41
Mercedes Rosúa, art. cit.
42
Eduardo Alonso «Enseñante...» ob. cit.
43
Julián Marías, Literatura y generaciones, Madrid, Espasa Calpe, «Austra», 1975, P. 190
44
Andrés Trapiello: Las armas y las letras, Barcelona, Planeta, 1994, p. 25.
45
He citado por Javier Marías, «Gansada», El Semanal, 27 de septiembre de 1998.
46
Este artículo es una versión ampliada de la ponencia presentada en el Curso «La literatura infantil y juvenil en el fin de siglo», que se desarrolló durante los días 11, 12, 13, 14 y 15 de mayo de 1998 en la Casa-Museo Azorín de Monóvar.
47
Herrera, Juan Ignacio, Lope, y su amigo, Madrid, Anaya, Col. El duende verde -a partir de nueve años-, 1988, p. 8.
48
Azorín, «Mis aficiones bibliográficas», (Capítulo XVII de Las confesiones de un pequeño filósofo.), puede verse en Azorín, Ecos del tiempo, Alicante, Aguaclara, 1993.
49
Decimos aparente porque, como tendremos oportunidad de demostrar un poco más tarde, la lectura didáctica resulta a la larga mucho más enriquecedora y participativa que la lectura lúdica. El papel del maestro como inductor de esta lectura resulta, claro, fundamental.
50
Somos conscientes de que la propuesta que realizamos no es una expresión programática adecuada. Sencillamente, no sería posible plantearla sin tener el marco de referencia concreto en el que debería inscribirse. Sólo pretendemos una aproximación significativa al modelo de actuación propio de lo que hemos llamado «lectura didáctica».