Precisamente el
primer impugnador de su correligionario fué el primero
Fernando Chirinos de Salazar, en una obra impresa en Alcalá,
en 1618, en defensa de la Inmaculada Concepción, en la cual
rechaza el testimonio del fingido Flavio Dextro.
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El Papa Martino V
subsanó muchas de estas gracias.