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1

Léase, por ejemplo, el curioso ensayo de Adolfo Castañón Morán, sobre la imagen que la industria del libro tiene en algunas novelas contemporáneas de literatura. Las editoriales son puntos de conspiración con atmósferas peculiares y personajes no menos insólitos que, sin embargo, se caracterizan por una extrema vulnerabilidad. Una de sus conclusiones es «La extravagancia de los equipos editoriales parece corresponder a cierta propensión lunática característica de los propietarios de las editoriales».

Castañón Morán, Adolfo: «Algunas imágenes del mundo editorial de la literatura contemporánea», en: Mito o realidad del libro, Santafé de Bogotá, CERLALC, 1994.



 

2

Conocidas son las campañas que realizan las administraciones para atraer gente a lugares públicos como museos y salas de exposiciones. Muy pocas de estas campañas se han enfocado para dar a conocer los nuevos servicios de las bibliotecas.



 

3

En este sentido resulta interesante mencionar la ponencia de Gloria María Rodríguez (Colombia) en la que se cuestiona el rol de los bibliotecarios como animadores a la lectura. «¿Sentimos los bibliotecólogos que debemos actuar e intervenir en la formación de una sociedad lectora?» En una serie de estadísticas resalta que las áreas técnicas ocupan la mayor parte de los programas y la mayoría de los encuestados afirma que a la mayoría de sus colegas no les interesa la lectura. El bibliotecario, en definitiva, se siente más cómodo identificado como gerente, como administrador de recursos, como tecnólogo, como analista de información, etc., que como promotor de lectura.

Rodríguez, Gloria María: «Bibliotecólogos vs. lectura», en: 2.º Congreso Nacional de lectura, Santafé de Bogotá: Fundalectura, 1995.



 

4

Prins, Hans y Gier, Wilco de: «Imatge, estatus i reputació de la biblioteconomia i la documentació», en: ITEM, número 13, 1993. La encuesta se realizó entre más de 150 asociaciones nacionales de 90 países. Constaba de dos partes, una dedicada a informaciones generales y estadísticas, con escasa participación, y otra referida a opiniones y actitudes entre profesionales y ciudadanos que tuvo más repercusión.



 

5

Cano, Carles: Cuentos roídos. Madrid: Anaya, 1994.



 

6

Lavatelli, Ana: ¿Quién ha incendiado la biblioteca? Traducción de Julio M. Mesanza. Madrid: Montena-Mondadori, 1987. Este es el primer libro que citamos de la curiosa colección «Bibliópolis», dedicada a textos con y sobre libros y bibliotecas. Traducidos la mayoría del italiano, de donde nació la idea, la colección tiene algunos originales del castellano. A pesar de la baja calidad literaria que la mayoría de los textos tiene, hemos optado por incluir algunos, dado que la calidad no ha sido un criterio en esta investigación.



 

7

González Suárez, Eduardo: Un trasgo risueño en la biblioteca. Ilustraciones de Xan López Domínguez. Madrid: Montena, 1988.



 

8

Mahy, Margareth: El secuestro de la bibliotecaria. Ilustraciones de Quentin Blake. Traducción de Miguel Á. Diéguez. Madrid: Altea, 1984.



 

9

Santirso, Liliana: Me gustan las bibliotecas. Ilustraciones de Martha Avilés. México/Buenos Aires: Amaquemecán/Libros del Quirquincho, 1992/1993.



 
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