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GARZÍA
Luego en llegando me aprobó el consexo, 575
aunque llegué a ocasión a Salamanca
para España bien trágica.
CAPITÁN
¿En qué estado
queda el príncipe?
GARZÍA
Oídme con cuidado.
Después que de la carrera
de aquel caballo que a España 580
fue el de Troya, pues ha sido
de tan gran desdicha causa,
quedó el príncipe don Juan
tan enfermo en Salamanca,
de su mal lograda vida 585
con tan pocas esperanzas,
Fernando y doña Isabel,
la jornada de Granada
dexando, dieron la vuelta
a llorar tan gran desgrazia. 590
«Siete dotores lo curan...»,
y entre ellos el de la Parra,
nuevo Galeno español
que a Esculapio se adelanta.
Todos hasta el catorzeno 595
la vida al príncipe alargan,
y el de la Parra una noche
le dize tales palabras:
«Muy malo está vuestra alteza...»
don Juan, príncipe de España; 600
al cuerpo faltan remedios,
acúdanse a los del alma.
La muerte a nadie perdona,
que de los reyes las guardas
atropella y no respeta 605
como mayor rey la manda.
« Tres horas tenéis de vida,
y la una ya se pasa...»
que de la vida es el pulso
el relox que las señala. 610
Quien os engaña no os quiere,
y a quien hoy os desengaña
debéis más, que las lisonjas
aquí no sirven de nada.
Sin herederos vos dexa 615
el cielo: secretas causas
debe de haber que lo ordenan,
que en la tierra no se alcanzan.
El reino, por vuestra muerte,
queda a la señora infanta; 620
ampare Dios a Castilla
y a vos os perdone el alma.»
Valor mostrando, responde
el príncipe al de la Parra:
«Con ser la verdad primera 625
que me han dicho, no me espanta.
Natural cosa es la muerte;
sólo me aflige la falta
que puedo hazer a Castilla,
aunque dexo tres hermanas; 630
pero Dios, que determina
que muera, sabrá amparalla
con herederos que importen
más a su iglesia romana.»
Y recibiendo de nuevo 635
los sacramentos, dio el alma
al zielo, luto a Castilla
y general llanto a España.
En la catedral se hizo
un túmulo, cuya rara 640
fábrica admiró en su pompa
la arquitectura romana.
El edificio soberbio
las cuatro especies mostraba
de las colunas antiguas 645
que inventó Efesia y Acaia:
las dóricas y corintias,
las jónicas y tuscanias,
que el español mauseolo
hasta los zielos levantan 650
sobre los embasamentos
de pedestales y basas,
cuadros equinos bozeles,
lengüetas, escitas, çanjas,
nazelas, filetes, plintos, 655
murezillos, contrabasas,
troquilos, planos, talones,
armilas, gradillas, bandas,
cuyo hermoso frontispicio
con el capitel rematan 660
arquitrabes y cornixas,
frisos y molduras varias,
coronas, gulas, casetos,
gotas, balaustres, armas,
exes, triglifos, metopas, 665
témpanos, linteles, jambas.
Tocaba el capel ardente
en la cúpula musaica
de la capilla mayor,
adonde un águila estaba 670
al sol probando sus hijos,
y uno dêllos con las alas
batiendo sus rayos de oro,
con unas letras doradas
que dizen: «Éste es mi nido. 675
¡Adiós, grandezas humanas,
que parezéis muy pequeñas
desde tan alto miradas!»
Doze pendones pendían
luego con las castellanas 680
y aragonesas insinias;
y en el capitel, España,
armada como la pintan,
pisando yelmos y espadas,
cuyas lágrimas son letras 685
que dêsta suerte lloraban:
«Yo he perdido solamente,
que el príncipe don Juan gana
más dichosas monarquías,
conquistas más soberanas.» 690
Al lado derecho suyo
estaba también la fama,
y al siniestro la fortuna,
que rendida se mostraba,
y más abaxo la muerte, 695
arrepentida y turbada,
reclinando el flaco cuerpo
sobre su corva guadaña.
En medio dêste edificio,
que ardiendo en luzes estaba, 700
el del príncipe pusieron,
armado con blancas armas,
la corona en la cabeza,
puesta la mano en la espada,
dando ocasión a los ojos, 705
que con lágrimas cegaran.
Mostrando el valor que tienen
los católicos monarcas,
a las obsequias asisten;
y luego, en siendo acabadas, 710
los monteros de Espinosa
el cuerpo en hombros levantan
y a la bóbeda le llevan,
donde un secretario aguarda,
que toma por testimonio 715
que queda en aquella caxa
de plomo el cuerpo; y con esto
todos los actos se acaban,
previniendo el juramento
de la infanta doña Juana, 720
que mil años guarde el zielo
como a menester España.
CAPITÁN
Notable desgrazia ha sido.
GIRALDO
Toda esta vida es desgrazias.
GILA
Las lágrimas, Madalena, 725
de lástima se me saltan.
MADALENA
No te he visto jamás tierna
sino es hoy.
GILA
La misma causa
trae consigo el llanto, prima.
CAPITÁN
Hay novedades estrañas. 730
GARZÍA
¿Dónde ha de estar la bandera?
CAPITÁN
Aquí, que el cuerpo de guardia
quiere Giraldo que sea
dentro de su misma casa.
Vamos a aloxar la gente. 735
Adiós, Giraldo.
GIRALDO
Dios vaya
con vos.
CAPITÁN
Adiós, dueño mío.
GILA
El mismo os guarde.
GARZÍA
No es mala,
don Lucas, la motilona.
CAPITÁN
A Gila le dexo el alma. 740
 

(Vanse DON LUCAS y DON GARZÍA.)

 
GIRALDO
Aliña la casa, Gila,
y haz que se pongan dos camas
para el capitán y alférez:
las sábanas nuevas saca
de tu axuar, y las colchas, 745
y enfunda cuatro almohadas,
que no güela más que a limpio
todo, y quita de la sala
los ciegayernos, que agora
sólo los ciega tu cara 750
y tu varonil valor,
que es la dote que te casa;
y a los capones más gordos
tuerze los cuellos, y mata
un lechón, y arroja dentro 755
de la olla dos torcazas
palomas y algún sisón,
que de lo que toca a vaca
y carnero buena queda;
y mientras voy a la plaza, 760
pon la mesa, y queda adiós.

 (Vase GIRALDO.) 

MADALENA
Prima Gila, ordena y manda,
que yo te ayudaré a todo,
GILA
Vamos primero que nada
a ver del modo que ponen, 765
Gila, la bandera y armas.
MADALENA
Soldados salen aquí
a jugar (si no me engaña,
Gila, la maginazión)
los dados sobre una caxa, 770
que así suelen h[az]erlo siempre.
GILA
De buena gana jugara,
prima, los dados con ellos.
MADALENA
¿Sabes?
GILA
Cuando estuvo en casa
del barbero la bandera 775
el año pasado, daba
en mirar y aprendí el juego.
MADALENA
Todo cuanto hay se te alcanza.
GILA
Por inclinación soy hombre.
 

(Salgan ANDRÉS y GERÓNIMO y otro soldado con una caxa y dados para jugar.)

 
ANDRÉS
El socorro juego.
GERÓNIMO
Vaya.
780
ANDRÉS
Que me ha picado, ¡por Dios!,
el señor cabo de escuadra.
CABO
Pues adviértole que luego
muda la posta de guarda.
ANDRÉS
Dorabuena.
GERÓNIMO
Más al onze.
785
ANDRÉS
Esto paro a la trocada.
GERÓNIMO
Tire, que un onze ganó.
ANDRÉS
¡Oh cuatro vezes malhaya
quien es desdichado y juega!
 

(Llégase a ver jugar GILA y MADALENA; saca el dinero y pónelo en la mesa y toma los dados.)

 
CABO
¿Quiere jugar, camarada? 790
GILA
De buena gana por cierto
yo juego.
CABO
¿Hay dinero?
GILA
En plata.
CABO
Moza varonil, ¡por Dios!
ANDRÉS
Herónimo, la serrana
es ésta que allá en Plasencia 795
ya te acuerdas.
GERÓNIMO
¿Pues no basta
para memoria los toques
que contra negras y blancas
espadas nos dio a los dos
con sola una negra espada? 800
Su casa pienso que es ésta.
ANDRÉS
Desimula agora y calla,
que antes de marchar un chirlo
le a de quedar por la cara.
GILA
¿No juegan?
ANDRÉS
Pues, ¿por qué no?
805
GILA
A todos digo.
GERÓNIMO
Quien paga
tan francamente no es mucho
que lo diga.
CABO
A todos gana.
ANDRÉS
Si no es a mí que no quiero.
GILA
De barato se lo daba 810
si no hubiera puesto encima
la mano.
ANDRÉS
Las suyas blancas
beso por esa merzed;
pero aténgome a mis garras.
GILA
Pues conmigo se las corta, 815
so soldado. ¿No bastaba
para conozer mi humor
lo que no á muchas semanas
que a los dos passó conmigo?
ANDRÉS
Mírelo bien s[eñ]ora honrada. 820
GILA
¿No es él a quien yo molí
a espaldarazos que habla?
¿Tiene más que haber dexado
por los frascos, las reatas;
por el arcabuz, las mulas, 825
y las ruedas por las caxas?
ANDRÉS
Quien lo imaginare digo,
que si no miente, se engaña.
GILA
Para tales ocasiones
guardo yo estas bofetadas. 830

 (Dale una bofetada.) 

ANDRÉS
Las muelas me ha echado fuera.
 

(Quítase la honda GILA.)

 
GILA
Piedras, Madalena, y salgan
los gallinas por que acaben
de conozer la serrana.
CABO
Vuazé se tenga y ninguno 835
se mueva a sacar la espada,
porque es muger en efeto
y es este cuerpo de guardia.
ANDRÉS
Basta que voaze lo diga.
CABO
Nunca una muger agravia. 840
GERÓNIMO
Así lo entiendo.
CABO
Pues sean
amigos.
GILA
¡No dizen nada!
CABO
Sus amigos quieren ser;
déme aquesa mano y basta,
reina.
GILA
Yo no soy amiga
845
de gallinas.
 

(Vanse GILA y MADALENA, volviendo GILA la cara.)

 
CABO
¡Muger brava!
Ésta debe ser, sin duda,
la que tiene tanta fama.
ANDRÉS
Preguntádselo a mis muelas.
No más burlas con serranas. 850
 

(Vanse.)

 
 

(La reina DOÑA ISABEL y el maestre de Calatraba con ferreruelo de bayeta.)

 
ISABEL
Seáis, maestre, bien venido.
RODRIGO
Déme
vuestra alteza su mano, que ya he dado
el pésame del príncipe a su alteza
que justamente...
ISABEL
¿Cómo queda Alhama?
RODRIGO
Ya lo sabréis de boca de la fama, 855
que ésa fue la ocasión de haber venido
a mostrar la tristeza, que las deudas
de mis obligaziones justamente
publican y en el suelo castellano...
ISABEL
¿Cómo dexáis al conde vuestro hermano? 860
RODRIGO
Bueno, señora, y de la misma suerte
que yo, lleno del justo sentimiento
de Archidona y Morón, donde ha mostrado
que a tal falta se debe, en las fronteras
que al príncipe...
ISABEL
Es el conde un gran soldado.
865
RODRIGO
Los mal logrados años de su alteza
son de igual sentimiento con la falta
que tienen estos reinos de heredero
y más tan valeroso y tan amable...
ISABEL
Maestre, guárdeos Dios.
 

(Éntrese la reina y quede solo el maestre.)

 
RODRIGO
¡Valor notable!
870
No puede resistir el llanto y quiso
entrarse por que nadie dezir pueda
que la ha visto llorar. ¡Oh castellana
Evadnes! ¡Oh Semíramis cristiana!
¡Oh invencible católica española! 875
Tú puedes ser dêl mundo Fenis sola.
 

(Entre el rey leyendo una carta.)

 
FERNANDO
Maestre, ¿adónde está la reina?
RODRIGO
Agora
se retiró con sus altezas.
FERNANDO
Basta,
que el Rey Chico me escribe deseoso
de hazer pazes conmigo y alianza, 880
que otra vez a Granada ponga sitio;
porque, como sabéis, están en bandos
él y Muley su tío, el que posee
la parte de la Alhambra. ¿A quién, maestre,
a vuestro parezer podré encargalle 885
esta ocasión? Porque el marqués de Cáliz,
el señor de Aguilar, el Guzmán Bueno
de Niebla, el gran Ribera adelantado
de Andaluzía y vuestro hermano el conde
y el de Palma se ofrezen a la impresa, 890
ya que tengo jurada a la princessa.
RODRIGO
Pues me llegáis a pedir
parezer, os lo he de dar,
que no tengo de engañar
a quien tengo de servir, 895
y hablar verdades me obliga
después de Isabel y vos,
¡por vida de ambos a dos!,
o el mismo moro lo diga
que en mis vitorias me alaba, 900
que toca aquesta ocasión
a don Rodrigo Girón,
maestre de Calatraba.
Bien me pueden perdonar
el de Cáliz y el de Niebla 905
que el mar de despojos puebla,
el de Palma y Aguilar,
el famoso adelantado
que tantos triunfos enseña,
mi hermano el conde de Ureña 910
que esta impresa han desseado;
que son, como he visto yo,
entre desnudos azeros
generosos caballeros,
pero más valientes no. 915
Y por la cruz que estos pechos
marca, que habéis de mirar
en breve tiempo juntar
a estos dichos muchos hechos.
Los pendones castellanos 920
marchen a Granada, pues,
que yo os la pondré a los pies
o me cortaré las manos.
FERNANDO
Dadme los brazos, maestre,
que esto fue, a dezir verdad, 925
probar vuestra voluntad.
RODRIGO
Mi propia sangre la muestre
tantas vezes derramada.
FERNANDO
No me tenéis que advertir;
lo que importa es prevenir 930
brevemente la jornada,
que importa la diligenzia,
y el hallarme yo presente,
baxando primeramente
por Guadalupe a Plasencia, 935
a dar a unos bandos fin
que hay entre Caravajales
y Estúñigas.
RODRIGO
Las reales
presencias, señor, al fin
acaban cualquiera impresa 940
con más prisa y brevedad.
FERNANDO
Maestre, a besar entrad
las manos a la princessa.
 

(Éntrense.)

 
 

(El SARGENTO y DON GARCÍA.)

 
SARGENTO
Señor alférez, ya está
en orden la compañía 945
para marchar.
GARZÍA
No querría
que se arrepintiesse ya
si la moza le ha agradado,
como suele suceder,
por que no llegasse a ser 950
de veras lo imaginado
de burlas.
SARGENTO
Con la ocasión
de acercarse el casamiento
debió de cumplir su intento,
que su altiva condición 955
no pienso que de otra suerte
pudiera nadie rendir.
GARZÍA
Y aún así ha sido esculpir
un diamante.
SARGENTO
Muger fuerte.
GARZÍA
Esta noche es la primera 960
que rindió su voluntad.
SARGENTO
Pues si va a dezir verdad
ya amaneze; no quisiera
que nos coxiera aquí el día,
porque es, según se me alcanza, 965
cierta señal de mudanza.
GARZÍA
Gente viene.
 

(Salga DON LUCAS el capitán.)

 
CAPITÁN
¿Es don García?
GARZÍA
Y el sargento.
CAPITÁN
Vamos, pues,
que ya coxió la venganza
lo que sembró mi esperanza, 970
y lo que Gila después
despierta habrá de llorar.
GARZÍA
¡Buena moça!
CAPITÁN
Yo me fundo
en que no la tiene el mundo
en llegándola a gozar. 975
GARZÍA
Qué presto que el freno tascas.
CAPITÁN
Con la que amor más estima,
en descubriendo el enima,
todo es bochornos y bascas.
GARZÍA
Reniega tú de picarte 980
y de hallar alguna cosa,
aún en la que no es hermosa,
que pueda cuidado darte
del no sé qué que se dize
que se alcanza por ventura, 985
que querrás que su hermosura
todo el mundo solenize,
y en los aires andarás;
que también con más rigor
suele ser mosca el amor. 990
CAPITÁN
No me sucedió jamás.
GARZÍA
A mí sí.
CAPITÁN
Vamos de aquí,
y agradézcame el lugar
que no le abraso.
SARGENTO
Marchar.
CAPITÁN
Yo llegué, engañé y venzí. 995
 

(Éntrense, y toca el atambor a marchar, y de adentro dize GILA, y salga luego con un manteo como que se levanta de la cama.)

 
GILA
¡Traición! ¡Traición! ¡Padre! ¡Prima!
¡Mingo! ¡Pascual! ¡Antón! ¡Presto,
socorred mi afrenta todos!
¡Ah de mi casa! ¡Ah del pueblo!
¡Qué se me van con mi honor; 1000
que un ingrato caballero
me lleva el alma! ¡Socorro!,
¡qué me abraso, que me quemo!
¡Ay, confusos atambores,
enemigos istrumentos 1005
de la muerte y de la envidia,
que en el alma dais los ecos
del ánimo y la venganza,
despertadores soberbios,
reloxes de mis desdichas, 1010
de mi agravio pregoneros!
¿Qué os hizo mi honor que vais
tocando alarma y huyendo?
¿Por qué si vais vitoriosos,
las espaldas habéis vuelto? 1015
Esperad o no venzáis,
que no es bien, cobardes siendo,
dexéis a mi honor venzido
en la muralla del sueño.
¡Ay furia! ¡Ay rabia! ¡Ay zielos, 1020
que se me abrasa el alma! ¡Fuego! ¡Fuego!
 

(Salgan agora alborotados GIRALDO, PASCUAL, MADALENA y MINGO envuelto en la manta de la cama.)

 
GIRALDO
¿Qué vozes son éstas, Gila?
MADALENA
Prima, ¿qué es esto?
MINGO
¿Qué es esto?
GILA
Mi desdicha y vuestra culpa,
mi engaño y vuestros consejos. 1025
Nunca yo diera la mano
por vos a, aquel mostro fiero,
que en mi afrenta se ha cebado
en mis agravios sangriento;
que no sé por ella el alma, 1030
padre, qué invisible fuego
me penetró los sentidos
desde la suya de hielo,
qué hechizo me adormezió
que comenzé desde luego 1035
a dársela por los ojos
en amorosos desseos.
Reniegue el que es menos sabio
de la de más fuerte pecho,
que no hay muger que resista 1040
en mirando y en oyendo.
Como imaginé que estaba
tan cercano el casamiento,
le di esta noche en mis brazos
ocasión para ofenderos. 1045
¡Malhaya, padre, quien fía
de sus mismos pensamientos,
de palabras de los hombres,
de regalos y requiebros!
que estas galas enemigas, 1050
dizen, tremolando al viento:
aquí se aloxan agravios
a costa del propio dueño.
Echaldo de ver, pues marcha
ese capitán Bireno 1055
haziéndome Olimpia a mí
y roca su ingrato pecho.
¡Ay furia! ¡Ay rabia! ¡Ay zielos,
que se me abrasa el alma! ¡Fuego! ¡Fuego!
GIRALDO
Las quexas dexemos, Gila, 1060
y acudamos al remedio.
GILA
Bien dezís. Dadme un caballo
que imite a mis pensamientos,
y tú, Madalena, dame
de vestir; tú, Pascual, luego 1065
dos escopetas me carga;
tú, Mingo, convoca al pueblo
para que salgan a darme
ayuda; y ruego a los zielos
que ofendidos no castiguen 1070
a mi enemigo primero,
ni que primero que yo
ninguno le mate, siendo
restaurador de mi honra,
que por estos brazos mesmos 1075
mi agravio quiero vengar,
que sólo a todos les ruego
que vengan a ser testigo
de la suerte que me vengo.
Y guárdense de mí todos 1080
cuantos hombres tiene el suelo
si a mi enemigo no alcanzo,
que hasta matarlo no pienso
dexar hombre con la vida;
y hago al zielo juramento 1085
de no volver a poblado,
de no peinarme el cabello,
de no dormir desarmada,
de comer siempre en el suelo
sin manteles, y de andar 1090
siempre al agua, al sol y al viento,
sin que me acobarde el día
y sin que me venza el sueño,
y de no alzar, finalmente,
los ojos a ver el cielo 1095
hasta morir o vengarme.
MINGO
Todos dezimos lo mesmo.
GIRALDO
¡Ea! ¿A qué esperamos, hija?
Vamos de aquí.
GILA
Rabio y muero.
Sin honra estoy. Vamos, padre, 1100
que de coraje reviento.
¡Ay furia! ¡Ay rabia! ¡Ay zielos,
que se me abrasa el alma. ¡Fuego! ¡Fuego!

 
 
FIN DEL ACTO SEGUNDO
 
 

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