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191

Fernando en Zaragoza. Una visión, Imprenta de Niel, Cádiz, 1814.

 

192

«Bando de la Junta Suprema de Gobierno», punto 8. Cf., Diario mercantil de Cádiz n.º 174, de 20 de junio de 1808, pp. 683-684.

 

193

Felicidad de las madres que ofrecen sus hijos al servicio de una guerra tan justa, Madrid: [s. n.], 1808 (en la imprenta de Ramón Ruiz). Un ejemplar en el Archivo histórico Nacional, Biblioteca Auxiliar, Consejos 50703/162 - Sin enc. - Sello del A.H.N., Consejos].

 

194

En esta misma línea debe leerse la Proclama a las malagueñas, en verso, que publica el Atalaya patriótico de Málaga el 18 de febrero de 1809.

 

195

Sencillo y justo elogio que a las hijas de Galicia tributa como testigo de sus memorables acciones don Sinforiano Lípez Alia, teniente capitán de las milicias urbanas de esta plaza, y director de monturas de los exércitos Nacionales quien le dedica a las hijas de Madrid su patria. Siendo capitán general de este reyno y exercito de Galicia el Excmo. Sr. D. Luis Lacy, Coruña: En la oficina de D. Francisco Cándido Pérez Prieto, 1813.

 

196

Ronald Fraser, La maldita guerra de España. Historia social de la guerra de la independencia, 1808-1814, pp. 143-145.

 

197

Véase sobre este personaje el trabajo de María José Crujeiras Lustres, «La Filósofa Rancia: una "guerrillera por la religión, la patria y el rey"», en Antonio Heredia Soriano (ed.), Exilios filosóficos de España, «Acta Salmanticensia. Biblioteca de Pensamiento y Sociedad» 75, Ediciones de la Universidad de Salamanca, Salamanca, 1992, pp. 429-442. Crujeiras se pregunta en su estudio quién puede esconderse tras esta máscara y ofrece dos opciones, que fuera obra del gallego Freiré de Castrillón, «introductor de las Cartas del padre Rancio en tierras gallegas o bien una mujer que dirige sus misivas a un círculo de amigas coruñesas, «preocupadas por los problemas que atraviesan la nación».

 

198

Posiblemente la palabra «coard», que no es alemán, sea un modal mal transcrito (wird? wafd?-en antiguo alemán-??). En cualquier caso la traducción sería: «Al señor doctor julius. Estos opúsculos, se los envía mi mujer para regocijo suyo y de sus allegados. En España no están no se conocen. Cádiz, junio de 1821». Y a continuación, «Este ha sido imprimido y acogido tan bien, como se merece». Agradezco a mi compañero Manuel Rivas Zancarrón la aclaración y traducción de esta cita.

 

199

Becher se hacía eco de esta nota en la edición que hizo de estos folletos pero no supo ver su posible trascendencia. Véase Hubert Becher, «Pensamientos españoles de D.ª Francisca de Larrea», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo XIII, 4, 1931, pp. 317-335 y XIV, 1, 1932, pp. 1-45.

 

200

Aunque sea una cita extensa, creo que conviene recordar lo que declara la Gaceta:

Cuando la suprema Junta central tuvo que abandonar el real sitio de Aranjuez en 30 de noviembre de 1808, cesó la publicación de este papel. Madrid estaba va cercado, cerrada la real Imprenta, asustados y errantes los operarios, en fin disueltas u obstruidas todas las relaciones políticas y literarias de la corte. Establecida la Junta suprema en Sevilla, se restauró este periódico a principios de enero del año pasado bajo el titulo de Gaceta del gobierno, al mismo tiempo que en Madrid, ocupado ya por los enemigos, continuaba el gobierno intruso su nueva gaceta bajo de la primitiva denominación, en traje español y con espíritu francés, entregada su composición a ingratos y venales hijos de España, para alucinar á los habitantes de la cautiva corte y pueblos oprimidos, y seducir a los libres y amenazados.

Apenas se había cumplido el año de la restauración de nuestra gaceta en Sevilla, cuando la invasión de los enemigos en las Andalucías obligó á mudar otra vez el asiento á la Junta, estableciéndose en la Isla de León. Con ella y en su seguimiento tuvieron que transmigrar los tribunales y las oficinas del Gobierno; y en esta tormenta repentina y general volvió a sepultarse la gaceta, esperando para aparecer al mundo la llegada de la segunda vez desbaratada imprenta, y de sus prófugos operarios, que por fortuna unos después de otros han llegado por mar a salvamento con sus máquinas y utensilios.

En este intervalo entre la reunión de la Junta suprema en la Isla y la instalación de la Regencia de la Monarquía que hoy felizmente la rige en nombre del legítimo y jurado Rey Fernando VII, no ha podido restablecerse con la brevedad que se deseaba la real imprenta por la dificultad de alojamiento cómodo y capaz, y por las demoras que exige la nueva planificación de la oficina.

Una de las señales más públicas y autorizadas de la existencia y unidad del Gobierno no interrumpido de la Soberanía española, debe ser la continuación de la gaceta de la Corte. Esta ha existido siempre y existirá donde resida el Gobierno Supremo, a pesar de cuantas traslaciones le haga experimentar la suerte de las armas, perdiendo unas provincias, y ganando otras: tal podrá ser el vaivén en esta lucha de la libertad con la tiranía, pues renacerán con nuevo vigor en una parte el valor y la venganza armadas, cuando parezca a nuestros enemigos que están extinguidas en otra.

Como el gobierno intruso establecido por nuestros enemigos en Sevilla desde la ocupación de aquella desgraciada capital, ha promovido en ella la publicación de una gaceta con el titulo anterior de Gaceta del Gobierno, denominación adoptada a propósito por sus fines políticos; se ha dispuesto que la continuación o renovación de la propia y legítima de la legítima autoridad soberana de estos reinos y de los ultramarinos se denomine Gaceta de la Regencia de España é Indias. En este papel se recopilarán todas las noticias extranjeras que ofrezcan los periódicos mas acreditados de Europa; y se trasladarán con fidelidad, y solamente las que traigan carácter de verdad, por no dejar que nuestra nación carezca del conocimiento de los negocios y estado de los demás países. Se dará cuenta de los sucesos de nuestras provincias, ya prósperos, ya adversos, pues de ambas fortunas se, ha de componer la admirable historia de nuestra santísima revolución, hasta que triunfen la justicia, la virtud, y la constancia de la inicua y sacrílega ambición del atroz usurpador de los tronos, y destructor de la paz y felicidad de las naciones. Los progresos de nuestras armas, y los trabajos y sacrificios en la nueva y severa disciplina, única compañera de la victoria, que van á profesar con heroica y ciega obediencia nuestros guerreros, tendrán un digno lugar en este papel, para trasladarse después con mas brillantes cláusulas en los anales de la redención de la afligida patria. Esta madre común ha sido muchos años un nombre vano, y aun pronunciado por pocos, hasta que nuestros crueles enemigos, muy contra su querer, le han dado á nuestros ojos y á nuestro amor un ser que antes no tenía. Hasta los desleales e ingratos hijos SUYOS no pueden desconocerla sirviendo al usurpador, pues han de justificar su alevosía y deserción, cubriéndola con el velo de amor; pero es amor falso, amor de sí mismos, hipocresía. De este papel público se deben desterrar desde ahora groserías y denuestos, que ofenden el decoro y majestad del Supremo Gobierno de una grande nación, sin herir al enemigo ni corregirlo.


Cf., Gaceta de la Regencia de España e Indias n.º 1 de 13 de marzo de 1810, pp. 1-2.