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31

Ña Bárbara se describe en los términos siguientes: «Los mis brazos, duros como piedra; los mis ojos, agudos como los de la rapiña; las mis manos, listas como la centella; los mis pies, que se agarraban a las peñas bravas lo mismo que las patas de un pájaro» (La suerte, p. 1605).

 

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González Martínez, Pilar, Aporías de una mujer: Emilia Pardo Bazán, Madrid, Siglo XX, 1988, p. 207. De gran interés resulta al respecto el brillante artículo de Laureano Bonet, «Madre, Madrastra Naturaleza: una imagen compartida entre Pardo Bazán y Pereda», en Estudios sobre Pardo Bazán, Op. cit., pp. 40-65.

 

33

Pardo Bazán reflejó con gracia el dorado carisma del mundo francés en la corte española «Figúrense ustedes que yo me llamaba Paula Castañar: una ordinariez. Con un nombre así no se va a ninguna parte. Lo traduje libremente...(..): "Madame Palmyre Lacastagne. Robes et costumes". Después hubo maridos paganos que me pusieron de mote: "Roba por costumbre..." (..) Con el francés que chapurraba, un peluquín zanahoria y unos modos muy insolentes y despreciativos que adopté, modista parisiense perfecta. Mi primer movimiento era mirar por encima del hombro a las señoras que venían a preguntar...» (El vestido de novia, p. 1602).

 

34

Este era el mayor defecto que Pardo Bazán atribuía a La huelga de hijos de Enrique Gaspar, comedia que reseñó Doña Emilia por su parcial carácter ibseniano y feminista en «Un ibseniano español», Nuevo teatro crítico, año III, 30 (diciembre de 1893), pp. 241-255.

 

35

Yxart, José, El arte escénico en Barcelona, Barcelona, La Vanguardia, 1894, p. 251.

 

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Preparada para el trabajo está también Susana de Leyva, capaz de negociar obras de arte y antigüedades. Su padre le confía la tarea de seleccionar los objetos con los que decorar la casa asumiendo el papel de la mujer como alma del hogar:

«SIMÓN.-   (Aparte a SUSANA Este asunto te toca a ti... Entiéndete con el señor Torrellas, y si la cosa lo merece, no regatees hija. Nuestra futura vivienda de Madrid tiene enormes salones. Nos vienen de molde los tapices»


(El becerro de metal, p. 1707).                


 

37

Lozano, Irene, Op. cit., p. 130.

 

38

Lozano, Irene, Lenguaje femenino, lenguaje masculino, Madrid, Minerva ediciones, P; 63.