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En El Desengañador gauchi-político, federi-montonero, chacuaco-oriental, choti-protector, puti-republicador de todos los hombres de bien que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana. Buenos Aires, n.º 4, 3 de agosto de 1820, pp. 57-59, sin título. Lira, pp. 243-245, erróneamente, dice en n. 1: «Extr. del Theofil.», n.º 6, p. 243.

En julio de 1820 circuló por Buenos Aires un impreso, como si fuera oficial, con la caricatura de un sacerdote pendiente de una horca. Así se entienden las alusiones de Castañeda en este poema, y sus palabras: «... a los que tomando el nombre del gobierno en un oficio rotulado a mí, me entregaron la adjunta caricatura, sentenciándome a una horca porque exhorto a pelear contra nuestros hermanos los ladrones... La caricatura servirá de epígrafe a todos los números del Gauchi-Político, para que se vea que la política de los gauchos no respeta el sacerdocio, porque para ellos la religión y la otra vida es lo que tienen más olvidado», en El Desengañador... n.º 3, p. 53. A partir de ese número, el periódico llevó la sobredicha caricatura.

El poema del n.º 4, en el periódico, va precedido de esta reflexión: «Sabed, Señor, que el ajusticiado y los ajusticiadores te hemos ofendido mucho en obras, en pensamientos y en palabras: pero eso ha sido un efecto de nuestra pasmosa ignorancia; perdona pues al ajusticiado, pero no dejes sin perdón a los que tan justamente me han suspendido de un palo», y luego sigue el poema «Si al infierno me condenas...».

C, pp. 177-178, anónimo. Z, pp. 233-235, poema C. (N. del E.)

 

262

En El Desengañador Gauchi-político..., Buenos Aires, n.º 4, 3 de agosto de 1820, pp. 59-60. Lira, pp. 245-247, sin título, y a continuación del poema «Si al infierno me condenas...», sin indicación de que se trata de otro texto poético.

El poema está motivado por la instalación de la Asamblea Provincial, bajo los auspicios del «ingenioso hidalgo don Miguel de Soler», como dice Castañeda en advertencia previa, y atribuye el texto poético a un español, y aclara al transcribirlo: «para que los americanos se desengañen de una vez y adviertan que están dormidos y busquen un despertador menos campesino». Ver Saldías, Adolfo. Vida y escritos del P. Castañeda. Buenos Aires, Arnoldo Moen y hermano, 1907, pp. 112-113. (N. del E.)

 

263

En El Despertador Teofilantrópico..., Buenos Aires, n.º 19, sábado 26 de agosto de 1820, firmado «La Gaucha de Chascomús». Lira, pp. 247-248, sin firma; erróneamente dice en nota a p. 247: «Extr. del Theofil. n.º 10».

Décimas motivadas por el «Manifiesto» al que también alude el poema siguiente de Bartolomé Hidalgo. Dicho «Manifíesto» y las observaciones en notas al texto se publicó en la Gaceta de Buenos Aires, n.º 22 del miércoles 27 de septiembre de 1820, pp. 93-96. C, p. 183 y Z, p. 236, poema CII, en ambos casos anónimo. (N. del E.)

 

264

Lira, pp. 248-255, sin firma. Ha sido atribuido a Bartolomé Hidalgo por la casi totalidad de los investigadores. El manifiesto real o proclama, al que responde este cielito, estaba dirigido a los americanos, y apareció, en forma anónima, en Buenos Aires, en agosto de 1820, impreso por la Imprenta de Niños Expósitos; acompañaban al manifiesto real unos oficios del Conde de Casa Flores. El Gobierno respondió oficialmente al impreso clandestino.

El cielito es fechable, pues, en 1820. No se han encontrado ediciones en pliego ni en periódico de él, por tanto, Lira, ofrece el texto básico. C, pp. 178-180, atribuido a Hidalgo. Z, pp. 211-215, poema LXXXI, atribuido también a Hidalgo.

Entendemos que las notas explicativas de vocablos y expresiones del poema pertenecen al mismo Hidalgo y no a Ramón Díaz. De ser así, se anticiparía a igual actitud de Ascasubi al anotar sus propios textos.

De la comparación del texto básico, esto es el de Lira, con el de Carranza -los pliegos de cuya obra inconclusa estarían tirados ya en 1891, según testimonio de Zeballos, Cancionero, p. 116, n.º 1 -editado como Composiciones poéticas de la epopeya argentina (1910), se advierte considerable cantidad de variantes. Carranza, de por sí, ha retocado el texto de Hidalgo «agauchándolo» y apartándolo del de Lira. Esta modificación o alteración injustificada de los versos del poeta uruguayo, lamentablemente ha generado una tradición textual que se ha repetido hasta nuestros días. En 1917, M. Leguizamón, op. cit., p. 69, n.º 32, dice: «Hemos adoptado el texto de Carranza por estimarlo más auténtico». A partir de entonces, todos los editores de Hidalgo han repetido las alteraciones de Carranza a través de Leguizamón. Grave pecado filológico, por cierto.

Las alteraciones introducidas por Carranza en «Un gaucho de la Guardia del Monte...» son las siguientes: V. 1: destaca «tropilla» en bastardilla; igual hace con «rodeo» en v. 2; v. 4: esplicar, por explicar (Lira); v. 14: zonzo, por sonso (Lira); v. 31: «No digo a Fernando el sétimo», por «No digo a Fernando el VII» (Lira) que podría leerse «séptimo» o «siete»; v. 128: remoloniando, por remoloneando (Lira); v. 137: delgao, por delgado (Lira); v. 146: espedición, por expedición (Lira).

Zeballos, Cancionero, loc. cit., repite el texto de Lira. Leguizamón, en el v. 128, en lugar de remoloneando, cambia el verbo no ya en su forma, como Carranza, sino en su significado: por «remolineando», v. la obra cit. de este autor, el texto en pp. 64-69.

Cabe señalar un detalle más: en todos los casos del texto de Lira, la palabra «rey» va con minúscula (vv. 11, 35, 59, 66, 97, 110, 119, 153, 177), lo que pudo tener su intención en el autor. Carranza lo escribe siempre con mayúscula. (N. del E.)

 

265

Con maña, con sutileza. (N. del A.)

 

266

En fuga precipitada. (N. del A.)

 

267

Demuestra las ningunas ventajas que han conseguido los realistas. (N. del A.)

 

268

Intriga (tiene otras acepciones). (N. del A.)

 

269

Los liberales que ha sacrificado. (N. del A.)

 

270

V. 92, compárese con el cielito «A la venida de la expedición»: «A un rey tan bruto y tan flojo», v. 82. (N. del E.)