291
Impugnación del Teatro por una española, pp. 2-3.
292
Ídem, p. 4.
293
Ibídem.
294
Véase el interesante estudio de Emilio Cotarelo y Mori, Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro en España. Facsímil de la edición de 1904. Estudio preliminar de José Luis Suárez García, Servicio de Publicaciones de la Universidad, Granada, 1997. También los trabajos de Emilio Palacios Fernández y Alberto Romero Ferrer, «Teatro y política (1789-1833): entre la Revolución francesa y el silencio», en Joaquín Álvarez Barrientos (coord.), Se hicieron literatos para ser políticos. Cultura y política en la Hispana de Carlos IV y Fernando VII, Biblioteca Nueva - Universidad de Cádiz, Madrid, 2004, pp. 185-242; y del mismo Alberto Romero Ferrer, «La escena: tribuna política en el primer liberalismo español», en Redes y espacios de la opinión pública (Actas de los XII Encuentros de la Ilustración al Romanticismo), ed. Marieta Cantos Casenave, Cádiz, Universidad de Cádiz, 2006, pp. 203-208.
295
El Conciso, n.º LXVIII, de 28 de diciembre de 1810, pp. 348-349.
296
Impugnación del Teatro por una española, p. 5.
297
Ídem, p. 6.
298
Ídem, pp. 1-2.
299
Véase a este propósito el libro de Javier Herrero y especialmente el epígrafe dedicado al comentario del Manifiesto de Lardizábal, dentro del capítulo «La difusión del mito en Cádiz», Orígenes del pensamiento reaccionario español, Alianza Editorial, Madrid, 1988, pp. 279-286.
300
No se olvide que ya Rodríguez Morzo hacia 1770 señalaba que la raíz última de la subversión tiene su origen en el movimiento de las pasiones carnales que intentan liberarse del yugo espiritual, y que de la rebelión contra quienes enseñaron a luchar contra las estas pasiones se pasaba a la incredulidad, y desde el deseo de la libertad de pensar al ateísmo. Cf. Javier Herrero, Orígenes del pensamiento reaccionario español, p. 37.