Escena II
|
|
DON TURULEQUE,
MARI-CASTAÑA,
DOÑA CLORI,
DULCINEA,
MELISENDRA,
MARCOLFA,
EL CAPITÁN BADANA,
EL BACHILLER COMINO,
EL DÓMINE GOLONDRO,
EL LICENCIADO RASPÓN, Pueblo y Soldados, entre
ellos
MATEO. Dos Damas que traen en una bandeja o azafate
una corona y un velo.
PAULINO.
|
MARI-CASTAÑA.-
Guárdele Dios, hermano Paulino.
|
PAULINO.-
Señores corregidores, salud... y sentarse. Las damas
opositoras en ese banco.
|
MATEO.-
(Aparte a
LUCÍA, que casualmente se ha colocarlo
cerca de él con otras muchachas pobremente vestidas.)
¡Lucía!
|
LUCÍA.-
(Aparte a él.)
¿Eres tú, Mateo?
|
MATEO.-
Sí, Sofronio me proporcionó un traje de soldado
para poder concurrir a este sitio.
|
LUCÍA.-
¡Siempre haciendo temeridades!
|
MATEO.-
Ya que me has perdonado otras culpas, perdóname
ésta, que es puramente de amor.
|
LUCÍA.-
La perdono como sea la última.
|
DON TURULEQUE.-
Honrados Batuecos, el concejo de la Alberca, solícito
siempre del bien de sus conciudadanos, va a conferir la corona y el dote,
recompensas de la virtud, a la doncella que justa y legítimamente los
hubiese merecido. La sabiduría del hermano Paulino ha superado
superabundantemente los obstáculos que se superponían a nuestra
superficial superintendencia, y su superinteligenciabilísima persona os
dirá lo demás.
|
PAULINO.-
Batuecos ilustrados y por ilustrar: la manera de corregir las
picardías que (mejorando a los presentes) se han cometido en los
informes acerca de la conducta de las opositoras al certamen es muy sencilla.
El dignísimo corregidor leerá el extracto de cada informe. Yo
exploraré, es decir, yo interrogaré a cada una de las candidatas
y de sus declaraciones aparecerá quién es merecedora del premio.
¿Aprobáis mi propuesta?
|
EL DÓMINE GOLONDRO Y EL LICENCIADO
RASPÓN.-
Sí, sí.
|
EL CAPITÁN BADANA Y EL BACHILLER
COMINO.-
No, no.
|
PAULINO.-
Yo la he pensado bien.
|
EL CAPITÁN BADANA.-
Al pueblo le parece mal.
|
DON TURULEQUE.-
El verdadero pueblo no es la muchedumbre inerme sino la unidad
que dirige decenas, centenas y millares de éstas.
(Señalando las picas de los
soldados.) Yo apoyo la propuesta del hermano Paulino, y al que se
oponga a ella le mandaré atravesar a lanzadas. Con esta previa
explicación cada uno puede votar libremente. Volved a preguntar.
|
PAULINO.-
¿Se admite mi proposición?
|
TODOS.-
Sí.
|
DON TURULEQUE.-
Por unanimidad. Se procede al acto.
|
PAULINO.-
Yo con el beneplácito de nuestro amabilísimo
corregidor he dispuesto que se sirvan sorbetes a las opositoras.
|
DOÑA CLORI.-
Mil gracias.
|
PAULINO.-
Repostero, servid.
|
|
(Sale el
REPOSTERO con sus mozos y da sorbetes a las damas
opositoras.)
|
EL BACHILLER COMINO.-
¿Tienes esperanza de llevarte el premio?
|
DOÑA CLORI.-
Sí, señor, que no todos me han de tratar con la
injusticia que tú.
|
EL BACHILLER COMINO.-
¿A qué es hablar de eso? Si ya estoy pronto a
casarme contigo, si estoy convencido de que tú sólo me quieres a
mí y de que el capitán sólo quiere a su Dulcinea.
|
DOÑA CLORI.-
Entonces, con tu permiso voy a dar al capitán una
cucharadita.
|
EL BACHILLER COMINO.-
¿Por qué no?
|
EL CAPITÁN BADANA.-
Gracias.
|
MATEO.-
(A
LUCÍA.) Sal a que te den un
sorbete. Tú también eres opositora.
|
LUCÍA.-
Sería vanidad; y además ese obsequio es para las
damas, no para las pobres.
|
PAULINO.-
Mientras refrescan estas niñas, podéis ir leyendo
informes, y yo iré preguntando.
|
DON TURULEQUE.-
En efecto, abro el expediente general.
(Tomando un libro de manos de un
dependiente.) Informe de doña Clori.
|
DOÑA CLORI.-
Servidora vuestra.
|
DON TURULEQUE.-
Dice el extracto: el principal mérito de esta opositora
consiste en haber oído sesenta misas sin distracción.
|
PAULINO.-
(Aquí de la virtud del
sorbete.) ¿Es creíble eso, niña?
|
DOÑA CLORI.-
¿Pues no ha de ser? Como que era en misa donde me daba
sus billetes el capitán...
|
EL BACHILLER COMINO.-
¡Qué sacrilegio!
|
PAULINO.-
(Aparte.) Obró el
sorbete.
|
EL CAPITÁN BADANA.-
Señorita, eso es comprometer a un hombre sin necesidad.
¿Qué os costaba echar una mentira?
|
PAULINO.-
(Aparte.) Éste ha probado
el sorbete.
|
EL BACHILLER COMINO.-
¿Conque os ibais a casar conmigo y os carteabais con el
capitán? Novios presentes y pasados, que se borre de la lista de las
opositoras a esta individua, como yo la borro de mi memoria.
|
EL DÓMINE GOLONDRO Y EL LICENCIADO
RASPÓN.-
Que se borre.
|
MARCOLFA.-
¡Qué tonta!
|
DULCINEA.-
¡Irse a condenar ella misma!
|
DON TURULEQUE.-
Doña Melisendra.
|
MELISENDRA.-
Servidora.
|
DON TURULEQUE.-
(Leyendo.) La prenda más
eminente de dona Melisendra es la bondad de genio.
|
PAULINO.-
¿Y es de veras eso, alma mía?
|
MELISENDRA.-
Sí, señor, yo soy una paloma sin hiel, y cuando
repelo a mis hermanas y descalabro a mi dueña y araño a mi madre,
nunca lo hago con mala intención.
|
EL CAPITÁN BADANA Y EL BACHILLER
COMINO.-
Fuera ese monstruo, fuera.
|
MARI-CASTAÑA.-
Hermano Paulino, ¿en qué consiste que esas
muchachas han dicho la verdad contra sí?
|
PAULINO.-
En que el sorbete que han tomado está hecho con agua de
la fuente de la verdad, que se la hace decir por fuerza.
|
MARI-CASTAÑA.-
(Aparte.) Me alegro de no haber
refrescado.
|
DULCINEA.-
Yo me retiro de la oposición.
|
MARCOLFA.-
Yo renuncio al premio.
|
OTRAS DAMAS.-
Nosotras también.
|
|
(Se levantan y se retiran.)
|
PAULINO.-
El banco de la virtud resulta vacío. ¿No queda
opositora ninguna?
|
LUCÍA.-
(Presentándose.) Yo quedo,
señores. Yo no he tomado el sorbete. Venga.
|
MARI-CASTAÑA.-
¡Qué temeridad!
|
DON TURULEQUE.-
¿Vos sois la extranjera Lucía?
|
LUCÍA.-
Yo soy.
(Toma el sorbete.)
|
DON TURULEQUE.-
(Mirando el libro.) Pero, hija,
vuestro informe cabalmente es el más desfavorable de todos.
|
MARCOLFA.-
Ya. No habrá buscado empeños como nosotras.
|
DOÑA CLORI.-
Calla, mujer, que tendremos que decir que nosotras la hemos
desacreditado.
|
PAULINO.-
¡Buena hilaza se descubre!
|
DON TURULEQUE.-
(Mirando el libro.) Consta que
una noche a deshora entró en vuestra casa un desconocido.
|
LUCÍA.-
Un temerario que atropelló mis umbrales, pero no mi
honradez.
|
EL CAPITÁN BADANA.-
No vayáis a decir que fui yo.
|
PAULINO.-
No, no se sabrá. Entre estos pocos queda el secreto.
|
DON TURULEQUE.-
Os acusan de avaricia, porque llevabais muy caro por vuestras
labores.
|
LUCÍA.-
Tenía que mantener a mi hermano.
|
DON TURULEQUE.-
Se os acusa de liviandad por tener un amante.
|
LUCÍA.-
Nunca le otorgué un favor que no fuese honesto.
|
DON TURULEQUE.-
Os acusan de embustera, por haber dado un informe falso a un
esbirro.
|
LUCÍA.-
Eso es verdad, señores. Esa vez mentí.
|
LAS OPOSITORAS.-
¡Hola!
|
LUCÍA.-
Fue por salvar la reputación de una dama que aquel mismo
día me había dado de...
|
PAULINO.-
¿De comer?
|
LUCÍA.-
De bofetadas.
|
MELISENDRA.-
(Tapándose la cara con el
abanico.) ¡Ah!
|
PAULINO.-
Ésta es la que merece el premio.
|
DON TURULEQUE.-
¡Viva la extranjera!
|
TODOS.-
¡Viva!
|
DON TURULEQUE.-
Vuestro es el dote señalado, virtuosa Lucía. Venid
a recibir la corona.
|
MARI-CASTAÑA.-
A mí me toca el honor de ceñírsela.
|
LUCÍA.-
(Aparte.) ¡Gracias, mi
Dios! Ya soy feliz, ya puedo ser de Mateo.
|
MATEO.-
(Aparte.) Vamos a salir de
miseria. Tiempo era ya.
|
|
(LUCÍA sube y se arrodilla
sobre unas piedras que hay en medio del teatro.
MARI-CASTAÑA toma de la bandeja la corona y el
velo, y se los pone a
LUCÍA.)
|
MARI-CASTAÑA.-
Hija, el señor os bendiga, como os bendecimos yo y
todos.
|
TODOS.-
(Alzando las manos hacia
LUCÍA.) Todos.
|
|
(LUCÍA se levanta y
desaparece su traje pobre y de un color oscuro, quedando con uno blanco
elegante.)
|
DON TURULEQUE.-
Esa gala que prodigiosamente os adorna confirma la justicia de
vuestro triunfo.
|
MARI-CASTAÑA.-
Al hermano Paulino se lo debéis.
|
PAULINO.-
Cierto. No hubiera podido confeccionarse el sorbete de la verdad
a no ser yo quien soy.
|
|
(Se oye a lo lejos tocar a muerto.)
|
DON TURULEQUE.-
¿Qué es esto? Tocan las campanas.
|
PAULINO.-
Parece que doblan.
|
MARI-CASTAÑA.-
Allí viene un grupo de gente.
|
LUCÍA.-
Y con ellos Alfonso. Que no me vea.
(Échase el velo.)
|
DON TURULEQUE.-
¿Qué será?
|
Escena III
|
|
Dichos,
EL MAGO VIRTELIO,
EL MAGO SOFRONIO,
EL MAGO FORTUNIO,
ALFONSO y Cortesanos.
|
EL MAGO VIRTELIO.-
Habitantes de las Batuecas, vuestro rey acaba de expirar de
repente.
|
TODOS.-
¡Cielos!
|
EL MAGO VIRTELIO.-
Su hijo y heredero, que se criaba en la soledad según ley
y costumbre, es este bizarro joven que os presentamos. El príncipe
Alfonso es desde hoy nuestro rey.
|
TODOS.-
¡Viva el rey!
|
ALFONSO.-
¿Conque yo soy el rey, señores? ¿Y
qué cosa es ésa?
|
EL MAGO SOFRONIO.-
Los tres magos tutelares del país os lo
enseñaremos en breve.
|
EL MAGO FORTUNIO.-
Básteos saber por ahora, que según nuestros
códigos podéis hacer en todo vuestra voluntad, con una sola
restricción.
|
ALFONSO.-
¿Conque podré ser amante?
|
EL MAGO VIRTELIO.-
Siéndolo para ser esposo.
|
ALFONSO.-
¿Y podré ser esposo de quien yo quiera?
|
EL MAGO SOFRONIO.-
Ésa es la restricción: no podéis casaros
sino con una joven que haya obtenido el premio de la virtud.
|
EL MAGO FORTUNIO.-
Aquí está la modesta hermosura que acaba de
obtenerlo. Miradla.
(Alza el velo a
LUCÍA.)
|
ALFONSO.-
¡Mi cigüe... digo, mi bella desconocida! Vasallos, yo
adoro a esta joven, y ella me pertenece. Yo la he cazado allá en mi
desierto, en el término de mi propiedad. No quiero ser vuestro rey si
ella no es la reina.
|
LUCÍA.-
¡Ay infeliz!
|
MATEO.-
(Gritando.) Que se consulte la
voluntad de la novia.
|
EL MAGO FORTUNIO.-
A la pretendida del rey no se le admite la dimisión.
Díganlo mis ilustrados colegas.
|
EL MAGO SOFRONIO.-
Harto siento decir que tal es la ley.
|
EL MAGO VIRTELIO.-
Cierto es, hija mía.
|
LUCÍA.-
¿Conque no puedo rehusar al monarca mi mano?
|
EL MAGO FORTUNIO.-
(Aparte.) Yo triunfo. Su virtud
solamente la sirve para casarse a disgusto.
|
EL MAGO VIRTELIO.-
El deber os impone un sacrificio más. Un día
hallaréis la recompensa de todos.
|
LUCÍA.-
(¡Ay, mi Mateo!) Señor, vuestra soy.
|
MATEO.-
(Aparte.) ¡Máteme un rayo!
|
ALFONSO Y TODOS.-
¡Viva la reina!
|
EL MAGO FORTUNIO.-
A disponer la coronación de los reyes.
|
ALFONSO.-
Ven, amada mía. Esta vez no te me escaparás, no.
En cambio le haré escapar de aquí al que fue tu amante.
(A
PAULINO.) Adiós, maestro.
Celebraré que no nos veamos.
|
PAULINO.-
Lo mismo digo.
|
MATEO.-
(Aparte.) Yo sí que
vendré a verme con él.
|
|
(Vanse todos, menos
PAULINO.)
|