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ArribaAbajo«Los criaderos humanos y Sahuaros»

Lupe Cárdenas



Arizona State University

Méndez M., Miguel. Los criaderos humanos y Sahuaros. Editorial Peregrinos, 1975, 83 págs.

El libro de que nos ocupamos aquí está compuesto de dos largos poemas. Su doble título es Los criaderos humanos y Sahuaros, publicado por la Editorial Peregrinos. Su autor es bien conocido sobre todo por su novela intitulada Peregrinos de Aztlán. Presentaremos brevemente los dos grandes poemas, cuyo personaje central es el mismo poeta que nos lleva de la mano en su viaje visionario.

El objetivo del primer poema, Los criaderos, es la búsqueda de sus raíces. Para ello nos lleva a su pueblito natal, antro de explotación y miseria. A través de sus visiones vemos una naturaleza elemental: el hombre esquelético, el animal y la vegetación que viven una vida pasada, es decir, agónica. Es una pesadilla deprimente.

El poeta, al entrar en el pueblo, nos presenta escenas horrendas, al hombre como explotador y explotado. Hay tres grupos de explotadores: los Hombres de Cristal, los Rapiña y los Aguijón. Los primeros llegaron a la luna, en sus aviones anidan bombas y controlan los rayos solares como armas de sumisión. Los Rapiña arrasan a bosques y hombres. Chupan la savia de la vegetación, la sangre del hombre y la transforman en riqueza. Los Aguijón son los intermediarios, los siervos de los primeros y explotan a su propia gente.

El otro gran grupo es el de los explotados, los Humillados, son los «criaderos humanos». El poeta nos presenta muchas visiones, en particular la de un hombre muy antiguo que se asemejaba a un árbol arruinado. Este viejo es la encarnación de la historia, de la explotación. También vemos a niños y mujeres enclenques y raquíticos. Se asemejan a un bosque taladrado o a un parque de animales. Lo más horrendo de la visión no es la explotación material y biológica sino la espiritual: los Humillados maltratándose y peleándose entre sí mismos.

El poeta sale de su pueblo completamente agobiado. Al salir dialoga con las plantas y éstas le ofrecen solaz a su desventura. Quiere morir y resucitar transformado en árbol. De este modo gozaría de una unión y paz cósmica.

El segundo largo poema, Sahuaros, es por así decir la continuación de Criaderos, pero en donde se refleja la parte positiva. Hay un derroche de metáforas por las cuales vemos la vida en su renacer. El sol Tonatiúh por la mañana hace estremecer a la hembra, Tierra, a quien fertiliza, y el ciclo de la vida continúa.

Un gigantesco monte es el vivero donde viven y crecen toda clase de plantas y alimañas, que alternándose se mueven de noche y de día. Los sahuaros son «caballeros de antigua estirpe». En ellos se ven reflejados los antiguos personajes de la historia y de la literatura: Don Quijote, el Lazarillo, el Cid, Cortés, Huitzilopochtli, Cuauhtémoc, Gerónimo y Murrieta. Personajes que, a pesar de ser rivales, crean un nuevo mestizaje, el chicano.

Estos dos grandes poemas épico-líricos entrañan una gran visión de la historia y de la problemática chicanas. Son un grito desesperado y un remanso de amor, dos aspectos opuestos y complementarios. El poeta, en esta obra, ha alcanzado la estatura de un gran artista y ha dejado una obra maestra de contribución chicana a la literatura hispánica.