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10

Creo que esto sería matrimonio legal también en Escocia. (N. del A.)



 

11

Sin intentar explicar la causa de este fenómeno, los siguientes son algunos hechos en que se funda la afirmación:

1.º Los ranchos en muchas minas se construyen exactamente cruzados a las quebradas, de tal manera que, si el agua baja a la quebrada, necesariamente debe pasar a través o sobre los ranchos.
2.º Las canaletas recorren el fondo de la quebrada y las viejas hoyas que se forman en ella están en el desagüe natural de la quebrada. Estas hoyas en el fondo están secas y no tienen aspecto de haber contenido agua.
3.º Un minero que, para conservar la posesión de sus minas, ha vivido allí, solo, dos años, nos dijo que en ese tiempo no había llovido una sola vez. (N. del A.)


 

12

Cuando recién se abre la cordillera por el deshielo este paso resulta siempre infranqueable, pero se hace más ancho hacia el final del verano. (N. del A.)



 

13

Un día, estando en una barbería de Santiago, entró un fraile para que le raparan la cabeza, y me demoré para ver la operación. El fraile era un hombre lampiño, gordinflón, de unos cuarenta años, con nariz diminuta y color cetrino. El barbero lo jabonó con el mayor respeto, y luego le rasuró el cerquillo hasta una pulgada arriba de las orejas, y descubrió protuberancias que chocarían al estudioso de Gall y Spurzheim. Su cabeza era de un blanco tan mate como de lechón; y mientras el barbero la hacía girar en distintas direcciones, realmente creía que era la operación más incivilizada que nunca presencié; y cuando se concluyó y el hombre se paró, parecía tan grotesco que apenas pude contener la risa. (N. del A.)



 

14

La manera en que los gauchos atrapan estas aves es matando y desollando un caballo; y dicen que, aunque no esté a la vista un solo cóndor, el olor los atrae. Cuando estaba en una mina de Chile, dije tontamente a una persona que me gustaría tener un cóndor; días después un gaucho llegó a Santiago con tres grandes. Todos habían sido atrapados de este modo, y colgados sobre el caballo; dos murieron del galope, pero el otro vivió. Di un duro al gaucho, quien inmediatamente me dejó considerando qué hubiera hecho con tres bichos tan enormes. (N. del A.)



 

15

Una mañana los mineros estuvieron entretenidísimos con la vista de un hombre dormido en el suelo cerca de este rancho. Su mujer se acababa de levantar, pero él aún roncaba con la cabeza en un cráneo de novillo provisto de un enorme par de cuernos. (N. del A.)



 

16

A menudo me divertía aprendiendo de los gauchos a descifrar los rastros de la pisada del caballo y el estudio era interesantísimo. Es del todo posible determinar por los rastros, si los caballos van sueltos, montados o cargados con equipaje; si son manejados por viejos o jóvenes, por chicos, o por extranjeros que no conocen las vizcacheras, etc., etcétera. (N. del A.)



 

17

Como una hora después de salir el grupo de una posta y haberse alejado doce o trece millas, vieron un hombre que a galope se dirigía al carruaje tratando de alcanzarlo. Se detuvieron, y cuando llegó, vieron que era el maestro de la posta donde habían dormido. Dijo muy amablemente que se habían olvidado de pagar los huevos y por tanto le debían un medio. Pagáronle ni más ni menos, y luego siguieron galopando, quedando el hombre al parecer perfectamente satisfecho. (N. del A.)



 

18

Ningún poder de la tierra puede hacernos llorar, si Inglaterra se muestra segura de sí misma. (N. del A.)



 

19

Aquí se suprimen las páginas del original inglés que tratan cuestiones técnicas de la explotación de minas. (N. del E.)



 
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