Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

411

V. 75, «nuestro aquel», lo sobreentendido entre ambos dialogantes: el ideal patriótico de la independencia. (N. del E.)

 

412

V. 131: la iglesia, la Catedral. (N. del E.)

 

413

V. 133: salió el gobierno: el gobernador Martín Rodríguez y sus ministros, Bernardino Rivadavia, Manuel José García y Francisco de la Cruz, que transitan desde la Casa de Gobierno hasta la Catedral. (N. del E.)

 

414

V. 150 y ss., casi todos los elementos, edificios, y aun episodios que figuran en esta parte de la relación pueden verse en Cinco años en Buenos Aires (1820-1825) por Un Inglés. Prólogo de Alejo B. González Garaño. Buenos Aires, Ediciones Solar/Hachette, 1962; la edición inglesa es de 1825; la primera en castellano, de 1942; esp. cap. I, II y IX.

La litografía de C. Pellegrini, con la que Leguizamón ilustró su edición, presenta muchos de los elementos mencionados. (N. del E.)

 

415

Extr. de El Centinela, n.º 2, con motivo de la reforma del clero, 4 de agosto de 1822. (N. de 1824.)

 

416

En El Centinela, Buenos Aires, n.º 2, domingo 4 de agosto de 1822, p. 21.

El romance está encabezado como una correspondencia recibida e incorporada en la sección «Miscelánea» del periódico: «... cuando lo releven de su puesto principal y usted se retire a descansar en su cuadra miscelánea, podrá escuchar el siguiente rasguito de un soldado de aquellos que bajo el humo, y con mucho modo, saben hacer su deber». Y va firmado «Un soldado de marina».

Lira, p. 463, firmado «Un soldado de marina» y titulado «Miscelánea». Este es el nombre de la sección del periódico; el título original es el que hemos repuesto: «La barca de Simón». En cuanto al autor, se trata de Tomás de Iriarte, el afamado fabulista español. Ramón Díaz lo incorporó a Lira por juzgarlo, tal vez, de Juan Cruz Varela, director y redactor de El Centinela, donde apareció atribuido a un colaborador; a esto se le sumó la adecuación a la intención de crítica al clero que llevaba un sector de la opinión por esos días porteños.

Se trataría del único poema de autor peninsular incluido en Lira.

«La barca de Simón» no figura en las ediciones de 1787 y de 1805 de la Colección de obras en verso y prosa de Iriarte. Fue recogido en la Biblioteca selecta de literatura española, o modelos de elocuencia y poesía, tomados de los escritores más célebres desde el siglo XIV hasta nuestros días y que pueden servir de lecciones prácticas a los que se dedican al conocimiento y estudio de esta lengua, preparada por P. Mendibil y M. Silvela, Burdeos, Imprenta de Lawalle joven y sobrino, 1819, en el apéndice de poesías inéditas del tomo IV. Más tarde, será incluido en la Biblioteca de Autores Españoles, Poetas líricos del siglo XVIII. Colección formada e ilustrada por el Excmo. Sr. D. Leopoldo Augusto del Cueto, Madrid, M. Rivadeneyra, 1871, vol. LXIII, t. 2, p. 66, col. 3.

Aquí reproducimos el texto según El Centinela (1822), que presenta leves retoques respecto del original (1819). Los versos de Iriarte presentan estas diferencias: «Tuvo Simón una barca / no más que de pescador, / y no más que como barca / a sus hijos la dejó. / Mas ellos tanto pescaron / e hicieron tanto doblón, / que ya tuvieron a menos / no mandar buque mayor. / La barca pasó a jabeque, / luego a fragata pasó; / de aquí a navío de guerra, / y asustó con su cañón. / Mas ya roto y viejo el casco, / de tormentas que sufrió, / se va pudriendo en el puerto; / ¡lo que va de ayer a hoy! / Mil veces lo han carenado, / y al cabo será mejor / desecharle, y contentarnos / con la barca de Simón».

En una nota del ejemplar del Dr. Gutiérrez, copiada en el de Rojas, dice, «... y se ha incluido la composición de la pág. 463, que es del literato español D. Tomás de Iriarte». Y en dicha página reitera la anotación Gutiérrez: «Esta composición es de D. Tomás de Iriarte. Está en la Colección de Mendivil y Silvela, tomo IV, en el apéndice de poesías inéditas. Burdeos, 1819. Se notan pequeñas alteraciones que la mejoran».

En Z, pp. 274-275, poema CXVIII, con el título «La reforma del clero» y atribuido a «Un sacerdote». (N. del E.)

 

417

Se canta en la escuela de música de los niños. (N. de 1824.)

 

418

Lira, pp. 464-467, sin firma. Colección, pp. 22-25. C, pp. 311-312. Z., pp. 275-277.

Poesías, 1879, op. cit., pp. 147-150, con variantes. Esta canción se compuso para cantarse en la apertura de la Academia de Música y Canto, que se instaló en Buenos Aires, el 1 de octubre de 1822. (N. del E.)

 

419

En El Centinela, Buenos Aires, n.º 9, 22 de septiembre de 1823, pp. 131-132, firmado «El Canario». Lira, pp. 467-470, firmado «El C.» y sin título. Colección, pp. 197-200. En América poética, op. cit., «La preocupación», pp. 802-803. En Poesías, 1879, op. cit., pp. 157-160, con el nombre de «La superstición» y totalmente rehecha; con esta nota: «Debe tenerse presente al leer esta composición que fue hecha en esa época en que se había exaltado furiosamente el fanatismo, con motivo de la reforma eclesiástica, sabiamente ejecutada en Buenos Aires por el Gobierno», p. 157.

En El Centinela, va precedida la poesía por esta nota:

Señores editores del Centinela:

Ha llegado a mis manos una obrita española, titulada Preocupaciones, e impresa en Cádiz el año de 1820. Su volumen es el de un solo tomo en cuarto; y en la página 82 he leído el siguiente rasgo, que me parece a propósito en nuestras circunstancias; tanto más cuanto es contraído a las preocupaciones puramente religiosas. Si ustedes lo juzgan conveniente, tendrán la bondad de insertarlo en su acreditado periódico, pues la obrita todavía no circula con generalidad entre nosotros», p. 131. La presentación más parece artimaña de autor que declaración veraz. Difícilmente, con el agudo sentido de autoría de Juan Cruz Varela, hubiera incluido en la selección tan rigurosa, de sus Poesías, en 1879, «rasgos poéticos» como entonces se decía, de plumas ajenas. (N. del E.)



 

420

En El Centinela, Buenos Aires, n.º 7, domingo 8 de septiembre de 1822, pp. 84-85, sección «Miscelánea», v. nota a CXXVII. Firmado por «Un cadete». Lira, pp. 471-475, firmado «Un cadete». Gutiérrez ratifica la autoría de Varela para esta composición, v. Los poetas de la revolución, op. cit., p. 423. (N. del E.)