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En el Yndice de los libros de la herencia de 1782 aparecen dos títulos de Apuleyo: Opera Lucii Apulei, quarto, dos tomos, pasta, 3 sueldos (fol. 278v) y Libro de Lucio Apuleyo, octavo, un tomo, 6 sueldos (fol. 322v). Probablemente sean los «dos ejemplares» de 1801, aunque la tasación es muy distinta en ambos lugares.

 

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Es importante la precisión, porque en el Índice de 1790 se prohíbe este libro «sólo en lengua vulgar», p. 14. Probablemente los Mayans poseían la traducción atribuida a Diego López de Cortegana, que fue arcediano de Sevilla hacia 1500. Meléndez poseía la versión latina, Apuleii opera omnia... Amsterdam, 1624, 1 vol. en 16.º, valorada en 11 r. Por una vez, la tasación de los inquisidores valencianos y la de Meléndez coinciden.

 

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De los varios Artes de Confesar que circulaban, el Índice de 1790 sólo condena los escritos «por un religioso de San Benito o por uno de San Gerónimo», op. cit., p. 16.

 

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Du Vergier o Du Verger y Duverge de Hauranne (Juan), también conocido como Abad de Saint Cyran o simplemente Saint Cyran (Bayona, 1581-Vincenne, 1643), fue amigo de Jansenio y uno de los fundadores del jansenismo y acérrimo enemigo de los jesuitas. Lógicamente, este autor tenía casi todas sus obras prohibidas, aunque el Índice de 1790 apostilla: «Las obras de este autor que no están en este Expurgatorio por sus títulos, se procurarán examinar para el correspondiente uso», p. 70.

 

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Este Franciscano Descalzo publicó su Historia civil de España en Madrid, Manuel Fernández, 1740-1777. 4 partes en tres vols. En el Seminario de Vitoria se conserva un manuscrito, intitulado Quexas al Rey por Fray Jesús de Belando, por haverle recogido el Santo Tribunal de la Inquisición su Historia civil de España, sin año, 250 hojas en pergamino. AGUILAR PIÑAL, Bibliografía, I, pp. 565-566. Aparece en el Índice de 1790, p. 145. También estaba en la Escuela Militar de Barcelona, DOMERGUE, Lucien, Le Livre en Espagne au temps de la Révolution Française, p. 206.

 

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La primera edición es de Madrid, Manuel Fernández (1746-1750) en 12 vols. Aguilar Piñal recoge otras dos ediciones, Bibliografía, III, p. 200. El jesuita francés P. Berruger (Ruán, 1681-París, 1728) fue jesuita durante algún tiempo. Escribió en francés una Histoire du Peuple de Dieu, en tres partes de varios tomos cada una (París, 1728, misma ciudad, 1753 y Lyon, 1757). Su tesis herética fundamental era el sostener que en las Sagradas Escrituras no existía prueba directa de la divinidad de la persona de Jesucristo. Alcanzó gran popularidad por sus numerosas condenas. Fue traducida a distintos idiomas y fue condenada por sendos edictos inquisitoriales españoles de 11 y 13 de mayo de 1759, aunque anteriormente los índices romanos de 1734 y de 1755 habían condenado las dos primeras partas y el papa Clemente XII hizo lo mismo con la tercera en 1758. Para averiguar exactamente qué libro poseían los Mayans, reproduzcamos la condena del Índice de 1790: «Se declara estar comprendida en dicha prohibición la obra intitulada Historia del Pueblo de Dios, 2.ª parte sacada solamente de los Libros Santos del Nuevo Testamento, desde el nacimiento del Mesías asta el fin de la Sinagoga, escrita en francés por el P. Isaac Jos. Berruyer, de la Compañía de Jesús, y traducida al español, corregida, por el P. Antón Espinosa, de la misma Compañía. 6 tomos, en Madrid en 1755. Y en Edicto de 13 del mismo mes y año se prohibió la obra intitulada, Historia del Pueblo de Dios, desde su origen hasta el nacimiento del Mesías, sacada solamente de los Libros Santos, traducida al castellano por el P. Antonio Espinosa, de la Compañía de Jesús, de la que escribió en francés el P. Isaac Jos. Berruyer» [12 vols.], Índice de 1790, pp. 26-27. Con toda seguridad, los Mayans poseían las dos obras, aunque la de 6 vols. tenga equivocado el título, cambiando las palabras de Dios por cristiano. Por eso aparecen valoradas conjuntamente.

 

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Creemos que se trata de la antes citada Historia del Pueblo de Dios, 2.ª parte sacada solamente de los Libros Santos del Nuevo Testamento, cuya primera edición en castellano apareció en Madrid, Viuda de Manuel Fernández, 1755-1756, 6 vols. Palau dice que la traducción es de los PP. José Calzado y Jerónimo Benavente. AGUILAR PIÑAL, Bibliografía, III, p. 201.

 

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Los Mayans poseían las Obras Completas de Fleury, 13 tomos en pasta, valorados en 3 libras, y algunos ejemplares duplicados como se observa en el Yndice de los libros de la herencia de 1782, donde hay varias entradas. Por ejemplo, ver en la BNPV, Manuscrito 536, ff. 266v y 271 (cuatro libros en el mismo folio), 280 y 322v. El Edicto de 1755 sólo prohíbe, precisamente, esta traducción de Amberes. Índice de 1790, p. 33. La estimación de Mayans por Bossuet queda manifestada en estas palabras escritas a su amigo Cabrera en enero de 1736: «He ido recogiendo de tomito en tomito, 24 de este autor, [Bossuet] y, en materia de religión, no he visto hombre que mejor enseñe». MESTRE, Antonio, Don Gregorio Mayans y Siscar, p. 122.

 

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El solitario de Oliva manifiesta su complacencia con el libro de Burlamaqui: «He leído con mucho gusto los Principios del derecho natural de Mr. Burlamaqui». Carta a Cramer, del 14 de agosto de 1751. MESTRE, Antonio, Don Gregorio Mayans y Siscar, p. 251.

La gran obra del jurista suizo Burlamaqui (Ginebra, 1694-1748), Principes du droit de la nature et des gens, constaba de varios volúmenes. El libro aquí prohibido (Edicto del 15 de enero de 1756) es el primer tomo, intitulado Juris naturalis elementa (Ginebra, 1747), que fue durante largo tiempo libro de texto en Europa. Influyó mucho en Rousseau y en los pensadores independentistas de Norteamérica, motivo suficiente para ser prohibido por la Inquisición española. Meléndez Valdés, poseía la edición de Yverdon, 1766-1768, 8 vols. valorados en 200 r.

 

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Ignacio Camargo, jesuita español de fines del siglo XVII y principios del XVIII, fue profesor de Teología en Salamanca. En este libro se combatían las representaciones teatrales. Los Mayans poseían la primera edición. Índice de 1790, p. 41.

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