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Acto IV

 
Una plazuela donde desemboca una calle. A la derecha la portería del convento con gran puerta con escalinata, enseguida la iglesia.

 

Escena I

 
El SACRISTÁN y el SARGENTO MACHETE.

 
SACRISTÁN
¿Qué os hacéis, señor sargento,
por estas tierras benditas?
SARGENTO
Nada, buscando a un amigo
a quien encargué a una chica;
y el bribón se la ha guillado, 5
me dejó en las cuatro esquinas.
¡Pero donde yo lo atrape
le va a costar la trasquila!
¡Orejas de Barrabás!
¡Jugarme así las patillas! 10
Hombre, y es cosa de cuento;
siempre la desgracia misma
me pasa con las mujeres.
En cuanto hago una conquista,
¡cataplum!, ya se me escapa 15
como si fuera una anguila.
SACRISTÁN
La que no es coja, cojea;
y la más zonza es más lista.
SARGENTO
¿Y vos?
SACRISTÁN
Me volví al convento:
soy rata de sacristía. 20
SARGENTO
Y a propósito de ratas,
¿qué tales las madrecitas?,
¿hay gatas en el convento?
SACRISTÁN
¡No habléis esas herejías,
que os pueden llevar los diablos! 25
SARGENTO
Ya me daréis las reliquias.
Y a propósito de iglesia,
¿qué fiesta o qué algarabía
tuvisteis esta mañana?
SACRISTÁN
Qué fiesta, si son vigilias 30
en honor de la condesa
de Cifuente; aquella arpía
que atosigó a sor Andrea,
su hijastra.
SARGENTO
¡Infelice niña!
SACRISTÁN
Y la hizo del convento 35
escapar: ¡locura impía!
SARGENTO
¿Conque tronó la condesa
como arpa vieja?
SACRISTÁN
Me irrita
recordar aquella historia.
SARGENTO
¿Y ninguno se imagina 40
por qué vino a este convento
a encerrarse?
SACRISTÁN
Desde el día,
es decir, desde la noche
del baile, noche maldita
en que la sacó del brazo 45
el conde lleno de ira,
la sepultó en este claustro,
donde la enterraron viva,
sin que una sola palabra
sobre el suceso se diga. 50
Lo que pasó, Dios lo sabe:
si fue amor o fue desdicha,
el mundo todo lo ignora
aunque no faltan hablillas;
lo cierto es que murió anoche 55
y está en la iglesia tendida.
El conde la está velando;
la misa oyó de rodillas,
y dizque algunos notaron
que lloraba...
SARGENTO
¡Brava cuita!
60
¡Llorar por una mujer
cuando tantas quedan vivas!
Si una falta, a otras doscientas
ya les pasamos revista.
  -110-  
SACRISTÁN
¿Y no sabéis del alférez? 65
SARGENTO
Llega esta noche.
SACRISTÁN
La pita
rompe por lo más delgado.
Si en el convento me pilla,
habrá la de Dios es Cristo;
y me llevo otra paliza 70
como aquella que me dieron
los maldecidos golillas.
SARGENTO
Aquella noche los gatos
me andaban en la barriga,
y las ratas me royeron 75
lo menos cuarenta tripas.
SACRISTÁN
Yo fui llevado a la cárcel;
y averigua que averigua,
y escribir cincuenta pliegos,
y andar abajo y arriba, 80
hasta que se puso en claro
mi inocencia; mas la ira
de aquella gente de pluma,
¡ay, sargento!, aún me atosiga.
Al ponerme en libertad 85
me dieron una paliza,
que me duele el esternón;
aún me duelen las costillas.
SARGENTO
Me marcho.
SACRISTÁN
¡Con Dios, sargento!
SARGENTO
Señor sacristán Gardiñas, 90
¿no tenéis algunos cuartos
que prestar? Dentro unos días
se os pagará...
SACRISTÁN
Vaya en gracia.
Aquí os presto unas vigilias,
dos responsos y una misa. 95
SARGENTO
Todo lo tendré presente;
y a las ánimas benditas
me beberé los responsos
en vino de manzanilla,
y ya verá la difunta 100
si esto es mejor que la misa.

 (Se va.) 

SACRISTÁN
Siempre me costó el encuentro;
no he visto ser más gorrista.
¡Como un náufrago devora!
¡Bebe como un cenobita! 105


Escena II

 
El SACRISTÁN y DOÑA BEATRIZ.

 
DOÑA BEATRIZ
¿Me conoces?
SACRISTÁN
¿Vos aquí?
DOÑA BEATRIZ
Yo necesito al momento
penetrar en el convento:
quiero valerme de ti.
SACRISTÁN
Aguardad que venga el día, 110
por la noche es imposible.
Vuestra impaciencia es terrible;
pero ya la portería
se cerró desde las seis.
DOÑA BEATRIZ
¿Mas por qué se halla esa puerta 115
así?

 (Mostrando la de la iglesia.) 

SACRISTÁN
La condesa muerta
allí se encuentra.
DOÑA BEATRIZ
¿Queréis
explicaros?
SACRISTÁN
Nadie ignora,
sino vos, entre la gente,
que murió la De Cifuente. 120
¡Allí está la gran señora!
DOÑA BEATRIZ
Ella fue autora del mal
que hoy a todos nos acosa.
¡Desgraciada como hermosa,
y rival de mi rival...! 125
¡Sor Andrea, llegó el día
en que al morir mi esperanza,
se alza el sol de mi venganza
que nunca ha sido tardía!
Esa mujer altanera 130
que atormenta mi memoria,
fue en el combate la gloria
y el honor de su bandera.
Desafiando a la suerte
combatió como soldado, 135
y la fortuna le ha dado
escudo contra la muerte.
No ha muerto, no, todavía
se halla vigorosa, ilesa;
esa mujer es la presa 140
que el mismo cielo me envía.
No seré la frágil caña
por el viento combatida,
ni caeré a sus pies vencida,
¡cadáver, como Saldaña...! 145
¡El inquisidor fray Pérez
está allí; mi sacrificio
lo vengará el Santo Oficio
juzgando a la Monja Alférez!

 (Entra en la iglesia.) 


  -111-  

Escena III

 
El SACRISTÁN.

 
SACRISTÁN
¡Qué gestos, qué contorsiones! 150
¡Por Dios, que me deja helado!
¡El cielo me ha deparado
a tratar con escorpiones!
¡Qué rencor entre las dos!
¡No quiera Dios que lo vea; 155
a la infeliz sor Andrea
la achicharran, como hay Dios!
Ni de Dios el santo nombre
en esta ocasión le vale;
ya veremos cómo sale. 160
¡Esa mujer es un hombre!
Si su rencor furibundo
estalla en esta ocasión,
se sopla a la Inquisición
y se come a medio mundo. 165

 (Se va.) 



Escena IV

 
DOÑA BEATRIZ y EL CONDE.

 
DOÑA BEATRIZ
Escuchadme, señor conde.
EL CONDE
¿Qué me queréis? Decid presto,
que tengo muy poca gana
de oír negocios ajenos.
Este pesar me preocupa, 170
señora, y no tengo aliento.
DOÑA BEATRIZ
Es que... mucho os interesa.
EL CONDE
Si es malo, todo lo espero;
que a quien la calma ha perdido
nada le coge de nuevo. 175
¡Mi esposa muerta, mi hija
prófuga de este convento,
sin esperanza de hallarla,
y yo de pesares muerto!
DOÑA BEATRIZ
Noticias de sor Andrea, 180
señor conde, daros puedo.
EL CONDE
¡Doña Beatriz!
DOÑA BEATRIZ
¡Señor conde!
EL CONDE
Vamos... hablad al momento;
decid si no se ha perdido
en ese mundo revuelto, 185
de crímenes y de escándalo;
si su honor conserva ileso;
si aún es digna de su padre
y de su nombre...
BEATRIZ
Prefiero
callar...
EL CONDE
¡No, decidlo todo,
190
sí; pero todo, os lo ruego:
tendré valor y firmeza
para ser un juez severo!
DOÑA BEATRIZ
Loca, insensata, demente,
como no se encuentra ejemplo, 195
dejó esos sagrados muros
en la noche del incendio.
Cambió el traje y como un hombre
presentáse al regimiento...
EL CONDE
Es una grosera farsa 200
esa que me estáis diciendo.
BEATRIZ
Es verdad, conde, ¡os lo juro!
EL CONDE
¡Doña Beatriz, la desprecio!
¡Renegando de su nombre!
¡Renegando de su sexo! 205
BEATRIZ
Su distinción y nobleza
le atrajeron el aprecio;
y los cordones de alférez
sobre sus hombros pusieron.
Ayer la condecoraron 210
por su valor; mas funesto
ha de ser el desenlace
de ese rasgo romancesco.
Ya el Santo Oficio ha tomado
cartas en este suceso; 215
y mañana...
EL CONDE
El Santo Oficio
tiene razón y está puesto
en lo justo; voy al punto
a buscarla; el regimiento
debe llegar esta noche; 220
¡veré si salvarla puedo!
DOÑA BEATRIZ
Es inútil, señor conde,
el Santo Oficio es severo;
sus órdenes tiene dadas
y ya vos no tenéis tiempo. 225
EL CONDE
Doña Beatriz, la desgracia
está sobre mí cayendo.
No os separéis de la iglesia;
allí velad, ¡os lo ruego!,
voy desatentado, loco; 230
¡no sé si vivo o si muero!

 (Se va.) 



Escena V

 
DOÑA BEATRIZ, sola.

 
DOÑA BEATRIZ
Id, señor conde, en buen hora,
que cuando ella venga al duelo
hallará, en vez de don Félix,
otro lance algo más serio. 235
A las cárceles sombrías
del Tribunal; ¡digno premio
a su avilantez osada;
a su osado atrevimiento!

 (Entra en la iglesia.) 


  -112-  

Escena VI

 
El SARGENTO MACHETE, después el celador y alguaciles.

 
SARGENTO
El maldito Valdepeñas 240
se me ha subido al... cerebro;
las piernas se me atijeran
y el equilibrio... lo pierdo.
Se me ha subido un responso
más arriba del sombrero... 245
y de misas y... vigilias
el vientre... lo tengo... lleno.
Me he bebido las limosnas;
ya mero canto el Te-Deo...
¿Dónde estará este Gardiñas?... 250
que una urgencia grande tengo
de que me preste otros cuartos;
porque yo... de... que... comienzo,
lo menos veinticuatro horas,
¡me las paso haciendo fuego! 255
Y estoy sobre las barricas...
de los soldados sin miedo
hasta que el... vino me vence
y voy... a dar a dispersos.
ALGUACIL
Éste es el sitio y la hora 260
según el auto supremo,
en que sor Andrea debe
venir a su infame duelo.
Soy perspicaz y muy ducho,
nadie me gana a sabueso; 265
que donde yo pongo mano,
otros no ponen ni el dedo.
SARGENTO
¿Qué diablos quiere el golilla
con todos sus arrapiezos?
ALGUACIL
¡Ésta sí es la Monja Alférez; 270
y ya en mi poder la tengo!
¡Venid por aquí, señora!...
SARGENTO
¡Qué señora, ni qué cuerno!,
si yo tengo unos bigotes
más ariscos y más... tiesos. 275
ALGUACIL
Que os ocultéis es en vano,
se adivina vuestro sexo.
SARGENTO
¿Mi sexo? ¡Voto a judas!...
¿Si sabré yo lo que tengo?
ALGUACIL
Hace dos meses, dejasteis 280
las paredes del convento...
SARGENTO
¡Alcalde... no me saliera
si yo viviera allá dentro!
ALGUACIL
No os descompaséis, señora,
que éste es asunto muy serio. 285
Lleváis el traje de hombre,
pero yo soy juez experto
y declaro ser la monja,
que sin humano respeto
abandonasteis el claustro. 290
SARGENTO
¡Qué claustro, ni qué podenco!
¡Yo soy el mismo Machete!...
ALGUACIL
¡Señora, guardad silencio;
y en nombre del Santo Oficio
daos a prisión!
SARGENTO
Por el cuerno
295
del inquisidor fray Pérez,
¡que yo no soy ese reo,
ni esa monja, ni ese diablo!
ALGUACIL
¡Basta ya! Pronto el concejo
os juzgará; sois la monja 300
a quien busco con anhelo...
SARGENTO
¡Os vais a encontrar, alcalde,
con un chasco de lo bueno...
porque hay moros en la costa...
y yo soy del sexo feo! 305
ALGUACIL
Señora, vamos andando.
SARGENTO
¿Andando?, ¡veré si puedo!
ALGUACIL
A pesar de sus bigotes
y disfraz la he descubierto.
¡Cuando digo que soy listo, 310
y yo no me mamo el dedo!


Escena VII

 
DOÑA BEATRIZ, viendo a los golillas que se llevan al SARGENTO.

 
DOÑA BEATRIZ
¡Caíste al fin, monja aleve!
¡Morirás en el tormento!
¡A mi venganza terrible
está ayudando el infierno! 315
¡Ya vas allí como prenda
del rencor que tuve opreso;
y que ya los diques rompe
y desborda de mi pecho!


Escena VIII

 
DOÑA BEATRIZ y DON FÉLIX.

 
DON FÉLIX
Es la hora convenida. 320
 
(Dan las ocho.)

 
Las ánimas dando están.
Hoy pongo fin al afán
que está matando mi vida.
Allí la condesa, muerta.
Beatriz... ya no quiero en ella 325
pensar, ¡terrible es mi estrella!
-113-
 
(DOÑA BEATRIZ se acerca y toca al hombro a DON FÉLIX.)

 
¿Qué me quiere la encubierta
en tal sitio y en tal hora?
DOÑA BEATRIZ
¿Qué busca aquí el caballero?
DON FÉLIX
Ved que responder no quiero, 330
si no os descubrís, señora.
DOÑA BEATRIZ
Tal vez pesaros pudiera...
DON FÉLIX
No lo creáis, al contrario.
DOÑA BEATRIZ
¡Siempre audaz y temerario;
siempre osado y calavera! 335
DON FÉLIX
¿Me conocéis?
DOÑA BEATRIZ
Como vos
me conocierais a mí.
DON FÉLIX
Pues decidme, pese a mí,
¿dónde nos vimos los dos?
DOÑA BEATRIZ
¿Os inquieta mi presencia? 340
DON FÉLIX
Si de mí os estáis mofando,
por Dios, que me está cargando
ver ya tanta reticencia.
Si algo tenéis que decir,
decidlo, que sólo estar 345
me interesa.
DOÑA BEATRIZ
Voy a hablar...
DONDFÉLIX
Pero no sin descubrir
el rostro.
BEATRIZ

  (Descubriéndose.) 

Mirad, ¡soy yo!
DON FÉLIX
¡Doña Beatriz! ¡La que un día
la dulce esperanza mía 350
sin piedad arrebató!...
¡La que traidora y perjura
huyó al pie de los altares
y me hundió de los pesares
en la horrible noche oscura! 355
¡La que mi nombre infamando
manchó mi frente, traidora;
la que a su amante, aún ahora,
viene a este sitio buscando!...
DOÑA BEATRIZ
Sí, yo le quiero salvar... 360
DON FÉLIX
No será, ¡lo juro a Dios!
DOÑA BEATRIZ
¡Pero ese amante sois vos,
don Félix de Montemar!
DON FÉLIX
¡Basta de engaño traidor!
Ese hombre ya viene aquí, 365
sin que vuestro frenesí
se salve de mi furor.
¡Rudo le haré comprender
lo que vale el honor mío!
DOÑA BEATRIZ
Cese vuestro desvarío. 370
Vuestro rival es mujer.
Es la misma que allí un día
la requeristeis de amores,
y al ver marchitas las flores
de ese amor, triste y sombrío, 375
dejó su monjil arreo;
de Dios rompiendo los lazos,
me arrancó de vuestros brazos.
DON FÉLIX
¡No, Beatriz, yo no lo creo!
Vos queréis una esperanza 380
dar a mi celo y locura...
DOÑA BEATRIZ
¡Ved, don Félix, que estoy pura!
¡Que todo fue una venganza!
DON FÉLIX

 (Con ansiedad.) 

¡Una prueba!
BEATRIZ
Es que a este duelo
que con vos tiene empeñado 385
no vendrá.
DON FÉLIX
No, no ha sonado
la hora...
DOÑA BEATRIZ
¡Yo, por el cielo,
os lo juro! El Santo Oficio
en su poder ya la tiene.
DON FÉLIX
Doña Beatriz, si no viene 390
os perdono; el sacrificio
os hago de mi rencor;
y a esa mujer la perdono,
acaso tuvo en su abono
la pasión; al frenesí 395
no se da tributo en balde.
DOÑA BEATRIZ
Del Santo Oficio el alcalde
aquí la aprehendió, lo vi.
De mi verdad un ejemplo,
don Félix, os voy a dar. 400
Bien podemos esperar
si lo queréis, en el templo.
Cuando oigáis sonar la hora
salid, tranquila os espero.
DON FÉLIX
Cumpliré cual caballero. 405
Vamos adentro, señora.
 
(Entran en la iglesia.)

 


Escena IX

 
ANDREA, sola. Suena el órgano.

 
ANDREA
¡Grata mansión donde un día
como en nido de palomas,
respiraba los aromas
que en mí viven todavía! 410
¿Por qué en la noche sombría
de mi rencor furibundo,
quiso mi brazo iracundo
en desesperado anhelo,
cerrar las puertas de un cielo 415
para lanzarme a este mundo?
¡Pálida y agonizante
en las nieblas de la vida,
voy como sombra perdida,
voy como fantasma errante, 420
con la planta vacilante
entre la tiniebla oscura;
-114-
sin que un labio con ternura
ni con cariño me nombre!
¡Sin amor, sin luz, sin nombre 425
llorando mi desventura!
¡Sueños de mi dulce afán
que brotaron de repente
cual relámpago en mi mente!
¿Qué os hicisteis?, ¿dónde están? 430
¡Sueños que no volverán
a mi loca fantasía,
fuisteis sombra y luz de un día
que embellecieron los cielos,
y que el furor de los celos 435
convirtió en nube sombría!
¡Ay!, si un momento gocé
la luz que el pecho entusiasma,
¡se me apareció el fantasma
del hombre a quien yo maté! 440
¡Ni el llanto con que empapé
mi pupila incandescente
pudo borrar de mi mente
aquella airada figura,
ni lavar la mancha impura 445
de sangre que hay en mi frente!
¡Rotos los místicos... lazos
de mi raza... vil ultraje,
voy como en la mar salvaje
una barca hecha pedazos! 450
-115-
¡Ahogar quiero entre mis brazos
el fantasma de mi suerte
que inmóvil, callado, inerte,
ve incierto mi rudo afán!
 
(Dan las nueve.)

 
Las nueve sonando están... 455
¡Aquí me espera la muerte!...


Escena X

 
ANDREA y DON FÉLIX DE MONTEMAR.

 
DON FÉLIX
¡Don Carlos!
ANDREA
Aquí los dos
nos hallamos. ¿Qué os asombra?
DON FÉLIX
Sois de una mujer la sombra...
ANDREA
¡Soy la justicia de Dios! 460
DON FÉLIX
Beatriz mintió, ¡quién creyera!
ANDREA
¿Qué tenéis?, ¡por Jesucristo!,
Montemar, que no os he visto
vacilar de esa manera.
DON FÉLIX
¡Tened, esperad un poco! 465
Tras de las rejas os vi,
me lo dice el frenesí
de mi pasión.
ANDREA
¿Estáis loco?
¡Esa mujer ya murió
para vos en el convento; 470
su hermano en este momento
está delante, soy yo!
DON FÉLIX
No me quitéis la esperanza
en que mi pecho rebosa...
ANDREA
Allí dentro vuestra esposa, 475
¡aquí afuera, mi venganza!
DON FÉLIX
¡Soy presa de una ilusión
con que mi mente delira!...
Luego Andrea... ¿fue mentira?
¿No estáis en la Inquisición? 480
ANDREA
¿Y qué tengo yo que ver
con el Santo Tribunal?
DON FÉLIX
¡Sois monja!...
ANDREA
¡Sueño fatal!...
No soy monja, ni mujer.
¡Vive Dios!, que no es alarde 485
de valor lo que estoy viendo;
si así seguís, voy temiendo,
capitán, que sois cobarde,
¡y que queréis evitar
de la suerte un gran percance! 490
Sabéis que venís a un lance
en que os pudiera matar
e inventáis una conseja.
Permitidme que me asombre,
que más bien digna de un hombre 495
me parece de una vieja.
DON FÉLIX
¡No me insultéis, vive Dios!
ANDREA
Pues olvidad lo que os digo...
DON FÉLIX
Reñiremos sin testigo.
ANDREA
No hay para qué entre los dos... 500
Antes oíd, Montemar,
cómo aquí, tened por cierto,
habrá de seguro un muerto,
nos tenemos de explicar.
Si en una odiosa aventura 505
a vuestra esposa robé,
os juro que conservó...
DON FÉLIX
¡Callad!, ¡callad!
ANDREA
¡Su honra pura!
jamás indigno desliz
se cometió en vuestra mengua... 510
DON FÉLIX
¡Tened, don Carlos, la lengua!
ANDREA
¡Es pura, doña Beatriz!
DON FÉLIX
¡No os pido satisfacción,
y escucharos más no quiero;
echad al aire el acero! 515
ANDREA
¡Ved que no tenéis razón!
No quiero, si me matáis
al darme fiera revancha,
dejar en la honra una mancha...
DON FÉLIX
¡Ved que enojándome estáis! 520
ANDREA
Si muero, en vuestra conciencia
vais a quedar satisfecho.
Me registráis y en mi pecho
la prueba de su inocencia
encontraréis, capitán. 525
DON FÉLIX
¡Riñamos, pues, y que Dios
haga justicia!
ANDREA
Los dos
víctimas de nuestro afán,
y nuestra infernal locura,
nada nuestro ser asombra 530
y buscamos en la sombra
nuestra misma desventura.
DON FÉLIX
Riñamos y por quien soy

  (Riñendo.) 

¡que os he de matar, lo juro!
ANDREA
¡Don Félix, ved que os conjuro! 535
DON FÉLIX
¡Ira de Dios!

 (La mata.) 

ANDREA
¡Muerta soy!
 
(DON FÉLIX tira la espada y socorre a ANDREA; ésta se reclina sobre su pecho. DON FÉLIX busca la herida y se apercibe de que DON CARLOS es ANDREA.)

 
DON FÉLIX
¿Qué habéis hecho?, ¿qué habéis hecho?
¡Locura horrible, insensata!
ANDREA
¡Es la suerte quien me mata...
debéis estar satisfecho!... 540
DON FÉLIX
¡Andrea! ¡Andrea!... ¡Perdón!
¡Mátame, aquí está mi acero!...
  -116-  
ANDREA
¡Ah!, soy feliz, porque muero
¡en tus brazos!... ¡Compasión!
DON FÉLIX
¡Soy un infame!, ¡asesino!... 545
¡Socorro!...
ANDREA
Llama al convento
porque ya la muerte... siento
llegar... ¡fue nuestro destino!
DONFÉLIX
¡Vive!, ¡dilata la vida!
ANDREA
Recibe este beso ardiente 550
sobre la nublada frente,
símbolo de despedida.


Escena XI

 
Dichos y DOÑA BEATRIZ, que sale precipitadamente.

 
DOÑA BEATRIZ
¡Esa mujer!
DON FÉLIX
¡Está muerta!
DOÑA BEATRIZ
¡Aquí en silencio los dos!
ANDREA
Perdonad... ¡me vuelvo a Dios! 555
¡Llamad!... ¡Llamad a esa puerta!
BEATRIZ
¡Perdón!... ¡Yo te denuncié!
ANDREA
Adórala... Monte... mar...
BEATRIZ
¡Oh!, ¡quién te vino a matar!
DON FÉLIX
¡Infeliz, yo la maté! 560
 
(DOÑA BEATRIZ toca la campana; se abre la portería, a donde se dirige sor ANDREA llevada por DON FÉLIX. Salen las monjas a recibirla.)

 


Escena XII

 
Dichos, las monjas y LA ABADESA. Todas se detienen en el dintel de la puerta.

 
LA ABADESA
¡Sor Andrea! ¡Sor Andrea!
ANDREA
¡Yo que en mi... postrer aliento...
traigo el... arrepentimiento...
de mis faltas!
DOÑA BEATRIZ
¡Así sea!
 
(Se oye el órgano y canto de agonías. DON FÉLIX y BEATRIZ quedan en el centro de la escena viendo a ANDREA en brazos de las monjas.)

 
ANDREA
¡Si las lágrimas redimen... 565
se abren las puertas... del cielo!

 (Muere.) 

DOÑA BEATRIZ
¡Qué terrible desconsuelo!
DON FÉLIX
¡No hay perdón para este crimen!

 (Cayendo de rodillas.) 





 
 
FIN DEL DRAMA
 
 





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