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ArribaActo III

 

Sala en la casa de campo donde pasa la acción, amueblada con elegante sencillez. Puertas laterales y al fondo. Comienza a anochecer.

 

Escena I

 

EL CONDE y EL BARÓN.

 
 

(El primero está sentado junto a un velador, en actitud pensativa; el otro de pie junto a él.)

 
EL BARÓN
    Vamos, Conde, no hay motivo
para una pena tan grave.
EL CONDE

 (Sin dejar su actitud.) 

Para usted todo es pequeño
EL BARÓN
Y para usted todo es grande.
Que Inés sólo al ver las flores5
se atribule, se desmaye,
y declarándose enferma
la alcoba y el lecho guarde;
que por contrario capricho
a Luis las flores le agraden10
tanto, que -como usted dice-
pronunciara mil dislates
encareciendo su afecto,
no es, por Dios, causa bastante
para que usted de tal modo15
se acongoje, se anonade.
EL CONDE
Pero ¿es posible, Barón,
que usted de capricho trate
lo que ha visto? ¿Que aún después
de lo que pasó esta tarde,20
juzgue extraña mi tristeza,
y exagerado me llame?
EL BARÓN
Pues ¿qué quiere usted?... ¿que piense,
que divulgue en todas partes
que están locos?
EL CONDE
Dios me libre
25
de querer que usted ni nadie
tan gran desgracia divulgue;
pero es fuerza que me pasme
de que así la desconozca,
aunque la mire y la palpe.30
EL BARÓN
Por Dios, Conde, no persista
en querer atribularme
con sus tristes convicciones,
que es muy posible lo engañen.
En cuanto a Luis, no me atrevo35
a decir, sin más examen,
lo que es cierto y lo que es falso;
pero salgo aquí garante
de la razón de mi hija,
y no hay para qué asociarme40
a la desgracia de usted,
si aquélla efectiva sale.
EL CONDE
Si usted me fuerza a decirle
la verdad...
EL BARÓN
Sin temor hable.
EL CONDE
Pudiera acaso ofenderle45
y afligirle.
EL BARÓN
Nada calle.
EL CONDE
Pues bien, Barón, esa boda
que a usted tanto le complace,
y que yo propio creía
fausta, acertada, loable,50
era para el pobre Luis
-que no es amado ni amante
de Inés-, atroz sacrificio,
que con interno combate
ha agitado su razón55
hasta dar con ella al traste.
Pero respecto de Inés,
sepa usted, si no lo sabe,
que no es nuevo su infortunio.
EL BARÓN
¡Cómo!
EL CONDE
En Valencia se esparcen
60
rumores que lo acreditan
de antiguo.
EL BARÓN
Pues es infame,
inicua, torpe calumnia.
EL CONDE
Así lo pensé yo antes.
EL BARÓN
Y yo lo afirmo ahora y siempre,65
pues -aunque ausente me hallase-
no hubo palabra de Inés,
ni acción insignificante,
que no fuera conocida
de mí. Sí, Conde; es en balde70
que por amenguar su mérito
necias patrañas levanten,
pues me consta que ha tenido
muy íntegras, muy cabales,
en todo tiempo y sazón75
sus preciosas facultades.
EL CONDE
Plegue al cielo...
EL BARÓN
Si acontece,
(¡y de ello el cielo me salve!)
si acontece que un trastorno
de sus órganos mentales80
se patentice algún día,
tenga usted por indudable
que en esta casa funesta
comenzó, Conde, y que nace
-como usted mismo lo ha dicho-85
de un maleficio execrable,
cuyo instrumento visible
las flores son.
EL CONDE

 (Aparte.) 

¡Pobre padre!
EL BARÓN
De tal verdad convencido,
la orden di de que se arrase90
el jardín; de que no queden
ni reliquias, ni señales
de esas maléficas yerbas.
¡Oh!, ¡me son tan repugnantes
desde hoy, me son tan odiosas,95
que por no verlas delante
de mis ojos, capaz fuera
capaz, Conde, de marcharme
a hundirme allá entre los hielos
de los círculos polares!100


Escena II

 

EL CONDE, EL BARÓN y JUAN.

 
 

(JUAN entra sin ser visto de los dos interlocutores de la escena anterior.)

 
EL CONDE
Es usted muy extremoso.
EL BARÓN
Y no hay miedo que me ablande.
¡No más flores! ¡No más flores!
¡Que del suelo se descuajen
para siempre!
JUAN

 (Aparte.) 

¡Dios bendito!
105
EL BARÓN
¡Son unos seres fatales!
Ya a estas horas no habrá una
con vida.
JUAN

 (Aparte.) 

¡Virgen del Carmen!
¿Cómo decirle?...
EL BARÓN
Ahora mismo
voy a mandar que preparen110
una hoguera, en que las quemen
todas juntas, dando al aire
-después de que hayan ardido-
sus pavesas humeantes.

 (Al volverse ve a JUAN.)  

JUAN

 (Aparte.) 

¡Ay!
EL BARÓN
¡Juan!, a buen tiempo llegas.
115
JUAN

 (Aparte.) 

A muy malo.
EL BARÓN
¡Escucha!
JUAN

 (Acercándose con timidez.) 

Mande
usía...
EL BARÓN
Préndase fuego
en las plantas que arrancaste,
hasta volverlas cenizas.
¡Ve a ejecutarlo! No tardes.120
EL CONDE

 (Aparte.) 

¡Vaya un remedio!
EL BARÓN

 (Con enojo a JUAN.) 

¿Qué esperas?
JUAN
Nada, señor... no se enfade;
mas es el caso que todo
se halla lo mesmo, tocante
al jardín; nada arranqué.125
EL BARÓN
¡Imbécil! ¿Pues no escuchaste
mi mandato?
JUAN
Su mandato
fue que todo se arrasase;
mas es el caso que usía
-y en esto que Dios repare-,130
si bien aquello me dijo,
también me ordenó denantes
que el respeuto y la obedencia
naide a su yerno negase.
EL BARÓN
Pero ¿qué tiene que ver...?135
JUAN
Si no me deja que acabe...
EL BARÓN
Acaba con mil demonios,
o que ellos contigo carguen.
JUAN

 (Santiguándose.) 

¡Jesús, María!
EL CONDE
Ven, Juan,
explícanos -sin ambajes-140
por qué la orden no cumpliste,
y qué vínculo, qué enlace
hay entre eso y mi sobrino.
JUAN
Sí que lo haré, Dios mediante.
EL CONDE
Habla pues.
EL BARÓN
Pronto y cIarito.
145
JUAN
Pues hablo, y digo que atañe
a la orden que dio primero
el que a la última se falte;
pues como dijo don Luis
que a las flores no tocase150
naide, porque eran su amor,
y que daría su sangre
por ellas...
 

(EL CONDE y EL BARÓN se miran.)

 
EL BARÓN
¡Conde!
EL CONDE
¿Más pruebas
quiere usted?
EL BARÓN
¡Dios nos ampare!
JUAN
Allá queda en el jardín,155
muy resoluto y muy jaque,
preparado a defenderlas
de todos, y a todo trance;
pues como él dice que...
EL CONDE
Basta.
EL BARÓN
Ve, Juan, dile que descanse;160
que la sentencia revoco.

 (Al CONDE, bajo.)  

¿Quién contradice a un orate?
JUAN
Voy corriendo.
EL CONDE
Y le dirás
también -si accede a escucharte-
que aquí le espera su tío,165
que le llama y quiere hablarle.
JUAN
Bien está.

 (Aparte.)  

Dios no premita
que el don Luis por disculparse
nombre a la chica.
EL BARÓN
¿Aún no has ido?
JUAN
Sí, señor.

 (Aparte.)  

Ya está con llave
170
por mi mujer encerrada,
y pronto, que chille o rabie,
la llevo a cas de la Bruna
hasta que el otro se marche.


Escena III

 

EL BARÓN y EL CONDE.

 
EL CONDE
¡Ay, Barón!
EL BARÓN
¡Ay, Conde!
EL CONDE
Creo
175
que usté o yo somos culpables
de algún horrendo delito,
que hoy quiere Dios que se pague.
EL BARÓN
¿Quién podía imaginar
que causaran daños tales180
esas efímeras yerbas,
lujo inútil de los valles?
EL CONDE
Cuanto pasa es increíble.
EL BARÓN
Pero ¿estará de remate
el pobre Luis?
EL CONDE
¡Dios no quiera!
185
EL BARÓN
Pues va a venir, Conde, abarque,
mida usted todo el abismo
del mal; que acaso se alcance
algún remedio; yo voy
a ver a mi hija al instante,190
que en lo que antes observé
no quiero, amigo, fiarme.
¡Dios piadoso, no me quites
la esperanza vacilante
que aún me resta! ¡Mi hija loca!...195
¡Caiga este techo y me aplaste
si tal desdicha he de ver,
o el suelo se abra y me trague!
 

(Se va.)

 


Escena IV

 

EL CONDE.

 
EL CONDE
¡La desgracia es, en efecto,
extraña, enorme, espantable!200
El mismo infierno parece
que la engendró y que la aplaude.
Yo estoy absorto, aturdido...
todas mis fuerzas se abaten.

 (Se sienta de nuevo y apoya la frente en una mano.)  



Escena V

 

EL CONDE y FLORA .

 
 

(FLORA aparece a espaldas del CONDE, y habla al principio sin verlo.)

 
FLORA
    ¡Victoria! Logré escaparme:205
ahora que grite Tomasa,
mi Luis se hospeda en la casa
y hallará dónde ocultarme.
    Me arrancaron de sus brazos,
mas de él estoy satisfecha,210
y por hablarle desecha...
¡Firmes son ya nuestros lazos!
    Quiero buscarle... no está
ni en ésta ni en la otra sala...

 (EL CONDE suspira, y FLORA, que se ha aproximado a él sin verlo, dice:) 

¿Quién ese suspiro exhala?...215
¡Un hombre!... ¡Sí! ¡Lo hallé ya!

 (Le toca en el hombro al CONDE, que tiene inclinada la cabeza, y que la levanta y se incorpora sorprendido.) 

   ¡Luis!... No es él...

 (Retrocede al encontrarse frente a frente con EL CONDE.) 

EL CONDE

 (Aparte, mirándola con sorpresa.) 

(¡Rara hermosura!)
Bella niña... ¿busca usted
a alguien?
FLORA

 (Con timidez.) 

Sí... me hará merced
sí me indica...
EL CONDE
¿Por ventura
220
    el Luis que nombró al llegar
será tal vez mi sobrino?
FLORA

 (Con alegría.) 

¡Qué escucho! ¡Fausto destino!
¡Y yo que me iba a marchar
    medrosa!... ¿Conque, eres tío225
de Luis? Al verte esa cara
tan seria, ¿quién lo pensara?
Pero ya no me desvío...
    al contrario, te querré
-porque es razón que así sea-230
tanto como él.
EL CONDE

 (Aparte.) 

(¡Me tutea!...
Su franqueza imitaré.)
    ¿Conque, es Luis tu conocido?
FLORA
¡Vaya!, ¡pues no lo sería!
EL CONDE
Disimula... no sabía...235
FLORA
¡Pues si es mi amigo querido!
EL CONDE
    ¿Desde cuándo esa amistad
comenzó, puedo saber?
FLORA

 (Con gravedad.) 

Desde hoy al amanecer.
EL CONDE
¡Respetable antigüedad!240
FLORA
    Juró ser mi compañero.
EL CONDE
No era amargo el compromiso.
FLORA

 (En ademán de irse.) 

Conque, ya ves que es preciso
que le busque: hablarle quiero.
EL CONDE
    ¿Cerca de aquí vivirás245
sin duda?
FLORA
¿Yo?... soy de casa.
EL CONDE
¡Cómo!
FLORA
Sí; pero se pasa
una semana, y aun más,
    sin que deje la glorieta
del jardín; pues no me agrada250
estarme aquí fastidiada
y por Tomasa sujeta.
EL CONDE
   Aunque tal hija no cuadre
a un rústico, el jardinero
es tu padre, a lo que infiero.255
FLORA
Te engañas: nací sin padre.
EL CONDE
   ¡Cómo sin padre!
FLORA
Soy Flora.
EL CONDE
Será ése acaso tu nombre,
pero... por fuerza hubo un hombre
que te dio vida; en buen hora,260
    pues debe orgulloso estar.
FLORA

 (Riéndose.) 

¡Vaya! ¿Qué sarta de errores!
Si son mis madres las flores,
¿qué padre puedo nombrar?
EL CONDE
    ¿Las flores?...
FLORA
Si hay padre mío,
265
cual dices tú debe haber,
el sol lo debe de ser...
o el céfiro... o el rocío...
EL CONDE

 (Aparte.) 

   ¡Vamos! ¡Vamos! Se me cae
una venda... ya comprendo...270
FLORA

 (Que mira hacia el fondo.) 

No viene Luis.

 (Al CONDE.)  

Voy sintiendo
enojos....¿Quién lo distrae
    lejos de mí?
EL CONDE
No lo sé.
FLORA
Pero ¡cuánto tarda! ¡Cuánto!

 (Va a mirar por un lado y otro.)  

EL CONDE

 (Aparte.) 

Si él está loco, no es tanto,275
al menos, como pensé.
    ¡Esta pobre criatura
sí que lo está de remate!
FLORA

 (Volviendo.) 

Pues como más se dilate...
EL CONDE

 (Mirándola compasivo.) 

¡Qué lástima de hermosura!280
FLORA
    ¡No viene! Y si en tanto sabe
Tomasa que me escapé
del encierro... ¡ay de mí!
EL CONDE

 (Con interés.) 

¡Qué!
¿Te encierran?
FLORA
Con doble llave.
EL CONDE

 (Aparte.) 

   ¡Infeliz!¿Si tendrá accesos285
de furor?
FLORA
Blasa la puerta
me abrió, mas cuando lo advierta
Tomasa, hará mil excesos:
    ¡Y ya ves! Fuera gracioso
que yo estuviera encerrada,290
estando ya desposada
y hallándose aquí mi esposo.
EL CONDE
    ¿Quién es él?
FLORA
¡Luis! Claro está.
EL CONDE
¡Cierto!
FLORA
Salvó nuestra vida,
y yo le amo agradecida295
porque es obligación ya.
    Hombres malos le obligaban
a que diera -a su despecho-
a otra mujer el derecho
de amarle, y nos condenaban300
    a nosotras a la muerte;
pero él dijo con valor:
«¡Todos atrás! ¡Son mi amor!»
y se cambió nuestra suerte.
EL CONDE
    Estás hablando en plural.305
¿Sois muchas?
FLORA
¡Muchas!
EL CONDE
¿Y todas
tuvieron -como tú- bodas?
¿Alegan derecho igual?
FLORA
    ¿A qué cosa?
EL CONDE
A ser amadas
de Luis.
FLORA
¡Todas!
EL CONDE

 (Riéndose.) 

¡Quién creyera
310
que tal poligamia hubiera
bajo este techo!
FLORA
Me enfadas
con esa risa burlona.
EL CONDE

 (Aparte.) 

¡Es archi-loca!... Me excita
llanto y risa... ¡Pobrecita!315
FLORA
¿Piensas que miento?
EL CONDE
Perdona...
te presto completa fe.
FLORA
Eso sí; mas tu sobrino
no viene, y yo determino
buscarle doquier que esté.320
    Si él se olvida de nosotras
tan fácilmente...
EL CONDE
¡No tal!
acaso, a fuer de leal,
ahora acompañe a «las otras».
FLORA
    Dices bien: sí que estará325
con ellas: corro al jardín.
EL CONDE
Mas dime antes, serafín,
¿están «las otras» allá?
FLORA
    ¿Pues en dónde?
EL CONDE
Yo ignoraba
FLORA
¡Las hay muy raras, muy lindas!330
EL CONDE
Me pasma que tú prescindas...
Una rival nunca alaba.
FLORA
    Yo las amo con furor.
EL CONDE
¡Eso es grandeza de alma!
FLORA
Mas Luis se lleva la palma335
sobre ellas.
EL CONDE
¡Sublime amor!
FLORA

 (Con entusiasmo, y como si al describir las flores las viese delante.) 

    Hay anémonas, mosquetas,
camelias pintadas, rojas,
jazmines de dobles hojas,
pensamientos y violetas.340
    Se mece la francesilla
en faz del humilde acanto,
y junto al rojo amaranto
la tricolor maravilla.
    Con la blanca tuberosa345
se enlaza la ardiente dalia,
y el áureo lirio de Italia
con la bengálica rosa.
    De la nocturna silena
se alza al par el girasol,350
y el purpurado ababol
junto a la nívea azucena.
    ¡En fin, allá verás tú
con la rosa alejandrina,
los claveles de la China355
y heliotropos del Perú!
EL CONDE
    ¡Conque, «las otras» son flores?
FLORA
¡Claro!
EL CONDE
Las suegras dichosas
son entonces, que no esposas
de Luis.
FLORA
Sus tiernos amores
360
    somos todas; mas ya ves
que no vuelve...
TOMASA

 (Dentro.) 

¡Luces, Blasa!
FLORA
¡Ay, Dios!, ¡que viene Tomasa!...
Pero yo apelo a mis pies.
EL CONDE
   ¡Aguarda! Yo te defiendo.365
FLORA
Es que de ti no me fío.
EL CONDE
¿Cómo no, si soy tu tío?
FLORA
Ya estoy sus pasos oyendo...
EL CONDE
    ¡Atiende!

 (Deteniéndola.)  

FLORA
No puede ser,
porque si llega me atrapa.370
EL CONDE
Pero...
FLORA
¡Suelta!
EL CONDE
¡Se me escapa!
FLORA

 (Al salir.) 

Nos volveremos a ver.


Escena VI

 

EL CONDE y TOMASA.

 
 

(Se va oscureciendo.)

 
EL CONDE
    Pobre niña!... Será hija
tal vez de la jardinera.
TOMASA

 (Entrando con las luces.) 

Buenas noches.
EL CONDE
Muy felices.
375

 (Mirando a TOMASA con piedad.)  

Si es su madre, hablarla de ella
y de su extraña locura
fuera acrecentar su pena.
 

(TOMASA se retira, EL CONDE se sienta.)

 
Dicen que un loco hace cien;
ya estoy mirando la prueba...380
y no a cien, a mil podría
trastornarles la chaveta
esa chica encantadora...
Pero ¡qué extraña demencia!...
¿Será posible que Luis385
se imagine?... Mas él llega.


Escena VII

 

EL CONDE y DON LUIS.

 
DON LUIS
Me han dicho que usted me llama.
EL CONDE
¡Hombre, sí! Conansia acerba
verte, hablarte he deseado;
y aunque en este instante amengua390
la inquietud que me agitaba,
cierto encuentro y conferencia
que en esta sala he tenido,
todavía me interesa
mucho, el que expliques tú propio395
la conducta extraña, necia,
que estás observando.
DON LUIS
¿Yo?...
EL CONDE
Prescindiendo de la ausencia
tan larga de esta mañana,
y de otras muchas rarezas,400
¿quieres decirme a qué viene
la predilección que ostentas
por las flores? ¿Con qué objeto
-desmandado en casa ajena-,
su paladín te declaras,405
y estorbas que se obedezca
al que ordenó destruirlas?
¡Discúlpate, si es que aciertas!
DON LUIS
Conde, no niego que estoy
dando muestras de simpleza410
y extravagancia; no niego
que puede pensar cualquiera
que soy imbécil o loco.
EL CONDE
Jurara por mi conciencia
lo segundo, hace un instante,415
y aún dudo si...
DON LUIS
Mi cabeza,
gracias a Dios, está sana;
mas no mi pecho, que incendia
un amor, que apenas nace
cuando ya déspota reina.420
¡Tío!, adoro a una deidad.
EL CONDE
¡A una loca!
DON LUIS
¡Qué blasfemia!
Si usted conociese a Flora...
EL CONDE
Sabe que acabo de verla.
DON LUIS
¡Usted!
EL CONDE
¡La he visto... y oído!
425
DON LUIS
¡Pues bien! ¿Qué dice, qué piensa
de esa divina hermosura,
de esa virgínea pureza?
EL CONDE
Que es lástima que se escape
cuando Tomasa la encierra.430
¡Luis!, que admires los encantos
de una hermosura halagüeña,
no soy severo censor
que muy a mal te lo tenga
ni aun el día de tu boda,435
que a fe no es poca indulgencia.
Pero que esa pobre niña
-tan insensata cual bella-
te fascine, te trastorne
hasta el punto de que puedas440
decir y hacer tonterías,
faltando a las conveniencias
sociales... no hallo disculpa,
y quiero ver la que alegas.
DON LUIS
Usted llama insensatez445
al candor, a la inocencia,
que más me encantan en Flora
que su angélica belleza.
EL CONDE
Y ¿es candidez el que abrigue
la pretensión estupenda450
de ser hija de las flores?
DON LUIS
La infeliz no halla en la tierra
seres tan puros y hermosos,
ni que más se le parezcan.
Y como ignora su origen,455
y una caricia materna
no ha recibido jamás,
en fin, como impresa lleva
-cual sello que darla quiso
la misma naturaleza-460
aquella flor misteriosa...
EL CONDE

 (Levantándose.) 

¿Qué sello, qué flor es ésa?
DON LUIS
¡Ah! ¿Conque, no sabe usted?
Pues quiero, Conde, que entienda
que es la historia de esa niña465
tan misteriosa y poética,
que no es posible otra igual
en fantástica leyenda.
Le diré cuanto he sabido;
verá usted qué coincidencias470
tan raras...
EL CONDE
Vamos adentro,
porque alguien aquí se acerca.

 (Llevándose a DON LUIS.)  

DON LUIS
Es la insufrible nodriza.


Escena VIII

 

BEATRIZ y después TOMASA.

 
BEATRIZ
Porque me han visto se alejan;
me adivinan el deseo.475
Buscar a Tomasa es fuerza
y salir de estas congojas.
Tal parece que penetra
la maldita mis temores,
y en prolongarlos se empeña.480
Pues dejo a Inés con su padre,
corro al jardín...
TOMASA

 (Aparte, entrando por otra puerta que la que para salir tomaba BEATRIZ.) 

¡Qué perversa!
¡Se escapó! ¿Dónde habrá ido?
BEATRIZ
¡Tomasa!
TOMASA
¡Beatriz! ¡Qué perla
es la niña!...
BEATRIZ
¡Chist!
TOMASA
Decía...
485
BEATRIZ
Baja la voz. Mi impaciencia
por hablarte era muy grande;
pero secreto, cautela
en todo; existen motivos
poderosos.
TOMASA
Por mi lengua
490
nadie sabrá...
BEATRIZ
Bien me consta
tu consumada prudencia.
TOMASA
Puedes estar muy tranquila,
pues sabiendo que no peca
por muy reservado Juan,495
procuré que ni aun sospechas
de la verdad concibiese.
BEATRIZ
¿Conque, él no sabe?...
TOMASA
Ni sueña
en saber; como es así,
tan inocentón... tan bestia,500
por explicarme más claro,
logré que se persuadiera
de que las flores le daban
aquel fruto.
BEATRIZ
Mas no creas
que tal absurdo...
TOMASA
El bendito
505
se lo tragó como breva.
BEATRIZ
Pero al ver que recibías
cantidades...
TOMASA
Bueno fuera
que a sus narices llegara.
¡Bah!, no soy tan inexperta.510
Tus regalos, prima mía,
son de mi bolsa secreta.
¡Pues si él es más manirroto!
Además, que la reserva
que exigiste...
BEATRIZ
Sí, Tomasa,
515
y hoy más te la recomienda
tu Beatriz agradecida.
TOMASA
Motivos tengo de quejas,
mas no por eso...
BEATRIZ
Yo espero
que has de quedar satisfecha:520
pero dime -antes que todo-
¿dónde la niña se encuentra?
¿En dónde habita?
TOMASA
En la casa.
BEATRIZ

 (Con ansiedad.) 

¿En qué casa?
TOMASA
¡Toma!, en ésta.
BEATRIZ
¡En ésta! ¡Cielos! ¿Qué has dicho?525
TOMASA
La encerré; pero es traviesa
como ella sola, y logró...
BEATRIZ
Todas las carnes me tiemblan.
TOMASA
¿Temes tal vez?
BEATRIZ
¡Yo estoy fría!
TOMASA
¡Bah!, no eres tú la primera530
que...
BEATRIZ
¡Tomasa!, si evitar
quieres desdichas inmensas,
es menester que esta noche
la niña desaparezca.
TOMASA
Pero... Me asustas, Beatriz.535
¿Es porque el novio...?
BEATRIZ
Está envuelta
en un misterio espantoso
de esa niña la existencia.
TOMASA
¿No es tu hija?
BEATRIZ
¡Lo es del infierno!
TOMASA
¡Santa Virgen!
BEATRIZ
Como puedas
540
de aquí alejarla, no importa
el modo... apruebo cualquiera
que propongas.
TOMASA
Yo abrigaba,
antes de hoy, la mala idea
de vengarme de tu olvido,545
haciendo que no volvieras
a verla.
BEATRIZ

 (Con viveza.) 

Y ¿cómo pensabas
lograrlo? ¿De qué manera?
TOMASA
¡Ah, Tomasa!¡Ése es mi anhelo!,
que la cosa es como suena;550
que si el plan se verifica
jamás volverás a verla.
BEATRIZ
¡Ah, Tomasa! ¡Ése es mi anhelo!,
¡separación larga... eterna;
que nunca este aire respire;555
que nunca a este suelo vuelva!
TOMASA
Pues entonces no hay que hablar:
descansa; la cosa es hecha.
Cuando espese más su manto
la noche, que ya comienza,560
la fragata de Beltrán,
la Tisbe, se da a la vela
BEATRIZ
¿Y qué?
TOMASA
¿No lo has entendido?
BEATRIZ
Ese Beltrán...
TOMASA
Se la lleva,
la muda el nombre, y jamás...565
BEATRIZ
¡Ah! ¡Sí, tu idea es soberbia!
Pero ¿él querrá?...
TOMASA
Lo propuso
él mismo; ternura extrema
tiene por Flora; adoptarla
promete...
BEATRIZ
¡No te detengas!
570
Vas y entrégasela al punto,
con la condición expresa
de que nadie, en ningún tiempo,
-aun cuando tú misma seas-,
alcanzará a descubrir575
el paraje de la tierra
en que oculte para siempre
a esa chiquilla funesta.
TOMASA
Yo misma iré a conducirla;
tus inquietudes sosiega;580
y cuando oigas que a distancia
un cañonazo resuena,
sabe que ya va tu Flora
navegando para América.
BEATRIZ

 (Dándole un bolsillo.) 

Por si ocurriese algún gasto...585
TOMASA

 (Tomándolo.) 

Nunca daña; adiós.
BEATRIZ
¡Presteza!


Escena IX

 

BEATRIZ.

 
BEATRIZ
Respiro, en fin; ¡se dilata
mi corazón!... Recompensa
tendrá Tomasa muy grande;
cuanta permita mi hacienda.590
Vuelven el Conde y don Luis.


Escena X

 

EL CONDE, DON LUIS y BEATRIZ.

 
 

(Salen DON LUIS y EL CONDE, éste distraído y preocupado.)

 
DON LUIS
Sí, señor...

 (Aparte.) 

¡Aquí esta vieja
permanece!...
BEATRIZ
Advertiré
que cuando el vicario venga...
DON LUIS

 (Impaciente.) 

Sí, vaya usted, sin tardanza,595
y cuanto le plazca advierta.
BEATRIZ

 (Resentida.) 

Obedezco.

 (Aparte.) 

¡Vaya un novio
amable!... Ya no me peta.


Escena XI

 

EL CONDE y DON LUIS.

 
DON LUIS
    Pues sí, Conde, yo no puedo
mi palabra retirar;600
mas no me quiero casar...
Ni avanzo, ni retrocedo.
EL CONDE

 (Siempre preocupado.) 

    ¿Conque, es una flor de lis
la que tiene Flora impresa?
DON LUIS
¡Perfectísima! Ya es ésa605
mi estrella polar.
EL CONDE
¡Oh, Luis!...
   no hay que ceder imprudente
a una impresión pasajera.
DON LUIS
¡Morirá cuando yo muera
la que hoy mi corazón siente!610
EL CONDE
    A cada nuevo capricho
la eternidad se le endosa
a tu edad; mas no hay tal cosa.
DON LUIS
Lo que creo es lo que he dicho.
EL CONDE
    Pues es falsa la creencia;615
y crimen negro sería
pagase tu error de un día
de esa niña la inocencia.
    La bella edad como espuma
se desvanece, mas queda620
-sin que nadie huirla pueda-
la conciencia, que nos suma
    con tremenda exactitud
cuántas lágrimas costaron
los deleites que volaron625
con la loca juventud.
DON LUIS
    Antes que turbar de Flora
la existencia grata y pura,
renunciara a la ventura
mi corazón, que la adora.630
EL CONDE

 (Aparte.) 

    ¡La flor de lis!
DON LUIS
Sólo anhelo
mi libertad, mi albedrío...
Sálveme usted, caro tío,
y el premio le guarde el cielo.
    En estas manos me pongo,635

 (Tomándoselas afectuoso.)  

míreme usted compasivo;
a fuer de humilde cautivo
nada hago, nada dispongo...
    pero aguardo, aguardo ansioso
que usted mis grillos quebrante;640
pues tanto cual fino amante
soy sobrino respetuoso.
EL CONDE

 (Mirando dentro.) 

   Bien, hombre, sí; mas te ruego...
Viene a esta sala el Barón.
DON LUIS
No me hallo en disposición645
de soportarlo. Hasta luego.


Escena XII

 

EL CONDE y EL BARÓN.

 
EL CONDE

 (Aparte.) 

¡Una flor de lis!...
EL BARÓN
¡Ay, Conde!
¡Estoy muerto! ¡Soy perdido!
EL CONDE
Amigo, ¿qué ha sucedido?
EL BARÓN
Por mí este duelo responde.650
    Usted la razón tenía,
usted dijo la verdad...
¡Qué horrenda fatalidad!
¡Qué negra estrella la mía!
EL CONDE
    Inés...
EL BARÓN
¡Ay! ¡No queda duda!
655
¡Ya ha entregado la patente!
EL CONDE
¿Conque...?
EL BARÓN
¡Demente!... ¡demente!
EL CONDE
¡Padre infeliz!...
EL BARÓN
No está muda
por desgracia... ¡Habló sobrado!
EL CONDE
Y ¿mostró claro...?
EL BARÓN
¡Ay de mí!
660
¡Si aquello ya es frenesí!
Trémulo salgo, espantado.
    Grita que siempre delante
tiene aquella infausta flor
de lis, que brotó en mal hora...665
EL CONDE
¿De lis?...
EL BARÓN
Y se agita y llora,
mostrando acerbo dolor.
EL CONDE
    ¿La flor de lis?... ¡Siempre ella!
¡Siempre esa misma!... Y yo aquí

 (Golpeando su frente con la mano.)  

la tengo también... ¡sí! ¡sí!...670
¡La veo encarnada y bella!...

 (EL BARÓN mira al CONDE, espantado.)  

   ¿Cuándo?... ¿Dónde?... ¡No lo sé!...
Guardo un recuerdo confuso...
Esa flor... ¿quién me la puso
aquí?... Por que está... J si a fe!675

 (Golpeándose en la frente de nuevo.)  

EL BARÓN

 (Aparte, retrocediendo.) 

¡Qué es esto!...
EL CONDE
¡Tantos han sido
de aquella edad borrascosa.
los recuerdos!... pero es cosa
que no ha tragado el olvido
    completamente. Aunque vaga,680
oscura, aquí la hallo impresa...
y es esa flor... ¡ésa! ¡ésa!
EL BARÓN

 (Aparte.) 

¡Jesús divino! ¡Qué plaga
    nos cae!... ¡El Conde también!
EL CONDE

 (Cada,vez más preocupado.) 

¿En qué ha jugado esa flor?...685
EL BARÓN

 (Aparte.) 

¡Sólo yo falto, Señor!
¡Piedad de mí!, ¡piedad ten!
EL CONDE

 (Acercándose al BARÓN, que le huye medroso.) 

Barón, oiga usted...
EL BARÓN
Sí... vuelvo...

 (Aparte.)  

Éste debe ser furioso.
EL CONDE
¡Qué recuerdo tenebroso!690
EL BARÓN

 (Aparte.) 

Huir de esta casa resuelvo
    sin demora; el maleficio
ya es patente. ¡Cielos santos!
¡Que yo al menos, entre tantos,
logre escaparme con juicio!695
 

(Se va corriendo.)

 


Escena XIII

 

EL CONDE, luego DOÑA INÉS y BEATRIZ.

 
EL CONDE
    Esa flor hizo un papel
en mi vida de mancebo...
y casi a decir me atrevo
que debe haber mucha hiel
    en esa historia...
DOÑA INÉS

  (Dentro.) 

¡Beatriz,
700
déjame!...
EL CONDE
¡Inés!
BEATRIZ
¡Tente!
DOÑA INÉS
¡No!
Con don Luis he de hablar yo.
 

(Sale DOÑA INÉS a la escena, desmelenada, el rostro desencajado, y desordenado el vestido.)

 
BEATRIZ
¡Qué vas a hacer, infeliz!
EL CONDE

 (Llegándose a DOÑA INÉS.) 

Señora...
DOÑA INÉS
¡Ah, Conde!... ¿es usted?
Yo buscaba a su sobrino...705
porque decir determino
a él y a todos...
BEATRIZ

 (A DOÑA INÉS en tono suplicante.) 

¡Por merced!
DOÑA INÉS
    No puedo ya sufrir más;
¡Harto he callado por ti!...
El cielo ordena que aquí710
rompa el silencio...
BEATRIZ

 (Bajo a DOÑA INÉS.) 

¡Jamás!
EL CONDE

 (Acercándole una silla.) 

    Sosiéguese. usted; yo anhelo
complacerla en cuanto mande;
pero su emoción es grande
en este momento.
DOÑA INÉS

 (Sentándose, toda trémula.) 

¡Oh, cielo!
715
    ¡Si es tan amarga, tan triste
la historia que a contar voy!
BEATRIZ

 (Al CONDE, bajo.) 

No está en su acuerdo.
DOÑA INÉS

 (Que la oye.) 

Sí estoy.

 (Con tono solemne, poniéndose una mano en el pecho.)  

¡Conde! Aquí un secreto existe.720
    Cuando mi mano otorgué
al que cual padre le mira,
puedo decir -sin mentira-
que lo hice porque no hallé
    en mi vida dolorosa725
falta que la desluciera,
y que a mis ojos me hiciera
indigna de ser su esposa.
Si no le amaba, mi amor
a él tampoco le pedía,730
de su aprecio me creía
merecedora en mi error.
BEATRIZ
    Inés
EL CONDE

 (Desviando a BEATRIZ.) 

¡Aparta! Prosiga
usted, señora, con calma.

 (Se sienta a su lado.) 

DOÑA INÉS
Llevaba siempre en el alma735
una memoria, enemiga
    de mi reposo.
BEATRIZ

 (Aparte.) 

¡Qué empeño!
DOÑA INÉS

 (Con agitación creciente.) 

Y recatarla pensaba
de quien mi padre me daba
por compañero, por dueño.740
    De mi inocencia segura,
un delito no creía
aquella reserva mía;
pero Dios, desde su altura,
    la juzgó de otra manera,745
y aquí dispuso que Luis
¡dos veces la flor de lis
ante mi vista ofreciera!
EL CONDE

 (Con interés muy vivo.) 

¿La flor de lis?...
DOÑA INÉS
En su pecho
la ostentaba esta mañana;750
y esta tarde...
BEATRIZ
¡Cesa, insana!
DOÑA INÉS
Esta tarde a mi despecho
    me la presentó el impío,
como fatídica ofrenda...
¡Oh!, la impresión fue tremenda,755
mas comprendí el deber mío.
EL CONDE

 (Vivamente.) 

Aquella flor...
DOÑA INÉS
Su atención
présteme, Conde, un momento.
EL CONDE
Hable usted; la escucho atento.

 (Aparte.)  

¿Por qué tiemblas, corazón?760
DOÑA INÉS
    Desde muy niña vivía
siempre en retiro profundo,
y muy ajena del mundo,
en Castellón con mi tía.
EL CONDE
    ¿En Castellón?...
DOÑA INÉS
Allá era
765
donde el invierno pasaba,
y en donde me fastidiaba
de una vida triste, austera;
    mas en la bella estación
se calmaban mis pesares.770
A cien pasos del Mijares
una hermosa posesión
    conservó siempre mi tía,
y durante los calores
allí -a vivir con las flores,775
que eran la delicia mía-
    acostumbraba llevarme,
y entonces me contemplaba
tan dichosa, que no hallaba
con quién poder compararme.780
EL CONDE

 (Con interés y agitación crecientes.) 

   ¡Prosiga usted!
DOÑA INÉS
Del jardín
yo propia quise cuidar,
y era todo mi anhelar
que de uno al otro confín
    de la tierra, no existiera785
planta peregrina y rara
que en mi vergel no se hallara,
y tributo me rindiera.
    Por una, empero, ostentaba
predilección decidida...790
por una, ¡oh Dios!, que a mi vida
ponzoña horrible guardaba.
    Cuando su primer capullo
abrió la planta funesta,
fue día en casa de fiesta,795
y yo -con gozo y orgullo-
    en mi cabello hice alarde
del tesoro que obtenía,
y a ostentar fui mi ufanía
por el campo aquella tarde.800
 

 (El semblante y gestos del CONDE revelan los recuerdos que el relato de DOÑA INÉS despierta en su mente.) 

EL CONDE
   ¿Era una tarde?...
DOÑA INÉS
En el río
me contemplaba serena,
cuando de pronto resuena
cercano un tiro.
EL CONDE

 (Aparte.) 

¡Dios mío!...
DOÑA INÉS
Al margen, puesta de hinojos,
805
yo en las aguas me miraba
y a mi flor acariciaba...
BEATRIZ

 (Acercándose.) 

¡Cesa!
DOÑA INÉS
Y al alzar los ojos
    asustada por el tiro,
me hallo al frente un cazador...810
¡Luego, al bajarlos, mi flor
envuelta en las ondas miro!
EL CONDE
¡Ah!, ¡sí!...
DOÑA INÉS
La veo impelida
por la impetuosa corriente,
y fascinada, demente,815
de un vértigo poseída,
    queriendo asirla, me inclino
con ímpetu, y caigo al agua...
¡Por tan leves medios fragua
nuestra desdicha el destino!820
EL CONDE
¡Basta!
BEATRIZ
¡Inés!
DOÑA INÉS
No sé nadar...
Por la corriente arrastrada
debí morir ahogada
¡mas no me quiso otorgar
    tan grande ventura Dios!825
El mismo que causa fue
de mi susto, caer me ve
y se arroja de mí en pos,
    logrando en breve sacarme
a la orilla; mas, ¡ay!, tanto830
aún era, Conde, mi espanto,
que apenas llegué a mirarme
    en tierra, y en el momento
en que él gritó: «¡Salva estás!»,
ya no pude entender más835
Quedé sin conocimiento.
EL CONDE

 (Se cubre la cara con las manos.) 

¡Oh, Dios!
BEATRIZ

 (Bajo a DOÑA INÉS.) 

¡Hija!, ¡por tu honor!
DOÑA INÉS

 (Sin atender ni a lo que la dice BEATRIZ, ni al dolor y a la vergüenza que manifiesta EL CONDE.) 

Cuando el sentido cobré,
bajo de un árbol me hallé,
¡sola!... ¡sola!
 

(Se levanta con la mirada extraviada. EL CONDE se levanta también.)

 
Mas la flor
840
    sobre mi seno veía,
y en ella estaba grabada,
y patente a mi mirada,
línea fatal, que decía:
    «Consérvala por recuerdo845
de mi rápida ventura...»
EL CONDE

 (Aparte, como si quisiera huir de sí mismo.) 

¡Ah!
BEATRIZ
¡No es cierto! ¡Qué locura!
DOÑA INÉS

 (Casi delirante.) 

¡Y nunca de vista pierdo
    desde tan hórrido instante
aquel recuerdo infernal!850
¡Siempre aquel río fatal
me lo está echando delante!...

 (Como si le viera ante sus ojos.)  

    ¡Y gira la flor maldita,
y veo -entre mil congojas-
que va ostentando en sus hojas855
mi eterna deshonra escrita!
EL CONDE
    ¡Inés! ¡Inés!...
BEATRIZ
¡Desdichada!
DOÑA INÉS
No la disipa la luz,
ni de la noche el capuz
logra dejarla eclipsada.860
    El huir de ella es vano empeño;
nada durmiendo consigo
¡La tengo siempre conmigo
en la vigilia y el sueño!

 (Tocando su frente.)  

    ¡Aquí sus hojas se imprimen,865
y cual las guarda mi mente
las tuvo el fruto inocente
de aquel espantoso crimen!
EL CONDE

 (Con extrema agitación.) 

    ¡Cómo!
DOÑA INÉS
La niña infeliz
que un solo beso alcanzó870
de su madre, y que murió
en los brazos de Beatriz,
   ¡cual signo de desventura
en su cutis blanco y bello
sacó, al nacer, aquel sello875
que llevó a la sepultura!
EL CONDE
¡Te engañaron, Inés!
DOÑA INÉS
¡Qué!...
EL CONDE
¡Sí! ¡Te engañaron! ¡No ha muerto!
DOÑA INÉS
¿Mi hija?...
EL CONDE
¡Vive!
DOÑA INÉS
¿Vive?
BEATRIZ
¡Cierto!
¡Mas perdón! Yo te engañé,880
a tu tía obedeciendo.
DOÑA INÉS
¡Mi hija vive!
EL CONDE
¡Y está aquí!
¡Bajo este techo!
DOÑA INÉS
¡Dios mío!
EL CONDE
¡Él dispone, justo y pío,
que la recibas de mí!885
    ¡La vas al punto a abrazar!
DOÑA INÉS
¡Ah!
 

(EL CONDE va a salir precipitado, y suena en el mismo instante el cañonazo.)

 
BEATRIZ
¡Ya es tarde, señor Conde!
DOÑA INÉS
¿Tarde?...
EL CONDE
¿Qué has dicho? ¡Responde!
BEATRIZ
Que ya nos llega a anunciar
aquel ronco cañonazo890
DOÑA INÉS

 (Con ansiedad creciente.) 

¿Qué?
EL CONDE
¿Qué?
BEATRIZ
Por salvar tu honor
lo dispuse, y con dolor
ahora, Inés, tus pies abrazo.

 (Se echa a los pies de DOÑA INÉS.) 

DOÑA INÉS
¡Oh! ¡Cada acento me mata!...
EL CONDE
¡Pronto la verdad pronuncia!895
DOÑA INÉS
El cañonazo, ¿qué anuncia?...
BEATRIZ
Que surca el mar la fragata
    que a la que abrazar deseas
va a lanzar a playa ignota...
DOÑA INÉS
¡Cielos! Mi cáliz se agota...900
¡Yo espiro!...
 

(DOÑA INÉS se deja caer en la silla que antes ocupó; EL CONDE acude a sostenerla, rechazando a BEATRIZ, y pronuncia la maldición que termina la escena.)

 
EL CONDE
¡Maldita seas!


Escena XIV

 

EL CONDE, DOÑA INÉS, BEATRIZ, EL BARÓN y TOMASA.

 
EL BARÓN

 (Que entra sofocado.) 

   ¡Déjame!
TOMASA
Justicia pido.
EL BARÓN
¡Esto más!
TOMASA
¡Demanda entablo!
EL BARÓN
¡Que no te llevara el diablo!
TOMASA
Mi hija con don Luis ha huido.905

 (A estas palabras de TOMASA, EL CONDE presta atención con movimiento muy vivo.)  

    Al Cabañal la llevaba,
y él al camino salió
y osado me la robó.
EL CONDE
¡Oh, Inés! ¡Al Eterno alaba!
DOÑA INÉS
¿Qué?...

 (Se pone en pie.)  



Escena XV

 

EL CONDE, DOÑA INÉS, BEATRIZ, EL BARÓN, TOMASA, DON LUIS y FLORA.

 
DON LUIS

 (Dentro todavía.) 

No temas; nuestros lazos
910
eternos son desde ahora.
 

(Entra con FLORA.)

 
EL CONDE
¡Luis!...
DON LUIS
¡Conde!, ¡mi esposa es Flora!
EL CONDE

 (Arrojándola en brazos de DOÑA INÉS.) 

¡Ve de tu madre a los brazos!
DOÑA INÉS
¡Ah!
DON LUIS
¡Su madre!...
TOMASA

 (Aparte.) 

¡Absorta estoy!
FLORA
Mi madre!
DOÑA INÉS

  (Que busca y halla la flor de lis, impresa en el hombro de FLORA.) 

¡La veo!... ¡es ella!
915
¡La flor!... ¡Mi hija!... ¡mi hija bella!

 (La abraza y la besa con alegría delirante.)  

EL CONDE

 (Aparte.) 

Desde este instante otro soy.
FLORA
    ¡Oh!... ¡qué gozo!
DON LUIS
¡Fausta noche!
EL BARÓN

 (Que está algo desviado del grupo que forman los demás.) 

¡Señor!, ¿no habrá quien los ate?
¡Todos lo están... de remate!920


Escena XVI

 

EL CONDE, DOÑA INÉS, BEATRIZ, EL BARÓN, TOMASA, DON LUIS, FLORA y JUAN.

 
JUAN

 (Saliendo.) 

Llegó el vicarío en el coche.
EL BARÓN
    Para completar la fiesta
eso faltaba.
EL CONDE
¡Que entre!
EL BARÓN
¿Para qué?, ¿para que encuentre...?
EL CONDE
La capilla está dispuesta.925
EL BARÓN
    Pero ¿a quién ha de casar?
EL CONDE
Como obtenga su perdón,
al Conde de Mondragón
con doña Inés de Povar.

 (Se arrodilla delante de DOÑA INÉS.) 

DOÑA INÉS

 (Retrocediendo y mirando al CONDE con espanto.) 

    ¡Dios!
EL CONDE
Si demanda a tus pies
930
un criminal tal ventura,
¡no por él, por su hija pura,
acoge su ruego, Inés!
DOÑA INÉS

 (Abrazando de nuevo a su hija.) 

¡Ah!
EL BARÓN
¡Ya pasa de locura!
DON LUIS
¿No es sueño?
DOÑA INÉS
¡Oh, hija querida?
935

 (DOÑA INÉS parece vacilar un momento, y luego dice.)  

¡Llega a tu padre!
 

(EL CONDE se levanta y abraza a FLORA.)

 
¡Ah!
JUAN

 (Aparte.) 

¡Su padre!...
FLORA

 (Entre EL CONDE y DOÑA INÉS, que la acarician.) 

¿Conque, tengo padre y madre?
EL CONDE

 (Señalando a DON LUIS.) 

¡Y esposo, luz de mi vida!
EL BARÓN

 (Aparte.) 

   Te darán cuanto les cuadre.
EL CONDE
¡Hija!... ¡esposa!...
JUAN

 (Aparte.) 

Yo estoy tonto.
940
DOÑA INÉS
¡Dios mis pesares compensa!
EL BARÓN
Si de aquí no escapo pronto,
el contagio... ¡Mas lo afronto!
FLORA

 (Con emoción.) 

Aunque es mi ventura inmensa
    por tal familia alcanzar,945
¡padre!, ¡madre!, el corazón,
en su tierna agitación,
como que siente un pesar...
 

(Movimiento de inquietud del CONDE y de DOÑA INÉS.)

 
    Porque mis flores, ¿qué son?
¿Qué son, caro Luis, mis flores?...950
 

(A estas palabras de FLORA, JUAN corre y entra en una pieza, de la que sale con una cesta llena de flores.)

 
DON LUIS
Disipa, mi bien, tu pena,
que ellas forman la cadena
de nuestros puros amores.
JUAN
¡Aquí hay una cesta llena!
    ¡Para adorno del altar955
esta tarde las cogí;
pero te las riego aquí,
para vértelas pisar!

 (Echa las flores a los pies de FLORA.)  

FLORA

 (Con entusiasmo.) 

¡Sí, Juan!, ¡espárcelas!, ¡sí!
    Y que esa alfombra se extienda,960
¡oh padre!, ¡oh madre querida!,
embalsamando la senda
de vuestra apacible vida.
EL CONDE
¡Flora!
DON LUIS
¡Amor!
DOÑA INÉS

 (Besándola.) 

¡Mi dulce prenda!
    ¡Oh padre! La bendición965
dele a su nieta inocente.
 

(Los tres se acercan al BARÓN, FLORA en medio.)

 
EL CONDE
Y perdone a un delincuente
en un amigo, Barón.
EL BARÓN

 (Aparte, entre conmovido y asustado.) 

¡No sé lo que el alma siente!...
   Perdono con mil amores...970
y bendigo, si eso es poco...
JUAN
¡Viva la hija de las flores!
FLORA

 (Acariciando al BARÓN.) 

¡Y su abuelito!
EL BARÓN

 (Que parece luchar en vano contra el ascendiente de aquella caricia, y que mira a FLORA embelesado.) 

¡Ay señores!...
¡Me declaro también loco!

 (Abraza a FLORA.)