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ArribaPos aquí estoy pa morir

Sergio Elizondo



New Mexico State University

-Tu tío siempre trabajó de lavaplatos en el café del dipo. Pos nunca sirvió pa' nada, porque no tuvo escuela, no aprendió ni a leer ni a escribir. Decía que con los veinticinco pesos por semana que ganaba, que con eso alcanzaba pa' la comida, pos no se animaba a agarrar el número social porque decía que si iba al post ofis que lo pescaban por mojado. Luego cuando se hizo viejo, más miedo le daba aplicar pa' social security, porque si iba a aplicar que lo agarraba la migra, porque ende aquellos años cuando nos dijeron que fuéramos a la corte a agarrar papeles, a él le dio miedo, porque pues era mojado.

-Oiga, tía, eso fue en 1940 y el gobierno sólo quería que todo mundo que no tuviera papeles que se registrara para que se los dieran.

-Pos él no, porque decía que los bolillos nomás querían agarrar a todos los mexicanos pa' echarlos pa' México por el puente de Bronsvil. Yo no, pues, porque yo soy de aquí, ¿no agarré papeles en Laifor, cerca de Mercedes?

A mí, qué m'iban a agarrar, yo soy de aquí y mis 'apás se hicieron también de aquí, porque ellos trabajaron muchos años en que Iturrios en el rancho. Hoy ya ni rancho hay, los bolillos metieron tractores con palas y hasta desmontaron pa' lotes y ora es un caserío, ni los diches quedaron. Yo, pos ni modo, estaba muy jovencita en aquel entonces y mis 'apás me cuidaban mucho. Tu tío venía a verme a escondidas hasta que tu güelito nos agarró bailando polkas en un rancho de limones cerca de Laifor y me dijo que ese bato no bailaba más conmigo si no venía a casa de visita. Yo, ni modo, estaba jovencita y bien tapada. Pos tuve que hacer lo que mi 'apá me decía. No vi a tu tío por muchos días, porque mi 'amá me andaba güachando día y noche pa' que no me juyera con tu tío. Qué m'iba a juir, yo ni sabía nada, no te digo que 'taba bien mensa. Entonces llegaron unos bolillos y nos dijeron que ya no podíamos vivir en el jacal de los tractores porque no sé qu'iban a'cer con esas tierras, ¡tan buena labor! y la gente que venía, pues, a los trabajos después, ya no había chamba y tenían que irse pa' otro lado a buscar jale.

Tu tío no quería irse pa' ninguna parte, pos se quería quedar aquí, cerca por su 'amá. Mi 'apá ya no sabía pa' donde agarrar, pos nunca había salido del condado y tenía miedo de perderse. Los bolillos siempre venían con sus carros nuevos echando ese humo que apesta a gaselina. Todavía me da asco cuando pasan por aquí.

-Oiga, tía: ¿y ustedes, no tenían dónde ir a la escuela en aquellos tiempos?

-Pos sí, pero quedaba lejos y pues uno tenía que trabajar. Lo poco que sé yo lo aprendí con mi hermana, que era aleluya, y me decía que leyera el testamento de la palabra de Dios. Y yo, pues, le hacía caso, y ella me jalaba pa' la iglesia y me hacía leer las escrituras y así aprendí a leer un poco y pues aprendí a escribir mi nombre, pues a fuerzas. Tu tío no, el decía que pa' qué, y ai tienes, pues, que nunca aprendió nada. ¡Ay, Dios! ¡Pos no era muy cabeza dura!

Yo ya no sirvo pa' nada, ya tú ves. Me pasé los años criando hijos, cuando no andaba en la labor en el desaije, o lo que le decían a uno que hiciera. Ai tienes, pues, me pasé la vida, como quien dice, mirando pa' bajo como que uno anda siempre buscando algo en la tierra. Mira, mijo, tú ya tienes escuela y 'tas joven; si quieres algo en la vida, mira la tierra, la tierra nos da de todo, ai gateamos de niño, nos acostamos a descansar, ai trabaja uno, siempre 'ta limpia-la tierra siempre 'ta limpia hasta que la gente la ensucia, luego, pos, uno tiene siempre los pies sobre ella y, tú sabes, nos recibe el cuerpo calladita cuando moremos. Hazle caso a la tierra, hijo, la tierra es buena; pos ¿no me pasé la vida yo y tus abuelos trabajando en la labor hasta que conocí a tu tío? Ahora pues aquí me tienes ya vieja y achacosa, parece que mi cuerpo se parece más y más a la tierra. En veces creo que ya soy tierra y que la tierra me llama el cuerpo pa' que vuelva a ella. Fíjate que, como ya no sirvo pa' nada, pues, se me enfigura que aquí estoy nomás pa' morir.

-¿Cómo puede usted decir que se va a morir, tía? ¿No acaba de abarcar tantos años de vida en estos momentos? ¿No cree que su vida continúa moviéndose hasta este momento? A lo mejor todo lo que ha pasado es una gran cosa que todavía no termina de moverse. Yo creo que lo que la gente dice que es muerte es sólo como una de las muchas olas que tiene el mar... ¿y el mar se detiene?

-Hijo, ¡qué bueno eres! Pos ¿qué no te das cuenta que ya estoy vieja, apenas me muevo, mi cuerpo 'ta arrugado y gastado y la sangre ya no me corre por las venas tan rápido como antes?

Yo, que levantaba una caja de naranjas como si nada en otros tiempos, y 'taba tan fuerte que a veces creía que 'taba hecha de toda la tierra del mundo, como si toda fuera una labor grande e inseparable, así me sentía. No me creerás que de veras a veces creía que la vida nomás me había prestado la forma d'este cuerpo por alguna razón de la vida, y que algún día la misma tierra, como si fuera mi propia madre, me iba a decir: «Mira, mujer, ya te presté mucho de parte mía pa' que hicieras tu vida y te movieras por el mundo, pero te di una cantidad de fuerza que poco a poco se va acabando y ahora te toca petatearte». Por eso te digo que yo sé que se me está acabando el cuerpo, y, pues, creo que es hora de entregar lo que queda, que, pues, no es mucho. Ya todo aquello se acabó. Ni los bolillos de antes quedan, ellos también se mueren. Una, pues, es raza y espera que lo entierren nada más a lo pelón, como yo quiero que me depositen en la tierra -los bolillos que lo hagan con su estuche. Lo que sí te digo es que de recuerdos tengo todo un mundo. Ai sí que estoy rica, pues tú sabes, el cuerpo merma con tanto vaivén en la vida, pero los recuerdos siempre quedan del mismo tamaño; yo hago como si comiera de esos recuerdos, son un alimento pa' mi esperanza.

-Tía, yo quisiera entrar dentro de ese cuarto de recuerdos que tiene usted y ver todo lo que ve usted. Se me figura como si fueran muchas nubes siempre juntas, siempre moviéndose ligeramente y hablándole a uno como en silencio. Pero, pues, es imposible que así sea porque soy joven, no he vivido mucho, así es que no sé si en realidad tenga nada.

-Mira, mijo, no digas eso. Tú ya tienes flores en tu jardín, aunque sea pequeño. Luego crecerá todo, y hasta árboles habrá.

-¡Qué bueno que vine a verla! Lo hubiera hecho desde hace mucho, pero, tía, no diga nada, a la mejor la madre tierra no dice nada y se queda en silencio y usted, pues, nomás sigue esperando.

-Me encanta que digas esas cosas. Hablas con palabras de amor, mijo. Es un consuelo que tiene una ya de vieja, que de toda la gente que conoce una y que quiere, pues que quede al menos uno pa' que venga a platicar y nunca falte alguien. Es, pues, el premio de la vida que le va quedando a una; pues yo no me acuerdo bien si emprende como era yo de joven, y pues te veo a ti y me hago la ilusión de que yo también, de pura lozana que era, brillaba y 'taba apretadita desde el cabello hasta los dedos de los pies. Ai te veo ahora y parece que me acuerdo como que era de esas frutas que nomás tienen una semilla en el centro, y que, pues, yo era la semilla adentro en el mero centro, y que 'taba rodeada de muchas cosas por fuera, y que todas esas cosas todas se movían como saludándome cuando yo pasaba o nomás 'taba ai. Y que hasta los árboles, algunos como que se hacían bulto alargado pa' arriba siempre redondos y como que crecían y bajaban un poquito y que los lados, todos redonditos como que respiraban despacio; y que luego como que parecía que 'taban hechos de humo medio azulito, luego mezclado con blanco, como cuando las nubes 'tan altas y el azul del cielo se mecía con ellas; así y, pues, hasta la tierra como que hacía olitas, y los animales: vacas, burros, pájaros, gusanos, perros, víboras, coyotes... tantos, como que se quedaban parados pa' verme pasar y como que palpitaban despacio, así como los árboles, y callados me miraban pasar, y luego ya de lejos, como que quedaban nomás sus ojos a lo lejos porque los cuerpos como que se mezclaban con el aire redondo que los rodeaba, se veían los puntitos oscuros en la distancia. Todo se movía lento y en silencio, nunca nada decía nada, ni yo, pues, porque era como ellos.

Ni mi 'amá ni mi 'apá sabían de esas cosas mías, me daba vergüenza que supieran, y yo no les contaba nada pa' que no dijeran que 'taba loca ni que me regañaran que era güevona; mejor me callaba... y todavía me callo pa' que la gente no diga nada; a ti sí te digo porque tenemos, pues, la misma sangre. Ya se me va secando el cerebro, hasta parece que es más tierra que sangre y nervios, pues, porque ya 'toy vieja, pero te digo estas cosas pa' ponértelas dentro de la cabeza, a ver si algún día te toca ver esas cosas que se mueven despacio y en silencio, no vaya a ser que si no te las digo, ya nunca jamás vuelvan a suceder en la vida o al menos en nuestra familia. Hay que hacer sangre pa' que se quede entre nosotros y los que van naciendo, pues, la tengan. Una ya no tiene nada, nomás se vive y despacio pa' ir repartiendo en vida lo poco que va quedando... y luego regalarlo despacito pa' que, pues, no se asusten los jóvenes creyendo que es sorpresa. Pues no es sorpresa porque como que se me hace que la gente en el mundo siempre la ha tenido... aunque no todos, porque no toda la gente tiene ojos de esperanza: tú sí, ya la vi, y creo que nunca la vas a perder, yo sé bien, ai... no tienes ese fulgor que parece luna tres días después de luna llena.

Pos mis padres nunca supe si tenían esa cosa; mas me parece que ellos se movían como de otra manera. A veces creía que ellos veían más bien un río crecido que se mueve despacito, y, pues, despacito con agua sin olas que se mueve de derecha a izquierda, pero eso sí: sin hacer ruido.

Pues ya sabes y no te has asustado, ¡Qué bueno! Es todo lo que te puedo dejar en vida antes de morir. Me queda ya poco en la cabeza, quisiera dejártelo todo, pero, pues, tenemos que hacerlo platicando; a mí me gusta platicar, ¿qué otra cosa va a hacer una? Todavía a veces creo que estoy en el año de 1912 cuando tu abuelo nos trajo pa' acá a depositarnos a todas por lo de la guerra en México, y, pues, a veces como que me parece que en ese año se paró todo, pero yo sé bien que no, porque de la cabeza me han salido muchas cosas y todas se mueven. En México quedaron muchas cosas y como que eso ya murió, pero yo me traje algunas escondidas en la cabeza; y pues me alegro, porque son las únicas y ya no hacen de esas, por eso las he guardado de tesoro, porque ya no hay más; son como los pesos y tostones de antes... y de plata, de esa que canta cuando la suenas. Hay unas cosas que ya no hace la gente, pero algunos todavía tenemos guardadas de las viejas. ¿No te has dado cuenta que hay unas cosas que no cambian? Esas son las buenas, digo, algunas de las de antes, aunque hay otras cosas que cambian y esas también son buenas, pero por otra razón; es que se mueven, pero de otra manera.

Quiero, pues, que de esto guardes lo que puedas, si quieres. ¡Qué bueno que viniste, ya estoy contenta! pues ¿qué otra cosa va a hacer una si ya no estoy más que pa' morir?