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  —119→  


ArribaAbajo- XXXVI -


Canción de despedida del Regimiento N.º 9, en su partida al Perú, en el año 1814108


ArribaAbajo   ¡A la guerra, a la guerra, soldados!
Muera el usurpador,
viva América libre,
triunfe nuestro valor.

   El Regimiento Nueve,  5
digno de eterno honor,
a ganar nuevos triunfos,
al Perú marcha hoy;
y de ti, Buenos Aires,
con aquesta canción  10
—120→
se despide diciendo:
Buenos Aires a Dios.


CORO

   La piedra angular eres
-pág. 79-
en que se cimentó
la libertad dichosa  15
de una infame opresión;
columna estable y fuerte
que firme sostiene hoy
al soberbio edificio
de nuestra redención.  20


CORO

   A Dios, ciudad gloriosa
del orbe admiración,
centro, compendio y cifra
del honor y el valor.
No olvides estos hijos  25
que se apartan de vos,
para con nuevas palmas
aumentar tu esplendor.


CORO

   Recuerda la constancia,
y aquel bélico ardor  30
con que Montevideo
sitiándolo nos vio,
hasta rendir gloriosos
la terca obstinación,
que sus soberbios muros  35
daba a el godo feroz.
—121→


CORO

   Recuerda que valientes
jamás nos aterró
la desnudez, miseria
ni el fuego del cañón;  40
-pág. 80-
que solo nuestros pechos
muro de oposición
fueron siempre a las balas
del godo usurpador.


CORO

   Recuerda cuantos triunfos  45
con inmortal blasón
el Regimiento Nueve
a tus plantas rindió:
¿Las Piedras, San José,
y el Cerrito no son  50
monumentos eternos
de nuestra fe y valor?


CORO

   Recuerda que de Marte
hijos valientes son
los bravos orientales  55
que hoy marchan a tu voz.
Con tan dulces recuerdos
no puedes dudar, no,
te ofrezcan nuevos triunfos
quien tantos ya te dio.  60


CORO

—122→
   Puesto el Perú a tus plantas
verás por el valor
del Regimiento Nueve
que hoy te jura ante Dios
que a morir o vencer  65
va con paso veloz.
-pág. 81-
A rendir los tiranos
o acabar con honor.


CORO

   Ninfas del argentino
cuyo hermoso primor  70
avasalla y cautiva
al mismo dios de amor.
El nono Regimiento
con pena y con dolor
de vosotros se aparta;  75
a Dios, ninfas, a Dios.


CORO

   De Belona y Diana
nadie duda que sois,
bellísimas porteñas,
gloriosa emulación;  80
pues en vosotros se unen
con rara admiración
discreción, hermosura,
gracia, garbo y valor.


CORO

   ¡Oh, dura ley de ausencia!  85
¡Oh, cruel separación
de objetos tan amables!
a Dios, ninfas, a Dios;
—123→
a Dios, que a triunfos vamos
y a ganar con honor  90
palmas que a vuestras plantas
rinda nuestro valor.


CORO

-pág. 82-
   Al arma, pues, soldados;
repita nuestra voz:
¡Viva América libre!  95
¡Viva la dulce unión!
¡Y viva Buenos Aires!,
a quien decimos hoy
entre tiernos deliquios:
Buenos Aires, ¡a Dios!  100

JUAN FRANCISCO MARTÍNEZ



  —124→  


ArribaAbajo- XXXVII -109


Glosa


ArribaAbajo   Los pechos de las hermosas
son aras, en que arderán
los inciensos que reciba
el Marte de nuestra edad.

   Un héroe que forma el hado,  5
y al Sud regala el destino,
merece un honor divino,
y un culto divinizado.
En un altar consagrado
a sus acciones gloriosas  10
libaciones amorosas
oblarle debe el deseo,
y que sirvan este empleo
los pechos de las hermosas.

   Justo es, que un genio la palma  15
le teja de sus victorias,
y mucho más que a sus glorias
-pág. 83-
altar le consagre el alma.
—125→
Allí en apacible calma
los pechos le ofrecerán  20
los inciensos, que le dan
por sus armas victoriosas;
pero los de las hermosas
son aras en que arderán.

   Si en aras tan soberanas  25
los inciensos han de arder,
se los deben ofrecer
las bellas americanas.
Acciones tan cortesanas
le tendrán la alma cautiva;  30
y mientras su fama viva
le serán de grato olor,
en aras de este valor,
los inciensos que reciba.

   Así el inmortal desvelo  35
de una gratitud constante
sabe fabricar amante
vivas aras a su celo.
En ellas con dulce anhelo
de la patria la lealtad,  40
cual a tutelar deidad,
gratos inciensos le ofrece;
dones de amor, que merece
el Marte de nuestra edad110.

DOMINGO DE AZCUÉNAGA



  —126→  


ArribaAbajo- XXXVIII -111


Al generoso pueblo de Buenos Aires

-pág. 84-

ArribaAbajo   Augusto Buenos Aires, ya llegaron
tus preciosos momentos, grandes glorias
   tu mérito realzaron.
Ellas son de tu honor ejecutorias,
pero hoy contesta tu inmortal desvelo,  5
tu amor al orden y a tu patrio suelo.

   Cuando un tirano, déspota gobierno
desplegó miras para sojuzgarte,
    ¡oh, pueblo! desplegaste
contra vil colusión un odio eterno.  10
Se estrelló en tu valor la tiranía;
no hubo la patria más alegre día.

   Antigua Roma duplicará asombros
al verte renacer más animosa
   casi de tus escombros;  15
el yugo sacudir, triunfar gloriosa;
del Jano templo abrir con una mano,
con otra suplantar al cruel tirano.
—127→

   Un activo silencio, aunque paciente,
cual bajo un denso misterioso velo  20
   ocultó de tu celo
la medida más rápida y prudente.
Al fin hiciste ver a un ciego empeño,
que Buenos Aires no, no tiene dueño.

   El complot decidido a dominarte  25
sorprenderte intentó con mira impía.
-pág. 85-
   Tú con noble osadía
antes morir resuelves que humillarte;
y ya el mundo admiró que resolverte
es lo mismo, y aun más, que defenderte.  30

   Las patrióticas huestes convertidas
por sorpresa en rivales no pudieron,
   ni a costa de sus vidas,
sostener al tirano que siguieron.
Él y ellas mudan su infeliz intento  35
al influjo imperioso de tu aliento.

   Tus plazas, tus calles, tus terrados112,
los pechos mismos de tus habitantes
   fueron parapetados
de tu raro valor. Nuevos Atlantes  40
él ha criado en tu seno; Martes fieros,
intrépidos, valientes y guerreros.
—128→

   ¡Oh, cívicos ilustres!, ¡oh, soldados
natos, resueltos, fieles, decididos,
   por la patria elegidos  45
para tranquilizarla en sus cuidados!
Mil laureles coronen vuestras sienes.
¡Cuántos os debe nuestra patria bienes!

   Buenos Aires, llegaron a porfía,
una, otra vez, llegaron tus momentos;  50
   tus nobles sentimientos
te anunciaron quizá la bastardía
de algunos de tus lujos... hijos crueles
así a la patria y a su causa infieles.
-pág. 86-

   La libertad, precioso don del cielo,  55
ausente de otro mundo, de buen grado
   se acoge en nuestro suelo;
y tú, pueblo feliz, la has hospedado.
Hoy juras guerra eterna a sus rivales,
y también al autor de nuestros males.  60

   Ésta es tu voz, éste tu alto empeño
con tu sangre sellado tantas veces,
   mirar con duro ceño
al que intente robar tus intereses:
que tiemblen pues tus crudos enemigos,  65
decretados están ya sus castigos.

   Entretanto con dulces avenidas
de placeres, oh, pueblo, te saludo;
   y con acento mudo
publico glorias, que te son debidas;  70
porque fiel a tu honor, con ambas manos
nuestro suelo despojas de tiranos.
—129→

   Porque activo, juicioso y vigilante,
un tan pesado yugo sacudiste,
   y porque fin pusiste  75
al orgulloso imperio y dominante,
a los senos lanzando del abismo
al rival más cruel del patriotismo.

   Porque tierno, doliente y compasivo,
nuestro llanto tal vez acompañaste  80
   herido en lo más vivo.
Si esclavos viles antes nos lloraste,
-pág. 87-
hoy nos redimes, calmas nuestras penas,
rompes groseras, míseras cadenas.

   Porque al fin has abierto, ¡oh, claro día!  85
de la alma Libertad el templo augusto;
   y entramos, ¡qué alegría!
a ofrecer votos al sagrado busto,
cuyo rostro benigno y placentero
cada cual se apresura a ver primero.  90

   Porque en tu seno apoyas religioso
de nuestros padres la religión santa
   que con malicia tanta,
      ¡oh, proyecto infeliz y escandaloso!
tentó abolir el genio desabrido  95
de tanto sabio tonto y presumido.

   Porque el vecino honrado, el hombre justo,
el ciudadano libre ya descansa
   en la dulce confianza,
sobrepuesto al temor, al miedo, al susto.  100
Si ve nacer el sol, tranquilo espera
verlo morir a vuelta de su esfera.
—130→

   ¡Oh, pueblo generoso!, ¡oh, ciudadanos!
¡Cabildo excelentísimo! ¡Qué bienes!
    No son ni han sido vanos  105
vuestros nobles esfuerzos, vuestras sienes
ciñen palmas de gloria entretejidas;
palmas y glorias, sí, bien merecidas.

   Yo os conjuro por los más sagrados
inviolables derechos, yo os conjuro,  110
-pág. 88-
   que no seáis sojuzgados
segunda vez; y que no agobie el duro
yugo de esclavitud más nuestro suelo.
Bórrese en todo el Sud tan negro sello.

   No vean las madres de su casto vientre  115
nacer esclavos, no. El sol no alumbre
   desde su vasta cumbre
al patricio infeliz que esclavo encuentre,
ni llegue a mayo con salud cumplida
quien por la libertad no dé su vida.  120

   ¡Cielos! oid nuestros votos realizados;
vuestro favor reclama la justicia,
   no pueda la malicia
ahogar nuestros derechos. Confirmadlos;
dadnos un genio, un Mentor que aspire  125
a nuestra libertad, y que la inspire113.



  —131→  


ArribaAbajo- XXXIX -


Himno en las fiestas mayas114



CORO

ArribaAbajo   Aplaudid la aurora
del día glorioso,
que al pueblo animoso
dichas anunció.
-pág. 89-

   Del celestial orbe  5
bajó la Victoria;
su nube de gloria
las armas cubrió.
Sembró de laureles
nuevos y triunfales  10
las sendas marciales
de nuestro valor.
—132→

   La sonora trompa
sonó de la Fama,
y su voz proclama  15
la nueva nación.
Al oírla tiembla
la antigua malicia,
la ibera injusticia
e ibero furor.  20

   Mas toda la tierra
con rara alegría
celebra el gran día
que grillos rompió.
A hacer cosas arduas  25
preparose el genio,
y previó el ingenio
futuro esplendor.

   Vio caer el muro
porfiado y adverso,  30
nido del perverso
y de obstinación.
Vio escenas brillantes
-pág. 90-
de valor y saña:
él miró a la España,  35
y se sonrió.

   Al ver moribunda
aquella potencia
sin fuerza, sin ciencia,
riqueza ni honor,  40
caer sin consejo
de abismo en abismo
—133→
por su fanatismo115
y ciega ambición.

   Mas dejad que lance  45
su furor insano,
que el americano
jamás se aterró.
Si lo hizo opulento
la naturaleza,  50
con igual franqueza
constancia le dio.

   Digno es de su esfuerzo
el formar naciones,
y a grandes pasiones  55
poner sujeción.
Es la obra más grande
hacer libre a un mundo,
que en sueño profundo
tres siglos durmió.  60
-pág. 91-

   Logró sorprenderlo
en débil infancia,
bárbara arrogancia
de un vil invasor.
Fue pequeña gloria  65
así esclavizarlo,
más es libertarlo
y darle instrucción.
—134→

   ¡Oh, qué perspectiva
tan grata y risueña!  70
¡Cuánto es halagüeña
para el corazón!
Y pues es el día
digno de memoria
en que a tanta gloria  75
la patria aspiró,

   aplaudid la aurora
de día glorioso,
que el pueblo animoso
dichas anunció.

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —135→     -pág. 92-  


ArribaAbajo- XL -


El día 25 de mayo de 1815


Se colocaron en la Plaza de la Victoria cuatro estatuas a las cuatro partes del mundo con las inscripciones siguientes116:



1.ª

ArribaAbajo   Europa admirada ve
lo que nunca ver pensó,
libre a la que esclavizó,
sin saber cómo y porqué.
Sin sentirlo se le fue  5
el pájaro de la mano:
voló; ya se afana en vano:
no lo volverá a coger;
quiera o no quiera, ha de ser
libre el suelo americano.  10
—136→


2.º

   Asia con grande rubor
sufre pesadas cadenas,
y ve aumentarse sus penas
con mengua de su esplendor.
Acrece más su dolor  15
cuando admira reverente
al más bello continente,
que estaba en esclavitud,
a propia solicitud
libre ya e independiente.  20
-pág. 93-


3.ª

   África hasta aquí lloró
a sus hijos en prisiones
por especiosas razones
que la crueldad aprobó.
Su amargo llanto cesó  25
desde que el americano,
con su libertad ufano,
compasivo y generoso,
prodiga este don precioso
al infeliz africano.  30


4.ª

   La América al fin entró
al goce de sus derechos;
así quedan satisfechos
tantos suspiros que dio.
Su constancia consiguió  35
—137→
destruir al maquiavelismo,
y hacer que con heroísmo
jure todo americano
eterna guerra al tirano,
guerra eterna al despotismo.  40



  —138→     -pág. 94-  


ArribaAbajo- XLI -


Fabulilla117   118


ArribaAbajo   Érase un borrico,
burrísimo siervo
del amo que a palos
le molía los huesos.

   Mas de sus desdichas  5
apiadado el cielo,
por raro camino
le quitó su dueño.

   A los racionales
imitar queriendo,  10
de ser tuvo ganas
hombre de provecho.
—139→

   Y viéndose solo
con gentil denuedo,
arroja la albarda  15
patéala luego.

   Maldice al tirano,
y con juramento
afirma que nunca
le doblará el cuello.  20

   «No serán mis hijos
(exclama muy hueco)
-pág. 95-
esclavos de nadie
ni aun por pensamiento.

   »Aunque me costara  25
perder el aliento,
he de asegurarles
la dicha a mis nietos.

   »Cuando vean los males
de que les preservo,  30
¡cuántas bendiciones
darán a su abuelo!

   » ¡Andar en la noria!
No, no andarán ellos:
y cargar con todo,  35
carguen los borregos».

   Así, el pobrecillo,
diciendo y haciendo,
consiguió librarse
de mil tiranuelos.  40
—140→

   Pero no por mucho,
por muy poco tiempo,
cuando menos piensa,
cata ya su dueño.

   Quien disimulando  45
su resentimiento
la conducta aplaude
del animalejo.

   Hasta que con maña
le atrae a su seno,  50
-pág. 96-
le enfrena la boca,
le cincha el coleto.

   ¡Y él se imaginaba
libre aun con esto!
¡Vaya! Siempre el burro  55
ha sido muy lerdo.

   Mas después que el amo
le tuvo sujeto
y sobre sus lomos
descargaba recio,  60

   de su mala suerte
conoció lo acerbo,
cuando ya la cosa
no tenía remedio.

   «He sido muy burro  65
(decía el jumento)
en taimados zorros
mi bondad creyendo.
—141→

   »¡Ay de mí, infelice!
¡Ay, de mis hijuelos!  70
Porque dar no supe
dos coces a un tiempo».

   Esta fabulilla
tal cual la refiero,
¡que no salga un hecho,  75
cuidado, porteños!119



  —142→     -pág. 97-  


ArribaAbajo- XLII -


Canción120


ArribaAbajo   Porteños valerosos121
cantad con alegría
de nuestra independencia,
la bella lozanía.
Mas digamos unidos  5
con porfiada energía:
¡Gloria a los insurgentes,
muera la tiranía!

   Insurgentes nos llama
nuestra opresora impía,  10
vejando con dicterios
nuestra noble osadía:
pero menospreciamos
tan fútil rastrería:
¡Gloria a los insurgentes,  15
muera la tiranía!
—143→

   Nobles americanos,
honor y valentía,
trábense nuestros lazos
con dulce simpatía.  20
Protejamos la ciencia,
virtud y bizarría:
-pág. 98-
¡Gloria a los insurgentes,
muera la tiranía!

   Entonces lograremos  25
nuestra heroica porfía,
el tirano impotente
gemirá en su agonía,
brillará nuestra patria
del mundo al mediodía:  30
¡Gloria a los insurgentes,
muera la tiranía!



  —144→  

ArribaAbajo- XLIII -

Pieza nueva en un acto, titulada La libertad civil. Año 1816122



 
ACTORES
 
ADOLFO,   americano.
UN ESPAÑOL.
MATILDE.
Acompañamiento de Indios.
 

Gabinete particular: aparece en él MATILDE, abandonada a un fuerte dolor, y después de un intermedio de música triste dice:

 
MATILDE
   ¡Ya mis acerbas penas
su término tocaron,
ellas me laceraron
el triste corazón!
-pág. 99-
   Y aquellas horas llenas5
de placer y alegría
se han trocado este día
en amarga aflicción.
—145→
   ¡En vano disimulo,
todo esfuerzo es en vano,10
que este dolor tirano
me trata con rigor!
Las voces, que articulo
confundidas del llanto,
aumentan mi quebranto,15
aumentan mi dolor.
   Adolfo, tierno amigo,
sincero y fino amante,
por ti mi amor constante
me arrastra a padecer,20
tú solo eres testigo
de mi fe y mi ternura,
¿Podrá la parca dura
esta pasión vencer?
   Solo ella, amado dueño25
podrá, que en tanto viva
será eterna, y activa
ésta mi inclinación.
Vuelve a mi grato sueño
y haz que a su amigo vea,30
vive unida a mi idea,
dulcísima ilusión.
   Ya mis acerbas penas, etc.
-pág. 100-
 

(Un intermedio de música estrepitosa, en el que MATILDE correrá enajenada á todas partes, y dirá:)

 
   Adolfo, Adolfo, espera.
Ven, Matilde te llama,35
Matilde, que te ama,
—146→
y que muere por ti.
¡Oh, dicha pasajera!
¿No oyes, Adolfo mío?
Mas se fue. ¡Hado impío!,40
¿de mí qué quieres, di?
   No abandones ingrato
a Matilde infelice,
y tu fama eternice
la diosa del amor.45
La fe con que te trato
hoy pueda disculparme,
y si es error amarme
no salgas del error.
 

(Intermedio de música triste.)

 
Renunció al cautiverio,50
y a los colonos llama,
su pecho se le inflama
de la patria al clamor.
Se oyó en nuestro hemisferio
la voz de libertad,55
de unión, y de igualdad,
y dice con ardor:
   «Corred, fieles amigo,
de nuestra madre al seno,
con ánimo sereno60
-pág. 101-
los hierros le quitad.
Corred a ser testigos
del triunfo del Estado,
que el destino ha fijado
en él la libertad.65
—147→
   »Combatid con los crueles,
que a nuestra patria oprimen,
tened horror al crimen,
premiando la virtud.
Entonces los laureles70
serán nuestra divisa,
pues que libre el pie pisa
la América del Sud.
   »A Dios, mi bien, me dice,
mi honor es lo primero,75
sin él vivir no quiero,
o muerte, o libertad.
No mi infamia autorice
nuestro amor, dulce amiga,
el tormento mitiga,80
yo vuelvo, a Dios quedad».
   Y partió como un rayo
al campo de batalla,
a donde, ¡oh, Dios!, se halla
sin mis ruegos oír.85
Me abandono a un desmayo,
vuelvo en mí, no le miro,
le dirijo un suspiro,
y le quiero seguir.
   Fuese, y quedé anegada90
-pág. 102-
en este amargo llanto,
que durará entre tanto
que no le vuelva a ver,
Ya estoy determinada,
voy donde está mi dueño,95
—148→
si él muere en el empeño,
quiero en él perecer.
VOCES DENTRO
¡Viva la patria!, ¡viva la libertad civil!
MATILDE
   ¿Pero qué voces bellas
anuncian nuestra suerte?100
 

(Tiros.)

 
   ¡Oh, Dios!, ¡si habrá la muerte
llevádose a mi amor!

 (Exaltada.) 

Mis flébiles querellas
a la celeste cumbre
suban, y vierta lumbre105
el trueno abrasador.
   Si por librar tu suelo,
mi bien, rindes la vida,
de esta mortal herida,
¿quién librarme podrá?110
Venganza clamo al cielo
contra todo tirano,
no me quejaré en vano,
que el cielo escuchará.
  -pág. 103-  
 

(El templo de la Libertad: fuera de él estará el ESPAÑOL con el gorro de la Libertad. Intermedios de música agradable, e irán   —149→   saliendo del templo varios INDIOS, que ocuparán las puertas colaterales, y después saldrán por el bastidor de la derecha ADOLFO con gorro de la Libertad, enlazado con MATILDE.)

 
ADOLFO
   Matilde adorada,115
vuelvo a tu presencia,
tu amor, tu inocencia,
terminen mi ventura deseada.
   Los ministros crueles
hoy del terrorismo120
fueron al abismo,
y la patria nos cubre de laureles.
   La muerte provoca
a la misma muerte,
ella anda de suerte125
entre las filas con su horrible boca,
   que al fuerte ardoroso
lo baja a la huesa,
y corre, y no cesa
de Mavorte su carro polvoroso.130
   Y él y Belona
miran la batalla,
y la suerte falla
en pro de nuestro esfuerzo, y lo pregona.
   Propicio hoy el hado135
nos colma de bienes,
y libres ya tienes
-pág. 104-
las provincias unidas del Estado.
—150→
   Yo corro a tus brazos
tranquilo y contento,140
de amarte sediento,
y de morir entre tan dulces lazos.
MATILDE
   Adolfo, bien mío:
los lazos tus brazos
rompen, y otros lazos145
les prepara de amor, el amor mío.
   Mis ansias cesaron

 (Le abraza.) 

en este momento,
cesó mi tormento,
y en gozo y alegría se trocaron.150
   Hoy tu acero vibre
contra el opresor:
¡qué gloria mayor,
que ocupar el asiento de hombre libre!
   Reciba tu amada155
parte en tus deseos;
de grandes trofeos
tu altiva frente mires adornada.
ADOLFO

 (A los INDIOS el ESPAÑOL.) 

   Hijos del Mediodía,
mirad a vuestro hermano,160
tendedle vuestra mano,
con ansia le estrechad.
—151→
-pág. 105-
   Que la filantropía
con su poder nos ligue,
y a amarnos nos obligue165
su blanda autoridad.
 

Los INDIOS se avanzarán hacia donde está el ESPAÑOL, le abrazan alternativamente; igualmente que a ADOLFO, y MATILDE. Ellos se abrazarán recíprocamente, y volverán a sus puestos; durante esta escena se entonará adentro la canción patriótica con los siguientes versos.

 
   La América toda
se conmueve al fin,
y a sus caros hijos
convoca a la lid;170
a la lid tremenda
que va a destruir
a cuantos tiranos
la osan oprimir.
CORO
   Sudamericanos,175
mirad ya lucir
de la dulce patria
la aurora feliz.
   La patria en cadenas
no vuelva a gemir,180
en su auxilio todos
la espada ceñid.
El padre a sus hijos
pueda ya decir:
gozad de derechos,185
que no conocí.
  —152→  
  -pág. 106-  
CORO
   Sudamericanos, etc.
ADOLFO
   Y tú, Español amigo,
que con murado pecho
defiendes el derecho
de nuestra libertad;190
ella te da su abrigo;
y el suelo americano
te aclama ciudadano,
y ofrece su amistad.

 (Le abraza.) 

MATILDE
   Y tú, Español amigo, etc.195

 (Le abraza.) 

ESPAÑOL
   El placer no me deja hablar, hermanos,
pero tengo la gloria,
que entre columnas hoy de americanos
ayudé a la victoria
de la sagrada causa del Estado200
con firme planta, y pecho denodado.
La patria en su defensa siempre obliga
a quien vive en su seno:
¿ella no me recibe? ¿no me abriga?
¿No es mi contento pleno?205
¿No disfruto sus grandes beneficios?
Pues de ella son sin duda mis servicios.
Los tiranos que tanto la oprimían,
también me encadenaron:
—153→
con nuestros bienes su fortuna hacían;210
-pág. 107-
y aunque jamás trataron
de adelantar las ciencias y las artes,
reinaba el despotismo en todas partes.
Vi que mis hijos, parte de mi vida,
trabajaban en vano,215
y ser hijos del suelo americano
era causa admitida,
para que renunciando a toda suerte,
tuviesen triste vida y triste muerte.
Vi que el sabio, político y virtuoso220
en secreto lloraba
los males, y siempre temeroso
de declamar estaba
contra la corrupción que era injusticia
murmurar del desorden e impericia.225
¿Qué derecho hay, me dije, que prohíba
que mi hijo inocente
entre la sociedad lugar reciba,
y dirija prudente
las riendas del gobierno entronizando230
la virtud, y los vicios desterrando?
Al del poder que os tuvo sumergidos
en vil abatimiento
doblegasteis el cuello, y oprimidos
ni aun justo el sentimiento,235
se atrevía a salir de vuestro labio,
que publicarlo entonces era agravio,
en fin la Libertad tan suspirada
se acerca a estas regiones,
nos quita los pesados eslabones,240
-pág. 108-
y ya en nuestra morada,
penetra un sol, que nunca ha penetrado;
él preside a las armas del Estado,
—154→
sepúltase al tirano, y al instante
se llena mi deseo,245
pues a mi hijo con ánimo constante
ya trabajar le veo,
y el premio, que le da su patria madre
llena de gozo a su tranquilo padre.
Si algunos españoles deseosos250
de ideas liberales
trabajan, y se muestran afanosos,
de gratitud señales
les da la patria con afecto tierno,
y les eleva ufana hasta el gobierno.255
Esta igualdad en fin, este derecho
me arrastró con violencia,
que solo alimentaba ya en el pecho
gloria de independencia:
deseando tenga término felice260
de América la causa, y se eternice.
MATILDE
   La patria ha triunfado
del fiero enemigo,
presencial testigo
Adolfo fue, mi dueño idolatrado.265
   Mirad, sexo hermoso,
a un libre guerrero,
que hoy nuestro hemisferio
de mirarlo también se halla gozoso.
-pág. 109-
   Haced la ventura270
del patricio justo,
inspiradle el gusto,
mitigad sus quebrantos con dulzura.
—155→
   Que uno el sentimiento,
placer se respire,275
y que el mundo admire
vuestra constancia, y fiel convencimiento.
   Y llenas de amores
volad al instante,
y al guerrero amante,280
guirnalda le tejed de hermosas flores.
   Verás que afanoso
de honor y amor lleno
vierte en vuestro seno
los placeres, las penas y el reposo.285
ADOLFO
   La sonorosa trompa de la Fama
del Sud publique los plausibles hechos,
y desde un polo al otro circulando
resuene altiva con marcial estruendo;
remóntese agitada hasta el Olimpo,290
corra a los campos, y en lo más espeso
de los montes repita nuestro triunfo,
y a las salobres ondas llegue el eco.
¡Día feliz aquel, que el fiel colono
sintió la libertad de sus derechos!295
Aquel, que la cadena quebrantando,
el cuchillo empuñó, libró su suelo
de los tiranos crueles, ambiciosos
-pág. 110-
que esclavizarlo solo pretendieron.
Mucho puede exclamar: ¡libres nacimos!300
¡Divino suspirar! ¡dichoso acento!
La América del Sud encadenada
de opresión mil gemidos lanzó tiernos,
—156→
y sus hijos a voz tan penetrante
despertaron, lloraron y se unieron;305
examinan la causa de su madre,
y la alma libertad corre a sus pechos;
en ellos se introduce, y al instante
huye la depresión, y fausto el genio
de independencia anima a los colonos310
a morir, o vencer en justo duelo;
ellos gritan: «La muerte o la victoria».
¡El cielo se enlutó! ¡retembló el suelo!
Y jurando firmeza en la venganza,
trincheras fabricaron de sus pechos.315
El déspota insistió, y el plomo ardiente,
y el fuego protegido de otro fuego
lo persiguieron con arrojo tanto,
que a su pesar cedió, doblegó el cuello,
y la aurora felice en carro de oro320
alegre dominó nuestro hemisferio.
Gloria, laurel y palma al magistrado,
que sabio, liberal y justiciero
premedita, dispone y sigue ufano
tan gran sistema, tan feliz empeño.325
Ciudadanos de clases diferentes,
labrador, comerciante, circunspecto
legislador, filósofo sensato,
-pág. 111-
recibid de un patricio su respeto.
Y vosotros campeones nacionales,330
soldados los más bravos, más guerreros,
que el armígero dios prodigar supo,
las glorias duplicad, que al sacro templo
abre las puertas Jano, y nos presenta
bustos indianos, dignos mausoleos.335
Continuad ardorosos en la lucha;
con frémito espantoso el bronce horrendo
—157→
anuncie a los tiranos, y a nosotros
trágico terminar, dulce momento,
para que a todo el mundo con asombro340
TODOS
de hombres libres el triunfo se haga eterno.

BARTOLOMÉ HIDALGO