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21

Binet y Féré, Le transfert psychique (Revue philosophique, janvier, 1885)

 

22

Ch. Féré, Note sur quelques points de la topographie du cerveau (Arch. De phys. Norm. Et path., 1876, p. 247). Nouvelles recherches sur la topographie cranio-cérébrale (Revue d´antrop., 1881, p. 468).

 

23

M. Giraud-Teulon, que ha repetido este experimento, le atribuye los mismos caracteres. (Nota inédita remitida a M. Charcot.)

 

24

M. Parinaud alega una segunda prueba, que no nos parece con mucho, tan buena. Observa que la imagen consecutiva sigue los movimientos intencionales del ojo, pero no cambia de lugar cuando se desvía el eje óptico con el dedo. Ahora bien, dice, una imagen de la retina se movería con la desviación mecánica del globo. lo mismo que en sus movimientos intencionales. Esta conclusión no nos parece justa. Se admite corrientemente en psicología que percibimos con el ojo los movimientos de los cuerpos de dos maneras: 1º cuando el ojo está inmóvil y la imagen del objeto se mueve en la retina; 2º cuando el ojo está en movimiento y la imagen del objeto no se mueve en la retina. Este último caso es aquel en que seguimos con los ojos un objeto que se mueve, por ejemplo, un cohete que se eleva por el aire. Se ha observado además que el estado de reposo o de movimiento del ojo se traduce en la conciencia por la ausencia o la presencia de las sensaciones que acompañan a las contracciones de los músculos oculares, es decir, que nuestra conciencia sólo tiene en cuenta los movimientos intencionales. Estas dos reglas explican la mayor parte de las ilusiones ópticas relativas al movimiento. Así, las imágenes consecutivas parece que se mueven con la mirada, porque en este caso experimentamos sensaciones musculares que son la señal del movimiento del ojo y además la imagen consecutiva no se mueve en la retina. Cuando se desvía mecánicamente el ojo, no tenemos sensaciones musculares, el ojo parece inmóvil; por consiguiente, de un lado, los objetos exteriores que son realmente inmóviles parece que se mueven, y de otra parte, las imágenes consecutivas parecen inmóviles, porque su imagen no se mueve sobre nuestra retina, que se supone fija. En resumen: todo objeto que parezca moverse con los movimientos del ojo, debe parecer inmóvil cuando se desvía el ojo mecánicamente, y viceversa. Estos son resultados de nuestra educación física. De ellos no se puede sacar ningún argumento en pro o en contra del lugar retiniano de la imagen consecutiva.

 

25

Citado por Taine. De l'intelligence, t. I, p. 101.

 

26

Sólo después de algún ejercicio se llega uno a dar cuenta de estos cambios de dimensión de la imagen, porque como no corresponden a ningún cambio de dimensión real, no hemos adquirido el hábito de corregirlos.

 

27

Evidentemente, el experimento no siempre resulta bien; pero basta que haya tenido éxito una vez, en condiciones que excluyan el fraude, para que se pueda tenerle en cuenta.

 

28

Se ha observado, desde hace mucho tiempo, que se evoca un recuerdo con más seguridad que otro, cuando tiene a sus órdenes más líneas de asociación.

 

29

A. Binet, L'hallucination (Revue philosophique, Abril y Mayo 1884).

 

30

James Sully, Illusions des sens et de l´esprit, página 17.