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1

Léase Synapothnescontes; esto es, Los compañeros en la muerte. De la traducción, o refundición, de Plauto, titulada Commorientes, sólo conocemos estas palabras: «Saliam in puteum praecipes». Varrón pretende que los Commorientes no son de Plauto, sino de M. Aquilio. Difilo, poeta griego, natural de Sinope, floreció en el siglo III antes de J. C.

 

2

Alude a la supuesta colaboración de Lelio y Escipión, que el poeta rancio, Lavinio, echaba en rostro a Terencio, regateándole la paternidad de sus comedias. Terencio parece que da fuerza a este rumor, pues lejos de negar rotundamente la colaboración de aquéllos, se defiende débilmente diciendo que la tiene a mucho honor. Suetonio, en la vida de Terencio, erróneamente atribuida a Elio Donato, dice que Terencio no puso empeño en rechazar aquel rumor, porque sabía que no disgustaba a Lelio y a Escipión. Este punto de la colaboración es muy oscuro.

 

3

P. Simón Abril: «I quando no, por ventura lo echaré de casa». Desde luego salta a la vista la incongruencia de este pensamiento con el carácter afable y por demás benigno de Mición. El texto, ciertamente, es oscuro, pues dice:

«Dabitur a me argentum dum erit commodum:

Ubi non erit, fortasse excludetur foras».

¿Pero quién será echado a la calle? ¿Por Mición? Esto entiende P. Simón Abril. Pero repito que semejante rasgo contradice al carácter de Mición. Por eso he corregido la frase en la forma indicada.

 

4

Es decir, «te empeñas en vano». P. Simón Abril: «En fin, que no haces caso desto».

El texto: «Caeterum, hoc nihil proficis», frase que interpreto con Minelio como equivalente a esta otra: «frustra id conaris», por parecerme más adecuada a la situación de los personajes y aun a la significación misma de «proficere», que propiamente expresa movimiento en el espacio, y por traslación, lo que nuestro verbo «adelantar» en esta frase: adelantar poco, mucho, nada, etc.

 

5

P. Simón Abril: «... porque yo, como a mujer libre, la defiendo con mis fuerzas». Texto:

«Neque vendundam censeo. Quae libera est: nam ego liberali illam adfere causa manu». Literalmente: «Ni entiendo que pueda venderse la que es libre; pues yo la tomo por mi cuenta; o bajo mi protección («adfero illam manu») en el pleito (que entablaré) sobre su condición de libre («causa liberali»)». Por lo demás, las palabras de Esquino envuelven una amenaza terrible para Sannión. Con efecto, si la moza no era esclava, el mercader había perdido su dinero.

 

6

P. Simón Abril: «G.- ¿Qué me dices? Yo me acerco, para mejor escucharte». La variante que introduzco no puede ser más notable: afecta al fondo y a la forma del pensamiento. -El texto dice:

«G.- Quid istuc? Accedo ut melius dicas».



P. Simón Abril traduce, pues, el verbo «accedere» en la primera acepción, que es la de «arrimarse», «acercarse» («appropinquare», «advenire», etc.). En este sentido emplea el mismo Terencio el verbo «accedere» en otros pasajes, como «accede huc» = «ven acá»; «accede proprius» = «acércate más», etc. Pero en su acepción translaticia, «accedere» expresa movimiento de aproximación moral, como cuando asentimos al parecer de otra persona. Y entiendo que ésta es la genuina acepción de «accedere» en la frase de que se trata, como en estas otras: «Accedam in plerisque Ciceroni», de Quintiliano; «Ad hoc consilium cum plerique accederent», de Nepote, etc. -Minelio interpreta de igual modo:

«Quid istuc?»(formula est aegre consentientis). -Accedo (ad tuam sententiam, id est, assentior tibi, hera...). -Ut (hoc loco causam efficientem denotat, utpote quae, vel quia me veris et solidis rationibus vincis... ).

Fuera de esto, la interpretación de P. Simón Abril («yo me acerco para mejor escucharte») es inadmisible, por dos razones, a cuál más poderosa, sacadas ambas del carácter y de la situación de los personajes:

  1. Geta no es sordo;
  2. Geta está cerca de Sostrata, antes de revelar los supuestos propósitos de acercarse a ella, según quiere P. Simón Abril. Todo el diálogo que precede es prueba evidente de esta segunda afirmación. La frase, pues, de P. Simón Abril no tiene sentido.
 

7

Sabido es que los romanos usaban para su mesa, en vez de sillas, lechos o camas donde se recostaban.

 

8

P. Simón Abril: «Haz que le dé luego de contado Babylón docientas coronas». Nuestro humanista traduce literalmente y deja oscuro el sentido. Parece que quien ha de mandar es Esquino, quien ha de dar las doscientas coronas Babilón: ¿a quién? Esto es lo que no se dice. Otros traductores entienden que en la palabra Babilón (Babylo) hay una, se alude a Mición el Babilonio, el rico como un sátrapa.

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