Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
IndiceSiguiente


Abajo

Los consuelos12

Poesías

Esteban Echeverría



portada




Qui no es trist de mes dictats no cur,
o en algun temps que sia trist estat.


Ausias March                



No vea mis escritos quien no es triste,
o quien no ha estado triste en tiempo alguno.


Traducción de Luis de León                




Al señor
Don Felipe Piñeyro
Testimonio de gratitud y aprecio
E. Echeverría





  —1→  


ArribaAbajo- I -


El pensamiento

—2→

¡Oh flor de alta fortuna!

Rioja                


—3→

Abajo Yo soy una flor oscura
de fragancia y hermosura
      despojada;
flor sin ningún atractivo
que sólo un instante vivo,  5
       acongojada.
—4→

Nací bajo mala estrella;
pero me miró una bella
      enamorada,
y me llamó pensamiento  10
y fui desde aquel momento
       flor preciada.

No descuello en los jardines
como los albos jazmines
      o las rosas;  15
pero me buscan y admiran
me contemplan y suspiran
       las hermosas.

Si me mira algún ausente
que de amor la pena siente,  20
      cobra vida;
y es feliz imaginando
que en él estará pensando,
      su querida.
—5→

Yo soy grata mensajera,  25
que bajo forma hechicera
       voy volando,
a llevar nuevas de dicha,
al que vive en la desdicha
      suspirando.  30

Emblema del pensamiento,
del amor y el sentimiento,
      mi destino
es deleitar al que adora,
y consolar al que llora  35
      peregrino.

  —[6]→     —7→  


ArribaAbajo- II -


Lara o la partida

A D. Y. P.


  —8→  

Fare thee well! and if for ever
still for ever, far thee well;

Byron                


—9→


- I -

ArribaAbajo Tendido el lino la veloz barquilla
mueve en el Plata su ligera quilla,
       al rayo matutino,
y por la faz undosa engalanada
se desliza del céfiro halagada  5
       llevando al peregrino.
—10→

Al bajel llega, que arrogante oprime
del río el seno, que a su lado gime,
       y airoso se pompea,
pronto a surcar por el cerúleo llano  10
ostenta al aire su vigor ufano,
      y sus alas ondea

En el soberbio alcázar ya domina
del cómitre la voz y a la marina
       gente imperiosa llama,  15
que con mustios acentos velozmente
da los linos al aire, o tristemente
       en los mástiles clama.

Los hinche en globo el bonancible viento
y divide las aguas al momento,  20
      en círculo espumoso,
la prora murmurando resonante,
y el alcázar del piélago nadante
       levantando vistoso.
—11→

Reclinado en el borde, con mejillas  25
enjutas pero tristes, las orillas
      de su patria contempla
Lara perderse, cual coposo monte,
en el lejano y diáfano horizonte
      y su laúd dulce templa.  30

Dolor siente en el alma, mas sereno
brilla su rostro, que apuró el veneno
      de congojas mortales,
y temprano aprendió del sentimiento
a sofocar las ansias o el contento,  35
       al corazón fatales.

Preludió al fin la melodiosa lira,
y recordando de la suerte agravios,
el adiós tierno que la ausencia inspira
       modularon sus labios.  40
—12→


- II -

El halagüeño júbilo del mundo
volver no puede al corazón burlado
la bella imagen de ilusión querida,
       que voló fementida.

Pierde la flor su púrpura y su nieve,  45
su aroma grato y su verdosa pompa;
así se agosta el esplendor lozano
       del corazón temprano.

Se rompe el velo mágico que al alma
pintaba glorias, esperanzas dulces,  50
cuando aun risueños los floridos años
       brindan amor y engaños.

Fuese el encanto de mis bellos días,
fuese la lumbre de mi albor lúcido
y sólo es dado a mi enojosa vida  55
       sentir gloria perdida.
—13→

Mas ¿qué es sentir cuando el prestigio grato,
que embellecía la existencia ha muerto,
e inexorable, aterrador destino
      del bien cierra el camino?  60

Dulce esperanza, celestial imagen
vuelve a mi mente su divino fuego,
disipa un tanto la tiniebla umbría
       que cerca el alma mía.

Tú me alentaste cuando el crudo anhelo  65
de la congoja marchitó mis días,
tú del regazo de mis tristes lares
       me llevas a los mares.

Por ti mi patria y mis amores dejo
y en las regiones de la tierra extrañas  70
voy a buscar a mi ansiedad consuelo,
       llena el alma de duelo.
—14→

Grata fue un tiempo a mi vivir la suerte,
brindome un tiempo deliciosas horas,
que sueños fueron de ilusión falaces,  75
       sombras de bien fugaces.

En flor marchitas contemplé mis glorias
y sumergido el corazón de entonces
en triste noche, solitario abismo,
      se consume a sí mismo.  80

¿Qué vale al pecho el palpitar de gozo
en el regazo de su dueño amado,
qué al alma vale el halagüeño encanto
       que idolatraba tanto?

Si el placer vuela, el inefable hechizo  85
se desvanece, cual la lumbre fatua,
cuando al deleite la pasión apura;
       y el sentimiento dura.
—15→

Vanos placeres, deliciosos lazos,
que al albedrío encadenáis tan dulces,  90
adiós por siempre, ya de vuestro halago
       huyo libre el estrago.

Adiós amores, de la vida rosas,
que exhaláis grato vuestro aroma, un día
y perdéis luego el poderoso hechizo  95
       que delirar nos hizo.

Y tú también angelical criatura,
guarda celeste de mi triste vida
que yo vi en sueño y en feliz instante
       pude llamar mi amante.  100

Tú que supiste embelesar3 mi mente,
tú que las ansias de mi amor pagaste,
que el dulce néctar del amor me diste
       y dichoso me viste.
—16→

Tú que sentías como yo sentía,  105
que a un solo acento de mi voz gozabas,
que en lo secreto de mi pecho vías
       y conmigo sufrías.

Tú, en cuyos brazos sin contar las horas
pasé la flor de mis lozanos días  110
embebecido en éxtasis glorioso
       de deleite amoroso.

Adiós por siempre, el inhumano tiempo
nuestras delicias devoró enemigo,
segó mis dichas, sin cesar me aqueja  115
       y de ti al fin me aleja.
—17→


- III -

    Brotaron una lágrima los ojos
de Lara enternecido,
al despertar de nuevo las memorias
de tan cumplidas glorias,  120
del tiempo avaro míseros despojos;
cayó su mano de la dulce lira.
espiró el canto y su ánimo abatido
quedó en tristes ideas sumergido.
desde la orilla, acaso, alguna bella,  125
con inquieto mirar, siguió la huella
del bajel que volando se alejaba
y su esperanza y corazón llevaba.

  —[18]→     —19→  


ArribaAbajo- III -


Estancias

—20→

Heureux ceux qui n'ont point vu la fumée des fêtes de l'étranger, et qui ne se sont assis qu'aux festins de leurs pères!


Chateaubriand                


—21→

ArribaAbajo Feliz aquel que de su patrio suelo
contempló sólo el halagüeño cielo
       y libre de pesares,
vivió seguro del cariño amante
de la beldad que idolatró constante  5
       en sus paternos lares.
—22→

Nacen sus días sin cesar serenos
de gozo puro y de esperanza llenos,
       dulcemente halagados,
y, como en valle arroyo cristalino,  10
corren sin agitarse a su destino
       por entre bellos prados.

El borrascoso mar de las pasiones
su corazón no mueve, ni ilusiones
       de bien frágil y vano  15
brindan a su serena fantasía
de fugaces deleites la ambrosía
       con fementida mano.

De la ambición se ríe prepotente
que se engolfa contino en la corriente  20
      de la varia fortuna;
ni acibaran funestos desengaños
la dulcífera copa de sus años
       con su hiel importuna.
—23→

¡Quién me diera los días venturosos  25
que a mi anhelo ofrecían deliciosos
       placeres sin mudanza,
cuando todo a mi vista era risueño
y mi existencia grata un largo sueño.
      de gloriosa esperanza!  30

¡Quién diera a mi agitado pensamiento
la dulce calma y el feliz contento
       que disfrutaba un día!
¡Quién por lo bello el entusiasmo ciego,
la pasión noble y el divino fuego,  35
       en que mi pecho ardía!

¡Quién sentir cual sentí, o el llanto largo
que embalsamaba el sentimiento amargo
       del corazón herido!
Quién a mi juventud su lozanía.  40
¡Marchita en flor sin esperanza y fría!
       ¡Quién el ser lo que he sido!
—24→

¡Si al menos a piedad movido el cielo
con la angustia voraz diese el consuelo
       del olvido a la mente!  45
Mas por siempre la imagen ilusoria
vaga del bien perdido en la memoria,
       cual si fuera presente.

El astro de mi vida se ha eclipsado
y muerto a la esperanza, desolado,  50
       el porvenir oscuro
aparece a mi vista, cual desierto,
o borrascoso piélago sin puerto
       donde arribar seguro.

Mi corazón un tiempo palpitaba  55
al mirar la hermosura y adoraba
       su irresistible encanto,
amó también y en amorosos lazos
se gozó insano y apuró en sus brazos
       deleite sacrosanto.  60
—25→

Mas disipose todo y la amargura,
el recuerdo fatal tan solo dura
       y aviva el sentimiento
del triste corazón que aún inflamado
de amar, sentir o aborrecer privado  65
       no halla, no halla alimento.

Todo he perdido; en mi insensata mano
las flores de la vida (soplo vano)
       todas se han deshojado
Y confusos y atónitos mis ojos  70
sólo contemplan míseros despojos
       del huracán pasado.

    Ven a mis votos silenciosa muerte
y en reposo feliz la ansia convierte
con que me aqueja el tiempo y el destino,  75
ven me arrebata donde no se siente:
así cantaba de su patria ausente
por consolarse un triste peregrino.

  —[26]→     —27→  


ArribaAbajo- IV -


Luna naciente en el mar

—28→

Subir veo lentamente
la nítida y blanca luna.

Goethe                


—29→

ArribaAbajo    Velado el horizonte
    de un capuz nebuloso,
    purpúreos resplandores
nacen de entre su cerco tenebroso.
—30→

    Con lentitud se avanzan  5
   el espacio ocupando,
    y los cielos y tierra
de luminosos rayos inundando.

    Disípanse las nubes
    del vasto firmamento,  10
    que de nuevo se cubre
de variado y magnífico ornamento.

    Y las estrellas mustias,
    trémulas centellean,
    y parece abandonan  15
el lobregoso alcázar que hermosean.

    Coronada de luces
   la luna se aparece;
    cual reina de la noche
en su cerúleo trono resplandece.  20
—31→

    Contémplase gozosa
    en el mar transparente,
   que mueve sus cristales
con majestad serena e imponente.

    En calma la natura,  25
    parece adormecida,
   y su faz macilenta
a meditar al pensador convida.

    Renacerá la Luna,
   y tras ellas los días  30
    circularán veloces,
llevándose las esperanzas mías.

  —[32]→     —33→  


ArribaAbajo- V -


Simpatía

—34→

Si lloras, lloro contigo;
alégrame tu contento;
lo mismo que sientes, siento.

Tirso de Molina                


—35→

ArribaAbajo    Cuando inciertos giras
esos ojos bellos
y que tus cabellos
flotan sin disfraz,
cuando mustia miras,  5
mi rostro se viste
con el velo triste
del pesar voraz.
—36→

    Mas cuando halagüeña
contento respiras  10
y el aroma espiras
de lozana flor,
entonces risueña
se goza mi mente
y en pasión ardiente  15
me abraza el amor.

    Así en tu alegría
mi seno palpita
y también se agita,
si sufres pesar;  20
así en armonía
vibran las pasiones
de los corazones
que saben amar.

  —37→  


ArribaAbajo- VI -


Recuerdo

—38→

In vain, alas! in vain.


Campbell                


—39→

ArribaAbajoEn vano busco la mujer hermosa,
imán de mi alma, que llenó mis días
de tiernas ansias, deliciosos sueños,
      de amor y dichas.
—40→

La busco en vano, que doliente siempre  5
voz ominosa de la negra tumba
burla mi anhelo y me responde triste:
       «Aquí se oculta».

Se oculta sí... ¿mas sempiterna noche
cubrirá el lecho do mi amor descansa?  10
¿No verá un ángel que moró en la tierra
       la luz de otra alba?

Pero qué importa, si su imagen bella
mientras yo aliente vivirá en mi pecho,
do el aura aspira que a los serafines  15
      destina el cielo:

hasta que airada la insaciable muerte
corte la trama de mi frágil vida,
una mis restos a los suyos caros
       y todo extinga.  20

  —41→  


ArribaAbajo- VII -4


Profecía del Plata

—42→

Se conmueven del Inca las tumbas.


López                


—43→


ArribaAbajo    Cuando con garra impía,
audaz el león de Iberia y arrogante,
el nuevo mundo asía
y su fuerza pujante
dominaba en los piélagos de Atlante.  5
—44→

    Cuando sus naos, preñadas
de avaricia y furor, lanzaba España
a las tierras domadas
y a las playas que baña
el raudo Plata a vomitar su saña.  10

    El portentoso5 Río,
enfurecido al ver tanta osadía,
terrífico y sombrío
su ceño mostró al día
por revelar aquesta profecía.  15

    «Tiranos alevosos
gozaos, gozaos en la obra pasajera
de designios odiosos,
que ya se acerca la era
a vuestro orgullo y suerte lastimera.  20
—45→

    Gozaos sí, que esta tierra,
de vuestro cetro inicuo fatigada,
acudirá a la guerra,
y será quebrantada
vuestra arrogancia y a su vez domada.  25

    Ya la lumbre fulgente
veo de mayo alzarse por la esfera
y la turba insolente,
que vuestra ley venera,
se aturde al verla cual si rayo fuera.  30

    El Argentino entonces
tremola el estandarte victorioso,
y los tremendos bronces,
y el acero filoso
anima con su aliento rencoroso.  35
—46→

    Las cadenas quebranta
que oprimen a la Patria moribunda
y su cerviz levanta
airada y tremebunda,
que conturba la hueste furibunda.  40

    Su voz truena potente
y a los pueblos concita a la venganza
de todo el continente,
que acorren sin tardanza
a las furiosas lides y matanza.  45

    Del Sud en las regiones
la libertad arbola su estandarte
y divinos blasones
a sus hijos reparte;
marcial aliento les infunde y arte.  50
—47→

    ¿No miráis cómo el trueno
que se enciende en mis márgenes de plata6,
de muerte y rencor lleno,
por el Sud se dilata
y vuestros solios rompe y desbarata?  55

    ¿No escucháis cuál retumba
en los Andes con hórrido estampido,
y conmueve la tumba
del Inca que ofendido
del polvo se alza de furor ceñido;  60

    y a sus hijos convoca
y a su progenie toda a la venganza
con su acento provoca,
que ardida se abalanza
al campo y vuela con espada y lanza?  65
—48→

    ¿No veis cuál se encamina
por el indiano suelo desprendiendo
mil rayos que fulmina,
a polvo reduciendo,
y a cenizas vuestro León tremendo?  70

    Temblad, temblad tiranos
que oprimís a la América inocente,
con aceradas manos,
temblad, que ya el torrente
de asolación desata mi corriente.  75

    Cual rayo amenazante
que de la parda nube se desprende
y ardiendo fulminante,
con ímpetu7 desciende,
deslumbra, aterra, despedaza,  80
—49→

    así con saña airada
desplomará su furia y vehemencia
y será desquiciada
vuestra vana insolencia
caduco poderío, omnipotencia.  85

    Y el vasto continente,
de vuestro vil dominio libertado,
gozará independiente
el venturoso hado
a su heroísmo y gloria reservado».  90


    De mayo el sol brillante,
se mostró al Argentino y confundido
huyeron al instante
los bandos atrevidos,
por sus valientes haces perseguidos.  95
—50→

    Y como astutos lobos,
que bravos cazadores acecharon
devorando sus robos,
al verlas se pasmaron
y la sangrienta presa abandonaron.  100

  —51→  


ArribaAbajo- VIII -


Imitación del inglés

—52→

Y con eterno eclipse
cubrió sus bellos ojos.

Lope de Vega                


—53→
ArribaAbajo    Salid, salid del pecho
sollozos y gemidos.
Del fatídico bronce
los lúgubres sonidos,
acompañen tan solo  5
el llanto y los suspiros.
—54→
Marchitose temprano
el rozagante lirio,
la cándida azucena,
del argentino río.  10
De sus hermosos ojos
el espléndido brillo,
la noche del sepulcro
por siempre ha oscurecido.
De su belleza rara,  15
de su candor divino,
de tantas perfecciones
no quedan ni aún vestigios.
¡Oh muerte inexorable!
¿Cómo, cómo has podido  20
destruir en un instante
este tierno arbolillo?
Él era de sus padres
la delicia y cariño,
la vida y la esperanza  25
de un corazón cautivo;
—55→
y cuando prometía
tantos frutos opimos,
te gozas inhumana
de un golpe en abatirlo.  30
Lloremos, pues, lloremos
el mísero destino,
de la flor malograda
del Argentino río.
Salid, salid del pecho  35
sollozos, y gemidos.
Y tú ángel que habitas
el estrellado Empíreo,
si nuestras ansias oyes,
contémplanos benigno  40
y ayúdanos un tanto,
con tu influjo divino,
a soportar tu pérdida
y el dolor que sufrimos.
Salid, salid del pecho  45
sollozos y gemidos.

  —[56]→     —57→  


ArribaAbajo- IX -


El poeta enfermo

A mi hermano D. J. M. E.


  —58→  

¡Oh juicio divinal!
Cuando más ardía el fuego
echaste el agua.

Jorge Manrique                


—59→

ArribaAbajo El sol fulgente8 de mis bellos días,
se ha oscurecido en su primer aurora,
y el cáliz de oro de mi frágil vida
      se ha roto lleno.
—60→

Como la planta en infecundo yermo  5
mi vida yace moribunda y triste,
y el sacro fuego, inspiración divina
       devora mi alma.

¡Don ominoso! En juventud temprana
yo me consumo, sin que el canto excelso,  10
eco sublime de mi dulce Lira,
       admire el mundo.

Gloriosos lauros las divinas musas
me prometieron, y guirnalda bella
a la sien tierna de la Patria mía  15
       yo preparaba.

Mas el destino inexorable corta,
con mano impía, los frondosos ramos;
que el frío soplo de dolencia infausta
       hiela mi vida.  20
—61→

Un foco inmenso de divinos ecos
mi alma era un tiempo, que al activo soplo
de las pasiones, exhalaba9 ardiente
       voces sublimes.

Cuanto tocaba en su celeste fuego  25
la enardecía; el universo todo
armonizando resonaba en ella
      cual laúd inmenso.

Mas negra sombra su esplendor eclipsa;
ángel de muerte de mi Lira en torno  30
mueve sus alas y suspira solo
      fúnebre canto.

Como la lumbre de meteoro errante,
como el son dulce de armoniosa Lira,
así la llama que mi vida alienta  35
       veo extinguirse.
—62→

Adiós por siempre aspiraciones vanas,
vanas, mas nobles, que abrigó mi mente;
adiós del mundo lisonjeras glorias,
       deleites vanos.  40

Adiós, morada de tiniebla y llanto,
tierra infeliz que la virtud repeles,
y desconoces insensata al genio
      que te ilumina.

Mi mente siempre en tu región impura  45
se halló oprimida; peregrino ignoto
por ti he pasado y sin pesar ninguno
       de ti me alejo.

Lira enlutada, melodiosa entona
funeral canto, acompañadla gratas  50
musas divinas, mi postrer suspiro
       un himno sea.

  —63→  


ArribaAbajo- X -


Deseo

—64→

Sub umbra alarum tuarum
Protege me.

Ps. XVI                


—65→

ArribaAbajo    Silencio, nada más, y no gemido
lágrimas o suspiros yo demando,
en el instante lastimero cuando
descienda helado a la mansión de olvido.
—66→

    Jamás estéril llanto a la ternura  5
debió mi pecho en sus acerbos males,
sólo apuré los tragos más fatales
que me brindó la impía desventura.

    Dormir, sin ser al mundo tributario,
quiero en la noche tenebrosa y fría,  10
sin que nadie interrumpa su alegría;
morir, como he vivido, solitario.

    Tú, numen de infelices, Dios de olvido
que a la nada presides misterioso,
encumbre con tus alas silencioso  15
el sepulcro de un ser desconocido.

  —67→  


ArribaAbajo- XI -


Éxtasis

—68→

Et audivi vocem magnam


Apocalipsis                


—69→

ArribaAbajo    Cuando el sol reina en el cenit fulgente,
a la sombra sentado
de un álamo frondoso, tristemente,
por el cielo esmaltado
de diamante oro y plata,  5
mi pensamiento raudo se dilata.
—70→

Ante los ojos míos se anonada
el mísero planeta,
de llanto eterno y de dolor morada,
donde el mortal vegeta  10
en el piélago inmundo
de la ignorancia y del error profundo.

    Más lejos que do estalla horrisonante
el trueno, se remonta,
más lejos que la esfera rutilante  15
que el águila transmonta,
y que la etérea cumbre
do no alcanza la necia muchedumbre.

    Y en la eterna mansión de la armonía
y las esencias puras,  20
do reina inalterable la alegría
que anhelan las criaturas,
en éxtasis glorioso,
oye un coro de espíritus grandioso;
—71→

    Y con ruido que al cántico supera  25
resonar, como trueno, un ronco acento,
que repite, vagando por la esfera;
«ven do reina el contento
y la gloria que anhelas ¡oh Poeta!
deja ese triste y mísero planeta».  30

  —[72]→     —73→  


ArribaAbajo- XII -


Ruego

—74→

Inclina aurem tuam ad precem meam.
Ps. 87.                




—75→

ArribaAbajo    En ti Señor confío,
a ti mi Dios me entrego;
mi humilde y triste ruego.
Implora tu piedad;
no mires con desvío  5
mi llanto y amargura,
que aunque mi alma está impura
no abriga la impiedad.
—76→

    Mi espíritu se humilla
a tu divina planta,  10
y su dolor levanta
esperanzado a ti;
acoge la sencilla
plegaria que te envía
Señor, y tu faz pía  15
vuelve un instante a mí.

    Henchido de pasiones
mi corazón demente,
se abandonó al torrente
del mundo seductor;  20
mas ya, sus ilusiones
falaces desdeñando,
se vuelve a ti implorando
consuelo en su dolor.
—77→

    Si algún tiempo embriagado  25
de deleites mundanos
los tuyos soberanos
insensato olvidé,
perdona a un descarriado,
que buscando hoy ansioso  30
tu bálsamo precioso
va en alas de la fe.

    Soy pecador indigno;
pero mi alma sincera
arrepentida espera  35
en tu inmensa bondad;
contempla, pues, benigno
Señor y no indignado
a quien atribulado
se acoge a tu piedad.  40
—78→

    De dolor consumido,
de angustias y dolencia
tu divina asistencia
necesito Señor;
levanta mi abatido  45
corazón, vuelve a mi alma,
vuelve la dulce calma
que le roba el dolor.

    Atiende a tu criatura
que mísera fenece,  50
sus penas adormece,
escucha su clamor;
pues en mar de amargura
se anega mi existencia,
Mírame con clemencia  55
Aunque soy pecador.

  —79→  


ArribaAbajo- XIII -


Contestación

A D. J. T.



—80→

       ¡Ah! ya agostada
siento mi juventud, mi faz marchita,
y la profunda pena que me agita
ruga mi frente de dolor nublada.

Heredia                


—81→

ArribaAbajo Feliz tú que de bellas ilusiones
sin cesar halagado, a las visiones
       inefables del alma,
Librar puedes tu ardiente fantasía,
y de éxtasi embriagar y de armonía  5
       tu corazón en calma.
—82→

Feliz tú que aspirando el aura pura
del majestuoso Plata, la hermosura
       contemplas de la luna,
que asoma melancólica su frente,  10
como gentil beldad que de amor siente,
       la congoja importuna.

Mecido allí por sueño delicioso,
oyes sólo el susurro misterioso
       de las olas serenas,  15
que al rayo de la luna resplandecen,
y en cadencia armoniosa se adormecen
      sobre muelles arenas.

Allí tu alma inflamada en su desvelo
hasta el trono de Dios levanta el vuelo,  20
       y olvidada del mundo
escucha la armonía soberana
que de su eterna gloria eterna mana
       cual venere fecundo.
—83→

Allí anhela calmar su sed ardiente  25
en esa viva, inagotable fuente,
      que al universo anima,
y con alas de fuego divagando
el infinito abarca y remontando
       más y más se sublima.  30

¡Quién como tu pudiera, el pecho lleno
de esperanza y de fe, por el ameno
       camino de la vida
espaciar sus miradas halagüeñas,
y ver por todo imágenes risueñas,  35
       como en la edad florida!

¡Quién en su lira modular sonora
dulce amor y amistad consoladora,
       tesoros celestiales;
y al son de la hechicera melodía  40
derramar esperanza y alegría
       en los pechos mortales!
—84→

¡Quién fuese como tú que atrás dejando
un pasado feliz y contemplando
       el porvenir brillante,  45
un mundo de esperanzas y delicias
ante tus ojos ves y no codicias
       nada al vulgo anhelante!

Mi juventud también tuvo visiones
de ambición y de gloria y mil pasiones  50
       terribles la agitaron;
amor fue su delirio y su ventura,
y en brazos apuró de la hermosura
       delicias que volaron.

Mas cual roble soberbio que derriba  55
el feroz huracán de cumbre altiva,
       al impulso violento
de las fieras pasiones, abatida
cayó mi juventud que sólo vida
       tiene para el tormento.  60
—85→

¡Oh si en himnos de excelsa poesía
yo pudiera el torrente de armonía
      exhalar de mi pecho,
o en tristes tonos modular y suaves,
de mi fiero dolor las ansias graves,  65
       las dudas y el despecho!

El canto entonces de la musa mía
al eco de la tuya se uniría
       en soberano coro,
y esos pechos de bronce casi yertos  70
se animaran acaso a los conciertos
       de nuestra lira de oro.

Pero vano delirio, mi destino
es batallar con el dolor contino
      hasta que suene la hora;  75
y consumirme en agonía lenta,
como el ave inmortal que sí alimenta
       fuego que la devora.

  —[86]→     —87→  


ArribaAbajo- XIV -


La historia10


Fragmento

A D. J. M. G.


  —88→  

There is no hope for nations! -Search the page
of many thousand years-the daily scene,
the flow and ebb of each recurring age,
the everlasting to be which hath been,
hath taught us nought or little:

Byron                


No hay ya esperanza para la naciones. Recorred las páginas de los siglos ¿qué nos han enseñado sus vicisitudes periódicas, el flujo y reflujo de las edades, y esa eterna repetición de acontecimientos? Nada o muy poco.


—89→


ArribaAbajo    Encantada y atónita mi mente
registra los anales de los siglos,
que pregona la fama más gloriosos,
y del pasado tiempo y del futuro
      el tenebroso velo  5
Quiere rasgar en su impaciente anhelo.
—90→

    Monumentos, pirámides alzadas
por el humano orgullo en su demencia,
fatídicos emblemas esculpidos
por manos mercenarias y serviles,  10
       que adulación respiran
y vergüenza y oprobio sólo inspiran.

    Todo interroga, y a la vez responden,
con dolorosos gritos que estremecen,
los mármoles, los pueblos y los tiempos:  15
que ignorancia y miseria sempiterna,
       inevitables males
son la herencia fatal de los mortales.

    Con lívido semblante y torvo ceño
sus pasos gira en rededor del orbe  20
el tiempo inexorable, como fiera
famélica, sedienta, enfurecida,
       que sus hierros quebranta
y mueve libre su sañuda planta.
—91→

    Sin cesar marcha y donde quier imprime  25
su gigantesta mole el pie tremendo,
monumentos humildes y arrogantes
tiemblan y caen y desparecen luego;
       lo fértil y lozano
se seca y muere entre su yerta mano.  30

    Allí donde se muestra portentosa
la vanidad del hombre y la pujanza,
apresurado acorre sepultando,
con baldón de su orgullo, en el abismo
       profundo de la nada,  35
dioses y templos y soberbia airada.

    De asolación y llanto se alimenta:
ni la acerba agonía, ni los ayes,
del que cansado de esperar fenece:
ni los férvidos ruegos que a herir suben  40
       los dombos celestiales,
nos libran de sus garras infernales.
—92→

    Las ciencias y las artes más sublimes,
los héroes y los genios que lograron
legar vano renombre a un mundo vano,  45
nuestros desvelos todos, nuestra vida
       ¿Qué son?... Tristes despojos
consagrados en ara a sus enojos.

    Míseras ruinas que otro tiempo alzasteis
vuestra soberbia frente hasta las nubes,  50
en hombros del orgullo y la demencia,
al cielo y a la tierra amenazando,
       arbitras de memoria,
respondedme ¿qué fue de vuestra gloria?

    Lisonjeros relámpagos de fama,  55
prosperidad voluble y pasajera
gozaron las naciones un momento
mas voraces de bien las negras furias
       del averno salieron,
y en el olvido eterno lo sumieron.  60
—93→

       ¿Dónde está Egipto y el saber y nombre,
que fueron maravilla a las edades,
y con eco monótono la historia
trasmite sin cesar de siglo a siglo?
       Un instante brillaron  65
y en el caos de los siglos se engolfaron.

    ¿Qué importa que pirámides tuviese
con el sudor de esclavos fabricadas?
Que derramando el Nilo sus corrientes,
del limo fecundante enriquecidas,  70
       sus comarcas bañase
y próvida la tierra se mostrase?

    Si el mísero habitante embrutecido
por astutos hipócritas, ya sabios,
de religiosa máscara encubiertos,  75
yace sumido en fanatismo astroso,
      y se humilla postrado
ante el ídolo torpe encadenado.
—94→

    Los altos muros de Pelusa vieron
las pérsicas falanges extenderse  80
de inmundos animales precedidas11;
el Egipcio los ve, se hinca a adorarlos,
       y sus armas entrega,
y su cerviz al opresor doblega.

    En días de esplendor el Asia tuvo  85
imperios que a la tierra conturbaron,
y allí encontró la adulación rastrera
en coronados asesinos héroes,
      y allí tembló el Romano
al renombre de un solo soberano12.  90

    ¿Mas qué fue de la fuerza y poderío
que al universo atónito asombraron?
Todo entre pompa feneció y deleites,
y aún el vigor del alma -allí ora esclavos
       y molicie contemplo  95
entre las ruinas para grande ejemplo.
—95→

    La Grecia libre fue de los tiranos
el inclemente azote justiciero,
y el foco de las luces y la gloria;
mas también a su vez la devoraron  100
       la monstruosa13 anarquía
y la nefanda inicua tiranía.


    Platea, Maratón y Salamina,
fueron vanos y estériles trofeos
a un ídolo sin culto consagrados14  105
por un pueblo ambicioso y corrompido
       que al oro de un protervo
se vendió con baldón y se hizo siervo15.

    Al ostracismo fulminó la envidia.
Y los brazos tremendos que en mil lides  110
las pérsicas falanges deshicieron,
sin patria, sin asilo, fugitivos,
       inermes mancillaron
la gloria de la patria que salvaron.
—96→

    Como huracán violento que repente,  115
se desata furioso en negra noche
de la sirte volcánica rugiendo,
y por el ancho espacio se dilata,
do quier despedazando
       y estrago y ruinas y terror sembrando;  120

    así el Águila audaz de los Romanos,
henchida de ambición y de pujanza,
con alas de terror cubre la tierra,
desolando, aterrando las naciones,
       que doblan la rodilla  125
ante el fatal poder que las humilla.

    Y altiva sobre ruinas asentando
en Asia, África, Europa los cimientos
de un imperio que eterno juzgaría,
con escarnio y baldón del universo,  130
       ve desde el capitolio
medio mundo rendido ante su solio.
—97→

    Pero a la vez los pueblos, fatigados
de la inicua opresión e indigno yugo,
sacuden la cerviz con fiero brío,  135
y se derroca al suelo que abrumaba
      el inmenso coloso,
con estallido horrendo y espantoso.

    Sobre su informe cuerpo los enjambres
de bárbaros se ceban, vengativos  140
como plagas de Dios que impele el soplo
de la muerte; lo escarnian, lo despojan,
       y dan para escarmiento
hecha cenizas su corona al viento.

    Ya víctores no suenan en el foro16,  145
ni poderosos reyes, ni caudillos
en la sangrienta lid avasallados,
o con perfidia negra seducidos,
       el triunfador bizarro
arrastra en pos de su vistoso carro.  150
—98→

    Do en otro tiempo el Águila soberbia
desplegaba sus alas sobre el mundo,
do asentaba sus bases el Olimpo17,
do triunfó Manlio del impío Galo18,
       ya la tiara se ostenta  155
y al universo oprime y amedrenta.

    El fanatismo entonces, cual si averno
lo forjara gigante en sus furores,
más terrible, más cruel, más sanguinario,
que cuanta plaga el mundo en sí encerrara,  160
       encendió las naciones
que tremolan de Cristo los pendones.

    Y su férvida lava derramando,
como un Etna, de Europa en las comarcas,
en tropel despertaron de los hombres  165
por religioso celo aguijoneadas,
      las inmundas pasiones,
y al crimen arrastraron las naciones.
—99→

    En Oriente desatan furibundas,
su saña, su ambición y fanatismo,  170
las cristianas legiones por enjambres19,
el blasón de la cruz y omnipotencia
       aleves proclamando,
y el inclemente acero fulminando.

    De sangre se atosigan, sobre montes  175
de ruinas y cadáveres caminan.
Sembrando, como el Ángel de la muerte,
do quier desolación, y recogiendo,
       para homenaje santo
del Dios que vilipendian, sangre y llanto.  180

    Los fieles del Islam vuelan, henchidos
de fanático ardor, a poner dique
al torrente impetuoso que amenaza
asolar de Mahoma el templo augusto;
       y anhelando venganza  185
provocan al cristiano a la matanza.
—100→

    Huye por fin el temerario bando,
que arrastró el fanatismo a mil maldades,
como fatal meteoro de la saña
huye del huracán, dejando sólo,  190
       en su huella sangrienta,
padrones indelebles de su afrenta.

    En tremendo luchar, por largos siglos,
procuraron su ruina mutuamente
fascinados los pueblos, las naciones,  195
y barbarie ominosa, sangre, muerte
       y despotismo inmundo
inundaron los ámbitos del mundo.

    Por largos siglos fanatismo y creencia
la tierra avasallaron, cual dos furias,  200
y entre fango de males sumergida
se encontró la razón, de donde fuera
el hombre descarriado
en el volver del tiempo arrebatado.
—101→

    En las fojas fatídicas del tiempo,  205
con sanguinosas letras está escrito,
este fallo terrible del destino:
«Inacabable mal, mal sempiterno
      pesará sobre el mundo
y la precita raza del profundo».  210

    Sin que pueda valerle la soberbia,
ni el doloroso llanto, ni los ayes
para acallar su pálida conciencia,
al hombre que azorado, del vil lodo
       la cabeza levanta,  215
y el inapeable abismo ve a su planta.

IndiceSiguiente