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201

Don Quixote, I, 29, 4, I, prólogo; Novelas exemplares, I, 23, 12-14, prólogo; también Don Quixote, III, 70, 2-3, II, 3.

 

202

«El [camino] de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin. [...] "Por estas asperezas se camina / de la inmortalidad al alto asiento"» (Don Quixote, III, 97, 15-20, II, 6; los versos de la «Elegía primera» de Garcilaso).

 

203

«Cuán presto se va el plazer, / cómo, después de acordado, / da dolor; / como, a nuestro parescer, / cualquier tiempo passado / fue mejor» (Jorge Manrique).

 

204

Una versión de la copla, glosada por Gregorio Silvestre, se halla en Tradizionalisti spagnoli del secolo XVI, ed. G. M. BERTINI, Torino: Quaderni Ibero-Americani, 1960, págs. 122-23: «Si mi fue tornase a es / sin esperar más será, / o si fuese el tiempo ya / de lo que será después». El verbo cambiado (en cursiva) es central, según veremos.

 

205

Por eso, el tener a la vez todas las estaciones del año, y control sobre el tiempo, reflejaría poderes sobrenaturales: «en resolución, todas las frutas de quien tenemos noticia estavan allí en su sazón, sin que las diferencias del año las estorvassen: todo allí era primavera, todo verano, todo estío sin pesadumbre, y todo otoño agradable, con estremo increíble» (Persiles, I, 275, 8-13, II, 15); «por diziembre tenía rosas frescas en su jardín, y por enero segava trigo» («Coloquio de los perros», III, 210, 17-19); «aquí se vee en cualquiera sazón del año andar la risueña primavera con la hermosa Venus en ábito subcinto y amoroso» (La Galatea, II, 188, 25-28); «te ofrezca el prado, / en mitad del invierno, flores bellas, / y quando el campo esté más agostado [...] / Bolverás paraíso aqueste suelo, / y este calor que nos abrasa ardiente, en aura blanda y regalado yelo» (La casa de los zelos, I, 169, 25-170, 6).

 

206

Sobre todo se citan ejemplos de viajes temporalmente imposibles: Don Quixote, II, 68, 5-69, 9, I, 31; también II, 342, 7-14, I, 47 y III, 359, 7-18, II, 29. Véase también «Coloquio de los perros», III, 210, 11-12, y el viaje de Rutilio, en Persiles, I, 8. Stanislav ZIMIC, «El libro de caballerías de Cervantes», Acta Neophilologica, 8, 1975, págs. 3-46, en la pág. 16, señala cómo, en El gallardo español, «Cervantes subraya el elemento temporal que todo viaje implica». También es temporalmente inadmisible la suspensión de las funciones corporales por encantamiento (Don Quixote, II, 357, 5-358, 15, I, 48-49; III, 296, 12-22, II, 23).

 

207

De los moros -es decir, de los no cristianos- «no se podía esperar verdad alguna» (Don Quixote, III, 60, 28-29, II, 3).

 

208

«Aora se agoste o no el jardín de mi corto ingenio» (Ocho comedias, dedicatoria). Don Quixote, recién salido de la cueva de Montesinos: «aora acabo de conocer que todos los contentos desta vida pasan como sombra y sueño, o se marchitan como la flor del campo» (III, 284, 28-30, II, 22).

 

209

Posiblemente refleja una discusión anterior el comentario de Cilenia, «la misma fuerza del vocablo [pasadera] nos da claro a entender que, siendo pasadera, no puede ser del todo buena» (4:32-5:1).

 

210

Este pasaje ha dado mucho que hablar, y se ha emendado de varias maneras; por ejemplo, Rodríguez Marín, «la vida humana corre a su fin ligera más que el viento», considerando que «como la vida corre en el tiempo, no puede correr más que él». Sin embargo, el problema más comentado es que, al parecer, el orden de las estaciones está invertido. Según Cide Hamete, el tiempo anda al revés: tras el verano viene la primavera, siguiéndolo, etc. Pero puede ser a propósito de que un filósofo mahometano, aun entendiendo la velocidad del tiempo y su carácter cíclico («a la redonda»), se equivoque en el sentido en que el tiempo anda.

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