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La villana de Getafe

Comedia famosa

Lope de Vega Carpio



Dirigida a don Francisco López de Aguilar

[Nota preliminar: edición digital a partir de la de Madrid, Juan de la Cuesta, 1620, y cotejada con la edición crítica de José Mª Díez Borque, Madrid, Orígenes, 1990, cuya consulta recomendamos.]

Júntanse a concilio poético ciertos que hablan siempre en versos, y deben de saber hacerlos, aunque quien esto sabe, pocas veces habla en ellos, que cuando los dueños andan a buscar quien se los oiga, no pienso que arguye buena opinión, que anda siempre fuera de la persona, y muchas leguas de la propia conversación. Y en esta junta, o digamos Ateniense Liceo, llegó un soneto mío al rayo de aquel generoso caballero, tan desdichado como ilustre, que decía así:


«Venerable a los montes laurel fuera
Júpiter servador, tu sacra encina,
si tu mano feroz la sierpe trina
en su tronante origen suspendiera.
Cuando el temor humano considera
tal vez inmoble la piedad divina,
teme la majestad, porque imagina
preciso el orden de la eterna esfera.
¿Por qué de un árbol siempre duro hiciste
defensa al cielo, ¡oh tú!, que su horizonte
bañado en esplendor trémulo viste?
¡Ay, decreto fatal!, en todo un monte
blanco a las flechas de sus iras fuiste,
y siendo Endimión, mueres Faetonte».

Aunque este no sea su propio lugar, y más parezca carta de defensa que dedicatoria de una fábula, en tanta amistad, en tanto amor, y escribiendo a ingenio tan conocidamente docto, no cae fuera de su lugar satisfacer brevemente a las objeciones propuestas, aunque si en esto he de mirar, teniendo tanto escrito, corta fuera mi vida, puesto que la igualara el cielo con la de aquellos hombres en cuyo siglo habla menos poetas, pero más sabios.

A Júpiter llamaron servator, consagrándole la encina por el primero sustento del mundo, Jovis arbore, y sacra Jovi, dijo Ovidio; amica Jovi, Valerio Flaco; y Claudiano y Alciato en una emblema: Grata Jovi est quercus qui nos servat fovetque. Pero si no esta la dificultad en esto, y les enfada haber llamado al rayo de Júpiter sierpe trina, porque usan tanto de sierpe de cristal para las aguas, debe de ser este elemento más común por la tierra, con que le mezclan como junta de dos ceras los astrólogos, que el fuego elementar no todos le alcanzan de vista, por fácil que nos le enseñen los Metheoros de Aristóteles; llamarla trina, siendo de tres puntas, ¿qué dificultad tienen? Trisulci fulminis, dijo Séneca de los antiguos; y Policiano, de los modernos: Trifidum fulmen; y por la misma razón Baptista Pío de Neptuno: Trifido tridenti; y Claudiano: Cuspis trifida; y Ovidio en la muerte de Faetón por el rayo:


«Naiades Hesperiae trifida y fumantia flamma
corpora dant tumulo».

Pero no les parecerá que es lo mismo que trino, de quien usaron César, Cicerón y Suetonio.

Si Endimión fue cazador, ¿por qué se contentan, por calumnia, de que haya sido astrólogo? Valerio le llama: Lathmius venator; Reusnerio: Errantem sylvis Endimiona; Ovidio: Lathmius Endimion, y aquellos versos:


«Lathmius aestiva residet venator in umbra,
dignus amore Dee».

Natal Comite, en su Mitheologia, da la culpa de los amores de la luna, porque: ad lunae lumen venaretur; de donde le nació para su astrología el observarla, y decir Pausanias que tuvo de la misma diosa cincuenta hijos, habiéndolo él sido de Ethleo y de Calices. Finalmente, no olvidaron esta opinión después de todos Fausto Sabeo, Vespasiano Estroza, y el Sanazaro, y todo el soneto junto se entiende ansí: D. Miguel de Guzmán era cazador, andaba por los montes, no se hizo hijo del Sol, aunque pudiera, siéndolo del duque de Medina Sidonia, pues ¿cómo le mata Júpiter con su rayo, si fue sólo Endimión por las selvas, y no por el cielo Faetonte?». V. M. no se canse en su defensa, sino reciba en su servicio y protección esta fábula, mientras sale a luz con su nombre la Filomena, con más digno estilo de su alto ingenio, aunque también desigual a sus merecimientos y mis deseos. Dios guarde a V. M.

Su capellán,

Lope de Vega Carpio



PERSONAJES
 

 
DOÑA ANA.
INÉS,   labradora.
PASCUALA,   labradora.
BARTOLOMÉ,   labrador.
HERNANDO,   labrador.
DON FÉLIX,   caballero.
LOPE,   su criado.
RAMÍREZ,   escudero.
RUIZ y ZAMORA,   Caminantes.
SALGADO,   estudiante.
PEDRO,   estudiante.
MARTÍNEZ,   estudiante.
DON PEDRO,   caballero.
FABRICIO,   criado.
LEONELO,   criado.
LUCIO,   criado.
JULIA,   criada.
DOÑA BEATRIZ URBANO,   vieja.
FULGENCIO,   viejo.
DOÑA ELENA,   dama.
CABRERA y RIBAS,   criados.

 (Representola Valdés) 






ArribaAbajoActo I

 

(Sale DOÑA ANA, dama; DON FÉLIX, y LOPE, lacayo.)

 
DOÑA ANA
¿A Sevilla vas, en fin?
DON FÉLIX
En fin, a Sevilla voy,
sólo a procurar mi fin.
LOPE
Mientras con la yegua estoy,
di que me tenga el rocín. 5
DOÑA ANA
¿Ya te vendrán a llamar,
y ahora acabas de entrar?
¿Qué hay, Lope?
LOPE
Dejé a la puerta,
por verte...
DOÑA ANA
¡Hallárasme muerta!
LOPE
El caminante ajuar: 10
   maleta, portamanteo,
rocín, fieltro y guardasol.
DON FÉLIX
Que nos ha de ofender creo,
si aquí dejamos el sol;
más que el calor, el deseo 15
   los ojos han de llover:
el fieltro puedes llevar.
DOÑA ANA
¡Buen modo de encarecer!
LOPE
Si tanto piensas llorar,
fieltro será menester. 20
DOÑA ANA
Si aquí te partes llorando,
¿qué harás cuando estés ausente?
DON FÉLIX
Morir, doña Ana, pensando
quien queda en Madrid presente
tu gusto solicitando. 25
   ¡Ay de quien se va a Sevilla
a negocios de un indiano,
adonde por maravilla
vendrá una carta a mi mano!
Ni tú querrás escribilla, 30
   y yo, triste, en dolor tanto,
con soledades del gusto
que con matrimonio santo
pensé gozar, como es justo,
cansaré el cielo con llanto. 35
   Yo aseguro que en partiendo,
de don Pedro los servicios
solicitando, escribiendo
y dando de amor indicios,
le dan lo que yo pretendo; 40
   que como el que ya murió
no puede volver por sí
contra aquel que le ofendió,
no podré volver por mí,
que ausente y muerto soy yo. 45
DOÑA ANA
Don Félix, si a tu partida
no muestro más sentimiento,
es porque estoy ofendida;
y hace mal tu pensamiento,
si allá me llevas la vida, 50
   Sin imaginar que en mí
hay potencias, ni sentidos,
todo lo llevas en ti:
ojos, manos, gusto, oídos;
sombra soy, no soy quien fui. 55
   La voluntad en mi amor,
la memoria en tu deseo,
que ausente será mejor,
que el sol que en partirte veo
crece la sombra al temor; 60
   pues ya de mi entendimiento
¿qué te puedo yo decir?
Dirás que es falso argumento,
si apenas para sentir
me ha de quedar sentimiento. 65
   Deja de don Pedro celos,
que en tanto que por tu parte
aseguras mis recelos,
no han hecho para olvidarte
talle ni ingenio los cielos. 70
   Cúmpleme ausente la fe
que de ser mío me has dado.
DON FÉLIX
Como parto volveré,
pues ya voy asegurado
de que firme te hallaré. 75
   Daré priesa, por volver,
doña Ana, a casar contigo,
a lo que llevo que hacer.
DOÑA ANA
¿Cumpliraslo?
DON FÉLIX
En lo que digo,
¿qué duda puedes poner, 80
   sin ofender tu valor?
¡Mil años te guarde el cielo!
DOÑA ANA
No agravies, Félix, mi amor;
y pues de ausencia el consuelo
y la obligación mayor 85
   es escribir el ausente
al que deja, lo que siente,
no venga a Madrid correo
sin nuevas de tu deseo
y que tu salud me cuente. 90
DON FÉLIX
Tú lo verás.
DOÑA ANA
Dios te guarde.
DON FÉLIX
Partamos, Lope, que es tarde.
DOÑA ANA
Lope.
LOPE
Señora.
DOÑA ANA
Oye.
LOPE
Di.
DOÑA ANA
Don Félix parte de aquí;
yo quedo, y quedo cobarde. 95
Hazme un bien.
LOPE
Pide segura.
DOÑA ANA
De acordarle mi deseo;
y si vieres por ventura
que trata de nuevo empleo,
ciego de alguna hermosura, 100
   ríñele, estorba, desvía
que no se llegue a mi ofensa;
que te prometo aquel día
que llegues...
LOPE
Detente y piensa,
señora, la lealtad mía. 105
Soy hidalgo, aunque lacayo,
y puedo, en lo que es firmeza,
ser peñasco de Moncayo.
DOÑA ANA
Lope, una limpia belleza
del más firme ausente es rayo. 110
   Dícenme que hay en Sevilla
hermosuras con tal brío
que exceden las de Castilla;
¡pues la ocasión de aquel río
y de aquella verde orilla! 115
   ¡Ay, Lope! Si en algún barco
les juntare la ocasión,
detén al Amor el arco.
LOPE
Tú verás mi obligación,
si camino o si me embarco. 120
   ¡Vive Dios!, que si le emprende
ojo negro sevillano,
que desde lejos enciende,
sombrerillo o blanca mano,
después moneda de duende 125
que se convierte en carbón,
que le he de dar un jabón
con que a tus obligaciones
pida humilde mil perdones;
y dame ahora perdón, 130
   que es tarde, y queremos ir
a Las Ventas a dormir,
y entrar mañana en Toledo,
supuesto que tengo miedo
que no ha de poder salir 135
   o en Getafe ha de quedarse.
DOÑA ANA
Lope, bien suelen pagarse
las buenas obras.
LOPE
Señora,
bástales por premio ahora
tan justamente emplearse. 140

 (Vase.) 

DOÑA ANA
No hay cosa de temor que no se nombre
con el nombre de ausencia justamente;
la ausencia es noche, porque, el Sol ausente,
hace que el mundo su tiniebla asombre;
   la ausencia es muerte, porque muerto un hombre 145
mortales ojos no le ven presente;
la ausencia es deslealtad, pues que consiente
que se disfamen la opinión y el nombre.
   Pues con un enemigo tan extraño,
justamente a la muerte se apercibe 150
quien, antes de venir, conoce el daño.
   ¡Oh, mal que en el principio el fin recibe!,
pues antes de llegar el desengaño
es desdichado quien ausente vive.
 

(Vase. Sale INÉS y PASCUALA, labradora.)

 
PASCUALA
   No levantéis la cabeza, 155
por vuestros ojos, Inés;
goce el suelo esa belleza:
contaréis a vuestros pies
y no a mi vuestra tristeza,
   que a fe que es lo que mostráis 160
de vuestro dolor testigo.
¿Qué temes, en qué pensáis?
Porque, si verdad os digo,
zagala, no me agradáis.
   Si en Getafe no tenéis 165
quien esa belleza rara
no trate como queréis,
¿para qué os laváis la cara
con lágrimas que vertéis?
   Si a cualquiera que os desea 170
le decís que de otra sea,
yo lo que diga pensando,
que de la corte llorando
vais y venís a la aldea.
   Pero, aunque callar importe, 175
deciros será mejor,
sin que el temor me reporte,
que con cuidados de amor
vais y venís a la corte.
   Si obliga a que no lo crea 180
conocer quien os desea,
¿qué tengo yo de pensar,
si en el campo y el lugar
andáis triste, y no sois fea?
   Yo conozco quien os ama, 185
pero no os veo contenta
cuando os mira, cuando os llama;
otra ocasión os alienta
si no me miente la fama.
   Vos lloráis, vos suspiráis; 190
bien puede ser que tengáis
otros dolores secretos;
pero con estos efetos,
doime a Dios si vos no amáis.
INÉS
   Pascuala querida, 195
las obligaciones
de haberos criado
amigas conformes
desde la maestra,
puntos y labores, 200
juntando meriendas
y los corazones
con las voluntades,
en años mayores,
me piden que diga 205
que las ocasiones
causan mis tristezas,
penas y dolores.
De Getafe, aldea
tan grande que acoge 210
a dos mil vecinos,
iba yo a la corte.
En estas dos leguas
cantaba canciones,
y los pasajeros 215
me pagaban porte.
Requiebros oía,
pero sus razones
menos me movían
que si fuera un monte. 220
Jamás de Madrid
saqué pretensiones
que no las dejase
en su puente o bosque;
mas pasando un día, 225
ya tú me conoces,
libre como un ave,
dura como un bronce,
una cierta calle,
no lejos de adonde 230
al santo flechado
hacen una torre,
estaba en su puerta
un hidalgo noble;
sombrerito bajo, 235
cuya falda entonces
de dosel servía
a los dos bigotes;
el cuello, parejo,
haciendo arreboles; 240
de blanco y azul
los puños disformes,
que de servilletas
sirven cuando come;
lienzo de narices, 245
nuevas menciones;
el rostro y las manos
en que se los pone
parecen tres caras
con cuellos conformes; 250
una cuera desto...,
no sé si lo nombre,
que da mal de madre,
y entre los olores
no tiene vergüenza, 255
pues porque la doblen
anda siempre en cueros
con agua de olores;
su calza a lo nuevo,
su zapato doble, 260
romo como macho,
porque tire coces;
la espada a lo bravo,
que los valentones
de las apariencias 265
quieren que se asombren;
chamelote de aguas
era su capote,
aforrado en felpa
con tres guarniciones; 270
mas si seda de aguas
quiere que le adorne,
sepa que mis ojos
ya son chamelotes.
Iba descuidada, 275
y, al pasar, asiome
de aquestos corales,
Dios se lo perdone,
que por no quebrallos
me fui tras el hombre 280
el zaguán adentro.
PASCUALA
¿Pues bien?
INÉS
Pellizcome;
y a lo que me dijo
respondile ¡oxte!,
como acá lo dicen 285
nuestros labradores.
A la fe Pascuala
que estos bellacones,
cansados de pavos,
ruedas de colores, 290
con varios perfumes
y puntas de Londres,
gustan de la fruta
que nace en los montes:
cantuesos, tomillos, 295
mastranzo y tréboles.
¡Oh, qué diestro era
en decir amores
y mirar con alma
y ojos socarrones! 300
Si verdad te digo,
midiome de golpe
la boca, aunque daba
sospiros y voces.
Bajó en este tiempo 305
cierto gentilhombre:
«¿Qué es esto, don Félix?»
le dijo, y dejome.
Salí, mas ¿qué digo?,
quedeme, y partiose; 310
que traje a Getafe
todas sus facciones.
Idas y venidas
he hecho a la corte,
hasta que mis padres 315
vieron mi desorden;
no quieren que vaya,
y, cual ves, me ponen
a que labre redes
en sus bastidores 320
y con mis tristezas
cubra corazones,
y es el de don Félix,
que el alma me rompe.
No puedo olvidalle. 325
Ni quieren que torne
donde pueda velle.
Moriré de amores.
¡Ves aquí, Pascuala,
porque ejemplo tomes, 330
las tristezas mías
y imaginaciones
en que pasa el alma
los días y noches,
rica de deseos, 335
de esperanzas pobre!
PASCUALA
   Hame pesado en el alma,
Inés, de tu loco amor,
y que con ese rigor
tengas el discurso en calma; 340
pero no tengas cuidado,
que, pues ya no le has de ver,
presto vendrás a tener
el corazón sosegado,
   y más si pones en medio 345
amor en otro lugar.
INÉS
Era el remedio olvidar,
y olvidóseme el remedio.
PASCUALA
   Ansí dice la canción;
pero yo sé quién te adora, 350
en quien si pones ahora
tu cuidado y afición,
   no habrá más Félix en ti;
y, en fin, es amor igual;
que esotro te estaba mal. 355
INÉS
¿Dices por Hernando?
PASCUALA
Sí;
   que es mozo, aunque labrador,
que no le dará ventaja
el día que no trabaja
al cortesano mejor. 360
   Media de punto, zapato
de cordobán, de telilla
jubón, cuello con vainilla
a quien no es el rostro ingrato;
   griguiesco y sayo de raja, 365
sombrero y cordón de seda;
pues gracias ¿quién hay que pueda
llevar a Hernando ventaja
   en saltar, correr, danzar,
llevar un carro enramado 370
por Santiago el Verde al prado?
INÉS
Entra, Pascuala, a sacar
   los bastidores y redes,
y hagamos nuestra labor;
que no he de tener amor, 375
y desengañarte puedes,
   de que mozo del lugar
no me agrade eternamente.
PASCUALA
¡Entro, que un amor ausente
no es difícil de olvidar! 380

 (Vase.) 

INÉS
   Sube tal vez alguna débil parra
por el tronco del álamo frondoso
hasta su extremo, sin hallar reposo,
y está loca en sus brazos de bizarra.
   Tal vez del gavilán la veloz garra 385
vence la cuerva, y sube el caudaloso
arroyo al monte, y en su extremo hermoso
desestima la margen de pizarra.
   Llega a ser mar el más humilde río
cuando por sus riberas le concede 390
que tome de sus aguas señorío;
   luego podré, si el de mi llanto excede,
igualar esos brazos, Félix mío;
pues cuanto quiere Amor, todo lo puede.
 

(Saca PASCUALA dos bastidores de red.)

 
PASCUALA
   Aquí las redes están. 395
INÉS
A la puerta de la calle
labraremos.
PASCUALA
De buen talle
vienen de la corte y van
   pasajeros por aquí.
INÉS
De Getafe es uso hacer 400
labor a la puerta, y ver
los que pasan.
PASCUALA
Es ansí.
Gente en el mesón se apea.
 

(Salen DON FÉLIX y LOPE.)

 
DON FÉLIX
Pues ¿de Madrid le sacabas
desherrado? ¿En qué pensabas? 405
LOPE
¿Qué quieres? Disculpa sea
que en Madrid muy pocos son
los que no andan siempre herrados.
DON FÉLIX
¿Quién fía de sus criados?
LOPE
Aguardame en el mesón 410
viendo ese coche que encierra
gente de toldo y valor,
que allí he visto un pecador.
DON FÉLIX
¿Qué es pecador?
LOPE
El que hierra.
DON FÉLIX
¿Hay banco allí?
LOPE
¿No le ves?
415
DON FÉLIX
Parte, que allí enfrente veo,
para engañar el deseo,
dos labradoras o tres.
   Suelen en este lugar
mozas, como un oro, hacer 420
redes a la puerta y ver
a veces más que labrar,
   y si estas son como aquella
que en la corte me agradó,
en herrar Lope no erró 425
si me entretengo con ella.
Dios guarde a vuesas mercedes.
INÉS
¡Ay, Pascuala!
PASCUALA
¿Qué te ha dado?
INÉS
Este es aquel mi cuidado.
DON FÉLIX
Si en el paso labráis redes, 430
   de la gente que camina
almas cogeréis en ellas.
INÉS
A las cortesanas bellas,
si tales nos imagina,
   puede su mercé decir 435
razones tan cortesanas,
que esto de almas, las villanas
no lo podemos sufrir.
DON FÉLIX
   ¡Vive el cielo que es Inés,
la labradora aseada, 440
bien vestida y bien tocada
que me dio cuidado un mes!
   ¿Hay tal dicha, hay tal ventura?
Bella Inés, alza la cara
con esa belleza clara 445
como fuente limpia y pura.
   Don Félix soy, que ahora llego
por la posta en mi cuidado.
INÉS
¡Ay!
PASCUALA
¿Qué es eso?
INÉS
Heme picado.
PASCUALA
¿Turbada estás?
INÉS
No lo niego.
450
DON FÉLIX
   Levanta el rostro a mirarme,
no pagues tan mal mi amor.
INÉS
Ya me ha costado, señor,
querer miraros picarme.
DON FÉLIX
   ¿Sangre os cuesto? Pues ¡por Dios! 455
que vengo yo tan picado
que por la que os he costado
me pienso sangrar por vos.
   Pero suplícoos que honréis
aqueste lienzo con ella. 460
INÉS
No quiero manchalle della,
que es villana, como veis,
   y vos noble caballero.
 

(Sale HERNANDO, labrador, con espada debajo el brazo, capa y sombrero.)

 
HERNANDO
Labrando están, y aun parlando,
si no es red que están labrando 465
en que caiga el forastero.
   ¡Que tuviese Inés su casa
enfrente deste mesón!
¡Bravo talle! ¡Celos son!
¡Todo me yela y abrasa! 470
DON FÉLIX
   No estéis, mis ojos, cobarde
adonde es honesto el fin.
 

(Sale LOPE.)

 
LOPE
Ya queda herrado el rocín,
aunque me parece tarde.
   Hoy a Las Ventas has de ir; 475
pero con estas villanas,
a la de «Las Dos Hermanas»
que llegas puedes decir.
   ¡No está mal entretenido!
DON FÉLIX
¡Quedo bárbaro, que es esta 480
Inés!
LOPE
¿Aquella compuesta
del botinillo pulido?
   ¿La que dio en la devoción
de pasar por nuestra puerta?
DON FÉLIX
La cama y cena concierta. 485
LOPE
Cama y cena, ¿a qué intención?
DON FÉLIX
A que no saldré de aquí
sin ver lo que me quería
cuando no pasaba día
que le pasase sin mí. 490
LOPE
   ¿Ves aquí por lo que yo
truje el rocín desherrado?
Dos leguas no has caminado
y apenas se te perdió
   Madrid de vista, ¿y ya olvidas 495
a doña Ana?
DON FÉLIX
Es pensamiento
dirigido a casamiento.
Pero, necio, no me pidas
   cuenta de mi gusto a mí.
LOPE
¿Luego aquí quieres parar? 500
DON FÉLIX
No he de salir del lugar.
INÉS
Quita esas redes de aquí.
PASCUALA
   Razón es, que ya anochece,
y he visto a Hernando acechando.
INÉS
Pues desengáñese Hernando 505
de que otro amor me enloquece.
¿Don Félix?
DON FÉLIX
¡Mi labradora!
INÉS
¿A qué venís?
DON FÉLIX
Sólo a ver
los ojos de una mujer
con que la corte enamora. 510
INÉS
¿Mentís?
DON FÉLIX
Yo digo verdad.
INÉS
Pues mañana lo veré.
DON FÉLIX
Aquí, señora, estaré.
más años que en la ciudad
   de Troya el príncipe griego. 515
INÉS
Allí enfrente un labrador
murmura de nuestro amor.
Que os vais al mesón os ruego,
   que yo os enviaré a decir
por donde hallarme podéis. 520
DON FÉLIX
Como palabra me deis
de que os dejaréis servir,
   conoceréis mi firmeza.
INÉS
Adiós.
DON FÉLIX
Lope, a la posada,
LOPE
¿Qué tenemos de jornada? 525
DON FÉLIX
La cena y cama adereza,
   que está muy lejos Sevilla.
LOPE
Harto más Madrid está.
DON FÉLIX
Lope, el alma se me va
por aquella chinelilla. 530
   Duerma doña Ana, pues es
negocio de casamiento,
mientras vela el pensamiento
en los donaires de Inés.
LOPE
Por mí, duerma norabuena; 535
tu gusto debo seguir,
y, ansí, voy a prevenir,
como mandas, cama y cena;
   pero si Inés lleva el fin
a no más de entretenerte, 540
¡vive Dios que he de ponerte
los zapatos del rocín!
 

(Vase DON FÉLIX y LOPE.)

 
HERNANDO
¿Podrá un quejoso hablarte, desdén mío?
INÉS
¿Y qué puede quererme a mi un quejoso?
HERNANDO
Decirte que mi amor es desvarío. 545
INÉS
   Hernando, un desvarío es peligroso,
y quien a los peligros se aventura,
más tiene que de cuerdo de animoso.
HERNANDO
   ¿Parécete peligro tu hermosura?
INÉS
Paréceme peligro aventurarte 550
donde el perderte es cosa tan segura,
porque primero que yo pueda amarte
volarán por el aire los delfines,
y en vez de estrellas en la etérea parte
   verá paredes altas de jazmines 555
y el Sol todo de yedra revestido,
tanto que sus faciones determines.
HERNANDO
   Pues primero en las aguas harán nido
los ruiseñores que en las selvas suelen,
y el fénix nunca visto y siempre oído, 560
y antes verá que tras los sacres vuelen
contra razón las temerosas garzas
que al aire la región segunda impelen,
   y antes verás las intricadas zarzas,
en vez de espinas, fértiles de fruta 565
cuando la vista a tu cercado esparzas,
   y antes verás, cuando de sombra enluta
la noche el rostro, el Sol como en Oriente,
la tierra estéril y la mar enjuta,
   que yo te olvide ni olvidarte intente 570
por mayores agravios que me hagas.
INÉS
La noche baja, y viene ya mi gente;
   o quiere, o aborrece, si te pagas
de entretenerte ansí.
HERNANDO
¡Detente! Advierte,
porque de mi verdad te satisfagas. 575
Deténla tú, Pascuala.
PASCUALA
¿De qué suerte?
Paciencia, Hernando; en el lugar hay mozas.
 

(Vanse las dos.)

 
HERNANDO
¿Ansí te vas? Pues tú verás mi muerte,
y tú también, que de mi mal te gozas.
   Halla el herido ciervo de la hierba 580
de la flecha veloz, en cristal puro
de clara fuente, alivio, y por lo escuro
del monte llama a su amorosa cierva.
   El unicornio cándido preserva
todo animal del áspid fiero y duro; 585
en verdes brazos de álamo seguro
el ruiseñor su pájaro reserva.
   La medicina, a enfermedades graves
con que este ser mortal nos pone asedios,
halla reparos dulces y suaves. 590
   A todos dio Naturaleza medios,
¡y yo solo entre fieras, hombres y aves,
para afrenta nací de sus remedios!
 

(Sale BARTOLOMÉ, labrador.)

 
BARTOLOMÉ
   ¡Qué cierto que es hallarte en esta puerta!
HERNANDO
No vienes tú, Bartolomé, sin causa; 595
aquí la hallarás no ha un momento abierta.
BARTOLOMÉ
   Aunque Pascuala mis cuidados causa,
me trujo el suyo, con deseo de verte.
Música fue mi amor; paró en la pausa.
HERNANDO
   Inés, que de mi vida y de mi muerte 600
tiene el imperio, aquí me habló tan fiera
que no dármela debo agradecerte;
   si no te hubiera visto, me la diera.
BARTOLOMÉ
Inés, Hernando, porque en esto acorte
lo que, si no la amaras, te dijera, 605
llena de pensamientos de la corte,
los principios humildes tiene en tanto,
sin que nacer tan cerca la reporte,
   que ya se arroja el cortesano manto
y se atreven sus pies a los chapines. 610
Pero si quieres remediar tu llanto,
   como a pedir a Inés te determines
por mujer a su padre, no hayas miedo
que te la niegue, por tan justos fines.
 

(Ruido dentro.)

 
HERNANDO
¿Qué es aquesto?
BARTOLOMÉ
Los carros de Toledo,
615
que, preñados de gente, aquí la paren.
HERNANDO
Ni el mesón ni la gente sufrir puedo.
 

(Salen SALGADO y PEDRO, de estudiantes.)

 
SALGADO
   No he venido en mi vida más cansado.
PEDRO
¡La gente que ha embarcado el carretero!
SALGADO
Esos benditos padres me han molido. 620
PEDRO
A mí, una vieja, que en mis tristes lomos
cargó cien años.
SALGADO
No lo piensa ella,
que a la fe que se enrubia y arrebola.
PEDRO
Disfrácese, ¡pardiez!, cuanto quisiere,
que como una cadena, que es de alquimia 625
en que huele a la herrumbre se conoce,
ansí también en el olor las viejas.
SALGADO
Pues ¿a qué huelen?
PEDRO
A corral de ovejas.
SALGADO
El estudiante a la mozuela mira.
PEDRO
Dad al diablo esa gente de sotana, 630
que con tener de asiento el sustantivo
responden a cualquiera vocativo.
HERNANDO
Tu consejo me agrada, y determino
pedírsela a su padre; pero quiero
darle otro tiento aquesta noche.
BARTOLOMÉ
Vuelve.
635
Quizá saldrá a la puerta a ver los carros,
y más si alguno dellos tañe y canta;
que yo quiero también acompañarte.
HERNANDO
Si hará, como Pascuala salga a hablarte.
 

(Vanse los dos.)

 
PEDRO
Parece que la moza y aquel dómine 640
se conciertan.
SALGADO
Si harán.
PEDRO
Digo cantando.
Ya salen a la puerta. Hagamos hora
mientras el bellacón del carretero
da cebada al ganado y se hace un cuero.
 

(Salga MARTÍNEZ, estudiante, de camino, con sotanilla; DOÑA BEATRIZ; y él venga templando una guitarra.)

 
MARTÍNEZ
¡Por mi vida, que canta como un ángel! 645
DOÑA BEATRIZ
¿Búrlase de la voz?
MARTÍNEZ
Fuera yo necio.
Díganos, por su vida, un tonecillo.
DOÑA BEATRIZ
¿Sabe, por dicha, «En esta larga ausencia»?
MARTÍNEZ
¿Quién no sabe ese tono en todo el mundo?

 (Canta.) 

En esta larga ausencia...
 

(Salgan RUIZ y ZAMORA, caminantes.)

 
RUIZ
¡Ah, mis señores!,
650
cese el cantar, que no ha de haber responso,
sino cosas alegres.
DOÑA BEATRIZ
¿Querrá un baile?
RUIZ
Yo sé bailar, si hubiese quién.
MARTÍNEZ
Ya entiendo.
Allí viene una bella labradora
convidada del son.
 

(Sale INÉS.)

 
DOÑA BEATRIZ
¡Ah, reina mía!
655
Aquí hay quien cante, si a bailar ayuda.
INÉS
Mis bailes son a uso del aldea.
RUIZ
Pues eso pido, y a su gusto sea.
INÉS
¡Oh, si saliese aquel mi amor dormido!
 

(Salen DON FÉLIX y LOPE.)

 
DON FÉLIX
¡Baile y fiesta, por Dios!
LOPE
Dichoso has sido,
660
que a Inés, tu labradora, aquí la veo.
DON FÉLIX
¡Oh, bella Inés! ¡Oh, fin de mi deseo!
INÉS
Ya pensé que estuvieras acostado.
DON FÉLIX
¡Mal sabes lo que vela un desdichado!
INÉS
Por verte vine con aqueste achaque, 665
querido Félix mío, que has querido
perseguir mi inocencia hasta buscarme
en el sagrado de mi pobre aldea;
mas porque aquesta gente ver desea
cómo bailan las mozas de Getafe, 670
retirate a mirarme tan turbada
como quien se confiesa enamorada.
DON FÉLIX
¡Ay, bella Inés! Si de tu hermosa boca
merezco yo favores tan notables,
para matarme basta que me hables, 675
y basta para hacer que aquí me quede
a servirte, a quererte, a acompañarte,
que me des esa luz para mirarte.
Ponte las castañuelas, y el donaire
desos hermosos pies dé invidia al aire; 680
que mientras bailas tú sin divirtirme,
en tus mudanzas estaré yo firme.
INÉS
¿Qué es lo que queréis bailar?
MARTÍNEZ
Lo que vos sepáis, señora.
DOÑA BEATRIZ
¿Vacas?
INÉS
Aunque labradora,
685
dama, no las sé bailar.
DOÑA BEATRIZ
¿Folías?
INÉS
Comunes son.
DOÑA BEATRIZ
¿Canario?
INÉS
Soy toledana.
DOÑA BEATRIZ
¿Villano?
INÉS
No soy villana.
en ingenio y condición. 690
DOÑA BEATRIZ
¿Conde Claros?
INÉS
Puede dar
gusto a quien tuviere amores,
si es verdad que con amores
no podía reposar.
DOÑA BEATRIZ
¿Zarabanda?
INÉS
Está muy vieja.
695
DOÑA BEATRIZ
¿Chacona?
INÉS
Sátira es.
DOÑA BEATRIZ
¿Rey don Alonso?
INÉS
¿No ves
que es juntar corona y reja?
   Aquello del ¡ay, ay, ay!
tiene un no sé qué, a mi modo, 700
pues se queja el mundo todo
de las cosas que en él hay;
   no me ha parecido a mí
como esa dulce canción,
más a propósito son 705
de los que en la corte oí;
   quéjanse los pretensores
y quéjanse los soldados,
quéjanse los agraviados
y quéjanse los señores, 710
   los criados también dellos
forman mil quejas secretas,
los pobres y los poetas
las barbas y los cabellos;
   todo se queja, y ansí 715
viene bien el ¡ay, ay, ay!
DOÑA BEATRIZ
¡Pues vaya con su cambray!
INÉS
¿Bailáis vos?
RUIZ
Señora, sí.

 (Cantan y bailan.) 

   Una dama me mandó
que sirviese y no cansase, 720
que sirviendo alcanzaría
todo lo que desease.
   ¡Ay, ay, ay!
   Una señora me pide
sobre su amor cien ducados; 725
¿qué haré yo, ¡triste de mí!,
que los busco y no los hallo?
   ¡Ay, ay, ay!
   Celoso estoy de una dama,
y no puedo sosegar 730
de dolores de una pierna:
¿de cuál me debo quejar?
   ¡Ay, ay, ay!
   Para San Juan debo a un hombre
dineros en cantidad; 735
¿qué haré yo, que cada día
me parece el de San Juan?
   ¡Ay, ay, ay!
   Quise entrar en cierta casa,
donde era su dueño honrado; 740
cogiéronme entre las puertas
y hanme dado muchos palos.
   ¡Ay, ay, ay!
 

(Sale el CARRETERO.)

 
CARRETERO
   ¿Qué borrachería es ésta,
uncidos los carros ya? 745
DOÑA BEATRIZ
¿Está uncido?
CARRETERO
Uncido está.
DOÑA BEATRIZ
¡Desbaratose la fiesta!
CARRETERO
   ¡Ea! ¡Suban con el diablo,
que hay dos mil atolladeros!
SALGADO
Vamos.
INÉS
¡Adiós, caballeros!
750
MARTÍNEZ
¡Lo que usáis este vocablo!
CARRETERO
   Mucha priesa y mucho «vos»,
y en habiendo guitarruncia
todo cristiano echa juncia;
pues ¡voto al agua de Dios 755
   que si desunzo las mulas!...
PEDRO
¡Acabad, que sois de hueso!
CARRETERO
¡Ceja, mozo! ¿No ves eso?
¡Ver adónde va a reculas!
   ¡Ea, pues, háganse atrás! 760
¡Tente, mula de un bellaco!
LOPE
¿Es vuestra?
CARRETERO
¡Si el cordel saco!...
 

(Vanse todos los de los carros.)

 
DON FÉLIX
Espera, Inés. ¿Dónde vas?
INÉS
   No me puedo detener,
que ya preguntan por mí. 765
DON FÉLIX
Luego ¿no he de hablarte?
INÉS
Sí.
DON FÉLIX
Pues, mi bien, ¿cómo ha de ser?
INÉS
   A las espaldas, señor,
de mi casa hay una vieja
tapia, por quien me aconseja 770
que os hable esta noche Amor.
   Detrás, en unos reparos
pondré los pies.
DON FÉLIX
¡Oye, aguarda!
INÉS
Yo sacaré por la barda
la cabeza para hablaros. 775

 (Vase.) 

LOPE
¿Eso te agrada?
FÉLIX
¿Pues no?
Lo que es melindres y amores
de cortesanos favores,
¿a cuál discreto agradó?
   Pero el amor de una aldea, 780
¿no es cosa del cielo, Lope?
LOPE
Como en algo no se tope
que de hierro o tranca sea...
DON FÉLIX
   ¿Cuál será la tapia vieja
por donde me quiere hablar? 785
LOPE
¡Qué en esto gustes de andar!
¿Cuál diablo te lo aconseja?
DON FÉLIX
   ¿Tú no me darás el pie?
LOPE
¿Eres tú representante?
DON FÉLIX
¡Ay, Dios, quién fuera gigante! 790
Ponte a gatas.
LOPE
¿Para qué?
FÉLIX
   Para que subido en ti
pueda alcanzar a tocalla.
LOPE
Basta hablalla.
DON FÉLIX
¿Cómo hablalla?
LOPE
Dos hombres vienen aquí. 795
 

(Salgan HERNANDO y BARTOLOMÉ, con tapadores de tinajas y espadas desnudas.)

 
HERNANDO
   Con mirar, Bartolomé,
las paredes desta casa,
toda el alma se me abrasa.
DON FÉLIX
Villanos son; dame el pie.
LOPE
¡Gracia tienes!
DON FÉLIX
¿De qué modo?
800
LOPE
Hay labrador getafeño
que con lo grueso de un leño
nos medirá el cuerpo todo;
   ¡pues qué, si de una pedrada
rompe un rayo a una carreta! 805
BARTOLOMÉ
Aquí hay gente.
LOPE
No te meta
el diablo en esta celada;
   mira que esta labradora
te ha dado aqueste lugar,
por dicha, para vengar 810
su pasado agravio agora.
DON FÉLIX
¿Qué le hice?
LOPE
Pellizcalla,
y la fruta del zaguán.
DON FÉLIX
Pues aquestos no se van,
Lope, yo tengo de hablalla. 815
LOPE
   Industria lo puede hacer.
DON FÉLIX
Pues ¿cómo?
LOPE
Espérate aquí.
¿Son del lugar?
HERNANDO
Señor, sí.
LOPE
Hacedme, ¡por Dios!, placer,
   de que vamos a buscar 820
una bolsa que ha perdido
mi dueño, que me ha querido,
de puro enojo, matar;
   tiene docientos ducados,
con que vamos a Sevilla, 825
que no será maravilla
entre seis ojos honrados;
   arrójenlos por ahí,
daré a los dos un doblón.
HERNANDO
Aunque por otra ocasión 830
andábamos por aquí,
   de lástima ayudaremos
a buscarla.
LOPE
Pues partamos
adonde nos apeamos;
desde allí comenzaremos. 835
BARTOLOMÉ
Vamos, vamos.
LOPE
¡Oh, quién fuera
en esta ocasión zahorí!
 

(Vase LOPE y los dos labradores.)

 
DON FÉLIX
Él se los lleva de aquí.
 

(INÉS, en lo alto.)

 
INÉS
¿Es Félix?
DON FÉLIX
Yo soy.
INÉS
Espera.
DON FÉLIX
   No me mandes esperar, 840
que estoy ya desesperado.
INÉS
Agradezco tu cuidado.
FÉLIX
Agradecer es pagar,
INÉS
¿Con qué puedo yo pagarte?
DON FÉLIX
Con abrirme.
INÉS
Bien te abriera,
845
Félix, si tu igual naciera;
pero no puedo igualarte.
DON FÉLIX
   Pues ¿seré el primero yo
que se haya casado ansí?
INÉS
Mi fe me dice que sí. 850
y mi ventura, que no.
DON FÉLIX
   Mis ojos, si me igualaras,
¿en casarme yo qué hiciera?
Esta es prueba verdadera
de amor; abre, ¿en qué reparas? 855
   Seré tu marido, Inés;
treinta palabras te doy.
INÉS
¿Como quién?
DON FÉLIX
Como quien soy.
INÉS
¿Y negaraslas después?
DON FÉLIX
Si las quebrare...
INÉS
No jures,
860
que yo te quisiera abrir;
pero es decir que a morir
esta noche te aventures.
DON FÉLIX
¿Cómo?
INÉS
Hay un mastín aquí
que te podrá hacer pedazos. 865
DON FÉLIX
Esta espada y estos brazos
¿para qué son?
INÉS
Es ansí;
   mas mi honor, si le hallan muerto,
¿con qué podré remediallo?
Demás que ya canta el gallo, 870
y está el de casa despierto;
   y cuando acá se madruga,
el alba llorando está
sus perlas, no como allá,
después que el sol las enjuga. 875
   Ten hoy paciencia, mi bien,
que también es triste caso
que sus glorias tan de paso
Amor y el tiempo te den;
   aguarda en esta posada, 880
yo te enviaré de comer.
DON FÉLIX
¿Paciencia quieres poner
en un alma enamorada?
INÉS
   ¿Pídote yo que sean siete
los años que has de servirme, 885
o que un día esperes firme
lo que mi amor te promete?
   Vete, mis ojos, vete;
mira que amanece.
DON FÉLIX
   ¡Ay, hermosa labradora! 890
déjame mirar mejor
ese rostro al resplandor
de la ya vecina aurora;
   no me despidáis, señora,
que yo me iré cuando sea hora. 895
INÉS
   Puesto que tu ruego acepte
y dilate mi partida,
¿para qué quieres, mi vida,
que el perderte me inquiete?
   Vete, mis ojos, vete; 900
mira que amanece.
DON FÉLIX
¡Ay!, que esa voz me enamora
y tiene el sentido en calma;
tened compasión de un alma
que a vuestros umbrales llora; 905
   no me despidáis, señora,
que yo me iré cuando sea hora.
INÉS
Gente es aquélla. ¡Adiós!
DON FÉLIX
¡Ay,
que el seso me hacéis perder!
 

(Salgan LOPE y los dos labradores.)

 
LOPE
Perdiose por ir a ver 910
el baile del ¡ay, ay, ay!;
   que nos fuera harto mejor
estarnos en la posada.
HERNANDO
Ya debe de estar guardada.
BARTOLOMÉ
Allí está vuestro señor. 915
LOPE
   Debe de estar ahorcado.
Id con Dios, que sale el día
por Madrid, y no querría
que me viese acompañado.
   ¡Oh, qué palos me ha de dar! 920
HERNANDO
El cielo, amigo, os consuele,
que en el corazón me duele
que no se pudiese hallar;
   pero con la luz del día
la podrás buscar mejor. 925
¿Qué hará Inés?
BARTOLOMÉ
Dormir.
HERNANDO
¡Qué amor!
Mas duerma, que ha de ser mía.
LOPE
   No dirás que no has tenido
de entrar y salir lugar.
DON FÉLIX
Si yo no he podido entrar, 930
¿cómo puedo haber salido?
LOPE
   ¡Chufetas, por no decillo!
Ahora bien, quiérote oler
más de cerca, por saber
si es verdad lo del tomillo. 935
DON FÉLIX
¡Hazte allá, bestia!
LOPE
Harto bien
me pagas la industria sola
con que he dado esta mamola
a dos hombres tan de bien!
DON FÉLIX
Parte luego en el rocín 940
a Madrid. ¿Cómo no sales?
LOPE
¿A qué?
DON FÉLIX
Compra unos corales,
una sarta, un faldellín,
   chinelas y zapatillas,
como a mis hermanas sueles, 945
ellos oro en los caireles
y ellas plata en las virillas,
y vuelve a comer aquí.
LOPE
¿Y en Getafe vivirás?
DON FÉLIX
Con no preguntarme más 950
sabrás lo demás de mí.
 

(Vanse. Sale DON PEDRO, de camino; FABRICIO y LEONELO, criados.)

 
FABRICIO
   ¿Quieres desayunarte, o pasaremos?
DON PEDRO
¿Dirase misa aquí tan de mañana?
LEONELO
¡Hartos clérigos hay! Misa hallaremos.
FABRICIO
Yo pensé que la oyeras con doña Ana. 955
LEONELO
Veniste de Sevilla haciendo extremos,
enamorado desta cortesana;
vesla en Madrid, es bella, y te resuelves
a no casarte, y por la posta vuelves.
DON PEDRO
   Leonelo, si hallo luego desta dama 960
fama en Madrid que quiere a un caballero,
que don Félix sospecho que se llama,
¿no sabes tú que buena fama quiero?
LEONELO
Pues mira tú cómo mintió la fama,
porque a Sevilla llegará primero. 965
DON PEDRO
¿Fuese a Sevilla?
LEONELO
Sí.
DON PEDRO
Pues ¡bueno fuera
que eso a Madrid, sin causa, me volviera!
FABRICIO
   Quédate aquí en Getafe algunos días,
hasta que con disculpas volver puedas.
DON PEDRO
Mejor es acudir a cosas mías; 970
que ausente el dueño, quiébranse las ruedas;
en Sevilla a don Félix pondrá espías,
y sabré si las manos están quedas.
LEONELO
Ya han traído las postas.
DON PEDRO
Sube y pica,
que la virtud es la mujer más rica. 975
 

(Vanse, y salen DOÑA ANA y RAMÍREZ, escudero.)

 
RAMÍREZ
   Pues yo digo que le vi.
¿De qué sirve porfiar?
DOÑA ANA
¿Tú a Lope en este lugar?
RAMÍREZ
En el mismo.
DOÑA ANA
¿A Lope?
RAMÍREZ
Sí.
DOÑA ANA
¡Loco estás!
RAMÍREZ
Y, por más señas,
980
compraba unas chinelillas,
con calzas y zapatillas
harto angostas y pequeñas.
DOÑA ANA
¿Chinelas de mujer?
RAMÍREZ
Sí.
DOÑA ANA
Pues ¿ayer no se partió 985
don Félix?
RAMÍREZ
Esto vi yo.
DOÑA ANA
. ¿Si se quedó Lope aquí?
RAMÍREZ
   Claro está; mas no te dé
celos dama cortesana,
que eran las calzas de lana, 990
y de media vara el pie.
DOÑA ANA
Será de Lope el presente,
si por dicha fregoniza.
RAMÍREZ
La lana desautoriza
el ser de tu amado ausente. 995

 (Salga LOPE.) 

Pero vesle aquí.
LOPE
En una hora
vine, en otra volveré.
DOÑA ANA
¡Tente, perro!
LOPE
¿A mí, por qué?
DOÑA ANA
¿No me conoces?
LOPE
Señora...
DOÑA ANA
¿Cómo en Madrid?
LOPE
Por la posta
1000
he venido en un rocín,
¡oh espíritu de Merlín,
oh jinete de la costa!,
   desde Getafe a comprar
bizcochos, calabazate, 1005
almíbar y piñonate,
alcorzas y agua de azahar,
   que dio del caballo ayer
mi señor tan gran caída,
que no costarle la vida 1010
milagro debe de ser;
apenas sentí el rumor,
cuando dije, aunque sin seso:
«La Virgen del Buen Suceso
vaya contigo, señor!» 1015
   Ella quiso que viniese,
puesto que está en el lugar,
sin poderse rodear
más que si de bronce fuese;
   Allí, una buena mujer 1020
que concierta quebraduras
le ha hecho ciertas unturas,
y también le puso ayer
   una estopada famosa
con incienso y agua ardiente, 1025
de que aliviado se siente,
y ya, en efeto, reposa.
   No estéis, señora, afligida,
que, según esta mujer,
que lo debe de entender, 1030
debe de ser carne huida,
   no hay hueso alguno quebrado,
que este maldito accidente
sólo en la carne lo siente.
DOÑA ANA
¡No lloréis!
LOPE
Harto he llorado.
1035
DOÑA ANA
¿Para quién son las chinelas?
LOPE
Para mi daifa, señora,
que también yo tengo ahora
mi cierto dolor de muelas.
   ¿Caso que hayas sospechado 1040
en don Félix, mi señor,
alguna infamia en su honor?
DOÑA ANA
Las calzas me la han quitado.
   Ven conmigo, y llevarás
conservas y agua de olor, 1045
y una carta a tu señor.
LOPE
¡Para que no caiga más!
DOÑA ANA
Cayó, Lope, mi esperanza.
LOPE

 (Aparte.) 

Tragola su señoría.
Dulce llevo. ¡Lindo día! 1050
¡Oh, cuál me pongo la panza!
 

(Vanse. Salgan DON FÉLIX y INÉS.)

 
INÉS
   Engáñasme, cortesano.
DON FÉLIX
¿Cómo engañarte, mi bien?
INÉS
Pues, dime, ¿de qué manera
podré ser yo tu mujer? 1055
DON FÉLIX
Yo voy ahora a Sevilla;
cuando vuelva te traeré
galas de corte.
INÉS
¿Qué dices?
DON FÉLIX
La verdad te digo, Inés;
traeré un coche de camino. 1060
INÉS
¿Coche?
DON FÉLIX
Para ti también.
INÉS
¿Para mí? ¡Válgame Dios!
Y que en la corte andaré
coche acá, coche acullá.
DON FÉLIX
Luego que pongas los pies 1065
en él, te has de llamar...
INÉS
¿Cómo?
DON FÉLIX
Aguarda, lo pensaré:
doña Beatriz.
INÉS
No me agrada
doña Beatriz.
DON FÉLIX
¿No? ¿Por qué?
INÉS
Porque tiene el «triz» un eco 1070
de vidrio, y me quebraré.
DON FÉLIX
¿Doña Anastasia?
INÉS
Es de Papa.
DOÑA FÉLIX
¿Doña Costanza?
INÉS
No sé
si nombre que entra con costa
es bueno para mujer. 1075
DON FÉLIX
¿Doña Jimena?
INÉS
Si fuera
el Cid, me estuviera bien.
DON FÉLIX
¿Doña Manuela?
INÉS
Es largo;
parece que estoy en pie.
DON FÉLIX
¿Doña Teresa?
INÉS
Es antiguo.
1080
DON FÉLIX
¿Doña Casilda?
INÉS
Con él.
se llama bien una esclava.
DON FÉLIX
¿Doña Tecla?
INÉS
¿Para qué?
Que no has de ser tú organista,
ni tan libre que tú des 1085
en poner en mi los dedos.
DON FÉLIX
¿Doña Esperanza?
INÉS
Es hacer
de posesión esperanza,
si tu mujer he de ser.
DON FÉLIX
¿Doña Escolástica es bueno? 1090
INÉS
¿Tengo yo de pretender
alguna cátedra, Félix?
DON FÉLIX
¿Doña Brianda?
INÉS
Andar bien
y con brío pide el nombre.
DON FÉLIX
Dile tú; nómbrate, pues. 1095
INÉS
¡Ah, cómo te guardas de uno
adonde más de una vez
te vi pasear la calle,
y aun entrar dentro!
DON FÉLIX
¿Yo, quién?
INÉS
¿No hay doña Anas en el mundo? 1100
DON FÉLIX
Pues esa señora es
mi prima.
INÉS
Por partes de Eva.
DON FÉLIX
¡Maliciosa está!
INÉS
Sí haré.
DON FÉLIX
Ahora bien, con cualquier nombre
llevada a Madrid, diré 1105
que eres hija de un indiano,
y que en Cádiz me casé.
INÉS
¿Qué he de creerte? ¡Estoy loca!
 

(Salga LOPE.)

 
LOPE
¡A qué buen tiempo llegué!
No sé si alabe la espuela, 1110
o el rocín.
INÉS
¿Es Lope?
DON FÉLIX
Él es.
INÉS
Pues a la noche te espero.
DON FÉLIX
¿Huyes dél?
INÉS
No huyo dél.
pero vienen forasteros.

 (Vase.) 

DON FÉLIX
En fin, ¡que no te han de ver 1115
mis ojos hasta la noche!
LOPE
Dame tus benditos pies,
ermitaño de Getafe.
DON FÉLIX
¿Compraste, Lope?
LOPE
Gasté
treinta escudos de oro enteros. 1120
DON FÉLIX
¡Gastaras cuarenta y seis!
¿Dónde queda?
LOPE
En la posada.
Pero a doña Ana encontré,
y aquesta carta me dio.
DON FÉLIX
¿Tus cosas?
LOPE
No pudo ser
1125
de otra manera, señor.
DON FÉLIX
La carta quiero leer.

 (Lee:) 

«Dios sabe lo que he llorado vuestra caída, y que fuese tan peligrosa. En la Virgen del Buen Suceso he mandado decir cien misas, y Lope os lleva cuatro cajas de perada, dos de alcorzas, dos de azahar y una redoma extremada; si el mal pasare adelante fingiré una novena a Illescas, e iré a veros. Dios os me guarde y levante desa cama con bien.»

¿Esta carta es para mí?
LOPE
Sí, señor; ¿ya no lo ves?
DON FÉLIX
Pues yo he caído y estoy 1130
en la cama?
LOPE
Todo fue
por encubrir mi venida.
DON FÉLIX
¿Y si me viniese a ver?
LOPE
Remedio habrá para todo.
DON FÉLIX
¿Dónde está el regalo?
LOPE
Ven,
1135
y verás tanta dulzura,
entre cortado papel,
hecha un árbol que te eleve.
DON FÉLIX
Todo lo presento a Inés.
LOPE
Menos lo que yo he comido, 1140
que de azúcar, dulce y miel
vengo hecho un monasterio;
y aún habrá torno después.

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