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La vida es amor; Memorias

Sofía Estévez



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La vida es amor



                                  El sol que despide sus rayos divinos,
el cielo vestido de hermoso color,
el bello paisaje que admiran mis ojos
parece que dicen: ¡la vida es amor!
 
   El viento que arranca las hojas al árbol,
y bulle en el cáliz de cándida flor,
el ave que canta cruzando el espacio
murmuran sin tregua querellas de amor.
 
   La palma que agita sus pencas sonoras,
la fuente que corre con dulce rumor;
la fiel tortolilla que gime en el bosque...
arrancan al pecho suspiros de amor.
 
   Al dar a los aires mi plácido canto,
de gozo impregnado, sin pena y dolor,
del fondo del monte respóndeme el eco
que va repitiendo: ¡la vida es amor!
 
   Dos blancas palomas que tiernas se arrullan
emblemas hermosos de paz y candor;
también elocuentes le dicen al alma:
¡no hay muerte en el pecho que alienta el amor!
 
   La plácida brisa que carga en sus alas
frescura, armonías, rumores y olor,
se lleva distante mi voz y mis cantos;
¡me trae de otro pecho suspiros de amor!
 
   Si todo me habla de amor, con delicia,
y dicha en la tierra no existe mayor,
también inspirado mi labio repite:
¡dichoso quien ama!... ¡La vida es amor!


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Memorias



                                  Gratas memorias de mi edad primera,
castas delicias de mis años bellos
      que nunca olvidaré...
pasó aquella risueña primavera,
de aquel sol se eclipsaron los destellos,
      yo triste me quedé.
 
   Huyeron para siempre aquellos días
de dulce calma y plácida ventura,
      de dicha sin igual...
¡Murieron mis contentos y alegrías,
y tan sólo me dio la desventura
      mi destino fatal!
 
   ¿Dónde, dónde se han ido aquellas horas
que llenaron de gloria mi existencia,
      y de placeres mil?...
¿Dónde se han ido aquellas seductoras
imágenes de paz y de inocencia
      de mi edad infantil?
 
   ¿Dó se han ido los tiempos venturosos
de constante alegría y bienandanza,
      de goces y placer?
¿Qué se han hecho los rayos luminosos
de aquel astro feliz que en lontananza
      miraba aparecer?...
 
   ¡Todo pasó!... La estrella refulgente
entre las sombras de la noche umbría
      oculta se quedó.
El invierno llegó tras la sonriente
primavera feliz; y a la alegría
      el duelo sucedió.
 
   Sólo el dulce recuerdo, a la par triste,
de mi niñez, en el pasado hundida,
      conserva mi alma fiel.
Que ya el contento para mí no existe,
y está llena la copa de mi vida
      de emponzoñada hiel.
 
   ¡Tristes memorias de mi edad primera
no más vengáis a perturbar mi calma,
      no me hagáis infeliz!
¡Ya ese tiempo pasó!... Fue una quimera...
¡Hoy sólo anhela con afán mi alma
      gozar, y ser feliz!
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