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Jornada segunda



Sale DOÑA MARÍA.



MARÍA          ¿Estoy sola? Sí, parece      
que no me escucha aquí nadie, 5
porque a un triste solamente
le acompañan sus pesares.
Pues ya que nadie es testigo
del fuego oculto que late
en mi pecho, que ya pena 10
tierna y castamente amante,
procure aplacar sus llamas,
rompiendo mi voz al aire,
y con lágrimas y quejas
por boca y ojos se exhalen. 15
Qué nuevo galán amor
trajo a pisar mis umbrales,
que, a la primer vista, ay cielos,
rindió mi pecho constante.
Pero éste es al que gustosa, 20
junto al Pisuerga, una tarde
le respondí, aunque tapada,
más amorosa que afable.
Mas ¿qué digo?, ¡yo prendada
de hombre ninguno, oh pesares!; 25
¡oh afrenta!, ¡oh vergüenza suma!,
confundidme y acabadme.
¡Primero, abriéndose en bocas
la tierra, viva me trague
en su obscurísimo centro, 30
oh pudor, que te quebrante!
Pero ¿de qué sirven todos
mis enojos si no es fácil
dejar de creer que en llamas
mi triste corazón arde? 35
¿Es amar algún delito?
No, que hay tantos ejemplares
que me disculpen, que aun juzgo
que el no amar es yerro grande.
Amar es Naturaleza, 40
convéncenme estas verdades,
¡qué fácilmente que uno
lo que quiere se persuade!
Don Félix, cielos, Don Félix
es la causa de mis males, 45
es galán, es entendido,
es..., mas disculpa es bastante.
Pero ¿de qué suerte puedo
mis intentos declararle?
¿Diréselo? Qué sé yo 50
si es de otra hermosura amante,
y qué sé yo si a su gusto
mi beldad no es agradable.
Ni qué sé yo si al oírme
me reputará por fácil. 55
¡Oh, mal haya el que primero
reputó por liviandades
el que las mujeres sientan,
y que lo que sientan hablen;
y oh de los hombres dichosas 60
las eternas libertades,
porque dicen lo que quieren,
y al fin cuanto quieren hacen!
Mas, ya que de esta manera
lo quieren los cielos, ame, 65
note, obligue, solicite,
sufra, advierta, espere y calle.
 
(Sale MARTINA.)
 
MARTINA Parece que se cansaron
ya de esperar los galanes.
MARÍA Sí, Martina; y mis afanes 70
ahora de nuevo empezaron.
MARTINA Pues ¿qué tienes?
MARÍA                           ¿Serás fiel?
MARTINA Pues que ¿eso dudando estás?,
mi fidelidad verás.
MARÍA Pues mira, Martina, aquel 75
que hoy desde Valladolid
vino, y trajo Don Damián,
tan discreto y tan galán,
a hacerme guerra en Madrid,
del alma se apoderó, 80
y yo el alma le entregué,
no sabe nada, porque
no es razón mostrarlo yo.
MARTINA Bien hayas tú, que te pagas,
para que a tu prima asombre, 85
de un hombre que en todo es hombre
con que tu amor satisfagas.
Este sí que es grande hallazgo,
pues de los dos he entendido,
cuando estaba allí escondido, 90
que es un rico mayorazgo;
este sí que es, caballero,
de tu prima el disparate
se enamoró de un petate
sólo porque es lisonjero 95
MARÍA Pues bien, Martina, te encargo
notar, sin que te diviertas,
sus acciones, y me adviertas
de esto, que queda a tu cargo.
Mira que en callar te esmeres, 100
que te está bien el callar,
ten cuidado de avisar,
y toma para alfileres.
MARTINA Yo por aquí o por allí
siempre tengo que pillar, 105
tal modo de negociar
de mi amo la aprendí,
pues vienen dos litigantes,
y, aunque ellos contrarios son,
a entrambos da la razón, 110
y así del que vino antes,
como del que fue el postrero,
de entrambos logra coger,
por su injusto parecer,
muchas gracias y el dinero. 115
Doña María no sabe
como los dos repuntados
salieron desafiados
por su prima a un duelo grave,
y yo todo lo atisbé, 120
mas no lo quiero decir,
quiérola así divertir,
porque no lo perderé.
 
(Sale ROQUE.)
 
ROQUE ¡Ah Martinilla, a taimada,
que con los majos te escondes!, 125
¿así a mi amor correspondes,
y así injuriarme te agrada?
MARTINA Roque, como te escondistes
tú, también me fue preciso;
y, aunque mi amor no lo quiso, 130
tuve que hacer lo que vistes.
ROQUE Lo que he visto nada es,
lo que no he visto es el cuento,
de puro celos reviento
convertido en portugués. 135
MARTINA Vaya, Roque, deja eso,
y sabe que te soy fiel,
y dime en qué paró aquel
lance atrevido y travieso
de los dos enamorados. 140
ROQUE Pues que lo atisbaste tú,
allá va con Bercebú.
Salieron muy mesurados,
cabizbajos y mohínos,
haciéndose de valientes 145
y murmurando entre dientes
las coplas de Calainos.
Don Félix iba delante,
Don Damián, que no ha nacido
a ser guerrero atrevido 150
sino a ser chistoso amante,
con mil consideraciones
lo que pensaba no sé;
pero cuando me arrimé
le apestaban los calzones. 155
Hacia el Prado enderezaron
frente a frente se pusieron,
y de que solos se vieron
las tremendas aprontaron.
Damián perdió los estribos 160
y el color se le mudó
al punto que a Félix vio
con la espada en cueros vivos,
y con tiple de capón,
muy preciado de prudente, 165
le dijo: «No es ser valiente
esto, Félix, ni es razón
de que dos amigos tales,
como somos vos y yo,
se maten por lo que no 170
puede valer cuatro reales;
y así a su elección dejemos
el que ella escoja el que quiera;
y, haciendo de esta manera,
los dos nos satisfaremos». 175
Dijo Don Félix que sí;
con que juzgo que a engañarla,
a rendirla y obligarla
vendrán los dos presto aquí.
MARTINA Pues Roquito, entre los dos 180
no habrá celos, ni desdén;
querámonos los dos bien
y venga la paz de Dios.
 
(Sale DON DAMIÁN.)
 
DAMIÁN ¿Y Don Félix ha venido?
MARTINA No le he visto.
ROQUE                        No, señor. 185
MARTINA Nunca vi ocasión mejor,
de lo que habéis prometido.
DAMIÁN ¿De qué?
MARTINA               De lo que pedí.
DAMIÁN ¿Qué pediste?
MARTINA                     Aquellos cuartos.
DAMIÁN Déjame, por Dios, que hartos 190
males me cercan a mí.
MARTINA Si adentro no me llamaran,
yo os pusiera como un trapo.
 
(Vase.)
 
ROQUE Vaya, señor, que eres guapo
cual los diablos no pensaran. 195
DAMIÁN Déjame y calla.
ROQUE                         Señor
yo en mi vida fui discreto,
pero ahora me prometo
un discurso superior.
Esta madama fatal, 200
sahumada con incienso,
que la faltan, según pienso,
ocho cuartos para un real,
¿posible es que te ha ligado
con tal fuerza, señor mío, 205
que te tenga el albedrío
ciego y embarraganado?
¿No miras su presunción,
su melindre y su desdén,
y aquel andar ten con ten 210
cual paso de procesión?
Pensando en el uso nuevo
y en darse en la cara el unto,
ni sabe coser un punto
ni sabe echar sal a un huevo. 215
Yo por mujer escogiera
una fresca mocetona
entre marquesa y gorrona,
entre madama y frutera.
Juzgarán tus opiniones, 220
si la vieras por debajo,
entre tanto calandrajo
el solar de los Girones.
DAMIÁN Calla atrevido.
ROQUE                         Señor,
si la vista no me engaña, 225
callando piedras apaña
Félix tu competidor.
DAMIÁN Pues ve y espera en la calle.
 
(Vase ROQUE y sale DON FÉLIX.)
 
FÉLIX Ya, Don Damián, juzgué yo
que del día instante no 230
puede haber que aquí no os halle.
DAMIÁN Es mi centro.
FÉLIX                     Y también el mío.
DAMIÁN Don Félix, sentido estoy
de que me ofendisteis hoy
con tan grande desvarío. 235
FÉLIX Yo con nada os ofendí.
DAMIÁN Faltasteis a la amistad.
FÉLIX No probaréis que es verdad.
DAMIÁN ¿No lo probaré?, pues di,
¿es amistad, ni es razón, 240
lo que el cielo me dio a mí
por estrella y elección
me lo queráis usurpar,
faltando a la cortesía,
y de una cosa que es mía 245
me queráis enajenar?
FÉLIX Fácil la respuesta es:
que los cielos son testigos
que no somos tan amigos
como dices, ya lo ves. 250
Y aseguro esta verdad
evidente para que
no me imputéis que violé
el sagrado a la amistad;
pues, aunque nos conozcamos 255
de algunos tiempos atrás,
conocimiento no más,
que no amistad, profesamos.
Pues va mucha diferencia.
y hay muy gran desigualdad, 260
de una intrínseca amistad
a mera correspondencia.
No os debo agradecimiento
de haberme traído aquí,
pues no ha sido afecto a mí, 265
sino es desvanecimiento,
para que yo me admirara,
y os tenga por advertido,
de haber por dama escogido
cosa tan hermosa y rara. 270
Y, si yo os desafié,
colérico y enojado,
bien sabéis que provocado
de vuestra arrogancia fue
Y al estar yo satisfecho, 275
que no sois para campaña,
no luciera tan vil hazaña,
que me pesa haberla hecho.
Que por Jerónima muera 280
no es ofenderos a vos,
pues decís que entre las dos
dudáis cual vuestro amor quiera.
Con que en un buen discurrir
con razón inferiré 285
que os enojasteis porque
me adelanté en elegir.
Si por el lote lo hacéis,
yo, que no le necesito,
el dote a la dama quito, 290
siendo mía, ahí le tenéis.
DAMIÁN No es separable.
FÉLIX                          Pues ea,
sólo digo en conclusión
que dejaste a su elección
el que de tu gusto sea. 295
 
(Sale DOÑA MARÍA.)
 
MARÍA Por juzgar no es cortesía
solos a los dos dejaros,
yo vengo a mortificaros
con la conversación mía.
FÉLIX Feliz mortificación; 300
yo rindiera ansioso el cuello
a Argel, que, siendo tan bello,
tan dulces sus penas son.
MARÍA ¡Que siempre el lisonjear
haya de ser tan usado 305
en hombres de todo estado!
FÉLIX Ved que os podéis engañar,
y que quien tiene osadía,
como veis, de replicaros,
no querrá lisonjearos, 310
hermosísima María.
MARÍA Pues ¿en qué me replicáis?
FÉLIX Que, ¿no es réplica bastante,
el que diga yo arrogante,
señora, que os engañáis? 315
Pues yo dijera, por Dios,
al querer lisonjear,
que no se puede engañar
una dama como vos.
MARÍA Lisonja entonces no era, 320
porque, si yo me engañara,
entonces se comprobara
que yo tan hermosa fuera.
Mas, ¡ay, que viene mi tío!,
esconderos al instante. 325
DAMIÁN Siempre da un mísero amante
de un bajío a otro bajío.
 
(Escóndense y sale DON RODRIGO.)
 
RODRIGO Sobrina, ¿qué haces?
MARÍA                                  Señor,
aunque estoy un poco mala,
íbame a entrar a la sala 330
a ponerme a hacer labor.
RODRIGO De ti, niña, bien lo creo,
¡ojalá como tú fuera
esotra loca altanera!,
porque de ella, según veo, 335
nada se puede esperar,
sólo emplear noches y días
en hacer mil cortesías
y en cómo se ha de adornar.
¿Qué está haciendo?, ¿está cosiendo?, 340
¿o hace alguna otra labor
de provecho?
MARÍA                      No, señor,
juzgo que se está vistiendo.
RODRIGO Pues ¿cómo? ¿aún no está vestida?
MARÍA Ya bien presto acabará. 345
RODRIGO Pues ¿por qué no acaba ya
y va a guisar la comida?
MARÍA ¡Ay, qué engañado que estás!;
tío, fuerza es que lo avise,
si tú aguardas que lo guise 350
en tu vida comerás.
RODRIGO Pues ¿cómo?
MARÍA                     A mí no me toca
decir de mi prima nada,
llama a una u otra criada
y sábelo de su boca 355
RODRIGO A ella tengo que llamar,
y de ella lo he de saber
y darla bien a entender
lo que quiere ejecutar.
Ve y llámala.
MARÍA                        Ya está aquí. 360
 
(Vase.)
(Sale DOÑA JERÓNIMA.)
 
RODRIGO ¿Qué haces?, ¿en qué te entretienes?,
¿qué ropa cosida tienes
de la que está para mí?
JERÓNIMA Ya lo haré.
RODRIGO                  Luego ¿no has hecho
todo el tiempo más que holgar, 365
ni hemos podido lograr
de ti cosa de provecho?
Pues mira, la última vez
que yo te doy reprehensión
sabe que es esta ocasión, 370
por ti, no por mi vejez.
Dos hermanas me quedaron,
una loca, otra prudente,
y, a su tiempo competente,
ambas a dos se casaron. 375
Tu madre, Dios la dé gloria,
neciamente se casó
con tal sujeto que aún
no quiero tener de él memoria;
pues, después de haber jugado 380
cuanto de tu madre era,
no fue mucho que muriera
miserable y desdichado.
Huérfana entonces quedaste,
trájete a pisar mis salas, 385
mas de tu padre las malas
condiciones heredaste.
La madre de esa tu prima
casó con Don Luis Fajardo,
mozo hacendado y gallardo 390
y hombre al fin de toda estima.
Este al morir la dejó
diez y siete mil ducados
que se los tengo guardados
en mis escritorios yo. 395
Las dos os diferenciasteis,
ella modesta ha salido,
de honesto genio encogido,
y en todo os desigualasteis;
porque tú, aunque ser debieras 400
más humilde, por más pobre,
eres muy soberbia, sobre
mil locuras altaneras.
Al mundo andas engañando
(ves con qué verdad te arguyo) 405
diciendo que el dote es tuyo
que de estotra estoy guardando.
Tú la debieras servir,
y ella a ti te está sirviendo,
las cosas está ella haciendo,
y tú haces sólo dormir.
La otra noche aquella letra
que sonó con melodía,
ya sé muy bien que decía
que eres tú la Petimetra. 415
Pues, vive Dios que, si quieres
echarte más a perder,
en otra parte ha de ser
donde allí te desesperes.
Yo vivo muy afrentado 420
de ver tantos galanteos,
bufonadas y paseos,
que ya todos lo han notado,
y así, porque tanto yerro
se haya una vez de enmendar, 425
o al punto te has de casar
o meterte en un encierro.
 
(Vase.)
(Sale DOÑA MARÍA.)
 
MARÍA Enojado el tío va,
¿qué ha dicho?
JERÓNIMA                        Nada, María.
Una vez que no lo oía 430
nadie, nada se me da;
porque todo lo que pasa,
que nada importa verás
como no lo sepan más
que los de dentro de casa. 435
Voyme a acabar de vestir
no quiero perder la misa,
que, aunque corriendo y de prisa,
no he de dejarla de oír.
 
(Vase.)
(Salen DON DAMIÁN y DON FÉLIX.)
 
DAMIÁN Don Félix, ¿qué habéis oído? 440
FÉLIX Don Damián, ¿qué oísteis vos?
DAMIÁN Nada percibí, por Dios.
FÉLIX Por Dios, que nada he entendido.
DAMIÁN ¿Posible es que no entendisteis?
FÉLIX ¿Posible es que vos tampoco? 445
DAMIÁN Yo nada.
FÉLIX              ¿Nada? ¿Ni un poco?
DAMIÁN Escondámonos, por Dios,
que si nos halla a los dos
mayor pesar es el mío.
 
(Escóndense y sale DON RODRIGO.)
 
RODRIGO Un disparate iba a hacer, 450
sin juicio ni reflexión,
al ver la disolución
de esta imprudente mujer. 
 
(Vase.)
(Sale DON DAMIÁN y DON FÉLIX.)
 
DAMIÁN Pues salir hemos podido,
voy, Félix, en un instante 455
a cierta cosa importante
que es de mi cargo y no olvido.
Vuelvo.
 

(Vase.)

 
FÉLIX             Adiós, solo quedé;
y ¡que haya hombre como yo
que de lo que le pasó 460
avergonzado no esté!
¡Posible es que me cegara
tan pronto y de tal manera,
que a tal mujer yo quisiera
y por ella me prendara! 465
Sin juicio estuve, por cierto,
los sentidos tuve en calma,
o yo tuve absorta el alma
o el entendimiento muerto.
Vivo afrentado y corrido, 470
loco estoy de avergonzado
sólo de haberme engañado
de un presupuesto fingido.
¿Yo a una tan loca mujer,
tan sin juicio ni razón, 475
me he de rendir con pasión
y por mía he de querer?
Recobremos lo perdido,
que el todo no se perdió,
pues aún tengo tiempo yo 480
de enmendarlo arrepentido.
Hombre soy, no es mucho que
tan de pronto me engañara,
pero aquí está el juicio para
corregir lo que yo erré. 485
Suele uno incauto mirar
el engañoso oropel,
y, enamorado de aquel
falso lucir y brillar,
oro fino lo imagina; 490
pero ya más advertido
conoce que no ha salido
de tan excelente mina.
Yo así, yo así me engañé,
calidad la presunción, 495
lo atrevido discreción
incautamente juzgué.
Su locura es conocida
no sólo en Madrid, mas fuera,
y yo sólo juzgué que era 500
por su virtud aplaudida.
Quiso la ignorancia mía
más de Jerónima aquel
engañador oropel
que no el oro de María. 505
Aquella modestia sí,
aquel honesto mirar,
aquel vergonzoso hablar
sí que me ha hechizado a mí.
Sin duda es Doña María 510
quien me dio conversación,
tapada en el espolón
de Valladolid un día.
Y ¡que tan ciego esté yo
que no la haya conocido, 515
ni el alma me haya advertido
que entonces me enamoré!
Y que yo desafiado
saliese por la otra... ¡Oh, cielos!,
de mí propio tengo celos 520
por haberlo ejecutado,
y aun es pesar grande el mío,
y sin ponderación siento
el que en mi arrepentimiento
tuviese parte su tío. 525
Para Don Damián es propia,
pues yo estoy dudando cuál
de los dos original
es, o cuál de los dos copia.
Goce el dote y su riqueza, 530
pues mejor la suerte mía
es si logro de María
la honestidad y pobreza.
Porque se debe escoger,
por el vicio o por la fama, 535
desenvuelta para dama
y honesta para mujer.
Habiéndole yo atisbado,
fortuna me ayuda bien,
porque su tío es a quien 540
vengo yo recomendado.
Si me doy a conocer
sé que me agasajará,
cuanto tenga me dará,
y su huésped me hará ser. 545
 
(Sale MARTINA.)
 
MARTINA ¿Todavía no ha salido
mi señora?
FÉLIX                   No, Martina.
MARTINA Vaya, a mí me desatina
lo que dura este vestido.
FÉLIX ¿Qué te parece?
MARTINA                          Señor, 550
yo respondo que muy mal.
FÉLIX De tus dos amas, ¿a cuál
quieres más o es la mejor?
MARTINA ¡Jesús!, no me digas nada
de eso, porque esta señora 555
es mala trabajadora,
presumida y entoldada,
A todos tiene engañados
con fingida presunción,
pues dice que suyos son 560
diez y siete mil ducados
que son de Doña María.
FÉLIX Esto no sabía yo,
ahora digo que salió
más feliz que suerte mía. 565
MARTINA Pues ¿que la queréis?
FÉLIX                                  Yo sí.
MARTINA También ella os quiere a vos.
FÉLIX Calla, Martina, por Dios,
que no me engañes así.
MARTINA No os engaño, en buena fe, 570
proseguid y porfiad,
y encontraréis verdad
de la que os aseguré.
FÉLIX Pues dila que yo la adoro,
que tenga piedad de mí, 575
que a sus ojos me rendí,
y que de ella amante lloro;
y toma esta niñería
para que puedas entrar
en mi nombre a refrescar 580
en una botillería.
 
(Vase MARTINA.)
(Sale DON DAMIÁN.)
 
DAMIÁN Me he dado prisa bastante
por juzgar que ya tardaba.
FÉLIX Que vinieses deseaba
porque me voy al instante 585
a ver si han venido cartas
que después que yo saldrían,
en las que me avisarían
de mis dependiencias, que hartas
tengo Don Damián que hacer. 590
DAMIÁN Id con Dios.
FÉLIX                   Guárdeos el cielo.
 
(Vase.)
 
DAMIÁN Solo quedé, solo estoy;
pues ahora a discurrir voy,
con cuidado y con desvelo,
qué es lo que más me conviene, 595
¿cómo esta loca mujer
con un tan vil proceder
tan engañado me tiene?
Esto del cielo es justicia
que ha ejecutado conmigo; 600
y esto del cielo es castigo
para enmendar mi codicia;
pues, cuando yo imaginaba
que eran suyos los cantados
diez y siete mil ducados 605
y ya rico me pensaba,
me desengaño este día
y hallo que la perfección,
la hermosura y dote son
de la gallarda María. 610
Don Félix no lo ha entendido,
según él me ha declarado;
y, pues él se ha enamorado,
y aun a reñir ha salido
por Jerónima, será 615
fácil que case con ella,
porque la hacendada y bella
María a mi cuenta está.
Yo la tengo de servir,
sirva a Jerónima él; 620
no dirá que no soy fiel,
pues ya me llegué a rendir.
¡Yo a Jerónima querer,
cuando pobre viene a estar!,
que traiga ella que cenar, 625
si yo llevo que comer.
Y, pues aun esto no tengo,
es para mí mujer buena
si almuerzo, comida y cena
trae, y a tal bien me prevengo. 630
Rica está Doña María,
pobre Jerónima está,
pues llévela Félix ya
porque estrota ha de ser mía.
Y esto no es mudable ser, 635
ni es afrenta en un sujeto,
sino rendirse discreto
a más justo parecer.
 
(Sale DOÑA JERÓNIMA y ANA con mantos.)
 
JERÓNIMA Don Damián, ¿hemos tardado?,
ésta la culpa ha tenido, 640
el collar me había perdido
y, hasta que le hemos hallado,
no hemos podido salir.
DAMIÁN (Aparte.)   (Fuerza aquí es disimular.)
Aunque se tarde en hallar, 645
yo no tengo qué decir;
pues yo contento estuviera
esperando aquí, señora,
aunque no os mirara ahora
ni en toda la vida os viera. 650
JERÓNIMA ¿Cómo es eso?
DAMIÁN                        Digo que,
aunque no llegue a lograr,
tan sólo con esperar
muy contento viviré.
JERÓNIMA Es que yo juzgué otra cosa. 655
DAMIÁN No juzguéis nada, por Dios,
mientras que no dejéis vos
de ser perfecta y hermosa.
JERÓNIMA ¿Qué os parece, Don Damián?,
¿vengo buena?, ¿está bien puesto, 660
o me sienta bien todo esto?
DAMIÁN Todas las cosas están
como en su centro, señora.
JERÓNIMA Pues la bata y el brial
dijo que me estaba mal 665
esta criada habladora.
DAMIÁN No hay tal, que os está de modo
que, aunque ahora no se ve,
yo aseguraré bien que
es de vuestra gala el todo. 670
JERÓNIMA Este pañuelo he estrenado,
y también estas manillas
con muy graciosas hebillas,
y este rosario estrellado.
ANA Y, como yo me esmeré 675
en peinarte hoy a la moda,
¿qué va que la Corte toda
se admira cuando te ve?
JERÓNIMA Aunque tú no me peinaras,
no me has de poder quitar 680
este garbo en el andar
ni otras circunstancias raras
que me dio Naturaleza.
Y aquesto no es alabarme,
pues de ello quiso adornarme 685
ya que no me dio belleza.
DAMIÁN ¡Qué pesadez! Ambas cosas
Naturaleza te dio,
porque nunca he visto yo
no ser bellas las garbosas; 690
que, aunque la cara no sea
el alma, que encierran dentro
de aquel bien dispuesto centro,
se da a entender que no es fea.
JERÓNIMA Lo mesmo me dicen todos, 695
todos no me han de engañar;
a Dios tengo que alabar
por muy diferentes modos.
DAMIÁN Vamos, si a misa hemos de ir,
que yo no puedo esperar, 700
y no os podré acompañar
si es que tardáis en salir.
JERÓNIMA Qué, ¿os enfadáis de ir conmigo?
DAMIÁN No señora.
JERÓNIMA                 Es que creí,
que ibais a decir que sí. 705
DAMIÁN Pongo al cielo por testigo.
JERÓNIMA Pues vamos hacia allá fuera.
Damián, dadme el brazo vos,
y ojalá que quiera Dios
que hallemos misa ligera. 710
Mas por ver si bien tocada,
o algo olvidado me dejo,
alcanza, Anita, ese espejo
para darme otra mirada.
ANA Aquí está; ¡Jesús mil veces!, 715
ya van treinta miraduras,
yo suelo mirarme a obscuras
sin aquestas pesadeces.
JERÓNIMA ¿Quieres igualarte tú
conmigo?, ¡qué gracia, niña!, 720
¿necesitas tú basquiña,
manto, punta y pitibú?
Daca el espejo, habladora.
ANA Ahí está.
JERÓNIMA                 Pienso, señor,
que me está mejor la flor, 725
que no endenantes, ahora;
y es que, como fatigada
estoy de haberme vestido,
con el afán que he tenido
estoy algo sonrosada. 730
DAMIÁN Todo está bien; vamos, pues.
JERÓNIMA Vamos bajando, y, en tanto,
repara, Anita, ese manto
no sea que vaya al revés.
¡Ay Jesús!, yo me iba a misa 735
con los vuelos de dormir
y así no puedo salir,
ve y traeme esotros aprisa;
vaya, vaya, que la gente
que en ello repararía 740
sin duda alguna diría
que iba en extremo decente;
despáchate.
ANA                   Voy, señora.
 

(Vase.)

 
JERÓNIMA Ni un rato pude lograr
de poderme sola hallar 745
con vos, Don Damián, y ahora
que se ofreció esta ocasión,
hablemos de una vez claros,
porque mis sucesos raros
de todas maneras son. 750
Por vos anda el honor mío
en peligro, Don Damián,
todos ladrándole están
contra vos siempre a mi tío.
Mucho escándalo se ha dado, 755
esto bien lo conocéis;
y, pues cual decís tenéis
un mayorazgo colmado,
si nos hemos de casar,
como me habéis prometido, 760
no lo echemos en olvido
ni en esto hay que retardar,
pues, como estoy hacendada
y el dote saben que tengo,
a estar cada día vengo 765
de muchos importunada;
y si acaso os descuidáis,
aunque yo firme he de ser,
mirad que podréis perder
lo que tanto deseáis. 770
DAMIÁN Yo siempre me alegraría,
y nunca son mis intentos
otros que vuestros aumentos
y bien, Jerónima mía;
y, si os he galanteado, 775
fue por sólo imaginar,
que no hubiera de intentar
nadie lo que yo he intentado.
No porque os juzgué olvidada
ni en obscura esclavitud, 780
sino porque la virtud
nunca suele ser buscada.
Pero, pues me decís vos
que no falta quien os quiera,
si esto bien se considera, 785
dar mil gracias debo a Dios;
pues ya sabido está
sin que el decirlo me asombre,
que otro cualesquiera hombre
más digno que yo será; 790
y así estoy muy consolado,
sin que a mí pena me aumente
de que en lo que es conveniente,
señora, hayáis mejorado.
JERÓNIMA ¿Con que ya, ingrato, decís, 795
con lisonja y mala fe,
que yo me case?, y bien sé
que en cuanto me habláis mentís.
¿Con que ya tantas finezas,
tantas vueltas y paseos, 800
favores y galanteos
a menospreciar empiezas?
Todo el tiempo se ha perdido
que se ocupó en desear
lo que no se ha de gozar 805
por tu ingratitud y olvido.
Pues, vive Dios, que has de ver,
aunque me cueste la vida,
que es víbora enfurecida
despreciada una mujer. 810
DAMIÁN De lo que gracias debieras
rendirme, ¿quejas me das?,
considéralo y verás
mis palabras verdaderas.
No digo yo que no quiero 815
casarme contigo, digo
que es mejor case contigo
algún rico caballero,
que con toda la decencia
te trate que tú mereces, 820
donde estés mejor mil veces
y con mayor opulencia.
Más sentiré yo el dejarte
que tú lo puedes sentir;
y no me he de despedir, 825
aunque te pierda, de amarte.
¿Puedo hacer mayor portento,
ni de mayor excelencia,
que es buscar tu conveniencia
a costa de mi tormento? 830
JERÓNIMA Bien con eso te disculpas.
DAMIÁN Mayor disculpa es, por Dios,
que Félix os quiere a vos.
JERÓNIMA Pues de eso a mí ¿qué me culpas?
DAMIÁN Rendido a vos le miré; 835
por vos no ha mucho que al Prado
me sacó desafiado.
JERÓNIMA Pues yo no se lo mandé.
 
(Sale ANA.)
 
ANA Aquí están.
JERÓNIMA                   Vamos aprisa,
que ellos causa hubieran sido, 840
si no hubiesen parecido,
de que hoy perdiera la misa.
Id delante; yo ya voy
 
(Vase DAMIÁN.)
 
un poco más consolada,
puesto que galanteada 845
de dos a lo menos soy,
y uno u otro bien se infiere
que caerán, y yo lo espero,
o el uno porque le quiero,
o el otro porque me quiere. 850
 
(Vanse.)

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