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Una extraña ciudad que, como bien explica el doctor Sabatino al avispado Basilio en la película, «fue fundada por un grupo de judíos que desobedecieron la ley de expulsión, aprovecharon unas cuevas producidas seguramente por algún movimiento sísmico de las primeras edades y construyeron una sinagoga»
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Entrevistado en 1344 por Alfonso Sánchez para la revista Primer Plano sobre la idea de crear para el relato una ciudad que existiese en el subsuelo de Madrid, Carrere se manifestaba en estos términos: «Debe de existir. En Madrid hay muchos pasadizos subterráneos. Uno que arranca de esta casa precisamente va a parar al Manzanares, donde termina en una gran habitación pintada de negro. Hay muchos por el estilo, y no sería extraño encontrar alguna sinagoga, una casa, una mezquita.»
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«La excitación conduce al orgasmo, quedando así evidenciado todo el simbolismo de la escalera como una representación del coito»
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«[...] para que exista la experiencia de lo siniestro [...] es necesaria la convergencia de dos fenómenos distintos: en primer lugar, que la situación planteada afecte al estatuto mismo del sujeto, a su certeza y a su constitución y, en consecuencia, pueda sugerir la incertidumbre de lo percibido; en segundo, que la imagen sea capaz de fracturar todo enganche a través de los significantes fantasmáticos, abriendo una brecha insalvable»