Representada por la primera vez
en el teatro del Príncipe el día 30 de mayo
de 1825.
Escena I
|
|
DON MARCELO. DON ONOFRE.
|
DON MARCELO | ¿Qué resolvemos, Onofre, | | de
nuestro caro sobrino? | | ¿Te lo llevas al lugar? | |
|
|
DON ONOFRE |
¡Si es tan apocado el niño | | que no sirve para nada!
| 5 | No es hombre, según he visto, | | de coger un azadón,
| | ni de podar un olivo, | | ni aún de cuidar de las
mulas, | | que es el único ejercicio | 10 | en que pudiera
emplearle. | | Si fuera como su primo... | | ¡Oh! Joaquín
es otra cosa. | | ¡Qué despejado! ¡qué fino!
| | Y al cabo es un capitán. | 15 | Este sí que
honra a sus tíos, | | pero Cándido... |
|
|
DON MARCELO |
No
obstante, | | me parece que es preciso | | llevemos la carga
todos. | | Ya ha siete meses cumplidos | 20 | que tengo a Joaquín
en casa. | | Fue robado en el camino, | | y, como era regular,
| | le franqueé mi bolsillo | | para hacerse un equipaje
| 25 | |
—2→
| conveniente a su destino. | | He pagado varias deudas
| | que en Madrid ha contraído... | | Todas por lances
de honor | | de que un joven de principios | 30 | nunca puede
prescindir: | | banquetes con sus amigos, | | bailes, a veces
el juego; | | que, aunque en rigor es un vicio, | | sin pasar
por un quijote | 35 | extravagante y mezquino, | | ya ves, todo
un capitán... | |
|
|
DON ONOFRE | Eso está bien.
Él es digno | | de todo; él es acreedor | | a
cualquiera sacrificio; | 40 | pero el otro... |
|
|
DON MARCELO |
Pues
el otro | | me ha puesto en un compromiso. | | Aquí
se nos ha encajado | | sin anunciarnos su arribo, | | hecho
un adán. |
|
|
DON ONOFRE | ¿Y
qué culpa | 45 | tengo yo? |
|
|
DON MARCELO | Pidió
un asilo | | en mi casa, y yo no pude | | negárselo.
|
|
|
DON ONOFRE | Pues,
amigo, | | paciencia. A mí no me hubiera | | encontrado
tan propicio. | 50 | Ya se la puede buscar, | | que no es manco
ni tullido. | | ¡Holgazán! Con esa cara | | que tiene
de teatino | | viene a pegarla, sin más | 55 | que «aquí
estoy porque he venido.» | |
|
|
DON MARCELO | Tuve que pagar
el viaje | | y los gastos del camino, | | porque él
no trajo... |
|
|
DON ONOFRE | Esa
es otra. | | Vaya, vaya, el señorito | 60 | es una buena
prebenda. | |
|
|
DON MARCELO | Aunque el gasto es tan crecido,
| | no es esto lo que me apura. | |
|
|
|
DON MARCELO | Que
afrentado vivo | | con él. Ese encogimiento, | 65 | ese
porte tan sombrío, | | tan tosco... |
|
|
DON ONOFRE |
Di
de una vez | | que es un solemne pollino | | y que quieres
embocarme | | la maula. Pues, hijo mío, | 70 | desásnale
tú si quieres. | |
|
|
DON MARCELO | Yo además
de Joaquinito | | tengo a doña Catalina | | que hace
mes y medio vino | | de Cádiz; y hasta que encuentre
| 75 | casa... Ya ves, su marido | | fue amigo nuestro y no
creo | | regular... |
|
|
DON ONOFRE | Nada;
conmigo | | no se viene. Es excusado | | porfiar. |
|
|
DON MARCELO |
¿No
eres su tío | 80 | como yo? |
|
|
DON ONOFRE | Si
te es gravoso, | | desde este instante me obligo | | a abonarte
lo que gastes | | con él; pero yo no admito | | gaznápiros
en mi casa. | 85 | Mejor quiero un tabardillo. | |
|
|
DON MARCELO |
Ya he dicho que no es el gasto | | lo que siento. |
|
|
DON ONOFRE |
Y
yo repito | | que a mi lado no le quiero. | |
|
|
DON MARCELO |
En tus haciendas de Pinto | 90 | puede estar. |
|
|
DON ONOFRE |
¿Y
qué dirían | | las gentes si algún domingo
| | me viniera a visitar | | de tosco sayal vestido, | | con
montera, con polainas, | 95 | abarcas y vara en cinto, | | y
oyeran que me decía: | | Buenas tardes, señor
tío? | |
|
|
DON MARCELO | No hay remedio. Es necesario
| | que yo le aguante. ¡Maldito | 100 | parentesco! Mantenerle
| | lejos de mí es un arbitrio | | costoso. Al fin en
la casa | | se viene a gastar lo mismo | | esté o no
esté; pero fuera... | 105 |
|
|
DON ONOFRE | Eso quisiera
el chiquillo; | | asegurar la pitanza | | y vivir a su albedrío.
| | Pero nuestro primo Bruno, | | que la echa de compasivo,
| 110 | ¿no se lo puede llevar? | |
|
|
DON MARCELO | No conviene.
Mi designio | | es muy diferente. Bruno | | es viudo sin hijos,
rico | | y amigo de sus parientes. | 115 | Ya sabes tú
que Fabricio | | nuestro hermano, que Dios haya, | | tuvo cierto
disgustillo | | con él. |
|
|
DON ONOFRE | Sí,
cuando le echó | | de su casa porque quiso | 120 | con
sus prudentes consejos | | salvarle del precipicio. | |
|
|
DON MARCELO |
Riñeron. A pocos meses | | su indolencia, su prurito
| | de brillar, y la aprehensión | 125 | que le hicieron
de un navío | | fletado por él con carga | |
de géneros prohibidos, | | fueron causa de su ruina
| | total. |
|
|
DON ONOFRE | Bien;
y al decomiso | 130 | siguió la temprana muerte | | de
su mujer; y Fabricio | | enfermó de pesadumbre; | |
murió ya puesto en camino | | para los baños
de Caldas; | 135 | y lo enterraron; y su hijo | | Cándido
viéndose solo,
| | |
—3→
| desamparado, aburrido, | | viene
a comernos un lado | | a título de sobrino. | 140 | Pero
todo esto... |
|
|
DON MARCELO | El
pobrete | | haría sin duda juicio | | de ser recibido
mal | | de Bruno. Por eso vino | | a Madrid, y ni siquiera
| 145 | una visita le hizo | | al pasar por Zaragoza. | |
|
|
DON ONOFRE |
Con todo, no le imagino | | capaz de desampararlo. | |
|
|
DON MARCELO |
Pero si yo se le envío, | 150 | no sólo lo admitirá
| | con placer y con cariño; | | sino que podrá
dejarle | | algún día, con perjuicio | | de Plácida,
cuanto tiene; | 155 | y esto es lo que determino | | evitar
a toda costa. | |
|
|
DON ONOFRE | Cuando Cándido era
niño | | como un padre le quería. | |
|
|
DON MARCELO |
Es cierto, pero hace un siglo | 160 | que no le ve. |
|
|
DON ONOFRE |
Y
dime, ¿sabe | | que está aquí? |
|
|
DON MARCELO |
¡Qué
desvarío! | | No se lo diré yo nunca. | |
|
|
DON ONOFRE |
Pero... ¿y si le escribe el chico? | |
|
|
DON MARCELO | No
lo hará; te lo aseguro, | 165 | porque yo no me descuido
| | en prevenir al muchacho | | contra él. |
|
|
DON ONOFRE |
Ya,
tú habrás dicho | | para ti: la caridad | | se
entiende consigo mismo; | 170 | y el prójimo, que se
dé | | contra una esquina. |
|
|
DON MARCELO | Es
preciso | | que me ayudes a inclinarle | | a mi favor. |
|
|
DON ONOFRE |
Ya
le he escrito | | que Plácida es un tesoro | 175 | de
virtudes, un hechizo. | | Y mis elogios por cierto | | no son
muy equitativos, | | porque es una linda maula. | | Ahora cuatro
rengloncitos | 180 | contra Cándido: ¿no es esto? | | y negocio concluido. | | Pero si se le antojara | | venirse...
|
|
|
DON MARCELO | No,
no hay peligro. | | Es muy viejo. En todo caso | 185 | nunca
vendrá de improviso, | | y podremos... |
|
|
DON ONOFRE |
Ya,
ya entiendo. | | ¿Y dónde está tu pupilo? | |
|
|
|
DON ONOFRE |
¡Calla!
| | Aquí está. ¡Qué compungido! | 190 | ¡qué humilde! |
|
|
Escena II
|
|
DON ONOFRE. DON MARCELO. DON CÁNDIDO.
|
|
(DON
CÁNDIDO se presenta pobremente vestido.)
|
DON ONOFRE | ¡Hola,
buena pieza! | | ¿Cómo vienes tan marchito? | | ¿Dónde
has dejado a tu tía? | |
|
|
DON CÁNDIDO | A la
mitad del camino | | me dijo que no gustaba | 195 | de acompañarse
conmigo. | |
|
|
DON ONOFRE | Habrás hecho de las tuyas.
| |
|
|
DON MARCELO | Cuando ella te ha despedido, | | por algo
será. |
|
|
|
DON MARCELO | Habrás
dicho | 200 | mil necedades. |
|
|
|
|
DON CÁNDIDO | ¡Ah!
yo suplico | | a ustedes... |
|
|
DON ONOFRE | ¡Cállese
usted! | | Es un enorme delito | | disculparse de ese modo.
| 205 |
|
|
|
DON MARCELO |
Sí,
ya está visto | | que no haré carrera de él.
| |
|
|
DON ONOFRE | Con ese aire de novicio | | no pienses
que nos engañas, | | ¡hipocritón! |
|
|
|
DON ONOFRE | ¿Qué murmuras entre dientes?
| | Vehementísimo indicio | | de tu culpa es tu silencio.
| |
|
|
DON CÁNDIDO | Pues bien, ¿cuál es mi
castigo? | | ¡Si callo soy delincuente, | 215 | y ofendo cuando
replico! | |
|
|
|
|
DON MARCELO | Vamos,
será necesario | | tomar con él un partido.
| 220 |
|
|
DON ONOFRE | Sí, sí, por incorregible
| | debe echársele a un presidio. | |
|
|
DON MARCELO |
Aquí viene mi mujer | | y nos dirá lo que
ha habido. | |
|
|
Escena III
|
|
DON ONOFRE.
DON MARCELO. DON CÁNDIDO. DOÑA JULIANA.
|
DOÑA JULIANA | ¡Jesús, qué sofocación!
| 225 | ¡Jesús, Jesús, qué sobrino! | | (Se
sienta.) |
|
|
DON ONOFRE | ¿Qué te ha hecho ese bergante?
| |
|
|
DOÑA JULIANA | ¡Nunca le hubiera yo dicho | | que me acompañase! ¡nunca | | hubiera a casa venido!
| 230 | Empeñado el muy zoquete
| | |
—4→
| en ir siempre al lado
mío | | como si fuera un cortejo. | | ¡Ah qué
afrenta! ¡qué suplicio! | | Por más que haciéndole
estaba | 235 | señas con el abanico | | para que detrás
viniera, | | no he podido conseguirlo. | | Ya se lo iba
a decir claro, | | cuando encuentro a don Faustino | 240 | y Conchita
su mujer | | al pasar por los Basilios. | | Como ella es tan
criticona | | y tan vano su marido, | | temía que
ese señor | 245 | dijera algún desvarío
| | o les diera a conocer | | que era mi pariente. Quiso
| | mi fortuna, o mi desgracia | | más bien, que como
es el niño | 250 | tan huraño y tan agreste, | |
sin dar lugar a mi aviso | | se quedó a cierta distancia.
| | Con esto me tranquilizo, | | y después de saludar
| 255 | a mi amiga con cariño, | | la propongo me acompañe
| | esta tarde en el Retiro, | | cuando me agarra del brazo
| | ese zafio de improviso | 260 | y me dice: ¡Tía, tía!
| | ¡Un coche! ¡Pronto, de un brinco | | pase usted a la otra
acera! | | No sentí tanto el peligro | | como verme
abochornada | 265 | de tal modo. No he tenido | | rato más
malo en mi vida. | | Estoy hecha un basilisco. | | ¡Qué
atrevimiento! En la calle | | llamarme tía, y a gritos!
| 270 |
|
|
DON CÁNDIDO | No podía imaginar | | que
usted se hubiera ofendido | | de que la llamase tía.
| | Ahora, si es un delito | | el ser pariente de usted
| 275 | porque en el mundo no brillo, | | eso es otra cosa; pero,
| | señora, si no soy rico, | | ¿cómo lo he
de remediar? | | Esta pobreza en que gimo | 280 | no es consecuencia
funesta | | de algún vergonzoso vicio. | | ¡La muerte
de un tierno padre | | sólo me deja el conflicto
| | de llorarla, y la desgracia | 285 | de ser gravoso a mis tíos!
| | Yo quisiera... |
|
|
DOÑA JULIANA | Yo
quisiera | | que fuera usted más sumiso | | y algo
menos bachiller. | | Sí, señor, así lo
exijo. | 290 | ¿Conque después que le estamos | | colmando
de beneficios, | | aún nos viene usted con fieros?
| | Vaya, ¿si querrá ese erizo | | que le pidamos
perdón? | 295 | Cuando usted haya aprendido | | a tratar
con las señoras; | | cuando sea usted tan fino
| | como su primo Joaquín, | | depondré mi ceño
esquivo | 300 | y no me desdeñaré | | de llamarle
deudo mío. | | Pero no siendo elegante, | | gracioso,
amable, cumplido, | | como él lo es; no entendiendo
| 305 | el país de un abanico; | | no sabiendo dar su voto
| | sobre el gusto de un vestido, | | ni bailar un rigodón,
| | ni trinchar un palomino, | 310 | que me llame usted su tía
| | formalmente lo prohíbo. | |
|
|
|
DOÑA JULIANA | Y
cuidado | | con no serme tan altivo. | | Cuidado con respetar
| 315 | el menor de mis caprichos. | | Si no acomoda, ya puedes
| | tomar la puerta. Clarito. | |
|
|
Escena VII
|
|
DON CÁNDIDO. DON JOAQUÍN.
|
|
(DON CÁNDIDO se queda triste y pensativo
a un extremo de la escena. DON JOAQUÍN sale de su
cuarto leyendo un papel con dirección a la habitación
de DOÑA CATALINA.)
|
DON JOAQUÍN |
Perfectamente. No puede | | estar mejor. Yo me pinto | | sólo
para hacer sonetos. | | Ni Jerjes, ni Tito Livio | | sirven
para descalzarme. | 385 | ¡Es mucho numen el mío! | | Se
lo voy a presentar... | | ¡Hola! Buenos días, primo.
| | Me alegro mucho de verte. | | Ya sabes tú que
me pico | 390 | de poeta. Vas a oír | | este soneto que
he escrito | | a nuestra huéspeda amable | | casi,
casi de improviso. | | Oye, y verás ¡qué conceptos
| 395 | tan armoniosos! ¡qué estilo | | tan bien medido!
¡qué rima | | tan sentimental! |
|
|
DON CÁNDIDO |
Amigo,
| | no estoy de humor para coplas. | | Déjame. |
|
|
DON JOAQUÍN | Yo
necesito | 400 | tu aprobación. |
|
|
DON CÁNDIDO |
Yo
lo apruebo | | desde ahora sin oírlo. | |
|
|
DON JOAQUÍN |
No importa. Es un jefe de obra, | | y lo has de oír.
|
|
|
|
DON JOAQUÍN | (Leyendo.) | Por mirarte
con lúbrico entusiasmo | 405 | corta la parca mi vital
estambre. | | Me voy quedando ya como un alambre | | y tú
tienes la culpa. No me pasmo. | | De tu desdén el
rígido sarcasmo | | en materias de amor me mata de
hambre; | 410 | y cual si fueras cálido fiambre | | no te
puedo mirar sin pleonasmo. | | Ni Venus misma con su hermoso
físico | | merece ser de Catalina el prólogo.
| | Pero ¿has de permitir que muera tísico? | 415 | ¡Ah!
bien puedo decir sin ser teólogo, | | según
me hieren tus miradas áridas, | | que tus ojos, mi
bien, son dos cantáridas. | | ¿Qué tal? ¿Se
encuentran sonetos | | de este mérito en los libros?
| 420 | Cálido fiambre... ¡Vaya | | si es donoso el adjetivo!
| | Lo del rígido sarcasmo | | ¿no es un concepto
exquisito? | | Confieso que el consonante | 425 | me tenía
apuradillo. | | Ya iba a abandonar la empresa, | | cuando a
mi socorro vino | | |
—6→
| la palabra pleonasmo, | | grave, de
hermoso sonido, | 430 | y sobre todo oportuna. | | Eso de morirme
tísico | | es lo que enmendar quisiera; | | pero
ya está puesto en limpio | | y así ha de ir.
Vamos, hombre: | 435 | todavía no me has dicho | | qué
te parece. |
|
|
DON CÁNDIDO | ¿No
acabas | | de ponderarlo tú mismo? | |
|
|
DON JOAQUÍN |
No importa. Yo soy modesto | | y a tu fallo me remito. | 440 |
|
|
DON CÁNDIDO |
¿Podré decir sin rebozo | | mi dictamen? |
|
|
|
DON CÁNDIDO | Pues bien, a
mí me parece | | cada verso un solecismo. | |
|
|
|
DON CÁNDIDO | No
estoy | 445 | para burlas. Lo repito, | | tu soneto es detestable.
| |
|
|
DON JOAQUÍN | Sólo un hombre tan borrico
| | como tú diría eso. | | Vamos, bien dijo
quien dijo, | 450 | que la miseria embrutece | | a las gentes.
|
|
|
DON CÁNDIDO | Si
has creído | | impunemente insultarme, | | te equivocas,
Joaquinito. | |
|
|
DON JOAQUÍN | ¡Hola! ¿Conque eso
es decir | 455 | que te batirás conmigo? | | Pues bien,
corriente. No doy | | por tu vida dos cominos. | | ¿Cómo
quieres que riñamos; | | a cuchilladas, o a tiros?
| 460 | Testamento... no lo harás, | | se supone; esto lo
digo | | porque no tienes de qué. | | ¿Piensas buscar
un padrino? | | ¿quieres que... |
|
|
DON CÁNDIDO |
No
quiero nada. | 465 | Soy opuesto a desafíos. | | Lo que
quiero es que me dejes | | en paz y que tengas juicio.
| |
|
|
DON JOAQUÍN | Al fin eres un gallina | | sin honor
y sin principios. | 470 |
|
|
DON CÁNDIDO | Yo no conozco
ese honor | | que tanto los libertinos | | decantan. En la
virtud | | únicamente lo cifro | | y no en andar
a estocadas | 475 | por tan frívolo motivo. | | Yo sé
respetar las leyes | | y obedecerlas sumiso; | | pero aunque
ves que no peino | | bigotes, ni espada ciño; | 480 |
(Va acercándose a DON JOAQUÍN, y éste
retrocediendo.)
| ni llevo dos charreteras | | que deslumbren
con su brillo | | en los bailes y en el Prado; | | ni tengo
hoja de servicios | | llena, no de campamentos, | 485 | de batallas
y de sitios, | | sino de hospitalidades, | | deserciones y
castillos; | | desprecio a los fanfarrones | | que escupen
por el colmillo, | 490 | y los doy de bofetadas | | sin necesitar
padrino. | |
|
|
DON JOAQUÍN | Pero, hombre... no te
sofoques. | | Nunca ha sido mi designio | | que fuéramos
a matarnos. | 495 | ¡Qué disparate! ¡dos primos! | | Ya
ves tú, los que tenemos | | el genio así...
un poco vivo, | | nos excedemos a veces... | | Vaya, vengan
esos cinco | 500 | y olvidemos lo pasado. | | Ya sabes tú
que te estimo. | |
|
|
DON CÁNDIDO | Harto hago con aguantar
| | la injusticia de mis tíos, | | sin sufrir tus
insolencias. | 505 | Procura en lo sucesivo | | tratarme con más
respeto, | | porque si no... | (Amenazándolo a la
cara.) | te
confirmo. | |
|
|