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241

Este parágrafo y otros posteriores servirán para demostrar cuán errado anduvo el doctor Antonio Borrero C., al afirmar en su Refutación al libro del padre Berthe (pág. 45) que «Rocafuerte, lejos de tener alma de sectario y de haber procurado introducir el protestantismo en el Ecuador, tuvo alma de católico, y procuró: fomentar el catolicismo de la manera más eficaz».

Mucho más exacto es lo que dice el meritísimo promotor de los estudios históricos en nuestra patria, don Jacinto Jijón y Caamaño en su libro Política conservadora, tomo I, pág. 281: «Rocafuerte es un católico sui generis: en materias de dogma, no muy versado; su continuo trato con protestantes, su ilustración con tintes de enciclopedismo hicieron de él cristiano un tanto heterodoxo; pero no tenía animadversión alguna contra la Iglesia, antes se consideró uno de sus fieles y la respetó. Estaba imbuido de cesarismo, y el celo que sintió por el principio de autoridad, lo extendió a las pretendidas regalías del Patronato. Como gobernante, protegió al Catolicismo, por lo cual le indignó la corrupción del Clero y buscó cómo corregirlo, poniéndose de acuerdo con la Santa Sede». (N. del A.)

 

242

Fueron los señores Miguel Rodríguez, José Bon, Manuel Cortázar, José Torres, Fermín Villavicencio y José Aguirre los de Guayaquil y José María Landa, Bernardino Alvear, Andrés Villamagán, José Antonio Arévalo, Matías Orellana y Antonio Merchán, los de Cuenca; siendo respectivamente Deán, Arcediano, Doctoral, Penitenciario, racionero y medio racionero. (N. del A.)

 

243

Recordará el lector que, según dijo Cevallos (Resumen, tomo V, pág. 309), en el «San Fernando» se enseñaba aun el sistema de Tolomeo sobre el movimiento solar. Véase nuestro García Moreno y la instrucción pública, pág. 8. (N. del A.)

 

244

Véase: El Obispo de Botrén, Dr. José Miguel de Carrión y Valdivieso, por julio Tobar Donoso, pág. 25. (N. del A.)

 

245

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado ecuatoriano. Resumen Histórico, pág. 4. (N. del A.)

 

246

Tomo XVI, pág. 242. (N. del A.)

 

247

Si la relajación se mantenía, ¿qué importaba que se admitiesen novicios más o menos tarde? ¿El diferimiento de la profesión religiosa había de impedir que los miembros gangrenados de las órdenes contagiasen el mal a los novicios, adolescentes o adultos? El decreto, digámoslo de paso, no se cumplió en ningún convento, salvo el Máximo de la Merced y en éste únicamente por un tiempo. En el de la Recolección si se admitían novicios, a pretexto de misiones. (N. del A.)

 

248

Archivo Santander, tomo XXIII. (N. del A.)

 

249

Belisario Quevedo, malogrado filósofo de nuestra historia ha escrito: «La religión era uno de los pocos lazos de la nacionalidad ecuatoriana [...] El catolicismo es una fuerza de cohesión política. Los caracteres sociológicos de nuestra patria son aún, y con mayor razón eran antes los que la Europa tenía en la Edad Media». Sociología política y moral, pág. 54. (N. del A.)

 

250

Geografía y Geología del Ecuador, pág. 539. (N. del A.)