251
Leandro Fernández de Moratín, Poesías completas (ed. de Jesús Pérez Magallón), Barcelona, Sirmio, 1995, pp. 441-442.
252
La relación de los mismos en F. Aguilar Piñal, La prensa española en el siglo XVIII. Diarios, revistas y pronósticos.
253
La información bibliográfica completa en F. Aguilar Piñal, Bibliografía, VI, p. 220. M. Serrano y Sanz (Apuntes, II-1, p. 93) la supone autora de dos textos poéticos que no he visto: Romance real a nuestro amado monarca Carlos III y pronostica la felicidad de su reinado (Madrid, 1759) y Octavas reales a nuestro amado monarca Carlos III en su primera venida al Real Sitio de Aranjuez (Madrid, 1760).
254
F. Aguilar Piñal, La prensa española en el siglo XVIII, p. 99, n. 608.
255
Los datos de archivo proceden de M. Serrano y Sanz, Apuntes, I-2, pp. 468-469. Referencias bibliográficas en Aguilar Piñal, Bibliografía, IV, p. 274.
256
Véase la información de M. Serrano y Sanz sobre sor María Josefa de la Encarnación (1701-1753) que escribió su propia autobiografía en Vida de la hermana María Josefa de la Encarnación (Apuntes, 1-2, p. 353); o de la trinitaria María Josefa de Urioste con su Pensil ascético (Salamanca, 1760).
257
José Luis Ureiztieta, Las tertulias de rebotica en España. Siglos XVIII y XIX, Prólogo de Enrique Tierno Galván, Madrid, Ed. Alonso, 1985.
258
Menciono las reflexiones de Antonio Bonet Correa en Los cafés históricos (Madrid, Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1987) y «Les cafés littéraires en Espagne (XVIIIe-XXe siècle)», en La sociabilité à table (Rouen, Université, 1992, pp. 293-300).
259
Ya el clásico libro de V. Palacio Atard Los españoles de la Ilustración había advertido esta singularidad hispánica en el capítulo «Del sarao a la tertulia» (pp. 209-240).
260
J. Clavijo y Fajardo, Pensamiento XVII, «Descripción de algunas tertulias», El Pensador, 2 (1762), pp. 93-124 (cit. en pp. 121-123). Vuelve el Pensamiento XXXVI «Sobre los valetudinarios y Estatuto de la Tertulia de los feos», en la que los asistentes deberían ser feos rematados, los cuales, a pesar de ser grandes amantes de las mujeres, no consiguen que éstas vayan a la tertulia (III, 1762, pp. 235-266).