Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

1181

Art. cit., págs. 40-41.

 

1182

Como ha observado BONET «se trata del relato perediano que se halla aparentemente más cerca de la poética zoliana. La lucha por la vida [...] el trabajo como plasmación de aquella lucha tanto para sobrevivir como para transformar a una naturaleza ingrata, todo ello constituía ciertamente una rica parcela explotada por la aún cercana tradición realista (Balzac, Dickens) y que Emilio Zola analizaría de modo más científico». (Introd. a su ed. citada de La puchera, págs. 57-58).

 

1183

Art. cit., El Atlántico, 29 de enero.

 

1184

BONET: 1974, pág. 210 ha expuesto con claridad las razones de ese erróneo tópico, tan extendido entre la crítica: «El pesimismo considerado como cualidad distintiva del naturalismo frente al realismo, ha constituido, por cierto, uno de los lugares comunes que más ha abundado primero en la propia crítica de la Restauración y, luego, entre la mayoría de los investigadores de este período. Se tendía así a confundir la emotividad de un determinado autor -Zola, en este caso- como rasgo pretendidamente global del grupo naturalista».

 

1185

«El novelista desaparece, guarda para sí sus emociones, expone simplemente las cosas que ha visto [...] La intervención apasionada o enternecida del escritor empequeñece la novela, velando la nitidez de las líneas, introduciendo un elemento extraño a los hechos, que destruye su valor científico [...] Un novelista que experimenta la necesidad de indignarse contra el y de aplaudir la virtud, deteriora igualmente los documentos que aporta, su intervención es tan molesta como inútil»; de «El naturalismo en el teatro» (1879), recogido en ZOLA: 1880 (ed. esp.: 1972, págs. 121-122).

 

1186

Parece referirse a las frecuentes ocasiones en que Pereda interrumpe el relato de algunos usos y costumbres, justificándose por haberlo estudiado ya en anteriores apuntes costumbristas; cfr. en el cap. XXII, cuando elude la descripción, apenas iniciada, de una romería; o en el XIX, con una fiesta religiosa. MONTESINOS: 1969, pág. 211 ha comentado esta cuestión.

 

1187

Art. cit., pág. 201. También BONET ha notado estas frecuentes intromisiones del narrador con su voz omnisciente, residuo, en su opinión, del aprendizaje en la escuela costumbrista; Vid. las notas a su ed. de La puchera (1980).

 

1188

«En tiempos de Cervantes se narraba de otro modo; pero ya pasaron aquellos tiempos. ¿Cómo juzgarán nuestros descendientes ese cuidadoso afán de no estorbar que muestran la mayor parte de los modernos autores?»; art. cit., págs. 256-257; la frase que luego citamos, en la pág. 255.

 

1189

Cita como ejemplos: «Las dudas y cavilaciones de Inés al principio de El poder de una idea [título del cap. XXIX] producen la emoción expresada. La misma resulta en Anales de tres semanas [título del XXV]»; art. cit., págs. 255-256.

 

1190

Esta opinión fue discutida por Alas en su artículo «El alguacil alguacilado», en La Ilustración Ibérica, de Barcelona (9-III-1889): «Es claro que hay en ellas [las novelas de Pereda] psicología, pero no es tal su carácter predominante, como puede decirse, verbigracia, de la novela de Stendhal, de la novela de Bourget, y acaso, entre nosotros, de las mejores de Valera»; art. cit., pág. 150.