Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Los fundamentos del teatro de Agustín Moreto1

María Luisa Lobato





«PARVE (NEC INVIDEO) SINE ME, LIBER, IBIS IN URBEM»


(OVIDIO, Tristia, LIBER PRIMVS, I, V. I)                


Iniciaba Ovidio su obra Tristia con este verso: «Pequeño libro (y no te desprecio por ello), sin mí irás a la ciudad de Roma». Fueron estas palabras las que Moreto escogió en 1654 para encabezar la dedicatoria de su Primera Parte de Comedias a Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque. Ovidio enviaba su libro como un pájaro libre a la urbe, mientras él sollozaba en su destierro en la remota Tomis o Tomos -la actual Constantza, en Rumanía-: «ei mihi, quo domino non licet ire tuo!», dice el poeta, «¡ay de mí!, [irás] adonde a tu dueño no está permitido ir»2. Muy otra era la situación de Moreto que hoy trataremos de analizar, así como también veremos el porqué de su evocación del clásico.

Lo cierto es que Moreto, en apariencia, recopiló aquella Primera Parte de Comedias de 1654 con esmero en un momento de plenitud vital y artística. Como ya indiqué en otra ocasión3, buen número de las obras que conformaron esa Parte las habían estrenado en los corrales de comedias y representado en palacio algunos de los mejores autores de la época, con los que Moreto, que contaba para entonces con poco más de treinta años, mantuvo una relación de trabajo y, en varias ocasiones, también una amistad personal. En concreto, tres son los nombres que más se repiten cuando se acude el análisis de las puestas en escena del teatro de Moreto en los años anteriores a la edición de la Primera Parte: Antonio García de Prado, Gaspar Fernández de Valdés y Diego Osorio.

Con Antonio García de Prado le vinculó una relación que se extendió al menos a cinco años clave en la producción moretiana, los que van de 1646 a 1651, fecha en que falleció este autor. El testigo de ese hombre de teatro lo recogió Gaspar Fernández de Valdés en 1652 y lo mantuvo hasta 1654, momento en que también la muerte se lo llevó. Ocho años en total que son los que van de 1646 a 1654, pero ocho años clave si tenemos en cuenta que ése es precisamente el periodo anterior a la edición de la Primera Parte de Comedias de Moreto, años por tanto en que parece plausible suponer que las doce comedias editadas en ese volumen se representaron en las tablas, quizá no muy lejos del momento en que Moreto las compuso. Esos dos nombres: Antonio García de Prado y Gaspar Fernández de Valdés junto al de Diego Osorio, conforman la tríada de autores que estuvo vinculada a aquel primer y fructífero periodo de la producción moretiana, en el que se gestarían obras del nivel de El desdén, con el desdén.

El mismo año de su muerte, 1651, Antonio García de Prado representó con su grupo en palacio Los siete durmientes o Los más dichosos hermanos y Los jueces de Castilla, obra ésta que llevaba en su repertorio al menos desde 1648, pues nos consta que formaba parte del listado de comedias que Prado llevó a la Alcarria, en concreto, a Brihuega el 15 de agosto, y parece razonable pensar que se hubiera estrenado antes en Madrid. Lo mismo debió ocurrir con otra de las obras de ese elenco: El escondido y la tapada, comedia de Calderón, representado en el Corpus madrileño antes de viajar a provincias. Tal como informa Sáez Raposo4, de nuevo el 19 de enero de 1651, Prado llevó a sus comediantes desde Toledo al Pardo para representar en el Cuarto de la Reina, entre otras obras, la titulada Los jueces de Castilla, la cual, por tanto, se pudo ver a pocos días de Los siete durmientes, hecha en el mismo espacio el 15 de aquel mes de enero. Con él estaban representando su mujer Mariana Vaca, Toribio de la Vega y su esposa, Ana María Rojas; Juan Francisco Coello de Arode y su mujer, Bernarda Manuela Velásquez; Rufina Justa García, Cosme Pérez, Juan Rana en el tablado, Juan de la Calle, Luis de Mendoza, Gaspar de Valdés, Francisco de San Miguel, Cebrián Martínez, Francisco Ortiz, Alonso Ortiz y Agustín de Villarroel. De nuevo antes de que terminara el 21 de febrero de 1651 el año teatral 1650-1651, Los jueces de Castilla fue una de las diez obras que se hicieron en Madrid. Sáez Raposo supone que parece verosímil que fuera la misma compañía de Prado la que la representase, propuesta que nos parece razonable.

El 25 de noviembre de 1651 su hijo, Sebastián García de Prado, se obligó a representar con su compañía como nuevas en Toledo La fuerza de la ley y Trampa adelante, así como la titulada Santa Teodora, que por la hagiografía que trata podría ser La adúltera penitente5. De su grupo formaba parte Gaspar Fernández de Valdés y otros representantes que quedaban de la compañía de Prado, recién fallecido. Moreto había sido un buen colaborador de Antonio García de Prado, quien no dudó en tenerle como testigo junto a otros hombres de teatro en diversas ocasiones. Por ejemplo, el 6 de febrero de 1646 en una escritura entre Prado y el arrendador de corrales de Madrid Juan Martínez, firmó Moreto como testigo junto a Juan de la Calle, en una escritura en la que Prado se comprometía a devolver al arrendador el dinero que éste le adelantaba para desplazamientos de sus comediantes y para representaciones que habían tenido lugar en Salamanca, Palencia y Burgos6. Un mes más tarde, el 6 de marzo, Moreto firmó de nuevo, esta vez junto a Juan Antonio Vázquez y Juan de Escorigüela, el poder de Prado a favor de un residente en Valencia, el Licenciado Mosén Pedro Morla, para que pudiese concertar actuaciones, a las que él acudiría con su compañía, con los representantes del Hospital y de la casa de comedias de Valencia7.

A la muerte de Antonio García de Prado su repertorio teatral quedó en la familia por un tiempo. Se conserva una escritura del 12 de marzo de 1652 para formar una compañía de partes bajo la dirección de Mariana Vaca, su viuda8. Pero aquel mismo año su hijo Sebastián García de Prado se lo vendió a Gaspar Fernández de Valdés y a Juan Vivas, quienes habían formado juntos una compañía que recogió textos y comediantes de los Prado, entre los cuales están los nombres de Ambrosio Duarte, María de Prado, Antonio y María de Escamilla9, Francisco García, Juana de Cisneros y Antonio de Villalba10.

Fernández de Valdés, Cofrade de la Compañía de la Novena desde 1632, en marzo de 1652 era ya Tesorero de la misma desde hacía al menos dos años y lo siguió siendo en sucesivas reelecciones al menos hasta un año antes de su muerte, ocurrida en 165411. Como se ha dicho formó con Juan Vivas -valenciano de buen linaje- una compañía que no duró mucho por la muerte del propio Fernández de Valdés en 1654 y de Vivas al año siguiente. Por tanto, de la mano de Sebastián García de Prado llegaron a manos de Valdés los manuscritos de varias comedias de Moreto, unas que provenían de los repertorios citados y otras que Moreto mismo debió venderle durante el año teatral 1652-1653, fechas cercanas a las de composición de El desdén, con el desdén, cuyo estreno fecha Francisco Rico entre el Carnaval de 1653 y el mes de julio de 165412, si bien he podido precisar en otro lugar que la estrenó la compañía de Gaspar Fernández de Valdés en Madrid ante público cortesano en el Carnaval de 1653 como un homenaje a don Juan de Austria y al amigo y mecenas de Moreto Fernando Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque, quienes intervinieron de forma decisiva en esos episodios militares y aparecen reflejados en el texto13.

Fue precisamente en este periodo cuando Moreto acudió en septiembre de 1654, al poco de fallecer Fernández de Valdés, a su viuda, Damiana Arias de Peñafiel, para recuperar los manuscritos de las obras que había pasado a su esposo, posiblemente entre 1652 y 1654. Éstas habían sido -al menos- las siguientes, tal como consta en el documento que se conserva: La misma conciencia acusa, Antioco y Seleuco, El desdén, con el desdén, Trampa adelante, La fuerza de la ley y Los jueces de Castilla. Nos consta que Damiana le cedió las cuatro primeras, que tenía manuscritas, podemos suponer que a cambio de un emolumento, y Moreto logró también recuperar el texto de El licenciado Vidriera, que parece estaba en manos de Sebastián o de Diego desde 1648, aunque se estrenó en 1651.

Parece que el dramaturgo quería disponer de sus comedias en aquel momento de bonanza para el teatro, tras la reapertura de los corrales en 1651, y legalmente no podía por no haber pasado los diez años obligados de cesión a la farándula. Moreto pretendía, seguramente, entregárselas al editor Diego Díaz de la Carrera, quien las imprimiría en Madrid a costa de Mateo de la Bastida aquel mismo año 1654 dentro de la Primera parte de comedias de D. Agustín Moreto14. Estas obras manuscritas en su mayoría, si no todas, podían quizá ser autógrafas, como lo era, en efecto, El poder de la amistad, de la misma época, que Moreto había acabado para Diego Osorio el 25 de abril de 165215 y que pasó a la Primera parte con las únicas omisiones de pasajes censurados, no sabemos si por el mismo Moreto -aunque no parece probable, cuando se observa que varios de esos pasajes omitidos dejan sin sentido o con problemas métricos a otros cercanos-, por la censura -en muy pocas ocasiones- o, más probablemente, por gentes de teatro las cuales trataron de adecuar el texto a las necesidades de una nueva representación, con muy poco respeto por el original, por cierto.

También ese año 1652 fue el de la composición de El parecido en la corte, según consta en el manuscrito de esta comedia que se cree autógrafo16. Durante aquel año de 1652 Moreto era apoderado de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Mondéjar y beneficiado de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena de aquella población perteneciente a Guadalajara, que era diócesis de Toledo, pero su residencia habitual era Madrid17. Como apoderado de la Cofradía ésta firmó un poder el 8 de abril por el que sus autoridades delegaban en él que pudiese concertar con cualquier autor de comedias la fiesta que se haría en Mondéjar con motivo del Corpus y contratase para ella dos comedias, música, bailes y entremeses18. Parece que Moreto contactó con el grupo de Diego Osorio, pues el 18 de abril de 1652 el dramaturgo se comprometió a alojar en la villa a los comediantes de Osorio, que irían allí a representar el 11 de junio, y también aceptó devolverlos tras las actuaciones a Madrid o a Villalbilla, donde debería actuar el 13 de junio19, mientras estos debían llegar por su cuenta hasta Mondéjar20. Por todo lo anterior, no extrañaría que Moreto, que además de dramaturgo era hombre de teatro con poderes para contratar directamente con las compañías, como se ha documentado, contactase con la de Diego Osorio y le ofreciese sus comedias: El poder de la amistad, que acabó unos días más tarde a tiempo para los ensayos, tal como se puede deducir de las fechas que constan en el autógrafo, y quizá la ya citada El parecido en la corte.

El 18 de enero de 1651 se estrenó en palacio la comedia El licenciado Vidriera, redactada hacia 1648, como ya indiqué. Se hizo de nuevo en enero de 1652 en el Cuarto de la reina del palacio del Pardo, por una compañía sin especificar, que Varey y Shergold piensan que pudo ser la de Sebastián de Prado o la de Diego Osorio21. Esta comedia se imprimió por primera vez en la Parte V de Escogidas, publicada en Madrid por Pablo del Val en 1653, aunque no pasó a la verdadera Primera parte de comedias de Moreto, de 1654. La relación entre Sebastián de Prado y Diego Osorio continuó entre 1653 y 1657, fechas en las que Sebastián y su mujer, Bernarda Ramírez, se integraron en el grupo de Osorio, con quien representaron a menudo en palacio. También a inicios de esa década se imprimió la comedia El príncipe prodigioso, escrita en colaboración y atribuida en parte a Moreto, que vio la luz en 1651, mientras que el año 1653 vio la princeps de Nuestra Señora del Pilar, en la que Moreto colaboró con Matos y Villaviciosa.

En otros casos no sabemos de momento qué compañía se encargó del estreno, como es el caso de la obra titulada De fuera vendrá, escrita a raíz del sitio de Gerona de 1653, el cual se menciona en esta obra como un hecho reciente. Esta comedia se editó solo un año más tarde de aquellos sucesos. Tampoco es posible determinar hoy cuál fue la fecha de composición de El mejor amigo, el rey ni de Lo que puede la aprehensión, salvo por su fecha de impresión primera, que fue 1654. La crítica opinaba que la primera de ellas se apoyaba en una obra atribuida a Tirso, de lo que se deducía -con escasos argumentos- que debió escribirse tras la muerte de este dramaturgo, ocurrida en 1648. Pero investigaciones aún en prensa ponen en duda esa afirmación; así, Beata Baczyńska afirma con argumentos convincentes que El mejor amigo, el rey es una refundición muy hábil de Cautela contra cautela, cuya atribución a Tirso es hoy discutible y se inclina de parte de la crítica que defiende la atribución a Mira de Amescua22. Baczyńska opina también que El mejor amigo, el rey es una comedia de privanza, que bien podría haberse escrito en los años cuarenta, a raíz del descalabro del conde-duque de Olivares. De ese periodo inicial debió ser también San Franco de Sena, impresa en Madrid dos años antes que la princeps, en la Primera parte de comedias escogidas de los mejores de España, publicada en 1652 por Domingo García Morras y a costa de Juan de San Vicente23.

Las doce obras que conformarían la Primera parte de comedias de Moreto no fueron las únicas que compuso el dramaturgo durante aquellos años. Si nos fijamos únicamente en su teatro mayor, hay que sumar otras siete comedias escritas también en solitario: La confusión de un jardín (a. 1649) La cena del rey Baltasar (a. 1648), El caballero (1652), El Eneas de Dios o El caballero del sacramento o El blasón de los Moneadas (a. 1648), El licenciado Vidriera (1648), Los más dichosos hermanos o Los siete durmientes (1651) y El parecido en la corte (1652).

En este mismo periodo colaboró24 con otros dramaturgos al menos en quince comedias: Las ya citadas anteriores a junio de 1643: La mejor luna africana (Belmonte, L. Vélez, J. Vélez, Alfaro, Moreto, Martínez de Meneses, Sigler de Huerta, Cáncer, Rosete) y a abril de 1645: El príncipe perseguido (Belmonte, Moreto, Martínez de Meneses). En 1651 se imprimió su comedia escrita con Matos: El príncipe prodigioso y también con ese dramaturgo, pero sin que por el momento podamos situarla cronológicamente, escribió El mejor par de los doce, ambas ya citadas. Se editaron en julio de 1653 Oponerse a las estrellas (Matos, Martínez de Meneses-Moreto) y Nuestra Señora del Pilar (Villaviciosa, Matos y Moreto). Moreto escribió antes de la muerte de Cáncer, ocurrida el 2 de octubre de 1655, todas las colaboradas con él: Nuestra Señora de la Aurora (Cáncer-Moreto), La adúltera penitente (Cáncer, Moreto y Matos), El bruto de Babilonia (Matos, Moreto y Cáncer), Caer para levantar (Matos, Cáncer y Moreto), La fingida Arcadia (Moreto, un autor menor, Calderón)25, La fuerza del natural (Cáncer, Moreto y Matos), Hacer remedio el dolor (Moreto y Cáncer), El rey don Enrique el Enfermo (Cáncer, Zabaleta, Martínez, Rosete, Villaviciosa, Moreto). La Vida y muerte de San Cayetano (Diamante, Villaviciosa, Avellaneda, Matos, Arce, Moreto) estaba compuesta el 30 de octubre de 1655, según los Avisos de Barrionuevo26.

En mi estudio de las representaciones de Moreto en los corrales de comedias27, de las que tenemos documentación mucho más abundante que de la actividad en la corte del mismo periodo28, concluía que este dramaturgo vendió su producción a los autores más célebres de su siglo y nos consta que, además de los tres citados -Antonio García de Prado, Gaspar Fernández de Valdés y Diego Osorio-, representaron obras suyas: Sebastián García de Prado, Juan Vivas, Antonio Escamilla, Francisco García el Pupilo y Juan Francisco Ortiz, al frente de comediantes de gran popularidad.

El caso es que en 1654 doce comedias moretianas llegaron a la imprenta para componer el volumen de la Primera Parte, parece que bajo la atenta mirada del propio Moreto -como se ha justificado ya- quien se encargó también de pedir el privilegio de impresión29. Con privilegio real del 8 de julio de 1654 firmado por José de Arteaga, escribano de cámara, y tras la cesión del volumen por parte del dramaturgo a Mateo de la Bastida, mercader de libros, la obra pagada por este último vio la prensa en el taller de Diego Díaz de la Carrera, y se vendió en la tienda del tratante de libros vecina a la iglesia de San Felipe, lugar bien conocido como mentidero en el Madrid áureo30. La tasa lleva fecha del 7 de octubre, por lo que el libro debió comenzar a venderse aquel otoño.

Formaron parte finalmente de aquella Primera parte de comedias de Moreto los siguientes títulos: La fuerza de la ley, El mejor amigo el rey, El desdén, con el desdén, La misma conciencia acusa, De fuera vendrá, Hasta el fin nadie es dichoso, El poder de la amistad, Trampa adelante, Antioco y Seleuco, Los jueces de Castilla, El lego del Carmen [San Franco de Sena] y Lo que puede la aprehensión. No fue mala su recepción, desde luego, como prueba el que ingenios como Baltasar Gracián escribieran por boca de uno de sus personajes, casi al filo de la publicación de esta colectánea, que esa Primera parte de Moreto debía librase de ser arrojada «al centro de la nada»31:

-Allá van esas novelas frías, sueños de ingenios enfermos, esas comedias silbanas, llenas de impropiedades y faltas de verisimilitud.

Apartó unas y dijo:

-Éstas no, resérvense para inmortales por su mucha propiedad y donoso gracejo.

Miró el título Critilo, creyendo fuesen las de Terencio, y leyó: Parte primera de Moreto.

-Éste es -le dixo- el Terencio de España.



Y es que la cercanía moral entre estos dos autores es mayor de lo que podría parecer en una primera mirada y merecería un estudio más detenido. Ambos compartieron, además, su admiración y apoyo a determinados personajes, como es el caso de don Juan de Austria, y siguieron con atención episodios del momento y a sus protagonistas, la guerra de Cataluña a partir de los años cuarenta -por ejemplo-, como a continuación se detallará en el caso de Moreto32, ya que estos episodios y sus personajes pasaron a formar parte de algunas de sus mejores comedias.

«Occidum invideo, sine me, liber, ibis in urbem» (dedicatoria de Moreto a Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque, en la Primera parte de comedias, 1654).



Si bien se ha dado cuenta de varios de los preliminares de la Primera parte de comedias de Moreto, conviene regresar en esta parte de la exposición a la dedicatoria que Moreto escribió a Francisco Fernández de la Cueva, VIII Duque de Alburquerque (1619-1676), casi de la misma edad que Moreto.

En la dedicatoria de esa obra por la que Moreto veló con celo, la tópica alusión al clásico parece ser algo más que un recurso manido33. Al inicio de la misma, tal como se ha dicho ya, Moreto trae a colación al Ovidio desterrado que envía entre lágrimas su obra a Roma para que al menos ella goce de libertad: «Parve (nec invideo) sine me, liber, ibis in urbem». Y recuerda después que aquel viaje solitario le serviría al clásico para «excusarse de la prolija censura de los críticos y del agudo diente de sus émulos», a lo que añade Moreto: «que ordinariamente se toma por agudeza el decir mal». Bien podríamos suponer que tras la elección de esa cita de Ovidio, el dramaturgo áureo oculta su propio resquemor ante las lenguas afiladas de la crítica de su tiempo y entona una fórmula de captatio benevolentiae. Sin embargo, recuperado de ese momento de debilidad, Moreto matiza las palabras del clásico:

Pero yo, que envío mi libro, no donde ha de ser censurado sino donde se ha de ver aplaudido: no donde ha de ser envidiado por los aplausos que él se pueda adquirir, sino por las honras que le ha de dar al dueño a quien va dedicado...



Y, continúa, que es por lo anterior por lo que: «me podré consolar, quedando entre los embates de la murmuración» para, después, afirmarse en la seguridad que proporciona a su libro la protección del mecenas: «viéndole ir a lograr los frutos, que no le puede negar la sombra de la grandeza de V. E. a cuyo sagrado va dirigido». Tanta confianza le da la buena recepción que espera del mecenas, que Moreto juega con la frase citada de Ovidio e introduce en ella variantes: «Occidum invideo, sine me, liber, ibis in urbem», es decir, que aunque cierta envidia permanezca ante el devenir de su obra, pues aquella Primera parte de comedias viajará al nuevo mundo, Moreto, que está al Occidente, se alegra de la suerte de su libro, que encontrará en la Nueva España la protección de un magnífico mecenas.

Y es que este dramaturgo, en efecto, envió su libro a Francisco Fernández de la Cueva, que ocupaba el cargo de virrey en México desde fechas cercanas. Si repasamos con brevedad la biografía de este personaje, VIII Duque de Alburquerque, conocemos en primer lugar que, tal como ya se indicó, este noble tenía solo un año menos que Moreto y era gentilhombre de Su Majestad desde el año 1642, época en la que Moreto recibió las órdenes menores y estuvo bajo la protección del arzobispo y después cardenal Baltasar de Moscoso y Sandoval. Aquel inicio de los años cuarenta fue también el momento en que hizo sus primeras incursiones en la corte, quizá de la mano de Calderón con quien le unía una gran amistad.

Pero analicemos algo más la figura de su mecenas y el posible porqué de que Moreto quisiera que sus primeras doce comedias viajaran a México nada más imprimirse, pues sin duda la relación entre Moreto y este prócer había comenzado algunos años antes y tanto los lugares de encuentro de ambos, como la figura de Fernández de la Cueva y aun la ciudad de México dejaron huellas importantes en algunos de los textos moretianos que conformaron aquella primera colección.

Fernández de la Cueva fue un político y un militar destacado, pero también un hombre cercano a las letras, en cuyo entorno varios escritores encontraron acogida. Respecto a lo primero, su vida militar y política, conviene recordar que este personaje comenzó muy pronto su carrera en los tercios de Flandes como general de la Caballería. Se casó el 12 de enero de 1645 en el Palacio Real con Doña Juan Francisca Díez de Aux de Armendáriz, dama de la Reina Doña Isabel de Borbón, que tenía el título de II Marquesa de Cadereyta y IV Condesa de la Torre. Precisamente el padre de esta dama fue el I Marqués de Cadereyta, quien había ostentado el cargo de V virrey de México, hecho que es quizá algo más que una coincidencia respecto al mismo cargo ocupado por su yerno. Pero lo que más interesa es que aquel año de 1645 fue nombrado general del ejército en Cataluña, lo que le llevó a una vida militar con victorias como la de 1650 contra los franceses en Cambrils, la cual abrió el camino a don Juan José de Austria (1629-1679). Fernández de la Cueva un año más tarde fue comandante de las fuerzas españolas y en julio de aquel año 1651 comenzó el sitio de Barcelona que terminaría con la rendición de la ciudad el 24 de junio de 165234. Sin embargo, en las relaciones de noticias de los hechos ocurridos en Barcelona durante aquel año 1652 y en Girona en 1653 para liberar a ambas ciudades de manos francesas, ya no aparece su nombre, pues en premio a sus actuaciones militares anteriores, había sido nombrado virrey de la Nueva España el 15 de agosto de 1653, cargo que ocuparía hasta el 16 de septiembre de 1660.

Moreto en aquel periodo escribía con intensidad, tanto para corrales como para palacio, comedias y piezas breves de la familia entremesil, y no cabe duda de que trabó relación personal con el destinatario de su única dedicatoria. Este hecho pudo tener lugar quizás en aquellos años que limitan las vísperas de la preparación de su Primera Parte de Comedias (impresa en 1654) y la marcha de Fernández de la Cueva a México. Sin que podamos precisar con exactitud cuál fue el momento exacto y las circunstancias del encuentro, sí sabemos de los festejos carnavalescos que celebraron en otoño de 1652 y en carnestolendas de 1653 la consecución de la paz en Barcelona, de la que Fernández de la Cueva estuvo muy atento, tanto porque había nacido en aquella ciudad, como porque había participado en la guerra de Cataluña a, inicios de los cincuenta, tal como se ha indicado. Moreto no estuvo por completo ausente de aquellos acontecimientos, baste recordar que el Carnaval de Barcelona es el ambiente que recrea una de sus mejores comedias: El desdén, con el desdén, cuya composición Francisco Rico y después Wilard K. King35 han fechado en torno a los festejos citados.

El mecenas de Moreto lo había sido ya de otros poetas y dramaturgos. Judith Farré, por ejemplo, ha trabajado muy bien en la tarea desarrollada por este prócer como protector del poeta cortesano Agustín de Salazar y Torres (1642-1675), quien dedicó a él y a su esposa diversas loas panegíricas como la que introdujo su comedia Dar tiempo al tiempo o la que precedió a El amor más desgraciado Céfalo y Pocris. Resulta también de sumo interés el estudio que esta misma investigadora dedicó a los festejos que se hicieron en México a la entrada de este personaje como virrey36. Otros autores, varios de ellos de signo cortesano, se pusieron bajo su protección. Fue el caso de Antonio López de Vega (1586-1654) que en 1652 dedicó a Fernández de la Cueva su obra El perfeto Señor, Sueño político con otros varios discursos y poesías varias, Madrid, Imprenta Real, en un momento de ascensión política de este noble de la Casa de Alburquerque37.

Por tanto, aunque son varias las cuestiones de interés que suscita la relación entre Moreto y Fernández de la Cueva, vamos a detenernos en el análisis de la relación que ambos tuvieron con Barcelona en aquel primer lustro de los años cincuenta y, especialmente, en la posible plasmación literaria de Fernández de la Cueva en algunas de las principales comedias de Moreto.

Respecto a la situación de Barcelona, vale la pena recordar que tanto la ciudad como toda Cataluña sufrieron la invasión francesa desde el 23 de enero de 1641 y que Cataluña juró lealtad al rey de Francia en franca oposición contra Madrid. Fernández de la Cueva, que ya había batallado con éxito en Flandes, recibió el nombramiento de general del ejército catalán en 1645 y tuvo también el cargo de capitán general de las galeras de España. El 22 de noviembre de 1650 logró una victoria importante cerca de Cambrils contra cuatro barcos franceses que llegaban a apoyar a las tropas de ese país en su ataque a Tortosa38.

Aquel triunfo permitió entrar a don Juan José de Austria en la zona el año 1651 como comandante de las fuerzas españolas; comenzó el sitio en julio y la ciudad se rindió el 24 de junio de 1652, como se indicó ya. En septiembre de 1653 recuperó también Girona, a lo que se refiere Moreto en la relación inicial de De fuera vendrá y fue nombrado virrey de Cataluña de 1653 a 165639. Las fiestas carnavalescas de Barcelona en otoño de 1652 y en las Carnestolendas de 1653 celebraron las nuevas circunstancias. Fernández de la Cueva transmitió las nuevas al Rey el 20 de octubre de 1652 y hubo festejos en Madrid, en Salamanca y en otras ciudades.

Ese debió ser el momento en que Moreto comenzó a escribir El desdén, con el desdén, opina Francisco Rico40, quien también sugiere que tras el personaje de Carlos, conde de Urgel y protagonista de la comedia, podría estar la figura de don Juan José de Austria, como también la del propio Fernández de la Cueva, en opinión de King41, quien también nos recuerda que este personaje era oriundo de Barcelona y que su padre había sido virrey de Cataluña entre 1616 y 1619, año en que precisamente nació allí su hijo Francisco.




Presencia de Cataluña en las comedias de Moreto

Volviendo al tema que interesa analizar, es posible constatar la presencia de Cataluña en varias de las comedias escritas por Moreto en la zona de años de inicios de los cincuenta, que coincide con los hechos militares citados y con la fase previa a que Moreto recopilase sus primeras doce comedias para la imprenta. Tres son las obras en cuestión: El desdén, con el desdén, Hasta el fin nadie es dichoso y De fuera vendrá. En la primera de ellas Barcelona y su Carnaval marcan las circunstancias socio-temporales en que se desarrolla la acción, y sus editores modernos42 han desarrollado ya un magnífico trabajo.

En cuanto a Hasta el fin nadie es dichoso los estudios eran mucho más parcos hasta el momento. Su editora moderna, Judith Farré43, señala, que la obra «gira alrededor de los enfrentamientos entre los dos hijos del conde de Urgel, Sancho y García». Entre ambos se establece una lucha por suceder al conde de Barcelona como Rey de Aragón, por lo que la trama de esta comedia tiene un marcado carácter político.

Si bien Moreto parte para su construcción de Los enemigos hermanos (h. 1615), de Guillén de Castro44, publicada en la Segunda parte de comedias de ese autor (1625), el dramaturgo deja de lado la ambientación lejana de Hungría que Guillén de Castro impuso a su comedia, y la aproxima al más cercano Aragón, con lo que rompe una de las convenciones de la comedia palatina. Por otra parte, es fácilmente apreciable la conexión entre Hasta el fin nadie es dichoso y El desdén, con el desdén, con la presencia en ambas de la saga de Urgel, la cual, por cierto, era ya anacrónica en el momento de composición de estas dos comedias, pues el título de conde de Urgel fue abolido en el siglo XV por Fernando el Católico de Aragón. Ambas comedias comparten también «el motivo argumental de la sucesión del conde de Barcelona como eje de la trama principal ambientada en el reino de Aragón»45.

Pero es la comedia De fuera vendrá a la que querríamos hacer alguna referencia, ya que en su primera jornada incluye una larga y precisa relación de más de doscientos versos (vv. 171-384) puesta en boca de Lisardo, sobre la liberación de Girona del ejército francés por las tropas de don Juan de Austria, hecho, que ocurrió el miércoles 24 de septiembre de 1653. Se habla de todo ello como de un hecho reciente, por lo que debió de ser una de las últimas comedias en redactarse, y muy posiblemente en representarse, casi al filo de que llegara a los censores en verano de 1654 y viera la luz en otoño de aquel año. El alférez Aguirre dice al capitán Lisardo, a propósito de lo que se comenta en el mentidero de las gradas de San Felipe:

AGUIRRE
Él trae la novedad y la pregona,
y ahora todo es contar lo de Girona,
como suceso fresco.
LISARDO
¡Vive el cielo!,
que ya que lo acordáis nada he sentido
como haberme venido
de Cataluña, habiendo allí llegado
después de haber pasado
toda Francia y hallarme en el socorro
de Girona, por no poder quedarme
con el señor don Juan, que ya olvidarme
jamás podré de su bizarro aliento.

(vv. 121-131)                


Y, en efecto, siguen diversas referencias a los episodios de Cataluña en los que el capitán Lisardo parece haber tenido un papel principal, que de seguro interesaría al militar Francisco Fernández de la Cueva, mecenas de Moreto, quien, -como se ha dicho- fue general de la Caballería española en Flandes46 antes de 1645 e intervino en algunos episodios de la guerra de Cataluña. Sin embargo, frente a la actuación directa de Lisardo en la liberación de Girona de manos francesas, que Moreto ficcionaliza, Fernández de la Cueva no estuvo ya en esa campaña, aunque sí su hermano Gaspar de la Cueva al que se cita en las Relaciones de esas batallas, como después se dirá:

LISARDO
Que de Flandes por Francia pasé a España
y, viendo de Girona la campaña,
quise, en esa fación que se ofrecía,
de paso allí empeñar mi bizarría.

(vv. 162-165)                


Y es a este capitán Lisardo, recién llegado a Madrid, a quien los demás piden que narre lo ocurrido en Girona, lo cual hace en la extensa relación citada. Lo que llama especialmente la atención en su discurso es el conocimiento cercano y muy detallado que este personaje manifiesta de los hechos y de los personajes que los protagonizaron. Así, cita a don Gaspar de la Cueva (v. 219), hermano del mecenas, al que don Juan de Austria encarga realizar el ataque real, y a quien siguen don Francisco de Velasco (vv. 221-222) y el conde de Humanes (v. 225). El barón de Amato [Juan Roco]47 y el conde Hércules dirigen uno de los tercios (vv. 231-232) y el otro lo conduce el marqués de Flores de Ávila (v. 236). Se refiere también al barón de Butier, quien gobierna la caballería de Flandes y Borgoña (vv. 239-240). Pero, sin duda, los mayores elogios son para don Juan de Austria, del que se destaca, en primer lugar, su capacidad militar, para después transformar su elogio en una alabanza a su padre, el rey Felipe IV:

No cabrán en mis palabras
afectos para decir
la merecida alabanza
deste príncipe: el valor,
la osadía, la templanza,
el arrojo, la cordura,
la modestia, la arrogancia,
mezcladas unas con otras,
que hacen la virtud más clara.
Mas solo podré decirlas,
con la gloria más alta:
es ser hijo de su padre.
Y cuando la suerte avara
no le diera esta grandeza,
él, por sí, merece tanta
que aun siéndolo, ya el ser hijo
de tan ínclito monarca,
tanto como por su sangre,
lo merecen sus hazañas.

(vv. 246-264)                


Además de a personas concretas, Moreto detalla las fechas de las acciones militares: el 15 de septiembre sale el Condestable de Castilla desde la ciudad de Barcelona (v. 203), que era en aquellos momentos don Íñigo Melchor Fernández de Velasco, y el 23 del mismo mes llega a las puertas de Girona sitiada (v. 207). Por boca de Lisardo se describe la batalla con detalle y se indica quién fue el responsable de cada hecho y cómo se llevaron a cabo, mientras se refiere a acontecimientos bien concretos, como la herida que recibió el Condestable. Se detiene también en la retirada final de las tropas francesas, las cuales abandonan en su huida «ropa y bastimentos» (v. 367) y «dos piezas de artillería» (v. 373).

Todo ello nos lleva a pensar que Moreto acudió a una Relación48 de los hechos, de las varias que recogieron con todo detalle esta victoria militar, o bien que recibió información sobre los sucesos de Cataluña de alguien que estuvo presente y que fue parte muy activa en aquel litigio. Alguien que, una vez finalizados los acontecimientos, dio cuenta y razón al dramaturgo de lo ocurrido. Esta información, que Moreto parece haber buscado con especial interés y que se esfuerza en transmitir con todo detalle, era posiblemente un regalo para su amigo recién establecido en México, Fernando Fernández de la Cueva, el cual había intervenido en campañas catalanas anteriores contra Francia, como se ha dicho, pero que ya no pudo estar presente en la de Girona. Moreto incluyó esta larga relación de los hechos militares en la comedia, consciente de que sería muy agradable para su amigo y mecenas reconocer el nombre de bastantes de quienes habían sido sus compañeros en lides anteriores y, muy especialmente, el de su propio hermano.

Ahora bien, a partir de esa relación primera de los hechos ocurridos en Gerona, que se ajusta al devenir de unos acontecimientos que fueron de primer orden para la política de los Austrias, comienza la ficción literaria. Moreto crea un personaje: Lisardo, que actúa como narrador y como protagonista de De fuera vendrá, magnífica comedia, a la que, a la larga relación inicial que sigue de cerca los hechos ya consignados, sucede una comedia en la que como protagonista, Lisardo está empeñado en casarse con doña Francisca y tiene que quitarse de en medio a la tía de la dama, doña Cecilia, una viuda ávida de matrimonio. El alférez es entonces su compañero de fatigas, y será el único galán suelto al final de la comedia, puesto que hasta el gracioso Chichón, criado de la tía viuda, terminará casándose con Margarita, la criada de la dama. Otros dos hombres se deslizan entre los versos en un papel secundario: el licenciado Celedón y don Martín de Herrera, pretendientes ambos de doña Francisca, a los que Lisardo utiliza para retrasar su boda con la voraz viuda y enredar más la trama de la acción.

Lisardo se hace pasar por sobrino de la viuda, hijo fingido del hermano de ésta, el capitán Luis Maldonado. No deja de llamar la atención que Moreto haga al capitán Maldonado volver de Flandes, para poner en evidencia la trama que se oculta en casa de su hermana. Descubre así la personalidad fingida de Lisardo, pero en un principio le perdona y hasta acepta hacerse pasar por su padre, al saber que el joven fue soldado suyo en Flandes y que aspira a la mano de doña Francisca, su sobrina. Su actitud cambia cuando comienza a tener noticias a través de su hermana de que Lisardo le ha prometido a ella la mano, así lo dice la dueña, y que dos pretendientes: don Celedón y don Martín, se disputan a su sobrina, doña Francisca, a las armas, tal como Lisardo ha impuesto. Por último, llegan el fiscal del vicario y los jueces para llevarse a doña Francisca y tratar de arreglar en paz la boda entre Lisardo y ella, mientras que, en realidad, ellos iban a ser los receptores de la cantidad económica que Lisardo debía haberles llevado en concepto de dispensa, de parte de la viuda para poder llevar a cabo su matrimonio, al ser tía y sobrino supuestamente, pero Lisardo ha gastado esa cantidad en algo muy distinto como es en comprar joyas para su amada doña Francisca. Al oír a la justicia, el capitán acepta la boda de su sobrina con Lisardo y exige que uno de los dos pretendientes lo haga con su hermana; será Celedón, cobarde reconocido, el cual acepta por no sufrir violencia.

La obra termina pues con tres bodas: una casi bufa, la de la viuda doña Cecilia con el licenciado Celedón; la segunda es la del capitán Lisardo con doña Francisca, sobrina de la viuda, y la tercera la de los criados: Chichón, que trabaja para la tía protagonista, con Margarita, criada de doña Francisca. El alférez amigo de Lisardo queda como galán suelto.

Por tanto, entretejiendo la ficción en la trama de una serie de hechos reales como es la liberación de Girona de manos francesas ocurrida en 1653, Moreto hila la fina trama de una comedia deliciosa. En ella los personajes históricos se transmutan en seres de ficción dramática, como ocurre con el capitán Luis Maldonado, del que se dice que está recién llegado de Flandes. Y muchos otros de innegable existencia histórica aparecen citados en la larga relación inicial que hace Lisardo, tal como se ha dicho ya: Gaspar de la Cueva, hermano del propio Fernando Fernández de la Cueva; Francisco de Velasco, el conde de Humanes, el barón de Amato [Juan Roco] y el barón de Butier, entre otros.

A la vista de estas constataciones se comprende mejor la dedicatoria que Moreto dirigió al propio Fernández de la Cueva en los preliminares de su Primera parte de comedias de 1654. Prócer, pero también amigo, lidiador victorioso en la guerra de Cataluña contra los franceses, Fernández de la Cueva había obtenido como recompensa el virreinato de Nueva España apenas un año antes de la edición de la Primera parte. Y hasta allí llegó, a través del océano, ese volumen al que Moreto dedicó un esmero particular, no sólo a la hora de reunir las doce comedias que lo compondrían, sino ya desde el mismo momento en que las imaginó, algunas de ellas -tal como se ha tratado de demostrar- con los ecos de lo ocurrido en Cataluña. Como destinatario de los versos asoma, señera, la figura de Francisco Fernández de la Cueva, a quien se le da cuenta y razón de una de las victorias militares que marcaron la España del momento y en la que él estuvo especialmente interesado. Una nueva forma de acercarse del dramaturgo a través de su obra al amigo lejano: «Occidum invideo, sine me, liber, ibis in urbem».






Bibliografía

  • Acquier, M. L., «Los tratados en prosa de Antonio López de Vega: aproximación al discurso político en el siglo XVII», Cuadernos de Historia Moderna, 24, 2000, pp. 12-31.
  • Barrera, C. A. de la, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVII (Madrid, 1860), London, Támesis, 1968.
  • Barrionuevo, J. de, Avisos (1654-1658), ed. A. Paz y Melia, Madrid, Atlas, 1968-1969, 2 vols.
  • Carballido y Losada, D., [Relación del sitio y rendición de Barcelona por D. Juan de Austria al mando del ejército de Felipe IV, contra los catalanes y franceses, en 1652], Madrid, 12 de febrero de 1653. Ejemplar en la BNE 3/33006.
  • Cassol, A., «El ingenio compartido. Panorama de las comedias colaboradas de Moreto», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 165-184.
  • Cotarelo y Mori, E., Actores famosos del siglo XVII: Sebastián de Prado y su mujer Bernarda Ramírez, Madrid, [s. e.], 1916. Publicado antes en BRAE, II-III, 1915, 1916, p. 78.
  • Chartier, R., «Le Prince, la bibliothèque et la dédicace», en El libro antiguo español, coord. M. L. López Vidriero y P. Cátedra, Madrid, Patrimonio Nacional y Sociedad Española de Historia del Libro, 1996, t. III, pp. 81-100.
  • Davis, Ch. y Varey, J. E., Actividad teatral en la región de Madrid según los protocolos de Juan García de Albertos 1634-1660. Estudio y documentos, London, Támesis, 2003, 2 vols.
  • Farré, J., «Teatro y poder en el México virreinal. La dramática panegírica en torno a la figura del virrey», en Permanencia y destino de la literatura novohispana. Historia y Crítica, ed. J. P. Buxó con la colaboración de D. Hernández y D. Rodríguez, México, UNAM, 2006, pp. 225-236.
  • —— «Amantes ajardinados en Hasta el fin nadie es dichoso», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 209-230.
  • Genet, G., «Les Dédicaces», en Seuils, Paris, Seuil, 1987, pp. 110-133.
  • Gracián, B., El Criticón, ed. S. Alonso, Madrid, Cátedra, 2007.
  • Kennedy, R. L., The Dramatic Art of Moreto, Northampton, Massachusetts, 1931-1932.
  • Lobato, M.ª L., «Moreto, dramaturgo y empresario de teatro. Acerca de la composición y edición de algunas de sus comedias», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 15-37.
  • Madroñal, A., «Diferencias en El parecido, de Agustín Moreto», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 141-154.
  • Moreto, A., Comedias escogidas de don Agustín Moreto y Cabaña, ed. L. Fernández-Guerra, Madrid, Atlas, [1856], 1950.
  • —— Preliminares, ed. M. Zugasti, en Comedias de Agustín Moreto. Primera parte de comedias, dir. M.ª L. Lobato, Kassel, Reichenberger, vol. I, 2008.
  • —— De fuera vendrá, ed. D. Gavela, en Comedias de Agustín Moreto. Primera parte de comedias, dir. M.ª L. Lobato, Kassel, Reichenberger, vol. II, en preparación.
  • —— El desdén con el desdén, ed. W. K. King, México, Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 1996.
  • —— El desdén, con el desdén, ed. E. Di Pastena, Barcelona, Crítica, 1999.
  • —— El desdén, con el desdén, Las galeras de la honra, Los oficios, ed. F. Rico, Madrid, Castalia, 1971.
  • —— El mejor amigo, el rey, ed. B. Baczyńska, en Comedias de Agustín Moreto. Primera parte de comedias, dir. M.ª L. Lobato, Kassel, Reichenberger, vol. I, 2008.
  • —— Hasta el fin nadie es dichoso, ed. J. Farré, en Comedias de Agustín Moreto. Primera parte de comedias, dir. M.ª L. Lobato, Kassel, Reichenberger, vol. II, en preparación.
  • Pannarale, M., Per un'approssimazione al teatro agiografico di Agustín Moreto. Edizione critica commentata di El lego del Carmen, San Franco de Sena (Tesis Doctoral, Università degli Studi di Bologna, 2006, inédita).
  • Pérez Pastor, C., «Nuevos datos acerca del histrionismo español en los siglos XVI y XVII. (Segunda serie)», Bulletin Hispanique, Burdeos, 15, 1913, pp. 300-305, 428-444; reimp. Nuevos datos sobre el histrionismo español en los siglos XVI y XVII. (Segunda serie), Bordeaux, Féret et fils, 1914.
  • Rull, E., «Procedimientos de construcción triautorial en La fingida Arcadia», Bulletin of Spanish Studies (Glasgow), 78, 2008, pp. 139-152.
  • Sáez Raposo, F., «La comedia histórica en Agustín Moreto: El caso de Los jueces de Castilla», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 273-290.
  • Shergold, N. D. y Varey, J. E., Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España, London, Támesis, [1985].
  • Trambaioli, M., «La fingida Arcadia de 1666: Autoría y escritura de consuno», en Moretiana. Adversa y próspera fortuna de Agustín Moreto, ed. M.ª L. Lobato y J. A. Martínez Berbel, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2008, pp. 185-206.
  • Varey, J. E. y Shergold, N. D. con colaboración de Ch. Davis, Comedias en Madrid: 1603-1709. Repertorio y estudio bibliográfico, London, Támesis, 1989.


 
Indice