
3380 |
|
|
Deja a los más facciosos, que en el
alma |
|
|
|
Del joven furibundo aliento inspiren. |
|
|
|
Mientras que de la Liga una vil
banda, |
|
|
|
Al traidor regicida, hasta las puertas |
|
|
|
De París conduciendo, fomentaba, |
3385 |
|
|
Los Dez y seis, a un tiempo deslumbrados, |
|
|
|
Con sacrílego esfuerzo proyectaran, |
|
|
|
De la empresa fatal sobre el suceso |
|
|
|
La suerte consultar ¡vana observancia! |
|
|
|
Curiosa allá en su tiempo Catalina, |
3390 |
|
|
Audazmente buscó la ciencia insana |
|
|
|
De arcanos tan odiosos. Cavilosa, |
|
|
|
Aprendiera a sabor, y profundara |
|
|
|
Un arte tan ridículo y sombrío, |
|
|
|
Tan sobrenatural, y veces tantas, |
3395 |
|
|
Tan quimérico, y siempre delincuente. |
|
|
|
Todo siguió su ejemplo, y desvariada |
|
|
|
La imbécil muchedumbre, de los vicios |
|
|
|
De las cortes secuaz ciega y esclava, |
|
|
|
Por lo maravilloso loca siempre, |
3400 |
|
|
Y de la novedad siempre encantada, |
|
|
|
A tan torpes pueriles impiedades, |
|
|
|
De tropel neciamente se librara49. |
|
|
|
Entre lóbregas sombras
de la noche, |
|
|
|
Bajo una oscura bóveda, llevaba |
3405 |
|
|
De la mano el Silencio enderezando |
|
|
|
A la Asamblea estólida en su marcha. |
|
|
|
Allá al pálido y lúgubre
reflejo |
|
|
|
De una mágica antorcha, una vil ara |
|
|
|
Sobre fúnebre tumba se erigiera, |
3410 |
|
|
Do con hondo rencor de ambos monarcas |
|
|
|
Los majestuosos bustos colocaron, |
|
|
|
De su terror objetos y su saña. |
|
|
|
Su sacrílega mano, al mismo tiempo, |
|
|
|
Sobre el sórdido altar mezclar osara, |
3415 |
|
|
A mil hórridos nombres infernales |
|
|
|
El sacro del Eterno, y ordenadas |
|
|
|
Sobre aquellas paredes tenebrosas, |
|
|
|
Pusiéranse también funestas
lanzas, |
|
|
|
Cuyas agudas puntas remojaron |
3420 |
|
|
De sangre en negros vasos; circunstancia |
|
|
|
Del sortilegio horrible amenazante. |
|
|
|
De este templo ministro se ostentaba |
|
|
|
Uno de esos hebreos, que proscritos |
|
|
|
Sobre la tierra ya, sin Rey ni Patria, |
3425 |
|
|
Ciudadanos del Orbe, de unos mares |
|
|
|
A los otros errantes, transportaran |
|
|
|
Su profunda miseria por el Mundo, |
|
|
|
Y de un cúmulo antiguo de
cábalas |
|
|
|
Y de supersticiones harto impías, |
3430 |
|
|
Ya tiempo largo había, que infestaban, |
|
|
|
Del Universo henchían las naciones. |
|
|
|
De tan vil sacerdote
colocada |
|
|
|
En contorno, y ardiendo en fieras iras, |
|
|
|
La junta de Ligados insensata, |
3435 |
|
|
Con destemplados gestos y clamores |
|
|
|
El torpe sacrificio comenzara. |
|
|
|
Su regicida brazo en sangre tiñen, |
|
|
|
Y a herir, sobre el altar, de Valois saltan |
|
|
|
Veloces y furiosos el costado. |
3440 |
|
|
Si con mayor temor, aún con más
rabia, |
|
|
|
Derriban a sus pies de Enrique el busto; |
|
|
|
Creyendo, que a sus furias fiel, volara |
|
|
|
A transmitir la muerte a los dos Reyes, |
|
|
|
La herida de su afrenta y de su lanza. |
3445 |
|
|
Junta, en tanto, el hebreo a
preces pías |
|
|
|
De la Iglesia, sacrílegas plegarias, |
|
|
|
Y entre la imprecación y la blasfemia, |
|
|
|
Invoca de consuno, con insania, |
|
|
|
El Infierno, los Cielos, Dios, sus Santos, |
3450 |
|
|
Los inmundos Espíritus, que vagan |
|
|
|
Y el Universo turban, de las nubes |
|
|
|
El rayo, y del Averno al fin las llamas. |
|
|
|
Tal en Gelboé fue un
día el sacrificio |
|
|
|
Que a infernales Deidades dedicara |
3455 |
|
|
La ilusa y furibunda Pitonisa |
|
|
|
De rapto en el momento, en que evocaba |
|
|
|
Delante un Rey feroz, el simulacro |
|
|
|
De Samuel espantoso. Así tronara |
|
|
|
De Samaria un tiempo en las alturas, |
3460 |
|
|
De Judá contra el pueblo, voz profana |
|
|
|
De los falsos profetas. De igual modo, |
|
|
|
Del inflexible Ateyo dura saña, |
|
|
|
Allá en Roma, y a nombre de sus
Dioses, |
|
|
|
Maldiciones de Craso echó a las armas. |
3465 |
|
|
A mágicos acentos del judío, |
|
|
|
Alcanzar temerarios esperaban |
|
|
|
Los Dez y seis, del Cielo la respuesta. |
|
|
|
Por tal medio forzarle maquinaran, |
|
|
|
A que ya de su suerte el velo alzase. |
3470 |
|
|
Para castigo el Cielo de su audacia, |
|
|
|
Escucharles queriendo, de natura |
|
|
|
El orden y las leyes cesar manda; |
|
|
|
Y de aquellas profundas mudas cuevas |
|
|
|
Un lúgubre murmullo se levanta. |
3475 |
|
|
Redoblados relámpagos, del seno |
|
|
|
De noche profundísima abortaran |
|
|
|
Día horrible y fugaz, que por momentos |
|
|
|
Trémulo renacía y expiraba. |
|
|
|
En medio de aquel fuego, y de una llama |
3480 |
|
|
De deslumbrante gloria, se aparece |
|
|
|
A sus ojos Enrique, de la ufana |
|
|
|
Victoria sobre un carro. Su serena |
|
|
|
Noble frente laureles coronaban, |
|
|
|
Y el cetro de los Reyes en su mano |
3485 |
|
|
Majestuosa, magnífico brillaba. |
|
|
|
Parten de un trueno súbito centellas, |
|
|
|
Que el aire encienden, el altar abrasan, |
|
|
|
Y envuelto entre mil llamas, cae y se hunde |
|
|
|
De la tierra en el seno. Tiemblan, pasman |
3490 |
|
|
Los Dez y seis, absortos y perdidos. |
|
|
|
Del hebreo de horror se abisma el alma, |
|
|
|
Y a esconder huyen todos en tinieblas, |
|
|
|
El crimen y terror, que les acaba. |
|
|
|
Aquel trueno, aquel ruido, y
aquel fuego, |
3495 |
|
|
Con espanto la pérdida anunciaban |
|
|
|
De Valois, infalible. Dios, sus días |
|
|
|
Del alto de su trono ya contara. |
|
|
|
Lejos dél retirando sus auxilios, |
|
|
|
Impaciente la muerte, ya esperaba |
3500 |
|
|
Su destinada víctima; y el Cielo, |
|
|
|
Por perder a Valois, y en su venganza, |
|
|
|
Justiciero permite un alto crimen. |
|
|
|
Clemente, sin pavor, a su Real marcha: |
|
|
|
Llega a su pabellón: pide su
audiencia, |
3505 |
|
|
Y entre tanto, el hipócrita propala, |
|
|
|
Que a aquel lugar por Dios es conducido, |
|
|
|
Donde de la diadema soberana |
|
|
|
A restaurar venia sacros fueros, |
|
|
|
Y a revelar arcanos, que importaban |
3510 |
|
|
Altamente a su Rey. Por largo espacio |
|
|
|
Se vacila; le observan; se le indaga; |
|
|
|
Un funesto misterio se recela |
|
|
|
Bajo su hábito oculto. Sin alarma, |
|
|
|
Severo examen sufre. Satisface |
3515 |
|
|
Con simple calma a todo; finge;
engaña; |
|
|
|
Cada cual la verdad ve en sus discursos, |
|
|
|
Y a los ojos del Rey, al fin, su guardia |
|
|
|
Llega ya sin recelo a presentarle. |
|
|
|
Al devoto traidor, no
sobresalta |
3520 |
|
|
De regia majestad la faz augusta. |
|
|
|
A sus pies su rodilla prosternada, |
|
|
|
Con tranquilo y humilde continente, |
|
|
|
El punto de su golpe atento marca; |
|
|
|
Y la diestra mentira, que su labio |
3525 |
|
|
Para empresa tan pérfida ensayara, |
|
|
|
Esta insidiosa arenga en aquel trance |
|
|
|
A Clemente dictó. «Sufrid, así
habla, |
|
|
|
¡O Gran Rey! que mi voz tímida y
débil, |
|
|
|
Al poderoso Dios de las batallas, |
3530 |
|
|
Por quien los Reyes reinan, se enderece. |
|
|
|
Permitid, que ante todo, aquí
humillada |
|
|
|
Le ensalce el alma mía por los dones, |
|
|
|
De que a colmaros va la mano grata |
|
|
|
De su excelsa justicia. De enemigos |
3535 |
|
|
Entre el número inmenso, que se alzara |
|
|
|
Contra vos, generosos y constantes, |
|
|
|
Impávidos, Señor, fe grande os
guardan |
|
|
|
El virtuoso Potier, con quien ligado |
|
|
|
El prudente Villroá se
conformaba50, |
3540 |
|
|
Y Harley, el gran Harley, de cuyo celo |
|
|
|
La ardiente intrepidez, la virtud rara, |
|
|
|
Fue siempre al pueblo infiel tan formidable. |
|
|
|
Todos, del fondo oscuro, en que moraban |
|
|
|
De su estrecha prisión entre cadenas, |
3545 |
|
|
Los ánimos reúnen: juntan,
calman |
|
|
|
Todos vuestros vasallos, y confunden |
|
|
|
Los de la Liga todos. Miras sabias |
|
|
|
De aquel Dios, que, tal vez por humil mano |
|
|
|
Llevar se digna al fin empresas altas, |
3550 |
|
|
Desdeñando entendidos y potentes, |
|
|
|
Hasta el virtuoso Harley guió mi
planta; |
|
|
|
Y de sus luces lleno, y por un labio |
|
|
|
Instruido tan fiel, del celo en alas, |
|
|
|
En busca de mi Rey volando llego |
3555 |
|
|
A entregaros, Señor, aquesta carta, |
|
|
|
Que el presidente Harley a mi leal mano, |
|
|
|
Poco ha para vos de fiar acaba». |
|
|
|
A recibirla incauto se
apresura |
|
|
|
El infeliz Valois, quien por mudanza |
3560 |
|
|
Tan rápida, los cielos
bendecía. |
|
|
|
«¿Cuando podré, le dice, ley,
fe tanta |
|
|
|
Recompensar, pagar tu buen servicio |
|
|
|
De mi justicia a gusto?». A estas
palabras, |
|
|
|
Los brazos le tendía, en cuyo
instante, |
3565 |
|
|
Su asesino puñal el monstruo arranca, |
|
|
|
Y descargando el golpe, en el costado |
|
|
|
Con repentina furia se lo clava. |
|
|
|
Sangre arroya; se asombran: corren: gritan: |
|
|
|
Mil brazos en un punto se levantan |
3570 |
|
|
A castigar del Rey el alevoso, |
|
|
|
Quien, sin bajar los ojos, los miraba, |
|
|
|
A todos con desden. Del regicidio |
|
|
|
Vanaglorioso, y quito con su patria, |
|
|
|
De rodillas la muerte aguarda en premio; |
3575 |
|
|
Y en la fiel y tranquila seguranza |
|
|
|
De ser de Roma y Francia un santo apoyo, |
|
|
|
Las puertas del Empíreo ver ya francas |
|
|
|
Para acogerle en triunfo, se imagina. |
|
|
|
Del martirio a su Dios la ilustre palma |
3580 |
|
|
Pidiéndole, al caer, los mismos golpes |
|
|
|
De que expira, bendice como gracias. |
|
|
|
¡Terrible ceguedad, ilusión
fiera, |
|
|
|
Digna a un tiempo de lástima y de
saña! |
|
|
|
De la muerte del Rey menos culpable |
3585 |
|
|
Que la turba, tal vez, desaforada |
|
|
|
De los sacros Doctores, que enemigos |
|
|
|
Tan viles cuanto aleves del monarca, |
|
|
|
Por su labio, de máximas funestas |
|
|
|
La ponzoña vertiendo sobre el alma |
3590 |
|
|
De un iracundo joven solitario, |
|
|
|
Dejó su mente débil extraviada. |
|
|
|
Ya al infeliz Valois su final
hora |
|
|
|
La mortífera herida le cercaba. |
|
|
|
Ya anublados sus ojos, solamente |
3595 |
|
|
De luz un débil resto divisaban. |
|
|
|
De aflicción con suspiros y lamentos, |
|
|
|
Sus cortesanos todos le cercaran; |
|
|
|
Y aunque en secreto allá por sus
designios, |
|
|
|
Discordes entre sí, se concertaban |
3600 |
|
|
En el lúgubre tono de su llanto; |
|
|
|
Y todos, a una voz, ayes exhalan |
|
|
|
De dolor, ora falso, ora sincero. |
|
|
|
Aquí el uno, a quien dulces esperanzas |
|
|
|
De la pronta mejora de destino, |
3605 |
|
|
Que un nuevo orden le ofrece, lisonjeaba, |
|
|
|
Débilmente en su pecho se
afligía |
|
|
|
Del peligro mortal de su monarca. |
|
|
|
Y allí el otro, que embarga un servil
miedo |
|
|
|
De arriesgar su interés, solo lloraba |
3610 |
|
|
En lugar del monarca, su fortuna. |
|
|
|
Entre el rumor confuso de afectadas |
|
|
|
O ingenuas erupciones de tal duelo, |
|
|
|
¡Vos, Enrique! lloráis;
lágrimas sanas |
|
|
|
Vertéis del corazón. Vuestro
enemigo |
3615 |
|
|
Fuera un tiempo, es verdad; más ¿que
importaba? |
|
|
|
Sensibles corazones, como el vuestro, |
|
|
|
En tan horribles puntos de desgracia, |
|
|
|
Fácilmente se afectan y enternecen. |
|
|
|
No de antiguos agravios se acordaba, |
3620 |
|
|
Sino de su amistad el gran Enrique: |
|
|
|
Del Héroe generoso las ventajas |
|
|
|
En balde con su lástima allí
luchan; |
|
|
|
Y que un diadema el Rey le traspasaba |
|
|
|
Por su muerte, a sí mismo se
escondía. |
3625 |
|
|
Por un final esfuerzo, una
mirada |
|
|
|
De sus lánguidos ya pesados ojos, |
|
|
|
Que la muerte a cerrar se apresuraba, |
|
|
|
Tiende Valois y clava sobre Enrique; |
|
|
|
Y con trémula mano, cuasi helada, |
3630 |
|
|
La del Héroe tocando victoriosa, |
|
|
|
«Contén lágrimas, dice, pena
tanta. |
|
|
|
El Universo, amigo, habrá, indignado, |
|
|
|
De lamentar la muerte a tu Rey dada. |
|
|
|
Tú, combate, ¡Borbón!
Véngame, y reina. |
3635 |
|
|
Yo muero ¡caro hermano! Entre
borrascas, |
|
|
|
Sentado ya te dejo sobre escollo, |
|
|
|
Que cubierto, aunque altivo, todo se halla |
|
|
|
De mis tristes despojos y naufragios. |
|
|
|
Ya te espera mi trono. Herencia es clara |
3640 |
|
|
De tu sangre, Borbón. Manos le gocen, |
|
|
|
Que defendido le han. Nunca olvidada |
|
|
|
Dejarás la verdad, de que le cerca |
|
|
|
En todo tiempo el rayo. Cuando se alzan |
|
|
|
Al trono tus virtudes, a Dios teme, |
3645 |
|
|
Que es quien al trono, Enrique, te levanta; |
|
|
|
Y del culpable dogma, que aún
profesas, |
|
|
|
Desengañado, al fin, puedan sus aras |
|
|
|
Restablecer tus manos y su culto. |
|
|
|
A Dios. Reina felice; y de tu guardia |
3650 |
|
|
Ángel más poderoso salvar
quiera, |
|
|
|
Tus días de otra vil aleve daga. |
|
|
|
De la Liga conoces la cruel furia; |
|
|
|
Ella el rayo, que a mí de herirme
acaba, |
|
|
|
Odiosa a nuestro nombre, que algún
día |
3655 |
|
|
Hasta ti vuele eléctrico, prepara. |
|
|
|
Quizá, Enrique, y no tarde, alguna
mano |
|
|
|
Más injusta, más bárbara, e
inhumana... |
|
|
|
Virtud tan singular ¡O justo Cielo! |
|
|
|
Perdonad, permitid...». A estas
palabras, |
3660 |
|
|
Sobre su fría frente inexorable |
|
|
|
Cae, y su suerte ya fija la Parca. |
|
|
|
De su muerte al estruendo,
París todo, |
|
|
|
A transportes odiosos se entregara, |
|
|
|
De un delincuente júbilo embriagado. |
3665 |
|
|
Mil gritos de victoria al aire lanza. |
|
|
|
Cesaron los trabajos. De los templos |
|
|
|
Las puertas por do quier se observan francas. |
|
|
|
Habitantes estólidos, sus frentes |
|
|
|
De floridas guirnaldas coronadas, |
3670 |
|
|
Al regicidio infame aniversarios |
|
|
|
Perpetuos y magníficos consagran. |
|
|
|
Borbón, no es ya a sus ojos más que
un Héroe |
|
|
|
Sin apoyo y poder, por quien estaban |
|
|
|
Su ardor solo y su gloria; más
¿podría |
3675 |
|
|
Resistir a la Liga ya afirmada, |
|
|
|
De la Iglesia al enojo, y sus funestos |
|
|
|
Y tremebundos rayos, de la España |
|
|
|
Al enemigo auxilio formidable, |
|
|
|
Y en fin, del Nuevo-mundo a esa su plata |
3680 |
|
|
De mayor poderío y de más
fuerza? |
|
|
|
Ya guerreros no pocos, que abrigaban |
|
|
|
Una infausta política en su pecho, |
|
|
|
Más malos ciudadanos, por desgracia, |
|
|
|
Que celosos católicos, tapando |
3685 |
|
|
De escrúpulos con velo sus privadas |
|
|
|
Ambiciosas hipócritas intrigas, |
|
|
|
De Enrique el campo dejan, y separan |
|
|
|
Del pendón de Calvino sus banderas: |
|
|
|
Pero inflamando al resto más honrada |
3690 |
|
|
Conciencia y fiel valor, su celo dobla |
|
|
|
De sus reyes la justa y noble causa. |
|
|
|
Estos a prueba amigos, estos fuertes |
|
|
|
Generosos guerreros, que guiara |
|
|
|
Ya de muy largo tiempo la Victoria, |
3695 |
|
|
Del imperio francés, que vacilaba, |
|
|
|
Al legítimo dueño reconocen, |
|
|
|
Y el campo todo unido, que probara |
|
|
|
La dignidad de Enrique para el cetro, |
|
|
|
De Francia, en alta voz, Rey le proclama. |
3700 |
|
|
Los Civrís y De Aumonts, bravos
caudillos, |
|
|
|
Leales caballeros, que acompañan |
|
|
|
Los grandes Montmorencis, los Crillones, |
|
|
|
Y los Saussis, su fe le dan sagrada |
|
|
|
De seguirle del uno al otro polo. |
3705 |
|
|
Para el campo más bien que para el
aula |
|
|
|
Formados sus espíritus, constantes, |
|
|
|
A su Dios y su Príncipe fe guardan, |
|
|
|
Y al hablar el honor, tras él
corrían. |
|
|
|
«Mis amigos,
Borbón así les habla, |
3710 |
|
|
Vos, los varones sois, cuya fiel mano, |
|
|
|
De héroes cien de mi sangre, a mi sien
ata |
|
|
|
La heredada corona. Eso de Pares, |
|
|
|
Esa celeste Ampolla, y esa sacra |
|
|
|
Regia inauguración, pompas del trono, |
3715 |
|
|
No los derechos son. Sobre una adarga |
|
|
|
Vuestros reyes se vieron primitivos, |
|
|
|
De vuestros nobles padres la fe santa |
|
|
|
Recibir de los pleitos homenajes. |
|
|
|
De la Victoria el campo, sea el ara, |
3720 |
|
|
Do vuestras justas y triunfantes manos, |
|
|
|
A las naciones den dignos monarcas». |
|
|
|
Esto dijo: y bien presto se
apresura |
|
|
|
El trono a merecer, y fe jurada |
|
|
|
Por tan bravos e ilustres campeones, |
3725 |
|
|
A su frente marchando a las batallas. |
|
|
FIN DEL CANTO V
|
|
Canto VI
|
Después de la muerte de Enrique III los estados de la
Liga se juntan en París para elegir Rey. Mientras ellos se
ocupan en deliberaciones, Enrique IV da un asalto a la ciudad.
Disuélvese la Asamblea de los estados. Sus miembros van a
combatir sobre la muralla. Descripción de este combate.
Aparición de S. Luis a Enrique IV.
|
|
Sacro y antiguo fuero es en la Francia, |
|
|
|
Que siempre que la muerte sobre el trono |
|
|
|
Inexorable extienda su guadaña, |
|
|
|
Y de la augusta sangre de sus Reyes, |
3730 |
|
|
Tan preciosa a los pueblos y tan cara, |
|
|
|
En su postrer canal llegue a mirarse |
|
|
|
Agotada la fuente, en sus ancianas |
|
|
|
Primitivas franquezas y derechos |
|
|
|
La Nación quede al punto reintegrada, |
3735 |
|
|
Pueda un jefe elegir, mudar sus leyes. |
|
|
|
Órganos los estados de la patria, |
|
|
|
Nombran entonces Rey, y libre dejan |
|
|
|
Tal vez su potestad o limitada. |
|
|
|
Así de nuestros padres, allá un
día, |
3740 |
|
|
Soberanos decretos, a la plaza |
|
|
|
De Carlomagno regia, remontaron |
|
|
|
De los Capetos la reinante rama. |
|
|
|
En su ciego delirio la audaz Liga, |
|
|
|
Inquieta osó llamar y temeraria, |
3745 |
|
|
De estos patrios estados a congreso, |
|
|
|
Derechos entendiendo que alcanzara, |
|
|
|
Por un abominable asesinato, |
|
|
|
De elegirse su Rey, variar su raza, |
|
|
|
Y el Estado cambiar. De esta manera, |
3750 |
|
|
Excluir a Borbón más bien
pensaba |
|
|
|
De un trono imaginario al fuerte abrigo, |
|
|
|
Y entretener mejor así engañada |
|
|
|
La estolidez del vulgo. Presumía, |
|
|
|
Que los designios todos de sus tramas |
3755 |
|
|
Conciliaría un Rey, y que sus fueros |
|
|
|
Una sanción más sólida
lograran |
|
|
|
Bajo tan sacro nombre, siendo mucho, |
|
|
|
Por más que injusta fuera y
tumultaria, |
|
|
|
Que de un Rey la elección hecha
quedase; |
3760 |
|
|
Pues fuese al fin quien fuese, suspiraba |
|
|
|
Por un dueño el Francés, y un Rey
quería. |
|
|
|
Del famoso congreso a la
asonada, |
|
|
|
Con estrépito acuden velozmente |
|
|
|
Todos aquellos jefes, que obstinara |
3765 |
|
|
Y un loco y fiero orgullo conducía. |
|
|
|
Los Nemours y Lorenas, de la España |
|
|
|
Con el embajador, de Roma el nuncio, |
|
|
|
Y un furibundo clero, al Louvre marchan, |
|
|
|
Con su nueva elección, de nuestros
reyes |
3770 |
|
|
Los manes a insultar. El lujo, infausta |
|
|
|
Producción de las públicas
miserias, |
|
|
|
La asamblea tiránica prepara |
|
|
|
Con ruidoso esplendor. No aparecían |
|
|
|
Allí los grandes príncipes. No
estaban |
3775 |
|
|
Los señores en ella más
notables, |
|
|
|
Que del sublime estado y sangre clara |
|
|
|
De nuestros rancios pares, majestuosos |
|
|
|
Potentes sucesores, del monarca |
|
|
|
Sentados a la par y en otros tiempos |
3780 |
|
|
Del Reino natos jueces, de tan alta |
|
|
|
Dignidad y poder, ya caducado, |
|
|
|
Aun rastros y reliquias blasonaban. |
|
|
|
De nuestros respetables parlamentos |
|
|
|
Los sabios diputados allí faltan, |
3785 |
|
|
Que nuestras ya harto febles Libertades, |
|
|
|
Con valor defendiesen y constancia. |
|
|
|
De las Lises allí ya el aparato, |
|
|
|
La insignia no se ve tan ordinaria. |
|
|
|
De un extranjero fausto todo absorto |
3790 |
|
|
Se mira al Louvre ya. De honor preparan |
|
|
|
Al legado de Roma cierta silla. |
|
|
|
Cerca dél a Mayenne se levanta |
|
|
|
Magnífico dosel. Bajo él, con
pasmo, |
|
|
|
Grabadas lee el concurso estas palabras. |
3795 |
|
|
«Príncipes que juzgáis sobre
la tierra, |
|
|
|
Cuya culpable mano, con audacia |
|
|
|
Emprendiéndolo todo, nada ahorra, |
|
|
|
De Valois en la muerte desastrada |
|
|
|
A reinar aprended a lo adelante». |
3800 |
|
|
Ya se juntan al fin; ya entre
cábalas |
|
|
|
Con infernales gritos, bandos varios, |
|
|
|
Retumbar del congreso hacen la estancia: |
|
|
|
Ya del error la venda ciega a todos; |
|
|
|
Y ya cierto ambicioso, de las gracias |
3805 |
|
|
De Roma esclavo vil, a su legado |
|
|
|
Lisonjas dirigiéndole, declama; |
|
|
|
Que llegado era el tiempo, en que las lises |
|
|
|
Rastrasen con terror bajo la tiara. |
|
|
|
Que en París al instante se erigiese |
3810 |
|
|
El tribunal sangriento, cuya planta, |
|
|
|
Invención era digna y monumento |
|
|
|
Del poder monacal; que allá aceptara |
|
|
|
El Español, y él mismo ya
detesta; |
|
|
|
Que las aras vengando, las ultraja; |
3815 |
|
|
Que de sangre cubierto, y circundado |
|
|
|
De tormentos, de afrentas y de llamas, |
|
|
|
Quema, infama y degüella a los
mortales51 |
|
|
|
Con los sagrados filos de su espada; |
|
|
|
Como si aún tocásemos la
horrible |
3820 |
|
|
La deplorable edad, en que adoraba |
|
|
|
Unos Dioses la tierra inexorables, |
|
|
|
Y a quienes sacerdotes de inhumanas |
|
|
|
Imposturas autores aún más
fieros, |
|
|
|
De aplacar tantas veces se jactaban |
3825 |
|
|
Con la inocente sangre de los hombres. |
|
|
|
De la España
también, otra vil alma, |
|
|
|
Por el oro comprada y corrompida, |
|
|
|
Con avaricia pérfida, su patria |
|
|
|
Al Íbero vender y entregar quiere, |
3830 |
|
|
A aquel Íbero mismo, a quien odiaba. |
|
|
|
Más ya de un poderoso y
fuerte bando |
|
|
|
Unánimes sufragios, en voz alta, |
|
|
|
De nuestros viejos reyes sobre el trono, |
|
|
|
Al caudillo Mayenne colocara. |
3835 |
|
|
Solo un sacro dictado y un carácter, |
|
|
|
Un título tan solo le faltaba |
|
|
|
A su vasto poder. De osados votos |
|
|
|
Orgullosas y altivas esperanzas, |
|
|
|
En el profundo arcano de su pecho |
3840 |
|
|
A placer se nutrieran, se cebaran, |
|
|
|
Y en el supremo honor tan peligroso |
|
|
|
Del gran nombre de Rey, se saboreaban. |
|
|
|
A tal resolución, súbitamente |
|
|
|
Levántase Potier, y la palabra52 |
3845 |
|
|
Para hablar al congreso grave pide. |
|
|
|
La rígida virtud, sola formaba |
|
|
|
Su terrible elocuencia. En unos días |
|
|
|
Del crimen tan infectos, se admirara |
|
|
|
Siempre justo a Potier, siempre por tanto |
3850 |
|
|
Respetado y temido. Veces varias, |
|
|
|
Con varonil constancia la licencia |
|
|
|
Reprimir se le viera de su saña; |
|
|
|
Y sobre ellos intacta conservando |
|
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|
Su antigua autoridad, mostrar lograra |
3855 |
|
|
Su error impunemente y su injusticia. |
|
|
|
Al levantar su voz, murmullos se alzan: |
|
|
|
Apresúranse a oírle; le rodean; |
|
|
|
Y al silencio, escuchándole su plaza |
|
|
|
Cede el motín ruidoso. Así en la
nave |
3860 |
|
|
Que agitaron las olas, acallada |
|
|
|
Del marinero ya la gritería, |
|
|
|
Que los aires hiriendo horrorizaba, |
|
|
|
Sólo el corte se siente de la proa, |
|
|
|
Que espumante, y en próspera bonanza, |
3865 |
|
|
Un mar surca calmoso y obediente; |
|
|
|
Así Potier, dictando leyes sabias, |
|
|
|
Como un justo entre el pueblo
aparecía, |
|
|
|
Y a su voz el tumulto mudo estaba. |
|
|
|
«Vos destináis,
les dice, el de Mayenne |
3870 |
|
|
Al puesto soberano. Vuestra falta |
|
|
|
Reconozco y la escuso a un tiempo mismo. |
|
|
|
Virtudes en Mayenne así resaltan, |
|
|
|
Que nunca por demás serán
queridas. |
|
|
|
Yo propio le eligiera, si juzgara |
3875 |
|
|
Que elegirle podía; más
nosotros |
|
|
|
Ley tenemos; debemos observarla; |
|
|
|
Y ese héroe tan insigne, si el imperio |
|
|
|
Pretende, de él indigno se
declara». |
|
|
|
Con todo el aparato, en este
punto, |
3880 |
|
|
Y la brillante corte de un monarca, |
|
|
|
Entra Mayenne ya. Potier le mira |
|
|
|
Sin leve inmutación. «Sí; la
palabra |
|
|
|
En tono del valor más noble lleno, |
|
|
|
Vuelve a tomar, «Sí, príncipe.
No osara |
3885 |
|
|
Dirigiros mi voz contra vos propio, |
|
|
|
En nuestro pro común y de la patria, |
|
|
|
Si menos para ello os estimase. |
|
|
|
En vano antiguos fueros se proclaman |
|
|
|
Para elegir hoy Rey. Restan Borbones |
3890 |
|
|
Que el trono ocupar deban de la Francia. |
|
|
|
Nacer os hizo Dios harto bien cerca |
|
|
|
Del augusto lugar de su real rama, |
|
|
|
Sólo para con gloria sostenerle, |
|
|
|
Y no para usurparle con infamia. |
3895 |
|
|
Desde el sombrío seno de los muertos, |
|
|
|
Ya ¡esclarecido príncipe! ya
nada |
|
|
|
Que reclamar le queda al grande Guisa. |
|
|
|
Sangre, que ya corrió de su monarca, |
|
|
|
Muy bien a sus cenizas bastar debe. |
3900 |
|
|
Si el murió por un crimen, bien
vengada |
|
|
|
Su muerte lo fue ya por otro crimen. |
|
|
|
Tomad con el Estado la mudanza, |
|
|
|
Que al Cielo plugo dar. Tan justo enojo |
|
|
|
Fine ya con Valois y su desgracia, |
3905 |
|
|
Puesto que por Borbón no fue la sangre |
|
|
|
De Guisa vuestro hermano derramada. |
|
|
|
El Cielo, el justo Cielo, que oficioso |
|
|
|
Tanto os honra a los dos, tanto os halaga, |
|
|
|
Para haceros eternos enemigos |
3910 |
|
|
Os dio a entrambos virtudes demasiadas; |
|
|
|
Mas yo el murmullo escucho; sonar oigo |
|
|
|
De ese pueblo los gritos, que propalan |
|
|
|
De hereje y de relapso horribles motes. |
|
|
|
De nuestros sacerdotes transportada |
3915 |
|
|
Observo la piedad. Su falso celo |
|
|
|
Viendo estoy, que empuñando mortal
daga... |
|
|
|
Deteneos, y oídme ¡Desgraciados! |
|
|
|
¿Cuál es la ley, ejemplo, o infernal
rabia, |
|
|
|
Que vuestros homenajes al Ungido |
3920 |
|
|
Del Señor, así estorba y
arrebata? |
|
|
|
¡Qué! ¿De San Luis el hijo,
por ventura, |
|
|
|
A sus votos perjuro, se propasa |
|
|
|
A hundir o desquiciar los fundamentos, |
|
|
|
Do nuestro eterno altar se apoya y alza? |
3925 |
|
|
¿Al pie no pide dél, que se le
instruya? |
|
|
|
Él las leyes sanciona, observa y ama, |
|
|
|
Cuyo imperio insultáis vosotros
mismos. |
|
|
|
Él, sabe entre las sectas más
contrarias |
|
|
|
Las virtudes honrar. Él, vuestro culto |
3930 |
|
|
Igualmente respeta, y aun las faltas, |
|
|
|
Y aun los abusos vuestros, al Dios vivo, |
|
|
|
Cuyos ojos del hombre el fondo calan, |
|
|
|
El divino poder y los derechos, |
|
|
|
Que vuestro error se arroga o vuestra audacia |
3935 |
|
|
De juzgar las conciencias, reservando. |
|
|
|
De regiros cual Padre y cual Rey trata; |
|
|
|
Y aun cual mejor cristiano que vosotros, |
|
|
|
A perdonaros viene. Todo se halla |
|
|
|
En libertad con él ¿Y él
solamente |
3940 |
|
|
Ser libre no podría? ¿Qué
ordenanza, |
|
|
|
Qué ley pudo, o qué fuero
constituiros |
|
|
|
De vuestro Rey jueces? ¡Turba airada |
|
|
|
De pastores infieles! ¡Sediciosos |
|
|
|
Indignos ciudadanos! cuán lejana |
3945 |
|
|
Se ve vuestra conducta, cuán ninguna |
|
|
|
Vuestra conformidad y semejanza, |
|
|
|
De la edad primitiva a los cristianos, |
|
|
|
Que en medio del desprecio, con que odiaban |
|
|
|
De yeso y de metal ficticios dioses, |
3950 |
|
|
Sin murmurar jamás, en paz llevaran |
|
|
|
De príncipes idólatras el yugo; |
|
|
|
Con sufrimiento heroico y constancia, |
|
|
|
Sin quejarse jamás ruidosamente, |
|
|
|
Entre horribles suplicios dan el alma; |
3955 |
|
|
Y de heridas y sangre llenos todos, |
|
|
|
A sus mismos verdugos perdonaban, |
|
|
|
Los atroces martirios bendecían! |
|
|
|
Estos, a Cristo solos imitaran: |
|
|
|
Verdaderos secuaces eran suyos: |
3960 |
|
|
Mi razón, estos solos, otros no halla. |
|
|
|
Ellos morir solían por sus reyes, |
|
|
|
Y vosotros, ¡Franceses! con insania |
|
|
|
Asesináis los vuestros. Si al Dios
justo, |
|
|
|
Cuyo implacable celo tanto exalta |
3965 |
|
|
Vuestra imaginación, place el castigo, |
|
|
|
La sangrienta venganza tanto agrada, |
|
|
|
Sois, en primer lugar, sí, sois
vosotros |
|
|
|
¡Bárbaros! de quien tiene que
tomarla». |
|
|
|
Nadie a un discurso osó
tan arrojado |
3970 |
|
|
Dirigir su respuesta. Se quedaran |
|
|
|
Al escucharlo todos confundidos. |
|
|
|
Heridas reconocen sus entrañas |
|
|
|
De los dardos, que en él, tan
libremente |
|
|
|
El ardiente orador les asestara, |
3975 |
|
|
Fuertes en demasía y penetrantes. |
|
|
|
Resistían en balde, desechaban |
|
|
|
En vano de su pecho, ardiendo en iras, |
|
|
|
El interno terror con que amilana |
|
|
|
La verdad al malvado; y el despecho |
3980 |
|
|
Revolvían y el miedo, y agitaban |
|
|
|
Su oculto pensamiento, cuando al Cielo, |
|
|
|
Mil voces de repente remontadas, |
|
|
|
Resonar hacen ya por todas partes, |
|
|
|
Entre un confuso ruido estas palabras. |
3985 |
|
|
«Al arma compañeros, sino somos |
|
|
|
Perdidos sin remedio, al arma; al
arma». |
|
|
|
Ya del alzado polvo espesas
nubes, |
|
|
|
Del sol la clara luz turban y empañan. |
|
|
|
De alarmantes clarines y tambores |
3990 |
|
|
El estruendo marcial, de horror llenaba, |
|
|
|
Cual precursor acento de la muerte; |
|
|
|
No de distinto modo, que escapadas |
|
|
|
De las cuevas del Norte por la tierra, |
|
|
|
Precedidas de vientos en su marcha, |
3995 |
|
|
Y del trueno seguidas, de los aires |
|
|
|
El espacio oscurando entre las masas |
|
|
|
De polvo en torbellinos, con violencia |
|
|
|
Levantadas del suelo en que posaban, |
|
|
|
Las fuertes impetuosas tempestades, |
4000 |
|
|
De el Universo corren por las plagas. |
|
|
|
Era el terrible ejército
de Enrique, |
|
|
|
Que ya de una inacción sobrado blanda |
|
|
|
Desairado creyéndose, y ardiendo |
|
|
|
De fresca sangre en sed, se aproximaba; |
4005 |
|
|
Su espantosa algazara y alaridos, |
|
|
|
Hacía percibir a una distancia; |
|
|
|
E inundando los campos, a los muros |
|
|
|
Del rebelde París se encaminaba. |
|
|
|
No empleara Borbón unos
momentos |
4010 |
|
|
De crisis tan salubre, en ordinarias |
|
|
|
De su finado Rey fúnebres honras; |
|
|
|
Ni en cuidar, que su tumba fuese ornada |
|
|
|
De inscripciones brillantes, que a los
muertos, |
|
|
|
De los fieros vivientes miras vanas |
4015 |
|
|
De distinción y orgullo,
comúnmente, |
|
|
|
De su raza a cadáveres consagran. |
|
|
|
Sus aguerridas manos, las riberas |
|
|
|
No cargaran del Sena desoladas |
|
|
|
De altivos mausoleos, do del hado, |
4020 |
|
|
Y del tiempo a pesar de cuanto arrasa |
|
|
|
La devoraz injuria, del olvido, |
|
|
|
Y de la atroz guadaña de la parca, |
|
|
|
De los Grandes fantásticos del mundo |
|
|
|
La vanidad frenética triunfaba. |
4025 |
|
|
Él solo, por su parte, a Valois
piensa, |
|
|
|
En el lóbrego seno de su estancia, |
|
|
|
Más dignos de su sombra enviar
tributos; |
|
|
|
Vencer sus enemigos en campaña; |
|
|
|
Castigar sus aleves asesinos; |
4030 |
|
|
Y hacer feliz su pueblo, ya domada |
|
|
|
De su audaz rebeldía la fiereza. |
|
|
|
Al rumor no esperado que
sonara |
|
|
|
De los rudos asaltos, que de Enrique |
|
|
|
La sitiadora hueste amenazaba, |
4035 |
|
|
De los Estados juntos, confundido, |
|
|
|
Disuélvese el congreso y se separa. |
|
|
|
Mayenne al mismo tiempo, a lo más alto |
|
|
|
Corre activo y veloz de la muralla. |
|
|
|
El soldado, alarmándose, reunido |
4040 |
|
|
A sus pendones vuela, y en voz alta, |
|
|
|
Con indigno ademán, al Héroe
ilustre, |
|
|
|
Que a París va avanzándose,
insultaba. |
|
|
|
Todo a punto está ya para el asalto. |
|
|
|
Todo ya a la defensa pronto se halla. |
4045 |
|
|
No era de turbación en
aquel tiempo, |
|
|
|
Nuestro París, lo mismo, que así
encanta |
|
|
|
Al dichoso francés en nuestros
días. |
|
|
|
Cien fuertes, que el furor y el miedo
alzaran, |
|
|
|
En menos anchuroso y largo espacio |
4050 |
|
|
Su recinto interior circunvalaban. |
|
|
|
Aquellos en el día tan soberbios |
|
|
|
Pomposos arrabales, cuya entrada, |
|
|
|
Cuya salida el mundo entero hoy goza |
|
|
|
A todas horas libre, a todas franca |
4055 |
|
|
De la paz por la mano, y que avenidas |
|
|
|
De una ciudad inmensa son ufanas, |
|
|
|
Do allá a perderse van entre las nubes |
|
|
|
Mil dorados palacios, no formaban |
|
|
|
Más que pobres aldeas y abatidas, |
4060 |
|
|
Que de sombríos muros circundadas, |
|
|
|
De París dividían anchos fosos. |
|
|
|
De Levante hacia el lado, al punto avanza |
|
|
|
Hasta el muro Borbón. Se acerca:
llega: |
|
|
|
La muerte le precede. Ya entre llamas |
4065 |
|
|
Por el aire silbando vuela el hierro |
|
|
|
Del altivo bastión de la muralla |
|
|
|
Y de la brava mano sitiadora; |
|
|
|
Y las encaramadas torres altas, |
|
|
|
Los fuertes, que amenazan riesgos tantos, |
4070 |
|
|
Y los trabajos y obras que los vallan, |
|
|
|
De tan recia borrasca bajo el golpe |
|
|
|
Desplomándose todos, se aterraban. |
|
|
|
Enteros batallones, derrotados |
|
|
|
Tendidos se ven ya por la campaña, |
4075 |
|
|
Y aquí y allí dispersos,
horrorizan |
|
|
|
Lejos de ellos sus miembros, sus
entrañas. |
|
|
|
En polvo reducido cae al punto |
|
|
|
Todo cuanto a tocar el hierro alcanza, |
|
|
|
Y cada hueste lidia con el rayo. |
4080 |
|
|
Con menos arte, un tiempo, en
las batallas, |
|
|
|
Los míseros mortales combatiendo, |
|
|
|
A su violenta muerte caminaran. |
|
|
|
Con menor aparato, antiguamente, |
|
|
|
El soldado al degüello se arrojaba. |
4085 |
|
|
El acero en la mano, era instrumento |
|
|
|
A su valor bastante, y a su saña; |
|
|
|
Más de la cruel industria de sus hijos |
|
|
|
Refinados esfuerzos, arrebatan |
|
|
|
De las altas esferas celestiales |
4090 |
|
|
Fulminadores truenos, que abrasaran, |
|
|
|
Y con horrendo estrépito se oyeron |
|
|
|
Las bombas reventar, que tanto espantan; |
|
|
|
Abominables furias, que de Flandes |
|
|
|
Las fieras turbaciones abortaran. |
4095 |
|
|
De bronce en duros globos inflamado, |
|
|
|
Por el aire el salitre se dilata; |
|
|
|
Vuela rápidamente; se alza, y cae |
|
|
|
Con la misma prisión que le encerraba; |
|
|
|
Rómpela con estruendo, y de su fondo, |
4100 |
|
|
Con rábido furor la muerte escapa. |
|
|
|
Aún con arte mayor y
más barbarie, |
|
|
|
Allá en profundas cuevas sepultada, |
|
|
|
Sabídose ha oprimir la infernal furia |
|
|
|
De subterráneos rayos, cuya
saña |
4105 |
|
|
Pronta a inflamarse yace. So un camino |
|
|
|
De aspecto engañador, do a la matanza |
|
|
|
Volando ya el soldado, a sus esfuerzos |
|
|
|
Librárase valiente, se reparan |
|
|
|
En un instante abiertos mil abismos. |
4110 |
|
|
Por los aires de azufre se derraman |
|
|
|
Denegridos torrentes. Batallones, |
|
|
|
Que en masa un bravo ardor adelantara, |
|
|
|
De la explosión al golpe sorprendidos, |
|
|
|
Estos nuevos Vesubios despedazan, |
4115 |
|
|
Volar hacen en trozos por los aires, |
|
|
|
O por bocas del suelo enteros tragan; |
|
|
|
Tan horroroso y grande era el peligro, |
|
|
|
Que al intrépido Enrique amenazara. |
|
|
|
Tanto y tan inminente el riesgo fuera, |
4120 |
|
|
Que arrostrar a su espíritu agradaba. |
|
|
|
Por medio de ellos todos, de avanzarse |
|
|
|
Hasta su digno trono, ardía en ansias. |
|
|
|
Tal tempestad, tras él, bravos
desdeñan |
|
|
|
Sus guerreros, que entre ella, no se pasman, |
4125 |
|
|
Cuando bajo sus pies se abre el infierno, |
|
|
|
Y sobre su cabeza el rayo amaga. |
|
|
|
La Gloria a par del Rey, ante sus ojos |
|
|
|
Volando va con él. En ella clavan |
|
|
|
Sus soldados la vista, y por sus sendas |
4130 |
|
|
Trepando de ella en pos, con firme planta |
|
|
|
Por los riesgos caminan sin espanto. |
|
|
|
De este raudo torrente, que
avanzaba, |
|
|
|
Entre furiosas ondas, por su parte, |
|
|
|
Con un tranquilo paso y grave calma, |
4135 |
|
|
Impávido no menos que sereno, |
|
|
|
El prudente Morné también se
avanza. |
|
|
|
Al miedo y al furor inaccesible, |
|
|
|
Del cañón al estruendo y la
descarga |
|
|
|
Constantemente sordo, y en el seno |
4140 |
|
|
Conservando del fuego fresca el alma, |
|
|
|
Con ojos mira estoicos la guerra, |
|
|
|
Como funesto azote, como plaga |
|
|
|
Del Cielo, necesaria, aunque espantosa. |
|
|
|
A do el honor le guía, en tono marcha |
4145 |
|
|
De filósofo siempre; y si condena |
|
|
|
El sanguinario ardor de las batallas, |
|
|
|
A su príncipe llora, y fiel le sigue. |
|
|
|
Al terrible camino por fin
bajan, |
|
|
|
Que de sangre un glacis todo regado, |
4150 |
|
|
Insuperable hacía. Aquí es do
exalta |
|
|
|
Su denodado esfuerzo el gran peligro. |
|
|
|
De fajina y cadáveres se allana |
|
|
|
La vasta cavidad del hondo foso. |
|
|
|
De muertos y de heridos, que arrastraban, |
4155 |
|
|
Los montones hollando, parten, corren, |
|
|
|
Precipitadamente se abalanzan, |
|
|
|
Y a la brecha se arrojan. Solo armado |
|
|
|
De un acero sangriento, y de una adarga |
|
|
|
Cubierto, al frente va, la brecha monta |
4160 |
|
|
El primero Borbón. Monta; y largada |
|
|
|
A los vientos, sobre ella ya flotando, |
|
|
|
Su victorioso brazo enarbolara |
|
|
|
La triunfante bandera de las Lises. |
|
|
|
Quedan delante dél de pasmo heladas |
4165 |
|
|
Las huestes de la Liga, a entender dando, |
|
|
|
Que en su persona a un tiempo respetaban |
|
|
|
Su Vencedor y Rey. Ellas ya ceden; |
|
|
|
Más Mayenne al instante lo embaraza, |
|
|
|
Y su ardor animando con su ejemplo, |
4170 |
|
|
Nuevamente a los crímenes las llama. |
|
|
|
Sus fuertes y cerrados batallones, |
|
|
|
Por do quiera avanzándose, apretaban |
|
|
|
Al Rey, cuyas miradas, poco había, |
|
|
|
Que arrostrar no pudieran cara a cara. |
4175 |
|
|
Sobre el muro, a su lado, la Discordia, |
|
|
|
A la lid excitando encarnizada, |
|
|
|
De la caliente sangre en los raudales, |
|
|
|
Por ella ya vertidos, se bañaba. |
|
|
|
De los funestos muros combatiendo |
4180 |
|
|
Más a gusto el soldado, apunta, y
lanza |
|
|
|
De más cerca más cierto y mortal
golpe. |
|
|
|
Desde entonces no juegan, ya no estallan |
|
|
|
Los truenos no se escuchan de la guerra, |
|
|
|
Cuyas bocas de bronce, las campañas, |
4185 |
|
|
De la tierra, los pueblos, tantas veces |
|
|
|
Por ellos aturdidos, consternaban. |
|
|
|
Un feroz trabadísimo silencio, |
|
|
|
Hijo del cruel furor, allí reemplaza |
|
|
|
De una manera horrible su estampido; |
4190 |
|
|
Y con ojos de fuego ardiendo en brasas, |
|
|
|
Y un brazo decidido a todo trance, |
|
|
|
Por entre el enemigo abrirse alcanza |
|
|
|
Cada bravo una senda. Por contrarios |
|
|
|
Esfuerzos de ambas partes, la muralla, |
4195 |
|
|
De la muerte teatro, y de la sangre |
|
|
|
De unos y otros guerreros barnizada, |
|
|
|
Ya se gana, se pierde y se recobra. |
|
|
|
En su mano fatal trémula y varia, |
|
|
|
Cercano de las Lises, de Lorena, |
4200 |
|
|
La Victoria el pendón aún
tremolaba. |
|
|
|
Por todos puntos ya los asaltantes, |
|
|
|
Rechazados y rotos se notaran. |
|
|
|
Cien veces vencedores, y cien otras |
|
|
|
Vencidos, a un gran piélago imitaban, |
4205 |
|
|
De fuerte tempestad cuando impelido, |
|
|
|
Que la playa hasta donde su ola avanza, |
|
|
|
En un instante inunda en otro huye. |
|
|
|
Jamás tan grande el Rey
se demostrara |
|
|
|
Ni su ilustre rival, como en el día |
4210 |
|
|
De tan feroz asalto. De la vasta |
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Mortandad y la sangre repasando |
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Uno y otro por medio, de su saña, |
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De su valor y espíritu cual
dueños, |
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Disponían, obraban, ordenaban, |
4215 |
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Miraban todo a un tiempo, y conducían |
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Con una sola ojeada, de sus masas |
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Los rápidos y horribles movimientos. |
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La formidable, en tanto,
hermosa y brava |
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Flor de las anglas huestes auxiliares, |
4220 |
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Por Essex al asalto acaudilladas, |
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Bajo nuestros pendones, a este tiempo, |
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Por la primera vez se adelantaba, |
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De servir en la Francia a nuestros reyes, |
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Al parecer confusa y admirada. |
4225 |
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Ellas a sostener fieras venían |
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El honor y la gloria de su patria, |
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De luchar y morir haciendo alarde, |
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Sobre los mismos muros y campañas, |
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En que ufanos el Sena a sus abuelos |
4230 |
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Viera un tiempo reinar. La brecha ataca |
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Por el punto, de Essex, en que apostado |
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El intrépido Aumale la guardaba. |
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Ambos rivales, jóvenes brillantes, |
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A porfía compiten, y se igualan |
4235 |
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En el marcial ardor de que están
llenos; |
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Así allá combatiendo nos
pintaran |
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|
En los muros de Troya semidioses. |
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|
A los dos, de tropel, auxilio daban |
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|
En contorno sangrientos sus amigos. |
4240 |
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Galos, Lorenos, Anglos, que tamañas |
|
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|
Ira y bravura a un tiempo allí
reuniera, |
|
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|
Combatían, herían, avanzaban, |
|
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|
Y morían matando todos juntos. |
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|
¡Ángel, que su
furor y brazo guiabas! |
4245 |
|
|
¡Sacro Exterminador, que fuiste siempre |
|
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|
De estos trances el árbitro y el alma! |
|
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|
¿De qué héroe, al fin,
tomaste la querella? |
|
|
|
¿A favor de cuál de ellos,
dí, más grata |
|
|
|
Del Cielo la balanza se ha inclinado? |
4250 |
|
|
Sitiados y sitiantes de igual saña, |
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|
Borbón, Mayenne, Essex, y el rival
suyo, |
|
|
|
Hacen en igual tiempo igual matanza. |
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|
El partido más justo, finalmente, |
|
|
|
Victorioso consigue la ventaja. |
4255 |
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Triunfa al cabo Borbón rompiendo paso. |
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|
Ya más no le resisten fatigadas |
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|
De la Liga las tropas, que aturdidas, |
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|
Ceden, y le abandonan la muralla. |
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|
Así como caer se ve un
torrente |
4260 |
|
|
Del Pirineo allá de cimas altas, |
|
|
|
Que del valle en la hondura, amenazando |
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|
Las ninfas extravía consternadas, |
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|
Y encontrando en su curso fuertes diques, |
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|
Que al furor de sus olas levantaran, |
4265 |
|
|
El impetuoso choque un tanto enfrenan; |
|
|
|
Pero bien prontamente ya arrasadas |
|
|
|
Sus débiles barreras, más
pujante, |
|
|
|
Ante sí y a muy lejos, lleva, arrastra |
|
|
|
El estruendo, la muerte, y el espanto; |
4270 |
|
|
De raíz, al pasar, violento arranca |
|
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|
Las encinas altivas y orgullosas, |
|
|
|
Que cien recios inviernos desafiaran |
|
|
|
A los cielos tocando, y desprendiendo |
|
|
|
Del pendiente breñar de la
montaña |
4275 |
|
|
Enormísimas peñas, los
rebaños |
|
|
|
Fugitivos persigue en las campañas; |
|
|
|
Así, Borbón, del alto de los
muros, |
|
|
|
Que humeando aun se apoderara, |
|
|
|
A paso y con furor precipitado, |
4280 |
|
|
Al campo de batalla se abalanza, |
|
|
|
Y con segur cayendo fulminante |
|
|
|
Sobre aquellos rebeldes, los segaba |
|
|
|
Cual la colmada mies siega el colono. |
|
|
|
Los Dez y seis, temblando a justas
sañas |
4285 |
|
|
Del brazo vengador, ya por el miedo |
|
|
|
Dispersados y atónitos, se escapan. |
|
|
|
Manda, por fin, Mayenne, que
las puertas |
|
|
|
Al triunfador Borbón al punto se
abran. |
|
|
|
Entra el Héroe en París con sus
cohortes. |
4290 |
|
|
El hacha en una mano, en otra el arma, |
|
|
|
Vuelan los vencedores, y de sangre |
|
|
|
Por tintos arrabales se derraman. |
|
|
|
Del soldado sin freno la bravura, |
|
|
|
Tornándose en brutal y feroz rabia, |
4295 |
|
|
Todo lo lleva a saco, sangre y fuego. |
|
|
|
Enrique no lo ve. Raudos picaban |
|
|
|
Sus ímpetus la fuga, a que, a sus
ojos, |
|
|
|
Con sobrada vergüenza se entregara |
|
|
|
El deshecho enemigo. Le transporta |
4300 |
|
|
Su valor, y su gloria le inflamaba. |
|
|
|
Salta los arrabales; y a la puerta |
|
|
|
Avanzándose airado,
«¡Camaradas! |
|
|
|
Acá con esa llama y ese hierro. |
|
|
|
Venid, volad, montad esa muralla, |
4305 |
|
|
Que orgullosa y tenaz aún nos
resiste». |
|
|
|
Estas voces apenas pronunciadas, |
|
|
|
A los ojos de Enrique se presenta, |
|
|
|
Del fondo de una nube remontada, |
|
|
|
Un fúlgido fantasma, cuyo talle, |
4310 |
|
|
Cual majestuoso dueño, que comanda |
|
|
|
A todos los soberbios elementos, |
|
|
|
En las alas del viento se acercaba |
|
|
|
Bajando hacia Borbón. Vivas centellas |
|
|
|
De la divinidad, su frente ornaban |
4315 |
|
|
De una inmortal belleza. De ternura |
|
|
|
Sus ojos y de horror llenos resaltan. |
|
|
|
«Detente, al punto exclama, demasiado |
|
|
|
Infeliz vencedor ¿tú la morada, |
|
|
|
Tú la inmortal herencia de cien reyes |
4320 |
|
|
Tus augustos mayores, a las llamas, |
|
|
|
Al pillaje y la muerte entregar osas, |
|
|
|
Tus tesoros, mis templos, y la patria; |
|
|
|
Degollar tus vasallos; y sus vidas |
|
|
|
Por parricidas manos agotadas, |
4325 |
|
|
Reinar sobre cadáveres y escombros? |
|
|
|
Detente, le repite». A estas palabras, |
|
|
|
Aún más que el trueno fuertes, cae
en tierra, |
|
|
|
Y aturdido el soldado el botín larga. |
|
|
|
De aquel ardor Enrique todo lleno, |
4330 |
|
|
Con que la lid su pecho aún agitaba, |
|
|
|
A un proceloso mar se parecía, |
|
|
|
Que murmurando ruge aun cuando calma. |
|
|
|
¡O fatal morador, dice, de un mundo, |
|
|
|
Que del hombre a la vista se recata! |
4335 |
|
|
Declárame, si quieres, te suplico, |
|
|
|
Lo que a anunciarme viene tu embajada |
|
|
|
En mansión tan sangrienta y
horrorosa». |
|
|
|
De una suave, entonces, dulce gracia, |
|
|
|
Estos llenos acentos, ha escuchado. |
4340 |
|
|
Yo soy el Rey feliz, a quien en aras |
|
|
|
Cultos la Francia rinde. Soy el Padre |
|
|
|
De los Borbones, tuyo, y de tu causa |
|
|
|
El justo protector; el Luis, que un tiempo |
|
|
|
Combatió como tú; cuya fe santa |
4345 |
|
|
Tu dócil corazón con desdén
mira; |
|
|
|
Aquel Luis, en fin, que tanto te ama, |
|
|
|
Y con lástima admira. Vendrá el
hora |
|
|
|
En que a ese trono, Enrique, de la Francia, |
|
|
|
De Dios mismo la mano te remonte. |
4350 |
|
|
En París, vencedor, harás tu
entrada, |
|
|
|
Aunque de tu clemencia en digno premio, |
|
|
|
No dél de tu valor y tus
hazañas. |
|
|
|
Dios mismo es, hijo caro, si, Dios mismo |
|
|
|
Es quien de esto te instruye, y quien me
manda». |
4355 |
|
|
De gozo a tales voces, aquí el
héroe |
|
|
|
Tiernas y dulces lágrimas derrama. |
|
|
|
Extinguido ya el fuego de su enojo |
|
|
|
Deja en su corazón una paz santa. |
|
|
|
Suspira, exclama, adora de rodillas, |
4360 |
|
|
Y de un horror divino absorta el alma, |
|
|
|
A la sagrada sombra gratos brazos |
|
|
|
Tres veces con afán ardiente alarga, |
|
|
|
Y tres veces su padre se le huye, |
|
|
|
Y le burla, cual nube, que arrebata |
4365 |
|
|
La impetuosa violencia de los vientos. |
|
|
|
De la altura, entre tanto,
descollada |
|
|
|
Del formidable muro, en armas puesta |
|
|
|
Aquella inmensidad confusa y vasta |
|
|
|
De un pueblo alborotado y de una Liga |
4370 |
|
|
En que las clases todas se mezclaran |
|
|
|
De jefes, ciudadanos y soldados, |
|
|
|
Franceses y extranjeros, granizaba |
|
|
|
Contra el Rey, animosa, hierro y fuego. |
|
|
|
La virtud del Altísimo, brillaba |
4375 |
|
|
Derredor de su frente, y de los dardos, |
|
|
|
Que contra él de intento se arrojaran, |
|
|
|
La tempestad desvía. El riesgo
entonces |
|
|
|
Llegó Enrique a probar, en que bajara |
|
|
|
De los Borbones a salvarle el Padre. |
4380 |
|
|
A París y sus pueblos contemplaba |
|
|
|
Con tan tranquilos ojos como mustios. |
|
|
|
«¡Franceses, exclamó,
¡ciudad infausta, |
|
|
|
Ciudadanos ilusos e infelices, |
|
|
|
Pueblo feble y sin fe! ¿cuando
acabadas |
4385 |
|
|
Esa audacia serán y loco
empeño, |
|
|
|
De combatir así vuestro
Monarca?». |
|
|
|
A la manera, entonces, que el
gran astro |
|
|
|
De las luces autor, ya completada |
|
|
|
Su abrasante carrera, con un fuego |
4390 |
|
|
Lucir se ve más dulce, allá a la
raya, |
|
|
|
Del remoto Occidente, do más grande |
|
|
|
A los ojos parece, que se escapa |
|
|
|
Lejos ya de nosotros; así lejos |
|
|
|
También ya de París y sus
murallas, |
4395 |
|
|
El Héroe se retira, el alma llena |
|
|
|
Del Rey santo y del Dios, que le enviaba. |
|
|
|
Hacia Vincenes marcha, en que allá un
día, |
|
|
|
Justas leyes al Pueblo pronunciara, |
|
|
|
De una encina, el Gran Luis, al pie sentado. |
4400 |
|
|
¡Cuanta fue, desde entonces, tu
mudanza, |
|
|
|
O Vincenes, paraje amable un tiempo! |
|
|
|
Tú, no eres hoy ya más, que
abominada |
|
|
|
Negra prisión de Estado, viejo
fuerte53, |
|
|
|
De despecho lugar, do veces tantas, |
4405 |
|
|
A despeñarse vienen y sumirse, |
|
|
|
De cumbres del poder y la privanza, |
|
|
|
Arrogantes ministros y magnates, |
|
|
|
Que allá un día lucieran y
tronaban |
|
|
|
Sobre nuestras cabezas, y viviendo |
4410 |
|
|
De la corte entre escollos y borrascas, |
|
|
|
Por un hado inconstante, de opresores |
|
|
|
A oprimidos pasar se les miraba, |
|
|
|
Y a humillados no menos de soberbios, |
|
|
|
Siendo el horror del pueblo veces varias, |
4415 |
|
|
Y otras, siendo su amor. Del Occidente, |
|
|
|
Do se forman las sombras, ya se avanza |
|
|
|
A desplegar la noche el negro manto |
|
|
|
Sobre el triste París, y así
recata |
|
|
|
Al mísero mortal, en tan sangrienta |
4420 |
|
|
Horrorosa mansión, fieras batallas, |
|
|
|
Y tendidos cadáveres, que ha visto |
|
|
|
La luz de un día fúnebre
turbada. |
|
|
FIN DEL CANTO VI
|
|
Canto VII
|
San Luis transporta a Enrique IV en espíritu al cielo y
a los infiernos. Le hace ver allí el palacio de los
destinos, su posteridad, y los grandes hombres que debía
producir la Francia.
|
|
Del divino Hacedor la providencia, |
|
|
|
Con piedad infinita, a males tantos, |
4425 |
|
|
Como esta vida amargan lastimera, |
|
|
|
Por aplicar consuelos que la alienten, |
|
|
|
Dejarnos, generosa, quiso en ella |
|
|
|
Dos benéficos seres, para siempre |
|
|
|
Amables habitantes de la tierra, |
4430 |
|
|
Que fuesen nuestro alivio en las fatigas, |
|
|
|
Y tesoro insondable en la indigencia. |
|
|
|
El blando Sueño es uno. La Esperanza |
|
|
|
Consoladora es otro. Cuando llegan |
|
|
|
A probar los mortales, de su cuerpo |
4435 |
|
|
Lánguido y abatido la flaqueza; |
|
|
|
Luego que ya sus órganos rendidos, |
|
|
|
Sin tono sus resortes y sin fuerza, |
|
|
|
Desfallecer se sienten, con la calma |
|
|
|
Más saludable, entonces, y serena, |
4440 |
|
|
De su naturaleza acude el uno, |
|
|
|
Al socorro feliz, que la recrea, |
|
|
|
Consigo al mismo tiempo, un grato olvido |
|
|
|
Llevándole de cuitas que la aquejan. |
|
|
|
Nuestros deseos siempre, el otro, inflama. |
4445 |
|
|
Del hombre el corazón siempre
alimenta; |
|
|
|
Y aun cuando nos engaña, con placeres |
|
|
|
Nos brinda verdaderos y sustenta; |
|
|
|
Sin que al mortal querido, a quien el Cielo |
|
|
|
Propicio se lo envía, jamás
pueda |
4450 |
|
|
Inspirar falsos gozos. De Dios nuncio, |
|
|
|
Su apoyo entonces trae y sus promesas, |
|
|
|
Y es tan puro e infalible como él
mismo. |
|
|
|
Requiérelos Luis. De
Enrique cerca |
|
|
|
Al uno y otro llama. «Venid, dice, |
4455 |
|
|
A mi hijo acostaos, fiel pareja»; |
|
|
|
Y el apacible Sueño, que le escucha |
|
|
|
De la secreta hondura de sus cuevas, |
|
|
|
A las frescas umbrías blandamente |
|
|
|
Su paso enderezando, a Enrique encuentra, |
4460 |
|
|
Y del viento, a su vista, calla el silbo, |
|
|
|
Y el inquieto murmullo se sosiega. |
|
|
|
Los fortunados Sueños, hijos caros |
|
|
|
De la Esperanza, en torno revolean |
|
|
|
Del durmiente, y al Héroe en fin
cubriendo |
4465 |
|
|
Con su amapola, oliva y laurel mezclan. |
|
|
|
Su diadema, Luis, tomando
entonces, |
|
|
|
Del Vencedor, él mismo, en la cabeza |
|
|
|
Colócala, y le dice. «Reina,
triunfa, |
|
|
|
Y sé en todo hijo mío. Ya en ti
resta |
4470 |
|
|
Cifrada únicamente la esperanza |
|
|
|
De mi linaje todo: pero piensa |
|
|
|
Que el trono no es, Borbón, no es lo
bastante. |
|
|
|
De los presentes todos, de la herencia |
|
|
|
De Luis, lo más leve, no lo dudes, |
4475 |
|
|
Lo menos importante, es su diadema. |
|
|
|
Es un laurel amargo y marchitable, |
|
|
|
Una gloria es, Enrique, muy pequeña, |
|
|
|
La de Conquistador, de Rey, y de
Héroe. |
|
|
|
A no alumbrarte el Cielo, nada hubiera |
4480 |
|
|
Hecho aún en pro tuyo. Esos honores, |
|
|
|
Esa mundana pompa, todo queda |
|
|
|
En un estéril bien, que frágil
premio |
|
|
|
A virtudes humanas sólo prestan. |
|
|
|
Brillo arriesgado son, que pasa y huye |
4485 |
|
|
A par de la inquietud, su compañera, |
|
|
|
Y que presto, por fin, la muerte acaba. |
|
|
|
Otras glorias, Borbón, más
duraderas, |
|
|
|
Otro imperio más sólido y
estable, |
|
|
|
Más para tu instrucción, que
recompensa, |
4490 |
|
|
A descubrirte voy en este día. |
|
|
|
Ven: obedece, y sígueme por sendas, |
|
|
|
Que nuevas te serán. Al alto seno |
|
|
|
De la Divinidad conmigo vuela |
|
|
|
Y llena, hijo dilecto, tus destinos». |
4495 |
|
|
Así dice: y con
rápida presteza, |
|
|
|
En un carro, uno y otro, luminoso, |
|
|
|
Los campos de los aires atraviesan; |
|
|
|
No de distinto modo, que en la noche, |
|
|
|
Del un polo hasta el otro de la tierra, |
4500 |
|
|
Correr se ven relámpagos y rayos, |
|
|
|
Que la atmósfera hienden; y a manera, |
|
|
|
Que muy lejos allá de su alta cima, |
|
|
|
Admirada y confusa vio esta esfera, |
|
|
|
Como ardorosa nube arrebataba |
4505 |
|
|
De Eliseo a los ojos, la presencia |
|
|
|
Del Señor, elevándole en
carroza |
|
|
|
De fuego celestial en llama envuelta. |
|
|
|
En el brillante centro de ese
espacio, |
|
|
|
Do en la noche la vista absorta observa |
4510 |
|
|
Esos etéreos globos, que matizan |
|
|
|
Del cielo, con su luz, la región
bella, |
|
|
|
Globos, que ya ocultarnos no han podido |
|
|
|
Su curso y sus distancias, la lumbrera |
|
|
|
Luce mayor del día, que la mano |
4515 |
|
|
Encendió de Dios propio, y de sí
mesma |
|
|
|
Sobre su eje inflamado en torno rota. |
|
|
|
Sin fin de luz torrentes parten de ella, |
|
|
|
Y color: al mostrarse, aliento y vida |
|
|
|
Derrama en la común naturaleza. |
4520 |
|
|
Los días y estaciones de los
años, |
|
|
|
A los diversos mundos, que le cercan, |
|
|
|
Flotando en su contorno, distribuye. |
|
|
|
Sujetos estos astros a las reglas |
|
|
|
Que su armonía fundan, y a las leyes |
4525 |
|
|
Que precisan su giro y los apremian, |
|
|
|
Mutuamente se atraen incesantes, |
|
|
|
Incesantes se evitan y se alejan; |
|
|
|
Y sirviéndose a un tiempo entre sí
mismos |
|
|
|
De un apoyo perpetuo y norma cierta, |
4530 |
|
|
Recíprocos se envían y
traspasan |
|
|
|
La clara luz que aquél a todos presta. |
|
|
|
Más allá de su curso, allá
muy lejos, |
|
|
|
En espacio en que nada la materia, |
|
|
|
Y que Dios solo abraza, inmensos soles, |
4535 |
|
|
Grandes mundos, sin fin la permanencia |
|
|
|
De su morada fijan luminosa. |
|
|
|
Por un piélago tal de luz excelsa, |
|
|
|
De tan glorioso Padre al mortal hijo |
|
|
|
Franquear plugo a Dios sublime senda. |
4540 |
|
|
Aún más y más allá de
cielos tantos, |
|
|
|
De ellos formó el Señor su
residencia. |
|
|
|
Aquí ha sido, a do el
Héroe fue siguiendo |
|
|
|
Su conductor celeste. Aquí se crean |
|
|
|
Los diversos espíritus que animan |
4545 |
|
|
Nuestros mortales cuerpos, y que pueblan |
|
|
|
Del universo mundo las regiones. |
|
|
|
De la muerte a los cortes, por fin, sueltas |
|
|
|
De su prisión grosera nuestras almas, |
|
|
|
Engolfadas aquí por siempre quedan. |
4550 |
|
|
Inexorable Juez e
incorruptible, |
|
|
|
Aquí trae a sus pies, aquí
congrega |
|
|
|
Los espíritus todos inmortales, |
|
|
|
Que su divino soplo a bien tuviera |
|
|
|
A su imagen crear. El Ser es este, |
4555 |
|
|
Que infinito se ignora y se confiesa, |
|
|
|
Y a quien bajo de nombres los más
varios, |
|
|
|
Sirve toda nación y reverencia. |
|
|
|
Él desde el alto Empíreo escucha
atento |
|
|
|
Nuestros humildes votos y querellas. |
4560 |
|
|
Él de nuestros errores disimula, |
|
|
|
Y con lástima el cúmulo
contempla, |
|
|
|
No menos que la idea y los retratos, |
|
|
|
Llenos de insensatez y de indecencia, |
|
|
|
Que del hombre curioso, en sus delirios, |
4565 |
|
|
La mísera ignorancia y la soberbia, |
|
|
|
De su sabiduría incomprensible |
|
|
|
Con sobrada piedad audaz inventa. |
|
|
|
La Muerte, cerca dél,
pensión del hombre, |
|
|
|
Y del Tiempo fugaz hija funesta, |
4570 |
|
|
De la mansión efímera y penible |
|
|
|
Del Universo entero, a sus pies lleva |
|
|
|
Los habitantes todos, no exceptando |
|
|
|
Clase, edad, ni nación. Él
allí mezcla |
|
|
|
A un tiempo con los Bonzos los Bracmanes, |
4575 |
|
|
Discípulos profanos del sistema |
|
|
|
Del filósofo chino el gran Confucio. |
|
|
|
Con ellos también trae a su presencia, |
|
|
|
Los fieles misteriosos sucesores |
|
|
|
De los antiguos sabios de la Persia, |
4580 |
|
|
Que aún en secreto adictos a
Zoroastro, |
|
|
|
Con ciega obstinación siguen su
escuela. |
|
|
|
Pálidos moradores de las frías |
|
|
|
Regiones, do los témpanos congelan |
|
|
|
Y esos piélagos sitian
hiperbóreos, |
4585 |
|
|
Y los que allá, de América en
florestas, |
|
|
|
Son errantes y míseros esclavos |
|
|
|
Del invencible error. A la derecha |
|
|
|
Busca en balde de Dios, con vista vaga, |
|
|
|
Atónito el Dervís a su profeta: |
4590 |
|
|
Y con ojos no menos penitentes |
|
|
|
Que sombríos, en vano allí se
precia |
|
|
|
De sus votos el Bonzo y sus tormentos. |
|
|
|
Al instante ilustrados,
allí esperan |
|
|
|
En silencio estos muertos y temblando, |
4595 |
|
|
De su eterno destino la sentencia; |
|
|
|
Y Dios, que a un mismo tiempo lo ve todo, |
|
|
|
Lo escucha y lo conoce, o los condena, |
|
|
|
O los absuelve de una sola ojeada. |
|
|
|
No se dirige Enrique, no se acerca |
4600 |
|
|
Hasta el lugar aquel, trono invisible, |
|
|
|
De donde a cada instante parten rectas |
|
|
|
Del tremebundo Juicio de Dios propio, |
|
|
|
Aquellas decisiones sempiternas, |
|
|
|
Que de mortales tantos preveer osa |
4605 |
|
|
El indiscreto orgullo y la demencia. |
|
|
|
«¿Cual será, Borbón
diz, consigo hablando, |
|
|
|
Cual de Dios la balanza justiciera |
|
|
|
Sobre aquestos ilusos o ignorantes? |
|
|
|
¿Castigarlos él, porque
tuvieran |
4610 |
|
|
Distraídos sus ojos o cerrados |
|
|
|
A aquella misma luz, que le pluguiera |
|
|
|
De ellos tanto arredrar? ¡Qué!
¿Dios podría, |
|
|
|
Cual un Señor injusto, sin fin penas |
|
|
|
Por la ley del cristiano fulminarles, |
4615 |
|
|
De que nunca han podido haber conciencia? |
|
|
|
Pero no: Dios crionos. Él sin duda, |
|
|
|
Salvarnos quiere a todos. Él
enseña, |
|
|
|
Él, por todo nos habla, y él en
todo |
|
|
|
Humano corazón, sin diferencia, |
4620 |
|
|
De la naturaleza la ley graba; |
|
|
|
Ley siempre pura y fiel, siempre una mesma. |
|
|
|
Por esta ley, sin duda, al gentil juzga; |
|
|
|
Y si un alma en su error abrigó buena, |
|
|
|
Cualquier gentil también cristiano ha
sido». |
4625 |
|
|
En tanto, que del Héroe
así se arriesga |
|
|
|
La confusa razón, sobre un misterio |
|
|
|
A fijar sus miradas indiscretas; |
|
|
|
Al pié se deja oír del mismo
trono |
|
|
|
Una voz, a la cual, el Cielo tiembla, |
4630 |
|
|
Y del Orbe los ejes se estremecen. |
|
|
|
Sus terribles acentos se asemejan |
|
|
|
A los del trueno aquel, que ha retumbado |
|
|
|
Sobre el monte Sinaí, cuando a la
tierra |
|
|
|
Desde su cumbre un tiempo Dios hablara. |
4635 |
|
|
Para oírla las harpas mudas quedan |
|
|
|
De su coro inmortal, y a repetirla |
|
|
|
En su curso los astros se dan priesa. |
|
|
|
«Guárdate temerario, de guiarte, |
|
|
|
De tu sola razón por turbia estrella. |
4640 |
|
|
Dios para amarle sólo te ha criado, |
|
|
|
Y no para que osado te atrevieras |
|
|
|
A querer comprender sus altos juicios. |
|
|
|
Invisible a tus ojos, con fe ciega |
|
|
|
Reine en tu corazón. Él la
injusticia |
4645 |
|
|
Confunde riguroso; y si dispensa |
|
|
|
Al no advertido error de los mortales, |
|
|
|
Con paternal dulzura su indulgencia, |
|
|
|
También juzga y castiga el voluntario. |
|
|
|
Abre mortal los ojos, cuando llegan |
4650 |
|
|
Los rayos de su luz a iluminarte». |
|
|
|
En este instante, Enrique, por
la fuerza |
|
|
|
De un recio torbellino arrebatado, |
|
|
|
De aquel inmenso espacio la carrera |
|
|
|
Veloz atravesando, a una morada |
4655 |
|
|
Transportado se vio la más negra, |
|
|
|
Más informe, selvaje, y horrorosa, |
|
|
|
Del caos primitivo especie horrenda, |
|
|
|
Impenetrable siempre, cual de hierro, |
|
|
|
A los brillantes rayos y centellas |
4660 |
|
|
De aquellos soles todos, que fulgentes, |
|
|
|
Del Altísimo son obras maestras, |
|
|
|
Y como él bienhechoras. Sobre suelo, |
|
|
|
Que espantoso los ángeles detestan, |
|
|
|
El germen no ha querido de la vida |
4665 |
|
|
Derramar nunca Dios. La Muerte fiera, |
|
|
|
Ella sola, el Horror con el Desorden |
|
|
|
Y eterna Confusión, la residencia |
|
|
|
De su lóbrego imperio allí
parecen |
|
|
|
Haber establecido. ¡Qué
querellas! |
4670 |
|
|
¡Qué de aullidos, O Dios, tan
espantables! |
|
|
|
¡Qué torrentes de humo, y qué
de hogueras! |
|
|
|
«¿Qué formidables monstruos,
Borbón dice, |
|
|
|
Vuelan por estos climas? ¿Qué
cavernas |
|
|
|
Se entreabren encendidas a mis
plantas?». |
4675 |
|
|
«A tu vista: ¡hijo mío!
están las puertas |
|
|
|
Del perdurable abismo, que la mano |
|
|
|
Excavó de Dios propio justiciera, |
|
|
|
Para eternal estancia del Delito. |
|
|
|
Ven, hijo mio; sígueme. Las sendas, |
4680 |
|
|
Fáciles por demás, anchas y
llanas, |
|
|
|
Están de esa mansión por siempre
abiertas». |
|
|
|
Y de súbito al pórtico caminan |
|
|
|
Del horroroso Infierno, do se
encuentra54 |
|
|
|
Verdinegra la Envidia, que al obscuro, |
4685 |
|
|
Con torva vista de través ojea, |
|
|
|
Y de su horrenda boca mil venenos |
|
|
|
Arroja de laurel sobre diademas. |
|
|
|
El resplandor del día, entre las
sombras, |
|
|
|
Sus centellantes ojos atormenta. |
4690 |
|
|
Triste amante de muertos, a los vivos |
|
|
|
Con maléfico horror mira y detesta. |
|
|
|
Percibe el monstruo a Enrique, y asustada, |
|
|
|
Se desvía y suspira. Cerca de ella, |
|
|
|
El Orgullo se admira y se complace. |
4695 |
|
|
Con mirar abatido, y faz cubierta |
|
|
|
De una amarilla tez, desmadejada, |
|
|
|
Allí renquea enclenque la Flaqueza; |
|
|
|
Tirana, que a los crímenes cediendo, |
|
|
|
Las virtudes destruye o desalienta. |
4700 |
|
|
Altanera, feroz, y sanguinaria |
|
|
|
La Ambición, deslumbrada, loca e
inquieta, |
|
|
|
De panteones, de tronos y de esclavos |
|
|
|
Por do quiera rodeada, allá se
ostenta. |
|
|
|
La blanda Hipocresía, con sus ojos |
4705 |
|
|
De dulzura colmados y terneza, |
|
|
|
El Cielo muestra en ellos, y el Infierno |
|
|
|
De su pecho en el fondo oculto lleva. |
|
|
|
Su bárbara doctrina, sus furores, |
|
|
|
Sus máximas impías y
sangrientas |
4710 |
|
|
Por do quiera pregona el Celo falso; |
|
|
|
Y el Interés, por fin, pasión
funesta, |
|
|
|
De los crímenes todos fatal madre, |
|
|
|
Por entre aquellos monstruos serpentea. |
|
|
|
Del mortal corrompido estos
tiranos |
4715 |
|
|
Sin pudor y sin freno, a la presencia |
|
|
|
Sorpréndense de Enrique y se
confunden. |
|
|
|
No le vieran jamás. Tan vil ralea, |
|
|
|
Jamás de su alma noble, que nutrida |
|
|
|
Fuera por la Virtud, cerca estuviera. |
4720 |
|
|
¿Qué mortal, se decían, por
un justo |
|
|
|
Del Cielo conducido, aquí se llega |
|
|
|
A insultarnos aún y perseguirnos |
|
|
|
En esta inmensa noche, de horror llena? |
|
|
|
De espíritus inmundos
por en medio, |
4725 |
|
|
Avanzábase absorto a marcha lenta |
|
|
|
Bajo profundas bóvedas el
Héroe. |
|
|
|
Luis su paso guía. «Más...
¡que observa |
|
|
|
Mi vista, Cielo santo! ¡El asesino |
|
|
|
De Valois! ¿Monstruo tal, tan atroz
fiera, |
4730 |
|
|
Se presenta a mi vista, excelso Padre? |
|
|
|
Él empuñado aún, sangriento
lleva |
|
|
|
El parricida acero, que en su mano, |
|
|
|
A poner, sedicioso, se atreviera |
|
|
|
El villano y anárquico consejo |
4735 |
|
|
De aquellos Dez-y-seis ¡oh Providencia! |
|
|
|
Mientras que allá en París, de un
clero indigno |
|
|
|
La piedad más sacrílega y
cruenta, |
|
|
|
De retratos del pérfido se atreve |
|
|
|
A afrentar sus altares; que allá ciega |
4740 |
|
|
Le invoca ya la Liga, y que, al fin, Roma |
|
|
|
Le ensalza por su parte y loor le presta, |
|
|
|
Entre horrores aquí, y entre
tormentos, |
|
|
|
El infierno, más justo, le
reprueba». |
|
|
|
«Hijo mio, Luis
dícele entonces, |
4745 |
|
|
Otras más justas leyes y severas, |
|
|
|
En el lugar, que miras, a los reyes |
|
|
|
Persiguen y magnates. Mira aquella |
|
|
|
Multitud de tiranos y opresores, |
|
|
|
A quienes allá en vida se les dieran |
4750 |
|
|
Adoraciones mil. Cuanto más fieros |
|
|
|
Y potentes el mundo los sufriera, |
|
|
|
Tanto más el Dios justo los humilla, |
|
|
|
Penando en este puesto la insolencia |
|
|
|
Ya de sus propias obras, ya de cuantas |
4755 |
|
|
Dejaron sin vengar, o tal vez fueran |
|
|
|
Por ellos permitidas. Ya la muerte |
|
|
|
Riquezas les ha robado pasajeras, |
|
|
|
Los placeres, el fausto, y del infame |
|
|
|
Venal adulador las complacencias, |
4760 |
|
|
Que a sus ojos de orgullo fascinados, |
|
|
|
La verdad ocultaban con destreza. |
|
|
|
Esta verdad, Enrique, es la que ahora |
|
|
|
Su suplicio aquí labra, la que
expuesta |
|
|
|
A su vista está siempre, y que sus
vicios |
4765 |
|
|
Y sus crímenes todos les recuerda. |
|
|
|
Mira como a su voz esos soberbios |
|
|
|
Vanos conquistadores, mudos tiemblan. |
|
|
|
A los ojos del pueblo fueron héroes; |
|
|
|
A los de Dios tiranos, plagas fieras, |
4770 |
|
|
Del Orbe entero azotes, que lo afligen |
|
|
|
Con bárbara crueldad; truenos,
centellas |
|
|
|
Que un día fulminaron, los abisman, |
|
|
|
Y aquí por fin al mundo a su vez
vengan». |
|
|
|
Obscura galería cerca de ellos |
4775 |
|
|
De reyes indolentes se presenta; |
|
|
|
Fantasmas del poder sobre unos tronos, |
|
|
|
Que envilecen sus vicios y pereza. |
|
|
|
Cabe ellos, ansí mismo, el Gran
Enrique |
|
|
|
Sus ministros despóticos contempla |
4780 |
|
|
Y con horror mayor, de sus delitos |
|
|
|
En tan digno lugar, a mirar llega, |
|
|
|
Siniestros y venales consejeros, |
|
|
|
Cuyas avaras miras e impudencia, |
|
|
|
Las más sagradas leyes y costumbres |
4785 |
|
|
Sórdidas corrompiendo, en almoneda |
|
|
|
Exponer las primeras atentaron, |
|
|
|
De Temis y de Marte, con afrenta, |
|
|
|
El ministerio augusto y los honores, |
|
|
|
Puras e inestimables recompensas |
4790 |
|
|
Del mérito y virtud de nuestros
padres. |
|
|
|
«¿Y habitaréis también
región tan fea, |
|
|
|
¡Dulces, febles y mansos corazones, |
|
|
|
Que de mirto, arrayán y flores bellas |
|
|
|
En muelle y grato lecho recostados, |
4795 |
|
|
Sin hiel alguna amarga y sin fiereza, |
|
|
|
Entregados tan solo a los placeres, |
|
|
|
En el ocio pasáis y negligencia, |
|
|
|
Vuestros días inútiles, hilados |
|
|
|
Por las sensuales manos y
halagüeñas |
4800 |
|
|
De la afeminación y la delicia? |
|
|
|
¿Confundidos seréis, en esta
escena, |
|
|
|
Con turbas de malvados ¡o vosotros, |
|
|
|
Benéficos mortales, de la excelsa |
|
|
|
Virtud fieles amigos! que de duda |
4805 |
|
|
Por tan solo un instante o de flaqueza |
|
|
|
Agostado por siempre habéis el fruto |
|
|
|
De años tantos de mérito y
prudencia?». |
|
|
|
No pudo el generoso y tierno
Enrique |
|
|
|
Tener aquí sus lágrimas. «Si
en esta |
4810 |
|
|
Del horror, exclamó, mansión
opaca, |
|
|
|
Verdad es, que a parar a hundirse vengan |
|
|
|
Cada instante, sin número
infelices55 |
|
|
|
De nuestra humana raza, y siempre llenas |
|
|
|
De molestia y dolor sus breves horas, |
4815 |
|
|
Sin recurso ni fin de pena inmensa |
|
|
|
Seguidas han de ser, ¿La luz del
día |
|
|
|
No haber visto jamás mejor no fuera? |
|
|
|
¡Dichosos en tal caso los mortales, |
|
|
|
Si de sus madres antes perecieran |
4820 |
|
|
En el infausto vientre; o si al Dios ese, |
|
|
|
Que tan severo pintan, le pluguiera |
|
|
|
Al hombre arrebatar, sobrado libre |
|
|
|
Para no obedecerle, esa funesta |
|
|
|
Infeliz libertad, ese
albedrío!». |
4825 |
|
|
«No, responde Luis, no
Enrique creas, |
|
|
|
Que esas víctimas tristes, que así
lloras, |
|
|
|
Penas aquí jamás sufran que
excedan |
|
|
|
Del crimen la medida; que el Dios justo, |
|
|
|
Que ha creado los hombres, placer tenga |
4830 |
|
|
En desgarrar, cruel, la inmortal obra |
|
|
|
De su mano y poder por excelencia. |
|
|
|
Si es infinito Dios, principalmente |
|
|
|
Eslo, Enrique, en sus premios y clemencias: |
|
|
|
Pródigo de sus dones, sus venganzas |
4835 |
|
|
Economiza blando; y si quimeras |
|
|
|
Le pintan de los hombres, como ejemplo |
|
|
|
De implacables tiranos, él se muestra |
|
|
|
Un Dueño aquí benigno, un Padre
amante |
|
|
|
Que sus hijos corrige solamente. |
4840 |
|
|
Su mano vengadora y justiciera, |
|
|
|
Con piedad inefable, del castigo |
|
|
|
Embota dulcemente las saetas. |
|
|
|
Su bondad no sabría los momentos |
|
|
|
En que del hombre cae la miseria, |
4845 |
|
|
Ni sus rápidos gustos y deleites, |
|
|
|
Que inquietudes y tedios siempre infectan, |
|
|
|
Y que de leves culpas o veniales |
|
|
|
En limitados términos se
encierran56, |
|
|
|
Castigar con tormentos tan atroces, |
4850 |
|
|
Que, como él mismo, término no
tengan». |
|
|
|
Esto de Enrique el Padre
excelso dijo: |
|
|
|
Y al instante, con rápida presteza, |
|
|
|
A los faustos lugares vuelan ambos, |
|
|
|
Donde feliz habita la inocencia. |
4855 |
|
|
Aquí no existe ya de los Infiernos |
|
|
|
La lobreguez horrible. De la inmensa |
|
|
|
Inmortal claridad día el más
puro, |
|
|
|
En tan bellas regiones luce y reina. |
|
|
|
Velas Enrique apenas, y a su aspecto, |
4860 |
|
|
Pasar al alma siente una paz nueva, |
|
|
|
Una extraña alegría. Las
pasiones, |
|
|
|
Los cuidados allí jamás
inquietan |
|
|
|
Del hombre el corazón. Allí
morando, |
|
|
|
Derrama liberal a manos llenas |
4865 |
|
|
El tranquilo Deleite, con sus gracias, |
|
|
|
Dulzuras mil benéficas y tiernas. |
|
|
|
En estos climas es ¡o Amor! en donde |
|
|
|
Todo tu dulce imperio experimenta. |
|
|
|
No es este aquel amor, que inflamar suele |
4870 |
|
|
La mundana molicie. Es una bella, |
|
|
|
Una divina antorcha, y del más santo, |
|
|
|
Más limpio y puro fuego sacra tea. |
|
|
|
El hijo es de los cielos noble y puro, |
|
|
|
Que a conocer no alcanza acá la
tierra. |
4875 |
|
|
Dél solo sin hastío para
siempre |
|
|
|
Aquí las almas todas están
llenas, |
|
|
|
Que gozando incesantes de las dichas, |
|
|
|
Incesantes, a un tiempo, las desean. |
|
|
|
De un eternal ardor en suaves llamas, |
4880 |
|
|
Delicias sin pesares las afectan, |
|
|
|
Gozan sin inquietudes del reposo. |
|
|
|
Reinando aquí con gloria verse dejan |
|
|
|
Los príncipes virtuosos, que del mundo |
|
|
|
Produjeron, tal vez, felices eras. |
4885 |
|
|
Los héroes verdaderos aquí
moran. |
|
|
|
Los verdaderos sabios aquí alientan. |
|
|
|
Sobre un trono sentados de oro puro |
|
|
|
Del Cielo en lo más alto de la esfera, |
|
|
|
El grande Clodoveo y Carlomagno, |
4890 |
|
|
Con oficioso amor atentos velan |
|
|
|
Del sagrado oriflama de la Francia |
|
|
|
Sobre el ilustre imperio. Los que fueran |
|
|
|
Más émulos y fieros
adversarios, |
|
|
|
Como amantes hermanos se contemplan, |
4895 |
|
|
Desque reunidos son en tal morada. |
|
|
|
Luis doce, el Prudente, en la floresta |
|
|
|
Descuella de los reyes, cual el cedro, |
|
|
|
Y le impone su ley. La Providencia, |
|
|
|
Propicia a nuestros padres, de los Cielos |
4900 |
|
|
Les regaló este Rey, que acata y
sienta |
|
|
|
Consigo sobre el solio la justicia. |
|
|
|
Él dispensó benigno su
indulgencia; |
|
|
|
Sobre los corazones ha reinado; |
|
|
|
Y del pueblo las lágrimas, que riegan |
4905 |
|
|
Sus míseros hogares, pío
enjuga. |
|
|
|
De Ambois a sus pies su gloria eleva57: |
|
|
|
Fiel ministro, que amó la Francia
solo, |
|
|
|
Y que solo también fue amado de ella. |
|
|
|
De su Rey tierno amigo, en su alto puesto, |
4910 |
|
|
Jamás sus puras manos se le viera, |
|
|
|
De los pueblos en sangre ni en rapiñas |
|
|
|
Manchar con injusticia ni vileza. |
|
|
|
¡Oh no imitados tiempos! ¡o
costumbres |
|
|
|
Dignas de un acordar, que al tiempo exceda! |
4915 |
|
|
El Pueblo era feliz. Su Rey dilecto, |
|
|
|
De la más alta gloria se cubriera. |
|
|
|
De sus amables leyes, dulces frutos |
|
|
|
Gozaba el ciudadano. ¡Ah! Vuelvan,
vuelvan |
|
|
|
Bajo un otro Luis días tan faustos! |
4920 |
|
|
Guerreros, a lo lejos, se le
ostentan, |
|
|
|
Pródigos generosos de sus vidas, |
|
|
|
Cuyos valientes pechos encendiera |
|
|
|
El sagrado deber y no la furia. |
|
|
|
Tales De Foix, Tremvill, y Clison
eran58. |
4925 |
|
|
Tal era Montmorenci; y el que un día |
|
|
|
Osado destructor de reyes fuera |
|
|
|
E ilustre vengador, Gueselin: y el
fiero59 |
|
|
|
El virtuoso Bayardo; y tú, ¡o
afrenta |
|
|
|
Del Britano, bravísima Amazona60, |
4930 |
|
|
Que del trono francés sostén
hicieran! |
|
|
|
«A estos fuertes varones, dice el
Padre, |
|
|
|
A estos héroes, que aquí de cerca
observas |
|
|
|
Ya en el Cielo morando, y que allá
ilustres |
|
|
|
Habitantes un día de la tierra, |
4935 |
|
|
Sus ojos deslumbraron, fueles cara |
|
|
|
La virtud cual a ti; más de la Iglesia |
|
|
|
Hijos fieles, la amaron como madre. |
|
|
|
Su dócil corazón, con fe
sincera |
|
|
|
Buscó siempre, Borbón, la verdad
santa. |
4940 |
|
|
El mío fue su culto. ¿Porque
dejas |
|
|
|
De seguir sus heroicos ejemplos?». |
|
|
|
Con lastimosa voz a Enrique
apenas |
|
|
|
Esto de amonestar Luis acaba, |
|
|
|
Cuando delante de ambos, con sorpresa, |
4945 |
|
|
Los celestes palacios del Destino |
|
|
|
Súbito se aparecen. Luis ordena, |
|
|
|
Que a sus sagrados muros marche Enrique; |
|
|
|
Y al momento de bronce sus cien puertas |
|
|
|
A sus absortos ojos quedan francas. |
4950 |
|
|
Sobre rápidas alas,
nunca quietas, |
|
|
|
Con insensible vuelo, el fugaz Tiempo |
|
|
|
De aquel alcázar huye, y en él
entra, |
|
|
|
Y sin cesar un punto, a sembrar parte |
|
|
|
Sobre el suelo mortal, a manos llenas, |
4955 |
|
|
El cúmulo de males y de bienes, |
|
|
|
Que asignar al Destino le pluguiera. |
|
|
|
Sobre un altar de duro y bronco hierro, |
|
|
|
Un libro indescifrable allí se
muestra, |
|
|
|
Do de lo porvenir constantemente |
4960 |
|
|
La irrevocable historia se escribiera. |
|
|
|
Con presciencia infinita, del Eterno |
|
|
|
La mano en él cifró las ansias
nuestras, |
|
|
|
Y los graves pesares, con los leves |
|
|
|
Placeres de la vida. A esa soberbia |
4965 |
|
|
Esclava Libertad, vese allí mismo |
|
|
|
Por invisibles lazos prisionera. |
|
|
|
Bajo un yugo escondido a los humanos, |
|
|
|
Y que nada jamás habrá que
pueda |
|
|
|
Romper ni sacudir, a su alto arbitrio |
4970 |
|
|
Sabe su autor divino someterla; |
|
|
|
Más sin tiranizarla, asida estando |
|
|
|
Y a su suprema ley tanto más presa, |
|
|
|
Cuanto perpetuamente está a sus ojos |
|
|
|
Con misterio escondida su cadena, |
4975 |
|
|
Y cuanto aun ella misma, obedeciendo, |
|
|
|
Por su elección procede, delibera, |
|
|
|
Y a los propios destinos, veces varias |
|
|
|
Ella misma su ley dictarles piensa. |
|
|
|
«¡Hijo mío
Borbón! el Padre dice, |
4980 |
|
|
La morada estás viendo, do dispensa |
|
|
|
A los hombres, la Gracia, y sentir hace |
|
|
|
Eficaces auxilios. De esta esfera, |
|
|
|
De esta celeste estancia, es de do un
día, |
|
|
|
De su triunfante luz una centella, |
4985 |
|
|
Descenderá a abrasarte, a herirte el
alma. |
|
|
|
Dar no puedes, Enrique, prisa o tregua |
|
|
|
A este precioso instante, que tú
ignoras, |
|
|
|
Y del cual, solo Dios, cual dueño,
ordena; |
|
|
|
Más ¡cuán lejos aún
está ese día, |
4990 |
|
|
Ese dichoso día, en que Dios quiera |
|
|
|
En la lista inscribirte de sus hijos! |
|
|
|
¡Cuántas debilidades, con
vergüenza |
|
|
|
Te restan que sufrir! ¡cuán largo
trecho |
|
|
|
Que caminar aún por falsas sendas! |
4995 |
|
|
De la serie de días ¡o Dios
mío! |
|
|
|
Corte de este gran Rey, vuestra clemencia, |
|
|
|
Todos los lamentables y menguados, |
|
|
|
Que de vos distrayéndole le
alejan». |
|
|
|
«¿Más que
tropel aquí recorre aprisa |
5000 |
|
|
Esta vasta mansión? Él sale,
él entra, |
|
|
|
Y sin cesar deslízase al
momento». |
|
|
|
De esas sacras paredes, ves, que cuelgan, |
|
|
|
Le responde Luis, fieles retratos |
|
|
|
De los hombres, que en épocas diversas |
5005 |
|
|
Nacer deben al mundo. De los siglos, |
|
|
|
Que aún están por venir, esas
perfectas |
|
|
|
Esas vivas imágenes, que miras |
|
|
|
Reducidas a un punto, aquí congregan |
|
|
|
De los lugares todos las distancias, |
5010 |
|
|
Y sin orden de tiempos, a las eras |
|
|
|
Se adelantan futuras. De los días |
|
|
|
Llevan del hombre ya fija la cuenta, |
|
|
|
Que anterior a los tiempos, a los ojos |
|
|
|
Del Eterno, ab eterno está completa. |
5015 |
|
|
Los instantes aquí marca el destino |
|
|
|
De su natal al uno y su potencia; |
|
|
|
De otro allá la opresión y
abatimiento, |
|
|
|
Y de todos acá las diferencias |
|
|
|
A cada suerte adictas, sus mudanzas, |
5020 |
|
|
Sus virtudes, sus vicios, sus proezas, |
|
|
|
Su fortuna, y por último su muerte. |
|
|
|
«Acerquémonos
más; pues te dispensan |
|
|
|
Generosos los Cielos, que conozcas |
|
|
|
Y los monarcas y héroes aquí
veas, |
5025 |
|
|
Que de tu augusta estirpe y de ti propio |
|
|
|
Un tiempo nacerán. De ellos, se
ostenta |
|
|
|
El primero, Borbón, tu digno
hijo61, |
|
|
|
Que en la paz igualmente que en la guerra |
|
|
|
La gloria sostendrá de nuestras lises, |
5030 |
|
|
Largo tiempo del Íbero y del Belga |
|
|
|
Feliz triunfador; más sin que al padre |
|
|
|
Ni al hijo todavía igualar
pueda». |
|
|
|
Sobre flores de lis, en este
punto, |
|
|
|
Sentados ve Borbón, del trono cerca, |
5035 |
|
|
Dos altivos mortales, que tenían |
|
|
|
Todo un pueblo a sus pies entre cadenas. |
|
|
|
De púrpura romana revestidos, |
|
|
|
Rodeados de guardias ambos eran |
|
|
|
De soldados y corte. Los cree reyes; |
5040 |
|
|
«No te engañas, Borbón, en tus
sospechas. |
|
|
|
Reyes son, sin el título de tales. |
|
|
|
Del estado y del príncipe se ostentan, |
|
|
|
Árbitros uno y otro. Mazarino, |
|
|
|
Richelieu, de memoria y fama eternas |
5045 |
|
|
Ministros de la Francia, de la sombra |
|
|
|
De las aras humilde, hasta la mesma |
|
|
|
Alta cumbre del solio, felizmente |
|
|
|
Se dirigen los dos, los dos se elevan. |
|
|
|
Hijos de la política y fortuna, |
5050 |
|
|
Al despótico imperio con firmeza |
|
|
|
Entrambos volarán sin detenerse. |
|
|
|
Sublime Richelieu, de un alma fiera, |
|
|
|
Y enemigo en sus odios implacable; |
|
|
|
Flexible Mazarino, de alma diestra, |
5055 |
|
|
Y amigo solapado y peligroso, |
|
|
|
Contrarios caracteres ambos llevan. |
|
|
|
Huye el uno con arte, y las borrascas |
|
|
|
Doblándose paciente, pasar deja. |
|
|
|
A las airadas olas, su coraje |
5060 |
|
|
Opone siempre el otro en la tormenta. |
|
|
|
De los príncipes todos de mi casa |
|
|
|
Enemigos los dos, a su manera, |
|
|
|
El pueblo por un lado los admira, |
|
|
|
Y por otro los odia y los execra. |
5065 |
|
|
De ambos serán, en fin, la fina
industria |
|
|
|
Los osados esfuerzos y destreza, |
|
|
|
Útiles a su Rey y a su Patria |
|
|
|
Funestos su poder y su influencia». |
|
|
|
¡O tú menos que aquellos
poderoso, |
5070 |
|
|
Menos vasto también en tus empresas; |
|
|
|
Tú, en la segunda clase de los hombres |
|
|
|
El primero, Colbert! de tu carrera62 |
|
|
|
Viene bajo los pasos, la abundancia, |
|
|
|
Hija fiel y feliz de tus tareas, |
5075 |
|
|
A sembrar de riqueza el franco suelo. |
|
|
|
Bienhechor generoso, tú desprecias |
|
|
|
Los insultos de un pueblo, que pagarte |
|
|
|
Con ultrajes tus dones vil intenta, |
|
|
|
Sin dél saber tomar otra venganza, |
5080 |
|
|
Que el empeñarte más en que
florezca |
|
|
|
De fortuna colmado; semejante |
|
|
|
Al héroe, a quien Dios mismo se
eligiera |
|
|
|
Por digno confidente, que nutría, |
|
|
|
En premio de dicterios y blasfemias, |
5085 |
|
|
Al siempre de Israel ingrato pueblo. |
|
|
|
«¡Qué escena allí a mis
ojos se presenta! |
|
|
|
Más bien ¡O Dios! de siervos, que
vasallos, |
|
|
|
¿Qué pomposa y magnífica
caterva, |
|
|
|
De rodillas, de un Rey tiembla a la
vista63, |
5090 |
|
|
Y a sus pies humillada le venera? |
|
|
|
¡Qué respetos, qué honor,
qué adoraciones! |
|
|
|
Jamás otro algún Rey, cual este,
hubiera |
|
|
|
Sus súbditos en Francia acostumbrado |
|
|
|
A marcas de homenaje tan extremas. |
5095 |
|
|
Yo le veo, cual tú, de fama y gloria |
|
|
|
Animado al igual, otra obediencia |
|
|
|
Más rígida exigiendo; más
temido, |
|
|
|
Y menos quizá amado. Si diversas |
|
|
|
Mudanzas de fortuna soportando, |
5100 |
|
|
Le considero Enrique, de soberbia |
|
|
|
Sus excesos repruebo en las felices, |
|
|
|
Y su constancia aplaudo en las adversas. |
|
|
|
De veinte vastos pueblos la alianza |
|
|
|
Y el formidable resto de las fuerzas |
5105 |
|
|
Desafiando él solo, si es que en vida |
|
|
|
El renombre de Grande se adquiriera, |
|
|
|
Aún más grande sin duda ha sido en
muerte. |
|
|
|
¡O gran siglo de Luis! ¡Época
excelsa! |
|
|
|
Siglo, que de sus gracias, de sus dones, |
5110 |
|
|
Y sus brillantes luces y riquezas, |
|
|
|
Sin límites un día colmar debe |
|
|
|
Natura liberal. Tú, de las bellas, |
|
|
|
De las útiles artes el decoro |
|
|
|
Llevarás a la Francia. Con sorpresa, |
5115 |
|
|
Sobre ti van a fijarse las miradas |
|
|
|
De las edades todas venideras. |
|
|
|
Del coro de las Musas el imperio, |
|
|
|
A fijar corre en ti su residencia. |
|
|
|
El lienzo por do quier se anima y habla, |
5120 |
|
|
Y los bronces y mármoles alientan. |
|
|
|
¡Cuantos sabios, en cónclaves
augustos64 |
|
|
|
Asociando su esfuerzo, en las esferas |
|
|
|
Del gran Orbe a estudiar vuelan celestes, |
|
|
|
A medir su distancia y masa inmensa, |
5125 |
|
|
Y atrayendo la luz entre la noche, |
|
|
|
A pesar de sus lóbregas tinieblas, |
|
|
|
Con audacia sondar lo más arcano, |
|
|
|
Que en su seno escondió naturaleza! |
|
|
|
El presuntuoso Error huye a su vista, |
5130 |
|
|
Y en pos de la Verdad, dudas los llevan. |
|
|
|
Y tú ¡feliz
también hija del Cielo, |
|
|
|
Poderosa Harmonía y hechicera, |
|
|
|
Arte, que así puliste a Grecia y Roma! |
|
|
|
Yo por do quier escucho de tu lengua |
5135 |
|
|
Encantadores tonos, soberanos |
|
|
|
De nuestro corazón y nuestra oreja. |
|
|
|
Vosotros ¡o franceses animosos! |
|
|
|
Vencer sabéis, y ledos, de la guerra |
|
|
|
Las hazañas cantar. Ya no hay laureles |
5140 |
|
|
Que no ciñan de honor las sienes
vuestras. |
|
|
|
En vuestro feliz clima, nacer veo |
|
|
|
De héroes un pueblo vasto. Cuales
vuelan |
|
|
|
A los combates noto los Borbones. |
|
|
|
Al través de mil fuegos, cual penetra, |
5145 |
|
|
Miro al fiero Condé, que en lances
varios65, |
|
|
|
El terror y el apoyo se demuestra |
|
|
|
De su Rey y señor. De Condé,
admiro |
|
|
|
Generoso rival al de Turena66, |
|
|
|
Menos brillante que él, si más
prudente, |
5150 |
|
|
Y su igual cuando menos en grandeza. |
|
|
|
A Catinat contemplo, que unir sabe67, |
|
|
|
Por un cúmulo raro, a nobles prendas |
|
|
|
Del guerrero, del sabio las virtudes. |
|
|
|
El compás en la mano, verse deja |
5155 |
|
|
Riéndose Vauban, sobre aquel
muro68 |
|
|
|
Que su ingenio trazó, de la impotencia |
|
|
|
De ese horrísono estruendo con que
baten |
|
|
|
De bronce rayos cien; y si en la guerra |
|
|
|
Invencible, en la Corte desgraciado, |
5160 |
|
|
Del Austria y gran Bretaña las
potencias, |
|
|
|
A un tiempo temblar hace Luxemburgo. |
|
|
|
«Repara allá en
Denén, con qué braveza, |
|
|
|
Con qué audacia, Villars, el trueno
horrible69 |
|
|
|
Disputando a la augusta y altanera |
5165 |
|
|
Águila de los Césares, es
dueño |
|
|
|
Y árbitro de la paz, que tras sí
lleva |
|
|
|
De la Victoria el carro a las naciones |
|
|
|
Y que, con gloria tanta, se presenta |
|
|
|
Apoyo de su Rey no menos digno, |
5170 |
|
|
Que de Eugenio rival... ¿Qué joven
llega, |
|
|
|
Qué Príncipe se acerca, en cuyo
rostro70 |
|
|
|
Brilla la majestad sin la aspereza, |
|
|
|
Y que el honor del solio está mirando |
|
|
|
Con ojos de desdén o indiferencia? |
5175 |
|
|
¡Cielos! ¿qué noche
rápida a mis ojos |
|
|
|
Este Príncipe encubre, envuelto deja? |
|
|
|
Incesante la muerte, dél en giro, |
|
|
|
Sin detenerse un punto revolea. |
|
|
|
Él cae al pie del trono, en el momento |
5180 |
|
|
De instalarse sobre él. En él
observa, |
|
|
|
De todos los franceses, hijo mío, |
|
|
|
El Príncipe más justo. La
clemencia |
|
|
|
Algún día del Cielo, de tu
sangre |
|
|
|
Le hará nacer augusta. ¿Y flor tan
bella, |
5185 |
|
|
Obra tan digna ¡o Dios! de vuestras
manos, |
|
|
|
No haréis más que mostrar, para
esconderla |
|
|
|
De golpe a los mortales? ¡Cuánto un
alma |
|
|
|
Tan virtuosa, en su bien obrado hubiera! |
|
|
|
¡Cuán feliz fuera Francia en su
reinado! |
5190 |
|
|
¡Cuál su paz, su abundancia y su
riqueza! |
|
|
|
Él, por sus solas gracias y sus dones, |
|
|
|
Llevara de sus días grata cuenta. |
|
|
|
Él su pueblo amaría. ¡O
día infausto |
|
|
|
De alarma y de dolor! A los franceses, |
5195 |
|
|
¡Cuántas verter harás
lágrimas tiernas, |
|
|
|
Cuando en la misma tumba, amontonados, |
|
|
|
Hijo, padre, mujer y esposo vean!». |
|
|
|
Sale un vástago
débil de las ruinas71 |
|
|
|
De aquel árbol fecundo, que así
fuera |
5200 |
|
|
Cortado por el pie. De Luis los hijos, |
|
|
|
Que al sepulcro veloces descendieran, |
|
|
|
Dejaron solamente a nuestra Francia |
|
|
|
Un Monarca en la cuna, tan expuesta |
|
|
|
Como dulce esperanza de un Estado, |
5205 |
|
|
En vacilante y trémula existencia. |
|
|
|
Cuida ¡Fleuri prudente! de sus
días. |
|
|
|
Sobre su tierna infancia atento vela, |
|
|
|
Y sus primeros pasos fiel conduce. |
|
|
|
Dignamente instituye y aconseja, |
5210 |
|
|
De lo más noble y puro de mi sangre, |
|
|
|
El precioso depósito, que resta. |
|
|
|
Aunque haya Rey nacido, a conocerse |
|
|
|
A sí mismo, filósofo, le
enseña. |
|
|
|
Que aunque hombre, soberano y poderoso, |
5215 |
|
|
Hombre es al fin mortal, harás que
sepa; |
|
|
|
Y que al verse Señor, ame a su Pueblo, |
|
|
|
Porque amado también ser dél
merezca. |
|
|
|
Inspírale, que justo reflexione, |
|
|
|
Que no es Rey, ni ha nacido, ni gobierna |
5220 |
|
|
Sino para su Pueblo. Y tú, tú
¡o Francia! |
|
|
|
La gloria y dignidad cobra primera |
|
|
|
Bajo su fausto imperio; y esa noche, |
|
|
|
Que de sombras tu luz dejó cubierta |
|
|
|
Acaba de romper. A coronarte |
5225 |
|
|
Otra vez con decoro y gracia vuelva |
|
|
|
La mano de las Artes provechosa, |
|
|
|
Que a abandonarte ya se daban priesa. |
|
|
|
De su profundo piélago en las grutas, |
|
|
|
Se pregunta el Océano y lamenta, |
5230 |
|
|
¿Do existen en el día, qué se
hicieron |
|
|
|
Tus pabellones ¡Francia! que solieran |
|
|
|
Flotar sobre estas ondas? Del Euxino, |
|
|
|
De la India, y del Nilo y sus riberas |
|
|
|
Y sus puntos, te llama allí el
comercio, |
5235 |
|
|
Y te abre sus tesoros. Guarda, observa |
|
|
|
El orden y la paz, y la victoria |
|
|
|
No busques con afán. En las querellas |
|
|
|
De los reyes, ser árbitro le basta |
|
|
|
A tu honor y tu gloria ¡Cuán
funesta, |
5240 |
|
|
Cuán cara te costó la de haber
sido |
|
|
|
El espanto y terror de sus Potencias! |
|
|
|
De este Monarca joven en
seguida, |
|
|
|
Con esplendor un héroe se le
ostenta72, |
|
|
|
A quien la atroz calumnia, allá a lo
lejos, |
5245 |
|
|
De rabia ardiendo, ladra, y sigue inquieta. |
|
|
|
Príncipe blando y fácil, más
no débil, |
|
|
|
Lleno a un tiempo de genio y de vehemencia, |
|
|
|
Amigo con exceso de placeres, |
|
|
|
Y no menos también de cosas nuevas; |
5250 |
|
|
Del seno del deleite, revolviendo |
|
|
|
La redondez inmensa de la Tierra, |
|
|
|
Con su diestra política y resortes |
|
|
|
Siempre nuevos y fértiles, suspensa, |
|
|
|
Dividida la Europa y en paz tiene; |
5255 |
|
|
Al paso que a las Artes, que fomenta, |
|
|
|
Sus vigilantes ojos convirtiendo, |
|
|
|
De gloria, de vigor y de luz llena. |
|
|
|
Para todos los cargos y destinos |
|
|
|
Nacido felizmente, en sí concentra |
5260 |
|
|
Los talentos de todos: de soldado, |
|
|
|
De jefe y ciudadano. «Él un Rey no
era; |
|
|
|
Más con todo, hijo mío,
enseña a serlo». |
|
|
|
De una borrasca entonces
turbulenta |
|
|
|
En medio de relámpagos, de Francia, |
5265 |
|
|
A los aires flotando, se despliega |
|
|
|
El insigne estandarte. De españoles |
|
|
|
Las huestes precediéndole guerreras, |
|
|
|
Del Águila germana quebrantaban, |
|
|
|
En los de sus Castillas, las cabezas. |
5270 |
|
|
Absorto Enrique, exclama: «¡Padre
mío! |
|
|
|
¿Qué espectáculo nuevo se
presenta?». |
|
|
|
«Todo cambia ¡hijo mío! le
responde. |
|
|
|
Todo Enrique a su ocaso, por fin, llega. |
|
|
|
Del Muy Alto adoremos y aplaudamos |
5275 |
|
|
El arcano saber y providencia. |
|
|
|
Del fuerte y poderoso Carlos Quinto |
|
|
|
Extinguida la raza, ya la Iberia |
|
|
|
Reyes viene a pedirnos de rodillas73; |
|
|
|
Ya a la España da leyes, ya allí
reina |
5280 |
|
|
Uno de nuestros nietos. Ya
Felipe...»74. |
|
|
|
A tan glorioso objeto, Enrique queda |
|
|
|
De júbilo arrobado, y de su mente |
|
|
|
Una dulce sorpresa se apodera. |
|
|
|
«Mitiga de ese gozo, el Padre dice, |
5285 |
|
|
El ímpetu primero, y la grandeza |
|
|
|
Teme, hijo mío, aun de tal suceso: |
|
|
|
Teme, repito, sí; Madrid acepta, |
|
|
|
Del seno de París un dueño
aclama; |
|
|
|
Más quizá tanto honor, gloria es tan
bella, |
5290 |
|
|
No poco para entrambos peligrosa. |
|
|
|
¡O Reyes de mi casa y sangre regia! |
|
|
|
¡O Felipe Borbón! o ¡caros
hijos! |
|
|
|
¡O España y Francia mía! El
Cielo quiera |
|
|
|
Podáis vivir unidas. ¿Hasta
cuando |
5295 |
|
|
¡Políticos funestos! la cruel
tea |
|
|
|
De las discordias públicas
querría75 |
|
|
|
Encender vuestro bárbaro
sistema?»76. |
|
|
|
Dice: y desde el momento, el
Héroe nada |
|
|
|
Ve más de lo pasado, que una envuelta |
5300 |
|
|
Quimérica mixtión de objetos
varios |
|
|
|
Confusos entre sí. Las puertas cierran |
|
|
|
Del templo del Destino; y de los cielos |
|
|
|
A sus ojos se eclipsan las esferas. |
|
|
|
Ya con rosada faz la fresca
Aurora, |
5305 |
|
|
Las puertas en Oriente a abrir empieza |
|
|
|
Del palacio del Sol. Su negro velo |
|
|
|
La noche va a tender sobre otras tierras. |
|
|
|
Los Sueños volteadores y medrosos, |
|
|
|
Húyense con las sombras y se alejan. |
5310 |
|
|
El Príncipe adormido, en este instante |
|
|
|
De su arrobo dulcísimo despierta; |
|
|
|
Y en el fondo del alma un nuevo esfuerzo, |
|
|
|
Un divinal ardor experimenta. |
|
|
|
Inspiraban a todos sus miradas, |
5315 |
|
|
Respetuoso terror y reverencia. |
|
|
|
Había Dios su frente, de su misma |
|
|
|
Majestad sacrosanta con diadema |
|
|
|
De esplandecientes rayos coronado; |
|
|
|
No de distinto modo que lo hiciera |
5320 |
|
|
Con aquel de Israel santo caudillo, |
|
|
|
Ilustre vengador, cuando de vuelta |
|
|
|
Del tonante Sinaí, donde las tablas |
|
|
|
De la Ley del Eterno recibiera, |
|
|
|
De tal lleno de luz cercó su rostro, |
5325 |
|
|
Que de sus resplandores con la fuerza |
|
|
|
Trastornados al verle los hebreos, |
|
|
|
Envueltos entre el polvo, sus pies besan, |
|
|
|
Sin que mirarle osaran, ni sus ojos, |
|
|
|
De su cara el fulgor sufrir pudieran. |
5330 |
|
FIN DEL CANTO VII
|
|
Canto VIII
|
El Conde de Egmond viene de parte del Rey de España al
socorro de Mayenne, y de los Ligados. Batalla de Ivry, en que es
deshecho Mayenne, y muerto de Egmond. Valor y clemencia de Enrique
el Grande.
|
|
De los Estados en París reunidos, |
|
|
|
Atónita y confusa la Asamblea, |
|
|
|
Aquel orgullo, de que inflada estaba |
|
|
|
Al principio, a este tiempo ya perdiera. |
|
|
|
De Enrique al solo nombre, los Ligados, |
5335 |
|
|
De horror y espanto llenos, que quisieran |
|
|
|
Un Monarca elegirse, ya en olvido |
|
|
|
Parecían poner. Nada pudiera |
|
|
|
De su furor fijar la incertidumbre; |
|
|
|
Y en medio del temor y la flaqueza, |
5340 |
|
|
No osando coronar, y aún mucho menos |
|
|
|
Destituir al tirano, se abatieran |
|
|
|
A confirmar, en tanto, por edictos |
|
|
|
De la más vergonzosa complacencia, |
|
|
|
El poder y lugar de que gozaba, |
5345 |
|
|
Sin que de los Estados le vinieran. |
|
|
|
De Teniente del Reino, aunque
sin jefe77 |
|
|
|
El que nombre usurpó, Rey sin diadema, |
|
|
|
Conservado hubo siempre en su partido, |
|
|
|
Del poder más supremo la influencia. |
5350 |
|
|
Un obediente pueblo, de que, astuto, |
|
|
|
Ser apoyo afectaba con destreza, |
|
|
|
Gustoso, combatir y dar la vida |
|
|
|
Por su causa y persona, le ofreciera. |
|
|
|
De nuevas esperanzas, de este modo, |
5355 |
|
|
El pecho rebozando de Mayenne, |
|
|
|
A Consejo convoca, y congregados |
|
|
|
Rápidamente en él a contar
llega, |
|
|
|
Cuantos bravos caudillos, orgullosos, |
|
|
|
Vengar resuelto habían sus querellas. |
5360 |
|
|
Los Canillacs, los Chatres y San-Poles, |
|
|
|
Los Brisacs, los Nemours, y los Lorenas |
|
|
|
Y aun Joyeuse, el voluble, acuden prontos. |
|
|
|
La venganza, la rabia y la braveza, |
|
|
|
La desesperación, y el fiero orgullo, |
5365 |
|
|
En sus rostros pintados se demuestran. |
|
|
|
Con un trémulo paso, algunos de ellos, |
|
|
|
Exhaustos de la sangre que vertieran |
|
|
|
En mortales peleas, caminaban: |
|
|
|
Pero esta sangre misma que corriera, |
5370 |
|
|
Estas mismas batallas y derrotas, |
|
|
|
Estas heridas mismas, aún abiertas, |
|
|
|
Los excitaban más, y enfurecían |
|
|
|
Al vengador desquite de su afrenta. |
|
|
|
Cada cual, de Mayenne, como un rayo, |
5375 |
|
|
A colocarse al lado parte apriesa, |
|
|
|
Y dél, espada en mano, en torno
puestos, |
|
|
|
Vengar juraron todos sus ofensas; |
|
|
|
Así sobre las cumbres del Olimpo, |
|
|
|
Y de Tesalia en campos, se fingiera |
5380 |
|
|
Allá un tiempo, la impía y audaz
tropa |
|
|
|
De los soberbios hijos de la Tierra |
|
|
|
Amontonando rocas sobre rocas, |
|
|
|
Y a los Cielos braveando, en su demencia, |
|
|
|
Con la esperanza estólida embriagados, |
5385 |
|
|
De destronar los Dioses de su esfera. |
|
|
|
Al momento,
entreabriéndose una nube, |
|
|
|
La Discordia a la vista se le ostenta, |
|
|
|
Sobre un carro flamígero montada. |
|
|
|
Ánimo, sus, les dice, que ya llegan |
5390 |
|
|
A auxiliaros, franceses. Ya es forzoso |
|
|
|
El vencer o morir. Voz halagüeña, |
|
|
|
A la cual, el primero se levanta |
|
|
|
Parte corriendo Aumale, y al ver cerca |
|
|
|
Las relumbrantes lanzas españolas, |
5395 |
|
|
«Ahí tenéis, exclamó,
ved de la Iberia |
|
|
|
El auxilio rogado largo tiempo, |
|
|
|
Y siempre diferido al ansia nuestra. |
|
|
|
El Austria al fin, amigos, sus falanges, |
|
|
|
Su socorro a la Francia le franquea». |
5400 |
|
|
Dice: y Mayenne, entonces, afanoso |
|
|
|
A las puertas se avanza. Verse deja |
|
|
|
El extranjero auxilio de aquel lado, |
|
|
|
Do el fúnebre lugar se reverencia, |
|
|
|
Que de nuestros monarcas, ya de antiguo, |
5405 |
|
|
Consagrara la muerte a tumbas regias. |
|
|
|
La formidable masa de las armas, |
|
|
|
Que blandientes al aire centellean, |
|
|
|
El oro refulgente, el lucio acero, |
|
|
|
Las picas, que afiladas reverberan, |
5410 |
|
|
Los cascos, los penachos, los arneses, |
|
|
|
De la pompa el atruendo y la soberbia, |
|
|
|
Del sol los mismos rayos parecían |
|
|
|
En el campo retar a competencia. |
|
|
|
De tropel a su encuentro el pueblo acorre; |
5415 |
|
|
Y con una algazara y grita fiera, |
|
|
|
Al jefe, que en su auxilio Madrid manda, |
|
|
|
Colma de bendiciones, y festeja. |
|
|
|
Era el joven Egmond, tenaz guerrero: |
|
|
|
De un padre generoso e infeliz, era |
5420 |
|
|
El hijo más indigno y
ambicioso78. |
|
|
|
De Bruselas los muros nacer vieran |
|
|
|
Al hijo de Egmond, a quien cegara |
|
|
|
De la patria el amor, y la cabeza |
|
|
|
Perdiera en un cadalso, sosteniendo |
5425 |
|
|
Los sagrados derechos de los belgas, |
|
|
|
Sus míseros patriotas, de los Reyes |
|
|
|
Vejados y oprimidos por la fuerza. |
|
|
|
Ruin hijo de Egmond, procaz soldado, |
|
|
|
Áulico vil, al fin, adula y besa |
5430 |
|
|
Largo tiempo la mano que a su padre |
|
|
|
De un tirano poder víctima hiciera. |
|
|
|
A destructores males de su patria, |
|
|
|
Por política, infiel, servicios
presta; |
|
|
|
Y al paso que a París lleva socorro, |
5435 |
|
|
Cruel persecución trae a Bruselas. |
|
|
|
Como a un Dios tutelar, el rey Felipe, |
|
|
|
Del Sena le enviara a las riberas |
|
|
|
Con auxilio al rebelde, quien creía, |
|
|
|
Del Rey llevar con él hasta las
tiendas, |
5440 |
|
|
A su vez los terrores y la muerte. |
|
|
|
Del temerario orgullo va las huellas |
|
|
|
El impetuoso joven ocupando. |
|
|
|
¡Con qué placer, gran Rey, de cerca
observas |
|
|
|
Su fantástica audacia! ¡Con
qué anhelo, |
5445 |
|
|
Tus ansias el instante aguijonean |
|
|
|
De un combate, del Cual, altos destinos |
|
|
|
Del Estado pendientes consideras! |
|
|
|
Del Iton bien cercano a las
orillas, |
|
|
|
Y del Euro a las márgenes amenas, |
5450 |
|
|
Un campo afortunado deja verse, |
|
|
|
De la madre natura amor y prenda; |
|
|
|
Largo espacio de tiempo, por fortuna |
|
|
|
Supieran respetar furiosas guerras, |
|
|
|
Los preciosos tesoros de que Flora, |
5455 |
|
|
Y el Céfiro halagüeño
embellecieran |
|
|
|
Su dichoso distrito. Entre furores |
|
|
|
De civiles discordias y contiendas, |
|
|
|
Los sencillos pastores del contorno, |
|
|
|
Correr vieran en calma y paz serena |
5460 |
|
|
Sus días y sus años, protegidos |
|
|
|
Por la piedad del Cielo y su pobreza. |
|
|
|
De bálago al abrigo de sus techos, |
|
|
|
De la desaforada soldadesca |
|
|
|
Desdeñar parecían la codicia. |
5465 |
|
|
A cubierto de alarmas, aún no oyeran |
|
|
|
Del tambor y las armas el estruendo. |
|
|
|
Los campos enemigos allí llegan, |
|
|
|
Y la desolación por todas partes |
|
|
|
Delante de ellos marcha. Se consternan |
5470 |
|
|
Las riberas del Iton y del Euro. |
|
|
|
Lleno el pastor de espanto, allá en las
selvas, |
|
|
|
Amilanado todo, va a esconderse; |
|
|
|
Y su dulce mitad, y madre tierna, |
|
|
|
Arrebatando en brazos y llorando |
5475 |
|
|
Sus queridos hijuelos tras él lleva. |
|
|
|
De esos valles de encantos y
gracias llenos |
|
|
|
¡Infeliz habitante! no tus quejas, |
|
|
|
No a tu Rey esas lágrimas imputes. |
|
|
|
Si él las batallas busca o las acepta, |
5480 |
|
|
Para darte la paz es solamente. |
|
|
|
Dones y beneficios con largueza |
|
|
|
Derramará su mano, en mejor tiempo, |
|
|
|
Sobre vuestros hogares que hoy molesta. |
|
|
|
Terminar vuestros males solo quiere. |
5485 |
|
|
Él os ama cual padre, y os lamenta; |
|
|
|
Y en esta, en esta misma atroz jornada, |
|
|
|
Por vuestro solo amor y bien pelea. |
|
|
|
Siéndole tan preciosos
los instantes, |
|
|
|
Ya por todas las filas Borbón vuela |
5490 |
|
|
Sobre un fogoso corcel, más que el
viento |
|
|
|
Rápido y adiestrado en la carrera, |
|
|
|
Que embravecido todo y orgulloso |
|
|
|
De aquel augusto peso que en sí lleva, |
|
|
|
Hinchando la nariz, y con pie corvo |
5495 |
|
|
Excavando arrogante el ancha arena, |
|
|
|
Llamando estar parece los peligros, |
|
|
|
Y el fuego respirando de la guerra. |
|
|
|
Ya brillan, cabe el Rey,
cuantos campeones |
|
|
|
De su honor y su gloria socios fueran, |
5500 |
|
|
Y de sus mismos lauros ya ceñidos. |
|
|
|
El anciano de Aumont, que las
banderas79 |
|
|
|
Siguiera con honor de cinco Reyes; |
|
|
|
Biron, de cuyo nombre el eco siembra80 |
|
|
|
En la enemiga hueste mil alarmas; |
5505 |
|
|
Su entonces joven hijo, de harto inquieta |
|
|
|
Ardorosa y violenta bizarría, |
|
|
|
Que después... más entonces Biron
era81 |
|
|
|
Virtuoso aún. Allá más lejos
vienen |
|
|
|
Los que al crimen tenían guerra
abierta |
5510 |
|
|
Y declarado horror, y que la Liga |
|
|
|
La misma Liga atónita respeta, |
|
|
|
Por más que los malquiera y los
deteste, |
|
|
|
Sully, Nangí, Crillon, y el de
Turena82, |
|
|
|
El que en Sedan, después, la mano, el
nombre, |
5515 |
|
|
Y la soberanía mereciera |
|
|
|
De la joven Buillón; soberanía |
|
|
|
Infeliz, mal guardada, y bien apriesa |
|
|
|
Por Armando oprimida y derrocada, |
|
|
|
Apenas erigida a su grandeza. |
5520 |
|
|
Vese con esplendor alzarse entre ellos |
|
|
|
Cual palma, Essex, airosa y altanera83, |
|
|
|
Que del país mezclando en los jardines |
|
|
|
A los frondosos olmos, que se elevan, |
|
|
|
Su noble y grave frente, envanecida |
5525 |
|
|
De su extranjero tronco gallardea. |
|
|
|
Su engalanado casco centellaba |
|
|
|
Con el rojo fulgor de que le cercan |
|
|
|
Adornos mil preciosos de oro fino, |
|
|
|
Y el sartal de diamantes y preseas, |
5530 |
|
|
A porfía brillantes caros dones, |
|
|
|
Con que de su Señora a la fiereza |
|
|
|
Del de Essex el valor, o la ternura |
|
|
|
Más bien, supremamente honrar
pluguiera. |
|
|
|
¡Ambicioso de Essex! Tú, ser a un
tiempo, |
5535 |
|
|
Un día conseguiste de tu Reina |
|
|
|
Tierno objeto de amor, y el firme apoyo |
|
|
|
De tus Reyes, también, y la defensa. |
|
|
|
Algo allá más distante los
Tremvilles84, |
|
|
|
Los Clermons y Feuquieres, se presentan, |
5540 |
|
|
Y el infeliz De Nesle, y Lesdiguieres, |
|
|
|
De condición y estrella bien diversas; |
|
|
|
Y el anciano De Elly, a quien ha sido |
|
|
|
Esta ilustre jornada tan funesta. |
|
|
|
De heroicos varones tropa tanta, |
5545 |
|
|
Corre a apostarse, ufana, del Rey cerca, |
|
|
|
Y la seña aguardando, en su semblante, |
|
|
|
De la victoria ya gloriosa y cierta |
|
|
|
Presagios mil felices divinaba. |
|
|
|
En situación tan
túrbida, Mayenne, |
5550 |
|
|
Su corazón sintiendo desmayado, |
|
|
|
A hallar en él su esfuerzo en vano
anhela, |
|
|
|
Ora fuese, que al cabo, de la causa |
|
|
|
La injusticia advirtiendo su conciencia, |
|
|
|
Recele gravemente, que propicio |
5555 |
|
|
Sus armas proteger el Cielo quiera; |
|
|
|
Ora, que el alma, en fin, presentimientos, |
|
|
|
Verdaderos anuncios tal vez tenga, |
|
|
|
De los grandes reveses precursores. |
|
|
|
Dueño no obstante aún de su
flaqueza, |
5560 |
|
|
Con simulado gozo, sabe el héroe |
|
|
|
Encubrir de su pecho duras penas. |
|
|
|
Se reanima, se escita, y la esperanza, |
|
|
|
Que ya él mismo, marchita, no
sustenta, |
|
|
|
Inspirar al soldado conseguía. |
5565 |
|
|
Junto a él, lleno Egmond
de la soberbia, |
|
|
|
Del confiado orgullo, y la arrogancia |
|
|
|
Que de ordinario influye la imprudencia |
|
|
|
En juveniles años, impaciente |
|
|
|
De ejercer su valor; la marcha lenta |
5570 |
|
|
Del perplejo Mayenne acriminaba. |
|
|
|
Hervía su coraje; a la
manera, |
|
|
|
Que escapado del ancho y verde seno |
|
|
|
De amenas praderías y risueñas, |
|
|
|
Al eco retumbante de la trompa, |
5575 |
|
|
Que anima el fiero ardor de su braveza, |
|
|
|
En los fértiles campos de la Tracia, |
|
|
|
Inquieto e indócil bruto, en quien
humea |
|
|
|
Un belicioso fuego, suelta al aire |
|
|
|
De su altanero cuello la crin crespa, |
5580 |
|
|
Con anheloso aliento, por el campo |
|
|
|
Trepa, galopa, corre, a la lid vuela, |
|
|
|
De la rienda impaciente el freno tasca, |
|
|
|
La oreja eriza, y brinca por la hierba; |
|
|
|
Así Egmond parecía. Un furor
noble |
5585 |
|
|
Por sus ojos brillando, llamas echa, |
|
|
|
Y en su animoso pecho late y arde. |
|
|
|
Lisonjéase ya, ya se recrea |
|
|
|
En sus próximas glorias, y presume, |
|
|
|
Que su altivo destino al triunfo impera. |
5590 |
|
|
¡Ha infeliz! Él no sabe que el
orgullo, |
|
|
|
La presunción fatal, y la impaciencia |
|
|
|
De su guerrero ardor y su osadía, |
|
|
|
Iban de Ivri en los campos, con presteza |
|
|
|
La tumba funeral a prepararle. |
5595 |
|
|
De la Liga a las bélicas
hileras |
|
|
|
Avanza el gran Enrique, y a las suyas; |
|
|
|
Que inflamaba su heroica presencia |
|
|
|
Tornándose: «Nacido habéis
franceses, |
|
|
|
Y Yo soy vuestro Rey. Ved allí cerca |
5600 |
|
|
Al pérfido enemigo. A él;
seguidme. |
|
|
|
Vuestros ojos jamás de vista pierdan |
|
|
|
En lo más empeñado y formidable |
|
|
|
De la atroz tempestad que nos espera, |
|
|
|
Este blanco penacho que resalta |
5605 |
|
|
Flotando al aire, sobre mi cabeza. |
|
|
|
Vosotros le veréis, a todo trance, |
|
|
|
Del honor volar siempre por las
sendas». |
|
|
|
A estas bellas palabras, que ya en tono |
|
|
|
De vencedor, el Rey les dirigiera, |
5610 |
|
|
Advirtiendo, con júbilo, inflamada |
|
|
|
De un nuevo ardor su tropa, al frente de ella |
|
|
|
Marcha ya, de las huestes al Dios grande |
|
|
|
Religioso invocando. Tras las huellas |
|
|
|
De ambos jefes a un tiempo, velozmente |
5615 |
|
|
A la sangrienta lid correr se observa |
|
|
|
De uno y otro partido los guerreros; |
|
|
|
Así cuando violentos se despliegan, |
|
|
|
Y con rápido vuelo precipitan |
|
|
|
De los montes que Alcides dividiera, |
5620 |
|
|
Furiosos Aquilones, al momento, |
|
|
|
De dos profundos mares contrapuestas |
|
|
|
Las encrespadas olas, a los aires |
|
|
|
Con espumoso choque se sublevan; |
|
|
|
A lo lejos allá la Tierra gime, |
5625 |
|
|
Huye el día; del Cielo el trueno
suena; |
|
|
|
Y de susto temblando el Africano, |
|
|
|
Que desplomado se hunde el mundo, piensa. |
|
|
|
Ya en uno y otro campo, dobles
muertes, |
|
|
|
Al mosquete reunida, feroz siembra |
5630 |
|
|
La mortal y fendiente cimitarra. |
|
|
|
Aquel arma, que un día, de la guerra |
|
|
|
Al mal Genio inventar plugo en Bayona85, |
|
|
|
Para que estragos suyos más pudieran |
|
|
|
Del suelo exterminar la raza humana, |
5635 |
|
|
Reúne a un mismo tiempo, invención
negra |
|
|
|
Y del Infierno mismo digno fruto, |
|
|
|
Cuanto en manos maléficas encierran |
|
|
|
Hierro y fuego, de bárbaro y horrible. |
|
|
|
Ya se baten y mezclan. La destreza |
5640 |
|
|
Asociada al valor, la horrible grita, |
|
|
|
El gemido, el terror, la rabia ciega, |
|
|
|
La implacable y ferviente sed de sangre, |
|
|
|
De ceder al contrario la vergüenza, |
|
|
|
La desesperación, y en fin, la muerte, |
5645 |
|
|
De fila en fila corren y se ceban. |
|
|
|
Aquí persigue el uno al propio padre. |
|
|
|
Huyendo allí un hermano, muerto queda |
|
|
|
Por el impío brazo de otro hermano. |
|
|
|
Se estremece a tal ver naturaleza, |
5650 |
|
|
Y de su triste sangre, a pesar suyo, |
|
|
|
Se hinche aquella fatal turbia ribera. |
|
|
|
Por entre picas tantas que
erizadas |
|
|
|
Parecían formar espesas selvas; |
|
|
|
Por medio de sangrientos batallones, |
5655 |
|
|
Y de enemigos cuerpos, que atropella, |
|
|
|
Penetra, Enrique, avanza, y un camino |
|
|
|
A sus valientes tropas a abrir llega. |
|
|
|
Seguiale Morné con su frescura, |
|
|
|
Con su calma de espíritu perpetua, |
5660 |
|
|
Y cual un Genio excelso y poderoso, |
|
|
|
En torno de su Rey gira y le vela: |
|
|
|
Al modo, que allá un tiempo, de la
Frigia |
|
|
|
En los guerreros campos, se fingieran |
|
|
|
Los móviles eternos e invisibles |
5665 |
|
|
De los etéreos Orbes, por la tierra |
|
|
|
En traje de mortales disfrazados, |
|
|
|
Mezclarse y combatir en las peleas; |
|
|
|
Y del Dios verdadero, al mismo modo, |
|
|
|
Que severos ministros, y tremendas |
5670 |
|
|
Celestes e impasibles potestades, |
|
|
|
Del oraje el relámpago y centella, |
|
|
|
En medio de los aires circundados, |
|
|
|
Con faz siempre impertérrita y serena, |
|
|
|
El Universo agitan y estremecen. |
5675 |
|
|
Él de Enrique recibe, a do quier lleva |
|
|
|
Las órdenes supremas, que emociones |
|
|
|
Repentinas, intrépidas y fieras |
|
|
|
Del alma de los héroes, al momento |
|
|
|
Cambian una batalla, y fijo dejan |
5680 |
|
|
Su triunfante destino. Él a los jefes |
|
|
|
A trasladarlas corre con presteza. |
|
|
|
El caudillo las toma, y velozmente |
|
|
|
Al eco de su voz, con impaciencia, |
|
|
|
Las bien disciplinadas prontas haces |
5685 |
|
|
Su obediente furor mueven y arreglan. |
|
|
|
Despliéganse ya raudos, se dividen |
|
|
|
Los trozos de las huestes, ya se cierran, |
|
|
|
Ya marchan en colunas diferentes. |
|
|
|
Un espíritu solo, un plan gobierna |
5690 |
|
|
La acción de cada trozo y movimientos. |
|
|
|
Morné yendo y tornando, hacia el Rey
vuela. |
|
|
|
Él le sigue y le escolta; y golpes
varios, |
|
|
|
Que contra su persona el campo asesta, |
|
|
|
Más de una vez, hablándole, le
para. |
5695 |
|
|
Por lo demás, Morné, nunca en la
guerra, |
|
|
|
A sus manos estoicas, en sangre |
|
|
|
De sus tristes hermanos permitiera |
|
|
|
Que crueles e impías se mancharan. |
|
|
|
De su Rey solamente toda llena, |
5700 |
|
|
Toda ocupada el alma, si su acero |
|
|
|
Desenvainó, fue sólo en su
defensa. |
|
|
|
Su singular valor, de los combates |
|
|
|
Declarado enemigo, no recela |
|
|
|
El arrostrar la muerte, más sin darla. |
5705 |
|
|
Ya el ánimo indomable de Turena, |
|
|
|
Rechaza de Nemur, las huestes turba. |
|
|
|
El de Elly, por do quier arrastra y siembra |
|
|
|
La muerte y el terror. Elly, orgulloso |
|
|
|
Con treinta años de lides, recupera, |
5710 |
|
|
De marciales combates entre horrores, |
|
|
|
A pesar de sus canas, nuevas fuerzas: |
|
|
|
Un guerrero tan solo, a la amenaza |
|
|
|
De sus golpes se opone en la palestra. |
|
|
|
Un héroe joven es, que de sus
días |
5715 |
|
|
A la amena y florida primavera, |
|
|
|
En funciones de Marte se estrenaba, |
|
|
|
Con tan célebre acción como
sangrienta. |
|
|
|
Del más grato himeneo el dulce cebo, |
|
|
|
Venía de gustar el mozo apenas. |
5720 |
|
|
Del amor favorito, de sus brazos |
|
|
|
De partir acababa. La vergüenza |
|
|
|
De no ser hasta entonces sino solo |
|
|
|
Célebre por sus prendas, y la fiera |
|
|
|
Ambición de otra gloria, le arrojaba |
5725 |
|
|
A los fieros peligros de la guerra. |
|
|
|
Su joven bella esposa, en aquel día, |
|
|
|
Los Cielos acusando, y la crueleza |
|
|
|
De la batalla y Liga maldiciendo, |
|
|
|
Su tierno esposo armó triste y
violenta. |
5730 |
|
|
Con un trémulo pulso e incierta mano |
|
|
|
La pesada coraza le prendiera, |
|
|
|
Y con amargas lágrimas dejara |
|
|
|
De un casco preciosísimo cubierta, |
|
|
|
Una frente de gracias tan ceñida |
5735 |
|
|
Y a sus amantes ojos hechicera. |
|
|
|
Con cólera marcial, del
novel fiero |
|
|
|
El juvenil orgullo se endereza |
|
|
|
Contra el anciano Elly. De polvo y humo |
|
|
|
Por entre torbellinos, que los ciegan, |
5740 |
|
|
De muertos, moribundos, y heridos, |
|
|
|
Uno y otro al través, baten y aprietan |
|
|
|
De sus fogosos brutos los ijares. |
|
|
|
Apostados los dos sobre la hierba, |
|
|
|
Con la sangre teñida y aplanada, |
5745 |
|
|
Lejos de do campean sus banderas, |
|
|
|
Se lanzan, y se buscan a seguro |
|
|
|
Y arrogante galope los atletas. |
|
|
|
De sus cotas cubiertos y su sangre, |
|
|
|
Enristradas las lanzas, ya se encuentran, |
5750 |
|
|
Y con choque espantoso, de repente |
|
|
|
Se arremeten entrambos y golpean. |
|
|
|
La tierra retembló del bote al ruido; |
|
|
|
Y las astas al golpe en trozos quibran; |
|
|
|
Al modo que en cargado, ardiente cielo, |
5755 |
|
|
Dos formidables nubes, que acarrean |
|
|
|
En su seno los truenos y la muerte, |
|
|
|
Chocándose en los aires, corren,
vuelan |
|
|
|
Sobre el furioso viento; de su horrible |
|
|
|
Conmistión los relámpagos
revientan; |
5760 |
|
|
De allí se forma el rayo, y los
mortales, |
|
|
|
A su vista y estruendo de horror tiemblan. |
|
|
|
Ya sus brutos dejando lejos de ellos, |
|
|
|
Por un súbito esfuerzo, se conciertan. |
|
|
|
En bajarse a buscar muerte distinta. |
5765 |
|
|
Ya pie en tierra, se vibran, ya centellan |
|
|
|
Los funestos aceros en sus manos. |
|
|
|
Acorre la Discordia turbulenta, |
|
|
|
Y con ella ligados de consuno, |
|
|
|
El rabioso Demonio de la guerra, |
5770 |
|
|
Y la pálida parca ensangrentada, |
|
|
|
Al lado de ambos héroes se presentan. |
|
|
|
¡O míseros, o ilusos
combatientes! |
|
|
|
Suspended de esa lucha, de esa ciega |
|
|
|
Precipitada cólera los golpes: |
5775 |
|
|
Pero la irresistible oculta fuerza |
|
|
|
De fatales decretos del destino, |
|
|
|
Más su furor enciende y los obceca. |
|
|
|
En el contrario pecho, abrir al alma |
|
|
|
Intenta cada cual fúnebre puerta, |
5780 |
|
|
En el pecho, que entrambos no conocen. |
|
|
|
A los aires resalta, en cascos vuela |
|
|
|
La acerada armadura que les cubre. |
|
|
|
A redoblados tajos de su diestra, |
|
|
|
Lumbres al viento arrojan las corazas. |
5785 |
|
|
Sangre, que a borbotones corre suelta |
|
|
|
De sus hondas heridas, rebotando, |
|
|
|
Su fiera mano mancha y bermejea. |
|
|
|
Los formidables filos deteniendo |
|
|
|
Sus cascos y broqueles con destreza, |
5790 |
|
|
Golpes mil aún le paran y le cubren, |
|
|
|
De una muerte más pronta los libertan. |
|
|
|
De resistencia tanta absortos ambos, |
|
|
|
Admira, cada cual, honra y respeta |
|
|
|
De su rival el ánimo y esfuerzo. |
5795 |
|
|
De Elly mano más firme, y más
certera, |
|
|
|
Al joven generoso al fin derriba, |
|
|
|
De un malhadado golpe a sus pies echa. |
|
|
|
Sus vivos bellos ojos, para siempre |
|
|
|
De la luz a los rayos ya se cierran. |
5800 |
|
|
Sobre el sangriento polvo ya su casco |
|
|
|
Arrastrando y rodando va dél cerca. |
|
|
|
Ya de Elly ve su rostro ¡Qué
lamentos! |
|
|
|
Le ve, le abraza, ¡ay Dios! ¡...su
hijo era. |
|
|
|
Inundados en lágrimas los ojos, |
5805 |
|
|
El desdichado padre ya la horrenda, |
|
|
|
La parricida espada vuelto habría |
|
|
|
Contra su corazón, si a tan extremas |
|
|
|
Muestras de su dolor, su brazo alzado |
|
|
|
Deteniendo, el suceso no impidieran. |
5810 |
|
|
Parte trémulo todo; corre huyendo |
|
|
|
De una playa de horror y espanto llena. |
|
|
|
Su criminal victoria abominando, |
|
|
|
Llórala eternamente, la detesta. |
|
|
|
A la Corte, a los hombres, y a la gloria |
5815 |
|
|
Para siempre renuncia, y solo anhela, |
|
|
|
Prófugo de sí mismo, al fin del
Orbe |
|
|
|
Ir a esconder su tedio y dura pena |
|
|
|
En un triste desierto. Allí, del
punto, |
|
|
|
En que su luz el sol torna a la tierra, |
5820 |
|
|
Hasta que de las ondas cristalinas |
|
|
|
En el piélago a hundirla tibia llega, |
|
|
|
A los enternecidos dobles ecos |
|
|
|
De los montes, los valles y las selvas, |
|
|
|
Hacían repetir acentos tristes |
5825 |
|
|
De su acerbo dolor y su querella, |
|
|
|
El nombre, el triste nombre de su hijo. |
|
|
|
Del héroe en la
agonía postrimera, |
|
|
|
Guiada del terror la nueva esposa, |
|
|
|
Con una errante vista y planta incierta |
5830 |
|
|
Se acerca y llega, en fin, al campo infausto, |
|
|
|
Do pavorosa busca, y ve... ¡Qué
escena! |
|
|
|
Entre el montón de muertos,... ve a su
esposo. |
|
|
|
¿Eres tú caro amante?... más
sus tiernas |
|
|
|
Cariñosas palabras, que interrumpen |
5835 |
|
|
Sollozos mil, tristísimas endechas, |
|
|
|
Que al viento el labio arroja mal formadas, |
|
|
|
Del esposo adorado ya no afectan |
|
|
|
El exánime oído. Ella aún sus
ojos |
|
|
|
Ver quiere, y vuelve a abrir. Ella aún
aprieta |
5840 |
|
|
Con sus últimos ósculos su
boca, |
|
|
|
Aquella boca, que idolatra aun yerta; |
|
|
|
Ella el cadáver pálido y
sangriento |
|
|
|
Entre sus brazos trémulos sustenta; |
|
|
|
Los ojos clava en él; sobre él
suspira; |
5845 |
|
|
Estréchale a su seno, y muerta queda. |
|
|
|
¡Padre, esposa y familia
deplorables! |
|
|
|
¡Ejemplo lastimero, que amedrenta, |
|
|
|
Y la imagen ofrece de unos tiempos |
|
|
|
De tal ferocidad y tanta mengua! |
5850 |
|
|
Pueda el recuerdo triste y espantoso |
|
|
|
De tan mísera y trágica pelea, |
|
|
|
De todos nuestros nietos más remotos |
|
|
|
Lástimas excitar. Lágrimas
pueda |
|
|
|
Arrancar de sus ojos saludables, |
5855 |
|
|
Porque crímenes tales y fierezas |
|
|
|
De sus padres, jamás a imitar lleguen. |
|
|
|
Más ¿quién
cielos la Liga así dispersa? |
|
|
|
Qué héroe puede, o qué Dios,
darle tal rota? |
|
|
|
Biron el joven es, cuya braveza, |
5860 |
|
|
Por entre atropellados batallones |
|
|
|
Denodado consigue abrirse senda. |
|
|
|
Y el orgulloso Aumale, que la fuga |
|
|
|
De los suyos infame a mirar llega, |
|
|
|
De cólera bramando, «Deteneos; |
5865 |
|
|
¿Do, cobardes, corréis? Parad: dad
vuelta. |
|
|
|
¡Huir! ¡Huir, vosotros, los
famosos |
|
|
|
Compañeros de Guisa y de Mayena! |
|
|
|
¡Vosotros los valientes, que hoy de
Roma |
|
|
|
La causa, de París, Francia, y la
Iglesia |
5870 |
|
|
Con tanto honor debéis dejar vengadas! |
|
|
|
Del antiguo valor y virtud vuestra |
|
|
|
Acordaos, amigos, y seguidme |
|
|
|
Con aliento mayor a la refriega. |
|
|
|
Batíos bajo Aumale, e ya
vencisteis»; |
5875 |
|
|
Volando a su socorro, gente llevan |
|
|
|
El feroz de Saint-Pol, Beauveau, y Foyussa |
|
|
|
Con Joyeuse. Las haces ya dispersas |
|
|
|
A este refresco junta. Con miradas |
|
|
|
Enciéndelas de fuego. Las ordena, |
5880 |
|
|
Y a su frente revuelve a un nuevo ataque. |
|
|
|
Tras él con paso rápido regresa |
|
|
|
De su parte a ponerse la fortuna. |
|
|
|
De Biron el valor y la firmeza, |
|
|
|
Con rara intrepidez, paran en vano |
5885 |
|
|
El impetuoso curso y la violencia |
|
|
|
Del torrente de huestes, que furioso, |
|
|
|
En sus ondas hundirle, ahogarle intenta. |
|
|
|
Parabére expirando ve a su lado. |
|
|
|
Entre el montón de muertos, ya por
tierra |
5890 |
|
|
Mira a Fouquier, Clermont, Angenne y
Nésle, |
|
|
|
Entre el polvo tendidos ya no alientan. |
|
|
|
De exhalar sus suspiros postrimeros |
|
|
|
Lleno él mismo de heridas, se halla
cerca. |
|
|
|
Así Biron, así finar debiste. |
5895 |
|
|
En campos del honor muerte tan bella |
|
|
|
Tan célebre caída, la memoria |
|
|
|
De tu primer virtud eterna hicieran. |
|
|
|
El extremado trance, a que un exceso |
|
|
|
Del valor de Biron, su vida arriesga, |
5900 |
|
|
De Enrique el corazón inquieto
advierte. |
|
|
|
Le amaba, no cual Rey, no a la manera |
|
|
|
De un severo señor, que sólo
sufre |
|
|
|
Se aspire al alto honor, a la suprema |
|
|
|
Ventura de agradarle, y cuyo duro |
5905 |
|
|
Corazón, inflexible en su soberbia, |
|
|
|
La sangre de un vasallo, bien pagada |
|
|
|
Con sola una mirada considera. |
|
|
|
La noble llama, Enrique, conocía |
|
|
|
De la amistad; de la amistad; la prenda |
5910 |
|
|
El don del alto Cielo, y de almas grandes |
|
|
|
Dulce placer y encanto; de la tierna |
|
|
|
Oficiosa amistad, que allá los Reyes, |
|
|
|
Los ilustres ingratos, de su esfera |
|
|
|
Por bastante desgracia no conocen. |
5915 |
|
|
A socorrerle al punto Enrique vuela; |
|
|
|
Y el mismo activo ardor, que fino
guía, |
|
|
|
Que al socorro sus pasos veloz lleva, |
|
|
|
Más vigor a su brazo, y a su vuelo |
|
|
|
Impulsiones prestaba más violentas. |
5920 |
|
|
Biron, a quien ya asaltan, ya circundan |
|
|
|
De una prójima muerte sombras negras, |
|
|
|
De su valiente Rey y augusto amigo, |
|
|
|
Confortado a la súbita presencia, |
|
|
|
Hace un postrer esfuerzo; e incontinente, |
5925 |
|
|
De Borbón a la voz, llama y releva |
|
|
|
De su vida los restos. Huye todo, |
|
|
|
De Borbón al denuedo todo ceja. |
|
|
|
Tu Rey ¡joven Biron! tu Rey te arranca |
|
|
|
Al tropel de enemigos, que fin dieran |
5930 |
|
|
Con redoblados golpes a tu aliento, |
|
|
|
Sin darte de su amor tan fina prueba. |
|
|
|
Vives, Biron. La vida a tu Rey debes. |
|
|
|
Vivirle siempre fiel, al menos, piensa. |
|
|
|
¿Qué
estrépito espantoso deja oírse? |
5935 |
|
|
La Discordia es, maligna y turbulenta, |
|
|
|
Que del héroe oponiendo a las virtudes |
|
|
|
Su implacable furor, de un ira nueva |
|
|
|
Los ligados enciende. Al frente de ellos |
|
|
|
Pónese el monstruo horrible, y la
trompeta |
5940 |
|
|
Del infierno, a lo lejos, por el soplo |
|
|
|
De su boca fatal, hórrida suena. |
|
|
|
A sus acentos bárbaros, de Aumale |
|
|
|
Harto bien conocidos, se subleva |
|
|
|
Su cólera, se inflama, se embravece; |
5945 |
|
|
Y repentinamente, a la manera |
|
|
|
Que va del arco elástico impelida |
|
|
|
Por los aires silbando una saeta, |
|
|
|
Busca al héroe, y sobre él solo se
arroja. |
|
|
|
En tumulto una tropa se descuelga |
5950 |
|
|
De ligados allí; del modo mismo |
|
|
|
Que en hondos matorrales de florestas, |
|
|
|
Con ojo ensangrentado, hasta su fondo |
|
|
|
Precipitados corren y penetran |
|
|
|
El alano y lebrel, fieros esclavos |
5955 |
|
|
Del amo que los nutre y los arriesga |
|
|
|
A ensangrentadas luchas, cual nacidos |
|
|
|
Para presas y muertes carniceras, |
|
|
|
A un jabalí valiente en torno acosan; |
|
|
|
Sus bravíos furores exacerban, |
5960 |
|
|
Y con cólera ciega encarnizados, |
|
|
|
Los riesgos no advirtiendo, la corneta |
|
|
|
Su belicoso instinto irrita al lejos, |
|
|
|
Y las rocas, los montes y las cuevas, |
|
|
|
De alaridos retumban y ladridos: |
5965 |
|
|
Así enemigos mil a Enrique cercan, |
|
|
|
Y él solo contra todos, de la suerte |
|
|
|
Impía abandonado: de una espesa |
|
|
|
Muchedumbre entre abismos, y sitiado |
|
|
|
De la muerte en tal trance, se contempla. |
5970 |
|
|
Del alto de los cielos, en peligro |
|
|
|
Tan horrible y extremo, invicta fuerza |
|
|
|
Presta Luis al héroe a quien amaba, |
|
|
|
Y que a modo de roca, que altanera, |
|
|
|
Amenaza las nubes, de los vientos |
5975 |
|
|
El ímpetu rechaza, y la violencia |
|
|
|
De las olas quebranta, que le embisten. |
|
|
|
¡Quién fielmente narrar aquí
pudiera |
|
|
|
La sangre y mortandad, de que vio entonces |
|
|
|
Cubrir el Euro triste sus riberas! |
5980 |
|
|
¡O vosotros sangrientos
sacros manes |
|
|
|
Del más valiente Rey que el mundo
cuenta! |
|
|
|
Mi espíritu ilustrad y mi memoria; |
|
|
|
Por el eco explicaos de mi lengua. |
|
|
|
Él ve como al socorro velozmente |
5985 |
|
|
Acude de su Rey su fiel nobleza; |
|
|
|
Cual muere por su Rey, al mismo paso, |
|
|
|
Que por ella, también, su Rey se
arriesga. |
|
|
|
El terror y el espanto le preceden. |
|
|
|
De sus golpes en pos la muerte vuela; |
5990 |
|
|
Cuando a su indignación y fiera
saña, |
|
|
|
A exponerse el de Egmond osado llega. |
|
|
|
Había este extranjero,
en lo más fuerte |
|
|
|
De batalla tan hórrida y sangrienta, |
|
|
|
De su valor iluso, largo tiempo |
5995 |
|
|
Del Rey andado en busca. Su soberbia, |
|
|
|
Irritaba el honor de combatirle, |
|
|
|
Por más que a extrema costa tal vez
fuera, |
|
|
|
De que su temerario y loco orgullo, |
|
|
|
A la tumba fatal le condujeran. |
6000 |
|
|
«Ven, Borbón, le gritaba, a alzar tu
gloria. |
|
|
|
Combatamos los dos. Acción es nuestra |
|
|
|
La victoria fijar». A estas palabras, |
|
|
|
Un relámpago, al punto, augural
seña, |
|
|
|
Frecuente mensajero del destino, |
6005 |
|
|
Iluminando, hiende y atraviesa |
|
|
|
Los espacios del aire. Que su trueno |
|
|
|
Retumbe sobre el campo, al punto ordena |
|
|
|
El árbitro y señor de los
combates. |
|
|
|
Bajo sus pies temblar siente la tierra |
6010 |
|
|
Atónito el soldado. Que su apoyo |
|
|
|
Los Cielos le debían, Egmond piensa; |
|
|
|
Que su causa defienden, y en pro suyo, |
|
|
|
A combatir de lo alto se dan priesa; |
|
|
|
Que la naturaleza atenta toda |
6015 |
|
|
Al grandioso interés de tal palestra, |
|
|
|
Celosa de su gloria, por las voces |
|
|
|
De aquel trueno, su triunfo a entender diera. |
|
|
|
De Egmond logra alcanzar, y en el costado |
|
|
|
Hiere por fin al héroe. Se
contempla86 |
6020 |
|
|
Con derramar su sangre ya triunfante. |
|
|
|
El Rey, que se halla herido, y de ver echa |
|
|
|
Sin turbarse el peligro, su ardor noble |
|
|
|
A medida del riesgo activo aumenta. |
|
|
|
Su grande corazón, de haber hallado |
6025 |
|
|
Del honor en los campos, competencia |
|
|
|
De rivales tan fieros, y tan dignos |
|
|
|
De su insigne valor, se lisonjea. |
|
|
|
De entorpecerle lejos, más le aviva |
|
|
|
La herida que recibe; y con braveza, |
6030 |
|
|
Con impetuoso ardor, incontinente |
|
|
|
Sobre el rival ufano, se despeña. |
|
|
|
De un golpe más seguro derribado, |
|
|
|
De repente el De Egmond tendido queda. |
|
|
|
Del centellante acero fue en un punto |
6035 |
|
|
Su pecho traspasado. Sobre él trepan, |
|
|
|
Con sus teñidos pies en fresca sangre, |
|
|
|
Los inquietos caballos. Las tinieblas |
|
|
|
De la parca, sus ojos eclipsaron; |
|
|
|
Y entre rabiosas furias toda envuelta, |
6040 |
|
|
De los muertos, volando parte su alma |
|
|
|
A la región obscura, do en presencia |
|
|
|
De su padre, remuerdos la devoran. |
|
|
|
Españoles tan fieros, hueste
íbera, |
|
|
|
Terrible tanto un tiempo y decantada! |
6045 |
|
|
La muerte del de Egmond, vuestras guerreras |
|
|
|
Virtudes abismó. Vosotros visteis |
|
|
|
La faz al miedo allí, por vez primera. |
|
|
|
De helada turbación y
mustio espanto |
|
|
|
Sobrecoge el espíritu, y aterra |
6050 |
|
|
Al alarmado ejército. En un vuelo |
|
|
|
Pasa de fila en fila y al fin, llena |
|
|
|
Todo el confuso campo. El tino pierden; |
|
|
|
Embárganse los jefes, y se encuentran |
|
|
|
Perdidos los soldados. Los primeros, |
6055 |
|
|
No aciertan a ordenar, de mandar cesan; |
|
|
|
Y a su vez, los segundos no obedecen; |
|
|
|
Sus banderas arrojan; grita horrenda |
|
|
|
A los vientos despiden; y entregados |
|
|
|
A una afrentosa fuga, en medio de ella, |
6060 |
|
|
Y del ciego pavor, unos con otros |
|
|
|
Tropezando, chocando, y dando en tierra, |
|
|
|
Se dispersan confusos y extraviados. |
|
|
|
Ríndense al Vencedor sin resistencia, |
|
|
|
Sus cadenas, los unos, de rodillas |
6065 |
|
|
Pidiéndole por gracia. Otros, intentan |
|
|
|
El alcance evitar en rauda fuga, |
|
|
|
Y del Euro ganando las riberas, |
|
|
|
Estúpido terror los precipita |
|
|
|
En su profundo abismo, y con la mesma |
6070 |
|
|
Muerte, de que huir quieren, al fin topan. |
|
|
|
Las ondas de cadáveres cubiertas, |
|
|
|
Del río interceptando la corriente, |
|
|
|
Retrocede espantado, y se nivela |
|
|
|
De su frente a la altura originaria |
6075 |
|
|
Mayenne, que de espanto incapaz
era, |
|
|
|
Sereno, aunque afligido, en tal desorden |
|
|
|
De su espíritu dueño, aún
firme observa |
|
|
|
Su fortuna cruel; y a sus reveses |
|
|
|
En jornada cediendo tan funesta, |
6080 |
|
|
En otra más propicia a lo adelante, |
|
|
|
Aún aguarda, animoso, triunfar de
ella. |
|
|
|
Cerca dél, al contrario, Aumale fiero, |
|
|
|
Con un mirar rabioso, acusa, execra |
|
|
|
Los Flamencos, el Cielo y la Fortuna. |
6085 |
|
|
«Todo perdido se ha ¿Qué es lo
que resta? |
|
|
|
Morir ¡bravo Mayenne! morir
solo». |
|
|
|
Dejad de tal furor tan vanas muestras, |
|
|
|
El caudillo responde. No, de Aumale. |
|
|
|
Vivid para un partido que os aprecia |
6090 |
|
|
Tanto como le honráis, para que un
día |
|
|
|
La derrota del de hoy reparar pueda, |
|
|
|
Y el daño redimir, en mejor tiempo, |
|
|
|
De la suerte que en este nos fue adversa. |
|
|
|
Vivid, valiente Aumale, y con constancia, |
6095 |
|
|
De este revés en hora tan funesta, |
|
|
|
Junto con Rois-Dauphin, los tristes restos |
|
|
|
Aplegad de la rota soldadesca, |
|
|
|
Y de París seguidme hasta los muros. |
|
|
|
Las reliquias batidas y dispersas |
6100 |
|
|
De la Liga reunid. Así, excedemos |
|
|
|
Del vencido Coliñi la fiereza». |
|
|
|
Al oírle el de Aumale, se enfurece, |
|
|
|
Y de cólera llora. No sin pena, |
|
|
|
Parte a cumplir un orden que abomina; |
6105 |
|
|
Cual el fiero león, que mano experta |
|
|
|
Domar de un moro supo, al dueño
dócil, |
|
|
|
Más feroz y terrible a otro
cualquiera, |
|
|
|
A la frecuente mano que conoce, |
|
|
|
Somete horriblemente su cabeza; |
6110 |
|
|
Le sigue aunque con aire formidable; |
|
|
|
Feroz, rugiendo aún, le lisonjea, |
|
|
|
Y amenazar parece obedeciendo. |
|
|
|
El caudillo, entre tanto, se
acelera |
|
|
|
A dejar escondidas, con su fuga, |
6115 |
|
|
De París entre muros sus afrentas. |
|
|
|
Victorioso Borbón, por
todas partes |
|
|
|
Correr ve los ligados, sin defensa, |
|
|
|
A implorar sus piedades. Al momento, |
|
|
|
Las bóvedas del Cielo allí
entreabiertas, |
6120 |
|
|
Los Manes visto se han de los Borbones, |
|
|
|
Que desde él a los aires descendieran, |
|
|
|
Y el inmortal Luis, rodeado todo |
|
|
|
De la augusta celícola Asamblea, |
|
|
|
Por mejor contemplar a su hijo Enrique, |
6125 |
|
|
Bajó del firmamento a tanta escena. |
|
|
|
De los Borbones vino el jefe excelso, |
|
|
|
A observar como el héroe usar supiera |
|
|
|
De sus ilustres triunfos, y acabara |
|
|
|
De merecer la gloria que le cerca. |
6130 |
|
|
Cabe el Rey, sus soldados, los vencidos, |
|
|
|
Que a su golpe mortal huir pudieran, |
|
|
|
Con ojos de furor miran, y rabian. |
|
|
|
Los prisioneros trémulos, que llevan |
|
|
|
De Enrique a la presencia, absortos, mudos, |
6135 |
|
|
De su suerte final el fallo esperan. |
|
|
|
En sus errantes y turbados ojos, |
|
|
|
Con el mortal despecho, y la vil mengua, |
|
|
|
Pintaban, y el espanto, su desastre. |
|
|
|
Sus miradas, Borbón, de gracia llenas, |
6140 |
|
|
Y en que a un tiempo reinaban la dulzura |
|
|
|
Y la audacia, sobre ellos caer deja. |
|
|
|
«Libres estáis, les dice. De hoy
más quede |
|
|
|
Sólo a la voluntad y elección
vuestra, |
|
|
|
El ser mis enemigos o vasallos. |
6145 |
|
|
Entre mí ya podéis y el de
Mayena |
|
|
|
Reconocer un dueño. Ved, franceses, |
|
|
|
Quién de los dos más bien serlo
merezca. |
|
|
|
O esclavos de la Liga, o, de un Rey socios; |
|
|
|
Id, si os place, a gemir bajo de
aquélla, |
6150 |
|
|
O a triunfar bajo de éste. Elegid
digo». |
|
|
|
A estas palabras, que de un Rey salieran |
|
|
|
Ya de gloria cubierto, sobre un campo |
|
|
|
De batalla, en el seno de la mesma |
|
|
|
Victoria, desvariados, sorprendidos |
6155 |
|
|
Vense los prisioneros: se demuestran |
|
|
|
Contentos de su rota; y a gran dicha |
|
|
|
Teniendo el ser vencidos, se clarean |
|
|
|
Sus anublados ojos, y en su pecho, |
|
|
|
Muere todo el rencor, que en él
viviera. |
6160 |
|
|
De Borbón el valor los ha vencido; |
|
|
|
Y tanto su virtud los encadena, |
|
|
|
Que ya del mero nombre de soldados |
|
|
|
Del Rey, alarde haciendo, solo anhelan |
|
|
|
Su crimen a expiar, con ley ardiente |
6165 |
|
|
Marchando, a lo adelante, tras sus huellas |
|
|
|
Benigno el vencedor, y generoso, |
|
|
|
Que cese ya el degüello presto ordena. |
|
|
|
Dueño de sus guerreros, su coraje |
|
|
|
Cede a su regia voz, y se sosiega. |
6170 |
|
|
Ya no es Enrique el León, bañado
todo |
|
|
|
En sangre de la lid, que fiero lleva |
|
|
|
La muerte y el terror de fila en fila. |
|
|
|
Un Dios es, que benéfico, ya suelta |
|
|
|
De su potente mano el rayo horrible, |
6175 |
|
|
Y que la tempestad calma y enfrena, |
|
|
|
Consuelos dando al mundo. Dulces rasgos |
|
|
|
De la benignidad, la paz ya sella |
|
|
|
Sobre aquella terrible, amenazante, |
|
|
|
Y ensangrentada frente. Vida nueva, |
6180 |
|
|
Por sus humanas órdenes recobran, |
|
|
|
Los que la luz del día ven apenas; |
|
|
|
Y sobre sus peligros, sus trabajos, |
|
|
|
Y sus necesidades y miserias, |
|
|
|
Sus cuidados extiende, y cual un padre, |
6185 |
|
|
Atento y oficioso se desvela. |
|
|
|
De lo veraz lo mismo que lo
falso, |
|
|
|
La peregrina rápida y parlera, |
|
|
|
Que a medida que avanza, abulta y crece, |
|
|
|
Y más leve que el viento, en alas
vuela |
6190 |
|
|
Hasta allá mucho más de inmensos
mares, |
|
|
|
De un polo al otro pasa de la tierra, |
|
|
|
Y el Universo ocupa. De este monstruo, |
|
|
|
De ojos lleno, de bocas y de orejas, |
|
|
|
Que igualmente celebra de los reyes |
6195 |
|
|
Los prodigiosos hechos, que las menguas; |
|
|
|
Que bajo sí reúne con el miedo |
|
|
|
Duda y credulidad, y que concierta |
|
|
|
Con el afán curioso, la esperanza, |
|
|
|
La retumbante voz, fue cual trompeta, |
6200 |
|
|
Del héroe de la Francia, de sus
glorias, |
|
|
|
Y sus ilustres triunfos pregonera. |
|
|
|
Del Tajo al Erídano, vuela al golpe |
|
|
|
El grandioso y sonoro ruido de ella. |
|
|
|
Espántase el soberbio Vaticano. |
6205 |
|
|
Salta el Norte a tal voz de complacencia: |
|
|
|
Y Madrid, por su parte, entristecido, |
|
|
|
Tiembla de espanto, al fin, y de
vergüenza. |
|
|
|
¡O infelice París!
¡o ciudadanos, |
|
|
|
Que engañados vivís en lid tan
terca! |
6210 |
|
|
¡Falaces sacerdotes! ¡Infiel
Liga! |
|
|
|
¡De dolor con que gritos, con que
quejas |
|
|
|
Vuestros templos entonces resonaron! |
|
|
|
Allí, desmelenadas las cabezas |
|
|
|
De ceniza cubristeis. ¿Y aún
maquina |
6215 |
|
|
Adular vuestro espíritu Mayena? |
|
|
|
Él de esperanzas lleno, aunque
vencido, |
|
|
|
Del retiro afrentoso en que se encierra, |
|
|
|
Con sagaz artificio disfrazaba |
|
|
|
A la atónita Liga, ya perpleja, |
6220 |
|
|
Lo irreparable y cruel de su derrota. |
|
|
|
Contra una suerte de armas tan adversa, |
|
|
|
De nuevo asegurarle pretendía. |
|
|
|
Su desgracia ocultándole, aún
espera |
|
|
|
Repararla tal vez, y quiere en tanto, |
6225 |
|
|
Por mil falsos rumores que audaz siembra, |
|
|
|
Su celo reanimar y antiguo orgullo. |
|
|
|
A pesar, entretanto, de consejas, |
|
|
|
Y de invenciones tantas y artificios, |
|
|
|
La Verdad, siempre clara, siempre fiera, |
6230 |
|
|
La Verdad a sus ojos le desmiente, |
|
|
|
Su impostura confunde, y al fin vuela, |
|
|
|
De boca en boca, helando y abatiendo |
|
|
|
Los corazones todos que imbuyera. |
|
|
|
Obstinada y astuta la
Discordia, |
6235 |
|
|
De ello por fin se aflige, de ello tiembla, |
|
|
|
Y su furiosa rabia redoblando, |
|
|
|
«Yo no he de ver jamás, dice, que
sean |
|
|
|
Arruinadas mis obras; que en los muros |
|
|
|
De este mi Pueblo fiel, ya se vertieran |
6240 |
|
|
Por mí ponzoñas tantas; que
encendida |
|
|
|
Fuese tanta voraz horrible hoguera; |
|
|
|
Y que de sangre, al fin, por tantas olas, |
|
|
|
Cimentada tuviese mi potencia, |
|
|
|
Para dejar a Enrique el vasto imperio |
6245 |
|
|
De la Francia, que al mio vi sujeta. |
|
|
|
Por más que formidable, fuerte e
invicto |
|
|
|
Ese glorioso Príncipe ser pueda, |
|
|
|
El arte todavía no me falta |
|
|
|
De enflaquecer su ardor. Si con la fuerza |
6250 |
|
|
Vencerle no he podido, afeminarle |
|
|
|
Podré al menos bien pronto. A su
braveza, |
|
|
|
A su excelsa virtud, esfuerzos vanos |
|
|
|
No opongamos de hoy más. Probado
queda, |
|
|
|
Que al indomable Enrique, con suceso |
6255 |
|
|
Jamás podrá oponerse, en
competencia, |
|
|
|
Otro algún vencedor; que Enrique
mismo, |
|
|
|
Sólo a su corazón es a quien
deba |
|
|
|
Ese Borbón temblar. Por él hoy
quiero |
|
|
|
Solamente asaltarle, y de sorpresa |
6260 |
|
|
Mal herirle y vencerle». Dijo; y pronto |
|
|
|
Del Euro abandonando las riberas, |
|
|
|
Sobre un carro teñido en sangre
humana, |
|
|
|
Y del odio tirado en nubes densas, |
|
|
|
Que el día tornan pálido, ya
parte, |
6265 |
|
|
Y en busca del Amor rápida vuela. |
|
|
FIN DEL CANTO VIII
|
|
Canto IX
|
Descripción del templo del Amor. La Discordia implora su
poder para afeminar el valor de Enrique IV. Este héroe es
retenido algún tiempo cerca de Mma. De Estrée, tan
célebre bajo el nombre de la bella Gabriela. Morné le
arranca a su amor y el Rey vuelve a su ejército.
|
|
Del país, que el antiguo llamó
Idalia, |
|
|
|
Sobre aquellos confines venturosos, |
|
|
|
Señalados lugares, donde el Asia |
|
|
|
Su principio, y la Europa su fin tienen, |
6270 |
|
|
Un vetusto palacio se levanta, |
|
|
|
Que el tiempo respetó. Naturaleza, |
|
|
|
Sus primordiales bases allí labra; |
|
|
|
Y su rústica y simple arquitectura, |
|
|
|
Ornando en pos del arte mano sabia, |
6275 |
|
|
Por atrevidos rasgos de su genio, |
|
|
|
A la naturaleza se adelanta. |
|
|
|
De su alegre distrito las campiñas, |
|
|
|
Todas de verde mirto allí pobladas, |
|
|
|
De sañudos inviernos los ultrajes |
6280 |
|
|
No sufrieron jamás. Especies varias |
|
|
|
Nacen allí y maduran por do quiera, |
|
|
|
De frutos de Pomona, entre mil galas |
|
|
|
Y dones aromáticos de Flora. |
|
|
|
Oficiosa la tierra, allí no aguarda, |
6285 |
|
|
Para ofrecer copiosas ricas mieses, |
|
|
|
Ni del hombre los votos, ni ordinarias |
|
|
|
Estaciones fructíferas del año. |
|
|
|
En la paz más profunda, ledos hallan, |
|
|
|
Gozan allí los hombres cuantos gustos |
6290 |
|
|
En la primera edad del mundo fausta, |
|
|
|
De la naturaleza le ofreciera |
|
|
|
La bienhechora mano. Eterna calma, |
|
|
|
Días puros, serenos y apacibles, |
|
|
|
La dulzura y placer, que la abundancia |
6295 |
|
|
Suele ofrecer risueña a los mortales, |
|
|
|
Los bienes, en fin, todos, y las gracias |
|
|
|
De la edad primitiva, de ellas sólo |
|
|
|
La cándida inocencia exceptuada. |
|
|
|
Otro estrépito allí jamás se
escucha, |
6300 |
|
|
Que el de conciertos músicos, que
encantan, |
|
|
|
Y con dulce harmonía, languideces |
|
|
|
Por las voces inspiran y palabras |
|
|
|
De mil amantes, y mil tiernos tonos |
|
|
|
Con que les corresponden sus amadas, |
6305 |
|
|
Y en que, a veces, celebran su
vergüenza, |
|
|
|
Y hacen de sus flaquezas, gloria vana. |
|
|
|
Véseles cada día, con sus
frentes |
|
|
|
De floridas guirnaldas coronadas, |
|
|
|
Implorar de sus dueños los favores; |
6310 |
|
|
Y en la maña y las artes poco cautas |
|
|
|
De imponer y agradar, ir en su templo |
|
|
|
A ensayarse a porfía y afanadas. |
|
|
|
Del Amor, por la mano, a los altares, |
|
|
|
Con faz siempre serena, la Esperanza |
6315 |
|
|
Plácida y lisonjera las conduce. |
|
|
|
Del sacro templo aquel, siempre cercanas |
|
|
|
Las Gracias, al desdén, medio
desnudas, |
|
|
|
A su melosa voz, ingenuas danzas |
|
|
|
Con donaire entrelazan y conciertan. |
6320 |
|
|
Allí el muelle Deleite, en quietud
blanda, |
|
|
|
Sobre un lecho de céspedes tendido, |
|
|
|
Sus canciones escucha, y se solaza. |
|
|
|
Oficiosas le asisten a sus lados, |
|
|
|
La dócil Complacencia, la Confianza, |
6325 |
|
|
Los amantes Cuidados, los Placeres, |
|
|
|
Los Suspiros, en fin, y tiernas Ansias, |
|
|
|
Aún de más dulce llama y
seductora |
|
|
|
Que los placeres mismos. Tal la entrada |
|
|
|
Es del célebre templo, y tan amable; |
6330 |
|
|
Más cuando del mortal liviana planta, |
|
|
|
Bajo la sacra bóveda, hasta el fondo |
|
|
|
Del santuario mismo, audaz avanza, |
|
|
|
¡Qué espectáculo, entonces,
tan funesto, |
|
|
|
Los ojos de sorpresa en él espanta! |
6335 |
|
|
De Placeres, allí, ya no aparece |
|
|
|
Aquella tropa, un tiempo, tierna y cara, |
|
|
|
Ni sus suaves conciertos amorosos, |
|
|
|
Los oídos patéticos halagan. |
|
|
|
Las Querellas, tan solo, y el Fastidio, |
6340 |
|
|
El Temor e Imprudencia temeraria, |
|
|
|
En un lugar transforman de horror lleno, |
|
|
|
Tan hermosa mansión y afortunada. |
|
|
|
De tez pálida y lívida,
sombríos, |
|
|
|
Con pie trémulo, allí, los Celos
andan, |
6345 |
|
|
Tras la inquieta Sospecha, que los
guía. |
|
|
|
La Cólera y el Odio, ante ella marchan |
|
|
|
Vomitando venenos y blandiendo |
|
|
|
Un matador puñal. De vista zaina |
|
|
|
La Malicia, los ve, y al paso aplaude, |
6350 |
|
|
Con maligna sonrisa y afectada, |
|
|
|
La comparsa frenética y odiosa. |
|
|
|
De su error, cerca de ella, y de su rabia, |
|
|
|
El Arrepentimiento, aunque harto tarde, |
|
|
|
Los bárbaros furores detestaba, |
6355 |
|
|
Y aquel horrible séquito cerrando, |
|
|
|
Confundido suspira, y mustio baja |
|
|
|
Bañados en mil lágrimas los
ojos. |
|
|
|
Aquí en medio de corte
tan infausta, |
|
|
|
Siempre ingrata e infelice compañera |
6360 |
|
|
Del humano gozar, su eterna estancia |
|
|
|
El Amor escogiera. De este niño, |
|
|
|
Tan tierno como cruel, la mano flaca, |
|
|
|
Los destinos pendientes de la tierra |
|
|
|
Lleva siempre a placer. Guerra o paz manda |
6365 |
|
|
Con sólo un simple gesto, y derramando |
|
|
|
Por todo lo criado, en abundancia |
|
|
|
Su dulzura falaz, anima el mundo, |
|
|
|
Y en todo corazón albergue alcanza. |
|
|
|
Sobre un fúlgido trono, sus conquistas |
6370 |
|
|
Contemplando, a sus pies fiero arrojaba |
|
|
|
Las más soberbias testas, y
engreído |
|
|
|
Más bien de las crueldades de su
llama, |
|
|
|
Que de sus beneficios, daba señas |
|
|
|
De holgarse de los males que causaba. |
6375 |
|
|
Guiada por la rabia, la
Discordia, |
|
|
|
Los placeres de allí desvía
airada. |
|
|
|
Ábrese un libre paso, y agitando |
|
|
|
Las encendidas hachas que empuñaba, |
|
|
|
Con ojos brasas hechos, y con frente |
6380 |
|
|
Iracunda y teñida en sangre humana, |
|
|
|
«¡Hermano mío! dice
¿Qué se hicieron |
|
|
|
Las terribles saetas de tu aljaba? |
|
|
|
¿Para quién esas flechas
invencibles |
|
|
|
Conservaras, Amor, así guardadas? |
6385 |
|
|
Si de tu fiel hermana la Discordia |
|
|
|
Las teas encendiendo, a crudas sañas |
|
|
|
De tus locos furores, siempre ansiaste |
|
|
|
La ponzoña mezclar de sus
entrañas; |
|
|
|
Si a la madre común Naturaleza, |
6390 |
|
|
Con horrible trastorno perturbada |
|
|
|
Dejé en obsequio tuyo, tantas veces, |
|
|
|
Ven: y sobre mis huellas, la venganza |
|
|
|
Vuela al punto a tomar de mis injurias. |
|
|
|
De un victorioso Rey la fuerte planta, |
6395 |
|
|
Mis serpientes aprensa. Su audaz mano, |
|
|
|
De la guerra al laurel, terrible enlaza |
|
|
|
De la paz la agradable y mansa oliva. |
|
|
|
La Clemencia, que asidua le acompaña, |
|
|
|
Con un tranquilo paso, generosa, |
6400 |
|
|
De su guerrero impulso el ardor calma, |
|
|
|
Y en el túrbido seno y desgarrado |
|
|
|
De la guerra civil, por mí excitada, |
|
|
|
Ya bajo sus banderas victoriosas, |
|
|
|
Flotando por do quier, todas las almas |
6405 |
|
|
Por mí sola discordes, va a reunirse. |
|
|
|
Una victoria más, en polvo, a nada |
|
|
|
Reducido será mi altivo trono. |
|
|
|
Del rebelde París a las murallas |
|
|
|
El rayo lleva Enrique, y a batirle, |
6410 |
|
|
Vencerle y perdonarle se adelanta. |
|
|
|
Con cien grillos de bronce aprisionarme |
|
|
|
Su brazo premedita. A ti, la hazaña |
|
|
|
Toca ya de enfrenar ese torrente |
|
|
|
En su curso feroz. Sus, parte, marcha |
6415 |
|
|
La fuente a emponzoñar de tan sublimes |
|
|
|
Y valerosos hechos. Ya postrada, |
|
|
|
Bajo tu yugo ¡Amor! su gloria gima. |
|
|
|
Haz que a tu tierno halago y dulce magia, |
|
|
|
De la misma virtud quede en el seno, |
6420 |
|
|
De su esfuerzo rendida la constancia. |
|
|
|
Tú has sido ¡Amor! tú has
sido, acordaraste, |
|
|
|
Cuya mano fatal urdió la trama |
|
|
|
De hacer caer de un Hércules las
fuerzas, |
|
|
|
A los pies arrastrándolas de Omphala. |
6425 |
|
|
¿Y no se viera a Antonio entre tus
hierros |
|
|
|
Cautivo y quebrantado, abandonada |
|
|
|
La pretensión por ti del Orbe entero, |
|
|
|
Delante huir de Augusto con infamia, |
|
|
|
Y tras tus huellas solo, de Neptuno |
6430 |
|
|
A la región librándose salada, |
|
|
|
Del universo mundo al alto imperio, |
|
|
|
Anteponer gustoso a su Cleopatra? |
|
|
|
Vencer te resta a Enrique, además de
tantos |
|
|
|
Orgullosos guerreros de alta fama. |
6435 |
|
|
En sus soberbias manos, ve de un vuelo |
|
|
|
A marchitar laureles, que las cargan. |
|
|
|
De mirto y de arrayan, su sien altiva |
|
|
|
Parte al punto a dejar tan solo ornada. |
|
|
|
Entre el mimo y arrullo de tus brazos, |
6440 |
|
|
Adormece su bélica arrogancia. |
|
|
|
A mi trono en peligro y vacilante, |
|
|
|
Corre a servir de apoyo. Ven: mi causa |
|
|
|
Es la tuya, y también tu reino el
mío». |
|
|
|
Así dijo aquel monstruo:
y retembladas |
6445 |
|
|
Las bóvedas del templo,
repetían |
|
|
|
Los ecos de su voz, que espanto daban. |
|
|
|
Amor, que allí entre flores recostado, |
|
|
|
A su sabor la plática escuchara, |
|
|
|
Al tono respondió de sus furores, |
6450 |
|
|
Con sola una sonrisa fiera y grata: |
|
|
|
De sus doradas flechas se arma, en tanto, |
|
|
|
Y del Cielo la bóveda azulada, |
|
|
|
En un punto, cual rayo, veloz hiende. |
|
|
|
De Placeres, de Juegos, y de Gracias |
6455 |
|
|
Guiado por los aires, y traído |
|
|
|
De los céfiros blandos en las alas, |
|
|
|
A los franceses campos raudo vuela. |
|
|
|
Del mezquino Simois presto las
aguas |
|
|
|
En su carrera avista, con los campos |
6460 |
|
|
Donde un tiempo fue Troya. En estas playas, |
|
|
|
Tan célebres un día, el rapaz
fiero |
|
|
|
Ríese al contemplar de torres altas, |
|
|
|
De suntuosos palacios las cenizas, |
|
|
|
A que las redujeron torpes llamas |
6465 |
|
|
De su adúltera tea. Allá a lo
lejos, |
|
|
|
Fábricas ve soberbias, ve murallas, |
|
|
|
Que sobre un golfo erguidas, parecía, |
|
|
|
Que entre sus ondas móviles bogaban. |
|
|
|
Venecia es la que ve, del mundo asombro, |
6470 |
|
|
Cuyo destino al ver Neptuno pasma, |
|
|
|
Y que a las vagas ondas encerrando |
|
|
|
Con su seno esposadas, fiera manda. |
|
|
|
Desciende a descansar, y alto
Amor hace, |
|
|
|
De la fértil Sicilia en las aisladas |
6475 |
|
|
Fructíferas campiñas, donde un
tiempo |
|
|
|
A Virgilio y Teócrito inspiraba; |
|
|
|
Y do también se cuenta, que allá un
día, |
|
|
|
De su poder la fuerza arrebatara |
|
|
|
Del amoroso Alfeo los raudales |
6480 |
|
|
Por ocultos caminos. Se levanta: |
|
|
|
Y las orillas plácidas dejando |
|
|
|
Del amable Aretusa, veloz pasa |
|
|
|
En campos de Provenza hacia Voclusa, |
|
|
|
Más dulce asilo aún y suave
estancia, |
6485 |
|
|
Donde en sus bellos días, sus amores |
|
|
|
Suspirara, y sus versos el Petrarca. |
|
|
|
Las paredes de Anet ve remontarse |
|
|
|
Del Euro a las riberas, cuya magna |
|
|
|
Elegante estructura trazó él
mismo |
6490 |
|
|
Y do por diestras manos aún grabadas, |
|
|
|
Visibles hasta el día se conservan, |
|
|
|
Las amorosas cifras de Diana87. |
|
|
|
Las Gracias, al pasar, y los Placeres, |
|
|
|
Sobre su tumba, flores, que brotaran |
6495 |
|
|
Bajo sus lindas huellas, derramaron. |
|
|
|
Termina ya el Amor su veloz
marcha, |
|
|
|
Y a Ivri llega por fin; do a partir pronto |
|
|
|
Para empresas mayores el monarca, |
|
|
|
Aún en medio del ocio, activo y bravo, |
6500 |
|
|
Útil y dulcemente conciliaba |
|
|
|
La laboriosa imagen de la guerra, |
|
|
|
Con los regios solaces de la caza, |
|
|
|
Y en tan marcial recreo, algún
instante |
|
|
|
Su trueno reposar en paz dejaba. |
6505 |
|
|
Mil jóvenes guerreros, a su lado, |
|
|
|
Y al través de los campos, acosaban |
|
|
|
Diestramente los huéspedes del bosque. |
|
|
|
Una alegría bárbara e inhumana |
|
|
|
Siente a su vista Amor: aguza flechas; |
6510 |
|
|
Sus cadenas apresta; lazos arma; |
|
|
|
Y los aires agita y alborota, |
|
|
|
Que a proposito él mismo serenara. |
|
|
|
Habla: y súbitamente vense armados |
|
|
|
Los elementos todos. De la plaga |
6515 |
|
|
Más remota del mundo, hasta la
opuesta, |
|
|
|
La tempestad llamando, su voz manda |
|
|
|
Que congreguen los vientos mil nublados; |
|
|
|
Que desprendan al pronto, de las aguas |
|
|
|
Los torrentes suspensos en el aire; |
6520 |
|
|
Y que sobre aquel suelo al punto traigan |
|
|
|
Con la noche relámpagos y rayos. |
|
|
|
A sus órdenes fieles e
irritadas |
|
|
|
Del Aquilón las furias, en los cielos |
|
|
|
Despliegan anublados, fieras alas. |
6525 |
|
|
La más horrible noche, a un día
hermoso |
|
|
|
Suceder se ve ya. Gime, se espanta, |
|
|
|
Y la Naturaleza a Amor conoce. |
|
|
|
De aquella vasta y
húmeda campaña |
|
|
|
Por entre cenagosos y hondos surcos, |
6530 |
|
|
Un pie incierto, Borbón, encaminaba |
|
|
|
Sin guía y sin escolta. Amor,
entonces, |
|
|
|
De su antorcha excitando la cruel llama, |
|
|
|
Hace delante dél ir alumbrando |
|
|
|
Este nuevo prodigio. En la intrincada |
6535 |
|
|
Umbría de las selvas, de los suyos |
|
|
|
Abandonado el Rey, tras la luz marcha |
|
|
|
De aquel astro enemigo, que entre sombras |
|
|
|
Brillando de la noche, le guiadaba. |
|
|
|
Cual se vieran, a veces, los viajeros |
6540 |
|
|
Ir, errantes, siguiendo en sus jornadas |
|
|
|
Varios ardientes fuegos, que la tierra |
|
|
|
De sus senos recónditos exhala, |
|
|
|
Pasajeros vapores, cuyas luces |
|
|
|
Maléficas los llevan, deslumbrada |
6545 |
|
|
La vista, al precipicio, hasta el momento, |
|
|
|
En que ellas le iluminan, y él los
traga. |
|
|
|
Hacía poco tiempo, que
fortuna, |
|
|
|
De una ilustre mortal la bella planta |
|
|
|
A estos lúgubres climas condujera. |
6550 |
|
|
De una tranquila quinta solitaria |
|
|
|
En el fondo apacible, allá bien lejos |
|
|
|
Del horroroso estruendo de las armas, |
|
|
|
Esperaba la joven a su padre, |
|
|
|
Que a sus príncipes fiel, y honrosas
canas |
6555 |
|
|
De la guerra adquiriendo entre los riesgos, |
|
|
|
Nunca del Gran Enrique abandonara |
|
|
|
Los gloriosos y regios estandartes. |
|
|
|
Era de Estrée su nombre. Mano
franca88 |
|
|
|
De la naturaleza, sin medida, |
6560 |
|
|
De sus amables dones la colmara. |
|
|
|
No con tanto esplendor, a las riberas |
|
|
|
Del Eurotas, un día, rutilaba |
|
|
|
La criminal belleza, que a su esposo |
|
|
|
Menelao, la fe, torpe violara. |
6565 |
|
|
Menos por cierto hermosa e interesante, |
|
|
|
Ostentar viera Tarsis en sus playas, |
|
|
|
La suprema beldad, que del Romano |
|
|
|
Al formidable dueño esclavizara, |
|
|
|
Cuando mortales razas de habitantes, |
6570 |
|
|
Que allá a orillas del Cidano moraban, |
|
|
|
Por la Diosa acatándola de Chipre, |
|
|
|
En su culto incensarios manejaran. |
|
|
|
Ella en la edad rayaba... ¡Edad
terrible! |
|
|
|
Que hace de las pasiones más tiranas |
6575 |
|
|
Inevitable y grato el dulce yugo. |
|
|
|
Su corazón naciera, y se formaba |
|
|
|
Para el amor más fino: pero votos, |
|
|
|
Aún, fiero y generoso, no aceptara |
|
|
|
De algún ansioso amante; parecida |
6580 |
|
|
A la mimosa rosa, en la mañana |
|
|
|
De su fresca apacible primavera, |
|
|
|
Que su natal belleza al nacer guarda, |
|
|
|
Y en sus primeros días, recatando |
|
|
|
De los vientos de amor a las oleadas, |
6585 |
|
|
Los preciosos tesoros de su seno, |
|
|
|
Ábrelos a su tiempo, y los regala |
|
|
|
Sólo a los rayos dulces y suaves, |
|
|
|
De un día de serena y pura calma. |
|
|
|
Entre tanto, el Amor, que a
sorprenderla, |
6590 |
|
|
Bajo un supuesto nombre se aprestara, |
|
|
|
Cerca de ella de súbito aparece |
|
|
|
Sin su antorcha, sus flechas, y su aljaba. |
|
|
|
La voz de un simple niño y la figura |
|
|
|
Toma, y esto le cuenta. «En las
cercanas |
6595 |
|
|
Riberas dejó verse ese famoso |
|
|
|
Vencedor de Mayenne, que se avanza |
|
|
|
Hacia aquestos lugares»; y al decirlo, |
|
|
|
Allá en su corazón un ansia
extraña, |
|
|
|
Un deseo ignorado introducía |
6600 |
|
|
De agradar a aquel héroe, y animada |
|
|
|
Viose de nuevas gracias su tez bella. |
|
|
|
Aplaudíase Amor, al contemplarla |
|
|
|
Hermosa tanto entonces, y ayudado |
|
|
|
Del tropel de atractivos, que la agracian, |
6605 |
|
|
¿Qué no debió esperar?
él, de Estrée, lleva |
|
|
|
Al encuentro del Rey, la linda planta. |
|
|
|
El arte, con que él mismo, simplemente |
|
|
|
Su traje y sus adornos preparara, |
|
|
|
A seducidos ojos parecían |
6610 |
|
|
De la naturaleza propia gala. |
|
|
|
De sus blondos cabellos oro fino, |
|
|
|
Que del viento a merced, en él
flotaba, |
|
|
|
Ora, revoleando, los nacientes |
|
|
|
Tesoros va a cubrir de su garganta, |
6615 |
|
|
Ora expone a los ojos sus encantos, |
|
|
|
Sus inefables y picantes gracias, |
|
|
|
Que aún más preciosas hacen su
modestia: |
|
|
|
No aquella austeridad feroz y opaca, |
|
|
|
Que a la misma beldad, que al amor mismo |
6620 |
|
|
De sí lejos arredra, y los espanta, |
|
|
|
Sino el pudor, que dulce, que inocente, |
|
|
|
Que aniñado, colora, enciende,
esmalta, |
|
|
|
De un divino sonrojo los semblantes; |
|
|
|
Que inspirando respeto, aviva e inflama |
6625 |
|
|
Mucho más el deseo, y los placeres |
|
|
|
Del que puede vencerlo, más exalta. |
|
|
|
Aún hace más
Amor, a quien milagro |
|
|
|
No es imposible alguno; pues encanta |
|
|
|
Por invisible hechizo estos lugares. |
6630 |
|
|
Mirtos entrelazados por sus ramas, |
|
|
|
Que sumisa la tierra, en un momento |
|
|
|
Abortó de sus pródigas
entrañas, |
|
|
|
Sobre el suelo extendían del contorno, |
|
|
|
Verde frondosidad embovedada. |
6635 |
|
|
Bajo su fatal sombra, incautamente, |
|
|
|
Cualquier mortal apenas su pie estampa, |
|
|
|
Cuando por mil secretos blandos lazos |
|
|
|
Siéntese detener. Allí le
agrada; |
|
|
|
Estarse allí le place. Allí se
turba: |
6640 |
|
|
Salir de allí no puede. Un onda clara, |
|
|
|
Bajo estas sombras plácidas huyendo, |
|
|
|
Embelesa la vista, y la arrebata. |
|
|
|
Los dichosos amantes, embargados |
|
|
|
De una embriaguez allí tan dulce y
cara, |
6645 |
|
|
De todo su deber un pleno olvido |
|
|
|
A vasos llenos beben y sin tasa. |
|
|
|
En todo aquel recinto delicioso, |
|
|
|
Triunfa y reina el Amor. En él
alcanza, |
|
|
|
Y un poder probar hace irresistible. |
6650 |
|
|
Todo parece allí que el Amor cambia, |
|
|
|
Y todo corazón allí suspira. |
|
|
|
Todos embelesados allí se hallan, |
|
|
|
Del encanto que inspiran y resuellan. |
|
|
|
Todo allí de Amor habla. Amores
cantan, |
6655 |
|
|
Y aves gorjean mil, y mil redoblan |
|
|
|
Por los amenos campos y enramadas, |
|
|
|
Sus ósculos, sus trinos, y caricias. |
|
|
|
El segador activo, que se avanza |
|
|
|
A la Aurora, y cantando, a segar corre |
6660 |
|
|
La que espiga le ofrece ya dorada, |
|
|
|
La estación ardorosa del Estío, |
|
|
|
Cual trabado en su marcha, allí se
embarga; |
|
|
|
Allí se inquieta todo; allí se
agita; |
|
|
|
Y de ayes puebla mil aquellas auras. |
6665 |
|
|
Su corazón se admira, se sorprende |
|
|
|
De tan nuevos deseos. Él, su estancia |
|
|
|
Embebecido, fija, y encantado |
|
|
|
En tan bello retiro, y empezada |
|
|
|
Deja su mies preciosa. El que apacienta |
6670 |
|
|
Cabe dél, hato rico, la zagala |
|
|
|
Olvidando, y temblándole la mano, |
|
|
|
Ya de ella, sin sentir, se le resbalan |
|
|
|
Los bolillos al suelo. De este hechizo |
|
|
|
A poderío tal, a fuerza tanta, |
6675 |
|
|
¿Qué hacer pudo de Estrée,
cuando atraída |
|
|
|
De un invencible encanto es la cuitada? |
|
|
|
Ella que combatir tenía, a un tiempo, |
|
|
|
En ocasión y en horas tan menguadas, |
|
|
|
Su edad, su corazón, su amor, y un
héroe. |
6680 |
|
|
De Enrique, por un tiempo, la
gran alma, |
|
|
|
La inmortal valentía, allá en
secreto |
|
|
|
Su inacción reprobando, le llamaran |
|
|
|
De su glorioso campo a las banderas: |
|
|
|
Pero mano invisible le ligaba |
6685 |
|
|
A su pesar allí. Apoyo, en vano, |
|
|
|
En su primer virtud Borbón buscara. |
|
|
|
Su virtud le abandona; y su alma absorta, |
|
|
|
No conoce, no ve, no escucha, no ama |
|
|
|
Más deber que su Estrée, más
gloria y dicha. |
6690 |
|
|
De Enrique, en este tiempo, la
morada |
|
|
|
Sus jefes ignorando, de él distantes, |
|
|
|
¡Con qué afán por su Rey se
preguntaban |
|
|
|
Los unos a los otros! ¡qué
confusos, |
|
|
|
Cuán sin ánimo y mustios todos
andan! |
6695 |
|
|
Por sus días solícitos y
ansiosos, |
|
|
|
Agitábanse todos y temblaban: |
|
|
|
Creer, empero, alguno no pudiera, |
|
|
|
Que en tan fatal ausencia, sin infamia |
|
|
|
Temblar también debiese por su gloria. |
6700 |
|
|
En balde por do quier se le buscaba; |
|
|
|
Y sus bravos guerreros, desmayados, |
|
|
|
No llevándole al frente, que quedaran |
|
|
|
Parecía dispersos y vencidos. |
|
|
|
Pero el Genio feliz, que de la
Francia |
6705 |
|
|
Preside a los destinos, tiempo largo |
|
|
|
Ausencia no sufrió tan arriesgada. |
|
|
|
A la voz de Luis baja del Cielo; |
|
|
|
Y con vuelo veloz, sobre sus alas, |
|
|
|
De su hijo al socorro parte al punto. |
6710 |
|
|
Luego que, descendiendo, el pie
descansa |
|
|
|
Sobre nuestro hemisferio, por que pueda |
|
|
|
Con un sabio encontrarse, atenta ojeada |
|
|
|
Por la tierra tendió; más sin
buscarle |
|
|
|
En aquellas mansiones veneradas, |
6715 |
|
|
Que al estudio los hombres, al silencio, |
|
|
|
Y al penitente ayuno consagraran, |
|
|
|
A encontrarle en Ivri rápido vuela. |
|
|
|
Entre aquella licencia relajada, |
|
|
|
Donde de los soldados victoriosos, |
6720 |
|
|
La arrogante insolencia se desata, |
|
|
|
Fija el ángel feliz de los franceses |
|
|
|
Su vuelo celestial. Allí se para; |
|
|
|
Y en medio de los fieros estandartes, |
|
|
|
De los que de Calvino hijos se llaman, |
6725 |
|
|
Se dirige a Morné, por
enseñarnos, |
|
|
|
Que la sola razón, mil veces basta |
|
|
|
A conducirnos bien: de la manera, |
|
|
|
Que, entre paganas gentes, ya guiara |
|
|
|
A los Marcos Aurelios y Platones, |
6730 |
|
|
Vergüenza y confusión de las
cristianas. |
|
|
|
Morné, prudente amigo,
nada menos |
|
|
|
Que filósofo austero, no ignorara |
|
|
|
El arte tan discreto como raro |
|
|
|
De agradar reprehendiendo. Él
enseñaba |
6735 |
|
|
Más que con el discurso con su
ejemplo. |
|
|
|
Las virtudes más sólidas, del
alma |
|
|
|
De Morné, los amores fueran todos. |
|
|
|
Ávido de trabajos, sin más
ansias, |
|
|
|
Y a los blandos placeres insensible, |
6740 |
|
|
Al borde, con pie firme, caminaba |
|
|
|
Del mayor precipicio. Nunca el tono |
|
|
|
De la corte, ni su aura envenenada, |
|
|
|
La pura austeridad de su constante |
|
|
|
Corazón, corrompiera ni alterara. |
6745 |
|
|
Así ¡bella Aretusa! de
Amfitrite, |
|
|
|
A tu inviolado tránsito, pasmada, |
|
|
|
Hasta el seno feroz y borrascoso, |
|
|
|
Rodar hacen tus ondas dulces aguas, |
|
|
|
Limpios cristales claros, a que nunca, |
6750 |
|
|
De los piélagos vicia, ni contagia |
|
|
|
La salobre amargura, por do corren. |
|
|
|
Generoso Morné, cuyas
pisadas |
|
|
|
La Prudencia dirige, a su par vuela |
|
|
|
En alas del afecto a la morada, |
6755 |
|
|
En que la femenil dulce molicie, |
|
|
|
En sus brazos prendiendo, esclavizaba |
|
|
|
Al vencedor terrible de los hombres, |
|
|
|
Y con él los destinos de la Patria: |
|
|
|
Multiplicando Amor sus tiernos triunfos, |
6760 |
|
|
Sus dichas cada instante acrecentaba, |
|
|
|
Por desmenguar más bien sus altas
glorias. |
|
|
|
Los deleites, que rápida duranza |
|
|
|
Suelen sólo lograr, embelesando |
|
|
|
Sus momentos, sus días renovaban. |
6765 |
|
|
Colérico el Amor, en
medio de ellos, |
|
|
|
La severa Prudencia, colocada |
|
|
|
Del virtuoso Morné descubre al lado. |
|
|
|
Transpórtase furioso; y en venganza, |
|
|
|
Contra el sabio guerrero una saeta |
6770 |
|
|
Lanzar quiere cruel, con que pensaba |
|
|
|
Hechizar sus sentidos, y creía |
|
|
|
Herir su corazón: pero se
engaña. |
|
|
|
Su cólera, Morné y agudas
flechas, |
|
|
|
Sus encantos, Morné, menospreciaba. |
6775 |
|
|
Impotentes sus puntas, se rompían |
|
|
|
En su armadura todas, o embotaban. |
|
|
|
Con circunspecto acuerdo, que a sus ojos |
|
|
|
Se le ofreciese el Rey, modesto aguarda; |
|
|
|
Y entre tanto, con vista y ceño
airado, |
6780 |
|
|
Aquel hermoso sitio contemplaba. |
|
|
|
Del sombrío
jardín allá en el fondo, |
|
|
|
Y a orillas de un raudal de limpias aguas, |
|
|
|
Bajo un mirto amoroso, del misterio |
|
|
|
Verde y ameno asilo, prodigaba |
6785 |
|
|
A su amante la Estrée sus gracias
todas. |
|
|
|
Unido el uno al otro, cual pegada |
|
|
|
Suele al laurel la hiedra, entre los brazos |
|
|
|
De su Estrée nuestro Enrique se
abrasaba, |
|
|
|
De amor desfallecía. De los tiernos |
6790 |
|
|
Suavísimos coloquios, que alternaban, |
|
|
|
Nada, en tales momentos, capaz fuera |
|
|
|
De alterar el hechizo. Se llenaran |
|
|
|
De lágrimas sus ojos y desmayo, |
|
|
|
De aquellas dulces lágrimas, que
labran |
6795 |
|
|
La gloria y el placer de los amantes. |
|
|
|
Ellos allí sentían, y gustaban |
|
|
|
Aquella embriaguez, aquel arrobo, |
|
|
|
Aquel muelle transporte y furia mansa, |
|
|
|
Que solo un amor tierno gustar hace, |
6800 |
|
|
Y que explicar también él solo
alcanza. |
|
|
|
Juguetones placeres y festivos, |
|
|
|
Amores mil de un índole
aniñada, |
|
|
|
De su dulce reposo allá en el seno, |
|
|
|
Aquel fuerte guerrero desarmaran. |
6805 |
|
|
Aquí, el uno, agarraba y
revolvía |
|
|
|
Aún teñida de sangre su coraza. |
|
|
|
Al héroe manoseando y
desciñendo |
|
|
|
Otro, allí, la terrible cimitarra, |
|
|
|
Se reía a placer, y entre sus manos |
6810 |
|
|
Débiles e infantiles, jugueteaba |
|
|
|
Con el hierro, que apoyo era del trono, |
|
|
|
Y a los hombres horror y espanto causa. |
|
|
|
La Discordia, a lo lejos,
acechando |
|
|
|
Sus humanas flaquezas, le insultaba; |
6815 |
|
|
Y el afecto cruel de su contento, |
|
|
|
Exprimía con pérfidas risadas. |
|
|
|
Su actividad aleve, no prodiga |
|
|
|
Tan críticos momentos. Sin tardanza, |
|
|
|
Las sierpes de la Liga a irritar corre; |
6820 |
|
|
Y mientras que a los brazos se entregara |
|
|
|
Del reposo Borbón, del bando opuesto |
|
|
|
Las infernales furias despertaba. |
|
|
|
Por fin en los jardines, do
yacía |
|
|
|
Su virtud en el ocio aletargada, |
6825 |
|
|
Parecer ve Morné. Vele, y se afrenta. |
|
|
|
Uno de otro, en secreto, recelaba |
|
|
|
La presencia al igual. Se acerca el sabio, |
|
|
|
Y un sombrío silencio grave guarda; |
|
|
|
Más su silencio mismo, el mirar triste |
6830 |
|
|
De su abatida vista ¡Cuánto
daban |
|
|
|
Que entender a Borbón! Sobre aquel
rostro |
|
|
|
Humildemente severo, en que reinaba |
|
|
|
La dura pesadumbre, su flaqueza |
|
|
|
Fácilmente y rubor Borbón
repara. |
6835 |
|
|
Odia Amor sus sorpresas. Raras veces, |
|
|
|
Suele amarse al testigo de sus faltas. |
|
|
|
De Morné, cualquier otro, los cuidados |
|
|
|
No hubiera agradecido, a mal llevara89. |
|
|
|
«¡Caro amigo! el Rey dice, mis
enojos |
6840 |
|
|
Temer no debes, no. Quien me señala, |
|
|
|
Quien mi deber me advierte, de agradarme |
|
|
|
Seguro puede estar. Ven: llega. Aún se
halla |
|
|
|
Digno de ti tu Rey, y su alma dócil. |
|
|
|
No más, no más, Morné; te he
visto, y basta. |
6845 |
|
|
Tú me has vuelto a mí mismo
¡caro amigo! |
|
|
|
Ya la virtud antigua, que robara |
|
|
|
De mi pecho el amor, a cobrar vuelvo. |
|
|
|
De esta inacción tan torpe y desairada |
|
|
|
Los males evitemos. De este estado |
6850 |
|
|
La afrenta huyamos ya, la torpe infamia. |
|
|
|
De este lugar huyamos tan funesto, |
|
|
|
Donde mi corazón aún quiere,
aún ama, |
|
|
|
Aún pide, amotinado, el dulce grillo, |
|
|
|
Con que el Amor en él le aprisionaba. |
6855 |
|
|
De hoy más, de mi pasión la fiera
fuga, |
|
|
|
Mi victoria será más noble y
cara. |
|
|
|
En los brazos partamos de la gloria, |
|
|
|
A retar del Amor las asechanzas. |
|
|
|
De la guerra, al momento, los terrores, |
6860 |
|
|
Las rápidas sorpresas, las alarmas |
|
|
|
Hacia París, intrépidos,
llevando, |
|
|
|
Lave ya de mi error obscuras manchas, |
|
|
|
En la española sangre nuestro
acero». |
|
|
|
De un valor generoso, a estas
palabras, |
6865 |
|
|
A su dueño, Morné, ya reconoce; |
|
|
|
Y de alborozo lleno: «El mismo,
exclama, |
|
|
|
El mismo sois, Enrique, que hoy mis ojos |
|
|
|
Tornan de nuevo a ver. ¡Vos, de la
Francia |
|
|
|
Augusto defensor! ¡Vos, de vos mismo |
6870 |
|
|
El vencedor ilustre, y el monarca |
|
|
|
De vuestro corazón! Las glorias
vuestras, |
|
|
|
Con nuevo brillo, Amor, hoy día
esmalta. |
|
|
|
Feliz hombre es aquel que Amor ignora, |
|
|
|
Y héroe más raro aquel que le
avasalla». |
6875 |
|
|
Dijo: y de tales sitios a
alejarse |
|
|
|
Ya se apresura el Rey ¡Qué pena
amarga! |
|
|
|
¡Cuánto dolor! ¡o Cielo! ha
enternecido |
|
|
|
Aquel último adiós! Absorta el
alma |
|
|
|
De tan gracioso objeto y tan amable, |
6880 |
|
|
De quien huyendo va, y aun adoraba, |
|
|
|
Condenando sus lágrimas, a un tiempo |
|
|
|
Sin libertad Enrique las derrama. |
|
|
|
Del Amor a una parte arrebatado, |
|
|
|
De Morné conducido a la contraria, |
6885 |
|
|
Ya se aleja, ya torna, ya en fin parte, |
|
|
|
Parte desesperado. Desmayada |
|
|
|
Cae al punto de Estrée, sin
movimiento, |
|
|
|
Sin color y sin vida. Subitánea |
|
|
|
Negra y fúnebre sombra, a eclipsar
llega |
6890 |
|
|
De sus hermosos ojos la luz clara. |
|
|
|
Amor, que lo percibe, se estremece, |
|
|
|
Y a los aires, furioso, un grito lanza. |
|
|
|
Recelaba el aleve, y se afligía, |
|
|
|
De que una noche eterna le robara |
6895 |
|
|
Una ninfa, a su imperio, tan hermosa; |
|
|
|
Y el dulce hechizo aquel, aquella llama |
|
|
|
De unos hermosos ojos, que debían |
|
|
|
En la Francia encender hogueras tantas, |
|
|
|
Para siempre apagase inexorable. |
6900 |
|
|
Él la toma en sus brazos: él la
halaga: |
|
|
|
Él la fomenta; y presto a su voz
dulce, |
|
|
|
Vélense de la amante desolada |
|
|
|
Los párpados a abrir amortiguados. |
|
|
|
A su querido nombra veces varias; |
6905 |
|
|
Por él pregunta a Amor, do quiere le
buscan |
|
|
|
Solícitos sus ojos, y se apagan, |
|
|
|
Se cierran al no hallarle. Cerca de ella, |
|
|
|
El Amor en mil lágrimas se
baña. |
|
|
|
Del día a la luz bella, que aborrece, |
6910 |
|
|
Tiernamente una vez y otra la llama. |
|
|
|
Con esperanzas mil consoladoras, |
|
|
|
Sagazmente procura confortarla, |
|
|
|
Y a males, de que sólo el autor era, |
|
|
|
Alivios y consuelos aplicaba. |
6915 |
|
|
Morné, siempre
inflexible, siempre austero, |
|
|
|
A su Señor, en tanto, que notara |
|
|
|
Demasiado sensible, sostenía. |
|
|
|
La virtud y la fuerza, les mostraban |
|
|
|
Del honor los caminos. Con laureles |
6920 |
|
|
En las manos, la gloria les guiaba; |
|
|
|
Y el indignado Amor, como vencido |
|
|
|
Por el justo deber, de Anet escapa |
|
|
|
A esconder, de allí lejos, con su
pena, |
|
|
|
Su furor, su vergüenza, y su desgracia. |
6925 |
|
FIN DEL CANTO IX
|
|
Canto X
|
Vuelve el Rey a su ejército. Renuévase el sitio.
Combate singular del vizconde de Turena y el caballero de Aumale.
Hambre horrible, que consume la ciudad. El Rey alimenta a los
mismos sitiados. El Cielo recompensa, por fin, sus virtudes. La
Verdad viene a iluminarle. París le abre sus puertas, y
acábase la guerra.
|
|
Tan peligrosas horas prodigadas |
|
|
|
En la afeminación y la pereza, |
|
|
|
Su flaca situación a los vencidos |
|
|
|
Hicieran olvidar. Ya el de Mayena, |
|
|
|
Preparádose había, a punto
estaba |
6930 |
|
|
De otra lid arrostrar, otras empresas, |
|
|
|
Y de esperanzas nuevas embriagado, |
|
|
|
Era el pueblo infeliz víctima de
ellas. |
|
|
|
Más nada al impaciente Enrique
embarga, |
|
|
|
Que a poner alta cima se acelera |
6935 |
|
|
De su infiel capital a la conquista. |
|
|
|
Y París espantado, con sorpresa, |
|
|
|
Del campo de Borbón, que se acercaba, |
|
|
|
Flotantes a ver vuelve las banderas. |
|
|
|
Al pie de sus murallas nuevamente, |
6940 |
|
|
El héroe formidable se presenta; |
|
|
|
Murallas, do su rayo aún humo exhala, |
|
|
|
Murallas, que en cenizas no pudieran |
|
|
|
Resolverse a dejar, en aquel día, |
|
|
|
En que de la feliz nación Francesa |
6945 |
|
|
El Ángel tutelar, aparecido, |
|
|
|
Su indignación calmando, suspendiera |
|
|
|
De su triunfante brazo los rigores. |
|
|
|
Todo el campo, del Rey a la presencia, |
|
|
|
De gritos de alegría puebla el viento. |
6950 |
|
|
Y hacia París mirando, cual su presa, |
|
|
|
Ya con ávidos ojos le devora. |
|
|
|
Los de la Liga, en tanto, que consterna |
|
|
|
El más justo terror, en torno todos |
|
|
|
Del prudente Mayenne a unirse vuelan, |
6955 |
|
|
Allí el audaz Aumale la palabra |
|
|
|
El primero tomando, con fiereza |
|
|
|
De todo acuerdo tímido enemiga, |
|
|
|
Del general Consejo a la Asamblea, |
|
|
|
Este lenguaje impávido dirige. |
6960 |
|
|
«Hasta el día, a escondernos con
vergüenza |
|
|
|
Aprendido no hubimos. A nosotros |
|
|
|
Ese enemigo viene. Que allá afuera |
|
|
|
A encontrarle marchemos, nos importa. |
|
|
|
Allá es do llevar nos interesa |
6965 |
|
|
Un dichoso furor. De los franceses |
|
|
|
El ímpetu conozco en las refriegas. |
|
|
|
Su arremetiente ardor, la obscura sombra |
|
|
|
De los muros entibia, y es a medias |
|
|
|
Vencido ya el francés que es atacado. |
6970 |
|
|
La desesperación, veces diversas |
|
|
|
Victorias consiguió. Todo lo espero |
|
|
|
Del activo vigor de nuestra fuerza, |
|
|
|
Y nada de la inerte de esos muros. |
|
|
|
¡Héroes que me escucháis,
almas guerreras! |
6975 |
|
|
A los campos volad del fiero Marte. |
|
|
|
¡Pueblos que me seguís en su
carrera! |
|
|
|
Vuestros jefes serán vuestras
murallas». |
|
|
|
Y calló; más de
audacia tan extrema, |
|
|
|
Claramente indicando los ligados, |
6980 |
|
|
Acusar en silencio la imprudencia, |
|
|
|
De rubor encendido, lee con rabia |
|
|
|
En sus confusos ojos la respuesta, |
|
|
|
Que a su arenga el temor dictado
había. |
|
|
|
«Y bien, Franceses, dice, pues mis
huellas |
6985 |
|
|
A seguir no se atreven vuestros pechos, |
|
|
|
Sobrevivir no quiero a tal afrenta. |
|
|
|
Vos teméis los peligros; más yo
solo |
|
|
|
A provocarlos salgo. De mí aprendan |
|
|
|
A vencer vuestros ánimos, o al menos, |
6990 |
|
|
A morir con honor en la palestra». |
|
|
|
Pronto una puerta abrir de
París hace; |
|
|
|
Y del inmenso pueblo que lo cerca |
|
|
|
Arredrando la escolta, al campo avanza. |
|
|
|
Cual de duelos ministro, a la pelea |
6995 |
|
|
En su marcha un heraldo le precede, |
|
|
|
Que del Rey penetrando hasta las tiendas, |
|
|
|
En alta y hostil voz, así pregona. |
|
|
|
«Cualquiera que la gloria en algo
aprecia, |
|
|
|
En singular batalla, salga al punto |
7000 |
|
|
Al campo del honor; al punto venga |
|
|
|
El lauro a disputar de la victoria. |
|
|
|
Aquí el de Aumale os llama, y aquí
os reta. |
|
|
|
Pareced caballeros enemigos». |
|
|
|
De tan osado bando a la voz fiera, |
7005 |
|
|
Cada Jefe, a porfía, aspira ardiente, |
|
|
|
De su celo impelido, nuevas pruebas |
|
|
|
Contra de Aumale a dar de sus esfuerzos, |
|
|
|
Tan ilustre elección, tal preferencia, |
|
|
|
Todos cerca del Rey con ansia intrigan. |
7010 |
|
|
Todos de su valor tan bella prenda, |
|
|
|
Tenían de antemano bien ganada, |
|
|
|
Más de todos, al fin, en competencia, |
|
|
|
Ventaja tan preciosa, blasón tanto, |
|
|
|
Se arrebata el intrépido, Turena. |
7015 |
|
|
En sus manos, el Rey, el nombre todo, |
|
|
|
La gloria de la Francia deja puesta. |
|
|
|
«Ve Turenne, le dice, presto corre |
|
|
|
A abatir de un soberbio la insolencia. |
|
|
|
Por tu Patria, este día, por ti mismo, |
7020 |
|
|
Y a un tiempo por tu Príncipe pelea. |
|
|
|
Sus armas en efecto dél recibe». |
|
|
|
Y su espada al decírselo, le entrega. |
|
|
|
«No, sin duda, gran Rey, así
responde, |
|
|
|
Su rodilla abrazando, el noble atleta, |
7025 |
|
|
Jamás vuestra esperanza saldrá
vana. |
|
|
|
Este acero, señor, por mí lo
atesta. |
|
|
|
Yo lo juro por vos». Dijo; en sus
brazos, |
|
|
|
Al punto de partir, el Rey le estrecha, |
|
|
|
Y hacia el puesto se arroja velozmente, |
7030 |
|
|
Donde de Aumale ya, con impaciencia, |
|
|
|
Que un campeón pareciese ufano
aguarda. |
|
|
|
Del pueblo de París la turba inmensa |
|
|
|
Sus muros coronaba. Los soldados |
|
|
|
De Borbón, cerca dél, el duelo
observan. |
7035 |
|
|
Sobre el uno y el otro combatiente, |
|
|
|
Todos sus ojos fijan en la escena; |
|
|
|
Y cada cual de entrambos, en el uno, |
|
|
|
Viendo a su defensor, coraje intenta |
|
|
|
Con su gesto inspirarle y con sus gritos. |
7040 |
|
|
Sobre París, entonces,
verse deja |
|
|
|
Una nube pendiente, que en su seno, |
|
|
|
Conducir parecía entre la recia |
|
|
|
Tempestad, el relámpago y el rayo. |
|
|
|
Sus fogosas entrañas rubinegras |
7045 |
|
|
Allí al golpe estallando fuera arrojan |
|
|
|
De monstruos del infierno una caterva. |
|
|
|
El Fanatismo horrible, la Discordia |
|
|
|
Sanguinaria, feroz, y turbulenta, |
|
|
|
De falso corazón y vista zaina |
7050 |
|
|
La Política umbría, y de la
guerra |
|
|
|
Respirando el mal Genio sus furores, |
|
|
|
De sangre finalmente, que bebieran, |
|
|
|
Embeodados Dioses, Dioses dignos |
|
|
|
De los Ligados, caen, y se sientan |
7055 |
|
|
De la ciudad rebelde sobre el muro. |
|
|
|
Por Aumale a luchar todos se aprestan; |
|
|
|
Cuando allí sobre el campo, a un mismo
tiempo; |
|
|
|
A los cielos la bóveda entreabierta, |
|
|
|
En la región del aire, sobre un trono, |
7060 |
|
|
Descender se ve un ángel, con diadema |
|
|
|
De rayos mil ceñido, que flotando, |
|
|
|
Y entre llamas hendiendo su carrera |
|
|
|
Sobre fúlgidas alas, tras sí
lejos, |
|
|
|
De surcos de la luz, que le rodea, |
7065 |
|
|
El Occidente deja iluminado. |
|
|
|
En una mano, sacra oliva lleva, |
|
|
|
De la paz siempre amable y suspirada |
|
|
|
Consolador presagio. En otra, ostenta, |
|
|
|
Y de un Dios vengador hace que brille |
7070 |
|
|
Aquel horrible acero, que blandiera |
|
|
|
Del exterminador la fiera mano, |
|
|
|
Cuando a la indignación de Dios
tremenda |
|
|
|
Plugo un tiempo librar a voraz muerte, |
|
|
|
De una indómita raza altiva y necia, |
7075 |
|
|
Los hijos primogénitos. De espada |
|
|
|
Tan terrible al aspecto, se consternan |
|
|
|
Los infernales monstruos, desarmados, |
|
|
|
Atónitos y estúpidos se quedan. |
|
|
|
El terror en cadenas los envuelve; |
7080 |
|
|
Y un poder invencible, las saetas |
|
|
|
De su inflexible tropa abate todas. |
|
|
|
Al modo, que otra vez, caer hiciera |
|
|
|
En sangre humana tintas, de sus aras, |
|
|
|
Aquel fiero Dagon, deidad horrenda |
7085 |
|
|
Del fuerte filisteo; cuando un día, |
|
|
|
Del Gran Dios de los Dioses, ya traspuesta, |
|
|
|
En su templo, a sus ojos espantados, |
|
|
|
Del Testamento el Arca se expusiera. |
|
|
|
El Ejército, el Rey,
París entero, |
7090 |
|
|
El Cielo y el Infierno, a fijar llegan |
|
|
|
En combate tan célebre sus ojos. |
|
|
|
Al punto ambos guerreros en ley entran |
|
|
|
De la terrible lid a la estacada; |
|
|
|
Y del campo de honor ya la barrera |
7095 |
|
|
Abre a la usanza el Rey. El peso enorme |
|
|
|
De la adarga, sus brazos no molesta, |
|
|
|
Ni sus pechos intrépidos ocultan, |
|
|
|
De una intrincada malla cotas recias, |
|
|
|
Duros bustos de acero, que ornamento |
7100 |
|
|
De antiguos caballeros ser soliera, |
|
|
|
Refulgente a la vista, y a los golpes |
|
|
|
Impenetrable a un tiempo. Ellos desprecian |
|
|
|
Arreos que pesada más harían |
|
|
|
Y menos peligrosa la palestra. |
7105 |
|
|
Era su arma una espada. No les cubre |
|
|
|
Otra defensa más; y toda expuesta |
|
|
|
Al riesgo la persona, el uno al otro |
|
|
|
Mutuamente avanzándose se acerca. |
|
|
|
«¡Gran Dios, Turena exclama,
Árbitro eterno |
7110 |
|
|
De mi Príncipe! baja, y su querella, |
|
|
|
Su causa juzga ya. Por él combate, |
|
|
|
Y pelee conmigo tu alta diestra: |
|
|
|
¿Qué importará el valor, que
de tu brazo |
|
|
|
La protección divina no sostenga? |
7115 |
|
|
Es bien poco, Señor, lo que este
día, |
|
|
|
Confiado en ti sólo el de Turena, |
|
|
|
Espera de sí mismo; pero todo |
|
|
|
Del poder de tu mano justiciera». |
|
|
|
«Yo, responde de Aumale, yo lo espero |
7120 |
|
|
Únicamente todo, de la fuerza |
|
|
|
De mi propio valor y de este brazo. |
|
|
|
De las luchas la suerte fausta o adversa, |
|
|
|
De nosotros depende solamente. |
|
|
|
A la Deidad suprema, en vano apela, |
7125 |
|
|
En vano el hombre tímido la implora. |
|
|
|
Tranquila allá en el Cielo, acá nos
deja |
|
|
|
Sólo a nosotros mismos entregados. |
|
|
|
El partido más justo en las contiendas |
|
|
|
De poder a poder entre los hombres, |
7130 |
|
|
Es el del que triunfante sale de ellas. |
|
|
|
El esfuerzo, Turena, el valor sólo, |
|
|
|
El Árbitro y el Dios son de la
guerra». |
|
|
|
Dijo: y con una ojeada, que de furia |
|
|
|
Y altanera arrogancia centellea, |
7135 |
|
|
De su rival insulta la confianza, |
|
|
|
No menos grave y digna que modesta. |
|
|
|
Ya resuena el clarín. Ya
velozmente |
|
|
|
Parten los dos campeones a su seña. |
|
|
|
Ya a arremeterse llegan, y los riesgos |
7140 |
|
|
Del combate por fin, ambos comienzan. |
|
|
|
Todo cuanto pudieran hasta entonces |
|
|
|
El brío y el valor, con la firmeza, |
|
|
|
El ardid y constancia combinados, |
|
|
|
De ambas partes campaba en tal pelea. |
7145 |
|
|
Si cien golpes se tiran, cien se paran, |
|
|
|
Y se cubren con rápida presteza. |
|
|
|
Tan pronto, con furor, el uno de ellos |
|
|
|
Veloz se precipita, y con la mesma |
|
|
|
Rapidez, el contrario quita el golpe. |
7150 |
|
|
Tan pronto, aproximándose, que llegan |
|
|
|
A abrazarse parece. Su peligro, |
|
|
|
Que renace inminente, y se acrecienta |
|
|
|
Cada instante, un placer presta horroroso. |
|
|
|
Gusto daba el mirar cómo se observan, |
7155 |
|
|
Cómo los dos se temen mutuamente: |
|
|
|
Cómo se avanzan ambos, y repliegan; |
|
|
|
Cómo entrambos se miden, y se
aguardan. |
|
|
|
El centellante acero, con destreza |
|
|
|
Desviado, la vista ilude y turba |
7160 |
|
|
Con fintas, que aquí encaran, y allí
asestan. |
|
|
|
Tal se mira del sol la luz fulgente, |
|
|
|
Que sus rayos de fuego dobla y quiebra |
|
|
|
En el onda diáfana, en que rotos, |
|
|
|
Y más y más dispersos por mil
sendas |
7165 |
|
|
Del paso en que refringen, a los aires, |
|
|
|
De donde ya partieran, dan la vuelta |
|
|
|
Desde el móvil cristal. Sobresaltada |
|
|
|
La espectadora turba, y sin que pueda |
|
|
|
Comprender lo que ve, perpleja toda, |
7170 |
|
|
Por momentos su triunfo o ruina espera. |
|
|
|
Es el joven Aumale más ardiente, |
|
|
|
Fuerte más y furioso. No es Turena |
|
|
|
Tan impetuoso, no; pero más diestro, |
|
|
|
Dueño de sus sentidos, no le obceca |
7175 |
|
|
La cólera jamás, sólo le
anima, |
|
|
|
Y a placer su rival cansa y molesta. |
|
|
|
En mil vanos esfuerzos empeñado |
|
|
|
Del de Aumale el vigor, exhausto queda; |
|
|
|
Y bien presto su brazo, inútilmente |
7180 |
|
|
Quebrantado y rendido, ya no presta |
|
|
|
Servicio a su valor. Notando, entonces |
|
|
|
Turena, que lo mira, su flaqueza, |
|
|
|
Se reanima, le acosa, le comprime, |
|
|
|
Le persigue, y al fin, hiere y penetra |
7185 |
|
|
De una mortal herida su costado. |
|
|
|
Tendido ya de Aumale, se revuelca |
|
|
|
Entre olas de su sangre. Del Infierno |
|
|
|
Todos aquellos monstruos, braman, tiemblan, |
|
|
|
Y estos acentos lúgubres se oyeron |
7190 |
|
|
En los aires sonar: «Cayó por
tierra |
|
|
|
El trono de la Liga para siempre. |
|
|
|
Has vencido Borbón. Nuestra potencia, |
|
|
|
Nuestro Reino pasó». A estos
acentos |
|
|
|
Su lamentable grito el pueblo mezcla. |
7195 |
|
|
Exánime de Aumale, ya postrado |
|
|
|
Sin aliento y vigor sobre la arena, |
|
|
|
Que aún su rival retaba
parecía; |
|
|
|
Pero ¡o vano furor! Ya se le suelta |
|
|
|
El formidable acero de la mano; |
7200 |
|
|
Y aun todavía, bravo, a hablar se
esfuerza; |
|
|
|
Más su voz entre el labio opresa
expira. |
|
|
|
De verse así vencido la
vergüenza, |
|
|
|
Dábale con horror más fiero
aspecto. |
|
|
|
Quiere alzarse: recae. Entreabre apenas |
7205 |
|
|
Un ojo moribundo: a París mira, |
|
|
|
Y suspirando muere. Tú le vieras, |
|
|
|
Desgraciado Mayenne, agonizando; |
|
|
|
Tú le viste y temblaste ¡audaz
Mayena! |
|
|
|
Y en momento tan mísero y horrible, |
7210 |
|
|
La imagen funestísima ya cerca |
|
|
|
Presentose a tu espíritu turbado, |
|
|
|
De tu infalible pérdida completa. |
|
|
|
De París entre tanto,
hacia los muros, |
|
|
|
El cadáver de Aumale, a marcha lenta |
7215 |
|
|
Taciturnos soldados devolvían. |
|
|
|
Tan funeraria pompa y lastimera, |
|
|
|
Por medio de un gran pueblo consternado |
|
|
|
Atónito y confuso, avanza y entra. |
|
|
|
Temblando, cada cual, mira aquel cuerpo |
7220 |
|
|
Desfigurado todo: macilenta, |
|
|
|
Manchada observa en sangre aquella frente; |
|
|
|
Aquella boca advierte medio abierta; |
|
|
|
La cabeza hacia un lado descolgada, |
|
|
|
Suelta y de polvo sucia la melena; |
7225 |
|
|
Ve por fin unos ojos, en que todos |
|
|
|
Sus estragos y horror la muerte ostenta. |
|
|
|
Ya no corren más lágrimas. Se
embargan |
|
|
|
Los públicos lamentos. La vil mengua, |
|
|
|
La lástima, el pavor y abatimiento, |
7230 |
|
|
Los sollozos ahogan, y las quejas |
|
|
|
Reprimen populares. Todo calla. |
|
|
|
Todo ya compungido solo tiembla; |
|
|
|
Cuando un ruidoso son, de horror colmado, |
|
|
|
Sobreviene de súbito, y aumenta |
7235 |
|
|
El lúgubre terror de aquel silencio. |
|
|
|
Hasta el Cielo lanzándose, se elevan |
|
|
|
Del fiero sitiador hórridos gritos. |
|
|
|
Caudillos y soldados, se reunieran |
|
|
|
Del Rey cerca, pidiéndole el asalto; |
7240 |
|
|
Más el augusto Luis, que el ángel
era |
|
|
|
De la Francia custodio, y de su hijo, |
|
|
|
La cólera de Enrique, el ardor templa; |
|
|
|
Así suele, mil veces, de aquilones, |
|
|
|
Pendientes en los aires, la braveza, |
7245 |
|
|
Domeñar de los fieros elementos |
|
|
|
El invisible Móvil. Él barreras |
|
|
|
A los mares fijó, donde las olas |
|
|
|
A estrellar sus furores siempre vengan. |
|
|
|
Él ciudades abisma, y en ruinas |
7250 |
|
|
Las convierte su enojo, y las dispersa. |
|
|
|
Del hombre el corazón tiene en su
mano. |
|
|
|
Enrique, cuyo fuego
reprimiera |
|
|
|
El compasivo Cielo, los furores |
|
|
|
De sus triunfantes huestes encadena. |
7255 |
|
|
Sentía al fin, Borbón, cuánto
aún ingrata, |
|
|
|
De su Patria el amor su pecho afecta. |
|
|
|
Quiérela redimir: Salvarla quiere |
|
|
|
Del calor de su cólera guerrera. |
|
|
|
De sus vasallos propios execrado, |
7260 |
|
|
De su Pueblo ofendido, sólo anhela |
|
|
|
A darles su perdón. Ellos son solos |
|
|
|
Los que perderse quieren, cuando él
piensa |
|
|
|
Solamente en ganarles. Por felice |
|
|
|
Tendríase, si audacia tan proterva |
7265 |
|
|
Solo a fuerza venciendo de bondades, |
|
|
|
A aquellos infelices redujera, |
|
|
|
Y a pedirle su gracia les forzara. |
|
|
|
Arrastrarlos pudiendo entre cadenas, |
|
|
|
Benigno y generoso, su bloqueo |
7270 |
|
|
A formar se limita; y así deja |
|
|
|
De arrepentirse tiempo a sus delirios. |
|
|
|
Creyó, que sin batallas más,
sangrientas, |
|
|
|
Sin alarmas, ni asaltos, ni degüellos, |
|
|
|
El hambre solamente y la miseria, |
7275 |
|
|
Más fuertes y apremiantes que sus
armas, |
|
|
|
Le entregarían ya, sin resistencia, |
|
|
|
Y sin desastres más, ni más
fatigas, |
|
|
|
Un exánime pueblo, a la laceria |
|
|
|
Del lujo trasladado y la abundancia, |
7280 |
|
|
En que nutrido y avezado fuera; |
|
|
|
Y que vencido al cabo de sus males, |
|
|
|
Y flexible por fin a la indigencia, |
|
|
|
En venir no tardase, de rodillas |
|
|
|
A implorar sin recurso su clemencia; |
7285 |
|
|
Más ¡ay! el falso celo, que no
puede |
|
|
|
Ceder en ningun caso, cruel enseña |
|
|
|
A aventurarlo todo y resistirlo. |
|
|
|
La ignara multitud, la turba
necia |
|
|
|
De los amotinados, cuya vida |
7290 |
|
|
Perdonar, conservar, piadoso intenta |
|
|
|
La vengadora mano que ultrajaran, |
|
|
|
Por flaqueza del Príncipe interpreta |
|
|
|
Su virtud generosa, y más altiva |
|
|
|
Con sus raras piedades, sus proezas, |
7295 |
|
|
Su valor olvidando, tan buen Dueño, |
|
|
|
Tan benéfico Rey aún más
desprecia, |
|
|
|
Su ilustre Vencedor más
desafía, |
|
|
|
Y la ociosa venganza de su ofensa, |
|
|
|
Bárbara y obstinada más
insulta, |
7300 |
|
|
Como un mísero indicio de impotencia. |
|
|
|
Más cuando de las aguas,
finalmente, |
|
|
|
El curso cautivado ya del Sena, |
|
|
|
De transportar cesara a tan gran pueblo |
|
|
|
Los copiosos tributos, que le pechan |
7305 |
|
|
De ordinario, las mieses abundosas |
|
|
|
De su vasta y feraz circunferencia, |
|
|
|
Y pálida y cruel fue en París
vista |
|
|
|
El hambre, que la Muerte le presenta90 |
|
|
|
Marchando de ella en pos, entonces se oyen |
7310 |
|
|
Horribles alaridos y querellas. |
|
|
|
La soberbia París, viose bien pronto |
|
|
|
De desgraciados seres toda llena, |
|
|
|
Que una trémula mano y desecada, |
|
|
|
A la piedad tender pueden apenas; |
7315 |
|
|
Cuya transida voz agonizante, |
|
|
|
En vano mendigaba, por do quiera |
|
|
|
El sustento y la vida; cuando en medio |
|
|
|
De sus mismos tesoros, la opulencia |
|
|
|
Después de esfuerzos mil, en balde
todos, |
7320 |
|
|
Presto el rigor sufrió del hambre
negra. |
|
|
|
Pavorosos de allí ya huido
habían |
|
|
|
Los convites, los juegos y las fiestas, |
|
|
|
En que de mirto y rosa coronadas |
|
|
|
Por Venus y por Baco las cabezas, |
7325 |
|
|
Donde, en medio de gustos y delicias, |
|
|
|
Siempre de duración harto ligera, |
|
|
|
Vinos mil perfumados, mil viandas |
|
|
|
De las más decantadas y selectas, |
|
|
|
Bajo dorados techos, donde habita |
7330 |
|
|
La lúbrica molicie y se recrea, |
|
|
|
Del hastiado gusto melindroso, |
|
|
|
Irritaban la lánguida pereza. |
|
|
|
Horror y espanto daban las figuras |
|
|
|
De tantos voluptuosos, ya desechas, |
7335 |
|
|
Lívidas y amarillas, que llevando |
|
|
|
En sus ojos la muerte, y de riquezas, |
|
|
|
Y de un lujo magnífico en el seno, |
|
|
|
Acorando, muriendo ya de inedia, |
|
|
|
De su fortuna y bienes detestaban |
7340 |
|
|
La inútil abundancia. En medio de
ella, |
|
|
|
Aquí un anciano padre, cuyos
días |
|
|
|
A finir iba el hambre, el hijo observa, |
|
|
|
Que sin pecho en la cuna gime y muere. |
|
|
|
Una familia, allí, perece entera |
7345 |
|
|
Entre accesos furiosos de la rabia. |
|
|
|
Tendidos, más allá, yacen por
tierra |
|
|
|
Y entre el polvo se vuelcan, miserables, |
|
|
|
Que en medio de agonías, aún
pelean |
|
|
|
Por desechos del suelo los más viles. |
7350 |
|
|
Al impulso del hambre impía y fiera, |
|
|
|
Ultrajando estos hórridos espectros, |
|
|
|
A la humana común naturaleza, |
|
|
|
En la fétida hondura de las tumbas |
|
|
|
A buscar su sustento se enderezan. |
7355 |
|
|
Los huesos de los muertos espantados, |
|
|
|
Cual si trigo el más limpio y puro
fueran, |
|
|
|
Por aquellos hambrientos se preparan |
|
|
|
Y con ansia devoran. ¿Qué no
atentan |
|
|
|
Las extremas miserias? Se le ha visto, |
7360 |
|
|
Por postrimer recurso, de las mesmas |
|
|
|
Cenizas de sus padres sustentarse. |
|
|
|
Manjar tan detestable, le acarrea |
|
|
|
Anticipada muerte, y su comida, |
|
|
|
Ha sido para ellos la postrera. |
7365 |
|
|
Los Doctores fanáticos,
en tanto, |
|
|
|
Que lejos, por su parte, de que en estas |
|
|
|
Calamidades públicas sufriesen, |
|
|
|
A sus necesidades redujeran |
|
|
|
Todas sus paternales atenciones, |
7370 |
|
|
Nadan entre la copia, que reservan91 |
|
|
|
A la sagrada sombra de las aras, |
|
|
|
Y del Dios, que así ofenden, la
paciencia |
|
|
|
Atestando, y corriendo todo el pueblo, |
|
|
|
Su constancia animaban y firmeza. |
7375 |
|
|
A los unos, a quienes ya los ojos |
|
|
|
La muerte a cerrar iba, en recompensa, |
|
|
|
Sus liberales manos, del empíreo |
|
|
|
Las puertas les abrían. A otros
muestran, |
|
|
|
Con proféticos ojos, ya pendientes, |
7380 |
|
|
Y del trueno encendidas las centellas |
|
|
|
Sobre el Príncipe hereje. En breve
espacio, |
|
|
|
Por inmensos socorros, que ya llegan, |
|
|
|
Salvo a París anuncian, y del Cielo |
|
|
|
Pronto a caer maná que les provea. |
7385 |
|
|
Atractivos tan huecos ¡ah! tan vanos |
|
|
|
Estériles anuncios y promesas, |
|
|
|
A aquellos desdichados encantaban |
|
|
|
Fáciles de engañar. Por la
caterva |
|
|
|
De insidiosos ministros, seducidos, |
7390 |
|
|
Y de los Dez-y-seis por la asamblea |
|
|
|
De terror embargados, obedientes, |
|
|
|
Y aún más, cuasi contentos, ya se
dejan |
|
|
|
A sus plantas morir. ¡Harto felices, |
|
|
|
En dejar de una vez tal existencia! |
7395 |
|
|
De un tropel de extranjeros
habitantes, |
|
|
|
La rebelde ciudad llena se viera; |
|
|
|
Tigres, que nuestros padres, allá un
tiempo |
|
|
|
En su seno abrigaran y nutrieran; |
|
|
|
Más crueles, sin duda, que la muerte, |
7400 |
|
|
Y más fieros que el hambre y que la
guerra. |
|
|
|
De estas extrañas gentes, una parte, |
|
|
|
De las campiñas bélgicas
viniera. |
|
|
|
De los montes y rocas escarpadas |
|
|
|
De la Helvecia, las otras descendieran; |
7405 |
|
|
Bárbaros por oficio, cuya industria |
|
|
|
Y única ocupación, la guerra
hiciera, |
|
|
|
Y que su sangre venden al primero, |
|
|
|
Que acomoda comprársela y verterla. |
|
|
|
De estos nuevos tiranos advenidos, |
7410 |
|
|
Licenciosas cohortes y avarientas, |
|
|
|
Los hogares pacíficos violando, |
|
|
|
De tropel abatiéndole sus puertas, |
|
|
|
Mil variadas muertes a sus dueños |
|
|
|
Asustados y atónitos presentan; |
7415 |
|
|
No por ir a robar tesoro inútil; |
|
|
|
Ni menos, todavía, por que quieran, |
|
|
|
Con adúltera mano, arrebatarle |
|
|
|
A la trémula madre una doncella. |
|
|
|
Necesidad voraz del hambre sola, |
7420 |
|
|
Es la que sufocada inerte deja |
|
|
|
Cualquier otra pasión en su vil alma. |
|
|
|
Su atroz requisición, sólo el fin
lleva |
|
|
|
De descubrir, do quiera, algún
sustento, |
|
|
|
Cuya más vil porción y más
pequeña, |
7425 |
|
|
Por dichosa conquista se apreciaba. |
|
|
|
No hubo horror ni suplicio ni fiereza, |
|
|
|
Que para haber los míseros de
hallarle, |
|
|
|
Su extremado furor no discurriera. |
|
|
|
En medio de horror tanto, mujer hubo92, |
7430 |
|
|
Mujer hubo ¡o gran Dios! (¿qué
fuerza sea, |
|
|
|
Guarde nuestra memoria de un suceso |
|
|
|
Tan horroroso, el cuadro?) hubo un hembra, |
|
|
|
Que de sus manos viera por los propios |
|
|
|
Impíos corazones, con violencia |
7435 |
|
|
Un residuo arrancar de su sustento. |
|
|
|
A perecer tan próximo como ella, |
|
|
|
Todo el resto, era un hijo, de los bienes, |
|
|
|
Que le robara ya fortuna adversa. |
|
|
|
Un agudo puñal coge furiosa, |
7440 |
|
|
Y cual fuera de sí, parte, y se acerca |
|
|
|
Al niño angelical, que sus bracitos |
|
|
|
Le tendía famélicos. Su inedia |
|
|
|
Su flébil voz, sus mimos a la madre |
|
|
|
Mil lágrimas arrancan. Hacia él
vuelta |
7445 |
|
|
Su horrorizada cara, de cariño |
|
|
|
De lástima, dolor, y rabia llena, |
|
|
|
De la rebelde mano, por tres veces, |
|
|
|
El hierro parricida se le suelta. |
|
|
|
Más que el hambre, por fin, vence la
rabia, |
7450 |
|
|
Y con trémula voz, la cruel estrella |
|
|
|
De su fecundidad y su himeneo |
|
|
|
Maldiciendo, colmando de blasfemias, |
|
|
|
«¡Hijo mio querido y
desgraciado!». |
|
|
|
Su frenético labio así se
expresa; |
7455 |
|
|
«¡Hijo que mis entrañas han
traído, |
|
|
|
Cuán en vano, a una edad de horror
cubierta, |
|
|
|
La vida recibiste! O los tiranos, |
|
|
|
O ya el hambre, a robártela se
aprestan. |
|
|
|
¿Porqué has pues de vivir? Para que
errante |
7460 |
|
|
Desdichado en París, lágrimas
puedas |
|
|
|
Derramar sobre el resto de sus ruinas. |
|
|
|
Muere, sin que mi mal y tu miseria |
|
|
|
Llegues a conocer. Vuelve a tu madre, |
|
|
|
El triste día y sangre que te diera. |
7465 |
|
|
Mi desgraciado seno, de sepulcro |
|
|
|
Te servirá, infelice. París vea |
|
|
|
Un nuevo crimen». Dijo: y furibunda, |
|
|
|
Con despechado brazo, loca, ciega, |
|
|
|
Toda de horror convulsa, en su costado |
7470 |
|
|
El puñal parricida enclava fiera. |
|
|
|
A cerca del hogar, vertiendo sangre, |
|
|
|
A aquel tierno cadáver veloz lleva, |
|
|
|
Y su temblona mano, que impelía |
|
|
|
Del hambre inexorable impía fuerza, |
7475 |
|
|
Con un ansia voraz, a prepararle |
|
|
|
Tan horrible manjar, se daba priesa; |
|
|
|
Cuando también del hambre allí
atraída, |
|
|
|
La misma desalmada soldadesca |
|
|
|
En aquellos hogares delincuentes, |
7480 |
|
|
Otra horrible incursión de nuevo
empieza. |
|
|
|
De aquellos forajidos el transporte, |
|
|
|
Al cruel alborozo se asemeja, |
|
|
|
Con que al oso voraz y león
hambriento, |
|
|
|
Arrojar se les ve sobre su presa. |
7485 |
|
|
Furiosos, y a porfía, el uno al otro |
|
|
|
Empujando, a romper corren la puerta. |
|
|
|
¡Qué terror! ¡qué
sorpresa! De un cadáver, |
|
|
|
Ensangrentado todo, y puesto en piezas, |
|
|
|
Al lado, una mujer, que aún su
caliente |
7490 |
|
|
Sangre chorreando está, se les acerca. |
|
|
|
«Sí, les dice, sí;
¡monstruos inhumanos! |
|
|
|
Mi hijo es el que veis. Barbaries vuestras, |
|
|
|
Estas manos mancharon en su sangre. |
|
|
|
De agradable vianda en vuestra mesa |
7495 |
|
|
El hijo y madre sirvan.
¿Temeríais, |
|
|
|
A la naturaleza tal afrenta |
|
|
|
Más que yo propia hacer? ¿Qué
horror, qué pasmo, |
|
|
|
A tal aspecto, tigres, os congelan? |
|
|
|
Para vosotros solos prevenidos |
7500 |
|
|
Están festines tales». A estas
fieras |
|
|
|
Insensatas razones, que su labio |
|
|
|
Vierte con saña atroz, clavado deja |
|
|
|
En su pecho un puñal. De horror y
miedo |
|
|
|
Agitados los monstruos, se dispersan, |
7505 |
|
|
Huyendo pavorosos, sin que el rostro |
|
|
|
A tan funesto hogar volver se atrevan. |
|
|
|
Sobre sí, cada paso, ardiente fuego |
|
|
|
Caer del Cielo airado todos piensan; |
|
|
|
Y el pueblo, del rigor de su destino |
7510 |
|
|
Despechado, por fin, manos eleva |
|
|
|
A los Cielos, pidiéndoles la muerte. |
|
|
|
De horror tanto corriendo van
las nuevas |
|
|
|
Al pabellón del Rey, que compasivo, |
|
|
|
Su corazón sintió tocado de
ellas. |
7515 |
|
|
A lástima se mueven sus
entrañas; |
|
|
|
Y sobre el pueblo infiel lágrimas
suelta. |
|
|
|
«Tú, ¡Omnipotente Dios! exclama
Enrique; |
|
|
|
Tú que leyendo estás, y que
sondeas |
|
|
|
Del hombre el corazón, tú que
conoces |
7520 |
|
|
Cuanto puedo y emprendo, tú no
mezclas, |
|
|
|
Tú sin duda distingues, de mi causa |
|
|
|
La injusta de la Liga. Mis sinceras, |
|
|
|
Mis inocentes manos muy bien puedo |
|
|
|
Levantar hacia ti. Tú lo penetras, |
7525 |
|
|
Tú lo sabes Señor; yo ya mis
brazos |
|
|
|
A los amotinados les tendiera. |
|
|
|
No me imputes ¡O Dios! ni sus
desgracias, |
|
|
|
Ni sus crímenes, no. Que allá se
avenga |
|
|
|
Mayenne, con las víctimas que
impío, |
7530 |
|
|
A su ambición inmola. O como quiera, |
|
|
|
Impute tanto mal, tanto desastre, |
|
|
|
A la necesidad, la excusa honesta, |
|
|
|
El pretexto común de los tiranos. |
|
|
|
De mis ilusos pueblos la miseria |
7535 |
|
|
Lleve el caudillo pérfido hasta el
colmo. |
|
|
|
Él solo es su enemigo. Que lo sea. |
|
|
|
Yo debo ser, y soy su amante padre. |
|
|
|
A mí por tanto toca, a mí
interesa |
|
|
|
Alimentar mis hijos, y mis pueblos |
7540 |
|
|
Arrancar de las garras carniceras |
|
|
|
De esos voraces lobos, aunque armados |
|
|
|
Contra mí mismo acaso se les vea |
|
|
|
De mis propias bondades y socorros, |
|
|
|
Y más que por salvarles, mi diadema |
7545 |
|
|
A perder yo llegase. A cualquier costa, |
|
|
|
Que se rediman quiero. No perezca |
|
|
|
Mi amado Pueblo, no. Quiero que viva. |
|
|
|
No me importa a qué precio. Yo le vea |
|
|
|
De esas sus plagas libre, que le pierden, |
7550 |
|
|
Y protegerle pérfidas afectan. |
|
|
|
A su pesar salvémosle. Y si acaso, |
|
|
|
Una excesiva lástima me cuesta |
|
|
|
Mi hereditario trono, que a lo menos, |
|
|
|
Sobre mi tumba un día leerse pueda: |
7555 |
|
|
EL ENEMIGO, Enrique, GENEROSO |
|
|
|
DE SUS PROPIOS VASALLOS, NO DESEA |
|
|
|
REINAR TANTO SOBRE ELLOS, COMO QUIERE |
|
|
|
SALVARLOS DE LA MUERTE Y LA MISERIA». |
|
|
|
Dice; y que sin
estrépito su tropa |
7560 |
|
|
A la hambrienta ciudad se acerque, ordena; |
|
|
|
Que pláticas se lleven al momento |
|
|
|
De paz al ciudadano, y se le ofrezcan |
|
|
|
En lugar de venganzas beneficios. |
|
|
|
A tan divina orden, obediencia |
7565 |
|
|
Presta pronto el soldado, y al instante, |
|
|
|
Mil gentes de París los muros llenan. |
|
|
|
Allí avanzar se ven a paso lento, |
|
|
|
Cuerpos trémulos, lívidos, que
apenas |
|
|
|
Animados parecen: semejantes |
7570 |
|
|
A las sombras, que un tiempo, se fingiera |
|
|
|
Hacer aparecer, a su albedrío, |
|
|
|
De los Tartáreos reinos y cavernas |
|
|
|
Los Magos a su voz, cuando furiosa, |
|
|
|
Del profundo Cocito en su carrera |
7575 |
|
|
Los rápidos torrentes deteniendo, |
|
|
|
De los errantes manes las catervas |
|
|
|
Del infierno evocaba. ¡Qué
extremadas |
|
|
|
De aquellos moribundos la sorpresa, |
|
|
|
La confusión no fueron! ¡Su
enemigo, |
7580 |
|
|
Su cruel enemigo, a nutrir llega, |
|
|
|
La vida a sustentar al que le injuria! |
|
|
|
¡De división de horrores y de
penas |
|
|
|
Llenos, por los que el nombre dulce y grato |
|
|
|
De amigos y de apoyos falsos llevan, |
7585 |
|
|
Sólo en sus pretendidos opresores |
|
|
|
Hallan por fin socorros y clemencia! |
|
|
|
Rasgo tan singular, tan desusado, |
|
|
|
Increíble a su mente se presenta. |
|
|
|
Delante de ellos ven aquellas picas, |
7590 |
|
|
Aquellos fieros dardos y ballestas, |
|
|
|
Que de crueldades varias de fortuna |
|
|
|
Instrumento hasta entonces sólo
fueran, |
|
|
|
Aquellas lanzas ven, que de la muerte |
|
|
|
Las conductoras eran más funestas, |
7595 |
|
|
Del generoso Enrique obedeciendo |
|
|
|
El paternal amor y bondad regia, |
|
|
|
En las extremidades de sus puntas, |
|
|
|
Que aún en sangre teñidas
amedrentan, |
|
|
|
La vida transportarles. «¿Y son,
dicen, |
7600 |
|
|
Y son estos los monstruos, son las fieras, |
|
|
|
Que malignas y horribles nos contaban? |
|
|
|
¿Y es este aquél que pintan y
exageran |
|
|
|
Cual tirano terrible a los mortales, |
|
|
|
Enemigo de Dios, y un alma llena |
7605 |
|
|
De rabioso furor? ¡Ah! Del Dios vivo |
|
|
|
La imagen es más fúlgida y
más bella. |
|
|
|
Un Rey es bienhechor. Es de monarcas |
|
|
|
El más cabal modelo de la tierra. |
|
|
|
De sus leyes y mano generosa |
7610 |
|
|
Bajo el próspero auspicio y la tutela, |
|
|
|
Vivir no merecemos. Él triunfante, |
|
|
|
Perdona, y libra, y ama, y hasta premia |
|
|
|
Al mismo que le ofende ¡Ojalá a
costa |
|
|
|
De nuestra sangre toda, un día pueda |
7615 |
|
|
Su soberano imperio cimentarse! |
|
|
|
De la calamidad y muerte horrenda, |
|
|
|
De que padre nos salva, ya harto dignos, |
|
|
|
Los días, que piadoso nos conserva, |
|
|
|
Consagrémosle gratos y
obedientes». |
7620 |
|
|
Tal en París entonces la
voz era |
|
|
|
De aquellos ya ablandados corazones. |
|
|
|
Tal el común sufragio y la respuesta. |
|
|
|
Más ¿quien podrá jamás
asegurarse |
|
|
|
En la turba de un pueblo novelera? |
7625 |
|
|
Cuya feble amistad en aspavientos |
|
|
|
Exhalándose toda, y hablas huecas, |
|
|
|
Si tal vez sobre sí, breves instantes, |
|
|
|
Contra el orden común, justa, se
eleva, |
|
|
|
Siempre recae al fin? Los sacerdotes, |
7630 |
|
|
Cuyo fatal influjo y elocuencia, |
|
|
|
Los fuegos que la Francia devoraban, |
|
|
|
Cien veces atizaran y encendieran, |
|
|
|
Van a mostrarse en pompa al mustio pueblo, |
|
|
|
Y tales invectivas le enderezan. |
7635 |
|
|
«¡Sin valor combatientes y
cristianos, |
|
|
|
Sin celo, sin virtud, sin fe sincera! |
|
|
|
¿De qué atractivos bajos y
terrenos |
|
|
|
Seduciros dejabais por flaqueza? |
|
|
|
¿Os haría del mundo un bien
caduco, |
7640 |
|
|
Del martirio olvidar palmas perpetuas? |
|
|
|
Soldados del Dios vivo ¿será
acaso, |
|
|
|
Honra será, decidnos, y acción
vuestra, |
|
|
|
Vivir para ultrajarle con infamia, |
|
|
|
Cuando por él morir glorioso os fuera? |
7645 |
|
|
¿Cuándo ya de la cumbre de los
Cielos, |
|
|
|
La corona ese Dios grato nos muestra? |
|
|
|
No esperemos, católicos, que gracia |
|
|
|
Nos dispense un tirano. A su infiel secta |
|
|
|
Por tal medio asociarnos solicita. |
7650 |
|
|
La intención de ese pérfido
siniestra, |
|
|
|
Por sus favores mismos castiguemos. |
|
|
|
Así la majestad de nuestra Iglesia, |
|
|
|
Así la santidad de nuestras aras, |
|
|
|
De su herético culto salvas
sean». |
7655 |
|
|
Del altar los ministros
así hablaban; |
|
|
|
Así la paz de Cristo recomiendan; |
|
|
|
Y el fanático acento de su labio, |
|
|
|
Dueño del bajo pueblo por do quiera, |
|
|
|
Y aun también por do quiera formidable |
7660 |
|
|
A las más altas clases y diademas, |
|
|
|
Tanto oprime, sufoca y amortigua |
|
|
|
El elevado grito de las proezas |
|
|
|
De Borbón, y sus grandes beneficios, |
|
|
|
Que no pocos, tornándose a su terca |
7665 |
|
|
Furiosa rebeldía, ya en secreto |
|
|
|
Se acriminan deber a su clemencia |
|
|
|
Aun el vital aliento que respiran. |
|
|
|
De tan odiosos gritos y
querellas, |
|
|
|
Al través finalmente se abre paso, |
7670 |
|
|
De la tierra remóntase y penetra |
|
|
|
De Enrique la virtud hasta el empíreo; |
|
|
|
Y el augusto Luis, que atento vela, |
|
|
|
De la celeste bóveda en la altura, |
|
|
|
Sobre la perseguida rama regia |
7675 |
|
|
De los Borbones, de la que era tronco, |
|
|
|
De los tiempos notando que se acerca |
|
|
|
El feliz complemento, en que a su hijo, |
|
|
|
De los reyes al Rey ya le pluguiera |
|
|
|
Por último adoptar entre los suyos, |
7680 |
|
|
Incontinente aparta, al punto aleja |
|
|
|
De corazón tan dócil las
alarmas; |
|
|
|
Y de lágrimas tiernas, que vertieran, |
|
|
|
Bañados, a enjugar sus ojos viene |
|
|
|
La sacrosanta fe. Sus pasos llevan |
7685 |
|
|
Del Eterno a los pies, dulce Esperanza, |
|
|
|
Y paternal Amor. De luz excelsa |
|
|
|
Entre abismos de fuego eterno y puro, |
|
|
|
Colocar al Altísimo pluguiera |
|
|
|
Anterior a los tiempos e inmudable, |
7690 |
|
|
Su majestuoso trono. Las inmensas |
|
|
|
Rutilantes esferas de los Cielos, |
|
|
|
De su creador poder la planta huella; |
|
|
|
Y de mil astros varios el perenne |
|
|
|
Siempre reglado curso, manifiestan |
7695 |
|
|
Su grandeza y su gloria al Universo. |
|
|
|
Poder, saber, y amor forman su esencia |
|
|
|
Unidos y distintos, y sus santos, |
|
|
|
De paz entre dulzuras sempiternas, |
|
|
|
En un torrente absortos de delicias, |
7700 |
|
|
De su gloria por siempre, y de la mesma |
|
|
|
Increada sustancia penetrados, |
|
|
|
Llenos y poseídos, su suprema |
|
|
|
Majestad, a cual más, todos adoran. |
|
|
|
De su querer la voz, ante él esperan |
7705 |
|
|
Ardientes serafines, semidioses, |
|
|
|
A quienes subordina y encomienda |
|
|
|
Del Universo entero los destinos. |
|
|
|
Él habla: y al momento, de la tierra |
|
|
|
A cambiar van volando la faz toda. |
7710 |
|
|
Ellos, de un golpe extinguen de esta esfera |
|
|
|
Las coronas, los cetros y las razas, |
|
|
|
Que imperaran altivas largas eras; |
|
|
|
En tanto que los hombres, vil juguete |
|
|
|
Del error e ignorancia, que los cercan, |
7715 |
|
|
De consejos eternos del muy-Alto, |
|
|
|
Acusan la profunda arcana ciencia. |
|
|
|
Los agentes son estos invisibles, |
|
|
|
Cuya potente mano subalterna, |
|
|
|
Con el servil azote hiriendo a Roma, |
7720 |
|
|
Del Norte helado al hijo, Italia deja. |
|
|
|
Jerusalén somete al otomano, |
|
|
|
De España al africano abre la puerta. |
|
|
|
Cae al fin todo imperio, y todo pueblo |
|
|
|
Arrastra de tiranos las cadenas: |
7725 |
|
|
Del Altísimo, empero, la insondable |
|
|
|
La justísima y sabia providencia, |
|
|
|
No por siempre tolera, que prosperen |
|
|
|
De los hombres la audacia y la soberbia. |
|
|
|
Favorables tal vez a los mortales, |
7730 |
|
|
Se dignan su justicia y su clemencia, |
|
|
|
En inocentes manos, de los Reyes |
|
|
|
El cetro colocar. Ya se presenta, |
|
|
|
El padre y protector de los Borbones, |
|
|
|
Ante la majestad de Dios eterna; |
7735 |
|
|
Y con doliente voz y acatamiento, |
|
|
|
Esta eficaz plegaria le endereza. |
|
|
|
«¡Del Universo Padre! si tus
ojos, |
|
|
|
A bien tienen, a veces, no desdeñan |
|
|
|
Honrar de una mirada compasiva |
7740 |
|
|
De los reyes y pueblos las flaquezas, |
|
|
|
Mira al pueblo francés, rebelde e
ingrato |
|
|
|
A su Rey bienhechor. Si él atropella |
|
|
|
Tus sacrosantas leyes, es tan solo, |
|
|
|
Porque serte leal, erróneo piensa. |
7745 |
|
|
Su celo es quien le ciega, y quien le
arrastra |
|
|
|
De tu ley al desprecio e inobediencia; |
|
|
|
Y cuando más te falta, es cuando,
iluso, |
|
|
|
Vengarte y obsequiarte más intenta. |
|
|
|
Dígnate ¡O Dios! mirar a ese
Monarca |
7750 |
|
|
Triunfador generoso. Grato observa |
|
|
|
De la guerra ese rayo, ese brillante |
|
|
|
Terror, amor, y ejemplo de la tierra. |
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¿Su corazón, Señor, formado
habrías, |
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De virtudes tan lleno, con la idea |
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De abandonarle solo a astutos lazos |
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Del miserable error? ¿Y será
fuerza, |
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Que de tu misma mano omnipotente |
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La obra más magnífica y
perfecta, |
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Al Dios a quien adora, un homenaje, |
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Un incienso culpable e impuro ofrezca? |
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¡Ah! Si del Gran Enrique, que ignorado |
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Siempre tu culto fuese permitieras, |
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¿Por quién el Rey querría de
los Reyes, |
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Que adoración condigna se le diera? |
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Ten a bien ilustrar alma que ha sido |
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Para reconocerte tan dispuesta. |
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Un hijo insigne en él, que la decore, |
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Dígnate ya, Señor, dar a tu
Iglesia, |
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Y a la discorde Francia y perturbada, |
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Un Señor, bajo el cual, en paz
florezca. |
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Restituye a su Príncipe el vasallo, |
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Y al vasallo su Príncipe le entrega. |
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Todos los corazones, tu justicia |
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Adoren en unión acorde y recta. |
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Y en París, todos juntos, sobre un ara |
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La misma te consagren pura ofrenda». |
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De estos votos de Luis, ya del
Eterno |
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La divina piedad tocar se deja, |
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Y una sola palabra de su boca, |
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Le asegura el suceso por que anhela. |
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De su tremenda voz al eco excelso, |
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De la Tierra, agitado el eje, tiembla; |
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Del Cielo las esferas se estremecen, |
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Y confusa la Liga se consterna. |
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El Rey, que en sólo el Cielo apoyo
busca, |
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A estas señas, conoce, a sentir llega, |
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Que por él finalmente y por su causa, |
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Se declara el muy Alto y se interesa. |
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Súbito la Verdad, por
largo tiempo |
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Esperada de Enrique, y siempre prenda |
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De los hombres amada, aunque mil veces |
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Harto desconocida, de la esfera |
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Desciende de los Cielos, penetrando |
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Del magnánimo Rey hasta las tiendas. |
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Velo espeso al principio a los mortales |
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Su semblante hermosísimo reserva; |
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Más de instante en instante, densas
sombras, |
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Que la cubren, cediendo, ya se alejan |
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De la luz al fulgor que las entreabre; |
7800 |
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Y bien pronto, triunfante, se demuestra |
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Del Príncipe a la vista ya tranquila, |
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Con un brillo luciendo, cuya fuerza |
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No desvanece nunca ni deslumbra. |
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De Enrique el alma grande, que
naciera |
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Para gozarla, ve, conoce, y ama |
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Por fin su inmortal luz. Su fe confiesa |
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La sacra Religión tan sobre el hombre, |
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Que su razón confunde. Acá en la
tierra, |
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La Iglesia reconoce combatida, |
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Una siempre en el suelo, y de él
extensa |
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Por el ámbito todo. Iglesia libre; |
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Bajo de un Jefe empero. Donde quiera, |
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Y en la perenne dicha de los santos, |
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De su Dios adorando la grandeza. |
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El Cristo renaciente y viva hostia |
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De los pecados nuestros, que alimenta |
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Sus caros escogidos, sobre el ara |
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Desciende, y a su vista absorta y ciega, |
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Bajo un pan, que no existe, un Dios descubre. |
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Su corazón sumiso, ya se entrega |
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A tan altos misterios, de que absorto |
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Y asombrado su espíritu, al fin,
queda. |
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El celestial Luis, de Enrique
el Padre, |
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Cuya ilustrada mente conociera |
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Llegado ya el momento en que los votos |
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De su amor se coronan y completan; |
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Luis rápidamente enarbolando |
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La oliva, de la paz sereno emblema, |
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De la altura desciende del empíreo, |
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Hacia el Héroe que objeto digno fuera |
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De su místico amor y santo celo, |
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Y de guía sirviéndole, le lleva |
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Él mismo de París a las
murallas. |
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A su voz retembladas y entreabiertas |
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Las murallas quedaron, y en el nombre |
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Del Dios Grande, por quien los Reyes reinan, |
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Entra en París. La Liga, confundida, |
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Y rindiendo las armas, humil, se echa |
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De Borbón a las plantas, y de afecto |
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Con abundosas lágrimas las riega. |
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Los sacerdotes todos, reprimidos, |
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Su sedicioso labio por fin sellan. |
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Los Dez-y-seis confusos y aterrados, |
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En vano por do quiera buscan cuevas, |
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En que huir a esconderse; y todo el Pueblo, |
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Trocándose este día, en que
granjea |
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Salud tanta, se postra, y homenajes |
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A su Rey, Vencedor y Padre presta. |
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Se admiró desde entonces
dignamente |
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Reinado tan dichoso, que así fuera |
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Empezado harto tarde, y harto presto |
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Concluido también. El Austria tiembla. |
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Feliz y justamente desarmada |
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Roma, adopta a Borbón; y Roma empieza |
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A verse de este amada. La Discordia, |
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A sumergirse vuelve en noche eterna. |
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De su Rey, últimamente a quedar viene |
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Reducido Mayenne a la obediencia; |
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Y sometiendo ya con sus Provincias |
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Su corazón a un tiempo, al cabo llega |
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A ser el más leal y buen vasallo, |
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Del Monarca más justo de la tierra. |
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