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Como justo homenaje al insigne escritor D. Eulogio Florentino Sanz, el primero que dio a conocer en España las poesías de Heine, ponernos aquí ésta, que es una de las pocas traducciones, excelentes todas, que de ellas hizo. -T. LI.

 

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El original termina con un juego de palabras intraducibles:

Ein Thor ist immer willig

Wenn cine Thörin will.

«Una puerta es siempre franqueable, cuando una loca quiere». Como las dos palabras, de parecida composición en alemán, son muy diferentes en castellano, no puede conservarse el retruécano, y nos hemos tomado la libertad de sustituirlo por una frase distinta, pero del mismo tono. -N. del T.

 

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El poeta La Motte-Fouquè, nieto de uno de los generales y compañeros de armas más queridos del gran Federico. Nació en 1777 y murió en 1843. Era discípulo de A. W. de Schlegel, y permaneció fiel a la escuela de las antiguas leyendas, de los castillos feudales y de los trovadores, tan combatida por Heine. Al publicarse la traducción francesa del Regreso, cambió éste el nombre de aquel poeta poco conocido fuera de Alemania, por el de Klopstock, el célebre autor de la Mesiada.

 

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Dedicó Heine esta poesía a su hermana Carlota de Empden, a quien quería mucho. También le dedicó el libro de cantares titulado Nueva Primavera.

 

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Alude esta poesía a un pasaje del poema indio Ramayana. Wiswamitra, el rey poderosísimo, pide al bracmán Vasista, el primero de los anacoretas, que le dé su vaca inmaculada, cuyas tetas maravillosas son manantial de todos los bienes. Vasista se la niega, y el rey arma todos sus ejércitos para robarla. No lo consigue, y al fin, reconoce la superioridad del poder sacerdotal y se hace bracmán, entregándose a la penitencia.

 

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No es posible hacer más que una traducción aproximada de estos últimos versos: Heine habla de las asociaciones escolares de Alemania, que recibían los nombres de Barschenchaft o Landmannschaft, según sus tendencias políticas. En las últimas se agrupaban los estudiantes de una misma comarca; las primeras querían borrar este espíritu particularista, y tenían un carácter más revolucionario.

 

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El río Ilsa desciende de los montes del Harz, jugueteando por su pintoresco cauce. La tradición le convirtió en una princesa encantada, alegre y caprichosa, y cuenta que el antiguo emperador sajón, Enrique, gozaba sus amores en aquella agreste soledad. Todas estas poesías, están intercaladas en los Cuadros de Viaje de Enrique Heine, capítulo titulado En el Harz.