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1

Citado en Y. Lissorgues, Clarín político (I), Barcelona, Lumen, 1980, p. 244.

 

2

«Ciertos avances en el campo de la biología -que no se completaron hasta finales del siglo XIX- pusieron de manifiesto que la anatomía femenina no era una versión degradada de la masculina como se pensaba hasta entonces, sino otra distinta, perfectamente adecuada para unas funciones específicas. Se insiste en la preparación del cuerpo para su función natural, y se verá en ella la clave de la diferencia. Esta nueva interpretación fisiológica que difunde el pensamiento de la Ilustración apoyará el desarrollo de una corriente de pensamiento que hará de estas diferencias anatómicas la clave para justificar el conjunto de restricciones que pesan sobre las mujeres. La división de papeles en la sociedad se basa, precisamente, en 'sus caracteres naturales'» (Véase J. M. Jover Zamora, G. Gómez-Ferrer y J. P. Fusi Aizpúrua, España: sociedad, política y civilización (siglos XIX-XX), Madrid, Editorial Debate, 2001, pp. 96-97). Clarín participaba de esta opinión. En la reseña del libro La mujer, defendida por la historia, la ciencia y la moral de E. Rodríguez Solís, publicada el 21 de febrero de 1878 en El Solfeo leemos: «[...] en mi opinión, la mujer representa en la humanidad el predominio de lo inconsciente. La mujer es natura naturans, y no hay que darle vueltas» (Véase L. Alas, Obras completas V. Artículos (1875-1878), J.-F. Botrel e Y. Lissorgues (eds), Oviedo, Nobel, 2002, p. 944).

 

3

Critica doña Emilia en «La educación del hombre y la de la mujer. Sus relaciones y diferencias», «el error de afirmar que el papel que a la mujer corresponde en las funciones reproductivas de la especie, determina y limita las restantes funciones de la actividad humana, quitando a su destino toda significación individual» (citado en G. Scanlon, La polémica feminista en la España contemporánea. 1868-1974, Madrid, Akal, 1986, p. 29). Esta actitud explica que a las mujeres no se las deja estudiar nada en serio: «La historia, la retórica, la astronomía, las matemáticas, son conocimientos ya algo sospechosos para los hombres; la filosofía y las lenguas clásicas serían una prevaricación; en cambio, transigen y hasta gustan de los idiomas, la geografía, la música y el dibujo, siempre que no rebasen del límite de aficiones y no se conviertan en vocación seria y real» («La mujer española», en: España Moderna 2, 10 (julio 1890), citado en G. Scanlon, op. cit., p. 28.)

 

4

Clarín se expresó acerca de esta novela en varias ocasiones: además de la reseña recogida en Solos de Clarín, publicada originariamente en la Revista Europea del 18 de febrero de 1877, también se encuentran dos artículos en El Solfeo, el primero del 21 de febrero y el segundo del 29 de junio de 1877. En este último texto, el autor se expresa sin ambages: «[...] aquella niña-genio, bello ideal de la mujer, que no debe ser, como muchos dicen, toda sentimiento y nada más que sentimiento. Gloria sabe sentir como ninguna, pero también sabe pensar [...]» (Véase Alas, Obras [...], op. cit., p. 738).

 

5

Véase L. Alas, Solos de Clarín, Madrid, Alianza, 1971 [1881], pp. 349-350.

 

6

Cfr. F. Jover Zamora et al., op. cit., p. 280.

 

7

Cfr. Scanlon, op. cit., pp. 21-24 para un comentario de la oferta española.

 

8

«This collective female self-portrait, an unstable but potent amalgam in which humility outweighs assurance, was diffused through respectable culture by a distinctive institution, the women's magazine Véase P. Gay, The cultivation of hatred, London, Fontana Press, 1985, p. 306.

 

9

Cfr. A. Blanco («Gender and National Identity: The Novel in Nineteenth Century Spanish Literary History», en: L. Charnon-Deutsch y J. Labanyi (eds.), Culture and Gender in Nineteenth-Century Spain, Oxford, Clarendon Press, 1995, pp. 120-136) para una reflexión sobre la ausencia de las escritoras de la historia de la literatura española del siglo XIX y los motivos que se suelen aducir para ello. Susan Kirkpatrick analiza de qué modo Rosalía de Castro incorpora en su novela El caballero de las botas azules su conciencia de la explotación comercial del público lector femenino: «The exploitation of the female reading public is exposed as a particularly lucrative publishing practice by the parodically self-congratulatory remarks of a publisher commenting on women's fiction: '¡Oh! Es un éxito fabuloso el que estas novelas obtienen. Casi todos los maestros y maestras de primera enseñanza, casi todas las obreras de Madrid, se han suscrito, sin contar los directores del Hospicio, de la Inclusa y de otros colegios particulares que las compran para que las niñas, al mismo tiempo que se entretienen los días de fiesta con su amena lectura, se instruyan y aprendan en ellas a ser virtuosas'» (Cfr. S. Kirkpatrick, «Fantasy, Seduction and the Woman Reader», en: L. Charnon-Deutsch y J. Labanyi (eds.), op. cit., p. 81).

 

10

Artículo reproducido en Y. Lissorgues, op. cit., pp. 231-235.