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Las famosas asturianas

Comedia

Lope de Vega



Dedicada a don Juan de Castro y Castilla
Gentilhombre de la boca de Su Majestad, Corregidor de Madrid

De la antigua casa y nobleza de vuestra merced propuse a las musas la historia en acto cómico; y no habiéndome dado lugar el tiempo, con pleitos, materia casi, adversa a la quietud de su sagrado monte, dejé a más ocio disponer este deseo a la voluntad, y su efeto a la obligación; porque no es justo que cosas tan grandes no tengan el lugar que merecen, para ser tratadas con diferencia y respeto; y así, entre tanto, quise ofrecer a vuestra merced esta historia, que escribí en lenguaje antiguo para dar mayor propiedad a la verdad del suceso, y no con pequeño estudio, por imitarla en su natural idioma. Tuve en esta imaginación presente aquella puerta insigne de la gran ciudad de Burgos, a quien vuestra merced ha honrado tanto, que, como Roma dió la imagen a Scévola, por único, parece que ha puesto en manos de vuestra merced su antigua calidad y grandeza, jamás ofendida del tiempo, que deshace las grandes casas, pero no los blasones de sus dueños. Vuestra merced la reciba en feudo de mi rendimiento y obligación a tantas mercedes recebidas, y déle el cielo el lugar que su gran entendimiento, y cristiano celo tienen tan merecido y yo deseo.

Capellán de vuestra merced,

LOPE DE VEGA CARPIO.



PERSONAS
 

 
EL REY ALFONSO EL CASTO.
NUÑO OSORIO.
DON GARCÍA,   viejo.
DOÑA SANCHA.
LAÍN DE LARA.
SOL.
FISNANDO.
ALARICO.
FORTUNO.
TEUDO.
MELEDÓN.
FROILÁN.
TENORIO.
SUERO.
AUDALLA,   moro.
AMIR,   moro.
CELÍN,   moro.
TELLO.
PASCUAL,   villano.
TORIBIO,   villano.
LEONOR.
TOMÉ.
VELA,   soldado.
ANZURES,   soldado.
Soldados cristianos.
Soldados moros.
Doncellas.
Músicos.
Acompañamiento.
Gente.
 

La escena es en León y en otros puntos.

 




ArribaAbajoActo I


Escena I

 

Plaza de León, con puerta de un monasterio.

 
 

(EL REY DON ALFONSO, retirándose; FISNANDO, ALARICO, FORTUNO y GENTE amotinada, tras él.)

 
REY ALFONSO
Al vueso rey facer tamaño tuerto,
non es de buenos nin de fijosdalgo.
FISNANDO
O muera, o le prended.
REY ALFONSO
Será más cierto
morir, traidores.
ALARICO
Non cuidéis en algo.
REY ALFONSO
Ya estoy, villanos, en sagrado puerto. 5
De las aras de Dios me agarro y valgo.
 

(Éntrase en el monasterio, y cierran.)

 
FISNANDO
Alfonso, hoy finará tu corto imperio.
ALARICO
Los monjes han cerrado el monasterio.
FISNANDO
¡Por la crisma bendita que posada
traigo en la frente, que non deje el puesto, 10
nin de camisa he de cubrir la espada,
fasta que todo yaga descompuesto!
ALARICO
La puerta es fuerte, en fierros aforrada:
non se podrá desquicionar tan presto;
y si los monjes puyan a la torre, 15
nuestra vida, a la fe, peligro corre.
FISNANDO
Pues ¿qué pueden facer los capilludos?
ALARICO
Tirar de en somo bien fornidos lanchos,
y asaz que son de gruesos y membrudos,
y en se guarir los parapetos anchos. 20
FISNANDO
Non fuimos en matarle bien sesudos;
mas cuiden los Alfonsos y los Sanchos
que non han de reinar, nin sus injurias
sofrir los homes de León y Asturias.


Escena II

 

NUÑO OSORIO, EL CAPITÁN TEUDO, FROILÁN, TENORIO, FISNANDO, ALARICO, FORTUNO, GENTE.

 
TEUDO
¿Non llevaremos gente?
NUÑO OSORIO
Non me basto
25
a sofrenar, en viendo tan notorio
el daño a mi rey, Alfonso el Casto.
ALARICO
Éste es el montañés don Nuño Osorio.
NUÑO OSORIO
Siempre mi sangre en su servicio gasto.
¡Aquí, Teudo, Froilán; aquí, Tenorio! 30
¡Mueran estos traidores, y el rey viva!
 

(Pelean; los amotinados huyen.)

 
TEUDO
¡Verá cuál va la gente fugitiva!
NUÑO OSORIO
Por la casuella santa de Ildefonso,
que non ha de quedar vivo ninguno.
TEUDO
Pues a Fisnando cántenle un responso. 35
NUÑO OSORIO
Y a Alarico no menos, y a Fortuno.
TEUDO
Ya sale de la igreja el nueso Alfonso.
NUÑO OSORIO
¡Oh fidalgos! Non quede de vos uno
que non yaga a los pies de Alfonso el Bueno,
de tanta gloria y bienandanza lleno. 40


Escena III

 

EL REY, NUÑO, TEUDO, FROILÁN, TENORIO.

 
REY ALFONSO
Non vos humilledes tanto,
amigos, pues que por vos,
del querer del cielo en pos,
a tanto bien me levanto.
Los vuesos brazos me dad; 45
que miembros de tal firmeza
farán bien con la cabeza
junta y unida igualdad.
NUÑO OSORIO
Rey nueso, cuanto nos honras,
tanto a ti mismo levantas: 50
deja besar esas plantas;
que harto de asaz faces honras.
aquellos homes traidores
de abolengo de otros tales,
¿cómo pueden ser leales, 55
no lo siendo sus mayores?
Todos los que ves aquí
son de aquellos asturianos,
cuyos abuelos cristianos
molares facen allí, 60
por la pérdida de España;
éstos, ganando a León
con el valiente escuadrón
que salió de la montaña,
ficieron rey a Pelayo, 65
a quien socedió Favila,
primero Alfonso, y Froíla,
de los africanos rayo,
aunque por los suyos muerto,
por vengar a Vimarano; 70
que el ser Caín de su hermano
non era al cielo encobierto.
Reinaron Aurelio y Silo,
y aunque a Dosinda pesó,
Mauregato socedió, 75
bastardo y de tal estilo
(¡mala su memoria sea!),
que atal tributo dejó
de cien doncellas, que yo
non quiera Dios que lo vea. 80
La merindad de Pravía
le sopoltó que debiera
fincar en mala foguera,
polvos al aire aquel día.
Bermudo en pos del que digo, 85
por estar vos desterrado
en Navarra, fue llamado
al reino entonces conmigo;
mas él, que craro sabía
que érades vos heredero 90
legítimo y verdadero,
que por padre vos venía,
en Safagún se vistió
la cogulla de Benito,
y renunció por escrito 95
el reino, que vos, donó.
Según esto, si sos vos
fijo del rey don Froíla,
¿qué vos cansa y aniquila
ése, que mal faga Dios? 100
A vos, Alfonso, os atañe:
quien vos lo niega es traidor.
REY ALFONSO
Con tan nobre defensor
non hay traición que me dañe.
Págevoslo Dios, amén, 105
buen alcaide de León.
NUÑO OSORIO
Yo vos beso por el don
la mano, y el pie también.
Fágavos Dios, rey sesudo,
tan temido y acatado, 110
que tenga el vueso reinado
al más envidioso mudo.
Seáis de Dios temeroso
y celador de su ley;
que non puede ser buen rey 115
sin ser de Dios pavoroso.
Veáis las vuesas banderas
sobre las aguas del Tajo,
aunque vos cueste trabajo
el conquerir sus fronteras. 120
y si vos socede bien,
lleguen a Guadalquivir,
y aun al mar oso decir,
que puedan nadar también.
Crezca vuesa renta al año 125
treinta mil maravedís.
REY ALFONSO
Todo el bien que me decís
non será por vueso daño;
que vos juro, el buen Osorio,
que vos amo asaz y quiero 130
por antiguo caballero,
de Solar y hecho notorio,
y por vuestra gran lealtad,
y porque aquí me habéis dado
la vida, y aventurado 135
la vuesa a mi libertad;
que si no fuera por vos,
rompieran el monasterio,
de nuestro honor vituperio
y poco pavor de Dios. 140
Y tórnovos a endonar,
por lo que me bendecís,
quinientos maravedís
de renta al vueso yantar.
NUÑO OSORIO
Y yo a besaros los pies 145
REY ALFONSO
A Teudo, mi capitán,
doble sueldo le darán.
NUÑO OSORIO
Leal y fidalgo es
TEUDO
El cielo os dé larga vida.
NUÑO OSORIO
Vamos; que os quiero facer 150
fiestas.
TEUDO
Hoy os ha de ver
con la corona somida
hasta los ojos León,
porque mostréis en la faz
que vos ha ofendido asaz 155
la mengua de su traición.
NUÑO OSORIO
Como al cuerpo los sentidos,
son al gobierno los nervios,
el castigar los soberbios
y el perdonar los rendidos. 160
Tomemos muesos caballos,
y la fiesta se aperciba.
¡Viva Alfonso el Casto!
LOS OTROS
¡Viva!
REY ALFONSO
Guárdevos Dios, mis vasallos.
 

(Vanse.)

 


Escena IV

 

Monte.

 
 

DOÑA SANCHA, sola, con montera de caza, vaquero y venablo.

 
DOÑA SANCHA
¿Cuidaste que temía, 165
oso feroz, peludo,
tu catadura fiera doña Sancha?
¿Cuidaste que fuía,
pues non facerlo pudo
el africano, que su campo ensancha? 170
La verde yerba mancha
tu fiero humor sangriento,
faciéndote de grana
la parda y roja lana,
indicio de mi brazo y ardimiento; 175
que destas bizarrías
están colmadas las fazañas mías.
Non será tu cabeza
la primera que entolde
el dintel de la puerta de mi casa, 180
puesto que tu fiereza
vendrá como de molde
al arco que de reja a reja pasa.
Calor del sol me abrasa,
sin el del ejercicio: 185
faced, árboles, sombra,
y vos, yerbas, alfombra;
que non hay en las cortes edificio
como le facen juntas
de los trabados álamos las puntas. 190
¡Oh cristalinas fuentes,
donde suelo tocarme,
por haceros espejos de mi cara,
con cercos relocientes
de yerba, en que sentarme, 195
y tanta flor en que la vista para!
Cuida Laín de Lara,
que en estrado le atiendo
en cuadras de mi casa,
porque con él me casa 200
mi padre; y yo, que aun de le ver me ofendo,
ando por estas flores
cazando fieras y olvidando amores.
Non ál que el verme libre
piensa mi pensamiento; 205
lo ál arrojo de mi alma lueñe.
El dardo el brazo vibre,
y al oso corpulento
en tierra el cuento la cuchilla enseñe.
Laín de Lara sueñe 210
sus fingidos placeres;
que yo por bosques quiero
teñir el blanco acero:
que non se amañan todas las mujeres
a desfilar vainillas, 215
que facen a los homes lechuguillas.


Escena V

 

LAÍN DE LARA, con una ballesta; DOÑA SANCHA.

 
LAÍN DE LARA

 (Sin ver a DOÑA SANCHA.)  

Con armas cazadoras
de fieras alimañas,
¿quién vió jamás venir a caza fembras?
Las viras matadoras 220
en ásperas montañas
osos matan, amor, si bien te miembras;
mas tú, cruel, que siembras
ya por tan luengos días
al viento mi esperanza, 225
sin que fagas mudanza
de tu rigor y las tristezas mías,
sabes que non hay fiera
como mujer que olvida y persevera.
Non ando yo mezquino 230
por las calles mirando
las puertas de mi Sancha, non las rejas;
non voy a hallar camino
amando y sospirando
entre los hierros, de colar mis quejas. 235
Nin ve por las semejas
de mi rostro difunto
desde las almofadas
mis cuitas abrasadas,
nin sentado en la silla le pregunto 240
corteses cumplimientos,
non digo enamorados pensamientos.
En la sierra fangosa
la busco entre las fieras,
en los bosques de bojes y de tejos. 245
Ya con la red nudosa
prendiendo aves ligeras;
ya matando las liebres y conejos;
ya, sirviendo de espejos
los cristales corrientes, 250
mirándose la cara,
ya de sí misma avara,
huyendo de mirársela en las fuentes,
las hebras por donaire
con más ondas que el mar dorando el aire, 255
sólo se diferencia
de las fieras crueles,
en que ellas, a mi llanto enternecidas,
non fuyen mi presencia;
que entre aquestos laureles 260
oyen mi voz, de mi dolor vencidas;
yella de las feridas
que en mis entrañas face,
fuye y me deja solo,
desde que muere Apolo 265
fasta que en brazos de la aurora nace.
¡Oh amor!; ¿qué ley sofriera
que fuiga una mujer y oiga una fiera?
DOÑA SANCHA

 (Aparte.) 

Por las relicas santas
que yacen en Oviedo, 270
que ha venido Laín a perturbarme,
tras que vegadas tantas
le he dicho que non puedo
atender a sus cuitas ni casarme.
LAÍN DE LARA

 (Aparte.) 

O quieren engañarme 275
mis locas fantasías,
o doña Sancha es ésta.
¿Non fueras, ¡oh ballesta!,
arco de amor, que sus entrañas frías
agora trascolaras, 280
y rendida a mis quejas la fincaras?
DOÑA SANCHA

 (Aparte.) 

Fuir quisiera y non puedo;
que será descortesía.
LAÍN DE LARA

 (Aparte.) 

Non es la sierra tan fría
como es el amor con miedo. 285
Ánimo, turbada lengua;
pies cobardes, ¿qué os heláis?
Si de una fembra tembláis,
calársevos ha por mengua.
¡Oh Sancha hermosa!
DOÑA SANCHA
¡Oh Laín!
290
LAÍN DE LARA
¿Siempre en el campo?
DOÑA SANCHA
¿Qué cosa
más agradable y fermosa?
LAÍN DE LARA
El cultivado jardín
conviene a la tierna dama,
que non la nevada sierra; 295
que como al home la guerra,
acuciadora de fama,
tal a la fembra la paz,
el estrado y la labor.
DOÑA SANCHA
Damas que cuidan de amor 300
fallen sentadas solaz.
Yo, Laín, en este sino
y en este planeta fuí
nacida al mundo, que a mí
non me alegra el oro fino 305
en el dosel y el estrado,
ni menos la mora alfombra,
sinon la apacible sombra
que facen olmos al prado.
Más precio esperar aquí 310
que un jabalí fiero asome,
que oír blanduras de un home,
puesto que fembra nací.
LAÍN DE LARA
Quien tanta conversación
tiene con las fieras ya, 315
o fiera tornada está,
o sus entrañas lo son.
Abranda (que Dios te guarde)
ese indomable albedrío
al largo tormento mío, 320
y non me remedies tarde.
El tu padre y mi señor
mi esposa quiere facerte:
non es cordura esconderte,
Sancha, y despreciar mi amor. 325
Tú has de ser mía.
DOÑA SANCHA
Detén,
Laín, la lengua y la mano.
LAÍN DE LARA
El ser yo tan cortesano
faz que no me trates bien.
Pues en el campo non quiero 330
ser con tanta esquividad
humilde; que mi humildad
face tu rigor tan fiero.
Esa mano me has de dar.
DOÑA SANCHA
¡Ay, el home lo que diz! 335
pues por la sobrepelliz
que lleva el crego al altar,
y aun por el santo varraco
de San Antón, vos prometo
que si el chuzo vos espeto, 340
que vos faga un buen foraco.
Non debedes de pensar
el valor de doña Sancha.
LAÍN DE LARA
Tengo yo el alma, atán ancha,
que non lo es tanto la mar. 345
Non me la alteran tormentas
nin me la menguan tormentos.
Faz tú, Sancha, sentimientos;
que aun me regalo en que sientas.
Y advierte que estos desdenes 350
me pagarás algún día;
que por fuerza serás mía,
y faré entonces que penes.
DOÑA SANCHA
¿Yo tuya?
LAÍN DE LARA
Ya está tratado,
fiera, rebelde, enemiga 355
de ti misma.
DOÑA SANCHA
Aunque él lo diga,
non pienso tomar estado.
LAÍN DE LARA
¡Ay, que ha dicho contra el santo
mandamiento de honrarás
tu padre y madre!
DOÑA SANCHA
Aunque más
360
astuto y artero tanto,
me levantes testimuños,
non me farás que te quiera;
que, como víbora fiera,
aborrezco matrimuños. 365
LAÍN DE LARA
Y ¿dejarásme morir?
DOÑA SANCHA
Non fagas del zorro, no;
que he leído en copras yo
que saben homes fingir.


Escena VI

 

SOL, dichos.

 
SOL
En tu búsqueda venía, 370
trotando todo ese valle.
DOÑA SANCHA
Non hay, Sol, quien no me falle
somo desta fuente fría.
¿Qué hay en casa? ¿Es ya venido
el mío señor a yantar? 375
LAÍN DE LARA

 (Aparte.) 

Aquí me quiero posar,
entre esta yerba escondido.
SOL
Antes vino de León
Lireno, que le ha contado
que al Rey de nuevo han jurado 380
los que más fidalgos son,
después de aquella presura
que entre los monjes sofrió;
porque ya Osorio venció
toda esa banda perjura; 385
el cual con los asturianos
tales fiestas enordena,
que está la ciudad más llena
que una granada de granos.
¡Ay Dios, si fueras allá!... 390
Mas no tienes condición.
DOÑA SANCHA
Las cosas de Osorio son
tales, que me obligan ya
a ver de qué catadura
es home de tanta pro, 395
aunque nunca se me oyó
atamaña desmesura.
Mas ¿siempre tengo de ser
piedra, nieve, sierra, monte?
Pues, Sol, de camino ponte, 400
faz en un carro poner
el paño de las feguras,
y en las tablas un tapete.
SOL
Hoy el cielo te promete
mil linajes de venturas. 405
DOÑA SANCHA
Desdichas lo contradicen.
SOL
Es tu desdén muy notorio.
DOÑA SANCHA
Vamos a ver si este Osorio
es tan galán como dicen.
 

(Vanse las dos.)

 


Escena VII

 

LAÍN, solo.

 
LAÍN DE LARA
Non queda más helado y pavoroso, 410
zambulléndose el sol, el pajarillo,
que de uno y otro pálido ramillo
fabricaba su nido artificioso,
que yo sin ti, dulce desdén hermoso,
tanto, que de vivir me maravillo, 415
posándome por horas el cochillo,
desesperanzas de mi bien dudoso.
¿Vaste a León? Bien faces; que ese nome
conviene a tu cruel naturaleza;
diamante que no hay sangre que te dome, 420
deja para las fieras la dureza;
que Dios fizo la fembra para el home,
y non para ti misma tu belleza.

 (Vase.) 



Escena VIII

 

AUDALLA, MOROS, con bandera y caja; AMIR.

 
AUDALLA
Mi parecer, Amir, es que la gente
no se acerque a León; que estos cristianos 425
suelen mudar diversos pareceres,
y cuantas son entre ellos las cabezas,
tantos son los acuerdos y consejos.
AMIR
Bien dices, negociemos desde lejos;
y tú puedes partir, famosa Audalla, 430
a hablar al rey Alfonso por el nuestro
y dalle la embajada de su parte;
que no podrá ofendernos ni agraviarte.
AUDALLA
Pues quédese la gente en este monte,
en tanto que las parias nos concede; 435
que somos pocos para estar más cerca,
y cada día crecen los cristianos
en número, en valor y atrevimiento,
y bajan de esas sierras ciento a ciento.
AMIR
Su aspereza notable fué la causa 440
que no las conquistase el fuerte Muza,
y que ellos por sus altas asperezas
pudiesen esconderse de su furia
sin recibir de su poder injuria.
AUDALLA
Agradezcan los godos a Pelayo 445
la batalla feroz de Covadonga,
en que perdimos el gobierno todo,
el absoluto imperio y monarquía
de la infeliz y conquistada España,
que de margen a margen fuera nuestra. 450
AMIR
En sus reliquias su valor se muestra.


Escena IX

 

CELÍN, PASCUAL, TORIBIO, dichos.

 
PASCUAL
Señor, ¿dónde nos llevas desta suerte?
CELÍN
Pastores, no temáis prisión ni muerte.
AUDALLA
¿Qué es eso?
CELÍN
Dos villanos que he traído
destos ganados para que te informes. 455
AUDALLA
Amigos, no temáis; de paz venimos,
no venimos de guerra.
TORIBIO
No se espante
que dos pobres pastores deste monte
hayamos tal pavor de sus feguras,
acosados de tantas desventuras. 460
PASCUAL
Estamos admirados que tan cerca
de la insigne León llegue un ejército
tan pequeño de moros.
AUDALLA
¿Ya no os digo
que no vengo de guerra? Aunque mi gente
armada viene para su defensa; 465
que entre enemigos puede haber ofensa.
TORIBIO
Pues ¿dónde va con cajas y trompetas,
atronando ese monte y sus solares,
y con más de doscientos caballeros,
sin más de otros trescientos infanzones? 470
¿No sabe que en León viven leones?
AUDALLA
Voy a cobrar las parias que sus reyes
pagan al rey de Córdoba, mi dueño,
de quien soy capitán.
TORIBIO
¿Las cien doncellas?
AUDALLA
Por las doncellas voy.
TORIBIO
¡Coitadas dellas!
475
AUDALLA
¿Qué sabéis de León?
TORIBIO
Que, descoidado
de tanta desventura, en grandes fiestas
ocupa el tiempo que debiera en armas.
AUDALLA
¡Fiestas León!
PASCUAL
Han hecho unos traidores
un gran desaguisado al reye Alfonso. 480
Quisiéronle matar, y en el sagrado
de un monasterio se zampó fuyendo.
Tomó las armas el valiente Osorio,
y venciendo a Fisnando y Alarico,
libró su rey, que apareció otro día 485
debajo de un dosel de tela de oro,
coronada de rayos la cabeza,
Osorio al lado con desnuda espada,
y todo el pueblo con laurel y oliva,
diciendo a voces: «¡Viva Alfonso, viva!» 490
Esto fué al lado de la santa igreja,
por cuyos muros, azotando el viento,
colgaban los pendones de Pelayo,
de Favila, Fruela y de Bermudo,
con los de Alfonso; Alfonso, que bien faya 495
y que ganó renombre de Católico.
Por otra parte, con sus cregos todos
estaba el santo Obiespo, revestido
del camisón labrado y la casuella.
Chiflaron más de un hora sobre un libro 500
las flautas, que era groria de escuchallas,
y cantaron de Alfonso las batallas.
TORIBIO
Tras esto ha de haber justas y torneos...
-mas digo mal; que cesarán las fiestas
con la venida vuesa, y los praceres 505
se trocarán en llantos de mujeres-.
AUDALLA
¿En eso entiende el rey?
TORIBIO
En eso entiende
Alfonso valeroso, cuya mano
hagan los cielos tan valiente y fuerte
como la de Pelayo.
AUDALLA
No prosigas.
510
Camine, Amir, la gente a mejor puesto
por lo que sucediere; que bastamos
Celín y yo para decir a Alfonso
la embajada del rey.
AMIR
Marche la gente.
TORIBIO
¡Bravo africano!
PASCUAL
¡Bárbaro valiente!
515
TORIBIO
Ojo al ganado.
PASCUAL
Perros tiene el hato.
TORIBIO
¡Maldiga Dios, Pascual, a Mauregato!
PASCUAL
Coitadas las doncellas que llevaren.
TORIBIO
Más desdichadas son las que las paren.
PASCUAL
Si yo fuera mujer, aunque muy bella, 520
guardárame, a la fe, de ser doncella.
 

(Vanse.)

 


Escena X

 

DOÑA SANCHA, SOL.

 
SOL
¿Qué te parece la fiesta?
DOÑA SANCHA
Tan mal, que asaz voy cansada.
SOL
Fiesta que a todos agrada
¿te ha semejado molesta? 525
DOÑA SANCHA
No sé qué darte en respuesta,
más de que en ella sentí
que aquello mejor que vi
fué para mí lo peor;
porque comienzos de amor 530
son desdichas para mí.
SOL
¿Tú de amor?
DOÑA SANCHA
Es atán nuevo,
Sol, para mi condición,
que se corre el corazón
de que a nombralle me atrevo. 535
Cuanto a resistirme pruebo,
tanto más me acucia y mata.
SOL
¡Cosa que haber sido ingrata
quiera el cielo castigarte!
DOÑA SANCHA
Cuido que por esa parte 540
mis libertanzas maltrata.
¡Oh! ¡Qué mal hobiese el día
que salimos del solar!
¡Qué bien dicen que el pesar
es sombra de la alegría! 545
SOL
¿Qué te fizo, Sancha mía,
la fiesta? Que esos cordojos
deben de nacer de antojos.
DOÑA SANCHA
Antojos fueron, y atales,
que anda el alma en los umbrales 550
de las puertas de los ojos.
SOL
Todos aquellos pendones
que en la santa igreja vi,
me entretuvieron a mí,
y sus broslados leones, 555
los cregos y crerigones,
los calóndrigos, y el canto
de tanto chifle, y de tanto
cantor que el alma penietra,
y el obiespo con su mietra, 560
que tiene la faz de santo.
Desta guisa me embebí,
que ni otra cosa caté.
DOÑA SANCHA
Yo por lo seglar eché,
y aun con eso me perdí. 565
A los homes atendí,
que andaban en sus caballos,
que me impuyaba a mirallos
mi condición belicosa,
y del rey la vista hermosa 570
trascolóse a sus vasallos.
¿A quién te diré que vieron
mis ojos?
SOL
¿Mas que conjuño
a quién viste? Viste a Nuño.
DOÑA SANCHA
A Nuño Osorio metieron 575
los ojos, hasta que dieron
con él en el alma propia;
y dejáronme la copia
tan estampada en su centro,
que le sirve de alma dentro, 580
aunque dos es cosa impropia.
SOL
¿Que Osorio, Sancha, ha triunfado
de tu esquiva libertanza?
DOÑA SANCHA
Y con tal desesperanza
de verme en seguro estado, 585
que en llegando al desdichado
solar en que me retira
mi padre, con tanta ira
pienso mi vida tratar,
que si le ves abrasar, 590
le digas: «Sancha suspira.»
SOL
¡A la fe que te ha pegado
buena arponada el rapaz!
DOÑA SANCHA
Allá me estoviera en paz
en los silencios del prado: 595
la Corte pone cuidado.
SOL
Tiene peligros y enojos.
DOÑA SANCHA
Que tenga de Nuño antojos
fembra que yo, ¿no es vergüeña?
Magüer que ya fuera dueña, 600
debiera reñir mis ojos.
SOL
¿Qué sientes dentro de ti,
que non se ve en la mesura?
DOÑA SANCHA
Siento una cierta brandura
que me sonsaca de mí. 605
Si cuido cómo le vi,
la sangre se me trascuela
al corazón, que recela
que se enfraquece de amor;
o es que busca su calor, 610
porque en las venas se hiela.
Andan mil imaginanzas
alrededor del sentido,
y él muy loco y divertido,
fingiéndome seguranzas. 615
Bien me alientan esperanzas
que soy fembra de valor,
aunque es Osorio señor
de buen solar.
SOL
Habra quedo;
que tengo a la gente miedo. 620


Escena XI

 

TORIBIO, LEONOR, dichas.

 
TORIBIO
¿Dónde está Sancha, Leonor?
LEONOR
¿No la ves junto de ti?
TORIBIO
¿Qué faces parada agora?
Vuelve a tu solar, señora;
tu padre envía por ti. 625
Que, como ya está tan viejo
y asaz cargado de edad,
mejor es su autoridad
para la paz y el consejo.
Andan moros por allí, 630
y aunque non vienen de guerra,
non se comerán la sierra,
pero los ganados sí.
DOÑA SANCHA
¿Moros, Toribio?
TORIBIO
Ha venido
Audalla, un gran capitán, 635
con quien diz que a cobrar van
aquel infame partido
que fincó de Mauregato
entre Córdoba y León;
y aunque moros de paz son, 640
non puede ganar el hato.
Ven a tomar la tu lanza,
y en una yegua saldrás,
para que se alueñen más
de tu ganado y labranza. 645
El carro quedaba apuesta
y las tus mujeres.
DOÑA SANCHA
Vamos;
que si nuestra gente armamos
de chuzo, dardo y ballesta,
non llegarán, de pavor. 650
SOL
¿Y los amorosos lloros?
DOÑA SANCHA
En oyendo nombrar moros,
non se me miembra de amor.
 

(Vanse.)

 


Escena XII

 

Alcázar de León.

 
 

EL REY, con corona en la cabeza y cetro en la mano; TEUDO, con un pendón; NUÑO OSORIO, con una espada desnuda al hombro; MELEDÓN, acompañamiento.

 
TEUDO
Pósate, gran Alfonso, en la tu silla,
y toma posesión del tu palacio. 655
Vuestra lealtad me honora y maravilla.
NUÑO OSORIO
Toma aqueste pendón, divina rama
del tronco de Pelayo generoso,
con que ganó ciudad de tanta fama.
REY ALFONSO
Donándomele vos, el buen don Nuño, 660
non puede ser que yo non le levante
con la cochilla que a mi lado empuño.
Fago voto solene a las relicas
y a la casuella santa de Ilefonso,
con todas las demás santas y ricas, 665
de procurar ponerle en riba el Tajo,
porque espante los moros andaluces,
sin perdonar cansancio nin trabajo.
Este león salió de la montaña,
magüer que non se crian en Asturias; 670
y así, sospira por salir de España.
En Africa los hay; allá sospecho
que volverá, no digo que vencido,
mas a triunfar con vitorioso pecho.


Escena XIII

 

SUERO, dichos; después, AUDALLA.

 
SUERO
Un moro cordobés, llamado Audalla, 675
embajador del Almanzor, te pide
le des licencia.
REY ALFONSO
Bien podemos dalla;
que oír al enemigo nunca impide.
 

(Vase SUERO y vuelve con AUDALLA.)

 
AUDALLA
Dame tus reales pies.
REY ALFONSO
Levanta, Audalla, del suelo; 680
que tu fama y tu embajada
te dan a mi lado asiento.
AUDALLA
Por tal merced y favor
otra vez los pies te beso.
REY ALFONSO
¿Cómo queda nuestro amigo 685
Almanzor?
AUDALLA
No queda bueno.
REY ALFONSO
¿Viéneslo tú?
AUDALLA
A tu servicio;
y por Alá, que me huelgo
de verte, Alfonso, en estado
de tan dichosos sucesos. 690
REY ALFONSO
Mercedes a mis vasallos;
que, después de Dios, les debo
este lugar en que estoy,
y esta paz en que me veo.
¿Qué es lo que manda tu rey? 695
AUDALLA
Alfonso, en breve te quiero
dar cuenta de mi venida.
Ya sabes que aqueste reino
posees con justas parias
y con reconocimiento 700
debido al rey mi señor
REY ALFONSO
No por mi culpa, a lo menos,
sino de algún home indigno
que tuvo a traición el cetro.
AUDALLA
Culpa de quien fuere, en fin, 705
Alfonso el Casto, yo vengo
por las cien doncellas; traigo
de resguardo para esto
quinientos hombres no más,
que con trabajo sustento, 710
por ser áspera Castilla,
y porque traigo decreto
que ahorque al hombre que hiciere
mal a hidalgo ni a pechero.
Desto podrás colegir 715
que traigo justo deseo
de que luego me despaches;
que quiero volverme luego.
REY ALFONSO
Confieso que en este punto
quisiera más por los cerros 720
de las Asturias heladas,
con abarcas de pellejos,
guardar diez pobres ovejas,
y romper terrones secos
con la reja del arado, 725
que la corona que tengo.
Tomalda allá; que no es justo
que cubra indignos cabellos
de rey que por esto pasa.
Non es, el mi Alfonso, tiempo 730
de facer esas mofinas.
REY ALFONSO
Pues ¿cuándo más tiempo, Teudo?
NUÑO OSORIO

  (Aparte al REY.)  

Non te apasiones así
delante del mandadero
de Alimanzor, sino dile 735
que espere afuera, que cedo
la respondida darás;
que non es bien que esté dentro
de tu consejo el morico,
que diga allá tu consejo. 740
REY ALFONSO

  (Aparte a NUÑO.) 

(Práceme, Nuño, en buen hora;
pero non te adarves desto;
que soy home, y non soy piedra,
y ellas facen sentimiento.)
Salte, honrado moro, afuera 745
mientras la respuesta acuerdo.
AUDALLA
Mira bien que no te engañen
consejos de hombres soberbios.
Cien mil moros en campaña
puede Alimanzor, mi dueño, 750
poner en un mes, que pasen
la Sierra-Morena fieros;
hombres que al arzón colgado
llevan el pobre sustento,
bizcochos, dátiles, higos 755
y bolsas de agua, de cuero;
que con el cordón alcanzan
de cualquier corto arroyuelo,
caminando, la bebida,
con que más fuertes y recios 760
que vosotros con el vino,
sobre el mismo arzón durmiendo,
caminan, sin apearse,
cincuenta leguas y ciento.
REY ALFONSO
Ya conozco lo que valen, 765
y ellos a nosotros.
AUDALLA
Creo,
rey, que aunque es de tu enemigo,
has de tomar mi consejo.

 (Vase) 



Escena XIV

 

Los mismos, menos AUDALLA.

 
NUÑO OSORIO
¡Por los huesos de mi padre,
que se me pasman los huesos 770
de ver que fable este moro
donde hay tantos homes buenos!
Y que, a no venir de paz
y salvaguarda en efeto,
que le diera una puñada 775
que le fundiera los sesos.
REY ALFONSO
¿Qué os parece, fidalgos, que fagamos?
TEUDO
A la fe, gran señor, pagar las parias,
pues tan sin armas y sin gente estamos,
cosas a la defensa necesarias. 780
Si las parias al moro le negamos,
correrías fará por partes varias,
pagarán los coitados que non deben,
y por ciento, faréis que dos mil lleven.
Non es de responder soberbia alguna; 785
que non semejan bien los soberbios
de fracas fuerzas y menor fortuna,
opuestas a los homes poderosos.
No apruebo, no, negarle vez ninguna;
que fuera fecho de homes aviltosos; 790
mas sea cuando estemos bien seguros
de defensar las vidas y los muros.
NUÑO OSORIO
No sé, Teudo valiente, cómo puedes
fablar en que se rindan parias tales.
¡Tú pasas por tal cosa! ¡Tú concedes 795
que estas fembras padezcan tantos males!
Non tienes tú de quien quejoso quedes,
pues de la paz con deshonor te vales.
Non fijas, non hermanas; que a tenellas,
cuidaras de negar las cien doncellas 800
¿Morir non es mejor ganando fama
que non perder la que mancharte quieres?
TEUDO
Osorio, esto razón de Estado llama
que en lo demás en nada me prefieres.
NUÑO OSORIO
Cien mujeres ¿es bien para la cama 805
de un moro vil?
TEUDO
¿Qué importan cien mujeres,
si por negallas mueren cien mil homes?
Eso es soberbia, que es razón que domes.
NUÑO OSORIO
¿Cien mujeres no importan?
TEUDO
Si en la casa
de cualquier vecino ves, Osorio, 810
nacer más fembras que varones, pasa
por este daño, pues es bien notorio
hartas mujeres quedan. Ésas casa;
que non farás tan presto desposorio,
cuando paran después otras mujeres, 815
que parirán después cuantas quisieres.
Si el moro desde Córdoba camina,
robando las ciudades y lugares
y ésta nos pone en mísera ruina;
por ciento ¿es bien que tantas desampares? 820
El valor de los homes imagina,
y en el de las mujeres non repares.
NUÑO OSORIO
Antes por una sola non cuidara
que cien homes el moro cautivara.
Digan tantas fazañas en historias 825
el valor de las fembras en el mundo.
MELEDÓN
Y ¿non bastan, Osorio, las memorias
de aquella Cava, o cueva del profundo?
Alabo tu valor, y tus vitorias
lo dicen; pero en más josticia fundo 830
que por esta vegada den las parias,
pues non hay las defensas necesarias.
REY ALFONSO
Calla Nuño, por mi vida,
pues todos están de acuerdo
que por esta vez se den. 835
NUÑO OSORIO
Saldréme yo del consejo.
REY ALFONSO
No harás, por vida de Alfonso;
antes endonarte quiero
al cargo de que las lleves.
NUÑO OSORIO
¿Eso más?
REY ALFONSO
Non me consuelo
840
si me pasa por tu mano.
NUÑO OSORIO
En vez de favor, me has fecho
un castigo asaz cruel.
REY ALFONSO
Féchense las suertes luego
de las cincuenta fidalgas. 845
NUÑO OSORIO
De puro pesar reviento.
MELEDÓN
Quinientas fidalgas hay,
por lista que fizo Suero.
REY ALFONSO
Pues traeldas, Meledón,
y saque cincuenta un nieño, 850
para que Osorio las traiga,
y dé a sus padres consuelo;
que bien será menester
todo su valor y esfuerzo.
¡Hola, Vos llamad el moro. 855
 

(Van a avisar.)

 


Escena XV

 

AUDALLA, los de antes.

 
AUDALLA
A ver lo que acuerdas vengo.
REY ALFONSO
Vergüenza, moro, me oprime;
que non me cato denuedo
para decirte que estoy
atenido a malos fechos. 860
Sabe aquel Señor que pisa
los serafines más bellos,
y que cielo y tierra tiene
con tres soberanos dedos,
que quisiera que la muerte 865
collar ficiera a mi cuello
del filo de su guadaña,
antes que dar a tu dueño
cien ángeles inocentes,
que en el su trono pidiendo 870
estén josticia de mí.
Lo demás, que yo non puedo,
te dirán esos fidalgos.

 (Vase.) 

AUDALLA
Pues, hidalgos, ¿qué tenemos?
NUÑO OSORIO
¿Mírasme a mí?
AUDALLA
Pues ¿a quién?
875
NUÑO OSORIO
¡Pluguiera a Dios, mandadero,
que ficiéramos los dos,
sin arrogancias ni retos,
un desafío en campaña,
y que consistiera en esto 880
el dar las parias o non!
AUDALLA
¡Pluguiera a Dios, caballero!
Que non soy de los que allá
tienen mi nación en menos.
Pero ¿quién eres?
NUÑO OSORIO
Yo soy
885
Nuño Osorio.
AUDALLA
Basta.
NUÑO OSORIO
Tengo
poco nombre por allá.
AUDALLA
Antes, de verte mancebo
me estoy admirando aquí
que eras viejo me dijeron. 890
NUÑO OSORIO
Siempre los homes famosos
parecen más presto viejos.
AUDALLA
Yo soy Audalla Almelique.
NUÑO OSORIO
Alguna noticia pienso
que tengo del nome tuyo. 895
AUDALLA
Y ¿no de mis obras?
NUÑO OSORIO
Luego
te puedes partir, Audalla,
a tu escuadrón, que muy cedo
te llevaré cien doncellas;
que el rey quiere (¡ah santo cielo!) 900
que sea yo el que las lleve.
AUDALLA
Pues, Osorio, allá te espero;
y guárdete Alá.
NUÑO OSORIO
Non sé
cómo la espada detengo;
que este moro soberbioso 905
es la cabeza de aquellos
que han de llevar las doncellas,
y cuido que fuera bueno
darle cuatro cochelladas
por aquellos pestorejos, 910
con que hasta Córdoba fuera
rodando por esos suelos.



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