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Lectori benevolo (2000-2010)

Dolores Josa Fernández

Mariano Lambea Castro (coaut.)






La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (I). Libro de Tonos Humanos (1655-1656). (I). Madrid, CSIC, 2000

Los editores modernos del Libro de Tonos Humanos mostraríamos una considerable falta de tacto si el primer nombre citado en nuestro trabajo no fuera el de Danièle Becker, ya que debemos dar muestra de afecto y consideración a la investigadora que, hasta donde sabemos, ha transitado por el camino del cancionero mucho antes que nosotros.

Hecho público nuestro reconocimiento, pasemos a presentar el Libro de Tonos Humanos. Este primer volumen de la edición de sus cuarenta y cinco primeros tonos que hoy ponemos a disposición de los intérpretes de nuestra música antigua, de los musicólogos, y de los filólogos e investigadores de la literatura española del siglo XVII, permitirá saber de un cancionero que es una fuente inestimable de música y poesía, y que, por su extensión y contenido, constituye la recopilación más copiosa, y posiblemente la más representativa, de todos los cancioneros poético-musicales de ese período conservados hasta el presente. Podemos considerar, además, que con el Libro de Tonos Humanos termina ya la moda -impulsada a principios del siglo XVI con el Cancionero Musical de Palacio- de compilar piezas de música vocal polifónica, de contenido y temática diversa, que son obra de diferentes compositores y poetas, y que conformaban el repertorio con que se deleitaba la corte, la aristocracia, y con el cual algún músico, compositor o maestro de capilla tenía en su haber un práctico manual para ensayar o enseñar a discípulos. Hemos de advertir que nuestra edición se prevé extensa en el espacio, pero, confiamos, que breve en el tiempo. Ocupará, por lo menos, cuatro volúmenes, los cuales, junto con otros, formarán parte de la colección titulada «La Música y la Poesía en Cancioneros Polifónicos del siglo XVII». El ritmo de aparición de todos ellos dependerá de la planificación editorial del Departamento de Publicaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

A título personal, los editores nos sentimos muy satisfechos por la oportunidad que hemos tenido de trabajar conjuntamente este repertorio. En primer lugar, porque hemos aprendido el uno del otro de nuestras respectivas disciplinas, al tiempo que rendíamos tributo a las necesidades científicas que el propio cancionero requiere. Porque hemos constatado, por otra parte, que la tan manida, en nuestros días, interdisciplinariedad está implícita en esta compilación del siglo XVII, en la que poeta y músico van estrechamente unidos en cada uno de los romances y letras que dan su razón de ser, en este caso, al Libro de Tonos Humanos. De este modo, hemos puesto al servicio del arte poético y musical la ciencia de la filología y de la musicología, pues juntas entre sí son las que deben descodificar y sacar el lustre a este repertorio. Es imposible semejante empresa sin el apoyo de la una en la otra, lo que, insistimos, nos congratula sobremanera, puesto que, al mismo tiempo, prolongamos esa interdisciplinariedad a que obligaba la compilación de un cancionero y que tan bien refleja -aunque pesándole mucho por no llevarse él toda la fama y gloria- un romance de Lasso de la Vega:


   El músico los cercena;
el que traslada, compone;
el que recopila, enmienda;
el impresor, antepone;
      el censor les da un mordisco
cuando referir los oye;
todos dan en los cuitados,
bien o mal, a troche moche.



Y para que «todo diablo los soporte» -siguiendo con palabras de don Gabriel-, el musicólogo y el filólogo deben reconstruir, ya no sólo el contexto histórico que propició semejantes creaciones, sino cada una de las directrices que, a modo de bienvenida al barroco hispánico, permitieron el feliz encuentro del octosílabo con la música, y que el fruto de esta unión fuera un nuevo género, ya no literario, sino literario-musical: el romancero lírico. Por este mismo motivo era justo que, en las partituras, constaran tanto el transcriptor de la música como el editor de la poesía.

Y es hora, paciente lector, de hacerte saber que tendrás que perdonarnos las carencias que tu entendimiento entrevea y que nosotros no hayamos sabido cubrir. Consuélate sabiendo que no ha sido por falta de dedicación y de cariño, sino de entendimiento que a ti te sobre. Consuélente, asimismo, las promesas que hemos prodigado, en más de una ocasión -y que cumpliremos, debidamente, en su momento-, de ofrecerte mayor profundidad en nuestro estudio; pero comprende que sólo podemos brindarte los cuarenta y cinco primeros romances líricos y letras del Libro de Tonos Humanos porque imperativos editoriales, a la par que económicos, impedían engrosar la edición del repertorio del libro. Por lo tanto, una vez podamos poner en tus manos el cancionero íntegramente analizado y estudiado, estaremos en condiciones de tener una visión crítica mucho más acabada y contradecir, si fuese el caso, imprecisiones o torpezas que encontrares hoy. Además, como nuestro pensamiento está puesto en la empresa de la edición de los otros cancioneros inéditos, junto a una monografía -cada vez más conformada- de todos ellos juntos, nuestra valoración de los romances líricos «humanos» se verá, con el tiempo, arreciada.

A propósito de la metodología interdisciplinar, toma ahora el musicólogo su pluma para agradecer a la Dra. Lola Josa que aceptara con tanto entusiasmo y generosa entrega la invitación a colaborar conmigo en la edición crítica del Libro de Tonos Humanos. Su formación filológica como especialista en Literatura Española del Siglo de Oro, así como su experiencia profesional, avalaban ya la confianza que deposité en ella desde el principio de nuestra colaboración. El excelente resultado de su labor se echa de ver en las páginas que siguen. Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Barcelona, 8 de noviembre de 2000




La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (II). Libro de Tonos Humanos (1655-1656). (II). Madrid, CSIC, 2003

Para que no te vayas, caro lector, de nuestro lado, y sigas acompañándonos en la investigación que nos ocupa desde hace ya un tiempo, sepas que en las páginas siguientes te contaremos la evolución que ha seguido nuestra labor interdisciplinaria una vez salvados, con «paciencias invencibles», todos los escollos que nos salieron al paso en la elaboración y en la edición del primer volumen del Libro de Tonos Humanos. Estamos seguros que recordarás, por encima de otras cuestiones, la promesa que te hicimos de un mayor ahondamiento en nuestra propuesta científica, y nos alegra decirte que, modestamente, hasta donde nos ha sido posible, lo hemos conseguido. Tal es así que tu benevolencia tendrá a bien valorar cómo, a diferencia del primer volumen, ahora, en este segundo, hemos puesto entre tus manos ambas disciplinas, la filología y la musicología, perfectamente hermanadas y fundidas en un solo discurso científico, sin que la una ensombrezca a la otra o se erija en portavoz de la república romanceril; empresa, por otra parte, nada fácil, puesto que, al decir de don Quijote, ningún enemigo peor para la Edad de Oro que la desconfianza entre lo «tuyo» y lo «mío».

Te brindamos una introducción en la que nos aventuramos a hacerte amenas nuestras explicaciones; a compartir contigo necesarias reflexiones sobre los puntos y los versos del romancero lírico, con la entusiasta pretensión de que sigan teniendo vida, como diría Lope de Vega a propósito de la música de su amigo Juan Blas de Castro. Te ofrecemos, asimismo, unas tablas descriptivas que te permitirán conocer los datos pertinentes de cada uno de los tonos, así como el método que empleamos para desentrañar la traza a la que cada compositor recurría a la hora de escribir música para romances y otras letras. Alentados, también, por la responsabilidad que nos corresponde como editores, nos hemos visto movidos a implicarnos con los deberes de los intérpretes. Más que atrevimiento ha sido clara conciencia de que los tonos humanos son auténticas miniaturas poético-musicales de amplio vuelo artístico. Nuestro sistema metodológico nos ha permitido entenderlo así, por lo que nuestra investigación ha tomado el rumbo que conduce, a su vez, hacia la interpretación musical de cada romance lírico, porque, además de que es justo, es necesario tener en el horizonte de nuestras reflexiones el destino último de estas obras.

En este prólogo a ti dirigido no queremos dejar de anunciarte que el tercer volumen de la presente colección «La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII» acogerá el primer tomo del conocido, pero inédito, Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa, hermosísima compilación de músicas y poesías -algo anterior en unos años al Libro de Tonos Humanos- que ya tenemos transcrita y estudiada en buena parte. Diferentes nombres se han disputado el título de este cancionero: Madrigais. Sec. XVI; Cancionero Musical Español de Ajuda; Cancionero de Lisboa; Cancionero Musical de Lisboa; y algunos más. Sin embargo, como puedes comprobar, el título que le hemos asignado -creemos que con buen tino- hace explícita tanto la hermandad artística como la peninsular. De las cuatro voces que conforman esta recopilación -cada una escrita en su cuaderno, más otro cuaderno para el guión-, una de ellas no ha resistido el paso del tiempo y se ha extraviado. No obstante, el esplendor poético-musical que anima este repertorio compromete al musicólogo a la minuciosa reconstrucción de esa voz perdida, convirtiéndose, asimismo, su quehacer en feliz contrapunto de los versos de la barquilla de Lope que rezan que «ruinas del tiempo / ninguna enmienda admiten». A todo ello hemos de añadir que consideramos de sumo interés ir elaborando, paralelamente, un estudio poético-musical comparativo que, de esta forma, pueda definir con mayor propiedad y precisión la realidad artística del romancero lírico español. Ten presente que la monografía de la que ya te hablamos sigue en nuestro propósito y en las muchas anotaciones que vamos consignando gracias a la transcripción simultánea de ambos cancioneros: el Libro de Tonos Humanos y el Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa.

Para no cansarte más, sólo nos resta prometerte más romances con sus músicas, y más páginas de estudio donde seguir descubriendo melodías y voces, intenciones cortesanas y máscaras poéticas, testimonios y variantes, caminos de ida y vuelta de músicos y poetas...; en fin, todo aquello que conforma el universo del romancero lírico y que tu atenta lectura salvará del olvido. Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Barcelona, noviembre de 2003




La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (III). Cancionero Poético-Musical de Lisboa. (I). Madrid, SEdeM, 2004

Por fin, amigo y paciente lector, tienes entre tus manos el primer volumen del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa, para nosotros el más rico y entrañable de todos los cancioneros del siglo XVII. ¿Por qué, nos preguntas? Como te explicamos en la introducción, por su carácter misceláneo: por ser cancionero de entre dos reinos, de entre dos cortes y dos tendencias estéticas, las que pautan lo que fue la evolución del romancero lírico español. Entrañable, porque lo hemos tenido que hacer muy nuestro, ya que el tiempo ha querido que nos llegara falto de una voz, pero, tal y como te prometimos en el segundo volumen del Libro de Tonos Humanos, hemos reconstruido esta voz perdida con la más entregada dedicación y el mejor de nuestros conocimientos. El esfuerzo por conseguir la reparación de su falta nos ha ofrecido, precisamente, la recompensa de una comprensión más profunda de su arte poético-musical.

Tu benevolencia te permitirá creer que nuestro orgullo como editores está más allá de toda vanidad y complacencia en el trabajo propio, porque, además de que nos envilecería, poca importancia tiene el auxilio de nuestra ciencia ante las obras de grandes ingenios poéticos de la Edad de Oro y de los no menos inspirados compositores de la época. Sin embargo, debemos reconocer que nos congratula el haber podido justificar, desde la poesía misma y la música, fechas, datos históricos que contextualizan el repertorio recopilado en el devenir histórico, demostrando, una vez más, cómo la filología y la musicología, trabajando desde la creación artística misma, alcanzan mayores logros que si se aferran al documento, puesto que, tratándose de la Edad de Oro, si tuviéramos que hacer caso sólo a lo que consta escrito, difícilmente se avanzaría en la reconstrucción de la historia y su intrahistoria. Nuestro trabajo con músicas y textos anónimos y sin datación requiere más reflexión intelectual, investigación e intuición que positivismo.

Quizá te sorprenderá que este tercer volumen de la colección creada por nuestro empeño científico -y no por institución o editorial alguna-, y que titulamos La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII, salga publicado bajo el patrocinio de la Sociedad Española de Musicología, pero debemos decirte que ha sido fruto de la inquietud y sensibilidad editorial de nuestra querida asociación. No hará falta insistirte demasiado en que el cambio favorece nuevos formatos, nuevas propuestas editoriales y nuevos modos de entender una edición interdisciplinaria, a la vez que a nosotros nos ha permitido vencer la más difícil de las carreras en toda empresa humana: ganarle al tiempo. Este último es el motivo esencial por el que hemos iniciado la edición de este cancionero estando en curso de publicación la del Libro de Tonos Humanos, iniciativa que, asimismo, nos facilita el enriquecimiento propio que aporta el cotejo, el análisis y, en definitiva, la investigación simultánea de ambos repertorios.

Ten en cuenta, por otra parte, que nuestra labor como editores de los dos cancioneros poético-musicales con los que estamos trabajando requiere, además de paciencia, años, por lo que nos vemos obligados a buscar las alternativas que favorezcan el despertar del sueño eterno en que estaban sumidos tan bellísimos repertorios líricos. De la misma manera, con mucho júbilo tenemos que anunciarte que la edición del tercer volumen del Libro de Tonos Humanos, es decir, el cuarto de nuestra colección, intentaremos que coincida con el cuarto centenario de la edición del Quijote, buscando, por lo tanto, el amparo de Miguel de Cervantes en nuestras andanzas romanceriles.

Por último, antes de dejarte en manos de nuestro trabajo, queremos hacerte cómplice del inmenso gozo que supone trabajar con romances y letras conservados en el Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa gracias a la unión de dos culturas. En su momento, Portugal tuvo que sublevarse para recuperar de nuevo su corona, pero fruto del estrecho (aunque forzado) contacto, del vaivén de poetas y músicos españoles y portugueses de uno a otro país, quedó como testimonio de concordia este cancionero. Desde la historia, una vez más, resurge otro ejemplo de cómo el hombre es capaz de redimirse a través del arte y la belleza. Por ello queremos que nuestra edición crítica del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa sea un homenaje intelectual y científico al provecho artístico extraído aun en tiempos de asedios, puesto que, al decir de Pessoa, «a arte tem valia porque nos tira do mundo». Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Barcelona-Lisboa, octubre de 2004




La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (IV). Libro de Tonos Humanos (1655-1656). (III). Madrid, CSIC, 2005

Lector amigo, otro año más recurrimos a tu complicidad para ponerte al día de todas las aventuras y encantamientos vividos desde la última vez que nos dirigimos a ti en un prólogo de un volumen del Libro de Tonos Humanos. Si tus cuentas coinciden con las nuestras, han pasado tres años, tiempo en el que hemos rescatado del olvido las primeras treinta piezas del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa, hasta entonces, relegado al sueño eterno en la Biblioteca de Ajuda de nuestra querida ciudad de Lisboa. A diferencia del Libro de Tonos Humanos, la compilación lusitana es un cancionero de entre dos reinos, con una contención estética propia de la mesura renacentista, gracias a la cual hemos podido emprender un estudio comparativo entre ambos corpus que nos está permitiendo ampliar el conocimiento sobre el origen y desarrollo del arte del romancero lírico español. Ambos repertorios conforman, paso a paso, nuestra propuesta interdisciplinaria, y afirman las aportaciones más importantes para las ciencias filológica y musicológica, señalando, a su vez, los hallazgos más sugestivos de un arte poético-musical que nos facilita de continuo el mejor conocimiento y disfrute de nuestro patrimonio cultural y artístico. Por este motivo tampoco hemos querido dejar de aprovechar la inmensidad comunicativa de los mares de Internet para difundirlo, y hemos creado una página web que vamos enriqueciendo conforme lo hacen nuestros estudios. La hemos llamado: <www.orfeohispanico.com>. Pocas explicaciones necesitarás del porqué de su nombre.

En su día, consideramos prioritario interrumpir momentáneamente la edición del Libro de Tonos Humanos para iniciar la del cancionero lisboeta porque, de ese modo, abríamos camino en su difusión, y creábamos la necesidad de su lectura y de su estudio, así como de la interpretación de su repertorio, puesto que tienes que saber que, en estos tres años, también hemos emprendido nuevos rumbos en nuestra labor interdisciplinaria que nos han conducido a colaborar en la elaboración y grabación de dos cedés realizados con músicas y poesías pertenecientes, no sólo al volumen lisboeta, sino a los cuatro volúmenes de nuestra colección editados hasta el momento. Esta circunstancia ha venido a satisfacer un anhelo largamente deseado por nosotros, puesto que, como fácilmente podrás imaginar, la utilización en grabaciones discográficas del repertorio que estudiamos y editamos colma de satisfacción nuestras aspiraciones más profundas.

No te exageraremos si te decimos que hemos comprendido muchos secretos de la relación entre poesía y música cuando hemos tenido que unirlas en un planteamiento artístico conjunto, que ha tenido su desarrollo y culminación en la praxis interpretativa. En este sentido diversas circunstancias y tanteos de todo tipo, que antes sólo podíamos intuir o vislumbrar desde el ámbito teórico, han cobrado vida ahora y se han corporeizado en realidad y arte sonoros. No vamos a ocultarte que algunas propuestas que hemos puesto sobre la mesa y que nos parecían factibles, hermosas y hasta originales, han tropezado con la inviabilidad de su realización práctica en el plano artístico. Pero de todo ello hemos aprendido con gran enriquecimiento para nuestro trabajo interdisciplinario, y hemos establecido una auténtica dialéctica entre investigación científica y realización artística.

Hemos tenido la inmensa fortuna de trabajar en equipo con el maestro Ángel Recasens, prestigioso director musical especializado en música antigua española, y con su hijo, el Dr. Albert Recasens, experto musicólogo y productor musical, para la realización de los dos cedés: el primero de ellos titulado Entre aventuras y encantamientos, música para don Quijote y el segundo, El vuelo de Ícaro, música para el Eros barroco. Nuestro trabajo ha consistido en prestar el pertinente asesoramiento científico, tanto filológico como musicológico, y en seleccionar, transcribir y adaptar poesías y músicas para ambas grabaciones. Ha sido una experiencia magnífica y sumamente gratificante en la que hemos podido medir el alcance de nuestro trabajo interdisciplinario y comprobar su prestancia social y divulgativa.

Además del disfrute artístico que han supuesto para nosotros estas grabaciones discográficas, estamos muy satisfechos por haber contribuido, desde la ciencia, a una difusión social complementaria que amplía la que brinda la edición de un libro. A ello tenemos que sumar otra honda satisfacción que nace de nuestra conciencia como historiadores que somos, al fin y al cabo: tú sabes, tan bien como nosotros, que todo el corpus poético-musical de los cancioneros era, en su tiempo, repertorio cortesano, compuesto y organizado para que el Rey, junto con su corte, se divirtiera, o entretuviera sus momentos de ociosas melancolías al son de estos espléndidos tonos. Pero como casi nunca cualquier tiempo pasado fue mejor, el decurso de los siglos nos ha traído unos avances técnicos que permiten que seamos todos los que podamos disfrutar de esas piezas artísticas, y que lo hagamos desde nuestros hogares, con unos músicos de cámara que salen del cobijo de los cedés dirigidos por un maestro de capilla que armoniza versos y músicas. Es decir, ese poder absoluto del siglo XVII que hacía posible que los menos gozarán de lo más, nuestro siglo XXI lo ha trocado en un legado artístico y cultural, patrimonio de la inmensa mayoría en nuestra república. Discúlpanos estas inocentes reflexiones, que no son hijas de nuestros avellanados cerebros, sino de profundas convicciones como humanistas que nos sentimos.

Nuestra tarea en la realización de los dos cedés ha cobrado unas dimensiones lúdicas porque hemos revivido el circuito artístico genuino que se seguía para que el romancero lírico llegara a convertirse en la manifestación poético-musical tan trascendente que llegó a ser en la primera mitad -sobre todo- del siglo XVII; circuito del que en tantas ocasiones te hemos hablado y que animaba la música y la poesía que, desde su soledad, un copista fijaba en tal o cual cancionero. A todo ello hemos de sumar, aún, dos factores más que han enriquecido nuestra labor. El primero es que se nos ha brindado la oportunidad de colaborar en estas grabaciones como fruto de años de trabajo silencioso y esforzado (en los que no faltan, como podrás imaginar, los escollos e incomprensiones de marras, pues la historia de un hombre es la de toda la humanidad...), y el segundo factor es que se nos ha brindado, ¡nada más y nada menos!, para conmemorar el IV Centenario de la publicación del Quijote. Por este motivo, queremos dedicar el presente volumen a la memoria de Miguel de Cervantes, el más insigne novelista de todos los tiempos, cuya vida, por poco que sepamos de ella, es buen incentivo para cualquier empresa esforzada y sometida al inclemente capricho de todo tipo de sinrazones.

Para terminar, sólo queremos recordarte que, tras este volumen del Libro de Tonos Humanos, nos quedarán dos volúmenes más para tenerlo editado íntegramente, aunque transcurrirán unos años -ojalá pocos-, ya que, después de éste, vendrá de nuevo otro lisboeta, y así iremos alternando, entre nuestros trabajos y nuestros días, la edición de uno y otro cancionero, contando, como todo afán humano, con la aquiescencia del hado. Asimismo, debemos advertirte que no tiene que sorprenderte la pluralidad de instituciones o de editoriales que ponen nuestro trabajo en tus manos. Es más, ante la precariedad manifiesta de fondos públicos para la edición de trabajos como el nuestro, aún no podemos prever dónde publicaremos el siguiente volumen del Libro de Tonos Humanos. ¡Quién sabe qué editorial o qué institución querrá acogerlo, en qué formato aparecerá o si tendremos que ser nosotros quienes lo lancemos a la plaza pública! A todo ello, caro lector, una cosa has de tener por absolutamente cierta, y es que, en esta edad del cobre que nos ha tocado vivir, en la que las humanidades y el arte se ven excluidos hasta de los programas educativos de los gobiernos, la tarea y el entusiasmo por editar música y literatura que forman parte del patrimonio artístico de la humanidad resulta ser una locura como la que alentó a don Quijote a salir por los caminos de La Mancha a enderezar tuertos. Y como toda obra espera su recompensa (la risa del lector, el amor de Dulcinea, el gobierno de una ínsula, etc.), así nosotros esperamos, una vez más, el premio de tu aprobación. Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Barcelona-Cambridge, julio de 2005




La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (V). Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa. (II). Madrid, SEdeM/CSIC, 2006

Lector amigo, como ya te dijimos en el cuarto tomo de nuestra colección La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII, corresponde ahora el turno de edición al segundo volumen del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa que tienes entre tus manos, y de estas primeras palabras que te escribimos, queremos que leas de inmediato una confesión: nos sabemos culpables por haber dado unos cuantos pasos de la danza caprichosa del azar, porque, en este año, lo propio hubiera sido que el quinto tomo de nuestra colección fuera el cuarto volumen del Libro de Tonos Humanos, puesto que se cumplen los trescientos cincuenta años de la finalización por parte de Diego Pizarro del acopio de tan extraordinario repertorio de romances líricos. Pero como nosotros conferimos a las palabras el sagrado valor que tienen, el mero hecho de convertirte en partícipe de ello a través de ellas es para nosotros la mejor de las conmemoraciones.

Ante todo conviene que te digamos que el presente libro es fruto de la colaboración editorial entre la Sociedad Española de Musicología (SEdeM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), colaboración que se inicia ahora y que es posible gracias a la especial sensibilidad que ambas instituciones muestran hacia nuestro rico patrimonio musical histórico. Este segundo volumen del cancionero lisboeta, al igual que el primero, ve la luz en la colección «Ediciones de Música Antigua» que la SEdeM viene editando desde su fundación.

En efecto, próximos a cumplirse ya los treinta años de su existencia, la SEdeM ve con enorme orgullo y satisfacción como las diferentes series o colecciones que conforman su línea editorial recogen trabajos de una importancia capital para nuestra disciplina por el rigor científico que muestran en sus contenidos. Ni qué decir tiene que la labor de la SEdeM es posible gracias a la colaboración de todo socio que la conforma y, aunque no haga falta decirlo, nosotros lo hacemos como gratitud última y esencial, en definitiva, a tanto esfuerzo generoso y anónimo.

A fuer de serte sinceros, reconocerás con nosotros que la colaboración entre la SEdeM y el CSIC era una mera cuestión de tiempo ya que tenía que llevarse a cabo en un momento u otro, pues el espíritu científico que anima a ambas instituciones es idéntico, y se traduce en un objetivo común y prioritario: la salvaguarda, edición y difusión de nuestro riquísimo patrimonio musical, aspectos todos ellos especialmente caros a nuestra propuesta interdisciplinaria. Estos intereses compartidos, sin duda, han ido abonando el terreno para que esta colaboración fructificara; y esperamos que sea por mucho tiempo.

Permítenos que repasemos la historia más reciente: en el año 2000 el CSIC acogió en las dependencias de su Delegación en Cataluña las sesiones del V Congreso de la Sociedad Española de Musicología y en el 2003 las del Simposio Internacional «El Motu Proprio de San Pío X y la música». Con anterioridad a estas fechas siempre ha habido un musicólogo del CSIC implicado en la gestión de la SEdeM. Tal es el caso de José María Llorens que fue Vocal de la Junta Directiva a principios de la década de los ochenta, después José Vicente González Valle, que fue Vicepresidente, y, por último, Mariano Lambea que ha sido miembro del Consejo de Redacción de la Revista de Musicología, Vocal de la Junta Directiva y en la actualidad Director de la mencionada revista.

Los objetivos comunes de la SEdeM y el CSIC (a través de la Institución Milá y Fontanals que es donde se desarrolla su labor musicológica), se ponen de manifiesto claramente en que ambas instituciones editan una revista científica, tienen una línea editorial con varias series y han iniciado una colección discográfica de música española. Y de esta última queremos puntualizarte ahora algunos datos: la colección discográfica de la SEdeM ya la conoces; se titula «El Patrimonio Musical Hispano» y cuenta ya con trece títulos en su haber. La del CSIC es mucho más joven, acaba de iniciarse con su primer registro El vuelo de Ícaro y se titula «Musica Poetica», en clara alusión al tratado musical homónimo del teórico alemán Joachim Burmeister escrito en latín, y que se publicó hace ahora cuatrocientos años: en 1606. Como sabes, este preceptista propuso una sistematización retórica para la expresividad musical. Animaba su intención la misma que anima la nuestra: realizar una música elocuente, capaz de mover los afectos de los oyentes, a través de la transgresión controlada de la normativa en la composición. Hay momentos en la historia de los estilos musicales, o en el propio proceso evolutivo del lenguaje musical, en los que la preceptiva no es válida, ya que coarta la libertad creadora del artista. Entonces es cuando se recurre al término o concepto «música poética» para ilustrar, explicar o justificar la intención del compositor en transgredir la aplicación de procedimientos técnicos convencionales. Te decimos todo ello, porque también nosotros pretendemos que nuestra recién creada colección sea elocuente y contenga producciones de amplio calado artístico y de solvencia científica incuestionable. Nosotros no transgrediremos ninguna normativa, pero tampoco pondremos diques a nuestra imaginación en las propuestas interdisciplinarias que tengamos previsto realizar, y, de la misma manera, no permitiremos que otros limiten nuestra libertad. Nuestro trabajo en común con el romancero lírico nos está deparando grandes satisfacciones y una hermosa enseñanza: que en la Edad de Oro, cuando el deseo se convierte en poesía, nace la búsqueda de una expresión ingeniosa y sugestiva, arriesgada, sin ser indecorosa, para que el poema sea territorio de fuego y de juego verbal, territorio que después la música acotará bellamente con su sonora armonía.

Has de saber, además, que nuestra colección discográfica nos ha deparado otro motivo de júbilo, ya que ha sido tomada como paradigma de transferencia de conocimientos a la sociedad en el Área de Humanidades y Ciencias Sociales del CSIC1.

Es evidente que nuestra satisfacción es enorme y nuestro agradecimiento sincero y profundo. Por este motivo, para el año próximo, declarado «Año de la Ciencia» por parte del actual Gobierno, y que coincide con el Primer Centenario de la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios, antecesora directa del CSIC, hemos creado una modesta sorpresa poético-musical con la que sumarnos a la digna celebración del 2007, tomando como inspiración algún que otro motivo artístico de nuestro querido romancero lírico. Y como la gran virtud de todos nosotros es ir tras la aurora de la ciencia para anular diferencias y distancias a favor del provecho común, el volumen que colmará otro paso más de nuestra colección, precisamente, en el «Año de la Ciencia», será el que hemos venido a titular Manojuelo Poético-Musical de Nueva York, resultado de las largas horas que pasamos en la biblioteca de The Hispanic Society of America, transcribiendo los romances, las letras y los tonos humanos en papeles sueltos que allí se conservan.

Antes de dejarte en manos de nuestro trabajo, lector amigo, sólo nos resta agradecerte la fidelidad que muestras en seguir, volumen tras volumen, el devenir de nuestras ediciones e investigaciones. Te sabemos enterado de nuestra humilde aportación al mejor conocimiento de las relaciones entre la música y la poesía de la Edad de Oro, circunstancia que nos colma de alegría, por lo que te agradecemos, una vez más, tu benevolencia y comprensión. Y para compensarte de tanta «palabra, palabra, palabra», sepas que, otro año más, te dejamos en manos de un feliz repertorio, ejemplo de la entrañable e inocente estrategia con que los humanos han venido aplacando a los dioses Apolos de todos los tiempos -en la época de Homero, el susodicho; en los siglos XVI y XVII, los diferentes Felipes; ahora ya, por fin, tú...- de sus iras y caprichos, consiguiendo que la divinidad los escuchara «con el corazón complacido». Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Barcelona-Ciutadella de Menorca, septiembre de 2006




Manojuelo Poético-Musical de Nueva York. (The Hispanic Society of America). Madrid, CSIC/SEdeM, 2008

Carísimo lector, próximo a cumplirse este año 2007, declarado Año de la Ciencia, nuestros desvelos han sido como en ningún otro para que pudieras sentirte más orgulloso que nunca de nuestra labor, pues el propósito era esforzarnos por ayudar a situar las Humanidades al lado de las Ciencias Puras o Técnicas, afán que nos movió, asimismo, a implicarnos con especial dedicación en las sesiones y actividades del IV Congreso de Comunicación Social de la Ciencia organizado por el CSIC y la FECYT, presentado un póster y leyendo una comunicación, titulados ambos «Música Poética: apuesta discográfica del CSIC para divulgar la cultura de la Edad de Oro». La experiencia ha resultado tan interesante y motivadora que de sus consecuencias esperamos puedas disfrutar en los sucesivos años, si los dioses y los hombres lo permiten. Además, hemos vuelto a participar con entusiasmo en nuestra querida Asociación Internacional de Hispanistas, cuyo congreso se ha celebrado en esta ocasión en la ciudad de las luces, en París; espacio idóneo para proseguir con nuestro propósito de reflexionar sobre lo que entendemos por transferencia de conocimiento a la sociedad desde nuestras disciplinas. Y para que puedas sentirte partícipe de los nuevos tiempos al compás de nuestros tonos, hemos profesionalizado nuestra (tuya, también) página web para que en ella tengas la oportunidad de leer las directrices básicas de nuestros trabajos y, si quieres, puedas deleitarte con otros trabajos gráficos y audiovisuales que, confiemos, serán cada vez más completos.

Por nuestras conversaciones pasadas, sabes sobradamente que entendemos la filología y la musicología como ciencias al servicio del conocimiento en su sentido más profundo, diríamos hasta filosófico, y por ello el hecho de encontrarnos sólo con facilidades que abran nuevos cauces a la investigación, más allá de los hombres y los nombres, nos colma de honda satisfacción. Comprende, entonces, lo que significa que podamos congratularnos de que con este volumen, que con tanta paciencia y cariño sostienes entre tus manos, retomemos una colección como la de los «Cancioneros Musicales de Poetas del Siglo de Oro» de la que luego te pondremos al corriente. Si, además, tanta considerada disposición la hallamos, asimismo, duplicada por la creación y mantenimiento de «Música Poética», la colección discográfica de música antigua del CSIC, y por la favorable acogida que tienen en general nuestras propuestas allá donde sabemos que podemos proponerlas, ¿te extrañará que en un rapto de entusiasmo y gratitud hayamos creado un homenaje musical al CSIC en este Año de la Ciencia, en el que se cumplen cien años de la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios, su antecesora directa? Calma, lector amigo, contén tu curiosidad... Muy pronto podrás escuchar «Tras la aurora de la ciencia». Te diremos más: ¡muy pronto hasta podrás verla!

De «Música Poética» te habrá llegado noticia de que cuenta con proyectos maravillosos y que su tercer CD (no nos equivocamos: ya sabes que consideramos Entre aventuras y encantamientos como el registro cero de la colección), El gran Burlador. Música para el mito de don Juan, fue presentado en septiembre en el Teatro Real de Madrid y que ha sido aclamado, no sólo por toda Sevilla, sino por el resto de las más importantes plazas de la Península y de Europa.

Sin embargo, el claroscuro de este año lo ha determinado una pérdida que te debió de conmover tanto como a nosotros, pues Ángel Recasens, el director de La Grande Chapelle, un maestro de capilla auténtico, como dicen los críticos, «a la antigua usanza», ya formaba parte de tu vida como de la nuestra. El 2 de agosto, a la edad de 69 años, falleció. Sin embargo, al tiempo que duró su existencia supo darle, como pocos, excepcionales frutos, entre ellos (y el mejor para nosotros), Albert Recasens, su hijo, que ha tomado el testigo de quien fue pedagogo, organista, compositor y, sin duda alguna, uno de los mejores directores de música antigua de la España contemporánea.

Este «músico sencillo y sabio», como lo calificó Vela del Campo, nació en el mes de marzo de 1938, en Cambrils, y tras recibir las primeras lecciones musicales de su tío, el tenor de ópera Salvador Recasens, ingresó en la Escolanía de Montserrat, donde se formó con los maestros Anselm Ferré y David Pujol. Prosiguió con excelencia sus estudios de piano y órgano en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, y, luego, se perfeccionó con los pianistas Fructuós Piqué y Alexandre Ribó i Vall, con el compositor Frederic Musset y con el gran violonchelista y director Antonio Janigro. En cambio, muy pronto centró su carrera musical en la dirección: en 1973, fundó el Quartet de Madrigalistes, grupo de solistas dedicado a la música renacentista española, con el que cosechó importantes éxitos en España, Francia y Alemania. Entre 1975 y 1986, logró unos resultados asombrosos con el Coro Sant Esteve de Vila-Seca y Salou, realizando unos cuatrocientos conciertos repartidos entre veinte países de América y Europa; consiguió cinco primeros premios y dos segundos en concursos internacionales, y tantos otros méritos más que evidencian por qué público y crítica llegaron a considerarlo una autoridad en el campo de la música coral y vocal en España.

Su metodología pedagógico-musical también difundió su nombre por toda Europa. Además de aplicarla en el Conservatorio Profesional de Música de Vila-Seca y Salou hasta el año 1986, Ángel Recasens fundó otras cinco escuelas de música, un curso internacional y dos festivales internacionales. Como buen humanista, fue un agudo investigador y crítico, impartió más de ciento cincuenta seminarios, conferencias y cursos de dirección coral en Alemania, Francia, México, Cuba y España. En reconocimiento a toda esta extraordinaria labor, fue nombrado miembro de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi. Pero... a pesar de los honores de este mundo, su insólita honestidad e inquebrantable independencia le mantuvieron apartado de los escenarios durante un período en el que era preferible hacerlo, pues, como bien sabes, lector nuestro, la auténtica transición aún no se ha llevado a término en este país de no pocos inquisidores y numerosísimos siervos. Por ello, fundó en 1994, junto al musicólogo Albert Recasens, el conjunto Capilla Príncipe de Viana, especializado en la interpretación de la música antigua con criterios historicistas, y que en 2005 se convirtió en La Grande Chapelle. Sus últimos años estuvieron dedicados a hacer justicia al repertorio vocal español del Renacimiento y del Barroco, así como a difundir obras inéditas y compositores poco conocidos. Los resultados de esta etapa fueron los seis primeros discos de Lauda Música, grabados en tan solo dos años, considerados referencias ineludibles en el campo de la música española, religiosa y profana, de la Edad de Oro. Sus interpretaciones han sido calificadas de equilibradas, elegantes y llenas de matices, lejos de lo artificioso y efectista. Michel Bernstein, el gran productor francés, creador, como sabrás, de los sellos Astrée o Arcana, llegó a afirmar de él: «Recasens posee el arte de unir las voces de la manera más equilibrada y sabe obtener lo mejor de sus cantantes», y: «es un gran artista que hace honor a España y aporta elementos nuevos en el conocimiento de su rico patrimonio».

La discografía que nos ha legado es insuperable y de referencia. Su última grabación fue, precisamente, El gran Burlador. Sabrás que con este CD rendimos homenaje a Tirso de Molina, a la obra y a la cultura que hicieron posible el nacimiento del mito más trascendente que el universo hispánico ha brindado hasta hoy al resto de la humanidad. Y como es casi seguro que a estas alturas lo habrás escuchado, no te resultará una exageración si decimos que es de una belleza conmovedora gracias a los parámetros científicos de «Música Poética» y a la honda sabiduría musical del maestro Ángel Recasens que, también, desde las playas de Tarragona (donde llegó don Juan desde Italia), en Cambrils, hizo posible que bajo su limpia mirada, al igual que hiciera Tisbea, don Juan resurgiera de la espuma de los tiempos. Si el mito requería un maestro en armonías ése era, sin duda alguna, el maestro Recasens.

En cuanto a este Manojuelo tan extraordinario que ponemos ahora entre tus manos, y del que alguna vez ya te hemos hablado, te diremos que es eslabón esencial de una historia que se remonta al año 1975, cuando el Departamento de Publicaciones del CSIC inició la colección titulada «Cancioneros Musicales de Poetas del Siglo de Oro» y de la que se publicaron cuatro volúmenes bajo los parámetros tan solo musicológicos (¡ay!) de Miguel Querol. No te damos más detalle de la historia porque cumplimos con ella en nuestra introducción, y confiamos que no te canses antes y llegues a sus páginas. Como te decíamos: el paso del tiempo, que en tantas ocasiones es beneficioso, nos ha ofrecido la gran oportunidad de retomar la colección al amparo de la metodología interdisciplinaria con que editamos y estudiamos los cancioneros poético-musicales del siglo XVII. Y has de saber, asimismo, que la Comisión de Publicaciones del CSIC, a propuesta de Miguel Ángel Puig-Samper, Director del Departamento de Publicaciones, determinó aprobar la creación de un Comité Editorial y un Consejo Asesor para regular el nuevo funcionamiento de la colección2. A partir de 2007, con el Manojuelo Poético-Musical de Nueva York (volumen V, por lo tanto, de la colección), los cancioneros o antologías que contengan obras de varios poetas puestas en música, y no los cancioneros de un solo poeta, serán el objetivo de las ediciones. Si te preguntas por qué, te diremos que con ello evitaremos la duplicidad de ediciones, puesto que, en el repertorio que tratamos, los cancioneros monográficos, dedicados a un solo poeta y, por lo tanto, construidos con obras desperdigadas en varias fuentes, siempre tienen el inconveniente de que varias de sus piezas pueden aparecer después en los cancioneros misceláneos de carácter antológico cuando éstos se publican en su integridad.

¿Qué te va a brindar este Manojuelo poético-musical? Variedad, como su nombre indica, agudeza, ingenio, incluso te ofrecerá un breve recorrido pictórico y gráfico que, además de guardar correspondencia con todo lo que te explicamos en la introducción y en las notas a los tonos, a modo de universo paralelo te contará su propia historia, si tu sutileza alcanza a entenderla, pues tiene su sal y su ámbar como todo devenir humano. En fin, este Manojuelo te brindará primores de un barroco lírico como sólo el hispánico podía crear en un momento en el que la fiesta cantada, la ópera, la zarzuela y todo género poético-musical, más o menos dramatizado, se calzó los coturnos para experimentar y extremar la voz, la palabra, la música y todos sus límites en sugerente paradoja y, con ello, intentar probar «cuánto se aman / silencio y voz». Así que hagamos caso al genial Calderón: Psalle et Sile («¡Canta y Calla!»). Vale.

Lola Josa & Mariano Lambea
Nueva York-Barcelona, diciembre de 2007




La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. (VI). Libro de Tonos Humanos (1655-1656). (IV). Madrid, CSIC/SEdeM, 2009

Lector amigo, conoces de antiguo la gran satisfacción que sentimos de poder ofrecerte una nueva entrega de repertorio poético-musical inédito. Este año te traemos el cuarto volumen del Libro de Tonos Humanos, preciado códice del que tienes sobrado conocimiento y que imaginamos suspiras ya por tenerlo completo en tu biblioteca. A él le debemos los primeros pasos en el conocimiento de la sutil relación entre las músicas y los poemas del siglo XVII, y también él nos permite mirar atrás y encontrarnos a principios de este nuestro siglo, en el que, con esfuerzos de todo tipo, conseguimos, finalmente, editar su primer volumen y dar inicio, así, a nuestro proyecto interdisciplinario que no pocas satisfacciones nos está aportando, tanto a ti como a nosotros, siendo la más feliz de todas ellas el reconocimiento y la concesión de un Grupo de Investigación Consolidado, financiado por la Generalitat de Catalunya, y al que hemos llamado «Aula Música Poética». Tú, que tienes ya las claves de todas nuestras solfas, entenderás el porqué de su nombre. A su vez, nos ha colmado de entusiasmo el encargo que nos ha hecho la Fundación «Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes» de crear, durante este año 2009, un portal temático sobre música y literatura. Este reto, que hemos aceptado con tanta dicha como consciencia de la responsabilidad que exige, esperamos que se convierta en otra ventana más que abrimos a la difusión del magnífico y, en parte, desconocido lenguaje poético-musical de nuestra cultura áurea, fraguado desde una necesidad expresiva in extremis como la barroca. Por ello, nos es necesario mencionar con gratitud a Manuel Bravo, Enrique Rubio y Julia Bernal quienes han hecho posible que te demos tan feliz noticia.

Y a propósito de necesidades y comunicación: sepas que en tu espacio web <www.orfeohispanico.com> hemos creado una sección para subsanar errores, pues aunque el repertorio que te brindamos trascienda por su belleza los límites de lo humano, nosotros no quedamos libres del error, por lo que en la nueva sección de Notanda et corrigenda encontrarás erratas, fuentes no descubiertas, correcciones de toda clase que sólo el porvenir puede concederle al hombre y que han sido puestas al descubierto por algunos de nuestros amigos más atentos. Asimismo, como ya te explicamos a propósito de la edición del Manojuelo Poético-Musical de Nueva York, la colección «Cancioneros Musicales de Poetas del Siglo de Oro» es el cauce por el que, a partir del 2008, nuestras ediciones llegan a ver la luz, motivo por el cual abandonamos la anterior colección en la que se publicaron los tres primeros volúmenes del Libro de Tonos Humanos. Y aunque tu discreción nos ahorraría más explicaciones, sólo queremos añadir que con la colección actual se saldan deudas que la musicología tenía contraídas con la filología y viceversa. Eres buen entendedor, y pocas palabras te bastarán.

La publicación del presente libro, al igual que en su día la del segundo volumen del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa y la del reciente Manojuelo Poético-Musical de Nueva York, cuenta con la inestimable colaboración de la Sociedad Española de Musicología, circunstancia que nos alegra sobremanera porque fundamenta unas expectativas de futuro abiertamente halagüeñas entre ambas instituciones y que el tiempo sólo hace que fortalecer. En este caso, Lothar Siemens, Presidente de nuestra querida asociación, ha sido el mediador y el artífice de las facilidades y alientos otorgados, al frente, también, de una Junta Directiva unánimemente sensible y concorde con nuestro proyecto.

Sabrás, paciente lector, que nuestros trabajos nos están deparando de continuo nuevos elementos de estudio que, poco a poco, van reclamando con mayor firmeza y resolución ser tratados en una monografía sobre el tono humano. Por esa razón ya la hemos empezado, y te advertimos que será un trabajo que nos ocupará varios años, pero colmará, esperamos y deseamos, tus expectativas, pues tú sabes, tan bien como nosotros, que este género poético-musical, genuinamente hispánico, bien merece tu atención y nuestra dedicación, ya que ocupó a músicos y poetas durante más de una centuria, y en él volcaron no poca inspiración, talento y maestría.

Te dejamos ahora entre versos y veras de acordes de una música superior que une contrarios, y, sino, cuando cierres el libro, contémplale el rostro a la Armonía barroca mientras tañe el laúd. Caravaggio te ayudará y nosotros ya te lo hemos advertido. Vale.

Mariano Lambea & Lola Josa
Barcelona-Santiago de Compostela, enero de 2009





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