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ArribaActo III

La hermosa Ester


PERSONAS DEL TERCER ACTO
 

 
ASUERO. REY.
AMÁN.
EGEO. VICENTE.
MARDOQUEO. TOLEDO.
MARSANES. ANTONIA.
ZARES. LA S.ª JU.ª
ADAMATA.
TARSES.
ESTER.
Dos músicos.
 

REY ASUERO y gente.

 
ASUERO
   Toda la noche he pasado
sin dormir.
EGEO
¡Extraña cosa!
¿Ha sido por calurosa,
o en razón de algún cuidado?
ASUERO
   Cuidado y desvelo ha sido 5
de materias diferentes,
que a la memoria presentes
no permitieron olvido.
EGEO
   Por eso al fin de sus leyes
un filósofo decía, 10
gran señor, que no sabía
cómo dormían los reyes;
   es la imagen un pastor,
que de noche desvelado,
tiene más vivo el cuidado 15
y más despierto el favor.
ASUERO
   Dadme el libro y las historias
de los servicios anales.
EGEO
Cuando a tus manos Rëales
lleguen, señor, sus memorias, 20
   verás las obligaciones
en que te pone el gobierno.
ASUERO
¡Oh cetro! ¡Oh cuidado eterno!
¡Oh bien con tantas pensiones!
   Aunque en todos los estados 25
se paga censo al favor,
nadie le paga mayor
que quien le paga en cuidados;
   y así es mayor nuestra pena,
y por justísima ley; 30
porque los que tiene un rey
exceden del mar la arena.
 

(Saca el libro EGEO.)

 
EGEO
    Aquí está el libro.
ASUERO
Leed,
no solamente por gusto,
mas porque saber es justo 35
a quién se ha de hacer merced.
EGEO
   ¿Por dónde mandas abrir?
ASUERO
Por los últimos; es bien
para que premio les den
y se animen a servir. 40
EGEO

 (Lea.) 

   Memorial de los servicios
del mes Tebeth, en el año
séptimo del reino tuyo,
que dure por siglos largos:
Apelino, capitán, 45
venció los rebeldes Partos,
que se subieron al monte
con tantos robos y daños.
ASUERO
¿Qué le dieron a Apelino?
EGEO
Uno de los principados 50
de Persia.
ASUERO
Adelante.
EGEO
Celso
te presentó diez caballos,
los frenos de oro y de lobo
marino, y todos bordados
de rubíes y de perlas, 55
los paramentos persianos.
ASUERO
¿Qué le dieron?
EGEO
Un oficio
que pedía, porque hallaron
que era muy digno.
ASUERO
Adelante.
EGEO
Mas el médico Alejandro 60
te hizo sangrar a tiempo;
que, a opinión de muchos sabios,
tu salud, que guarde el cielo,
previno e graves daños.
ASUERO
¿No le di un anillo de oro 65
con un diamante, y seis vasos
de mil piedras guarnecidos,
y dos ropas de brocado?
EGEO
    Sí, señor.
ASUERO
Pues adelante.
EGEO
¿Cómo te acuerdas?
ASUERO
Reparo,
70
cuando doy poco, en que quedo
a quien lo doy obligado;
presto le haremos merced.
EGEO
Mas te dio Lidio Teofrasto
un arbitrio para hacer, 75
sin daño de tus vasallos,
crecer las rentas de Persia.
ASUERO
¿Qué le dieron?
EGEO
No le han dado
hasta que surta el efecto
lo que él anda procurando. 80
ASUERO
Pues di más.
EGEO
Tirio, ingeniero,
hizo aquellos cuatro baños
para la salud.
ASUERO
¿Pagóse?
EGEO
Él dice que está pagado
con el provecho que dan. 85
ASUERO
¿Pues de qué?
EGEO
De administrarlos.
ASUERO
¿Qué más?
EGEO
Presilo te trajo
un monstruo nacido en Tarso,
de dos niños en un cuerpo,
cuatro pies y cuatro manos. 90
ASUERO
¿Qué le dieron?
EGEO
Otro monstruo
que te habían presentado
mandaste darle.
ASUERO
Y fue bien;
que monstruos con monstruos pago.
EGEO
Albano te trajo un hombre, 95
tirador tan extremado,
que con una cerbatana
dos mil agujas tirando
a un garbanzo, las clavaba
todas en el que era el blanco. 100
ASUERO
¿Qué mandé dar a ese hombre
por un ingenio tan raro?
EGEO
Ochenta gruesas de agujas
y una hanega de garbanzos.
ASUERO
Su inútil habilidad 105
pagué, con dar que, tuviese
qué tirar por muchos años.
EGEO
Tesenio, ilustre poeta.
te dio un libro intitulado
hazañas de tus mayores. 110
ASUERO
¿Qué le di después de honrarlo?
EGEO
Oficio de senador,
y los cuatro mil ducados
que tus coronistas gozan.
ASUERO
¿Hay más?
EGEO
Rufino Tebano,
115
mal pintor, te presentó
de tu rostro un mal retrato.
ASUERO
¿Qué le mandé dar?
EGEO
Hiciste
a otro pintor tan malo
que le retratase a él. 120
ASUERO
Pagué agravio con agravio.
EGEO
Este día Mardoqueo
descubrió, secreto y cauto,
la conjuración de Tares
y Bagatán.
ASUERO
¿Qué le han dado?
125
EGEO
Ninguna cosa, señor.
ASUERO
¿Ninguna?
EGEO
Yo no la hallo
en el libro, ni la sé.
ASUERO
Pues ¿cómo a un hombre, y extraño,
que me libró de la muerte 130
y dio vida, he sido ingrato?
¿No ha pedido alguna cosa?
EGEO
No, señor.
ASUERO
¡Extraño caso!
¿Quién está afuera?
ADAMATA
Está Amán.
ASUERO
¿Amán?
ADAMATA
Sí, señor.
ASUERO
Llamaldo.
135
ASUERO
   A su Dios, a su patria, a sus parientes
ofende el que es ingrato al beneficio:
de muchos vicios es bastante indicio
aunque en maldad parezcan diferentes;
   es deshonra tomar entre las gentes, 140
y nunca dar, que es del ingrato oficio,
y solo con decir aqueste vicio,
responden los demás como presentes;
   es de la yedra un natural retrato.
que al árbol que la tiene la desmedra 145
y sale deshojado de su trato,
   y aunque engaña, amoroso como yedra,
jamás perdona agravio; que el ingrato,
el bien escribe en agua, el mal en piedra.
 

(AMÁN entre.)

 
AMÁN
   ¿Qué manda tu majestad? 150
ASUERO
¡Oh, Amán!
AMÁN
Mi ventura ha sido
llamarme el Rey, si he tenido
segura su voluntad;
   porque ya en la plaza queda
hecha de cuarenta codos, 155
para que la vean todos
y que los muros exceda,
   la horca en que hoy ha de estar
el infame Mardoqueo:
pedir licencia deseo; 160
mas ya el Rey me quiere hablar.
ASUERO
    Amán, si un Rey desease
honrar un noble varón,
para dar satisfacción
del gusto con que le amase, 165
   ¿qué es lo que haría por él?
AMÁN
Sin duda soy el que quiere
honrar el Rey, porque muere
por hacerme igual con él;
   que ninguno si no yo 170
merece lo que él intenta,
¿qué dudas, alma contenta?
Mira cómo ayer te honró
   en que hoy vengas a comer
con la reina y a su lado. 175
ASUERO
¿Haslo pensado?
AMÁN
He pensado
que si el Rey le quiere hacer
   honra, le mande vestir
sus vestiduras reales,
piedras y joyas iguales, 180
y que le mande salir
    con su cetro y su corona
a pasear la ciudad,
y por más autoridad,
acompañe su persona 185
   un príncipe que el caballo
lleve de riendas, y que sea
del Rey también, porque vea
que iguala al Rey el vasallo;
   este príncipe que digo, 190
dará en la plaza un pregón
en la mayor atención
del pueblo, al acto testigo,
   diciendo: «con tal trofeo,
honra el Rey quien quiere honrar». 195
ASUERO
Bien dices; parte a buscar
al hebreo Mardoqueo,
   que del palacio a la puerta
hallarás pobre y echado,
y todo lo que has hablado 200
con la ejecución concierta;
   vístele un vestido mío,
y con mi cetro y corona
acompaña su persona,
templando al caballo el brío 205
   con llevarle de la rienda.
y da en la plaza el pregón
que dices, porque es razón
que así la ciudad lo entienda,
   y guárdate que no dejes 210
de hacer cuanto aquí dijiste.
AMÁN
Yo voy.
EGEO
¡Qué envidioso y triste!
 

(Vase AMÁN.)

 
ASUERO
Si faltares, no te quejes.
   ¿No viene, amigos, Ester,
sabiendo que la llamaba? 215
EGEO
Ya la ocasión aguardaba
en que te pudiese ver,
   mas díceme que hoy es justo
que su convite se haga,
para que en él satisfaga 220
humildemente a tu gusto,
   que pues no se hizo ayer,
no es razón que pase de hoy.
ASUERO
A darle contento voy,
hoy comeré con Ester; 225
   que sabe su mismo Dios
cuál gracia en mis ojos tiene.
EGEO
Tal Reina a tal Rey conviene.
¡Mil años viváis los dos!
 

(Vanse y salen dos personas.)

 
UNO
   De tan noble suceso 230
no se ha sabido la causa.
DOS
Solo sé que las reales
ropas, y corona baja
Amán, y que a Mardoqueo,
aquel hebreo que estaba 235
a las puertas de Palacio,
a tal grandeza levanta,
que se las viste, y le ciñe
la real corona, y sacan
un caballo del rey mismo, 240
que a los del sol aventaja,
para que en él Mardoqueo
con los soldados de guarda,
y llevando Amán del freno
a pie, con grandeza tanta 245
le lleven y le paseen
por cuantas calles y plazas
tiene la corte de Persia.
UNO
Tan gran novedad me espanta,
secretos son que los reyes 250
no comunican ni mandan
poner en ejecución.
DOS
Que ya del real alcázar
sale este triunfo y lo dicen
las trompetas y las cajas. 255
 

(Música de chirimías, y por un palenque entre grande acompañamiento, y detrás MARDOQUEO con cetro y corona en un caballo, y su palio; traerá al pie de la rienda AMÁN, y en parando en el teatro, dirá.)

 
AMÁN
   ¿Qué iguala a mi desventura?
¿Quién se vio como me veo
a los pies de Mardoqueo,
y él subido a tanta altura?
   Que tal su bajeza es 260
y tan vil es su linaje,
que no hay lugar donde baje
después de estar a sus pies.
   ¡Oh soberbia a qué has traído,
mis altivos pensamientos 265
de cuyos atrevimientos
estaba el cielo ofendido!
   ¡Cuán mejor puedo decir,
soberbia, en este lugar,
que es comenzar a bajar 270
no tener más que subir!
   ¿En que tendré confianza,
o quien no se pierde en ella,
pues un caballo atropella
lo mejor de mi esperanza? 275
   Como un peso habemos sido
este y yo, mas tan pesado
de mi parte, que he bajado
tanto como él ha subido.
   En una horca pensé 280
subirle: mi afrenta callo,
pues subido en un caballo,
pone en mi cabeza el pie.
   ¡Cielos! ¿Quién hay que os entienda?
Él parece que me ahoga, 285
pues a quien buscaba soga
le voy llevando de rienda.
   Y aun no sé en qué ha de parar
mi desventura importuna,
que no para la fortuna 290
cuando comienza a bajar.
   Mas ¿qué temo si me veo
en la mayor humildad?
Que no hay más profundidad
que a los pies de Mardoqueo. 295
MARDOQUEO
   Mil gracias os doy, señor,
que esta vuestra humilde hechura
levantáis a tanta altura
y a tantos grados de honor.
   Bien sé que no lo merezca: 300
indigno soy deste bien
y desta merced, por quien
de nuevo el alma os ofrezco.
   Vos sois Dios, dais como Dios.
que cuando honráis es de modo 305
que conoce el mundo todo
la grandeza que hay en vos.
   Bien puedo ahora cantar
fuera de este Egipto fiero,
que el caballo y caballero 310
habéis rendido en el mar.
   Amán, otro Faraón
que vuestro pueblo quería
matar, porque no le hacía
tan injusta adoración, 315
   de su caballo cayó
en el mar de su arrogancia,
donde la misma distancia
vuestro poder me subió.
   Que es blasón que usáis desde antes 320
que ellos fuesen nuestros dueños,
levantar a los pequeños
y humillar los arrogantes.
   ¿Qué importa que contra vos
la soberbia venga armada, 325
pues luego sale la espada
que dice: «quién como Dios»?
AMÁN
   Comenzar quiero el pregón
de mi afrenta, y no exceder
su gusto, por no caer 330
en mayor indignación.
   Ciudadanos, dad lugar
a este pobre caballero;
que así honra el rey Asuero
a los que pretende honrar. 335
 

(La música, y vuélvanse por su palenque, y salgan ZARES, su mujer de AMÁN, y MARSANES.)

 
ZARES
   Con mil imaginaciones
anda mi esposo estos días.
MARSANES
Nacen sus melancolías
de pequeñas ocasiones;
   pero como a la gran nave 340
que va corriendo la mar
se suele un pez arrimar
y detiene el curso grave,
   así aqueste vil hebreo
detiene el curso de Amán, 345
cuando sus grandezas van
por el mar de su deseo.
ZARES
   Así dicen que el león
se suele espantar del gallo.
MARSANES
¡Que un hombre que aun no es vasallo 350
le cause tanta pasión!
   ¡Un esclavo, un vil cautivo,
mísero pez del Jordán
a la alta nave de Amán
se quiere oponer altivo! 355
   Mas hoy acaba con él,
y en la horca fabricada,
lo que es indigno a su espada,
hará un infame cordel;
   en quitándole la vida, 360
cesará tan triste enojo.
ZARES
Infamará su despojo
espada tan bien nacida;
   y así, es justo que un verdugo
acabe con su arrogancia; 365
y sin admitir distancia,
de la esclavitud el yugo
   del mísero pueblo hebreo
corte quitando las vidas.
MARSANES
Por tu vida, que le pidas 370
que no entierre a Mardoqueo.
    ¡Cómanle perros!
ZARES
Sí harán;
que aun no ha de quedar ceniza
de hombre que desautoriza
los pensamientos de Amán. 375
 

(AMÁN entre.)

 
AMÁN
    Acabó ya la fortuna
de mostrarme su inconstancia,
que una misma consonancia
hace con la varia luna.
   En llegando a desear, 380
la llena se ha de temer;
que el estado del crecer
es principio del menguar.
   ¡Grandes afrentas me ha hecho
Asuero!
ZARES
Esposo querido,
385
¿qué rostro es ese?
AMÁN
El que ha sido
más viva imagen del pecho;
   que si el alma se retrata
en el rostro, en él verás
cómo se parece más 390
lo que piensa y lo que trata.
   Ya no tengo que temer;
que solo este bien me queda,
porque no hay qué me suceda,
si no es el dejar de ser. 395
ZARES
    ¿No te ha hecho Mardoqueo
reverencia?
MARSANES
Si tú aguardas
a ese infame, y te acobardas
de ejecutar tu deseo.
   ¿qué mucho que no te estime? 400
Ahórcale. ¿Qué pretendes?
AMÁN
¡Oh. qué mal, Zares, entiendes
la desdicha que me oprime!
   Y tú, querido Marsanes,
ya cesaron mis trofeos: 405
ya ensalza el Rey Mardoqueos:
ya desprecia el Rey Amanes.
   ¿Es posible que al oído
las voces no os han llegado
de lo que agora ha pasado? 410
MARSANES
¡Cómo! ¿Qué te, ha sucedido?
AMÁN
   ¿Pues no veis la alteración
del pueblo?
ZARES
Habrále pesado
ver al hebreo ahorcado.
que tan inconstantes son. 415
AMÁN
   No es eso, ¡triste de mí!
Sino que el Rey me mandó
vestirle sus ropas yo,
y sus ropas le vestí.
   Su cetro y corona de oro 420
le puse, y como vasallo,
de rienda llevé el caballo
para su mayor decoro.
   En la plaza di un pregón
y en las más públicas calles. 425
ZARES
¡Por Dios, esposo, que calles!
AMÁN
¡Qué calle! Públicas son.
   Yo dije por ensalzar
al que mataba primero:
así honra el rey Asuero 430
a los que pretende honrar.
ZARES
    ¿Pues cómo, o por qué?
AMÁN
No sé
más de que el Rey lo ha mandado,
aunque yo he sido el culpado
porque ayer no le maté; 435
   preguntóme de qué modo
el Rey a un hombre honraría;
yo pensé que lo decía
por darme su imperio todo
   y di la misma sentencia 440
que se ha ejecutado en mí.
ZARES
Si el hebreo reina aquí
y, tiene la preeminencia
   que tú de Persia tenías
como segunda persona 445
del Rey, y cetro y corona,
¿qué aguardas., en qué confías?
   No escaparás de sus manos.
MARSANES
No he visto desdicha igual.
AMÁN
Temiendo estoy mayor mal 450
por los dioses soberanos.
 

(Un criado.)

 
ADAMATA
    ¿Está aquí Amán?
AMÁN
Aquí estoy.
ADAMATA
El Rey te espera a comer,
porque ya la bella Ester
le está esperando.
AMÁN
Ya voy.
455
ADAMATA
No hay ya voy, sino venir.
AMÁN
Tengo que hacer.
ADAMATA
   Yo no puedo
irme sin ti.
ZARES
¿Tienes miedo?
MARSANES
¿Vas a comer, o a morir? 460
AMÁN
   No sé; mas si el corazón
avisa al hombre primero,
mi muerte comer espero:
tales mis desdichas son.
MARSANES
Triste va.
ZARES
Teme la suerte,
465
y su desdicha adivina,
porque si una vez declina,
nunca para hasta la muerte.

 (Vase.) 

 

(Criados que saquen una mesa, y los músicos, y EGEO y TARES.)

 
EGEO
   Yo pienso que ha de ser notable día
para el gusto del Rey.
TARES
Será notable,
470
porque adora en Ester.
EGEO
Música envía.
¡Qué convite será tan agradable!
TARES
Para quien ama es dulce melodía
dar gusto a lo que quiere.
EGEO
Es tan amable
la Reina, que ella sola sus sentidos 475
regala, y tiene de su amor vencidos.
MÚSICO
   Apercibe, Nicandro, el instrumento.
que ya tienen la mesa apercibida.
SEGUNDO
Quien come, pocas veces está atento,
o no le entra en provecho la comida; 480
por eso los poetas, que del viento
tienen la suspensión del alma asida,
no saben lo que comen y enflaquecen,
y, en fin, porque no comen enloquecen.
MÚSICO
   Bien dices, que un poeta en siendo rico 485
es mal poeta, porque engorda y come.
SEGUNDO
Ya desde aquí la vista al plato aplico.
MÚSICO
Yo haré que un plato el maestresala tome.
SEGUNDO
Si un pajarillo en remojando el pico,
aunque la jaula más le oprima y dome, 490
canta que se deshace, yo no quiero
hacer pasajes sin beber primero.
 

(REINA y damas.)

 
ESTER
   Agora, gran Señor de cielo y tierra,
que vais cumpliendo mi mayor deseo,
ya la soberbia, la humildad destierra 495
cayendo Amán, subiendo Mardoqueo.
Conozco el celestial poder que encierra
esta virtud que en los pequeños veo.
pues aunque a los principios despreciada,
se ve de mil laureles coronada. 500
   ¡Oh, gran Señor, si aquesta esclava vuestra
las mujeres ilustres imitase
de vuestro pueblo y de la sangre nuestra.
y algo de sus desdichas restaurase.
si la fuerte Judit con mano diestra 505
queréis que el cuello de Holofernes pase,
tiñendo el pabellón de sangre fiera,
haced que Amán por estas manos muera.
 

(Entren el REY y AMÁN.)

 
ASUERO
   Ya con Amán, bella Ester,
a ser convidado vengo; 510
de tu cuidado y mi amor
dice que seguro puedo,
que él viene haciendo la salva
a los platos que merezco
de la lealtad de tus manos 515
por el amor que te tengo.
ESTER
A tus pies está tu esclava.
ASUERO
Levántate, Ester, del suelo;
que humillas de un Rey el alma
a lo menos, que es su cuerpo. 520
Yo no tengo, y es sin duda,
más alma: pues si no tengo
más alma, y el alma es más,
no la humilles a lo menos.
ESTER
Hoy vienes de hacer favores, 525
y aquí tu grandeza veo,
pues que pagas la comida
primero que nos sentemos.
ASUERO
Siéntate, Amán.
AMÁN
Desde ayer
de tal manera me siento, 530
que no puedo levantarme
al asiento que deseo.
¡Ay de mí, qué vanas honras!
ASUERO
Dennos de comer.
MÚSICO
Cantemos.
SEGUNDO
A sus pasos de garganta, 535
haré pasos de pescuezo.
 

(La comida se descubra y algunos platos que serán los principios, y canten entretanto los músicos al tono de la locura.)

 
   Dios ensalza los humildes
y derriba los soberbios.
Ciento y treinta años después
que con el diluvio inmenso 540
castigó Dios a los hombres,
comenzó Nembrot su reino;
fabricó muchas ciudades,
pero soberbio y blasfemo,
persuadía a sus vasallos 545
negasen a Dios eterno,
de tan altos beneficios
el justo agradecimiento,
porque se lo atribuyesen
todo a su fuerza e ingenio; 550
obedeciéronle muchos,
y porque si acaso el cielo
volviese a anegar el mundo,
tomaron por buen consejo
hacer una inmensa torre, 555
cuyo inaccesible extremo,
excediendo las estrellas,
tocase al sol los cabellos.
Juntáronse tantos hombres,
que hicieron en breve tiempo 560
el más notable edificio
que antes hubo y después dellos;
pero mirándolos Dios
desde su alcázar eterno,
no castigó su locura 565
con agua, viento ni fuego,
sino que por las distancias
del primero fundamento,
a la altura donde estaban
se confundiesen con ellos 570
no entendiéndose las lenguas,
con que confusos y ciegos
se esparcieron por el mundo
fabricándole de nuevo.
En el campo de Senar 575
cuando aquel monstruo, a quien dieron
el nombre de Babilonia,
que es confusión en hebreo.
Dios ensalza los humildes
y derriba los soberbios. 580
ASUERO
¿Qué quieres, hermosa Ester?
Pide, que yo te concedo
todo aquello que pidieres;
pide la mitad del reino;
pide, que si el alma es más, 585
¿quién te ha de negar lo menos?
ESTER
Si hallé, gracia en esos ojos,
poderoso rey Asuero,
por esta vida, señor,
y la de todo mi pueblo, 590
a la muerte condenado,
con mil lágrimas te ruego:
ojalá que por esclavos
nos vendiesen, que gimiendo
calláramos; pero pasa 595
nuestro enemigo sangriento
a tal soberbia y crueldad,
que en sangre de nuestros cuellos
pretende lavar sus pies.
ASUERO
¡Qué dices, Ester! ¿Qué es esto? 600
¿Cuál bárbaro o cuál poder
tiene tanto atrevimiento
hoy en el mundo?
ESTER
Este Amán,
aqueste enemigo nuestro.
ASUERO
¿Amán se atreve a tu vida? 605
Si del más sutil cabello
tuyo depende la mía.
AMÁN
¡Muerto soy! ¡Su furia tiemblo!
ASUERO
Quitad aquesto de aquí.
 

(Aparten la mesa y métanla de allí.)

 
¿Hombre puede haber tan fiero 610
que te condene a la muerte
yo vivo, yo soy, yo reino?
¿A mí me obedece Oriente
desde el Indo al Caspio seno?
¿A mí Tartaria y Egipto, 615
del mar Grande al mar Bermejo?
¿A mí Etiopía, a mí Arabia?
¿Soy Artajerjes Asuero?
¿Son aquestas las hazañas
que mis mayores han hecho? 620
¿Ilustro así sus memorias?
¿Doy esta fama a sus templos
y cuelgo de sus sepulcros
estos infames trofeos?
Voyme, Ester, que de corrido 625
a mirarte no me atrevo,
pues aun no puedo mostrarte
el poco poder que tengo.

 (Váyase.) 

AMÁN
   ¡Cielos! ¿Qué será de mí?
Que en aquesta confusión, 630
bien me dijo el corazón
lo que al principio temí.
Ya todos se van de aquí;
como que ya visto han
que el basilisco de Amán 635
ha dado ponzoña al Rey.
¿Qué amor, qué exención, qué ley
darme la vida podrán?
   Fuese el Rey por el jardín,
fuese Ester a su aposento, 640
cada cual con pensamiento
de mi desdichado fin.
El ardiente serafín
que este pueblo circunciso
escribe en su paraíso, 645
parece que está a la puerta,
para mi desdicha abierta,
pues mi soberbia lo quiso.
   ¿Podré salir? ¿podré entrar?
¿Qué puedo hacer, que sin duda, 650
aunque la guarda está muda,
ya me debe de esperar?
Mas bueno será pasar
al aposento de Ester.
Hebrea debe de ser; 655
no lo supe, que a su vida
respetara mi atrevida
mano, y del mundo el poder.
   Pedirle quiero la mía;
que en tan divina hermosura 660
no ha de haber alma tan dura
que no ablande mi porfía.
¡Quien el Oriente solía
como a rey obedecer,
ruega una mujer! ¡a Ester 665
voy a rogar desta suerte!
¡Pero qué cosa tan fuerte
no se ha rendido a mujer!
 

(Éntrese, y salgan MARDOQUEO y ESTER.)

 
MARDOQUEO
   El sueño, dulce Ester, se va cumpliendo,
y trocándose el llanto en alegría 670
que los cielos estaba entristeciendo.
   ¡Bendito sea para siempre el día
que para dar salud a Israel naciste,
que el cuchillo feroz de Amán temía!
   ¡Con qué artificio soberano hiciste 675
que el Rey tuviese lástima a tus ojos,
y tu cautivo pueblo redimiste!
   Tuyos serán, Ester, nuestros despojos;
a ti, que de las hembras no difieres
que templaron del cielo los enojos, 680
   vendrán niños, ancianos y mujeres,
y echados a tus plantas, darán voces,
que su señora y su remedio eres.
ESTER
   Tío y señor, si mi humildad conoces,
¿para qué me bendices desa suerte? 685
Mil años, plegue a Dios, el cetro goces;
   que en más alto lugar espero verte,
que aquel en cuya frente el pie pusiste,
a quien espera ya violenta muerte.
MARDOQUEO
   ¡Oh, bella Ester, la fuente humilde fuiste 690
que yo soñé que en aguas abundaba,
y que la verde margen excediste!
   Aquel dragón feroz que peleaba
con el otro dragón menos furioso,
era este Amán. Que su poder acaba 695
   cante Jerusalén, y el suntuoso
alcázar de Sión cante Samaria,
y las riberas del Jordán undoso
   canten en tu alabanza, y la contraria
espada rindan a tus plantas bellas, 700
pues tras tanta fortuna incierta y varia,
levantas a Israel a las estrellas.
 

(Entre AMÁN, y ESTER se siente en un estrado.)

 
AMÁN
   Si merece un enemigo
que una Reina poderosa
temple el rigor del castigo. 705
y que te muestres piadosa
en tanta ofensa conmigo.
   vesme aquí puesto a tus pies;
pero dirás que no es
humildad de aquel vasallo 710
que lo estuvo del caballo
deste que tan alto ves.
   Nunca el valor generoso
fue ingrato, señora, al ruego;
abre tu pecho piadoso, 715
a cuya hermosura llego
humillado y vergonzoso;
   mira estos ojos que ayer
tuvieron tanto poder,
que bañan de llanto el suelo. 720
e imita en piedad al cielo
como en hermosura, Ester.
   Nunca me ha pesado a mí
de que fueses mi señora
y el Rey dejase a Vastí; 725
entonces, siempre y agora
al Rey hablé bien de ti.
   Airado está; si tú quieres.
tú sola le templarás.
Más en perdonarme adquieres 730
que yo en vivir, pues es más
que ser yo, ser tú quien eres.
ESTER
    Amán, el Rey está airado;
ya sabes que eres culpado.
AMÁN
¡Señora!
ESTER
¿Tocasme?
AMÁN
Sí,
735
que quiero asirme, de ti
como altar de mi sagrado,
   y no te pienso soltar
sin que palabra me des,
que el Rey me ha de perdonar. 740
 

(El REY y EGEO, y gente.)

 
ASUERO
¿Qué es esto?
EGEO
¿Ya no lo ves?
ESTER
Amán, ¿quiéresme dejar?
ASUERO
   ¡Por el Dios de Ester sagrado,
que oprime a la Reina el fiero
a mis ojos y en su estrado! 745
AMÁN
¿El Rey es aqueste? Hoy muero;
que está por extremo airado.
ASUERO
    Cubrilde.
 

(Échenle un tafetán negro.)

 
EGEO
Ya está cubierto.
ADAMATA
Contarle pueden por muerto.
¿No ves, señor, desde aquí 750
aquellos tres palos?
ASUERO
Sí,
y estoy de lo que es incierto.
ADAMATA
   Es una horca que Amán
hizo que la viesen todos
cuantos hoy en Susa están, 755
porque de cuarenta codos
es la altura que le dan.
   En esta poner quería
a quien la vida te dio.
ASUERO
¿Horca a Mardoqueo hacía? 760
ADAMATA
Solo porque no adoró
su vana soberbia un día.
ASUERO
   ¡Hay tal maldad! Pues, amigos,
pase por la misma ley;
haya menos enemigos, 765
que iguales tocan al Rey
los premios y los castigos.
   Si tuvo ese mal deseo,
hoy los de Susa verán
que es de la humildad trofeo 770
ocupar la horca Amán
que esperaba a Mardoqueo.
   Llevalde y ponelde en ella,
porque vea mi Ester bella
cuánto soy agradecido 775
al favor que he recibido
de los hebreos y della.
   Dejaré en el mundo ejemplo
de piedad y gratitud.
 

(Llévenle.)

 
ESTER
Juntas en ti las contemplo. 780
ASUERO
Por diosa de mi salud
quisiera labrarte un templo.
MARDOQUEO
   Háblale, amada sobrina,
sobre lo que determina
hacer de la sangre nuestra. 785
ESTER
A tu poderosa diestra
mi humilde pecho se inclina.
ASUERO
   ¿Quieres otra cosa, Ester?
ESTER
Señor, escúchame atento:
sabrás, pues que ya es razón, 790
un secreto.
ASUERO
¿Qué secreto?
ESTER
Cuando vine a tu palacio
obediente al mandamiento
de mi Rey y mi señor,
callé por muchos respetos 795
el decirte que era hebrea,
de aquel desdichado pueblo
que Nabucodonosor
trajo cautivo a tu imperio.
Callé mis padres, que ya 800
en cautiverio murieron,
y callé también, señor,
que es mi tío Mardoqueo,
que viendo al soberbio Amán
pretender tu lauro y cetro, 805
y por no adorar un hombre
tan ambicioso y soberbio,
no le quería ofrecer
lo que a solo Dios inmenso
debe el que conoce que hay 810
pena y gloria, infierno y cielo.
Él, airado, condenó,
no solamente su cuello
a la muerte, como has visto,
pero a todos los hebreos. 815
Cartas están despachadas
con tu soberano sello,
por orden de Amán, que todos
el día décimo tercio
del mes Adar, mueran juntos, 820
y así los soldados fieros
están aguardando el día
para ejecutar sangrientos
sus muertes, y saquearlos.
Revoca, señor, te ruego, 825
este decreto cruel,
por ser de las manos hecho
de un hombre tan envidioso,
y por ser tu esposa dellos;
que si no mandas que cese 830
el riguroso decreto,
la primera seré yo,
el segundo Mardoqueo;
y puesto que soy tu esclava
y que esta muerte merezco, 835
por no merecerte a ti,
que es delito que te debo,
Mardoqueo está inocente,
y asimismo muchos buenos
que ruegan por tu salud 840
al gran Dios de los ejércitos.
Duélate, señor, mi llanto,
que aunque soy río pequeño,
van al mar de tu piedad
estas lágrimas que vierto. 845
ASUERO
¡Oh, humilde Ester, cuanto hermosa!
No me enternezcas el pecho;
que no hay en el mar que dices
perlas de tan alto precio.
Los nácares de tus ojos. 850
Más para engendrar se han hecho
que no lágrimas, estrellas,
como esferas de tal cielo.
Bien parece que mi amor
alumbró mi entendimiento 855
para honrar tu noble tío
con el hacha de su fuego;
que ensalzarse hasta poner
de Oriente en su mano el cetro
sin haberle conocido, 860
solo amor supiera hacerlo;
en todo acierta quien ama,
y si yo en amarte acierto,
lo mismo será estimar
la sangre de tus abuelos. 865
Hoy verás lo que mereces:
dame, Mardoqueo, luego
tus brazos.
MARDOQUEO
Indigno soy.
ASUERO
Hoy te da merecimiento
tu virtud y la de Ester. 870
Esta es mi sortija y sello;
despachad cartas al punto,
en que revoco el decreto
que Amán, soberbio, había dado
contra el santo pueblo hebreo. 875
MARDOQUEO
¡Oh, soberano señor!
Tus pies en su nombre beso,
aunque se anticipa el llanto,
que quiere llegar primero.
Tu voluntad han oído 880
mis amigos y mis deudos,
y con alegres canciones
y acordados instrumentos,
quieren celebrar tu nombre
y cubrir, señor, el suelo 885
adonde pones los pies,
de oliva, laurel y acebo,
y de aromáticas flores.
ASUERO
Entren; que yo les ofrezco
la libertad y las vidas; 890
entrad, dichosos hebreos.
 

(Cuantos puedan, con árboles en las manos, echándolos por el suelo con otras flores.)

 
 

(MÚSICOS y baile.)

 
[MÚSICOS]
   Hoy salva a Israel
la divina Ester.
hoy, Ester dichosa,
figura sagrada 895
de otra Ester guardada
para ser esposa,
más pura y hermosa,
de más alto Rey.
Hoy salva a Israel 900
la divina Ester.
HEBREO
   Danos tus pies, gran señor,
y pon de tu nombre el hierro
en las almas, que en las caras
ya le tenemos impreso. 905
ASUERO
La casa y huertas de Amán,
y sus tesoros, entrego
a Mardoqueo y Ester,
porque demos fin con esto
a la soberbia de Amán 910
y humildad de Mardoqueo.



LOADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

En Madrid, a 6 de abril de 1610 años.

Si quid dictum contra fidem et bonos mores tanquam, non dictum et omnia sub correctione S. M. E.

LOPE DE VEGA CARPIO.



Examine la Comedia, Cantares y Entremeses de ella el Secretario, TOMÁS GRACIÁN DE ANTISCO, de la censura, enmendada 10 mayo.

Esta comedia, intitulada La hermosa Ester, se puede representar, reservando a la vista lo que fuera de la lectura se ofreciere, y lo mismo en los cantares y entremeses. En Madrid a 10 de mayo, 1610.

TOMÁS GRACIÁN DANTISCO.



Podráse representar, y la comedia, cantares y entremeses de ella, guardando la censura. Enmendada a 10 de mayo de 1610.

Represéntese esta comedia de La hermosa Ester, reservando a la vista lo que fuera de la lectura se ofreciere, fecha en Sevilla a 6 de mayo 1612.

JOAN DE TORRES.

Tornéla a ver.



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