«La Pobre
Gente» es la cuarta pieza con que Florencio Sánchez
se enfrenta con Buenos Aires. La compañía de
Angelina Pagano la estrenó en el San Martín,
el primer día de octubre de 1904. «La Pobre Gente»
es posterior a «Cédulas de San Juan» y anterior a
«La Gringa». Sus ambientes son los de «Canillita», ya estrenado.
Dijo «Tribuna», comentando su estreno: «Como exposición
de ambiente, presentación de tipos, desenvolvimiento
escénico del asunto, desarrollo del diálogo,
etc., "La Pobre Gente" es uno de los más bellos trabajos
de Sánchez, quizás el más completo de
todos, considerado el punto de vista de la verdad y la lógica.
El asunto no es precisamente original, pero el espíritu
de observación y la fidelidad del autor al ambiente
y a sus personales, le dan extraordinario relieve y novedad».
«Con mucha fortuna y en verdad
merecida -afirmó "La Nación" (2 de octubre)-
se estrenó la nueva comedia de Florencio Sánchez,
"La Pobre Gente", en la que el joven autor oriental ha seguido
mostrando su gran nutrición escénica, su sentimiento
dramático, su capacidad para crear y conducir, sobre
asuntos comunes, situaciones de interés con elementos
naturales, que las impregnan de vida y constituyen una artística
imagen de la realidad. Los dos actos -noticia el diario-
agradaron mucho, aunque tal vez algo más el primero
que el segundo, y en ambos fue llamado con insistencia el
autor, que no se presentó».
Orfilia Rica, Angelina
Pagano y Ángela Tesada sostuvieron la interpretación.
Escena II
|
|
FELIPE, un LECHERO, después MÓNICA.
|
FELIPE.-
(Siguiéndola con la mirada amenazadora.) ¡Tas muy gallo!... |
LECHERO.-
Güenos... ¿Cuántos?...
|
FELIPE.-
(Volviéndose.) ¡Buen día!... ¡No
sé! La patrona dirá. (Llamando.) ¡Mónicaaa!
|
MÓNICA.-
(Desde adentro.) ¡Voy!... ¡Qué demontres!...
|
LECHERO.-
(Viéndola.) ¡Güenos! Mañanita
fresquita, ¿eh? |
MÓNICA.-
Caramba, marchante; no
voy a tomarle leche hoy... salvo que me quiera fiar un litro
más... andan tan mal las cosas... |
LECHERO.-
(Tapando
el tarro.) ¡Ta... ta... ta... ¡Ya me debes como seis pesos!
Vasco trabaja y madruga... y nadie paga... |
FELIPE.-
Usted
sabe, compañero, que, somos buenos marchantes. |
LECHERO.-
Sí... ¡Pero alargarse cuenta... no, no! Que todos
le piden fiado... Andar al fondo, «marchante, mañana».
La otra: «Marchante no tengo cambio»... ¡Pchst!... ¿Vas a
tener?... ¡Ni de cambiao!... Y la leche se va y los pesos
no venir... ¡Güeno!... ¡Andando!... y a ver si mañana...
|
MÓNICA.-
Hasta mañana... y disculpe marchante...
|
LECHERO.-
Estás disculpao... (Vase.) |
Escena IV
|
|
Dichos; TITA y RAÚL.
|
MÓNICA.-
Vamos, Raúl... Aquí tiene
su cafecito... No sea flojo, ¡caramba!... Esto lo va a calentar...
|
FELIPE.-
¿No se ha lavao la cara? |
TITA.-
Yo sí,
papá. |
FELIPE.-
¿Y vos, sucio? Ya, a lavarse... No
se toma café sino... ¿Me oye? |
MÓNICA.-
(Irritada.)
Quédese ahí, m' hijito... ¡qué también!
¡Pobre criatura!... |
FELIPE.-
¡Muy lindo!... ¡Muy lindo!...
¡Un mensajero con la cara sucia! Después pretenderá
que los patrones no lo echen... Como si no tuviera bastantes
quejas del personaje éste... (Empujando al chico.)
¡Pronto, a lavarse!... |
MÓNICA.-
(Interrumpiendo.) Mirá. ¡Felipe! ¡Cuidadito con tocarme al chico! Si
te has levantado con la luna, emprendela con todos, menos
con estas pobres criaturas que demasiado hacen con sacrificarse
por vos... Maltratame a mí, si querés... ¿Qué
te has pensado? |
FELIPE.-
(Terminando el café.) ¡Bueno!
Haré lo que se te antoje... ¡No he de ser yo el que
sufra más!... (Poniéndose de pie.) |
MÓNICA.-
¡Demasiado lo sé! |
FELIPE.-
¿Dónde andará
mi sombrero?... |
MÓNICA.-
¿Qué sé yo?...
¡Buscalo! |
FELIPE.-
(Disponiéndose a salir.) ¡Bueno,
che!... Cuando acaben ésos, mandame a la chica a buscarme
al almacén... (Volviendo, a la TITA.) ¡Ya lo sabe,
señorita!... La vamos a colocar con una familia, pa
los mandaos... a ver si hace las de la vez pasada, que se
puso a llorar por volverse a casa... hay que trabajar pa
ayudar a los padres... Hasta luego... Ah... Mirá...
Cuando Zulma llegue con la costura, poné a todas esas
en la máquina y a Teresa y a la hija de doña
Giovanna a trabajar a mano... Y si la gringa vieja viene
a cobrar... que el sábado, ¿sabes? |
MÓNICA.-
¡Bueno, hombre! |
FELIPE.-
¡Chao! |
MÓNICA.-
(Repentinamente,
deteniéndolo y yendo hacia él. En voz baja.) ¡Ché, Felipe!... Dejame algunos centavos... ¡No tengo
ni medio!... |
FELIPE.-
Pero si yo... |
MÓNICA.-
No
seas así... Pa la carne. Vos sabés que ya nadie
nos fía... |
FELIPE.-
¡Tatatatata!... (Sacando algo
de los bolsillos.) ¡Bueno, tomate estos cincuenta!... Más,
no puedo darte, m' hijita... Tengo que tomar el trangüay...
|
MÓNICA.-
Y los copetines... ya lo sabía...
(Con un gesto de desprecio.) Andá, desgraciao. |
Escena VI
|
|
MÓNICA
y CUATERNO.
|
CUATERNO.-
(Asomando con desconfianza.) ¡Buen
día! ¿Ta sola? |
MÓNICA.-
Sí, hijo...
¡Entra nomás.!... |
CUATERNO.-
Lo vi salir a don Felipe,
y como quería conversar un rato con ustedes... ¿Zulma
está durmiendo? |
MÓNICA.-
¡Qué esperanza!...
¡La pobre ha tenido que madrugar pa ir al Registro!... |
CUATERNO.-
(Con extrañeza.) ¿Cómo es eso? |
MÓNICA.-
Sí. Anoche no le dieron costura, porque llegó
tarde y el patrón le dijo que fuera a buscarla hoy
a las seis... |
CUATERNO.-
¿Y Zulma fue? |
MÓNICA.-
¡Cómo
no había de ir!... |
CUATERNO.-
¿Sola? |
MÓNICA.-
Claro está... ¡Felipe no podía acompañarla
y los chicos tenían que irse al trabajo! |
CUATERNO.-
(Con gesto de rabia.) ¡Una madre!... No haberlo sabido...
¿Y todavía no vuelve? |
MÓNICA.-
¡Ave María,
muchacho! No tiene tiempo, y además ¿qué podría
sucederle? |
CUATERNO.-
Eso es lo que usted no sabe... ¡Tantas
cosas!... ¿Por qué no me avisó?... La habría
acompañado... |
MÓNICA.-
(Dejando la tarea.)
¡Muchacho, me estás asustando!... ¿Por qué
ese miedo? |
CUATERNO.-
Mire mi tía... (¡no quisiera
ni pensarlo!) Pa mí que a Zulma cualquier día
le sucede algo... Esas cosas del registro... ¡Hum!... |
MÓNICA.-
¿Cuáles? |
CUATERNO.-
Todo lo que está pasando.
Las tardanzas en el pago, las costuras devueltas, esas idas
continuas; que a buscar los botones, que a llevar los chalecos,
que firmar los vales, que a hablar por el chico, que a recojer
un olvido, que porque la llama el gerente... Ese gerente...
Ese gerente... Escúcheme; le voy a ser franco: ¡qué
me caiga muerto, si no es ese tipo el culpable de todo!...
|
MÓNICA.-
¿Qué querés decir? |
CUATERNO.-
Nada... Una madre... Ni patadas le viá dar si llega
a salir cierto... |
MÓNICA.-
Pero, muchacho... |
CUATERNO.-
Escuche mi tía: pa mí, que en el registro
anda alguno arrastrando el ala a Zulma y por eso sucede lo
que sucede... |
MÓNICA.-
¡Qué temeridad!...
Zulma me lo habría dicho ya... |
CUATERNO.-
Qué
va a contar esa pobrecita... Tiene miedo de que se queden
ustedes sin costura... A mí ni esto ha querido decirme,
pero en cuanto le hablo del asunto, pone una cara que lo
está confesando todo... ¿Qué?... ¿No lo cree?
¡Parece que estuvieran ciegos!... |
MÓNICA.-
Exageraciones
tuyas... |
CUATERNO.-
¿Exageraciones?... (Alzando la voz.)
¿Y a qué se debe que desde un tiempo a esta parte?...
|
MÓNICA.-
Callate, que ahí venen las oficialas...
|
Escena VII
|
|
ISIDORA, MANUELA y TERESA, apareciendo, dan
los buenos días. MÓNICA contesta y se lleva
las tazas.
|
ISIDORA.-
¿Cómo está Máximo...
Qué milagro por acá... |
MANUELA.-
¡Lo echábamos
de menos! |
TERESA.-
Sobre todo una persona... |
CUATERNO.-
¿Usted, acaso? |
TERESA.-
¡Jesús!... Mire que alguna
se puede poner celosa... ¡Si lo oye Zulma! |
ISIDORA.-
(Que
revisa las costuras en la mesa.) Misia Mónica, ¿qué
dijo que habría que hacer con esos chalecos? |
MÓNICA.-
(Desde adentro.) Cambiarle las precillas más afuera.
|
ISIDORA.-
¡Si serán tipos!... Fijate, Manuela. Esto
es devolver por devolver... |
MANUELA.-
¡A ver! ¡A ver! (Revisando
los chalecos.) |
ISIDORA.-
Los muy sinvergüenzas...
|
MÓNICA.-
(Desde adentro.) ¡Ah!... Y quieren también
que peguen mejor esos botones... |
ISIDORA.-
¡En la cara de
ellos se los pegaría de buena gana!... |
CUATERNO.-
Lo que deben hacer es mandarlos no más corno están...
|
ISIDORA.-
Claro está...
|
|
(CUATERNO se pasea nerviosamente.)
|
MÓNICA.-
(Saliendo.) Hay que hacerle el gusto, hijas...
Como andamos tan mal en la casa, son capaces de agarrarse
de cualquier cosa, para quitarnos la tarea... ¡Vamos! A trabajar,
muchachas... ¿Y la tana no ha venido?... |
|
(ISIDORA y MANUELA
se reparten los chalecos y ocupan las máquinas, limpiándolas
y disponiéndose al trabajo.)
|
ISIDORA.-
¿La tana,
decía?... Acabo de encontrarla con la madre, que iba
para el mercado, y me dijo que luego vendrían las
dos a cobrar la semana. ¡Gente más habladora!... Figúrese
que anoche se fueron a casa a decirle a mamá que no
nos mandara más, porque no era ya un taller de costuras,
sino un taller de fundición... |
MÓNICA.-
Lenguas
largas... |
MANUELA.-
Señora. ¡No tengo hilo negro!
|
MÓNICA.-
Fijate si le queda un poco en el carretel
del bote. Zulma debe traer ahora todo...
|
|
(Las tres muchachas
se ponen a la tarea, una haciendo funcionar la máquina,
las otras cosiendo a mano y tarareando algo a media voz.)
|
CUATERNO.-
¿Sabe mi tía, que demora mucho?... ¿Quiere
que vaya a su encuentro?... |
MÓNICA.-
¡Ya ha de llegar!...
No te incomodes, hijo... Como no tenía para el trangüay,
se ha venido a pie... Mirá, lo mejor que podías
hacer, sería quedarte un rato de dueño de casa,
mientras yo me voy al puesto, ¿eh? (Tomando una canasta y
disponiéndose a salir. A las operarias.) Lo nombro
capataz, ¿eh? Mucho ojo con él... (Vase.) |
Escena VIII
|
|
MANUELA, TERESA, ISIDORA y CUATERNO.
|
TERESA.-
(Bromeando.)
Oiga, patrón. ¿Podría abonarnos el piquito
aquel?...
|
|
(Risas. CUATERNO no contesta y sigue paseándose.)
|
ISIDORA.-
Dejalo que está mal de los nervios... Debe
haber habido pelea en la Manchuria... ¿Por qué lado
ha sido la cosa, Máximo?... |
CUATERNO.-
¡Pelea no;
pero un estrilo! |
ISIDORA.-
¡Cuéntenos!... ¡No sea
malo!... |
TERESA.-
¡Que lo cuente!... ¡Que-lo-cuen-te!...
|
CUATERNO.-
(Tomando asiento.) No, no es nada. Lo que hay
es que a mí, no me juegan sucio... |
MUCHACHAS.-
(En
tren de titeo.) ¡Ah!... ¡Claro!... ¡Naturalmente!... |
CUATERNO.-
¡Y están muy equivocadas si se piensan que porque
visto de lana voy a ser carnero!... |
TERESA.-
¡Pero cuente
lo que pasa!... |
CUATERNO.-
Hasta ahora no es más
que una sospecha, pero pa mi que ese sonso del registro...
|
ISIDORA.-
Ah, el gerente. ¡Pchts! No haga caso... Zulma
no le lleva el apunte... |
CUATERNO.-
¿Entonces ella le ha
contado?... Y nada me había dicho la muy trompeta...
|
ISIDORA.-
Conociendo su genio, ¿cómo quiere que lo
hiciera?... Además, el hombre no se ha propasado mucho
todavía porque Zulma lo tiene a rienda corta... |
CUATERNO.-
¡Una madre!... |
ISIDORA.-
¡No se aflija, hombre! ¿Qué
gana con estrilar así? Si a mi me pasara lo que a
Zulma, haría lo mismo que ella... |
TERESA.-
¡Hijita,
yo no!... Se lo contaría a mi novio para que le atracara
una sumanta al atrevido... ¡Ya lo creo! |
ISIDORA.-
Tu novio
iría a parar a 24 de Noviembre, te retirarían
las costuras del registro... |
TERESA.-
¿Y qué? |
ISIDORA.-
¡Pchsst!... ¡Una friolera! |
CUATERNO.-
Tiene razón,
Teresa... Por mi parte, no viá necesitar que Zulma
me lo diga... Ahora mismo... voy a buscar al tipo ése
y ya verán quién es Cuaterno... No le dejo
una muela sana... |
ISIDORA.-
Hombre, no se comprometa...
¡No sea así!... |
TERESA.-
Déjalo, mujer...
El sabrá lo que hace. |
CUATERNO.-
¡Adiós!...
(Vase.) |
MUCHACHAS.-
¡Ja, ja, ja!... |
Escena X
|
|
Dichos y luego CUATERNO y ZULMA, discutiendo.
|
ZULMA.-
¡Mejor! |
CUATERNO.-
Es que me lo vas a decir...
|
ZULMA.-
No tengo nada que decirte... ¿Me has oído?
Y acabemos de una vez... Buenos días... ¿Y mamá?...
(Vase por la izquierda.) |
ISIDORA.-
¿Y?... ¿Tan pronto
se la dio al otro? |
TERESA.-
Déjalo, mujer... Se habrá
olvidado de hacer el testamento... ¡Ja, ja, ja!... ¡Pero
ya veremos quién es Cuaterno!... |
ZULMA.-
(Saliendo.)
¿No hay nadie? |
ISIDORA.-
Hombres. Ninguno. |
ZULMA.-
(Se
dirige a la puerta del foro.) |
CUATERNO.-
(Deteniéndola.)
No te has de ir, m' hijita, sin decirme ande has estao...
Para el carro... |
ZULMA.-
¡Que no, he dicho!... (A los demás.)
¿Han visto ustedes el nuevo padre que me acaba de salir?...
(A CUATERNO.) ¡Retírese, sonso!... |
CUATERNO.-
Me
lo vas a decir... ¿Entendés? ¡Me lo vas a decir!...
(La toma por un brazo.) |
ZULMA.-
¡Soltame!... |
ISIDORA.-
(Levantándose.) La figura... Deje esa mujer... |
TERESA.-
(Levantándose.)
¡Véanlo al cobarde!... Suéltela... ¿Qué
se ha pensado?... |
ISIDORA.-
Mulita!... ¡Qué guapeza!...
|
TERESA.-
¿Por qué no se mete con los hombres?...
|
|
(Entre ambas lo empujan. CUATERNO confundido no hace resistencia.
ZULMA se deja caer en una silla ocultándose el rostro.)
|
ISIDORA.-
(Acudiendo a ZULMA.) ¡No seas sonsa, muchacha!...
(A CUATERNO.) Ahí tiene su hazaña... ¡Sin vergüenza!....
¡Parece mentira! |
CUATERNO.-
(Aproximándose tímidamente.) ¡Zulma!... ¡Zulma!... Discúlpeme... No sé lo
que me pasó... Estaba desesperado. Pero, decime la
verdad. ¿Te ha sucedido algo? Respondé... ¿Esos canallas
te han faltado?... ¡Decímelo, vidita, decímelo!...
|
ISIDORA.-
(Más amable.) ¡Déjela!... ¿Qué
puede haberle ocurrido?... El susto que usted acaba de darle
nada más... |
CUATERNO.-
(Compungido.) ¿Y por qué
se viene así, del registro, tan tarde y sin traer
la costura?... |
TERESA.-
¡Jesús!... Le habrán
dicho que volviera luego... |
CUATERNO.-
¡Volver!... ¡Hacerla
volver!... Eso es lo que ellos quieren... ¡Canallas!...
|
Escena XI
|
|
Dichos, FELIPE y TITA.
|
FELIPE.-
(Violento, empujando
a la TITA.) ¡Ya!... ¡Pa dentro, mocosa inservible!... Ahora
sí, que vas a llorar de veras...
(Al ver la escena.) ¡Che, che, che!... ¿Qué bochinche es este?... Digan
pues... (A CUATERNO.) Y usted, caballerito, ¿qué anda
haciendo por acá?... ¿No le he prohibido que vuelva
a poner los pies en esta casa?... ¡Fuera de aquí!...
Y ustedes a trabajar... |
ISIDORA.-
No sé en que...
Si no lo dobladillamos a usted mismo. |
FELIPE.-
A la máquina,
he dicho... |
TERESA.-
Vamos, muchachas... que si se enoja
el patrón, es capaz de pagarnos lo que nos debe...
|
ISIDORA.-
Con que... me compraré un vestido... ¡Ja,
ja, ja!... |
|
(Vanse a las máquinas.)
|
FELIPE.-
¡Están
muy comadres!... (A ZULMA.) ¿Y vos?... ¿Qué tenés,
con ese cara de madona disgustada?... ¿Dónde está
la costura que has traído?... |
ZULMA.-
¡No traje nada,
tata! |
FELIPE.-
¿Cómo? ¿Por qué? |
ZULMA.-
Por
que ya no me dan más trabajo. |
FELIPE.-
¿Qué
estás diciendo?... |
ZULMA.-
Lo que usted oye... |
FELIPE.-
¡Che, che, che!... Vení acá... ¿Qué
ha pasado? |
ZULMA.-
Lo que ha pasado es que no vuelvo a poner
los pies en esa casa... |
FELIPE.-
Eso será mientras
yo no te lo mande... |
ZULMA.-
¡Nunca, nunca más!...
Estoy cansada de sufrir vergüenzas y humillaciones y
si ustedes no tienen consideración conmigo, yo me
basto y me sobro para hacerme respetar. ¿Me entiende? |
FELIPE.-
¡Pero, explicate, muchacha! |
ZULMA.-
Me he explicado ya
bastante. Por si lo quiere más claro, sepa que el
registro ha resuelto no darnos más que hacer, y que
hoy mismo despiden de la casa a Juan Pedro... |
FELIPE.-
Seguro
que alguna picardía de ese mal hijo... |
ZULMA.-
No
le eche la culpa al pobre muchacho, que nada tiene que ver...
Yo, yo sola soy la responsable... y no me haga hablar más,
tata... ¡por favor!... |
FELIPE.-
¡Ah, ya, ya!... Ya comprendo
todo... Por eso me he encontrado con este atorrante aquí...
¡Como la casa no permite que las operarias se presenten con
afiladores, y la señorita no puede pasarse sin la
compañía de su adorado tormento, se han puesto
de acuerdo ustedes dos para hacerse echar! |
CUATERNO.-
¡Eso
es mentira! |
FELIPE.-
¡Oh!... Pero ya los voy a arreglar...
Sepa usted, señorita, que si hasta ahora le he permitido
esa relación, en adelante, todo ha concluido... Y
usted, a la calle... ¡Mal agradecidos!... Quitarle el pan
a toda una familia... ¡Dejarnos a todos en la calle por un
capricho!... (A CUATERNO.) ¡Mándese mudar le he dicho!...
|
CUATERNO.-
¡No se apure!... Primero quiero que me oiga unas
palabras... ¿Sabe lo que pasa en el fondo de todo esto? Bueno...
Pasa que usted es un sinvergüenza y un haragán,
que sabe que los gavilanes del registro andan atrás
de su hija, y en vez de cuidar a esta muchacha, la empuja
pa que la atrapen... |
FELIPE.-
Ah, ¿sí?... Querés
que te la cuide pa vos, ¿no? ¿Pa que mañana te mantenga?...
|
CUATERNO.-
No acostumbro a vivir del trabajo ajeno... |
FELIPE.-
¿Y por qué hasta ahora no has trabajado pa casarte
con ella?... Te la hubieras llevao ya, y me ahorrabas esta
vergüenza... |
CUATERNO.-
Eso tampoco le convenía
a usted. |
FELIPE.-
Bueno, se acabó. Usted señorita,
volverá conmigo al registro ahora mismo... Ya arreglaremos
bien el asunto... |
CUATERNO.-
Eso lo veremos... |
ZULMA.-
No, tata... He dicho que no iré y ni a rastra me
llevan... El asunto no tiene sino un arreglo... El que yo...
¡Qué vergüenza! A ese precio usted mismo sería
incapaz de consentirlo... |
FELIPE.-
Macacadas... Venite haciendo
la pulcra...¡Ingrata! Nos sacrificas a todos por el camote
con ese atorrante... (A CUATERNO.) ¿Todavía estás
acá vos?... ¿Querés que te espiante a palos?
|
CUATERNO.-
(A ZULMA, medio aparte.) ¿Y me dejás ir
así?... |
ZULMA.-
Yo qué sé... ¿Qué
querés que haga?... |
Escena XII
|
|
Dichos y GIOVANNA.
|
GIOVANNA.-
¡Bon giorno! |
FELIPE.-
(Aparte.) ¡Lo que faltaba!... (A
ella.) ¡Buen día! |
GIOVANNA.-
Caramba, don Felipe.
Ingracia a Dio que si puó trovarlo in casa... ¿Cómo
va la siñora Mónaca? ¿No está?... |
FELIPE.-
¿Qué se le ofrecía? |
GIOVANNA.-
¿Cóme
qué quiero?... Veniva perqué mi pague la trampita
que le debe a me hijas... Oste sabe... la mochacha trabaca
perque tiene necesitá... Se fossi rica andaría
in carroza tutti il giorno. Ma siamo póveri. |
FELIPE.-
Todos somos pobres, señora... |
GIOVANNA.-
Ma cuando
non ha del dinero no sí mete la gente a fare il patrone.
¿Ha capito? |
FELIPE.-
¡Bueno, bueno! ¡No hay necesidad de
conversar tanto! Hasta la semana que viene no podré
pagarle lo que le debo a su hija... |
GIOVANNA.-
Sun yíá
tres setimanas que acade lo estesso, ¿sabe?... E non sono
disposta a esperare un día di piú, un día
di píú. ¿Ha comprendido?... ¡Madona santísima!...
Doveva aspetármelo... ¡Con questa raza d'ímbroglione!...
|
FELIPE.-
Eh, señora! ¡A gritar a la calle!... |
GIOVANNA.-
Sicuro... Andró a dirlo a tutto il vichinato. Que
siete un mascalzone... Non ho miedo, cuando ho ragione...
¡Madona!... Figuratevi... La mochacha laborando tutto el
giorno, rovinándosi la salute per ingrasare a un cumpadrito
que non si merita né meno una maledicione!... ¡Canalla!
|
FELIPE.-
Callate de una vez, gringa del diablo. |
GIOVANNA.-
Vediamo un po! ¿Mi pagate o non mi pagate?... |
FELIPE.-
He
dicho que no puedo... |
GIOVANNA.-
¿Né meno una settimana?...
|
FELIPE.-
¡Ni un cobre!... No tengo... |
GIOVANNA.-
Vergoña...
Siete davero un mascalzone, un mascalzone!... Non tiene.
|
FELIPE.-
Fuera de acá... |
GIOVANNA.-
(Burlona.) ¡Fuori!
¡Fuori!... No tengo miedo... Non lo credete. Lo diró
a tutta la gente, que son una punta de imbroglioni... Di
ladri!... |
Escena XIV
|
|
Dichos menos GIOVANNA.
|
MÓNICA.-
Ya lo ves... Con buenos modos... |
FELIPE.-
(Que ha estado paseándose, nerviosamente, a ZULMA.)
¿Lo has visto?... Y todo por tu culpa... |
ZULMA.-
¡Por Dios,
tata!... Parece que usted quisiera... |
FELIPE.-
No quiero
nada... Pero debías haber tenido un poco más
de consideración por tu familia... |
MÓNICA.-
¡Jesús!... ¡Qué ocurre! |
FELIPE.-
Una soncera...
Que se fundíó el boliche... que ya no hay más
costuras... (A las oficialas.) Pueden irse nomás
ustedes: mañana venderemos las máquinas y de
lo que saquemos por ellas, trataremos de darles algo.
(Las
oficialas se van.)
Después... ¡a pedir limosna!
|
MÓNICA.-
¿Podría enterarme de lo que pasa?
|
FELIPE.-
¡Que te lo cuente ella! Decile a tu madre... Decile
que has acabado de arruinarnos, de acuerdo con ese buen mozo
de tu novio... andá... no tengas vergüenza...
|
ZULMA.-
(Echándose en brazos de MÓNICA.) ¡Qué
malos!... ¡Qué malos!... ¡Mamita querida!... |
CUATERNO.-
Vea, tía. Sucede de que... |
FELIPE.-
Usted se calla...
Que hable ella... |
ZULMA.-
Sí... Voy a decir la verdad...
Querían que yo... Me tornaron por una perdida de tantas,
y viendo que se equivocaban, empezaron a ponerme dificultades
en el trabajo... Hoy... hoy... fue toda una vergüenza...
Lo de ir a buscar costuras temprano, un pretexto para hacer
mejor las cosas... pero yo iba prevenida... y primero me
hubiesen muerto... (Con rabia.) ¡Oh!, el muy cobarde...
|
MÓNICA.-
¡Qué infamia!... |
ZULMA.-
¡Sí,
mamá, una infamia!... ¡Una infamia!... ¡Una gran infamia!...
|
MÓNICA.-
¡Vamos, cálmate!... |
ZULMA.-
No...
eso no es lo que más me aflije... Ya pasó,
y pasó felizmente... Lo que me desespera es encontrar
en casa, quien me eche en cara mi honradez... |
MÓNICA.-
¡Ave María, muchacha!... |
ZULMA.-
¡Y que sea tan
luego mi padre!... |
MÓNICA.-
(A FELIPE.) ¿Vos?...
¡La verdad es que sos capaz de todo!... |
FELIPE.-
Eso es...
Ahora échenme las culpas... como si no tuviera bastante
con la desgracia que nos ha caído encima... |
CUARTERNO.-
(Aparte.) ¡Qué canalla!... |
FELIPE.-
Me parece que
en vez de estarse lagrimando y con esos romanticismos deberían
pensar un poco, en lo que va a ser de nosotros... Si yo tuviera
trabajo, no sería nada... Pero fundido el taller,
Juan Pedro sin conchavo, la Tita, hasta esa mocosa que se
niega a trabajar; el montón de deudas que tenemos
encima, y sobre todo la dificultad de encontrar costuras
en esta época, no hallo, francamente, no hallo cómo
remediar la situación... En eso deberían haber
pensado... |
ZULMA.-
(Exasperada.) Lo ve, mamá; ve
cómo tengo razón...
|
Escena I
|
|
La misma decoración. Las máquinas
han desaparecido. Debe notarse una pobreza extremada.
|
|
(ZULMA
e ISIDORA.)
|
ZULMA.-
(Cosiendo en una silla.) La verdad, hijita,
es que me siento cada vez más desconsolada... Tenía
razón, tata... |
ISIDORA.-
No pensés locuras...
Si tu padre no hubiera sido un haragán, que se pasaba
la vida esperanzado en el trabajo de ustedes, otro gallo
les cantara... |
ZULMA.-
Sin embargo, en el fondo no es malo
el viejo... No le faltaba nada, nos veía felices,
y se echó bartola, pensando que la cosa iba a durar
siempre... Cuando todo se vino barranca abajo y se dio cuenta
de que no podría remediarlo, empezó a cismar
con la cosa y a cismar, y a cismar, hasta que le vinieron
esas malas ideas a la cabeza... Después los otros,
echaban leña a la hoguera, diciéndole que era
muy feo que yo tuviese novio, que Cuaterno los había
amenazado, que yo era una grosera, y siempre estaba engetada
con ellos, que ofrecía un mal ejemplo a las oficialas,
y patatí y patatán... |
ISIDORA.-
¿Y ellos no
los han mandado llamar otra vez? |
ZULMA.-
Ya lo creo... la
mar de veces... Él, lo creerás, hasta ha tenido
el coraje de venirse a casa... |
ISIDORA.-
¿Qué me
contás? |
ZULMA.-
Como lo oís. Una tarde lo
agarró al vicio por la calle, le hizo tomar unas cuantas
copas y se vinieron los dos a casa... |
ISIDORA.-
¿Y tú?...
¿Te escondiste? |
ZULMA.-
No... Estaba mamá delante
y las dos le pusimos una cara que no le quedaron ganas de
volver... |
ISIDORA.-
¿Y Cuaterno? |
ZULMA.-
Lo vieras al pobre...
Te lo juro. Si no lo hubiera querido antes, me habría
enamorado de su buen corazón. |
ISIDORA.-
Lo que nos
reímos aquel día, que te quiso zamarrear.
|
ZULMA.-
Estaba como loco. Y creelo, si yo no lo contengo,
hace una barbaridad... Ahora trabaja algo, como suplente
en el Anglo Argentino, y pesito que consigue, pesito que
me trae en seguida... Hoy creo que tenía medio turno...
así es que ahora nomás cae... |
ISIDORA.-
¿Hizo
las paces con el viejo? |
ZULMA.-
Claro está... Le
paga todas las tardes el suisse, en el almacén de
la esquina y están amigazos... |
ISIDORA.-
Me han dicho
que chupa mucho... |
ZULMA.-
¿Tata?... Una barbaridad... Me
da una pena... Y cuando le aconsejo que deje la bebida, se
pone hecho una furia, diciéndome que por mi culpa
es un desgraciado... ¿Ves?... Ese es mi mayor remordimiento.
Pensar que tiene razón... |
ISIDORA.-
Muchacha...
|
ZULMA.-
Sé lo que vas a decir... que es preferible
la miseria a la deshonra... pero si te hallaras en mi caso...
si tuvieras que presenciar a cada momento las escenas terribles
que se producen entre estas cuatro paredes; cuando falta
para la carne y viene Raúl del trabajo, fatigado el
pobrecito, Raúl que es quien nos paga la casa, y no
hay un bocado que darle; cuando aparece el viejo borracho
perdido, babeando insultos; cuando hasta mi misma madre,
desesperada, llega a sublevarse conmigo... si vieras cómo
voy viendo yo a los míos, a mis hermanos chicos pervertirse
y degradarse con el mal ejemplo y la vagancia, todo relajado,
todo desmoronado por la miseria, te lo aseguro, temblarías
por tu honradez... (Se detiene emocionada.) |
ISIDORA.-
(Conmovida.) La verdad... la verdad es que... |
ZULMA.-
Y si una piensa
en que hay tantos, pero tantos que han claudicado y (Con
mucha pena.) se conservan tan felices... francamente... la
abandonan... la abandonan poco a poco los escrúpulos...
|
ISIDORA.-
¡Qué desgracia!... ¡Qué desgracia,
hijita!... Yo en tu lugar, no sé lo que haría...
Sin embargo... |
ZULMA.-
¡Chist!... creo que viene gente...
(Se pone de nuevo a coser tarareando una vidalita.) |
Escena
II
|
|
ZULMA, ISIDORA y MÓNICA.
|
MÓNICA.-
(Tira
un atado de ropa al suelo con mucha rabia, y volviéndose
hacía la puerta.) Haz de venir a buscarla aquí...
gringa ladrona... ¡Puerca!... Sin vergüenza... (Se vuelve
y patea el atado.) ¡La facha!... Tras de que uno le lava
sin asco esos cuatro trapos... (Volviéndose.) ¡Indecente!...
¡Cochina!... |
ZULMA.-
¿Qué te sucede? |
MÓNICA.-
(Más serena, a ISIDORA.) ¿Estabas aquí, m'
hija?... Pues esa gringa Giovanna no me quiso pagar el lavado...
|
ISIDORA.-
¡Ave María! |
MÓNICA.-
(Se vuelve
como para repetir los insultos, pero se contiene.) La...
Figúrese, que como le quedamos debiendo un piquito
por el trabajo de su hija, como a todas ustedes pretende
ahora cobrarse con el lavado y me ha tenido todo el mes,
entregándole sus trapos inmundos y rotos... Vieras
qué ropa... para salirme con esas...¡Oh!... Pero va
a tener que venir a sacarla platita en mano, si la precisa...
|
ZULMA.-
No, mamá... No haga eso... Usted sabe muy
bien cómo es de escandalosa la italiana... Ahora nomás
se viene y nos arma un tole-tole bárbaro... Mándesela
nomás... Tenga paciencia... |
ISIDORA.-
¡Me parece
lo mejor, señora!... |
MÓNICA.-
¡Paciencia!...
¡Eso es!... Si vos te hubieras deslomao como yo, pa lavarla,
no dirías esas cosas... Pero como te estás
de señorita todo el santo día, podés
echártela de generosa... |
ZULMA.-
(Con tristeza.) ¡Mamá, mamá!. ¿Por qué me dices esas
cosas?... Usted bien sabe que hago lo que puedo; muchas veces,
la ayudo en el lavado, plancho, coso... |
MÓNICA.-
¡Bueno,
bueno!... ¡Pero bonitos estamos para trabajar de fiado!
|
ZULMA.-
¿Y qué le hemos de hacer?... ¿Prefiere un
escándalo?... Andamos también con el encargado
de la casa, como pa darle disgusto... |
MÓNICA.-
¡Bah!...
De todos modos... Reventados por reventados, tanto da crepar
de una vez. No entrego y no entrego... |
ZULMA.-
Vamos...
no sea caprichosa... Yo voy a llevarla... ¿Sí?...
¿Sí?... (Extremosa.) Miren que si no, la saco a la
fuerza... Vos me ayudarás, ¿verdad, Isidora? |
ISIDORA.-
(Yendo en su ayuda.) Ya lo creo... Contra dos no puede...
Yo le tomo los brazos... |
ZULINA.-
(Arrancando el atado.) ¡Ajaja!... Y ahora a llevarlo en una carrerita... (Vase.)
|
Escena IV
|
|
MÓNICA, ISIDORA,
ZULMA, luego RAÚL.
|
ZULMA.-
(Regocijada.) ¡Vean!...
Vean... Vean si tengo buena suerte... ¿A que no adivina,
mamá, lo que traigo? |
MÓNICA.-
¿Qué?
|
ZULMA.-
Adivine, pues... |
MÓNICA.-
No caigo... |
ZULMA.-
¿Se da por vencida?... La plata del lavado... Vean... |
ISIDORA.-
(Riendo.) Ja, ja... ¡Qué bueno!... |
MÓNICA.-
¿Y cómo conseguiste? |
ZULMA.-
¿Se convence de que
más vale maña que fuerza?... Pues, muy sencillamente...
Al principio me quería gritar, pero yo con mis buenos
modos, le doré la píldora, hablándole
de la hija que era muy mona y que tal y que cual... y acabé
por prometerle que le arreglaría el sombrero a la
muchacha... Y la gringa, claro está, formó
con la moneda... |
ISIDORA.-
¡Bravo!... ¡Bravo!.. Te has portado...
|
ZULMA.-
Y salvamos la petiza porque, hijita, hijita, yo
no quería confesarte que no teníamos yerba...
así es que ahora habrá mate... (Llamando desde
la puerta.) ¡Tita! ¡Tita!... Vení pronto... ¡Prontito!...
(Volviéndose.) ¿Qué me dicen ahora?... Usted
mamita, que hasta había empezado a retarme. (Cambiando
de tono.) Ni me diga nunca esas cosas... Si supiera el daño
que me causan... |
MÓNICA.-
¿Pero cuáles, muchacha?...
|
ZULMA.-
Eso de que hago la señorita y no trabajo
para ustedes. |
|
(Aparece RAÚL, en la puerta del foro,
sin atreverse a entrar, con tristeza.)
|
MÓNICA.-
¡Pobre
hija mía!... Habrá sido sin intención...
ni lo haré más... |
ZULMA.-
Bueno, bueno. Pasó
todo... Un beso... y a mano... Pero esa chica que no viene...
(Al volverse para llamar, ve a RAÚL y se inmuta.)
Raúl... ¿Tú acá?... ¿A estas horas?...
|
MÓNICA.-
(Igualmente sorprendida.) Muchacho, ¿qué
te ha pasado?... |
ZULMA.-
Entrá pues... |
RAÚL.-
¿No está el viejo? |
ZULMA.-
(Tomándolo de
un brazo con violencia.) Entre, pues, amigo... ¿Qué
te sucede?... ¡Pronto!... ¡Pronto!... |
RAÚL.-
(Con
dificultad.) Me echaron del trabajo... |
MÓNICA.-
¡Maldito
seas!... |
ZULMA.-
(Aparte.) Otra desgracia. ¡Dios Santo!
(A RAÚL.) Pero, ¿por qué?... ¿Qué has
hecho?... Hablá... y cuidadito con mentir, ¿eh? |
RAÚL.-
Yo no hice nada... Había una güelga, ¿sabés?...
de todos los mensajeros y entonces unos muchachos más
grandes me dijeron que si no los acompañaba, me la
iban a dar de fulján!... |
MÓNICA.-
¿Y
vos?... |
RAÚL.-
Yo les dije que sí... |
MÓNICA.-
¡Sin vergüenza? |
ZULMA.-
Déjelo que hable...
|
RAÚL.-
Pero después le conté la cosa
al capataz, pa que supiera que nada tenía que ver
con la güelga y ahí no más empezó
el capataz a retarme y a decirme que éramos una punta
de flojos y de cobardes, que todos estábamos metidos
y le íbamos con el cuento y que sé yo... y
que me echaba a la calle... |
MÓNICA.-
¡Qué
pícaros!....¿Pero te habrán pagado al menos?...
|
RAÚL.-
Ni fósforos... Después fuimos
todos los muchachos a cobrar, una patota bárbara,
pero nos echaron, diciendo, que una punta de patadas nos
iban a pagar... Entonces... |
MÓNICA.-
¿Entonces qué?...
|
RAÚL.-
Le armamos ahí nomás un fideo,
que no quedó vidrio sano... |
ZULMA.-
Muy bien, muy
bien hecho. |
MÓNICA.-
¡Muchacha!... ¡Bonito ejemplo
le estás dando a la criatura!... ¡Qué barbaridad!...
Qué va a ser de nosotros... Dios mío... ¡Se
nos amontonan todas, todas las desdichas!... Y ahora qué
le damos al encargado, que mañana nos tirarán
los trastos a la calle y no tenemos dónde ir... (Llora.)
|
ZULMA.-
No se aflija. De peores hemos salvado... ¡Vaya,
cálmese!... |
MÓNICA.-
(Exasperada, manoteando
a RAÚL.) ¡Y todo por culpa tuya, mocoso!... Por culpa
tuya... |
ZULMA.-
(Apartando a RAÚL.) ¡Qué ha
de tener la culpa! Pobre criatura... Parece mentira... Siempre
lo mismo... Idéntica música... Antes fui yo...
ahora vos, pobrecito... (Lo besa.) Váyase a jugar,
adonde quiera y no tenga miedo... nadie le va a hacer nada...
camine... (Vase RAÚL.) |
MÓNICA.-
Veo que de
un tiempo a esta parte, estás tornando la vida con
demasiada calma... ¿Qué bicho te ha picado? |
ZULMA.-
Ninguno, mamá... Es que me voy convenciendo de ciertas
cosas, que antes no me entraban por nada en la cabeza...
|
MÓNICA.-
Lo que es ahora, te convencerás de
otras peores... Ya verás cómo, cuando andemos
rodando por las calles, se te van a bajar un poco los moños...
|
ZULMA.-
¿Volvemos, mamá?.... ¿No me había
jurado hace un momento no tocar este asunto?... |
MÓNICA.-
No tengo la culpa si vos empezás a buscar camorra...
|
ZULMA.-
¿Has visto, Isidora, lo que te decía?...
¿Tengo o no tengo razón?... |
|
(ISIDORA hace un gesto
de asentimiento compasivo.)
|
MÓNICA.-
¿En qué
tiene razón? Vamos a ver... ¿En qué?... |
ISIDORA.-
Son pavadas nuestras... ¿No se enoja si le digo la verdad?
|
MÓNICA.-
Decí no más... |
ISIDORA.-
Me
contaba Zulma que usted con las desgracias que le han pasado,
está agarrando un genio terrible... Usted que era
tan pacífica... |
MÓNICA.-
Ya lo ves, hija...
¿Por nada?... Por sonceras echa mal genio uno... Se nos viene
la casa abajo, y encima, nos llueven todas las calamidades
habidas y por haber y he de quedarme tan fresca... así
como ella... Mirá, Zulma, cuando tengas un marido
como el mío, una cría como la mía, y
la miseria los esté mordiendo, podrás hablar
de genio... Por ahora, hijita, lo mejor que podés
hacer es callarte y tomar ejemplo... |
ZULMA.-
No crea...
Estoy aprendiendo... |
MÓNICA.-
Mirá, ahí
viene Felipe... verás cómo se pone al saber
el asunto de Raúl... |
ISIDORA.-
Ustedes me disculparán,
pero yo me voy. Les he hecho todo un visitón, Adiós,
señora... |
MÓNICA.-
¡Adiós, hija! No
te ofrezco de nuevo esta casa, porque quién sabe dónde
iremos a dar... |
ISIDORA.-
Adiós, Zulma... (Alejándose
con ella.) Y ten juicio, cuidadito con lo que hagas...
|
Escena V
|
|
Dichos y FELIPE.
|
FELIPE.-
(Aparece dando un barquinazo
que lo lleva casi a chocar con la pareja.) ¡Che... che...
che!... Vos por acá... Me alegro, hija, de veras que
me alegro... Tenía que ir a tu casa a decirles que
pronto tendremos taller y mucha costura y plata a montones...
¡Que viva don Bartolo... mé Mitre!... Por estos que
es cierto... ¿De qué te reís?... Escuchá
un poco... en secreto... ¿eh?... Que no lo vaya a saber la
gringa Giovanna porque pa ella, ni esto... Pues les voy a
pagar lo que les quede debiendo... |
ISIDORA.-
Bueno. Muchas
gracias... (Hace ademán de irse.) |
FELIPE.-
Vení
acá... no te vayas que tengo cosas más lindas
todavía... |
ISIDORA.-
Disculpe... Estoy apurada...
|
FELIPE.-
Bueno. Andate... ¡Pss!... ¡Pa lo que se me importa!
(A ZULMA.) ¡Ah!... Pero vos no te vas... (La toma de la mano
con relativa dulzura y la conduce hacia el centro de la escena
y viendo a MÓNICA.) ¡Che, che... che!... ¿Estabas
ahí, automóvil descompuesto? Serví pa
algo entonces... alcanzame dos sillas... tres... tres...
porque entrás vos también en la cosa... (Al
tomar asiento FELIPE tambalea.) Estoy un poquito... ¿eh?
Ya se me va pasando... Fue la alegría... Si supieras
la noticia que les traigo, me mandaban buscar diez centavos
de aniz... |
MÓNICA.-
¡Bueno, dejate de partes y desembuchá
pronto!... |
FELIPE.-
(Tomándole la mano a ZULMA.) Con
franqueza, che... ¿Vos desde la farra de la vez pasada, me
tenés un poco de rabia, verdad?... No me digas que
no, porque no te creo... Bueno; me tenés estrilo...
bastante estrilo... A mí qué se me importa,
¿no?... Porque te quiero y basta... pues... ahora me vas
a tomar cariño... |
ZULMA.-
(Con fastidio.) ¡Hable
de una vez!... |
FELIPE.-
Allá voy. Acabo de hablar
con el gerente del registro... |
ZULMA.-
(Aparte.) Lo sospechaba...
|
FELIPE.-
¿Ah?... acabo de estar con él y todo se
ha descubierto... Vos no tuviste la culpa de nada... de nada...
Así es que, hijita mía, te perdono... ¡Y viva
don Bartolo... mé Mitre!... ¡Ufff!... Me contó
una historia larguísima... qué lata, hermanitos...
Resulta que fue él... que estaba con la luna y que
vos también, y ahí no más la discutieron...
y por esto o lo otro le retiró las costuras... El
hombre no se imaginaba todo el mal que nos hacía;
pero ayer ha sabido nuestra situación por una oficiala
amiga suya... amiga de esas ¿sabés?... (Guiñando
el ojo con picardía.) y en seguida determinó
buscarme... Bueno, y hemos charlado tomando unos copetines...
Total que me ofreció sacarme las máquinas del
pío y qué sé yo... y me dijo que podrías
ir el sábado a buscar tarea... |
ZULMA.-
¡Yo!... ¡Yo!...
|
FELIPE.-
¡Ah!... ¿Y quién más va a ir?...
|
ZULMA.-
Mamá... Cualquiera... |
MÓNICA.-
¡Claro
está!... |
FELIPE.-
¡Che... che... che! Ya se empiezan
a retobar... No ve si son mal agradecidas... Están
rabiando por comer, se les ofrece un plato y se ponen a probarle
el gusto... Si cualquier gusto que tenga, lo mismo han de
comerlo... |
ZULMA.-
¡Eso no!... |
FELIPE.-
¡No!... ¡No!...
¡La figura! Te morirás de hambre... Bueno... quedamos
en que el sábado... esperate.. ¿el viernes o el sábado?...
Eso es... El sábado... armamos la gorda en esta casa..
¡Viva don Bartolo... mé Mitre!.. |
MÓNICA.-
Dejate
de gritos y decime una cosa... ¿Es cierto o es macana todo
esto?... |
FELIPE.-
Ciertísimo... y préstenle
diez centavos... |
MÓNICA.-
No deja de ser una suerte,
porque, hijito, ya nos estábamos ahogando... |
ZULMA.-
(Aparece.) ¡Parece mentira!... ¡También ella se alegra!...
|
MÓNICA.-
Figúrate que a Raúl
lo han echado del empleo sin darle un medio y el encargao...
|
FELIPE.-
¡Eso sí que es una porquería!...
¡Y hay que pagarle hoy al encargado!... ¿Dónde está
Raúl? |
ZULMA.-
¿Pa qué lo quiere? |
FELIPE.-
Pa darle una buena marimba... ¡por bandido! Si yo hubiera
sabido esto, arreglo mejor las cosas... ¿Dónde está
ese mocoso? |
MÓNICA.-
Debe andar en la calle... si
querés lo traigo... pero perdonalo... con un reto
será suficiente... |
ZULMA.-
¡Oh, basta! ¡Basta, por
Dios! Dejen en paz a ese pobrecito y no se aflijan por el
casero... Ya se arreglará todo... ¡qué diablos!...
cuesta tan poco. (Vase por el foro.) |
Escena VIII
|
|
MÓNICA, FELIPE, CUATERNO y CASERO.
|
CUATERNO.-
(Aparece muy regocijado cantando el Martín se fue
a la guerra.) ¡Vieja, venga un abrazo!... Y a usted otro,
don Felipe... (Al CASERO.) ¡Y a usted también!...
|
MÓNICA.-
¿Qué es eso?... |
FELIPE.-
¡Está
loco!... ¡Completamente!... |
CUATERNO.-
¿Y Zulma?... ¿Dónde
está?... Para ella el abrazo más fuerte!...
|
FELIPE.-
¡Pero hombre de Dios!... ¿Qué te sucede?
|
CUATERNO.-
Que estamos salvados... |
FELIPE.-
¿Quiénes?
|
CUATERNO.-
Todos nosotros... (Recorre la habitación
con la mirada.) Mañana temprano me vengo con la catrera
y la instalo en aquel rincón, no, en aquel otro...
morfaremos en familia, y dentro de dos meses al civil en
automóvil... |
FELIPE.-
Completamente chiflado...
|
CUATERNO.-
¡De alegría!... ¡Tengo conchavo!... ¡120
nacionales!... de capataz en la estación Laprida...
¿Qué les parece? |
MÓNICA.-
Muy bien... Te felicito...
|
FELIPE.-
¡Al fin te harás medio gente! |
CUATERNO.-
Antes sería, pero... |
FELIPE.-
No te enojés...
es una broma... Decime: ¿No te dan nada a cuenta del sueldo?
|
CUATERNO.-
No, ni pediré... Tampoco hace falta, porque
un amigo me ha ofrecido emprestarme mañana unos morlacos...
|
FELIPE.-
¡Viva don Bartolo... me Mitre!... Ahora sí
que te doy un abrazo... (Lo hace.) Y ofrecele al señor...
(Por el CASERO.) esos pesos... nos estaba ahorcando... |
CUATERNO.-
Se los prometo... |
CASERO.-
Entonces no digo nada... ¡hasta
mañana!... (Vase.) |
FELIPE.-
No lo detuve al ñudo...
¿has visto? (A CUATERNO.) Che... supongo que pagarás
el copetín, ahora... |
CUATERNO.-
Espérese,
quiero saludar a Zulma... ¿dónde se habrá metido?...
|
MÓNICA.-
Se fue al patio hace un momento... |
CUATERNO.-
Voy a buscarla... |
FELIPE.-
No te apurés... Ya vendrá.
También ella está loca de contenta... |
CUATERNO.-
¿Por qué? |
FELIPE.-
Le arreglé el asunto del
Registro. El sábado empiezan a darle costura... |
CUATERNO.-
¿Qué has hecho, viejo del diablo? ¡Infamia grande!...
¿Y Zulma qué dice?... |
FELIPE.-
Contentísima...
¿No te lo dije?... |
MÓNICA.-
¡No exageres!... ¡No
exageres!... Ella no dijo nada y agarró para el patio
con cara de pocos amigos... |
CUATERNO.-
Quiero verla... (Se
lanza hacia el patio.) |