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Advertimos que abordamos nuestro análisis animados y orientados por los principios teóricos y por las pautas metodológicas que nos ha facilitado la profesora Brigitte Schlieben-Lange. Hace ya más de veinte años que esta investigadora de la Universidad de Tubinga había identificado y explicado diversas vías teóricas que, partiendo desde presupuestos científicos diferentes y utilizando procedimientos metodológicos distintos, desembocaban en las actuales teorías pragmáticas del lenguaje (Schlieben-Lange, 1975). Posteriormente, nos dirigió un trabajo colectivo en el que participamos varios profesores de diversas universidades de Europa. En estas líneas ofrecemos algunos datos que completan la información ya publicada (Schlieben-Lange, B. <Hrsg>, 1989-1994).
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Cf.: Baum, R., «Destutt de Tracy en España» Observaciones acerca de una versión manuscrita de los Elementos de Ideología, en Iberomania, 9, 1971: 121-130.
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Juan Justo García era sacerdote, catedrático de Matemáticas de la Universidad de Salamanca y diputado por la provincia de Extremadura a las Cortes Ordinarias de los años 1820 y 1821.
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En lo sucesivo, sólo indicaremos las iniciales de sus apellidos, para referirnos a las obras de Destutt de Tracy.
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(D. T., 1803: 137). |
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Casbanis afirma rotundamente que el cuerpo y el espíritu son absolutamente la misma cosa; no hay más que una ciencia, la del hombre, y las tres únicas ramas de esta ciencia son la Fisiología, la Psicología y la Ética. «Les nerfs: voilà tout l'homme». El alma es, por consiguiente, sólo una facultad, no una esencia ni un ser. Cabanis ha ejercido un poderoso influjo en todo el pensamiento posterior y es el precursor inmediato de la psico-física y del monismo moderno. La escuela sensualista de Francia y de España se mueven dentro de la esfera teórica de Cabanis.
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Transcribimos a
continuación un texto que interpreta de esta forma
materialista la célebre fórmula «Nihil est in intelectu
quod prius non fuerit in sensu»
, empleada,
como es sabido, de diferente manera por la Lógica
de Port-Royal (Donzé, R., 1970). «Les impression, en
arrivant au cerveau, le font entre en activité; comme les
aliments, en tombant dans l'estomac, l'excitent à la
sécretion plus abondante du suc gastrique et aux mouvements
qui favorisent leur prope dissolution. La fontion prope de l'un est
de percevoire chaque impression particulière, d'y attacher
des signes, de combiner les différentes impressions, de les
comparer entre elles, d'en tirer des jugements et des
déterminations; comme la fonction de l'autre est d'agir sur
les substances nutritives...»
(Cabanis,
1802: 15).
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Estas teorías sobre el lenguaje fueron posteriormente suavizadas y matizadas. Algunos Ideólogos como, por ejemplo, Joseph Marie Degérando (1722-1842) quien, aunque concede al lenguaje un puesto fundamental en la definición del hombre y en la explicación de su actividad mental y de sus comportamientos sociales, se distancia del concepto fundamental condillaciano de la «sensación transformada». En su memoria titulada Des signes et de l'art de penser considerés dans leur rapports mutuels (1800) se aparta visiblemente de la filosofía condillaciana y restablece un sensualismo dualista según el modelo propuesto por Locke. En esta obra reduce el papel que Condillac había atribuido a los signos en la formación, en el funcionamiento y en la evolución del pensamiento y defiende que la atención y la reflexión, facultades que surgen, según Condillac, de la sensibilidad en interacción con los signos, son preexistentes al lenguaje, aunque reconoce que se desarrollan con la ayuda del lenguaje.
Para Degérando, el lenguaje resulta indispensable en los niveles superiores del pensamiento, en la elaboración de las ideas complejas no perceptibles de manera directa por los sentidos. Critica, sin embargo, la tesis de Condillac según la cual la ciencia no es más que una lengua bien hecha, o un sistema abstracto de signos.
En la conclusión de su obra Histoire comparée des systèmes de philosophie relativement aux principes des connaissances humaines (1804, 3 vols.), formula su «filosofía de la experiencia» que opone, tanto al empirismo como al racionalismo. Sitúa en la experiencia el origen de los conocimientos humanos, pero distingue las experiencias interiores de las exteriores: las primeras tienen lugar en facultades internas existentes «a priori», las segundas se llevan a cabo a través de los sentidos.
Esta filosofía pretende evitar los extremos de idealismo y del racionalismo por un lado, y del materialismo y del empirismo por otro, y, como advierte Ulrich Ricken (1978 y 1982), no tiende ni a «intelectualizar la naturaleza», ni a «materializar la inteligencia», Degérando explica y defiende de la siguiente manera el eclecticismo de su sistema:
(Degérando, 1804, III: 588 y ss.) |
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Louis Jacques Joseph Daube (1763-1847), autor de L'Essai d'Idéologie servant d'introduction à la grammaire générale (1803), insiste en el hecho de que la atención, la memoria y las otras facultades intelectuales no son la «sensación transformada». Jean-François Thurot (1768-1832) habla de ese falso atractivo de simplicidad que ha conducido a Condillac a ver en todos los fenómenos del entendimiento sólo lo que él llama «la sensación transformada»; como si un hecho pudiera transformarse en otro y como si lo que es evidentemente el resultado o la consecuencia de un hecho, pudiera ser considerado como transformación de este mismo hecho (Thurot, 1830-33: 315 y ss.). Esta constatación no impidió, sin embargo, que Thurot reconociera la importancia de la tesis semiótica condillaciana para las ciencias del hombre, y llega, incluso a afirmar lo siguiente:
«L'homme tout entier, c'est-à-dire la raison et le génie, qui élèvent au-dessus de tout ce qui a vie le mouvement sur ce globe, consiste uniquement dans l'art des signes.» |
(Thurot, 1830-33, I: 175). |
Otro ideólogo que se pronunció igualmente en contra de la «sensación transformada» fue Pierre Prévost (1751-1839). Este autor obtuvo un accesit por su memoria Des signes envisagés relativement à leur influence sur la formation des idées. El primer premio fue otorgado a Degérando por su trabajo titulado Les signes el l'art de penser.
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(Beauxée, N., 1767: 15). |