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Apéndice

La influencia de Don Quijote en el romanticismo


Este gran cavallero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo... y, assí, le invocan y llaman [los españoles] como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas vezes le han visto visiblemente en ellas, derribando, atropellando, destruyendo y matando.


IV, 230, 9-17                


Esta orden es una institución de caballerosidad, humanidad, justicia y patriotismo; incorpora en su genio y en sus principios todo lo caballeroso en la conducta, lo noble en el sentimiento, lo generoso en la virilidad y lo patriótico en la intención.


La Constitución del Ku Klux Klan691                


Mientras que la historia de la interpretación de Don Quijote ha sido tema de muchos estudios, la única influencia del libro que se ha estudiado recientemente es el papel clave que ha desempeñado en el desarrollo de la novela. El hecho de que no se haya dicho casi nada sobre su influencia en la literatura en general, en las ideas, en la cultura, en las costumbres e indirectamente incluso en la política, hace sospechar que hay mucho por decir692. El romanticismo es un enfoque adecuado para nuestro examen de la influencia de Don Quijote, debido al gran impacto que ha causado, que aún persiste de muchas formas, y a la reciente controversia sobre «la interpretación romántica de Don Quijote»693.

Esta investigación, sin embargo, carecería de sentido si se tratara de las interpretaciones erróneas de los románticos. En este caso su utilización de Cervantes sería secundario al movimiento. No parece, sin embargo, que sea así. Les debemos mucho: el origen de los estudios cervantinos modernos694, que, junto con el nacimiento del hispanismo en general, si no es inseparable del nacimiento del romanticismo, está estrechamente vinculado a él. Los románticos fueron los primeros en señalar la complejidad de la obra, sus distintos niveles y su autoanálisis695; fueron ellos los que señalaron que las novelas intercaladas constituyen una parte integrante del libro (Close, Romantic Approach, pág. 31). También fueron «los primeros en describir la sutileza lingüística» de las obras de Cervantes (Bergel, pág. 324), los primeros en ver que el uso de personajes pertenecientes a la clase baja era una característica positiva696. Finalmente, también fueron los primeros en entender el complejo punto de vista de Cervantes sobre la caballería: que, al mismo tiempo que atacaba la falsa literatura caballeresca, defendía lo que entendía como caballería verdadera, y sentía una considerable simpatía por algunos de los libros que atacaba, con la única condición de que se presentaran e interpretaran como literatura («poesía»), en lugar de como historia697.

El estereotipo de la interpretación romántica de Don Quijote, que los románticos no prestaron atención al humor de la obra, no lo respaldan los escritos de los primeros románticos: «se fija la atención de los románticos [en] el carácter profundamente cómico de la novela»698. Las primeras historias verdaderas de la literatura española, las de Bouterwek y Simonde de Sismondi, son también las principales transmisoras de las ideas románticas alemanas acerca de Don Quijote al resto de Europa699. Bouterwek, cuya historia de la literatura española tuvo una gran influencia700 y se convirtió rápidamente en un clásico701, dijo que Don Quijote era «el prototipo indudable de la novela cómica. Las situaciones humorísticas son, es verdad, casi todas burlescas, lo que no era necesario, pero la sátira es tan delicada, que se escapa más que se impone a la atención inexperta» (pág. 239). Calificó la obra de romance cómico (pág. 237), llena de «una serie de situaciones cómicas del tipo más burlesco» (pág. 236). Como prueba de que Cervantes no quería que Don Quijote «sólo provocara risa», cita los elementos interpolados de la Primera Parte702.

En su Historical View of the Literature of the South of Europe, publicado por primera vez en 1813, Simonde de Sismondi escribió que «ninguna obra en ningún otro idioma ha mostrado jamás una sátira tan exquisita o tan viva, o una inventiva tan acertada y resuelta con tanto éxito» (pág. 218). Después de alegar razones en contra de que la obra se considere melancólica, indicó que «a satire, written without bitterness, may still be a gay and lively production.... If it be true that "to ridicule oneself is the highest effort of good taste", we find much in Cervantes to display the ridicule which might attach even to his most generous attempts. Every enthusiastic mind, like his, readily joins in pleasantry which does not spare the individual himself, nor that which he most loves and respects, if at the same time it does not degrade him» (págs. 220-221). [Trad.: «una sátira, escrita sin amargura, puede ser un producto alegre y vivo.... Si es verdad que "reírse de sí mismo es el máximo esfuerzo del buen gusto", encontramos en Cervantes muchas muestras del ridículo que puede atribuirse incluso a sus intentos más generosos. Todas las mentes entusiastas, como la suya, en seguida se unen a las bromas que no perdonan ni al propio individuo, ni a lo que más quiere y respeta, si al mismo tiempo no lo rebaja»703.

Los románticos, lejos de forjar una única interpretación de la obra, discreparon notablemente704. Parece que estaban de acuerdo en que no debía considerarse a Don Quijote sólo como un libro de caballerías burlesco, que, aunque empezó como tal, rebasa su propósito original. Al escribir el presente libro, he llegado a la conclusión de que tenían razón, y entonces el examen de la influencia de Don Quijote en los románticos es una cuestión válida.

Parece, ya desde el principio, que su influencia debió de ser considerable. Don Quijote fue la novela por excelencia en la Inglaterra del siglo XVIII705, donde la novela era el género literario por excelencia. «Casi todos los aspectos y fases de la vida alemana reflejada en la literatura entre 1750 y 1800 están relacionados directa o indirectamente con Don Quijote» (Bergel, pág. 309). España fue el país preferido de los primeros románticos ingleses706 y alemanes707, y Don Quijote su libro preferido708. Casi todos los temas contradictorios que se han encontrado en el movimiento romántico709 son los que los románticos dijeron que habían encontrado en Cervantes710.

No es fácil, sin embargo, especificar la influencia de un libro que fue comprendido de forma contradictoria711, algunas veces por la misma persona712, en un movimiento para el que no hay definición713. Sin entrar en la controversia sobre la definición del movimiento romántico714, me limitaré a mostrar que los alemanes e ingleses que dieron forma al romanticismo sentían una admiración muy grande por Don Quijote715. Centro mi atención en Alemania e Inglaterra porque son los países en que Don Quijote era más popular en esta época716, y en una coincidencia como mínimo curiosa, los países donde empezó el romanticismo y con los que más se asocia717. Acabaré con un examen del influjo de Don Quijote en el renacimiento de la literatura medieval y la caballería.

Los dos hombres a quienes se atribuye, más que a ningún otro, el inicio del romanticismo son los hermanos Friedrich y August Wilhelm Schlegel. El más joven, Friedrich, es el padre espiritual y filosófico del movimiento; a él se atribuye «el descubrimiento de toda la teoría romántica y el empleo, por primera vez, del término "romanticismo" para designar una etapa determinada de la historia literaria»718. Encontró en Cervantes «el verdadero artista romántico», «inspirado y consciente»719. «El Quijote es [para él] modelo de novela»720, y la novela, «patrimonio de los españoles»721, es el género literario romántico por excelencia722. Fue también quien, por primera vez, defendió que «de este autor inmortal hay que haber leído, y por lo tanto traducido, o todo o nada»723.

August Wilhelm Schlegel fue menos original, pero fue un divulgador muy importante de las ideas de su hermano dentro y fuera de Alemania. Su famosa distinción entre lo clásico y lo romántico es indicativa de su importancia; «no es el inventor de dicha diferencia, pero supo formularla de tal modo que se ganó la aprobación y difusión general, dentro y fuera de Alemania» (Wellek, Historia, II, 70). Proclamó que Don Quijote era «la obra perfecta del arte romántico culto»724.

Fue Ludwig Tieck, sin embargo, quien «es considerado generalmente la cabeza visible de la escuela romántica alemana» (Wellek, Historia, II, 110); aunque su prestigio ha disminuido, fue en su época un hombre de gran influencia y categoría725. Tieck también fue el primer alemán que se interesó especialmente por la literatura española en general (véase Wellek, Historia, II, 114), de la que acumuló una notable biblioteca726.

La amistad de Tieck con Cervantes fue [desde joven] sellada de por vida»; Don Quijote «fue durante mucho tiempo su compañero diario»727. Don Quijote, escribió, es «sin duda el único libro en el que se ha elevado a verdadera obra de arte el humor, el placer, la burla, la seriedad y la parodia, la poesía y el ingenio, las más grandes aventuras imaginarias y las realidades más duras de la vida»728. Tieck tradujo Don Quijote al alemán (1799-1801); su hija, por sugerencia suya, tradujo el Persiles (1837), para cuya traducción escribió una introducción729.

El estudio de la influencia de Cervantes en el romanticismo inglés es más difícil. Desgraciadamente no hay ningún estudio de la influencia de Cervantes ni de ningún otro escritor español en la literatura inglesa durante este período que sea similar a German Literature as Known in England 1750-1830 de Violet Stockley (London: George Routledge, 1929), o a los diversos estudios sobre la influencia hispana en los Estados Unidos730 y en Alemania. El análisis más completo, Spanish Influence on English Literature de Martin Hume (1905; reimpreso en New York: Haskell House, 1964), apenas va más allá del siglo XVII; parece que al autor no se le ha ocurrido la posibilidad de una influencia española en los románticos ingleses. Edwin B. Knowles, Jr., al mismo tiempo que estudia Don Quijote en Inglaterra durante el período 1605-1660731, señala justamente que «es el único período en que se ha estudiado a fondo la influencia de Cervantes»732. Sin embargo, podemos mencionar, para empezar, el caso de Wordsworth, el autor de «el manifiesto del romanticismo inglés, que señala la ruptura con el neoclasicismo» (Wellek, Historia, II, 151). Él mismo asignó a Don Quijote un lugar preeminente en su autobiográfico Preludio733.

Para «reforzar la teoría de la influencia, dejando de lado aspectos potencialmente tan atractivos como la influencia de Cervantes en la idea romántica del héroe o en su visión de la naturaleza o del amor734, limitaré mis comentarios a dos áreas especialmente confusas, en las cuales algunos aspectos del nacimiento del romanticismo parecen inexplicables sin la influencia, directa o indirecta, de Don Quijote y de los libros de caballerías, a los que el texto de Cervantes servía de introducción. La primera es el resurgimiento del interés por la literatura medieval (romances): se aplicó el término romántico a este movimiento porque significaba «en el espíritu de los romances»735, y el reconocido experto en romances, autor de lo que el joven Schlegel llamó «el más romántico de los romances»736, era Cervantes.

Johann Jakob Bodmer ofreció en 1741 «el primer análisis crítico alemán de Don Quijote»737. También fue «el descubridor de la literatura medieval alemana» (Wellek, Historia, I, 173): publicó Perceval de Wolfram en 1754 y una edición parcial de Los Nibelungos en 1757738. Los entusiastas de Cervantes, los hermanos Schlegel y Tieck, continuaron este resurgimiento (Wellek, Historia, II, 35, 50 y 115). Friedrich Schlegel deseaba el retorno a la edad de oro de la caballería, del amor y de la literatura fantástica («[das] Zeitalter der Ritter, der Liebe und der Marchen»), donde supuestamente nació el romanticismo (Tymms, págs. 8-9 y 126). Si se deja de lado el distinto contexto religioso y la preferencia por la literatura fantástica en lugar de la histórica, vemos que es el mismo sueño imposible que el de Don Quijote.

En Inglaterra, Thomas Percy inició el resurgimiento de la literatura medieval y dio forma a la poesía inglesa contemporánea con su Reliques of Ancient English Poetry (1765), que fue muy influyente y de la que, en 1794, habían salido a la luz cuatro ediciones739. Aunque se sabe que estaba en preparación en 1761740, el estudio de Percy sobre la literatura española fue anterior, y fue más importante que sus proyectos sobre la literatura escandinava, oriental y hebrea, que son más conocidos741. En la primera carta existente (1755) menciona su empleo de «ediciones» de Don Quijote742, del que frecuentemente dice que es su libro favorito743. Coleccionaba los libros («romances») de la biblioteca de Don Quijote, con la idea de publicar anotaciones al libro, así como también una traducción revisada744; la colección de Percy fue usada no sólo por Samuel Johnson745, sino también por el primer editor erudito de Don Quijote y heredero del proyecto de Percy, John Bowle746.

Southey, amigo íntimo de Coleridge, que en este período fue nombrado poeta laureado de Inglaterra, gracias a la influencia de Scott, creía que sólo porque «estas historias caballerescas españolas se tradujeron tan mal que tuvieron poca influencia en nuestra literatura»747. Para remediar esta deficiencia, publicó traducciones inglesas de Amadís (1803) y Palmerín de Inglaterra (1807)748; su traducción de Palmerín tuvo una influencia considerable en la poesía de John Keats, quien también conocía Amadís749. Estas obras fueron seguidas de la traducción de Southey Chronicle of the Cid (1808)750, y de su propia obra sobre Rodrigo (1814)751. Fue inmediatamente después cuando se publicó la primera edición de Malory después de casi dos siglos, iniciando los estudios artúricos en Inglaterra, y resurgiendo la literatura artúrica que todavía perdura752.

Otra tendencia que parecería inexplicable sin la influencia de Cervantes es el gran culto a la caballería en la Inglaterra y en la Alemania del siglo XIX y en menor medida en el sur de los Estados Unidos, hoy casi olvidada por sus consecuencias tan molestas y desastrosas753. Como muestra Girouard, el resurgimiento de la caballería en Inglaterra se atribuye a sir Walter Scott754. Fue el autor vivo más famoso del mundo de principios del siglo XIX755; al que, incidentalmente, los autores españoles han imitado más que a ningún otro756; también fue el autor favorito del rey Jorge IV (Girouard, pág. 34). En una época se representaron simultáneamente en Londres cinco adaptaciones teatrales de Ivanhoe (Girouard, pág. 90)757.

Scott sentía «una admiración sin límites por Cervantes»758; «como autor se comparó a Cervantes»759. Fueron las Novelas las que le infundieron por primera vez la ambición de sobresalir en el género novelístico760. Scott «conocía bien Don Quijote. Lo leyó en el original y al parecer lo usó como un Baedeker en su largo viaje por la tierra de los romances.... Hubo una época en que pensó seriamente en hacer una traducción inglesa»761. En las obras de Scott se han encontrado más de cien alusiones a Don Quijote762.

Clara Snell Wolfe ha observado que «una fase muy amplia de la obra de Scott -su selección de elementos de la caballería medieval para sus novelas- debe mucho a sus lecturas de obras españolas.... Es evidente que la típica obra caballeresca de Scott halla su equivalente en Don Quijote y en Amadís, su modelo» (pág. 310). Su lectura de Amadís, en la traducción de Southey, fue el inicio de sus novelas de Waverly y, en general, de su cambio de verso («The Lay of the Last Minstrel») a prosa763. En su reseña de este libro764, observa que «la fama de Amadís de Gaula ha llegado hasta hoy, y es muy conocido en la mayoría de las lenguas europeas. Pero ha conseguido esta distinción de una forma un poco mortificante: pues parece que el héroe debe su fama mucho menos a sus historiadores, Lobeira, Montalvo y Herberay765, que a Cervantes».

Como mínimo, la influencia de Cervantes merece un examen posterior más profundo766.



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