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ArribaAbajoActo II

 

GILA junto al vestuario asida de la manzera de un arado, como que está arando, y una aguijada en esotra mano, y dize.

 
GILA
¡Aquí, Naranjo! ¡Ah, bragado!
Malas adibas te den.
¡Cexar y dalle también!
¡Oh!, pues si dexo el arado,
la aguixada os he de h[az]er 5
entre los cuernos pedazos,
que ya conozéis los brazos
que Gila puede tener.
¿Otra vez? ¡Vuelve aquí, loco!
¡Ojo las cozes que da! 10
¿Qué mosca te picó ya?
¡Ah, bragado! Poco a poco.
¡Oh!, que te dé rabia mala.
¡Respingar y a ello, eso sí!
Pues si apaño desde aquí 15
un guijarro, no habrá bala
que salga de la escopeta
tan recia como saldrá
desde mi brazo. ¡Merá!
¿Qué diabros te inquieta? 20
¿Eso sí?; pues a de ser
arar y no respingar;
que respingar y no arar
con otra lo podréis h[az]er
que sufra menos que yo 25
condición y parezeres
de alimañas y mugeres;
al fin, que aunque me formó
el cielo con ese ser,
ya no podré a mi pesar 30
dexarlo de confessar
por no parezer muger,
que es lo que yo más desseo;
que el varonil corazón
me dió con esta pensión. 35
De Gargatalaolla creo
que torna Mingo.
 

(De adentro MINGO.)

 
MINGO
¡Jo, jo!
¡Jo, jo, burra de bellaco!
GILA
¿Qué hay, Mingo?
MINGO
En viéndote aplaco
cualquiera cólera.
GILA
Yo
40
te agradezco la fineza.
¿Qué hay de nuevo en el lugar?
MINGO
Mucha noche y dessear
el día de tu belleza,
que dempués que estás arando 45
en el lugar no amaneze.
GILA
Que vienes de humor pareze.
MINGO
Vengo, Gila, desseando
ver tus ojos y mirar
las flores que dan tus pies, 50
y besártelos dempués.
¡Ah! ¡Si quisieses amar!
¡Si dieses como las otras
zagalas en dar favores
a sus firmes amadores!; 55
pero luego te enquillotras
en tratándote de amor,
y no quieres conozer
cómo naziste muger.
Todo es fiereza y rigor, 60
todo es matar; y a la fe,
Gila, si en mirallo das,
que matan tus ojos más,
pero es de amores.
GILA
No sé,
Mingo, lo que has visto en mí 65
agora más que otras vezes.
MINGO
Lo que agora me parezes
siempre, Gila, conozí;
más no he tenido ocasión
de dezirte lo que siento, 70
sino es esta vez que intento
declararte mi pasión.
Y no sé lo que se tienen
un hombre y una muger
a solas, que aún sin querer, 75
a mayores cosas vienen.
Dígalo fray Juan Guarín
y otros muchos que ha tentado
la soledad y han gozado
de altas empresas el fin; 80
que en cuantas mugeres ves
que casi imposibles son,
alcanza más la ocasión
que el amor ni el interés.
¿Aquel cuento no has oído 85
de aquel rey que por ahí
dizen que estaba de sí
tan loco y desvanezido,
que no pensaba que había
otro hombre criado el zielo 90
más perfeto sobre el suelo,
y estando mirando un día
por los resquicios acaso
de una puerta, descubrió
a la reina dentro, y vio 95
que tenía, ¡estraño caso!,
en los brazos un enano
(escarmiento de señores)
haziéndole mil amores
sólo porque le halló a mano, 100
olvidando la hermosura,
la grandeza y perfeción
del rey, porque la ocasión
goza de la coyuntura?
Ésta ha sido la que a mí, 105
Gila, me da atrevimiento
de dezirte lo que siento.
Ama y volverás por ti,
que viéndote tan hermossa,
tan moza, tan alentada, 110
tan bien vestida y calzada,
tan discreta, tan airosa,
los que de las quexas suyas
ven que no tienes cuidado,
han dicho que lo has dexado 115
por faltas secretas tuyas;
y bien se ve que han mentido,
porque no pueden caber
en tan hermossa muger
otras faltas que su olvido. 120
Ama, Gila, pues que ves
que ama el oso, el jabalí,
el toro, el jumento.
GILA
Assí
querrás tú.
MINGO
Gila, dempués
que te conozco, no soy 125
señor de mi libertad;
y si va a dezir verdad,
tan enquillotrado estoy,
que he de h[az]er un disparate
si a la mano no me vas, 130
adonde nunca jamás,
Gila, me encuentren.
GILA
No trate,
pues consiste en mí el remedio,
tu amor de temeridades.
Si a amarme te persuades, 135
y no hay mar ni monte en medio
que lo estorbe, yo procuro
hazerte, Mingo, favores.
Dime requiebros y amores.
MINGO
Gracias al zielo que el muro 140
de imposible tan estraño
rindió al amor el desdén.
Yo me doy el parabién
y adoro tu desengaño,
pues te alumbró a conozer 145
la nezedad que hasta aquí
has hecho. Yo estoy sin mí,
Gila, de amor y plazer.
¿Qué requiebros te diré
que igualen a tu hermosura? 150
¿Sol? Ya es viejo y su fegura
no llega, Gila, a tu pie;
que es carir[r]edondo y roxo,
y no tiene pies ni manos.
¿Pues luna? No es de cristianos, 155
y es mudable a cada antojo.
¿Estrella? Mirado bien
es requiebro de rey mago.
Si ángel del zielo te hago,
te vengo a ofender también, 160
porque no hay ángel nenguno
que menos de cinco mil
años tenga. Pues si abril
de los campos, todo es uno,
porque á que el abril nació 165
otros cinco mil también,
y que este nombre te den
nunca bien me parezió,
porque al más florido prado
suele un jumento atreverse 170
y un caminante ponerse
a dexarlo perfumado,
sino es que a tan malhechores
les hazen contradición
las ortigas, porque son 175
mesegueros de las flores.
Pues si te trueco el cabello
en oro, la tez en plata,
las mexillas de escarlata
en nácar, el blanco cuello 180
en el más terso marfil,
la roxa boca en coral
y los dientes en cristal
con el aliento de abril,
y otras cosas que aún los rudos 185
troncos lo publican ya,
para tu beldad será
trocarte, Gila, en menudos;
y siendo tu cuerpo entero
carne y güeso como todos, 190
h[az]erte con estos apodos
aparador de pratero.
Lo que te podré dezir
es que le han dado tus ojos
al alma tales antojos, 195
que le han de h[az]er malparir,
si antes beber no me dexas
por esa boca penada.
Pero lo que más me agrada,
Gila, en ti son las orexas, 200
que cada vez que te pinto
acá en la imaginación,
no las hallo, porque son,
Gila, orexas de corinto;
y si mordellas me dexas, 205
será favor soberano,
porque tengo el gusto alano
que se me va a las orexas.
GILA
¿Pequeñas te han parezido
mis orexas?, y te he dado 210
plato de orexas, guisado
de que tú solo has comido,
¿y aún no quedas satisfecho?
MINGO
Espero favor mayor,
que es el fuego y el amor 215
de esa condición.
GILA
Sospecho
que tomarás una mano
agora si te la doy.
MINGO
Y de allí a los pies me voy,
que no quiero ser villano. 220
Dame a besar su cristal,
su marfil, nieve, su cielo.
GILA
Toma.
MINGO
¡Ah! ¡Pesar de mi agüelo!
GILA
¿Tanto bien puede hazer mal?
MINGO
Que me matas, Gila, ¡suelta! 225
GILA
Mingo, ¿no ves que te quiero
favorezer?
MINGO
Yo no espero
favor de ti.
GILA
Estoy resuelta
de que sea esta amistad
apretada entre los dos. 230
MINGO
Afloxa, Gila, ¡por Dios!,
que yo diré la verdad.
GILA
¿A la primer vuelta cantas
en el tormento, gallina?
MINGO
Los güesos me has hecho harina. 235
GILA
¿De aquesto poco te espantas?
MINGO
¿Esto es poco, ¡pesi a mí!,
y me has dexado sin dedos?
GILA
Qué bueno para los miedos
que yo te he tenido a ti 240
viéndome sola contigo,
muger y en un despoblado.
MINGO
Hoy sólo lo has confesado,
pero mi mano es testigo,
aunque no podrá firmallo, 245
que eres fiera y no muger,
que eres tenaza en morder
y en el aspereza rallo,
albarda en matarme, espuela
en picarme el corazón, 250
sastre en mentirme afición,
lobo y çorra en la cautela,
muger en arrepentirte,
escribano en apretar,
cebolla en h[az]erme llorar, 255
vestido viejo en reírte,
suegra en mostrarme rigor,
en la voluntad cuñado,
en la ingratitud criado
y en las promesas señor; 260
memoria en atormentarme,
tiempo en burlarme sotil,
marzo en la cola, alguazil
en prenderme y no soltarme,
en mudanzas baile y mar, 265
más tiessa en tu parezer
que de gorra suele ser
el alcalde de un lugar,
en lo zaino coz, mostaza
en lo fuerte, en lo roín 270
nezio rogado, rozín
en querer ser tú almohaza,
en el sacudirte galgo,
en maltratar pechos tos,
en dar pesadumbres «vos» 275
de la boca de un hidalgo,
en tener vueltas espada
y en nunca tenellas vira,
en desdezirte mentira,
casamiento en ser pesada. 280
Quédate, que yo me voy
donde jamás vuelva a verte;
aunque voy, Gila, de suerte
que han de darte nuevas hoy
de que me han visto ahorcar. 285
GILA
Vuelve, Mingo, que no quiero
verte morir, pues no espero
ninguna cosa heredar;
antes pretendo, si gustas,
hazerte favores más 290
si tú apercebido estás
que para cosas tan justas
tengo el pecho más humano.
MINGO
Ya no quiero más favor,
que me has quitado el amor, 295
Gila, como con la mano.
 

(Entre MADALENA alborotada.)

 
MADALENA
Gila, ¿qué esperas aquí?
GILA
¿Qué hay de nuevo, Madalena?
MADALENA
El concejo alborotado,
toda la villa revuelta. 300
GILA
¿De qué modo?
MADALENA
El capitán
que, Gila, con la escopeta
del lugar echaste un día,
ha dado al lugar la vuelta
con más de dozientos hombres 305
de compañía, que piensa
satisfazer el agravio
con abrasarnos la tierra.
Por escusar el concexo
alborotos y revueltas 310
con los soldados, al campo
les sacaron tres terneras,
veinte carneros, dos vacas,
de pan como el sol -que apenas
entre la nieve y el pan 315
no hay nenguna diferenzia-
seis fanegas, un corral
de gallinas, ocho espuertas
de longanizas, chorizos
y perniles de la sierra, 320
muchos cabritos y gansos,
mucha fruta de la Vera
y seis pellejos, sin esto,
de vino, que casi tiembla
de edad, tinto y blanco y tal 325
que haze hablar en varias lenguas
a los que aprenden sus brindis,
a los que beben su cencia,
y sin esto cien escudos
al capitán por que hiziera 330
la gente pasar a Cuacos,
a Valdeflor o a la Venta.
A cuyo presente, Gila,
no dieron otra respuesta
que colgar cuanto te he dicho, 335
sin temor y sin vergüenza
de Dios ni del rey, del rollo
(como si estas cosas fueran
ladrones o pesos falsos)
y entrársenos por las puertas. 340
Entró el capitán delante
todo plumas, la gineta
en la mano, y un mochacho
que le lleva una rodela;
dos tras él, disparando, 345
de cinco en cinco en hilera,
y al son de los atambores,
plumas dando, haziendo piernas.
Uno con una alabarda,
dando carreras y vueltas, 350
como processión los rixe,
y el que lleva la bandera
la va tremolando al aire,
que es de más colores hecha
que el pendón de un sastre, toda 355
llena de cifras y letras,
que, según el sacristán,
que es astrólogo y poeta,
leyó desde el campanario,
ha dicho que dize en ellas 360
«Gila y Lucas».
GILA
Mal la cifra
con el intento concierta,
si ésas son muestras de amor
y esotras de nuestra ofensa.
MADALENA
Después que pasaron todo, 365
otra compañía llega
de mugeres que llevaban,
que también van a la guerra,
todas puestas de camino
y en jumentos caballeras, 370
más afeitadas de cara
que una casa de un aldea.
A la de tu padre, Gila,
llegaron dêsta manera,
no sé con qué intento, prima; 375
sólo sé que mandó apriessa
cerrar las puertas; y yo
por una falsa pequeña
que al campo sale, he venido
corriendo a darte estas nuevas. 380
GILA
¡Oh, pesar de mi descuido,
que dexasse mi escopeta
en casa esta vez! Mas vaya,
que no importa mientras lleva
Gila a si mesma consigo 385
y esta honda y cuatro piedras,
que suele, si al aire escupe,
hazer temblar esta sierra.
Mete, Mingo, en el corral
esos bueyes, y esa rexa 390
guarda en el cortixo, y vamos,
que allá te aguardo.
MINGO
Eso fuera
a no tener miedo yo.
GILA
¡Vive el zielo, Madalena,
que han de saber hoy quién es 395
la serrana de la Vera!
 

(Vanse.)

 
 

(Entre GIRALDO solo. Tocando adentro la caxa.)

 
GIRALDO
Abre de par en par, Pascual, las puertas,
y el señor capitán entre en buen hora:
veamos qué pretende de mi cassa,
que reyes, a Dios grazias, y justicia 400
tenemos para agravios semejantes.
CAPITÁN
Hagan alto a la puerta dêsta casa
hasta que avise yo, señor sargento.

 (Entre.) 

 

(De adentro.)

 
Alto de mano en mano. ¡Alto! ¡Alto!
GIRALDO
Aquí está el dueño dêsta casa humilde: 405
el señor capitán haga en mí y ella
cuanto gusto le diere; pero mire
que hay Dios y que hay justicia.
CAPITÁN
Alzad, Giraldo
que no vengo a ofenderos, sino a daros
ocasión de que honréis la sangre vuestra. 410
GIRALDO
De la nobleza que tenéis dais muestra;
pero, ¿cómo, señor, queréis que piense
que me venís a honrar desta manera,
Sacándome las puertas de los quizios
para entrar en mi casa?
CAPITÁN
Con intento
415
de lo que digo ha sido. Estadme atento.
Ya estaréis de mi sangre satisfecho
primeramente.
GIRALDO
Vuestra noble sangre
es la más noble de Plasencia, y creo
que a vuestro padre conozí, y aún fuera 420
de vuestro padre a vuestro agüelo y todo,
que fueron valerosos caballeros.
CAPITÁN
Pues yo pretendo honraros con hazeros,
Giraldo, padre mío.
GIRALDO
¿De qué modo?
CAPITÁN
Si sois mi padre vos, cosa es bien clara 425
que a Gila quiero por mi esposa
GIRALDO
Agora
digo, señor don Lucas, perdonadme,
que no venís a honrarme, sino sólo
a burlaros de mí.
CAPITÁN
Giraldo, amigo
veras son y muy veras las que os digo. 430
GIRALDO
Gila no es para vos, señor don Lucas
que es una labradora, hija de un hombre
llano y humilde, aunque de limpia sangre:
rica para el lugar donde ha nazido,
pero no para vos, que sois tan noble. 435
Buscad una señora que os iguale,
que Gila para vos muy poco vale.
CAPITÁN
Antes de su valor, Giraldo, naze
el pretendella yo, que su hermosura
y su valor me tienen inclinado 440
de tal manera, que ninguna cosa
será causa a poder dêsto apartarme;
y ésta ha sido también la que me obliga
a venir como veis a vuestra cassa
y a Gargantalaolla, porque tengo 445
patente general para aloxarme
por todos los lugares de la Vera.
Sólo este bien de vos mi dicha espera:
Gila a de ser mi esposa y vos mi padre,
que ¿qué madre mexor puedo a mis hijos 450
darles que una muger que es tan famosa?
No repliquéis palabra, sino dadme
las manos a besar, y háganse luego
las escrituras; que la hazienda vuestra
con la poca que tengo de mis padres 455
ayudarán para pasar, Giraldo,
en Plasencia muy bien, cuando yo quiera
dexar la guerra y retirarme a vida
más sosegada y menos divertida.
GIRALDO
Ya fuera nezedad y grosería 460
no admitir la merzed, señor don Lucas,
que hazéis a Gila y a mi sangre. Digo
que cuanto yo tuviere es vuestro todo,
y no será tan poco que no sea
para pasar muy bien en cualquier parte, 465
aunque colguéis la azada y los arados;
y hágaos el zielo, amén, buenos casados.
CAPITÁN
Dadme la mano como padre, y luego
a Plasenzia enviaré para que traigan
las amonestaciones, que con una 470
desposarnos podremos; y esto sea
con el mayor silencio que pudiéremos,
por que mis deudos no lo contradigan.
GIRALDO
Disponéis como cuerdo vuestras cosas:
dadme los brazos, que mi hazienda es vuestra, 475
mi honor, mi Gila. Y vuestra compañía
alóxesse en mi casa toda junta,
y vos hazed y deshazed en ella,
que estoy loco de gusto, porque días
tan alegres los padres enloquezen. 480
CAPITÁN
Mis nobles pensamientos lo merezen.
GIRALDO
Para que vayan a llamar a Gila
me dad licencia, porque está en la arada,
si va a dezir verdad.
CAPITÁN
Del mismo modo
que salió dêlla para rey de España 485
Banba, puedo estimar que salga Gila,
Giraldo, para reina de mi alma.
GIRALDO
Razones son de vuestro heroico pecho.
Volvé a abrazarme.
CAPITÁN
Muy en horabuena.
 

(Entre GILA con la honda en la mano y en ella puesta una piedra, y MADALENA con ella.)

 
GILA
¿Es esto lo que dizes, Madalena? 490
MADALENA
Todo el rigor se convirtió en abrazos.
GILA
Yo he echado a perder hoy la mayor cólera
que he tenido en mi vida.
GIRALDO
Gila.
GILA
Padre.
GIRALDO
Muy bien venida seas.
GILA
Yo venía
más belicossa que era necesario 495
para lo que he hallado, pues los brazos
señal de amistad son. Adiós, que quiero
a la arada tornar como primero.
GIRALDO
Vuelve acá, Gila, mira que te aguardan,
con la dicha mayor que muger tuvo, 500
el zielo y la fortuna.
GILA
¿Hanme elegido
por general, por rey, obispo o papa?
¿He heredado las casas, las haziendas
de los señores de Castilla? ¿Vienen
por mí para gran turca bautizada? 505
¿Llámanme para h[az]erme prencipessa
de Castilla y León, o prestejuana
en las Indias, del Cairo gran señora,
u de Alimaña y Roma emperadora?
GIRALDO
Muy altos son tus pensamientos, Gila. 510
GILA
Pedilde, padre, cuenta a las estrellas
de esa altivez, pues ellas son la causa.
GIRALDO
Medir con la humildad del nazimiento,
Gila, la voluntad y el pensamiento.
GILA
¿Qué dicha, padre, al fin es la que aguardo 515
del cielo y la fortuna?
GIRALDO
Tu remedio.
GILA
Pues qué, ¿quieres casarme?
GIRALDO
Sí , y advierte
si es dicha la que aguardas, pues te caso
con el señor don Lucas, caballero
de los Caravajales de Plasencia, 520
y juntamente capitán, que a sólo
este efeto no más, Gila, ha venido
a Gargantalaolla.
GILA
Hasta agora
me imaginaba, padre, por las cosas
que yo me he visto h[az]er, hombre y muy hombre, 525
y agora echo de ver, pues que me tratas
casamiento con este caballero,
que soy muger, que para tanto daño
ha sido mi desdicha el desengaño.
No me quiero casar, padre, que creo 530
que mientras no me caso que soy hombre.
No quiero ver que nadie me sujete,
no quiero que ninguno se imagine
dueño de mí; la libertad pretendo.
El señor capitán busque en Plasencia 535
muger de su nobleza que le iguale,
que yo soy una triste labradora
muy diferente dêl, para los campos
buena que me conozen, y no quiero
meterme agora a caballera y h[az]erme 540
muger de piedra en lo espetado y tiesso,
encaramada en dos chapines, padre,
y con un verdugado hecha campana,
lominaria con una lechuguilla,
aprendiendo de nuevo reverenzias, 545
que será para mí darme ponzoña,
y Gila no es buen nombre para doña.
CAPITÁN
No es bien que despreciéis, hermoso dueño
de mis desseos y del alma mía
-perdóneme Giraldo, vuestro padre, 550
que desde aquí le tengo ya por mío-,
amor que se reduze a pensamientos
tan bien nazidos, tan en honra vuestra,
que por vida de vuestros dos luzeros,
ojos del zielo de esa hermosa cara, 555
que habéis de ser al lado de don Lucas,
si merezco esa mano, otra Semíramis,
otra Evadues y Palas española.
GILA
Esa razón me puede obligar sola,
por imitar a vuestro lado luego 560
a la gran Isabel, que al de Fernando
emprende heroicos hechos; que si vivo,
y ocasiones me ofreze la fortuna,
a de quedar contra la edad ligera
fama de la serrana de la Vera. 565
CAPITÁN
Pedidrne albricias, por que os dé desseos
nuevos, almas y vidas con que amaros.
GILA
Aunque no supe amar, pienso pagaros.
MADALENA
Goza el estado muchos años, Gila.
GILA
Será para servirte, Madalena. 570
 

(DON GARZÍA de camino.)

 
GARZÍA
Nunca en la Vera imaginé alcanzaros.
CAPITÁN
Seáis muy bien venido, don Garzía,
que habéis estado a fe bien desseado.
¿Cómo habéis, en efeto, despachado?
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