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«Por las noches... escribí una primera novela, que debía ser muy mala y que el fuego consumió, que titulé Peregrina de amor. Luego empecé un extenso libro, inspirado por los dramas que vivía la Barcelona obrera de aquellos años, titulada La tragedia del pueblo. Llené más y más cuartillas, que fueron también a parar al fuego» (Mis primeros..., pp. 34). Eso pasa en 1921, Federica tenía diez y seis años.

En el núm. 24 de Espoir (marzo 1963) ya había contado este mismo episodio: «Allá por los años 1921-22 publiqué mi primera novela. Estábamos en pleno terror de Anido y Arlegui y se titulaba Horas trágicas. Era un drama calcado en el drama cotidiano del proletariado catalán: un obrero salía de su casa, dejando en ella su joven compañera y su hijito recién nacido. Detenido por la policía, después liberado, no volvería jamás a ella, porque a los pocos pasos de la Jefatura fue asesinado por los esbirros a sueldo de la Patronal y a las órdenes del Poder Público. Calculo que la novela debía estar muy mal escrita. La había redactado a los 16 años cuando empezaba a emborronar las primeras cuartillas. Pero encontró un editor -Fernando Pintado- que la incluyó en la colección que publicaba en Madrid, La Novela Roja. Y encontró un periodista valiente y generoso que le dedicó un artículo en El Diluvio de Barcelona con el título «Una mujer libertaria»...». (N. del A.)

 

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Mis primeros..., pp. 23-25 (N. del A.)

 

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Hacia finales de los años 20, escribe Federica, «yo era una mujer conocida en la prensa, que se había ocupado de mis dos discutidos libros La Victoria y El hijo de Clara». (Mis primeros..., p. 42) (N. del A.)

 

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Mis primeros..., pp. 42. «Cuando escribí La Indomable me creía ya una veterana. Contaba 23 años, pero había emborronado muchos miles de cuartillas con la fecundidad y la petulancia de los jóvenes». En el prólogo de la reedición de 1938, Federica escribe: «He vuelto a leer estas páginas casi autobiográficas. Y las he dejado como las escribí, un poco emocionada, tiernamente apiadada de mí misma. Cualquier modificación, cualquiera introducción pretenciosa de una madurez mental adquirida en estos diez años que de aquel tiempo me separan, viviendo, amando, sufriendo y luchando, me parecían un sacrilegio» (citado por Alcalde, C., op. cit., pp. 21-22. (N. del A.)

 

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Mis primeros..., p. 42 (N. del A.)

 

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Autosatisfacción que, andando los años, llegaría a juzgar bastante duramente. Federica definió un día una de sus ficciones juveniles como una «obra de juventud, de egolatría por tanto. Es decir, empapada de mí misma, con fidelidad angustiosa a mis problemas, mis inquietudes, al pasado vivo de mi infancia, de mi adolescencia, de una plenitud que comenzaba solamente...» (cit, por Alcalde, C., op. cit., p. 25) (N. del A.)

 

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URALES, F., Mi vida, Barcelona, 1930, tomo 3, p. 239. (N. del A.)

 

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«Teníamos la Casa de ediciones que habían fundado mis padres, las Ediciones de La Revista Blanca. Publicábamos La Novela Ideal. También La Novela Libre, El Mundo al día, cada mes. El Luchador cada semana, La Revista Blanca cada quince días y además yo estaba en la redacción de Solidaridad Obrera... Estaba constantemente movilizada en actuación de propaganda o literaria y escribiendo, pues al fin y al cabo mi profesión era la de periodista» (entrevista a la revista Tiempo de Historia, junio de 1977). (N. del A.)

 

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Muerto Franco, en los primeros años de la Transición, el público español «descubre» el exilio republicano, el movimiento libertario y naturalmente a Federica Montseny; se reeditan en Barcelona obras suyas, ya publicadas durante la República o en el exilio: ¿Qué es el anarquismo?, La Gaya Ciencia, Barcelona, 1976; Vida y obra de Anselmo Lorenzo, libros Dogal, Madrid, 1977; El éxodo. Pasión y muerte de los españoles en el exilio (primero fue folletón en Espoir, 1950, luego libro, ed. Espoir, Toulouse, 1969, 248 p.), Galba, Barcelona, 1977, Cent dies de la vida d'una dona (1939-1940), Galba, Barcelona, 1977; Seis años de mi vida (1939-1945), Galba, Barcelona, 1978, p. 235. Entonces también, igual que lo había hecho en Toulouse, Federica va firmando prólogos para reediciones de clásicos del anarquismo como el libro de Max Nettlau, Comunismo autoritario y comunismo libertario, selección de textos por Adrián Zuloaga, Libros Dogal, Madrid, 1977.

Además de Crónicas de CNT, Selección e introducción de M. Celma, Col. Letras Confederales, Toulouse, 1974, existen varias antologías publicadas por esas fechas: Federica Montseny, Escrits polítics. Selecció per Pere Gabriel, Centre d'Estudis d'Historia Contemporània, Barcelona, 1979; ALCALDE, C., Federica Montseny. Palabra en rojo y negro, Argos Vergara, Barcelona, 1983 (donde la antología viene precedida de un estudio de unas cien páginas). Hay también otros estudios sobre Federica: PONS, A., Converses amb Frederica Montseny, Laia, Barcelona, 1977; RODRIGO, A., Mujeres de España, Plaza y Janés, Barcelona, 1979; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, M., Federica Montseny: una contribución al estudio de la participación de las mujeres en la guerra civil, Madrid, 1987; MARTÍN MORALES, E., Federica Montseny, Labor, Barcelona, 1992. (N. del A.)

 

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A partir del Congreso de Federaciones Locales (París, mayo 1945), Federica reanudó su actuación militante integrando el Comité Nacional del MLE-CNT. (N. del A.)