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Ilustración 3.22: Eídōla en diversas posiciones.

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Ilustración 3.23: Eídōlon oferente (Atenas, Museo Nacional 1758).

Estos eídōla esquemáticos surgen invadiendo todo tipo de escenas e incluso llevan objetos de culto funerario, quemaperfumes o cintas, como si de acólitos en la visita a la tumba se tratara. Así aparecen, por ejemplo, en un lécito de Boston305 (ilustración 3.23), aunque la actitud más habitual es la de volar con los brazos adelantados o la de realizar un gesto de lamentación fúnebre (colocando una mano delante de la cara).




ArribaAbajo 3.2.2. Los usos del eídōlon

La presencia del eídōlon en la iconografía griega plantea un problema de interpretación que destaca en mayor medida en las representaciones en lécitos de fondo blanco.

El eídōlon es un trasunto del difunto, su imagen descarnada, pero en algunos vasos existe una clara dificultad para reconocer si en la misma escena conviven el eídōlon esquemático y la imagen en plena figura del muerto. Éste es el caso en las escenas de psicostasia, de la que resulta ejemplar un ánfora campana de Leiden306 (ilustración 3.24): los eídōla que aparecen en cada platillo de la balanza se corresponden con los hoplitas armados que se representan en combate en la parte inferior de la imagen. La explicación para la coetaneidad de ambas representaciones radica en que corresponden a ámbitos diferentes (el real y el divino), como ya vimos.

El problema se complica en otros ejemplos en los que la simultaneidad del difunto en figura plena y su eídōlon se produce en el mismo plano. En un lécito de Jena307 (ilustración 3.25) un joven que se encuentra ante una tumba tiene a la altura de sus ojos un eídōlon esquemático que recuerda en algo su postura. Mucho más evidente es el ejemplo de un vaso de Nueva York308 (ilustración 3.26) con una escena parecida a la anterior, pero con un eídōlon que se sitúa encima de la cabeza del personaje en figura plena y realiza el mismo gesto hacia la estela que realiza éste. El alma del muerto parece representarse de dos maneras diferentes en un juego de coetaneidades que más parece una licencia pictórica.

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Ilustración 3.24: Escena de psicostasia (Leiden, Rijksmuseum AMM1).

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Ilustración 3.25: Joven y eídōlon (Jena).

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Ilustración 3.26: ¿Imágenes coetáneas del muerto? (Nueva York, Norbert Schimmel Collection).

Con la excepción de estos pocos casos, la figuración habitual del eídōlon es independiente de la de los otros personajes de la escena en la que aparecen. Por ejemplo, en un vaso de Viena309 (ilustración 3.27), en el que aparece representada una escena de próthesis, revolotean sobre el muerto tres eídōla; las personas que acompañan al difunto en el lecho mortuorio realizan gestos de lamentación funeraria, por lo que queda descartado que se trate también de difuntos; así en este caso los eídōla no representan al alma del muerto, dado su número310, sino que deben provenir del inframundo y simbolizar que el mundo de la muerte está invadiendo la escena y que incluso los habitantes del más allá deploran la defunción. En la mayoría de las escenas de paso al más allá en lécitos de fondo blanco en las que se figuran eídōla tampoco es posible relacionar las almas voladoras con los difuntos en plena figura allí presentes. Salvo en el caso de un vaso de Viena311, en el resto o aparece más de un eídōlon en la escena312, por lo que no se corresponde su número con el de los difuntos representados, o aparece el eídōn pero no se dirige hacia difunto en plena figura sino hacia Caronte313. Algunas escenas de visita a la tumba en las que aparecen eídōla pueden presentar problemas de interpretación, ya que en varios casos coinciden con la presencia de un personaje sentado en la grada de la estela, en una posición que para algunos investigadores pudiera indicar que se trata de difuntos; de todos modos, el eídōlon suele situarse en las inmediaciones de la estela en una posición independiente de la del personaje sentado. Un ejemplo lo ofrece un lécito de París314 (ilustración 3.28) en el que la desconexión del eídōlon con los otros personajes es bastante notoria. Otro vaso de París315 (ilustración 3.29), con una escena de visita a la tumba en la que se figura a un joven con doble lanza, muestra un eídōlon en un papel aún más marginal, en el extremo derecho de la representación. Pero hay otros casos en los que los eídōla se integran plenamente en la acción de los personajes en plena figura, como en un vaso de Viena316 (ilustración 3.30), aunque en éste caso no podamos conectarlos entre sí (los personajes cumplen la tarea de engalanar una tumba sin que nada indique que se trate de difuntos).

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Ilustración 3.27: Eídōla en escena de próthesis (Viena, Kunsthistorisches Museum 3748).

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Ilustración 3.28: Eídōlon y visita a la tumba (París, Louvre MNB 1729).

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