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21

La cursiva es mía.

 

22

Brushwood señala: «Efraín sufre la pérdida de María y de la región a la que él pertenece». La expansión de este enunciado repetidamente asocia a María con la región a medida que se desarrolla el sentimiento de separación del protagonista (1988: 97).

 

23

Estamos ante una construcción cultural que manejaría los opuestos de femenino y masculino asociados respectivamente a América (lo irracional, la barbarie) y Europa (lo racional y la civilización, la ciencia), según lo ha formulado Karl Hölz (2002). Especialmente clarificador para entender este punto resulta la interpretación que hace Hölz de un grabado de la época, de Jan van der Straet, y que representa el descubrimiento de América por Vespucio. Dicha interpretación le lleva a establecer una serie de atribuciones a Europa, representada por el italiano (hombre, vestido, con armas, signos de una actividad que en el plano simbólico correspondería con civilización, centro, orden racional y moral, cultura actuante, control de los afectos) frente a América (mujer, desnuda, sumisa y pasiva; simbólicamente, barbarie, periferia, irracionalidad, cultura sometida, sentimientos y afectos).

 

24

«amor patrio» son palabras que Efraín utiliza en el capítulo II.

 

25

Concretamente del XXXV al XXXVIII.

 

26

Durante la convalecencia, lee un libro sobre el confinamiento de Napoleón en Santa Elena, significativa elección si se tiene en cuenta que, en su destierro, Napoleón ansiaba regresar a su país.