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41

Acuña, Rosario de, «A un soldado voluntario en la Gran Guerra». Ibid., p. 1695.

 

42

Acuña, Rosario de, «En el campo, XI. La velada», Obras reunidas, I, op. cit. (9), p. 836.

 

43

Ibid., p. 827.

 

44

Ibid., p. 830.

 

45

Acuña, Rosario de, «A las mujeres del siglo XIX», Obras reunidas, II, op. cit. (1), p. 1233.

 

46

Acuña, Rosario de, «¡Luarca!». Ibid., p. 1156. Nos parece relevante apuntar en las profundas afinidades que tiene Acuña con krausistas como Giner de los Ríos que considera que la contemplación del paisaje tiene, además de una finalidad pedagógica, consecuencias morales En un texto de 1885, citado por Javier Tusell en su estudio «La estética de fin de siglo», Giner confiesa que ante el espectáculo contemplado desde las cumbres «no haber sentido nunca una impresión de recogimiento más profunda, más solemne, más verdaderamente religiosa», Paisaje y figura del 98, Madrid, Fundación Central Hispano, pp. 19-74, p. 61.

 

47

Acuña, Rosario de, «Obra lírica», Obras reunidas, V, op. cit. (10), p. 548.

 

48

Acuña, Rosario de, «La hora suprema», Obras reunidas, II, op. cit. (1), p. 1725.

 

49

Acuña, Rosario de, «Nuestro ateísmo». Ibid., pp. 1566-1567.

 

50

Acuña, Rosario de, «Conversaciones femeninas, XII. Buenos y sabios». Ibid., p. 1474.