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1

[«le» en el original (N. del. E.)]

 

2

La obra de Parravicini (Milán, 1799-Venecia, 1880), publicada en Italia en el año 1837, fue pronto objeto de modificaciones y adaptaciones en distintos países. En 1874, contaba con cincuenta y siete ediciones en italiano y había sido ya traducida a otras lenguas europeas. Dos años más tarde, aparecía una versión libre de Tomás de Aquino Gallissa (Barcelona, Faustino Paluzie, 1876), que conoció distintas reediciones hasta los años cincuenta, ya en los fondos de la Imprenta Elzeveriana, de Barcelona.

 

3

[«los» en el original (N. del. E.)]

 

4

Véase, p. e., el prólogo de una de esas versiones refundidas (Salignac de la Mothe, M. Francisco de, «Fenelón», Aventuras de Telémaco, Burgos, Hijos de Santiago Rodríguez, 1902). Ahí, el adaptador, A. B. Fernández, se describía como un maestro obligado por esa condición a «dar un buen alimento espiritual a la juventud», por lo que ha intentado una «completa y fiel traducción de esta bellísima joya de la literatura ameno-educativa».

 

5

Saturnino Calleja Fernández nació en Quintanadueñas (Burgos), en el año 1855. Falleció en Madrid el 7 de Julio de 1915. Casado con Isabel Gutiérrez (Ronda, Málaga, 1866-Madrid, 17 de Marzo de 1939), el matrimonio tuvo siete hijos: Rafael, Isabel, Saturnino, Luis, Carmen, Pilar y Fernando (Datos facilitados por la familia de Saturnino Calleja).

 

6

Pérez, Dionisio, artículo publicado en revista Nuevo Mundo, 6 de Diciembre de 1918, cit. por Enriqueta Albizua Huarte, La editorial Calleja y las ilustraciones en los cuentos infantiles, memoria de licenciatura, Facultad de Geografía e Historia, sección de Arte, Universidad Complutense, Septiembre 1983.

 

7

En el mismo sentido de la cita anterior, con juicios sobre la labor realizada por la editorial Calleja, pueden verse: Bello, Luis, «Literatura para niños. Como en los cuentos de Calleja...» en La Esfera, nº 364, 27 Febrero 1926, pp. 30-31; Asensi, Emilio F. de, «Saturnino Calleja, propulsor en España de los cuentos infantiles. (Entrevista a Calleja, hijo)», en La Estafeta Literaria, nº 22, 28 Febrero 1945, p. 15.

 

8

«Hoy, (...) sigue siendo la misión del editor de grandísima importancia; desde luego bajo el aspecto puramente literario, y además bajo el moral y el docente. La idea del lucro, por legítima que sea, como ciertamente lo es cuando no traspasa sus justos límites, no es la única que debe guiar al editor que sepa lo que se debe a sí mismo, a la profesión que ejerce y a la sociedad de que forma parte, ni siquiera la que más debe pesar en sus juicios y en sus actos. Otras hay que deben ser para él mucho más respetables». («Al público», en Catálogo y Tarifa 1914. Casa editorial Saturnino Calleja).

 

9

Ya en 1914, la editorial contaba con dieciocho delegaciones en los países americanos de habla española y en Filipinas. Esa expansión requirió importantes mejoras para la correspondiente distribución y para el mejor servicio a las librerías, que Calleja planteó en un proyecto con distintas recomendaciones para la Asociación de la Librería de España   —20→   y cuyo objetivo básico era la necesaria profesionalidad en los estamentos relacionados con la comercialización del libro, según daba cuenta el citado prólogo. «Al público», del Catálogo y Tarifas 1914, de la propia editorial.

 

10

Creemos que la mayor parte de los textos incluidos en las colecciones de pequeño formato, dentro del fondo general de Calleja, corresponde a José Muñoz Escámez, si bien su nombre no figura impreso en ninguno de tales volúmenes. Sin embargo, es el único autor español de relatos originales incluido en la exquisita «Colección Perla», con la obra titulada Azul Celeste (1902), una recopilación de esos mismos cuentecillos, publicados como anónimos en la presentación de pequeños y más económicos formatos.