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ArribaAbajo XI. La huella literaria de al-Andalus


ArribaAbajoLa lírica

Ya hemos visto respecto a la poesía estrófica andalusí, sobre la moaxaja y el zéjel, cómo la literatura hispanoárabe asimiló formas y temas procedentes de la lírica europea, cómo las jarchas provienen de una poesía ancestral femenina, común a las líricas europeas y cuyas raíces se pierden en la Grecia arcaica y cómo se expresan en unas lenguas que podríamos definir como pre-gallegas y pre-occitanas, teñidas de palabras árabes. Aún se discute el origen de su forma estrófica, que pudo ser árabe o también de importación europea, hipótesis que nos parece la más probable, dado que la poesía en estrofas es recurrente en la lírica románica y escasísima en la árabe.

La pregunta a plantear es si esta relación es de ida y vuelta, si a su vez la lírica hispanoárabe influyó en la lírica románica, concretamente en su primera manifestación culta, la poesía provenzal, que a su vez influyó en todas las demás líricas europeas. Es un viejo tema que llevó a la palestra un jesuita español en Italia adonde le había llevado la disolución de la orden por Carlos III, el padre Juan Andrés, defensor de la influencia árabe en la lírica europea. El tema volvió con fuerza en los años treinta de nuestro siglo, especialmente a través de A. R. Nykl268, que insistía en la semejanza de formas entre la poesía de Guillermo   —236→   de Aquitania y las formas zejelescas, así como la conexión cultural entre ambos lados del Pirineo, que como hemos visto era habitual y antigua, sin necesitar la famosa ocasión de la toma de Barbastro por los cruzados ultrapirenaicos (1064), aunque, por esta ocasión, las cortes europeas se llenasen de cautivos musulmanes entre los que habría poetas y esclavas cantoras269.

El desciframiento de las primeras jarchas románicas por Stern llevó a los investigadores hacia otro punto de atención. Pero la influencia árabe en la poesía provenzal es una asignatura pendiente que en algún momento sería necesario replantear, sin teorías maximalistas, porque indudablemente la poesía de los trovadores no nació solamente a partir de la influencia árabe.

Pero creemos que la presencia de la poesía árabe en la lírica de la lengua de oc está probada por el himno del siglo XI que se encuentra en San Marcial de Limoges, en lengua vernácula -occitana- y dedicado a Santa María que comienza:


Mei amic e mei fiel,
laisat estar lo «gazel»;
aprendet u so noel:
de virgine Maria.270



Su traducción sería:


Mis amigos y mis fieles,
dejar estar el gazal,
aprender una nueva melodía:
de la Virgen María.



Aunque los enemigos de las influencias árabes de cualquier tipo pretenden cambiar la palabra gazel, es evidente que el mismo contexto no deja lugar a duda: dejad las canciones de amor profano -recordemos que gazal es el nombre técnico con el que se designa la poesía amorosa árabe- y cantad a Santa María. De ser así, significaría que, poco antes de nacer la poesía provenzal, la poesía de los trovadores, la   —237→   poesía árabe estaba de moda hasta el punto de que el juglar propone a su público una innovación: cantemos poesía religiosa.

Si la presencia de la poesía árabe parece evidente al otro lado de los Pirineos, con mayor razón ha de encontrarse en la lírica de la Península Ibérica. La huella es profunda y a la vez extensa271. Vamos a poner sólo dos ejemplos. El primero, la larga sombra de una posible jarcha en árabe dialectal, estudiada por E. García Gómez272:


Qalbi bi qali,
qalbi arabi.
[Mi corazón está en un corazón,
mi corazón es árabe.]



La canción es citada por el músico Salinas (siglo XVI), diciendo que su melodía ha servido para la canción «Rey Alfonso», cuya estructura de moaxaja es evidente, según hace notar también García Gómez:


Rey don Alfonso,
rey mi señor,
rey de los reyes,
el emperador.



Pero la canción, la jarcha, tal vez de una moaxaja o de un zéjel, aparece también en el Arcipestre de Hita, como señaló García Gómez:


El árabe gritador con su alta nota
¡Calbi el orabi! tanjendo la su nota.



Y en Gil Vicente en la Comedia de Rubena (1521), donde un personaje dice saber las siguientes cantigas:


«A crencinha despida»
e tambén «Val-me Lianor»
e «De pequeño matais, Amor»
—238→
e «Em Paris estava Don’ Alda»
«Vamonos dijo mi tio»
e tambén Calbi orabi.



Otro ejemplo sería el origen árabe del villancico castellano de las «Tres morillas»:


Tres morillas me enamoran
en Jaén,
Axa, Fátima y Marién.
Tres morillas tan garridas
iban a coger olivas
y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaidas
y las colores perdidas
en Jaén,
Axa, Fátima y Marién.



Aunque el villancico tiene más estrofas e incluso admite una versión paralelística -es decir, de tipo gallego-portugués-, mostramos su núcleo originario, que tiene estructura zejelesca como vio Ramón Menéndez Pidal. Pero además Julián Ribera descubrió que el villancico tiene su origen argumental en una historieta que se atribuye a Hārūn al-Rāsīd en varios libros de ádab, como Al-‘iqd, de Ibn Rabbih, y el Kitāb al-āgānī de Abū-l-Faraŷ de Ispahan, y se reproduce en Las mil y una noches. En esta historieta, tres muchachas se disputan el miembro viril del califa Hārūn al-Raŝīd que sólo logra agarrar una de ellas, quedando las otras «desmaídas» y con «las colores» perdidas273.

El origen árabe de este villancico no es una teoría al aire, tomada por la presencia de tres mujeres que no encuentran algo, tema por cierto de las tres Marías evangélicas, del que también podría ser una parodia musulmana. Las olivas de las tres morillas son realmente un eufemismo, como prueba otro villancico del Cancionero de Palacio, con estructura también zejelesca, y en el que tres mujeres se disputan explícitamente el mismo objeto que las esclavas de Hārūn al-Raŝīd, villancico   —239→   que pusimos en relación con el de las tres morillas en el trabajo que acabamos de citar. Como en el caso anterior, utilizamos la versión no paralelística o encadenada:



¡Si habrá en este baldrés
mangas para todas tres!

Tres mozas d'aquesta villa
desollaban una pixa
y faltóles una tira
la una a buscalla iba
para mangas a todas tres.

Tres mozas d'aquesta villa
desollaban un caraxo
faltóles un pedazo,
la una iba a buscallo
para mangas a todas tres.



En el mismo trabajo analizábamos las huellas del tema en la poesía hispano-árabe: alusiones a ‘Aiša, Fātima y Maryam en Ibn Quzmān, en Ibn al-Grafíaayyāb. Tenemos la certeza de que existió un zéjel árabe procedente del villancico castellano. Y que no es el único caso incluso en el Cancionero de Palacio, como el citado por Sánchez Romeralo274 que de nuevo es un zéjel y con nombres árabes:



¡Quién os había de llevar!
¡Oxala!
¡Ay, Fátima!

Fátima la tan garrida
llevaros he de Sevilla,
teneros he por amiga.
¡Oxala!
¡Ay Fátima!






ArribaAbajoLos juglares moros

En uno de sus libros clásicos, Poesía juglaresca y juglares, Ramón Menéndez Pidal registra la existencia de juglares y juglaresas moros a   —240→   lo largo y a lo ancho de la geografía hispánica, relacionados especialmente con las actividades musicales. Su presencia explica, sin duda, los fenómenos que acabamos de ver y que relacionan la poesía estrófica andalusí, siempre musical, con la lírica de tipo tradicional castellano. Más difícil de probar sería la existencia de juglares de gesta y de romancero, ya que, como hemos visto, no existía una épica en la literatura árabe y es evidente que los contactos han de realizarse entre mundos literarios paralelos. Sin embargo, pudo haber poetas o juglares de la poesía narrativa castellana que fuesen originariamente musulmanes y que estuviesen impregnados de las dos culturas. Sólo es así explicable el romance de Abenámar, impregnado de elementos literarios árabes, alguno de los cuales ya hemos mencionado. Es un auténtico romance zegrí o fronterizo, producto de la fusión de dos culturas.

Es conocido su valor histórico, pues parece reflejar el encuentro del rey Juan II en su campaña granadina en 1431 con el príncipe nazarí Ibn al-Mawl, que fue a ofrecer sus servicios al rey de Castilla para que le ayudase a destronar al rey Izquierdo275, aunque dudamos de que el nombre de Abenámar sea precisamente uno de estos elementos históricos, sino creación poética, ya que resulta muy extraño que se llame Ibn al-AGrafíamar precisamente a un príncipe nazarí que lo era por línea femenina y que por tanto no se llamaba así, Ibn al-AGrafíamar, sino Ibn al-Mawl (Aben Almao en las crónicas cristianas) y que Ibn al-AGrafíamar da en castellano Alamar, sin pérdida del artículo.

Es también importante su valor topográfico: describe la Granada del XV, con la Mezquita, la Alhambra y los Alixares, especialmente éstos, desaparecidos más tarde, y en donde Ibn Zamrak escribiera poemas epigráficos276.

Pero es también un poema con una plena intertextualidad árabe. Analizaremos desde esta perspectiva del romance, utilizando, como en el caso de los villancicos, la versión más primitiva, que es la del Cancionero de Amberes de 1550:


Abenámar, Abenámar,
moro de la morería.
—241→
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!



Ya desde la época pre-islámica el concepto literario de los palacios árabes va acompañado de esas dos notas: son altos y relucientes. Desde el palacio mítico de Gumdān en tierras de la Reina de Saba hasta los Alijares de Ibn Zamrak, los palacios son descritos en lo alto, brillando al sol277.

Sigue el poema con la enumeración auténtica de los edificios que se vislumbran desde la Vega:


El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labró
cien doblas ganaba al día;
desde que los tuvo labrados
el rey le quitó la vida
porque no labre otros tales
al rey de Andalucía.
La otra era Granada
Granada la ennoblecida.



Estos enigmáticos versos -¿quién es el rey de la Andalucía/al-Andalus?, pues en ese momento es el propio Juan II o el rey de Granada- corresponden también a la tradición literaria árabe: hay que remontarse a una leyenda pre-islámica árabe, la del palacio mítico de al-Jawarnaq en los límites de la Península Arábiga con Mesopotamia. Según al-Grafíaabarī (siglo X):

El que construyó al-Jawarnaq fue hombre llamado Sinimmār y cuando terminó de edificarlo, todo el mundo se maravilló de su belleza y de su acabada perfección, por lo que el arquitecto dijo: «Si yo supiera que me vais a pagar el salario que yo deseo, construiría un palacio   —242→   que girase siguiendo el curso del sol. Sería mucho mejor que éste». Para que no lo hiciese, le arrojaron desde lo alto de al-Jawarnaq278.



El romance acaba con el diálogo entre el rey Juan y Granada, a la que requiere en matrimonio y ésta no acepta:


Allí habla el rey don Juan,
bien oiréis lo que diría:
Granada, si tú quisieses,
contigo me casaría;
darete en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla,
y a Jerez de la Frontera
que cabe si la tenía.
Granada, si más quisieses
mucho más yo te daría.
Así hablara Granada,
el buen rey le respondía:
Casada so, el rey don Juan,
casada con que no vibda;
el moro que a mi me tiene
bien defenderme querría.



De nuevo la intertextualidad árabe es evidente: la ciudad a conquistar presentada como novia y su conquista como un matrimonio es casi un tópico. El rey al-Mu‘tamid describe así su conquista de la ciudad de Córdoba:


Pedí en matrimonio a Córdoba la bella,
cuando había rechazado a los que la pretendían
con espadas y lanzas.
¡Cuánto tiempo ella estuvo desnuda!,
pero al presentarme yo,
se cubrió de bellas túnicas y joyas.
¡Boda real! Celebraremos nupcias en su alcázar,
mientras los otros reyes están en el cortejo del miedo279.



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El romance, escrito en castellano, es al menos en esta parte un auténtico poema árabe. Quien lo escribiera conocía las leyendas preislámicas, la descripción de los palacios de las casidas, las imágenes de la poesía erótica árabe. Musulmán o renegado, era zegrí de las dos culturas.




ArribaAbajoLas traducciones

Ya hemos hablado de cómo los árabes tradujeron a su lengua una serie de apólogos indo-persas, bien en forma de colecciones completas, bien aisladamente, bien en relación con proverbios, sentencias, etc., dado el interés didáctico-moral de estos relatos. Este mismo interés hizo que se tradujesen del árabe al latín o a la lengua castellana en la Península Ibérica a partir del siglo XII. Fue el pionero el converso judío Pedro Alfonso (Rabí Moisés, Sefardí), bautizado en 1106 y ahijado de Alfonso el Batallador, que escribiera en latín su colección de apólogos y sentencias titulada Disciplina clericalis, en los que utilizó el Calila y Dimna, el Sendebar (Syntipas) y las obras paremiológicas de Mubaššir ibn Fātik y Grafíaunayn ibn IsGrafíaāq. Esta obra tuvo una larga influencia, ya que proporcionaba «ejemplos» a utilizar en los sermonarios, etcétera.

Tras esta importante traducción, vienen otras de los traductores alfonsíes, es decir en relación con la actividad propiciada por Alfonso X el Sabio, sus parientes y sucesores. Así, se traduce Calila y Dimna, la colección de apológos que se inician con el de los dos lobos cervales llamados Calila y Dimna, historia tomada del Panchantantra, traducida al pahlevi en el siglo VI y al árabe en el siglo VIII por Ibn al-Muqaffa‘. La complejidad de las versiones y traducciones de esta obra ha sido muy bien resumida por Juan Vernet280.

Otra obra indo-persa es el Sendebar o Historia de los siete visires que relatan apólogos para esperar que la influencia de los astros cambie y salvar la vida de un príncipe, acusado por su madrastra de violación. La traducción castellana, con el título Libro de los enngannos et los asayamientos de las mujeres, fue propiciada por el infante don Fadrique,   —244→   hermano de Alfonso X. Como todas estas historias de origen indio tienen un esquema que permite la inserción de nuevos cuentos -en este caso aumentando el número de visires- existieron otras versiones más amplias que la traducida del árabe al castellano y otras traducciones que por distintas vías llegaron a la literatura española281. También se tradujo del árabe la leyenda de Buda, que fue conocida con los nombres arábigo-persas de Barlaam y Josafat, que utilizó don Juan Manuel en el Libro de los estados y en El Conde Lucanor.

Ya hemos mencionado, respecto a la paremiología, que también se tradujeron al castellano las sentencias atribuidas a los filósofos greco-latinos recogidas por Grafíaunayn ibn IsGrafíaāq con el título de Adab al-falāsifa, que llevó el título en castellano de Libro de los buenos proverbios, y la colección del mismo tipo recogida por Mubaššir ibn Fātiq (m. 1053), titulado Los bocados de oro o Bonium, a los que hay que añadir otra obra del mismo estilo, el Sirr al-asrār, traducido como Poridat de poridades.

Las traducciones directas o indirectas de estos textos árabes dejaron una profunda huella en las literaturas hispánicas. Comenzando por las últimas obras citadas sobre sentencias o dichos de los sabios antiguos, fueron utilizadas, como ya hemos mencionado, por Pedro Alfonso en la Disciplina clericalis y de ahí, o a través de otras versiones, en otras muchas obras de las literaturas hispánicas, como por ejemplo la novela de caballería El caballero Cifar, donde los castigos y recomendaciones que dicta el rey Menton a sus hijos proceden de una colección de sentencias llamada Flores de filosofía que, aunque no se ha localizado exactamente el texto, es árabe. De la misma forma aparece en el Cifar el apólogo del cazador y la calandria, que se encuentra ya en Ibn ‘Abd Rabbih282.

Pero seguramente la colección gnómica más utilizada fue la de Grafíaunayn ibn IsGrafíaāq, que, como ha estudiado Walsh283, fue utilizada en la General estoria, atribuida a Alfonso X, en el Llibre de la saviesa, atribuido a Jaume I de Aragón, en el Pseudo-Séneca y en la Floresta de Philosofos.

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Incluso el Tostado, tan renacentista, utiliza la traducción castellana de Grafíaunayn, para describir la enfermedad de amor, tan característica de la literatura árabe:

Non te sea grave desamparar la dubda, ca esto naturalmente acaesce, e así determina el gran filosofo e médico Ypocras, onde dice: «Cuando es muy fuerte el amor, crece el cuidado y el velar, e entonce se quema la sangre e se torna en malancolia, dañandose el pensamiento, e viene la torpedad, o mengua el seso, e sospecha lo que no puede ser, e cobdicia lo que non ha de cobdiciar, fasta que lo trae el dañamiento»284.


Habría, tal vez, que plantearse si algunos rasgos del humanismo temprano de las literaturas hispánicas no tendrán una deuda con la literatura gnómica árabe que cita a los autores clásicos. Porque también el Tostado utiliza los Bocados de oro, con una cita atribuida a Hermes. Esta última obra fue usada también en obras medievales hispánicas como el Libro de los doze sabios, estudiado igualmente por Walsh285.

Don Juan Manuel es, tal vez, el más claro ejemplo de utilizacion de la literatura árabe del tipo didáctico-moral de los apólogos: El Conde Lucanor toma muchas de estas historias del Calila y Dimna y del Sendebar. Al primero corresponde por ejemplo la historia de doña Truhana, intermedio del monje budista del cuento indio y la fábula de la lechera, y al segundo, el cuento de la «huella del león», que recorre tan largo camino que se encuentra relatada en un «baile» argentino, documentado en el siglo XIX286.

Algunos relatos fueron posiblemente transmitidos de forma oral, pues el Infante escritor, además de señor de mudéjares, se desnaturó de su rey un tiempo y estuvo en el reino de Granada. Allí pudo escuchar, por ejemplo, las dos anécdotas que protagonizaron Rumaykiyya y al-Mu‘tamid y en donde aparece incluso una frase en árabe dialectal del al-Andalus:

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[...] el rey Abenabet de Sevilla era casado con Romayquia, et amábala muy más que a cosa del mundo, et ella era muy buena mujer, et los moros han della muy buenos enxemplos; pero una manera había que no era muy buena, esto era, que a las vegadas tomaba algunos antojos a su voluntad. Et acaesció que un día, estando en Córdoba en el mes de febrero, cayó una nieve, et cuando Romayquia esto vio comenzó a llorar, et el rey preguntóle por qué lloraba, et ella dijo que porque nunca la dejaba estar en tierra que hubiese nieve. Et el rey, por le facer placer, fizo poner almendrales por toda la tierra de Córdoba, porque pues, Córdoba es tan caliente tierra, et non nieva y cada año, que en el febrero paresciesen los almendrales floridos, et semejasen nieve, por le facer perder aquel deseo de la nieve.

Et otra vez estando Romayquia en una cámara sobre el río, vio una mujer que estaba descalza revolviendo lodo cerca el río para facer adobes; et cuando Romayquia la vio, comenzó a llorar; et el rey preguntó por qué lloraba, et ella dijo que porque no podía estar a su guisa, siquier faciendo aquello que facia aquella mujer. Entonce, por le fer placer, mandó henchir de agua de rosas aquella albuhera de Córdoba, en lugar de agua, et en lodo fizola henchir de azucar, et de canela, et de agengibre, et de espique, et de musco, et de alambar, et de algalia, et de todas las buenas especias et buenas olores que podian ser; et en lugar de paja fizole poner cañas de azucar. Et desque de estas cosas fue llena la albuhera et de tal lodo cual podedes entender que podría ser, dijo el rey a Romayquia que se descalzase, et foliase aquel lodo et ficiese adobes del cuantos quisiese. Et otro día por otra cosa que se le antojó comenzó a llorar, et el rey preguntole por qué lo facia, et ella dijo como non llorara, que nunca el rey ficiera cosa por le facer placer; et el rey, veyendo que pues tanto habia fecha por le facer placer et por complir su talante, que non sabia qué pidiese, dijole una palabra que se dice en algrabia desta manera: Ehua Lenabar Aten, que quiere decir «et non el día del lodo» como diciendo, que pues las otras cosas olvidaba, que no debía olvidar el lodo aquel que feciera por le facer placer.


[El Conde Lucanor, ejemplo XXX].                


Las dos anécdotas se encuentran en fuentes árabes, atribuidas a al-Mu‘tamid como ya hemos mencionado.

Otra historia de esta naturaleza podría ser la del hombre que no tenía otra cosa que comer que altramuces, de lo que estaba quejoso,   —247→   hasta darse cuenta de que otro, más mísero que él, se comía las cáscaras de las semillas que él arrojaba. Fernando de la Granja descubrió el cuento árabe original, que es una anécdota que se atribuye a un andalusí del siglo XI, durante su estancia en Egipto287. Este cuento fue glosado en una famosa décima por Calderón de la Barca:


Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se alimentaba
de las hierbas que comía [...].


Otros autores medievales hispánicos utilizaron las traducciones de los textos indo-persas: así el Calila y Dimna sirvió de fuente a Ramón Llull en el Llibre de les meravelles y de forma indirecta, a través de Disciplina clericalis, el Libro de los gatos y de los Eixemplos usaron los apólogos de la misma obra, del Sendebar y posiblemente de algunas otras fuentes del mismo carácter que por hoy no conocemos, pero que se encontraban en la literatura árabe porque luego fueron recogidas por Las mil y una noches, la colección de cuentos que tiene una estructura también de tipo indo-persa en la que se engarzaron una gran cantidad de relatos de muy diversas fuentes, algunas de las cuales fueron conocidas en la Edad Media hispana antes por tanto de la redacción definitiva de esta colección. Un ejemplo podría ser la historia del filósofo de Calabria que recoge Joan Martorell en el Tirant lo Blanc y que se encuentra en el Libro de los Eixemplos de Clemente Sánchez de Vercial y en Las mil y una noches, lo que presupone, en nuestra opinión, un cuento árabe anterior. Igualmente, el cuento de El caballo de Ebano de Las mil y una noches (357-371) debió de ser conocido en Europa en la Edad Media, pues fue utilizado por Adenet li Rois en su Cleomades, que sirvió de fuente, a su vez, a Cervantes para su Clavileño288.

Otra historia que debió de ser traducida es la de la doncella Tawaddud, compendió de ádab, que recita una esclavita musulmana sabihonda, para lograr que la compre un rey y salvar así de la bancarrota   —248→   a su amo. El texto medieval castellano, que se encuentra en el mismo manuscrito que el Bonium, llama ya a la esclava Teodor. Hubo nuevas versiones medievales que censuraban las alusiones musulmanas del texto árabe y añadían elementos cristianos; luego circuló en la literatura de cordel y su argumento fue utilizado por Lope de Vega para una comedia que podemos tildar de feminista. En árabe hay una versión tardía en Las mil y una noches.

Un capítulo aparte, dentro de la historia de las traducciones alfonsíes y su influencia en las literaturas europeas, es la que se realizó en el entorno alfonsí del relato del viaje escatológico de Mahoma a los cielos y a los infiernos, el Mirāŷ o Escala de Mahoma, hadiz que glosa un oscuro versículo coránico (XVII, 2) y que fue traducido por el alfaquí don Abraham en 1277 al castellano y más tarde al latín y al francés por Buonaventura de Siena, escribano del rey Alfonso X289. La existencia de esta traducción confirma la hipótesis de Miguel Asín Palacios en su discurso de ingreso en la Real Academia Española en 1919, sobre el origen musulmán de la visión escatológica de Dante en la Divina Comedia, teoría muy debatida, pero que, hoy, gracias a los descubrimientos de la existencia de estas tradiciones, hace posible pensar que Dante conociese la Escala de Mahoma, lo mismo que otros autores medievales.




ArribaAbajoLa transmisión oral

Hasta ahora hemos hablado de una transmisión de la literatura árabe o hispano-árabe por vía culta y literaria: desde la transmisión a través de un zéjel como el caso del tema de las tres morillas u otras canciones o por el contacto directo de los autores con los textos árabes: el caso de los traductores o de los literatos cultos, inmersos por cualquier motivo en la cultura árabe como es el caso de don Juan Manuel o el de Anselm Turmeda, fraile franciscano, convertido al Islam en Túnez y autor de una obra de polémica contra el Cristianismo en   —249→   árabe290 y cuya obra en catalán refleja muy diversos aspectos de la cultura árabe, como la Disputa de l'Ase, reflejo de un episodio de la enciclopedia filosófica heterodoxa de los Hermanos de la Pureza, que también vio Asín, y otras obras como Cobles de la divisió del regne de Mallorque, que utiliza una fábula que se encuentra en al-Ŷāhiz291.

Pero parece haber habido otra vía de transmisión de la literatura árabe a las hispánicas por vía popular y seguramente oral, a través de los mudéjares y los moriscos, de los musulmanes que vivían en tierras cristianas: los mudéjares, luego obligados a convertirse en cristianos, y los moriscos, que generalmente eran bilingües, conocían el árabe y la lengua de la sociedad en la que estaban inmersos, castellano, catalán, etcétera.

Muchos de los oficios que desempeñaban estos musulmanes y criptomusulmanes les obligaban a tener un contacto habitual con los cristianos y por tanto a intercambiar cuentos, historias, refranes. Citaremos, por ejemplo, el caso de los venteros, que parece que era uno de los oficios de los mudéjares y moriscos más habituales y la ocasión que daba este oficio para contar historias junto al fuego a los caminantes o de las moriscas que servían de criadas o esclavas en las casas de los cristianos y cuidaban a los niños de la casa, contándoles cuentos de todo tipo. Los ejemplos de esta clase podrían multiplicarse por cien.

Así, podría tratarse de este tipo de transmisión los diversos cuentos que aparecen dispersos en las literaturas hispánicas, que tienen las características de cuentos populares, de folk-tale, pero que se encuentran también en la literatura hispano-árabe de donde han podido ser transmitidos. De esta naturaleza podría ser el episodio del Lazarillo de Tormes cuando sirve al escudero y piensa que llevan a su casa a un muerto a enterrar y al que la viuda dice que le conducen a «la casa lóbrega y oscura, a la casa donde nunca comen y beben» y Lázaro piensa que le llevan a casa de su amo, donde no hay luz, ni comida a causa de la penuria. El cuento es árabe, se encuentra en muchos lugares, e incluso en obras andalusíes como en el granadino Ibn ‘AGrafíaim, como ha precisado   —250→   Fernando de la Granja292; la versión del vuelo de Ibn Firnās, atribuido a un campesino valenciano que se encuentra en una loa de Agustín de Rojas293 y que recientemente hemos visto reproducida en un dicho popular de Alcoy; el relato con el que Gracián inicia su Criticón, al igual que Ibn Tufayl en su Filósofo Autodidacta, obra que el jesuita aragonés no pudo conocer, porque la traducción latina del Filosofus Autodidactus de Pococke es veinte años posterior a la edición de la primera parte del Criticón. Pero Gracián sí, a través de una versión morisca del cuento árabe, relacionado con la leyenda de Alejandro, El ídolo, el rey y su hija294.

Una prueba de que fuesen los mudéjares o moriscos los transmisores de estos relatos literarios sería el posible origen árabe del argumento que utiliza Tirso de Molina en El condenado por desconfiado. El cuento árabe, que a su vez podría proceder de una leyenda cristiana, habla de un hombre piadoso que desconfía de su salvación eterna y un ángel -o demonio- le dice que su compañero en la otra vida será un carnicero -oficio impuro entre los musulmanes-, con lo que el hombre piadoso se desespera antes de averiguar que el carnicero es, además, un hombre piadoso, que cuida a sus padres ancianísimos. Este cuento árabe se ha conservado en versión aljamiada, es decir, en español escrito con alfabeto árabe, literatura muy singular, de mudéjares y moriscos295.

La transmisión precisamente a través de los moriscos de un tema de contenido religioso no tiene nada de extraño. Miguel Asín Palacios, al estudiar las sorprendentes coincidencias entre el místico musulmán Ibn Abbad de Ronda (siglo XIV) y San Juan de la Cruz296 no sólo en el pensamiento, sino en el léxico y que son demasiadas para ser consideradas como simple casualidad, piensa que pudieron ser transmitidas por los moriscos, cristianos recién convertidos, que no tenían por qué olvidar   —251→   sus conocimientos islámicos en temas como el de la mística, en la que apenas divergían las dos religiones y, aún más, en los decretos de expulsión de los moriscos; se exceptúan a los religiosos de ambos sexos de origen morisco -sacerdotes, frailes y monjas- que bien pudieran ser luego místicos ortodoxos o heterodoxos, «alumbrados» tan semejantes a los sadilies musulmanes, estudiados también por Asín Palacios.

En este sentido, conviene recordar que cuando se habla de los «conversos» que tan importante papel desempeñaron en la cultura del siglo de oro español, se olvida con frecuencia que estos podían proceder no sólo de los judíos sino también de los musulmanes.




ArribaAbajoAl-Andalus como tema literario

La presencia de una sociedad musulmana en la Península Ibérica desde el siglo VIII al XVII, es decir desde la conquista árabe hasta la expulsión de los moriscos, convierte a los musulmanes inevitablemente en tema literario. Ya desde los más primitivos textos épicos aparecen los musulmanes de al-Andalus no sólo como antagonistas de los héroes sino desarrollando otras funciones literarias como sucede en el Cantar del Mio Cid o de los Infantes de Lara. Incluso surgen en la lejanía los sarracenos de al-Andalus, en los trovadores catalanes en lengua occitana. Los «moros», nombre que termina siendo genérico para los musulmanes a partir del siglo XII, están también presentes en las cantigas del rey don Alfonso el Sabio. Y los moros, con los judíos y cristianos, bailan la danza macabra de la muerte. Son también negros descomunales en los libros de caballería, sabios en los ejemplos, símbolo de la infidelidad con los judíos en los sermonarios y objeto de burlas con el resto de la sociedad en los poemas de escarnio.

Y en el siglo XV se convierten casi en un género literario en la literatura de Castilla: se convierten en los moros imaginarios de los romances fronterizos, es la morofilia literaria, es el moro de Granada el que entra en la literatura, como tan bien ha estudiado María Soledad Carrasco Urgoiti297.

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La idealización del moro de Granada por parte de la literatura castellana es un hecho sorprendente, porque es contemporánea primero de una cruenta guerra, la de Granada, en los romances fronterizos, y de la rebelión morisca y del enfrentamiento ideológico cristiano-morisco después, al pasar el tema, casi intacto, al Siglo de Oro, fenómeno que resumió brillantemente Emilio García Gómez en sus estudios de Ibn Zamrak como: «Jamás tan brillante puente de plata fue tendido a enemigo que huye»298.

El fenómeno no tiene todavía una explicación satisfactoria, porque no puede ser un simple recurso psicológico, como quiere Juan Goytisolo299, que otros enemigos vencidos tuvo España y no los idealizó, ni tampoco se podría suponer que es una literatura de protesta, de una contestación a la política nacional como quieren otros autores, o incluso de una literatura de cripto-musulmanes300. Creemos que, en primer lugar, la maurofilia es esencialmente estética y no ética, y en segundo lugar, que arranca de tiempos anteriores a los conflictos abiertos bélicos e ideológicos -la idealización del «moro de Granada» ya se produce en la Crónica de Alfonso XI de 1344, contrastando con el odio feroz que hemos visto reflejado a la inversa en la literatura arabigogranadina, y aún antes, cuando castellanos y aragoneses eligen para su arquitectura y decoración el arte musulmán en ladrillo y madera, el arte mudéjar.

Sea como sea, en el siglo XV se perpetúa el imaginario estético del romance fronterizo en los llamados «romances moriscos» y en las novelas tales como El abencerraje y en las obras de Ginés Pérez de Hita y en las comedias de moros y cristianos.

Es este tema morisco, visión abigarrada y exótica, el que se exporta al resto de Europa y se reimporta profusamente con el romanticismo, donde ya no sólo es el «moro granadino» el evocado en la literatura sino los árabes de al-Andalus de cualquier época, por el gusto romántico por la Edad Media y por el drama. Y a pesar del cansancio   —253→   y la vulgarización del tema de los románticos y post-románticos, alcanza a algunos modernistas españoles, siempre en la vena estética del imaginario árabe de la literatura española, como estudia igualmente M.ª Soledad Carrasco Urgoiti.

Al-Andalus como tema literario no acaba de morir del todo a pesar de los «ismos» de la primera mitad del siglo XX y algún día habrá que estudiar con profundidad la influencia en la poesía española del libro de Emilio García Gómez Poemas arabigoandaluces, publicado en 1930, especialmente en la generación del 27, que posiblemente produce un renacer del imaginario estético. Recordemos los versos de Manuel Machado:


Yo soy como esas gentes que a mi tierra vinieron,
la raza mora vieja amiga del sol,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron,
tengo el alma de nardo del árabe español.



Cuando parecía que el tema de al-Andalus ya estaba desgastado en la literatura española, se produce un fenómeno singular, a partir del año 1975, con la muerte del general Franco y la nueva configuración democrática del Estado español en autonomías: el nacionalismo regional de ciertas zonas de España reencuentra el tema de al-Andalus en su literatura. El fenómeno es singularmente patente en Andalucía, que se considera, por haber heredado en exclusividad el nombre de al-Andalus que en realidad era el de toda la Península Ibérica, la única región de pasado hispanoárabe, equívoco fomentado por el uso de andaluz como sinónimo de andalusí, por lo que los musulmanes nacidos en Tortosa, Valencia o Zaragoza se convierten anacrónicamente en andaluces. El nuevo nacionalismo andaluz retoma literariamente a al-Andalus como algo propio en una tradición que es tanto popular como política, pues ya el nacionalista andaluz Blas Infante, fusilado en la Guerra Civil, había evocado literariamente la figura de al-Mu‘tamid, rey de Sevilla. Es la novela el género de los escritores andaluces donde aparece con mayor frecuencia el tema andalusí, y para no mencionar más que un ejemplo, cuando estamos escribiendo estas páginas acaba de salir El manuscrito carmesí de Antonio Gala (Barcelona, octubre, 1990) en la que se retoma al moro granadino, pues gira sobre la figura de Boabdil, el último rey de Granada.

  —254→  

Pero no es sólo en Andalucía donde se retoma el tema de al-Andalus; en las islas Baleares y en el País Valenciano los escritores recurren a su pasado musulmán en su imaginario literario, seguramente para diferenciarse de la Cataluña de su misma lengua, que reivindica como Castilla un pasado gótico. En esta nueva literatura, generalmente en catalán, de baleares y valencianos está excluido el moro de Granada por razones obvias y busca especialmente la recreación del andalusí nacido en aquellas tierras en el Medievo o, con mayor frecuencia, el morisco. Además, en el País Valenciano el fenómeno abarca también la poesía con ecos de Ibn Jafaŷa, que cantó el mismo paisaje, y que aparece recurrentemente en los poetas -hasta en Joan Fuster, por ejemplo- y explica el éxito de la traducción -adaptación de los Poemas arábigoandaluces de Emilio García Gómez, realizada en catalán por Josep Piera (Els poetes aràbigo-valencians, Valencia, 1983).







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ArribaAbajoApéndices

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ArribaAbajoCronología

ACONTECIMIENTOS LITERARIOSACONTECIMIENTOS CULTURALESACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS
711Nacen las leyendas de la conquista de al-AndalusComienza la arabización e islamización de HispaniaLos muslmanes invaden la Península Ibérica
719--Córdoba, capital de al-Andalus
741Llega el primer poeta árabe Ibn al-Simma a al-Andalus-Llegada de los «sirios» de BalGrafía
750--Cae la dinastía omeya de Damasco
755--‘Abd ar-RaGrafíamān I llega a al-Andalus
757Muere Ibn al-Muqaffa‘, traductor de Calila y Dimna--
762Nace la primera generación de literatos andalusíesFundación de Bagdad-
784-Fundación del a mezquita de Córdoba-
788--Muere ‘Abd ar-RaGrafíamān I y le sucede su hijo Hiŝām I
796Llega el movimiento poético del moderbnismo a al-AndalusLlega la música de Bagdad a al-AndalusMuere Hiŝām I y le sucede su hijo al-Hakam I
805--Rebelión del Arrabal de Córdoba
810Muere en Bagdad Abū Nuwās--
  —257→  
816Introducción del rito malikī en el al-Andalus--
822El poeta Ibn Firnās descifra el libro de prosodia de al-JalīlLlega al al-Andalus el músico Ziryā b, símbolo de la «bagdadización»Muere al-Grafíaakam I y le sucede ‘Abd ar-RaGrafíamān II
839El poeta al-Gazāl, embajador en CostantinoplaAmpliación de la mezquita de CórdobaIntercambio de embajadas entre Bizancio y Córdoba
852Llegada a al-Andalus del estilo neoclásico y la prosa ornadaRebelión de los mozárabes en CórdobaMuere ‘Abd ar-RaGrafíamān II y le sucede su hijo Muhammad I
860Nace Ibn ‘Abd Rabbih, poeta y autor de El collar único-Comienza la rebelión de los muladíes con la guerra civil de al-Andalus. Comienza el movimiento fatimí
866Nace en Cufa el gran poeta al-Mutanabbī.
El Ciego de Cabra inventa la moaxaja
-Muere MuGrafíaammad I y le sucede su hijo al-Munđir, que muere en su lucha contra el muladí ‘Omar ibn Hafsūn. Le sucede su hermano ‘Abd Allāh
909--Los fatimíes se apoderan de Ifriqiya
912--Muere el emir ‘Abd Allāh y le sucede ‘Abd al-Rahmān III
922-Muere ajusticiado en Bagdad em místico al-GrafíaallāGrafía‘Abd al-RaGrafíamān termina con la rebelión muladí en al-Andalus
929--‘Abd al-RaGrafíamān III se proclama califa
931-Muere en Córdoba el filósofo Ibn Masarra-
932Nace en Sevilla el poeta Ibn Hānī--
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936-Fundación de Medina-zahara-
939--‘Abd al-RaGrafíamān III es derrotado en Simancas y Alhandega
940Muere Ibn ‘Abd RabbihLlega al al-Andalus el filólogo Abū Ali al-Qālī-
955-Muere el historiador AGrafíamad ar-Rāzī-
958Ibn Hānī se exilia a la corte fatimíEl príncipe heredero al-Grafíaakam reúne una gran biblioteca en Córdoba-
961Dirigismo califal de la poesíaComienza la construcción del mihrab de la mezquita de CórdobaMuere ‘Abd al-RaGrafíamān III y le sucede su hijo al-Grafíaakam II.
Almanzor comienza su carrera en la administración palaciega
965Muere al-MutanabbīLos fatimíes fundan El Cairo-
970-Muere el judío Ibn Grafíaaprūt, médico califal y mecenas de los hebreos de al-Andalus-
971-Muere al-Juŝanī de Qairawān, autor de la Historia de los jueces de Córdoba-
972El poeta ar-Ramādī es encarcelado por deslenguadoSe termina la mezquita de Al-Azhār en El Cairo-
973Muere Ibn Hānī‘Īsā ar-Razi escribe sus Anales-
  —259→  
976--Muere al-Grafíaakam II y le sucede Hiŝām II, menor de edad.
Comienza la dictadura de Almanzor
979Corte literaria de AlmanzorFundación de Madīnat az-Zāhira.
Quema, por orden de Almanzor, de los libros «impíos» de la biblioteca de al-Grafíaakam II
Expediciones militares de Almanzor contra los reinos cristianos, con un ejército formado en su mayoría de bereberes
982Ibn DarrāGrafía al- QaGrafíaGrafíaallī, poeta oficial de Almanzor.
Llega a al-Andalus Grafíaā‘id de Bagdad
--
985--Almanzor saquea Barcelona
987Nace el historiador Ibn GrafíaayyānNueva y última ampliación de la mezquita de Córdoba-
992Nace Ibn Ŝuhayd de Córdoba--
994Nace Ibn Grafíaazm de Córdoba--
997--Almanzor ataca y saquea Santiago de Compostela
1002-Refinado estilo artístico.
Madīnat Az-Zāhira
Almanzor muere en Catalañazor.
Le sucede su hijo al-MuGrafíaaffar
1008--Muere Al-MuGrafíaaffar y le sucede su hermano ‘Abd ar- RaGrafíamān (Sanchol)
1009-Saqueo y destrucción de Madīnat az-ZāhiraGolpe de estado contra
  —260→  
1010-Saqueo de MedinazaharaComienzo de la guerra civil. Muerte de MuGrafíaammad II Al-Mahdī.
Los bereberes asedian Córdoba.
Primeros reinos de taifas
1013-Saqueo de Córdoba por los bereberes.
Emigración de los cordobeses y descentralización cultural de al-Andalus
Sulaymān al-Musta‘īn, califa en Córdoba
1016Denia, centro de estudios filológicos y alcoránicos-‘Alī ibn Grafíaammūd, califa en Córdoba.
Muŷahid, rey de Denia, conquista las islas Baleares y Cerdeña
1018Ubāda ibn Mā al-Samā‘, en la taifa de Málaga, hace las primeras moaxajas estróficas-Al-Qāsim ibn Grafíaammūd, califa en Córdoba
1021--‘Abd al-‘Azīz, nieto de Almanzor, rey de Valencia
1022Ibn Grafíaazm escribe El collar de la paloma en Játiva.
Actividad literaria de Ibn Grafíauhayd.
Ibn Grafíaazm deja la política y se dedica a los estudios religiosos
-En Córdoba se suceden los califas omeyas. Abul-Qāsim ibn ‘Abbād, rey de Sevilla
1031Nace Ibn ‘Ammār en Silves-Es derrocado el último califa omeya de Córdoba
  —261→  
1035Muere Ibn Grafíayhayd de Córdoba.
Amores de la princesa Wallāda y el poeta Ibn Zaydūm
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1037-El ministro judío de Bādīs, Ibn Nagrella, escritor y mecenasBādīs ibn Zīrī, rey de Granada
1039Nace en Beja el futuro rey de Sevilla, Al-Mu‘tamid ibn ‘Abbād-Los tuGrafíaibíes, reyes de Zaragoza
1041--Los Banu GrafíaumādiGrafía, reyes de Almería
1042--Al-Mu‘taGrafíaid, rey de Sevilla
1043Gran desarrollo de la poesía en Sevilla-Al-Ma’mūn, rey de Toledo.
Toledo y Zaragoza, centros de estudios científicos y filosóficos
1045--Al-MuGrafíaaffar, rey de Badajoz
1047El rey al-Mu‘taGrafíaid de Sevilla hace quemar los libros de Ibn GrafíaazmControversia jurídico-religiosa entre Ibn Grafíaazm y al-BāGrafíaī-
1049Ibn Zaydūn deja Córdoba y se convierte en ministro en Sevilla. Escribe sus elegías--
1051El príncipe Al-Mu‘tamid, gobernador de Silves, donde conoce a Rmaykiyya y a Ibn ‘Ammār-Al-Mu‘taGrafíaim, rey de Almería
1056-Muere Ibn Nagrella y le sucede como ministro su hijo José-
1063Muere Ibn Grafíaazm en HuelvaPosible contacto entre la poesía árabe y la provenzalCruzados ultrapirenaicos se apoderan de Barbastro
  —262→  
1065Al-Ma’mūn de Toledo se apodera de Valencia.
Abū IsGrafíaāq de Elvira hace su casida antijudía y se produce una matanza de judíos en Granada.
Ibn García escribe su epístola contra la raza árabe en Denia
--
1069Al-Mu‘tamid hace volver a Sevilla a su amigo el poeta Ibn ‘AmmārFundación de MarraqueshMuere Al-Mu‘tadid de Sevilla y le sucede su hijo al-Mu‘tamid.
Al-Mu‘tamid se apodera de Córdoba
1071Muere Ibn Zaydūn--
1073--Muere Bādīs de Granada y le sucede su nieto ‘Abd Allāh
1075--Muere al-Ma’mūn de Toledo y le sucede su nieto al-Qādir
1076Los literatos de Denia emigran a Sevilla-Al-Muqtadir de Zaragoza se apodera de Denia
1078Llega a Sevilla el poeta Ibn Grafíaamdīs de Siracusa-Ibn ‘Ammār se apodera de Murcia en nombre de al-Mu‘tamid de Sevilla
1081--Muere al-Muqtadir de Zaragoza y reparte su reino entre sus hijos
  —263→  
1085-Los almorávides no entienden la cultura de al-AndalusAlfonso VI conquista Toledo.
Al-Qādir, rey de Valencia.
Los reyes de taifas llaman a los almorávides.
Batalla de Sagrajas. Sitio de Aledo
1090‘Abd Allāh de Granada escribe en el exilio sus memorias.
Ibn al-Labbāna de Denia hace su famosa elegía a los abbadíes.
Al-Mu‘tamid, exiliado en Agmāt, sigue componiendo poesía
La capital de al-Andalus es ahora MarraqueshLos almorávides destronan a ‘Abd Allāh de Granada.
Los almorávides destronan al resto de los reyes de taifas, excepto a los de Zaragoza y Mallorca
1094--El Cid se apodera de Valencia
1095Muere al-Mu‘tamid.
Ibn BāGrafíaGrafíaa, poeta y filósofo, inventa el zéjel
Los almorávides no protegen la poesía-
1102--Los almorávides se apoderan de Valencia
1108Actividad poética de Ibn JafāGrafíaa de Alzira.
Ibn BaGrafíaam escribe el Dajīra
-Los almorávides se apoderan de Zaragoza
1109-Quema de los libros de Algacel en Córdoba-
1118-Ibn Tumart predica la doctrina almohadeAlfonso I de Aragón conquista Zaragoza
1130Ibn Quzmān hace sus zéjeles-Se inicia el movimiento almohade
1138Muere Ibn JafāGrafíaa--
1139Muere Ibn BāGrafíaGrafíaa--
  —264→  
1140--Rebelión de los andalusíes contra los almorávides o segundas taifas
1146-Marraquesh, capital almohadeIbn MardanīGrafía, rey de Grafíaarq al-Alandalus
1147--Los almohades se apoderan de Sevilla
1148--Ramón Berenguer IV se apodera de Tortosa
1149Los almohades protegen la literaturaDesarrollo de la filosofíaen al-Andalus. Ibn Grafíaufayl, Averroes y Mainónides.
Rigor almohade contra las minorías religiosas; cristianos y judíos emigran en masa
Conquista de Córdoba por los almohades.
Ramón Berenguer IV se apodera de Lérida
1150Muere Ibn Quzmān
GrafíaafGrafíaa ar-Rakūniyya ejerce su actividad poética
--
1165Nace en Murcia el místico Ibn al-‘Arabī.
Ibn Grafíaufayl escribe El filósofo autodidacta
--
1172--Muere Ibn MardanīGrafía
1185Muere Ibn Grafíaufayl--
  —265→  
1195-Las obras de Averroes son condenadas y el filósofo desterrado a LucenaBatalla de Alarcos
1198-Rehabilitación y muerte de Averroes-
1199Nace Ibn al-Abbār de Valencia--
1201Ibn al-‘Arabī se instala en La Meca--
1212Nace el poeta Ibn Sahl en Sevilla-Batalla de Las Navas de Tolosa
1213Nace Ibn Sa‘īd de Alcalá la Real-Crisis política de los almohades.
Rebelión de los andalusíes o terceras taifas.
Ibn Hud, rey de Murcia
1229Corte literaria árabe en Menorca-Jaime I conquista las Baleares
1230--Se inicia el califato hafsí en Túnez
1232Muere Ibn GrafíaiGrafíaya en El Cairo--
1236--Fernando III conquista Córdoba
1237--MuGrafíaammad Ibn al-AGrafíamar, rey de Granada
1238Ibn al-Abbār pide ayuda para Valencia con una famosa casida al califa de Túnez-Jaime I conquista Valencia
1240Muere Ibn al-‘Arabī en Damasco--
1246Emigración de los intelectuales y literatos andalusíes al norte de África y Oriente-Fernando III conquista Sevilla
  —266→  
1248Abū-l Bagā de Ronda hace su elegía por al-Andalus.
El reino de Granada recoge y condensa la cultura andalusí con los inmigrados
-El rey de Granada, vasallo de Castilla
1260Ibn al-Abbārb es ejecutado en Túnez--
1264--Rebelión de los mudéjares
1266--Los meriníes se apoderan de Marraquesh
1273--Muere MuGrafíaammad I de Granada y le sucede su hijo MuGrafíaammad II
1274Nace Ibn al-Ŷayyāb en Granada-Los meriníes intervienen en la península. La cuestión del estrecho
1302-Se inicia la construcción de los palacios de la AlhambraMuere MuGrafíaammad II y le sucede su hijo MuGrafíaammad III
1304El poeta Ibn al Hakīm, ministro de MuGrafíaammad III--
1309--Derrocamiento de MuGrafíaammad III y su ministro NaGrafíar, rey de Granada
1313Nace Ibn al-JaGrafíaīb de Loja--
1315--Guerra dinástica: Ismā‘il, rey de Granada.
NaGrafíar, rey de Guadix
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1319Poemas epigráficos de Ibn al-Ŷayyāb en el Generalife-Batalla de la Vega.
Construcción del Generalife
1322--Muere NaGrafíar en Guadix
1325--Asesinato de Ismā‘il I; le sucede su hijo MuGrafíaammad IV
1333--Asesinato de MuGrafíaammad IV; le sucede su hermano Yūsuf I
1340-Gran desarrollo de las cofradías místicas de Granada.
Construcción del Salón de Comares en la Alhambra
Batalla del Salado
1348Muere Ibn al-Ŷayyāb-La Peste Negra
1350Ibn BaGrafíaGrafíaūta visita Granada.
El poeta Ibn Jātima de Almería experimenta nuevas formas poéticas
Inauguración de la Madrasa de Granada-
1354Actividad literaria de Ibn al-JaGrafíaīb-Asesinato de Yūsuf I: le sucede su hijo MuGrafíaammad V
1359--MuGrafíaammad V es derrocado y se exilia a Marruecos
1362Ibn al-JaGrafíaīb, primer ministro El filósofo árabe de la historia Ibn Jaldūn visita Granada.
Construcción del Patio de los Leones, Lindaraja y las Dos Hermanas en la Alhambra
MuGrafíaammad V recupera el trono
1372Ibn al-JaGrafíaīb se exilia a Marruecos.
El poeta Ibn Zamrak, primer ministro
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1375Ibn al-JaGrafíaīb es juzgado y condenado a muerte.
Poemas epigráficos de Ibn Zamrak.
Ibn HuGrafíaayl habla de la caballería musulmana
1391--Muere MuGrafíaammad V y le sucede su hijo Yūsuf II
1392Ibn Zamrak es asesinado-Muere Yūsuf II y le sucede MuGrafíaammad VII
1408El rey Yūsuf III, poeta y literato.
Ibn, último poeta de la Alhambra
-Muere MuGrafíaammad VII y le sucede Yūsuf III
1419Decadencia cultural y literaria-A la muerte de Yūsuf III, le sucede MuGrafíaammad VIII, con el que se inicia una crisis dinástica: la guerra civil será continua, y los soberanos, efímeros
1431--Batalla de Higueruela
1452El último poeta de al-Andalus, al-qasī de Baza, describe esta batalla-Batalla de los Alporchones
1479--Unión de Castilla y Aragón
1482--MuGrafíaammad XII, «Boabdil», último rey de Granada. Toma de alhama
1492-Conquista de Granada por los Reyes Católicos-



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ArribaBibliografía comentada


Introducción

A la hora de escoger una selectísima bibliografía que sirva de complemento y de prolongación a las páginas de este libro, hemos seguido el criterio de dividirla en varias partes. En primer lugar unas mínimas orientaciones sobre obras de consulta que sólo servirán para el muy interesado; tras ello unos sólidos manuales generales para seguir con lo que nos parece más importante: la posibilidad de que el lector conozca por sí mismo las obras de los literatos andalusíes, al menos a través de su traducción española. De ahí que hayamos dado prioridad a obras escritas o traducidas al castellano, con dos únicas excepciones, así como a las de carácter antológico, aunque no faltan algunas monografías fundamentales, cuyas características son precisamente sobrepasar los límites de lo monográfico. De todas formas, no hay ausencias notables, ya que las muchas obras que aquí no se citan se encuentran en las notas bibliográficas de esta obra.




Obras de consulta

María Jesús Rubiera Mata, Bibliografía de la literatura hispano-árabe, Universidad de Alicante, Alicante, 1988, 75 pp. Única bibliografía específica existente de los libros y artículos en lenguas europeas sobre la literatura hispanoárabe, que abarca hasta el año de su publicación, 1988. Está ordenada cronológicamente respecto a los períodos de la historia de al-Andalus con un capítulo temático sobre la poesía estrófica.

Varios autores, Encyclopédie de l'Islam (segunda edición), Brill, Leiden-París, 1960 y ss. (en curso de publicación). Obra de consulta sobre los temas arábigo-islámicos   —270→   a nivel científico. Para la literatura hispano-árabe interesan los artículos sobre la historia de al-Andalus, géneros literarios y bio-bliografías de los autores más importantes. Existe una edición inglesa.




Historias de la literatura

IGrafíasānAbbās, Tarīj al-Adab al-Andalusi: I, ‘Asr al-Grafíaaw‘āif wa-l-Murābitīn, Dar al-Taqafa, Beirut, 1962, 359 pp., y II, ‘AGrafíar Siyādat QurGrafíauba, Dar al-Taqāfa, Beirut, 1965 [Historia de la literatura andalusí: I. Época de las taifas y almorávides. II. Época de la soberanía cordobesa]. El autor es actualmente el más importante editor de los textos andalusíes literarios y por tanto un excelente conocedor de la literatura de al-Andalus, por lo que creemos representa de forma excelente las literaturas sobre al-Andalus escritas en lengua árabe. Además de su estudio incluye los textos más significativos. Posiblemente, algún día, el autor continúe con la época almohade y granadina.

Francesco Gabrieli, La letteratura araba, Edizloni Accademia, Milán, 1967. Traducción española de Rosa María Pentimalli de Varela, La literatura árabe, Editorial Losada, Buenos Aires, 1971, 302 pp. Aunque no se trata específicamente de la literatura hispano-árabe, la mencionamos aquí por ser el manual de literatura árabe medieval más asequible e interesante por su visión estética, que permite una mejor comprensión de la literatura hispanoárabe.

Ángel González Palencia, Historia de la literatura arábigo-española, Editorial Labor, Barcelona, 1945 (2.ª edición aumentada), 380 pp. Manual sobre la literatura hispano-árabe utilísimo en su tiempo, pues además en esta segunda edición incluía muy variados textos. Hoy está obsoleto a causa de la gran cantidad de descubrimientos y estudios sobre el tema que han tenido lugar desde los años que se escribiera.

María Jesús Rubiera Mata, Introducció a la literatura hispano-àrab, Colecció Xarq al-Andalus, Universitat d'Alacant, Alicante, 1989, 117 pp. Manual universitario que intentó paliar el vacío bibliográfico de historias de la literatura árabe existentes desde 1947.




Estudios y antologías

Emilio García Gómez, Poemas arabigoandaluces, Colección Austral, Espasa Calpe, Madrid, 1940 (primera edición), 147 pp. Inteligente antología de la   —271→   poesía hispanoárabe con una bellísima traducción de los poemas y un estudio previo, quizá hoy anticuado. Este libro, de múltiples ediciones, ha servido para introducir en el mundo poético andalusí a muchas generaciones de hispanohablantes.

Emilio García Gómez, Las jarchas romances de la serie árabe en su marco, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1965, 431 pp. Estudio, edición en caracteres latinos y traducción en calco rítmico de la moaxajas árabes con jarchas románicas. Es uno de los textos fundamentales para la comprensión de la poesía estrófica andalusí e igualmente una bella antología.

A. R. Nykl, Hispano-arabic poetry and its relations with the old provençal troubadors, Baltimore, 1946. Aunque el tema anunciado en el título se trata brevemente, es en realidad una completa antología de la poesía hispano-árabe en versión inglesa. Hay que utilizar con precaución algunas de las ideas del autor sobre orígenes y relaciones.

Henri Pérès, La poésie andalouse en arabe classique au XI siècle. Ses aspects généraux, ses principaux thémes et sa valeur documentaire, París, 1953 (2.ª ed.), 541 pp., traducida al español por Mercedes García Arenal, con el título de Esplendor de al-Andalus, Hiperión, Madrid, 1983, 354 pp. Es una de las obras clásicas para el conocimiento de al-Andalus y su literatura durante el siglo de su más alto nivel poético. Posiblemente lo único que ha quedado desfasado son sus juicios históricos e ideológicos. Tiene unos utilísimos índices.




Monografías

Emilio García Gómez, Todo Ben Quzman, Editorial Gredos, Madrid, 1972, 3 vols. Edición en caracteres latinos, traducción en calco rítmico y estudios del cancionero de zéjeles de Ben Quzman, el más importante poeta de este género de al-Andalus. Aunque es obra de alto nivel científico, la siempre excelente traducción de Emilio García Gómez hace su lectura asequible para el aficionado.

Emilio García Gómez, Ibn Grafíaazm de Córdoba. El collar de la paloma, con prólogo de José Ortega y Gasset, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1967 (2.ª ed.), 369 pp. (Ediciones posteriores idénticas pero con formato de bolsillo en Alianza Editorial, Madrid). Traducción de la obra más universal que produjo la literatura hispano-árabe, el tratado del amor y los amantes de Ibn Grafíaazm de Córdoba. El estudio previo del traductor es absolutamente imprescindible para comprender la obra, el autor y la época.

  —272→  

Emilio García Gómez, Ibn Zamrak, el poeta de la Alhambra, Patronato de la Alhambra, Granada, 1975, 142 pp. Reedición del que fuera discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia en 1944 de Emilio García Gómez, es un estudio modélico y apasionante sobre la controvertida figura del más conocido de los poetas que inscribieran sus versos en la Alhambra de Granada.

Emilio García Gómez, El libro de las banderas de los campeones de Ibn Saīd al-Magribi, Seix Barral, Barcelona, 1978, 348 pp. Reedición con nuevo prólogo de la del año 1942. Es una edición en árabe con traducción española de una antología poética escrita por Ibn Sa‘īd al-Magribī en el siglo XIII. Es, entre otras cosas, una excelente introducción al estudio de la poesía hispano-árabe, que permite al aprendiz de arabista intentar traducir los poemas con la falsilla magistral de Emilio García Gómez.

Soledad Gibert Fenech, El Dīwān de Ibn Jatima de Almería (Poesía arabigoandaluza del siglo XIV), Universidad de Barcelona, Barcelona, 1975, 231 pp. Excelente estudio del personaje y su obra, con cuidada y bella traducción de su poemario. Ibn Jatima fue un exquisito poeta de ese momento del último esplendor literario del reino de Granada, que buscaba una renovación del lenguaje poético.

Fernando de la Granja, Maqāmas y risālas andaluzas, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, Madrid, 1976, 235 pp. La prosa literaria hispano-árabe ha tenido menor suerte que la poesía y ha merecido menos estudios y traducciones, a pesar de que su dificultad está a la par. El autor de este libro ha traducido diversas muestras de la prosa ornada andalusí, con cuidadoso estudio de sus autores, con lo que la obra nos permite ver una panorámica de esta forma literaria en al-Andalus.

María Jesús Rubiera Mata, Ibn al-Ŷayyāb, el otro poema de la Alhambra, Patronato de la Alhambra, Instituto Hispanoárabe de Cultura, Granada, 1982, 187 pp. Ibn Zamrak no fue el único poeta que escribiera poemas para inscribirse en los muros de la Alhambra, como se había pensado. Antes que él, lo hizo Ibn al-Ŷayyāb y este libro es su historia y la de su poesía, encuadrada en el apasionante mundo del reino de Granada.

María Jesús Rubiera Marta, Poesía femenina hispano-árabe, Biblioteca de Escritoras, Castalia/Instituto de la Mujer, Madrid, 1990, 163 pp. Estudio y antología de la poesía que compusieron las mujeres de al-Andalus y no sólo las escritoras conocidas con nombre y apellido que escriben poesía culta, sino también las anónimas de la poesía de tipo tradicional.







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